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16 de Octubre de 2019
La aplicación de las Medidas para Mejor Proveer so pretexto de la búsqueda de la
verdad real. Quebrantamiento de la idea lógica del Proceso Civil Cordobés
Luciano, Carolina
Revista de Derecho Procesal y Litigación de Córdoba
Carolina Luciano
I. Introducción [arriba] -
Couture las define como “aquellas medidas probatorias que el juez puede disponer
por propia iniciativa, destinadas a mejorar las condiciones de información
requeridas por la sentencia, de cuya génesis lógica forman parte”[1].
Arazi considera que, aun mediando negligencia de las partes, tiene el magistrado
el deber de suplir esa omisión y antes de fallar tiene que esclarecer los hechos
ordenando la producción de prueba que considere decisiva.[3]Señala que la propia
Corte Suprema de Justicia de la Nación (a continuación CSJN) ha dicho que la
facultad que tienen los tribunales para ordenar las diligencias necesarias para
esclarecer la verdad de los hechos controvertidos “se torna de irrenunciable
ejercicio en casos donde la prueba es decisiva para la solución del litigio”[4] y que
“la renuncia consciente a la verdad es incompatible con el servicio de justicia”[5].
Tal como lo expresamos ut-supra, en el proceso civil no debe ser potestad del
juzgador la búsqueda de tal ansiada verdad real, ya que, conforme lo vamos a ir
desarrollando a lo largo del presente trabajo, la ley procesal brinda herramientas a
las partes, para que hagan uso de ellas y puedan demostrar la verdad de sus
afirmaciones esgrimidas y probadas a lo largo del proceso.
A su vez, sostenemos que la aplicación de las MPMP rompe con la idea lógica del
proceso civil, entendido “como un medio metódico y pacífico de debate dialogal y
argumentativo efectuado entre dos partes antagónicas, dirigidas durante su
desarrollo por un juez que les asegura, con su propia imparcialidad, un trato
jurídicamente igualitario en el otorgamiento de una constante audiencia
recíproca”[9], concebido dentro del sistema dispositivo; y que el ejercicio de las
potestades probatorias de los jueces afectan los principios de igualdad procesal e
imparcialidad, vulnerando la garantía del debido proceso.
III. Idea lógica del proceso [arriba] -
Alvarado Velloso señala que la razón de ser del proceso se halla en la necesidad de
erradicar la fuerza ilegitima en una determinada sociedad para mantener en ella
un estado de paz. La búsqueda de la verdad no constituye el fin principal del
proceso. El pretendiente inicia el proceso mediante una demanda en la cual afirma
la existencia de un conflicto en el plano de la realidad, afirmando un hecho (tesis),
que puede ser negado por el resistente (antítesis) y, eventualmente, el juez
produce la conclusión (síntesis) en su sentencia, dando o no por demostrada la
tesis conforme a los medios de confirmación que las partes acercaron al proceso,
en función de reglas claras que establecen a quién le corresponde la tarea de
confirmar. El actor afirma en el plano jurídico (proceso) la existencia de un
conflicto en el plano de la realidad social, aun cuando de hecho no exista o no
haya existido tal conflicto. El proceso, entendido como método de debate,
presupone una serie de actos que deben concatenarse en un orden lógico que no
puede ser alterado: afirmación -negación- confirmación y alegación. Toda la serie
procedimental tiende a su natural y único objeto que es la sentencia. Tal serie
hace que el proceso sea un proceso y no otra cosa.[10]Cada una de sus etapas es
siempre imprescindible precedente de la que le sigue y ésta es su necesaria
consecuencia. El juzgador se limita a conectar al actor con el demandado, que
deberá asumir su papel procesal por la sola voluntad de la ley, que es la que lo
vincula al proceso (debate) y a su objeto (sentencia). La autoridad realiza actos de
conexión, generando cargas para ambas o alguna de las partes, dando por
finalizada el desarrollo de la serie con el llamamiento de autos para sentencia[11].
Sostenemos que ello no se observa cuando el juez recurre a las MPMP, las cuales
permiten reeditar la etapa confirmatoria ya culminada, de oficio, previo a dictar
sentencia, alterando la secuencia lógica del proceso, modificando las etapas
cumplidas por las partes.
Las MPMP violentan el principio de igualdad de las partes, dado que el tribunal
incurre en parcialidad al favorecer al litigante a quién beneficia el resultado de la
medida,dejando de ser juez para convertirse en parte.
Sostenemos que las MPMP rompen con la relación triangular del proceso, ya que el
juez acumula las funciones de investigar y juzgar, posicionándose en el lugar de
parte, afectando los principios de igualdad procesal e imparcialidad.
Conforme a lo expuesto, sostenemos que la verdad del proceso civil es una “verdad
negociada”. Los hechos que deben ser determinados en juicio vienen a fijarse en
función de la conducta de las partes, o sea mediante la combinación entre la
alegación de los hechos de una de las partes y la refutación de ellos de la otra
parte. Si un hecho alegado no es refutado, se considera pacífico, lo que significa
que él no es objeto de prueba y ni siquiera de decisión. La concepción negocial de
la verdad procesal implica que pertenece exclusivamente a las partes, a través de
la alegación u objeción o no objeción de los hechos, el poder de establecer qué
cosa debe o no debe ser probada, y también el poder de determinar qué cosa debe
o no debe ser tenida como verdadera a los fines de la decisión. El efecto principal
de la alegación consiste en el asumir la carga de la prueba relativa al hecho
alegado: onus probandi incumbit ei quit dicit, y por tanto aquél que alega un
enunciado de hecho asume la carga de demostrar la verdad. Paralelamente, la
objeción de la veracidad de aquel enunciado tiene el efecto de consolidar respecto
a la parte que ha alegado el hecho, la carga de demostrar que él se ha verificado
realmente. La objeción confirma el estado de incerteza del enunciado que ha sido
objeto de alegación, y tal incerteza se podrá resolver sólo con la determinación
probatoria del hecho en cuestión[21].
Reiteramos que el Estado debe proveer a las partes las herramientas para la
búsqueda de la verdad, pero el juego procesal es exclusivamente de las partes.
Aquí el juzgador deber permanecer neutral por el principio de la igualdad procesal
y la imparcialidad del juzgador. No es un derecho o facultad del juez la búsqueda
de la verdad real en el proceso civil, sino de las partes. Son ellas quienes deberán
aportar los mejores instrumentos para lograr una discusión eficiente e imparcial,
teniendo como correlato el deber del juez de dictar una sentencia que sea una
derivación razonada con atención a los hechos de la causa y que cumpla con el
valor justicia, demostrando que el magistrado no es indiferente al grado de
convicción que le generen las pruebas ofrecidas y producidas durante la
tramitación del juicio[22].
Una vez dictadas, deberá correrse traslado a cada parte por tres días para que
meriten dicha prueba. El diligenciamiento se hará en la forma establecida para
cada clase de prueba (art. 487 CPC). Puede asumir el diligenciamiento el propio
tribunal, las partes, o la parte que se beneficiará con el resultado de la medida.
VII. Conclusión [arriba] -
Consideramos que las MPMP rompen con la idea lógica del proceso, entendido
como método pacífico de debate dialéctico, ya que alteran la serie lógica
procedimental y vulneran los principios procesales, principalmente la
imparcialidad del juzgador e igualdad procesal de las partes, afectando
consecuentemente el debido proceso.
Bibliografía [arriba] -
ALVARADO VELLOSO, A., Lecciones de derecho procesal civil, compendio del libro
Sistema Procesal: Garantía de la Libertad, adaptado a la legislación procesal de la
provincia de Córdoba por Manuel González Castro, Rosario, Ediciones AVI SRL,
2012.
ARAZI, R., La prueba en el proceso civil. Teoría y práctica, La Rocca, Buenos Aires,
1998.
COUTURE, E., Teoría de las diligencias para mejor proveer, Casa Barreiro Ramos
S.A., Montevideo, 1993.
FERRAJOLI, L., Derecho y Razón - Teoría del garantismo penal, Editorial Trotta,
3ra. Edición, 1998.
GONZÁLEZ CASTRO, M., “Facultades probatorias de oficio. Las medidas para mejor
proveer”, Ponencia presentada en el Primer Congreso Nacional de Derecho Procesal
Garantista, celebrado en la ciudad de Azul (Provincia de Bs. As.), los días 4 y 5 de
noviembre de 1999.
TORRENS ELGUETA, G. “La iniciativa probatoria oficiosa”, L.L. Córdoba 2006, pág.
435.
Fuentes
Notas [arriba] -
[1] COUTURE, E., Teoría de las diligencias para mejor proveer, Casa Barreiro Ramos
S.A., Montevideo, 1993, pág. 63.
[2] PEYRANO, J., El Proceso civil. Principios y fundamentos, Astrea, Buenos Aires,
1978, pág. 76.
[3]ARAZI, R., La prueba en el proceso civil. Teoría y práctica, La Rocca, Buenos
Aires, 1998, pág. 43.
[4] C.S.J.N., 23-12-1980, “Oihler”, Fallos 302:1611; ED 93-751.
[5] C.S.J.N., 20-08-1996, “Baiadera, Víctor Florindo”, Fallos 319:1577; L.L. 1996-E-
679.
[6] CSJN, 4-11-1997, “Sarmiento, Luis vs. Administración Nacional de la Seguridad
Social”, Fallos 320:2343, consid. 8º; Id. 7-12-2001, “Ayala, Ofelia”, Fallos
324:4123; La Ley Online cita AR/JUR/5077/2001.
[7] TORRENS ELGUETA, G. “La iniciativa probatoria oficiosa”, L.L. Córdoba 2006,
pág. 435.
[8] MONTERO AROCA, J., Proceso Civil e Ideología. Un prefacio, una sentencia, dos
cartas y quince ensayos, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2006, pág. 165.
[9] Proyecto de Código Procesal General: modelo para la justicia no penal de
Latinoamérica, comentado por Adolfo Eduardo Alvarado Velloso, 1a ed., Rosario,
Ediciones AVI, Instituto Panamericano de Derecho Procesal, 2016, art. 3, pág. 6.
[10] ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Lecciones de derecho procesal civil, compendio
del libro Sistema Procesal: Garantía de la Libertad, adaptado a la legislación
procesal de la provincia de Córdoba por Manuel González Castro, Rosario,
Ediciones AVI SRL, 2012, págs. 45-50.
[11]ALVARADO VELLOSO, op. cit., págs. 238-239.
[12] ALVARADO VELLOSO, A., Introducción al estudio del derecho procesal,
Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1989, t. 1, págs. 261-262.
[13] ALVARADO VELLOSO, A., La garantía constitucional del proceso y el activismo
judicial. ¿Qué es el garantismo procesal?, Ediciones Nueva Jurídica, Colombia,
2011, pág. 64.
[14] MEROI, A., “La Imparcialidad Judicial”, Curso de Profundización en Derecho
Procesal Instituto de Derecho y Ciencias Sociales de Santa Fe, Academia Nacional
de Córdoba, 2017. Disponible en: http://www.acad emiadeder echo.o
rg/biblio_displ ay_cont.cg i?wid_cont =7624. Consulta: 29 de octubre de 2018.
[15] ALVARADO VELLOSO, A., Introducción al estudio del Derecho …, op. cit., pág.
261-262.
[16]ALVARADO VELLOSO, A., Lecciones de derecho procesal civil…, op. cit., págs.
93-102.
[17]BOTTO OAKLEY, H., Inconstitucionalidad de las medidas para mejor proveer –
Doctrina procesal especializada. Legislación comparada de los Códigos procesales
argentinos y chileno, Editorial Juris, 2004, págs. 105-107.
[18]ALVARADO VELLOSO, A., “Teoría General del Derecho”, Academia Virtual
Iberoamericana de Derecho y de Altos Estudios Judiciales, pág. 3. Disponible en:
https://manuelriera. files.wordpress. com/2010/11 /leccio n-5-los-sistem
asprocesale s.pdf.Consulta: 28 de octubre de 2018
[19] FERRAJOLI, L., Derecho y Razón - Teoría del garantismo penal, Editorial
Trotta, 3ra. Edición, 1998, pág. 581.
[20] MONTERO AROCA, J., Proceso Civil e Ideología…, op. cit, págs. 36-37.
[21] TARUFFO, M., “¿Verdad Negociada?”, Revista de Derecho, Vol. XXI, N° 1, 2008,
pág. 138-148. Disponible en: http://mingaonline.u ach.cl/pdf /revider
/v21n1/art0 6.pdf. Consulta: 28 de octubre de 2018.
[22] OTEIZA, E., El principio de colaboración y los hechos como objeto de la
prueba. O probare o soccombere. ¿Es posible plantear un dilema absoluto?",
capítulo del Libro "Los Hechos en el proceso civil", coordinado por Augusto Mario
Morello, La Ley, Buenos Aires, 2003, pág. 6.
[23] Proyecto de Código Procesal General: modelo para la justicia no penal de
Latinoamérica, op. cit, pág. 55.
[24] PALACIO, L., Derecho procesal civil, Abeledo Perrot, 1990, tomo II, págs. 268-
269.
[25] GONZÁLEZ CASTRO, M., “Facultades probatorias de oficio. Las medidas para
mejor proveer”, Ponencia presentada en el Primer Congreso Nacional de Derecho
Procesal Garantista, celebrado en la ciudad de Azul (Provincia de Bs. As.), los días
4 y 5 de noviembre de 1999.