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Integrantes:
Por otra parte, la jurisdicción, ejercida por la Cámara, se encargó de conocer sobre la
existencia concreta de los hechos que han sido motivo de la acusación y decidir de modo
imparcial e independiente sobre la responsabilidad penal de sus partícipes. Concretamente,
declaró al acusado responsable de los delitos de promoción a la corrupción doblemente
agravada y le impuso una pena de prisión.
La razón por la que intervienen dos organismos distintos para cumplir las funciones de
acusación y jurisdicción la encontramos en la doctrina sobre el proceso acusatorio, en
donde encontramos el principio de separación de juez y acusación como presupuesto
estructural y lógico de todos los demás.
“Para Ferrajoli “la separación de juez y acusación es el más importante de todos los
elementos constitutivos del modelo teórico acusatorio, como presupuesto estructural
y lógico de todos los demás... la garantía de la separación, así entendida,
representa, por una parte, una condición esencial de la imparcialidad (terzietá) del
juez respecto de las partes de la causa, que como ser verá, es la primera de las
garantías orgánicas que definen la figura del juez, por otra, un presupuesto de la
carga de la imputación de la prueba, que pesa sobre la acusación, que son las
primeras garantías procesales del juicio”...(Derecho y Razón, Luigi Ferrajoli, Prólogo
Norberto Bobbio. Editorial Trotta. Madrid, Año 1995, pág. 567). En nuestro país
Mario Hernán Laporta señala que el principal embate que recientemente ha sufrido
nuestro ordenamiento procesal, guiado por el ideal acusatorio que viene delineando
la Corte Suprema, y relacionado con la imparcialidad del tribunal, es el relativo a la
imposibilidad de que sea un mismo juez el que investigue y prueba el hecho y luego
lo juzgue -cita a pie de página fallos CSJN Llerena y Diesser, añadiendo que se
deben hacer varias precisiones sobre la aséptica fórmula que utiliza- (El Proceso
Penal Adversarial, Revista de Derecho Procesal Penal T I, Diego García Yomha,
Santiago Martínez Coordinadores, Prólogo Alberto Binder, Rubinzal Culzoni
Editores, Santa Fe, Año 2008, “Algunos Aspectos del Juicio Oral frente al principio
acusatorio” (p. 348). De este modo, añade el autor, en los procesos correccionales,
quien instruye y quien juzga deben ahora ser jueces diferentes (Llerena), mientras
que en los sistemas procesales –en el sentido de la imparcialidad- débilmente
estructurados, es decir, aquellos en los que a los magistrados se les impone un
doble conocimiento de la cuestión en todos sus aspectos, no pueden ser los
mismos jueces quienes efectúen un juicio de verosimilitud y otro de certeza sobre el
mismo tema (Diesser). En relación a la cuestión traída a estudio en la presente
resolución este autor se pregunta si en la etapa intermedia el tribunal oral tiene
facultades de verificar las prescripciones de la instrucción y por ende, declarar
nulidades absolutas producidas en etapas anteriores antes de realizarse el juicio
oral. Más adelante concluye que en un modelo puramente acusatorio (no formal) es
importante que se vede al tribunal de juicio la posibilidad de tomar conocimiento de
las actuaciones previamente a la etapa de debate, lo que contribuye al
establecimiento de un proceso sin confusión de roles. Por último, finaliza diciendo,
“lo ideal para sortear estos inconvenientes sería establecer una etapa previa de
control de la fase instructoria o preparatoria, donde el tribunal que va a hacer el
juicio no tenga intervención alguna y mejor aún sería, si esta etapa cumple con los
postulados de oralidad y contradicción –cita proyecto INECIP arts. 245-261) (obra
citada, pág. 350).”
Consigna 2: En el presente caso: ¿Bajo qué modalidad podría haber intervenido un
particular en el ejercicio de la acusación? ¿Bajo qué modalidad podrían haber
intervenido particulares en el ejercicio de la jurisdicción?
Señala que la acusación no estableció un elemento subjetivo del tipo penal por el
cual se condena a su defendido. Le reprocha a la acusación no haber incluido ese
elemento, no dándole así oportunidad a su defendido de contradecir ni ofrecer
prueba en contrario, lo cual vulnera el derecho de defensa.
Por otra parte le reprocha a este mismo órgano que vulnera la garantía
constitucional del ne bis in idem, ya que un mismo hecho se valora doblemente,
primero para calificar el tipo penal, y luego como agravante.