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PARCIAL ESI Y LA DANZA

Alumno: Javier Ortuño

LA ENSEÑANZA DE EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL Y LA DANZA

La danza tiene como uno de sus principales desafíos la producción de imágenes


poéticas desde el cuerpo, en tanto construcción cultural. Esta característica ubica al cuerpo
como instrumento fundamental del lenguaje.

Su enseñanza debe considerar la diversidad corporal y desde allí proponer un trabajo


que permita enriquecer las posibilidades de movimiento de cada adolescente propiciando el
respeto por las diferencias, teniendo en cuenta que cualquier condición corporal para el
movimiento se relaciona con cualidades físicas particulares, con historias corporales y con
disposiciones subjetivas, más que con la voluntad.

Uno de los ejes centrales de la danza en la escuela lo constituye la vinculación con


los procesos de producción que implican la exploración e investigación con los
componentes del lenguaje. Este trabajo deberá enmarcarse en la búsqueda de modos
personales de moverse evitando la imposición de movimientos que resulten estereotipados
o antinaturales y en la generación de propuestas que abran una vía de comunicación donde
los estudiantes puedan canalizar intereses y necesidades.

Teniendo en cuenta los Lineamientos Curriculares para la Educación Sexual Integral, desde
Danza en la educación secundaria se podrán abordar los Núcleos de Aprendizaje
Prioritarios que se desarrollan a continuación:

•La experimentación con la memoria corporal advirtiendo las huellas, las imágenes, los
motivos personales y su relación con los otros, en la materialización del mundo imaginario
en el movimiento.

•El sentido ritual y comunicacional en la matriz original de la danza popular y folclórica,


advirtiendo las posibles resignificaciones en el cruce con el mundo contemporáneo.

•La identificación de estereotipos subyacentes en la sociedad actual.

•El análisis crítico respecto de los modelos corporales y estéticos dominantes, instalados
socialmente en Danza de acuerdo con características de género.

•La producción de imágenes poéticas generadas desde el cuerpo en función de la


intencionalidad de la propia producción.
De las temáticas expresadas, se desprenden ejes para problematizar en las clases de Danza,
tanto en lo que refiere al género y la danza, como al tratamiento del cuerpo.

En la danza folclórica cada uno reconoce al otro género como compañero y se


organiza intencionalmente el encuentro entre ambos; es común que se produzca una
atomización a partir del diseño de coreografías específicas para el hombre y otras para
mujeres, con representaciones que construyen la feminidad y la masculinidad, poniendo en
evidencia la expresión de la sexualidad y la sensualidad de cada partícipe.

Experiencia personal como docente en el área danza folklórica Argentina, y


teniendo en cuenta que la ESI es un contenido transversal al área danza, sobre todo en el
último año de la escuela secundaria.

Al comenzar el año y teniendo en cuenta las planificaciones de las actividades, comienzo


hablando sobre los estereotipos de género, sobre todo porque el folklore tienen
históricamente una impronta masculina, en cuanto al tipo de danza como el malambo.
Comenzamos la clase definiendo algunos conceptos, pregunte si alguien sabía que quería
la palabra estereotipos.

Concluimos que es un conjunto de ideas y creencias preestablecidas. Luego


tratamos de definir que era el género, y sumamos una definición y la otra para llegar a que
significa

“Estereotipos de género”. Entre todo el grado llegamos a la conclusión que es una opinión o
prejuicio generalizado acerca de atributos o características que hombres y mujeres poseen.

Les pregunté, si pensamos en la danza, ¿Existe algún estereotipo? y surgió esta frase
que se asocia a la danza la danza clásica para mujeres y el folklore y el tango es más para
hombres. Aunque los estudiantes tienen más conocimientos y pueden desarrollar la idea
que tienen de estereotipos de género, no me comunican sobre la importancia de comprender
el respeto a la diversidad de género, por siguiente les aclare que este es un espacio de
reconocimiento del cuerpo respetado, por lo tanto quien quiera bailar lo puede hacer con
quien desee, es decir sin estereotipos, solo voy agruparlos con números pares y cada uno
decida el lugar que quiera tomar.

En uno de mis cursos tengo estudiantes que tienen pareja del mismo género los
cuales deciden bailar en pareja, y es respetado por todos los que integramos el espacio de la
danza.

Es importante mencionar que “a partir de la Ley 26.743 de Identidad de Género, las


personas tienen derecho a ser tratadas de acuerdo con su identidad de género a ser
identificadas como se auto perciban” (Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la
Nación e Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo, 2019,
pág. 4), rompiendo con un modelo de desigualdad social que profundiza las diferencias de
género.
Es necesario advertir estas situaciones en las clases, poniendo en discusión estos roles
prefijados y entendiendo el trabajo en el aula con la danza desde una constante
actualización de las manifestaciones sociales.

Acerca del cuerpo y la danza

El trabajo con el cuerpo en el aula pone en evidencia el modo en que la realidad familiar y
social deja marcas profundas en las personas. Este dato de la realidad deberá tenerse en
cuenta a la hora de seleccionar los

contenidos a enseñar en clase, incorporando saberes referidos tanto a la salud como al


cuidado del cuerpo.

Es frecuente que se produzcan situaciones incómodas al desarrollar actividades con el


cuerpo o al poner en palabras las acciones desarrolladas, por lo que es importante trabajar
sobre prejuicios y dificultades,

desactivando las diversas formas de estereotipos y discriminación, validando el lenguaje


expresivo como

posibilidades que el cuerpo tiene.

Es así cómo en la enseñanza de la danza se desarrollan saberes disciplinares que son


fundamentales para

la construcción de la subjetividad: la ampliación del horizonte cultural, la valoración y el


cuidado hacia el propio cuerpo y el del otro, el respeto por lo diverso, el reconocimiento de
los derechos propios y de los otros, el

cuestionamiento sobre prejuicios relacionados con el género, la autonomía para elegir y


tomar decisiones, la

interacción grupal y la búsqueda de consenso, que son saberes imprescindibles para toda
relación humana.

El tratamiento de ambas temáticas deberá contemplar consignas que comprometan:

• Propuestas de ejercicios variados que permitan explorar distintas formas de


abordaje del trabajo corporal, utilizando procedimientos diversos.

• El desarrollo de formas de movimiento despojadas de modismos y estereotipos que


estimulen modos

personales de moverse.

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