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1. Poder
2. Motivación:
3. Desarrollo:
El tercer eje es el desarrollo, que se refiere a la formación continua que deben recibir
los empleados por sus competencias. En otras palabras, se enfatiza la importancia
de la capacitación continua para su desempeño dentro de la organización.
4. Liderazgo:
Los expertos coinciden en que los empleados que tienen más control sobre cómo,
cuándo y dónde hacen su trabajo, trabajarán más y encontrarán su trabajo más
atractivo. Y si tienen la oportunidad de demostrar lo que saben hacer, los empleados
darán lo mejor de sí mismos y se sentirán más satisfechos al final del día.
Aquellos líderes que dan poder a sus empleados, es decir, que saben delegar
responsabilidades, tienen más probabilidades de que estos confíen en ellos en
comparación con los líderes que no lo hacen. No obstante, esto no quiere decir que
empoderar a los empleados implique imponer a los subordinados el trabajo que los
directivos no tienen ganas de hacer ellos mismos.
3. Mejora de la creatividad
Los líderes que permiten a sus empleados pensar por sí mismos y colaborar entre
equipos generan más ideas novedosas. Así mismo, los trabajadores que se sienten
capacitados son más propensos a ofrecerse como voluntarios para tareas
adicionales y a apoyar a sus organizaciones fuera de su función laboral cotidiana.
2. Reconocer para empoderar: Los empleados que son reconocidos por un trabajo
excepcional se sienten más capacitados para dar lo mejor de sí mismos, y el
reconocimiento se ha relacionado directamente con una mayor capacitación. Para
empoderar a los empleados a través del reconocimiento, dales palabras de apoyo,
ánimo y elogio.
Coaching.
A raíz del éxito que ha tenido el coaching ayudando a las personas a mejorar sus
vidas, las empresas decidieron implementar esta disciplina en su estructura
organizativa. Lo que nos lleva al concepto que trataremos en este artículo: el
coaching empresarial.
Cualquier proceso de coaching, ya sea empresarial o no, debe cumplir con las
siguientes características:
Es completamente personalizado.
Se basa en la empatía y la confianza mutua.
Está enfocado en el autoconocimiento.
Busca mejorar la vida del individuo.
Enfoque en el proceso.
Interacción entre el coach y el equipo.
Responsabilidad mutua y compartida.
Respeto como base del proceso.
1. El enfoque en el proceso
El enfoque de cada proceso de coaching será distinto de acuerdo con el tipo de
empresa y las metas que busca. Estas metas empresariales deben empatar con las
del equipo de alguna forma, de lo contrario no es posible realizar el coaching. Este
es el primer aspecto que debe analizar el coach para enfocar su estrategia.
A partir de este punto, el coach tendrá que llevar a cabo diferentes técnicas para
identificar las conductas, hábitos, reacciones y otros aspectos del comportamiento
que puede mejorar el empleado en entrenamiento para alcanzar dichos objetivos
compartidos con la empresa.
Podríamos decir que la base del enfoque de cualquier proceso de coaching es el tipo
de interacción que tiene el coach con la persona que está bajo su tutela. El
intercambio de información, dudas, expectativas, preguntas, avances, fracasos y
otros aspectos de la relación son fundamentales cuando se habla de la interacción.
Facilitan que ambas partes (coach y alumno) se involucren de manera entrañable.
Vale la pena pensar en el tipo de relaciones que tienen los deportistas de alto
rendimiento con sus entrenadores. En este punto es donde los especialistas
identifican el inicio del coaching.
La interacción varía de acuerdo con el estilo personal de cada coach; algunos serán
más agresivos en la persecución de las metas, exigiendo de los empleados y
colaboradores que den más del 100 % de su esfuerzo; otros prefieren la
comunicación como base de la interacción. En buena medida esto depende de los
objetivos que se hayan establecido al inicio del proceso y del consenso que logre
establecer el coach.
Cuando hablamos de respeto no solo nos referimos a la deferencia que debe privar
en la relación del coach con el equipo. Hablamos también del respeto a los objetivos
planteados desde el principio y a la manera en que tratarán de optimizar el
comportamiento y las costumbres del trabajador en su sitio de labores.
Este aspecto está basado en la ética, a la cual debe guardar absoluto respeto el
coach en su manera de actuar. Los valores de la empresa deben ser respetados de
la misma forma. Es decir, en esa búsqueda del rendimiento no es lícito ni ético forzar
a un empleado más allá de lo humanamente posible. Un proceso de coaching no
tiene como objetivo formar autómatas, sino ayudar a los trabajadores a ser más
eficientes en su trabajo, sin perder aquellas características que los distinguen de sus
compañeros.
La importancia del coaching empresarial tiene dos vertientes. Por un lado reviste de
valor el desempeño de los trabajadores, colaboradores y emprendedores; por otro,
genera valor para las empresas. Veamos en qué consiste la importancia para cada
uno de estos grupos.