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America Movil

Bimbo

Cemex

Coca-Cola Femsa

Grupo Mexico

Gruma

Televisadd

Aunque estas empresas no son investigadas en actualidad, su tamaño les


da la capacidad potencial de imponer barreras comerciales, desplazar a la
competencia y/o determinar los precios de los bienes y servicios, dijo
a SinEmbargo el doctor en Economía de la UNAM, César Armando Salazar.

América Móvil (64 por ciento en promedio), Bimbo (5), Cemex (52), Coca-Cola
Femsa (73), Grupo México (77), Gruma (70) y Televisa (61 por ciento)
acaparan sus respectivos mercados en México e incurrirían en prácticas
monopólicas relativas. Estos siete corporativos, sin embargo, han sido
prácticamente intocables en el sexenio del Presidente 

¿Es legal el servicio que brindan estos monopolios en el país?  Justifica


ampliamente tu respuesta.
 

Las siete compañías han sido señaladas de ejercer competencia desleal.


Algunas han sido investigadas y sancionadas por el Gobierno federal. Otras
juegan al monópoli con los mercados sin Ley o autoridad que las detenga.
Pero en todo caso –según los datos– su dominio representa un riesgo para
los bolsillos de los mexicanos.

Qué implicaciones económicas tendría en la sociedad que los monopolios


fueran legales en nuestro país? Justifica ampliamente tu respuesta .

n la opinión del investigador, estas empresas “son monopolios por la forma


en que actúan” porque tienen la capacidad potencial de acaparar la
producción de un determinado bien o servicio, que conlleva la posible
imposición de barreras, el desplazamiento de la competencia y/o la
determinación de precios.

Los monopolios restringen los procesos de oferta y demanda. De ese modo,


determinan los mercados a través del control de la competencia y de los precios de
los bienes y servicios, confirma lo establecido en las disposiciones de la Ley Federal
de Competencia Económica.

Según la normatividad vigente desde 2014, la diferencia entre prácticas


monopólicas absolutas y relativas radica en que, las primeras, involucran un
acuerdo entre los principales competidores de una determinada actividad, para
restringir, controlar y beneficiarse del uso exclusivo de un mercado. Las segundas,
por otro lado, implican la capacidad de uno o varios competidores para acaparar el
mercado.

No obstante, dijo a SinEmbargo el doctor Salazar, “el principal elemento por


el que nosotros identificamos un monopolio es porque éste tiene la capacidad
de imponer un precio”.

Ejemplo de ello fue el aumento “injustificado” de 27 por ciento en los precios del
cemento por parte de las cementeras, ocurrido entre enero y junio del año pasado.

La “guerra del cemento” –como fue llamada– concluyó casi dos meses después de
que Cemex rompiera relaciones con la Cámara Nacional de la Industria de la
Construcción (CMIC) y posterior a un acuerdo empresarial, para mantener precios
competitivos como parte de una “estrategia de valor”.
¿Sabías que tiene SIETE hijos? Esta es la gran
familia de Kevin Costner
A pesar de que la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de
Vivienda (Canadevi) acusó a Cemex de elevar los precios de manera discrecional, la
compañía cementera no fue sancionada por las autoridades competentes.

Para Salazar, Cemex tuvo la capacidad de elevar los precios del cemento “por
el poder de mercado que tiene”, además de la “agresiva” política de precios
que ha mantenido en México –su principal mercado– luego de tener “grandes
problemas financieros” de deuda.

En 2016, el Gobierno federal inauguró los Parques Eólicos Ventika, en Nuevo León. El
proyecto contó con 650 millones de dólares de inversión privada en la que Cemex
participó. Presidente Ejecutivo del Consejo. Foto: Presidencia de la República.

Otro indicador que determina prácticas monopólicas –dijo el economista– es


la diferencia entre el precio de reserva de un bien o servicio (que es la
cantidad máxima que un consumidor está dispuesto a pagar) y el precio real
del producto (lo que paga el consumidor).

La Cofece, por ejemplo, planteó a principios de octubre de este año que la falta de
competencia y los monopolios de mercado hacen que los hogares mexicanos
paguen un sobreprecio de hasta 98.23 por ciento al momento de consumir bienes
de consumo final –tortilla de maíz, pan, cárnicos y huevo, lácteos, frutas, verduras,
bebidas no alcohólicas, medicamentos y materiales de construcción– y servicios
como el transporte foráneo de pasajeros.

En ese sentido, la Comisión refirió que los “mercados con menores elasticidades
donde hay empresas con poder de mercado, tienen mayores probabilidades de
observar precios más altos que aquellos mercados con elasticidades grandes o
donde no hay empresas con poder de mercado”.

LOS GRANDES CONSORCIOS

A diferencia de otros países, dijo en entrevista el doctor César Armando Salazar de


la UNAM, el Gobierno mexicano no obliga a las grandes corporaciones –que
pueden incurrir en prácticas monopólicas relativas o absolutas por su tamaño– a
dividirse, sino que aplican medidas para abrir la competencia económica.

Ejemplo de ello es es la reducción del grado de concentración del mercado de


servicios de telefonía móvil en México por el incremento de la competencia. Entre
2013 y 2018, según datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), la
competencia de América Móvil se cuadruplicó (de cuatro a 16 compañías) y su
presencia en el sector se redujo (pasó de 69 a 64 por ciento).

Aunque mejorar la competencia es fundamental para el desarrollo económico,


no obstante, las medidas que no están acompañadas de mejores y más
efectivas regulaciones y sanciones para equilibrar el mercado, “no
necesariamente limitan las actividades o el comportamiento monopólicos”.

Salazar explicó que “cuando no hay una competencia real que obligue a los
grandes monopolios a intentar mejorar las condiciones del consumidor”, siempre
van a existir prácticas de imposición de condiciones.

El investigador recordó lo sucedido en el sector bancario, en que la apertura a la


inversión foránea –a partir de 1994– derivó en el monopolio de los extranjeros que,
en la actualidad, controlan el 70 por ciento del sistema de pagos. Como efecto
adverso, la banca mexicana tiene comisiones “extremadamente altas”, se lee en
el estudio de la UNAM “Los bancos extranjeros en México: diversificación de
actividades y su efecto en la estructura de ingresos” (2014).

En este contexto, la preponderancia de empresas como América Móvil, Bimbo,


Cementos Mexicanos, Coca-Cola Femsa, Grupo México, Gruma y Televisa –por
mencionar algunas– implica riesgos a la sana competencia económica.

Estas siete compañías han tenido un crecimiento económico considerable en


los últimos años. Aunque las utilidades netas (o ganancias reales) de algunas
de ellas fueron inferiores entre 2014 y 2017 –como en los casos de América
Móvil y Televisa– su valor contable (o patrimonio neto) fue en ascenso.

Durante ese mismo periodo, el valor real de Gruma fue ocho veces mayor (803 por
ciento). El de Grupo México, por otro lado, aumentó en 55.4 por ciento, seguido del
de Bimbo (43), Cemex (37), Televisa (30), Coca-Cola Femsa (16) y América Móvil (5.3
por ciento).

Pese a que México presenta avances en materia antimonopólica, persisten grandes


retos a nivel nacional. Entre ellos –señala un estudio (2018) del Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM– están los problemas de raíz de la Ley Federal
de Competencia Económica. La investigación del doctor Ruperto Patiño Manffer
refiere dos principales aspectos.

Primero que, a pesar de que existen sanciones y actos de responsabilidad penal en


la comisión de prácticas monopólicas absolutas, las prácticas monopólicas relativas
sólo son consideradas como violatorias de la Ley cuando se comprueba que el
presunto responsable tiene poder sustancial sobre el mercado relevante.

En consecuencia –señala Patiño– “debemos considerar que las prácticas


monopólicas clasificadas como relativas no son objeto de regulación por parte de
la Ley”. Asimismo –añade– “en lo tocante a las prácticas relativas, sus efectos
positivos o negativos no siempre son claros” porque “se hace necesario definir el
mercado en que se lleve a cabo la conducta, así como el impacto probable o actual
de la misma antes de dictaminar si es anticompetitiva”.

El segundo problema es la omisión en la fijación de precios máximos a materias


primas y artículos o servicios necesarios para la economía nacional y/o el consumo
popular. En lugar de ello, la normatividad “se limitó a conceder amplias y
discrecionales facultades al Ejecutivo Federal para que sea esta autoridad en
exclusiva la que determine cuales bienes y servicios podrán sujetarse a precios
máximos”.
Asimismo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)
señala que, en México, la exigencia normativa “sigue siendo relativamente alta” en
varios sectores productivos y limita la facilidad con que las nuevas empresas
pueden acceder a los mercados.

Por ello, recomienda “abolir o modificar” disposiciones, “de forma tal que sean
menos restrictivas para los proveedores y consumidores”, sin menoscabo a los
avances realizados en materia de competencia económica.

AMÉRICA MÓVIL

Hablar de este conglomerado es mencionar a una poderosa mano empresarial –la


de Carlos Slim Helú– que se extiende por casi todo el Continente Americano (salvo
por Canadá, Bolivia, Venezuela, las Guyanas y Suriname) y parte de Europa (Austria,
Eslovenia, Croacia, Serbia, Bulgaria, Macedonia y Bielorrusia).

“Al 31 de marzo de 2018, la compañía contaba con 362 millones de líneas de


acceso, que incluyen 279 millones de suscriptores móviles, 33 millones de líneas
fijas, 28.6 millones de accesos de banda ancha y 21.5 millones de unidades de TV
de paga”, se lee en su sitio de Internet.

En México, controla en promedio el 64 por ciento del mercado de los servicios


de Internet (fijo y móvil) y de telefonía (fija, móvil y pública), según datos del
IFT (2018) analizados por la Unidad de Datos de SinEmbargo. De sus 33
competidores, Telefónica Movistar es el único que le compite en todos los
rubros, con una participación promedio de 11 por ciento.

En abril de este año, América Móvil (Telmex, Telcel y Claro) fue objeto de una multa
por 96.8 millones de pesos. El IFT consideró que la firma de un contrato de
exclusividad con la empresa Blue Label México, incurrió en prácticas monopólicas
relativas al impedir la comercialización de tiempo aire de sus competidores en
telefonía móvil, entre 2012 y 2014.

TELEVISA

El imperio de “El Tigre” –que heredó Emilio Azcárraga Jean– concentra el 61


por ciento del mercado de televisión restringida en México, donde sólo dos de
sus nueve competidores tienen una participación importante en el mercado
(Dish-MVS y Megacable con 16 y 14 por ciento, cada una).
La concentración de poder de esta compañía creció con las adquisiciones de
Cablecom (2014), Cablevisión Red (2015) y Cablemás (2016). Este año, Grupo
Televisa podría comprar a Megacable. La adquisición le daría control sobre el 75
por ciento del mercado de televisión restringida, además de controlar el 27 por
ciento del mercado de telefonía fija y el 39 por ciento del mercado del servicio fijo
de acceso a Internet.

El año pasado, el IFT determinó que la empresa de Azcárraga Jean, a través de


Cablevisión y de Sky, tenía “poder sustancial en el mercado relevante de televisión
de paga”. Esto quiere decir que tenía la capacidad de fijar precios por arriba deI
mercado y por ende, la posibilidad de inhibir a la competencia.

En la actualidad, el grupo compite como cualquier otra empresa en lugar de ser


limitada con una “regulación asimétrica”. O bien, con barreras adicionales que
permitan a los demás competidores equilibrar la ventaja competitiva de Televisa,
que tiene más de 12 millones de suscriptores.

BIMBO

Grupo Bimbo tiene presencia en 32 países de América, África, Asia y Europa. Con
199 plantas productoras y más de 3.2 millones de puntos de venta en México y el
mundo, produce y distribuye bollos, galletas, pastelitos, tortillas, botanas, confitería
y muchos productos industrializados más. La empresa de la familia Servitje, que
opera desde 1945, es líder mundial en el mercado de alimentos horneados.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática


(Inegi), en nuestro país el 34 por ciento del salario de los mexicanos es
destinado a los alimentos (Inegi). De cada 100 pesos de gasto en este rubro,
Bimbo recibe 24, refieren datos de la agencia de investigación de mercados
Euromonitor International.

Sin embargo, en la actualidad, esta panificadora cuenta con menos del cinco por
ciento del mercado de pan en México.

En la última década –según datos del Inegi– las pacificadoras industriales perdieron
10.3 puntos porcentuales de su participación en el rubro. En cambio, los negocios
tradicionales de pan –Lecroz, La Esperanza, La Espiga, etcétera– y las más de 55.6
mil panaderías que operan en todo el territorio nacional, ganaron peso.

Entre 2007 y 2017, la participación del mercado de las panificadoras industriales


pasó de 63.5 a 53.2 por ciento. En contraste, las panaderías tradicionales y locales
aumentaron su presencia en 10.3 puntos porcentuales durante el periodo (al pasar
de 36.5 a 46.8 por ciento).

A pesar de las cifras, el sistema agrícola mexicano “se ha convertido en un


sistema agroindustrial integrado”, dijo en abril a SinEmbargo, la doctora
Helena Cotler Ávalos. Para la especialista en Ciencias Agronómicas, esto
significa que “nuestra alimentación hoy está controlada por 10 grandes
empresas”, entre ellas, Gruma, Bimbo, Pioneer, Syngenta y Monsanto-Bayer.

GRUMA

La empresa fundada en 1949 por Roberto González Barrera se ostenta como el


“líder global de producción de harina de maíz y tortillas”. Con 79 plantas de
producción y presencia en 112 países de América, Asia, Europa y Oceanía, tiene una
capacidad instalada de producción de harina en México de tres millones de
toneladas, superando a sus competidoras Minsa (878 mil toneladas), Harimasa (80
mil) y Cargill (que no reporta capacidad instalada en México).

De este modo, la dueña de marcas como Maseca, Mission y TortiRicas acapara


el 70 por ciento del mercado. Junto con Minsa, que controla el 23 por ciento
del sector, el 93 por ciento de la producción de harina de maíz a nivel nacional
está en manos de dos empresas.

Esta “gran capacidad” de producción instalada –resultado de sus enormes


inversiones– le permite a Gruma y a sus competidores “excluir o desalentar a
nuevos entrantes” y fijar precios “por encima del competitivo”, refiere el estudio de
la UNAM “El mercado de harina de maíz en México. Una interpretación
microeconómica”.

De acuerdo con cifras de este año de la Cofece, las tortillas de maíz tienen un
sobreprecio aproximado de 26 por ciento sobre su precio de producción. Y según
el estudio de la UNAM, entre 2002 y 2012 se observó un sobreprecio en la harina
de entre 12.1 y 21 por ciento por encima del crecimiento anual del precio de la
tonelada de harina. Esta tendencia –refiere– pudo ser replicada en 2017.

COCA-COLA FEMSA

“Coca-Cola FEMSA ha crecido en México desde 1979”. En la actualidad cuenta con


145 centros de distribución, 854 mil 459 puntos de venta, 17 plantas
embotelladoras y una cartera de 71.1 millones de consumidores a nivel nacional, se
lee en el sitio oficial de la compañía.
La embotelladora Fomento Económico Mexicano (Femsa) data de la década de los
70 y está ligada a las familias Garza Sada (Grupo Alfa) y Garza Lagüera (Cervecería
Cuahutemoc-Moctezuma). Aunque ya era fuerte desde entonces, con el impulso de
Coca-Cola adquirió en 2003 a Panamco, que era la embotelladora más importante
de América Latina.

Femsa y Coca-Cola, en conjunto, acaparan el 73 por ciento de las ventas en


tiendas de abarrotes y de autoservicio en México, además del 47.3 por ciento
del mercado de las bebidas bajas en azúcar, refiere un análisis de Euromonitor
International.

En 2007, el más grande socio de Femsa incurrió en prácticas monopólicas relativas


por imponer cláusulas de exclusividad de venta a sus compradores, con la finalidad
de evitar que las tiendas vendieran productos de la competencia. Ese año, la
Cofece multó a Coca-Cola con 10.5 millones de pesos.

GRUPO MÉXICO

La empresa de Germán Larrea Mota Velasco es líder en producción de cobre,


transporte ferroviario e infraestructura. En un periodo de 80 años, sus negocios se
han extendido de América a Europa y Asia.

En nuestro país, acapara la producción nacional de cobre con una


participación del 77 por ciento del mercado, según datos del “Informe Anual
2016” de la Cámara Minera de México (Camimex). En la producción de cobre
(en forma de concentrados minerales) le siguen la Minera Frisco (4.2), Cobre
del Mayo (2.9), Peñoles (2.8) y “otros” (8.9).

Además, Grupo México es el mayor productor de cátodos electrobeneficiados (que


sirven para el desarrollo de conductores eléctricos). En 2015 aportó el 69 por ciento
de la producción nacional, seguida por Cobre del Mayo y Peñoles (11 por ciento
cada uno), Kores (tres) y Minera Frisco y “otros” (dos por ciento cada uno).

En 2016, al término de una sesión del Consejo Mexicano de Negocios, Germán Larrea
Mota Velasco, dueño de Grupo México (derecha) platicó con el Presidente Enrique Peña
Nieto (centro) y con Ildefonso Guajardo, Secretario de Economía (izquierda). Foto: Adolfo
Vladimir, Claroscuro.

En materia de minería, la compañía de Larrea ha sido señalada por presuntas


prácticas opacas e ilícitas que involucran al Gobierno mexicano. De 1994 –el último
año de gobierno del ex Presidente Carlos de Salinas de Gortari– a la fecha, Grupo
México ha recibido 333 concesiones, algunas con vigencia hasta 2063, de acuerdo
con una revisión de SinEmbargo al Portal de Transparencia del Instituto Nacional
de Acceso a la Información (INAI).

En materia de transporte e infraestructura, el grupo que carga con la pena de haber


envenenado dos ríos en Sonora (2014) fue señalada de incurrir en prácticas, que al
filo de la letra legal, son monopólicas relativas.

El año pasado, la Cofece determinó que este grupo, junto con la compañía Kansas
City, no tenía competencia real en las líneas férreas del país porque controlaban el
72 por ciento de los sistemas ferroviarios.

Por su capacidad para fijar precios, la Comisión señaló que la falta de competencia
generó daños a los usuarios del sector, con incrementos hasta 8.3 veces mayores
en las tarifas ordinarias de interconexión.

CEMEX

Con 122 años de existencia, Cementos Mexicanos (Cemex) es un gigante de la


industria que opera en América, África, Asia, Europa y Medio Oriente, con 1 mil 617
plantas, 269 minas y molinos, además de 253 terminales terrestres y marítimas.

Por sí sola, Cemex domina el mercado nacional con cerca de 52 por ciento de
la producción y de las ventas. En participación le siguen Holcim-Apasco (20) y
Cruz Azul (14), además de las compañías Fortaleza (ligada a Carlos Slim y
Antonio del Valle), Cementos Moctezuma y Cementos Chihuahua (15 por
ciento en conjunto), según datos del estudio de la UNAM “Industria del
Cemento en México: Análisis de sus Determinantes (2017).

Un año antes de causar la “guerra del cemento” de 2017, Cemex –junto con Holcim
y Cementos Portland Valderrivas– fue sancionada por la Comisión Nacional de los
Mercados y la Competencia de España, por fungir como “un cártel” de intercambio
de “información comercial sensible” para el reparto del mercado español con
acuerdo de precios, entre 1999 y 2014.

Asimismo, en 2012, la Comisión de Competencia (ahora Cofece) multó a Cemex por


impedir la importación a México de cemento proveniente de Rusia. Sin embargo, la
cementera se ahorró la multa mediante un amparo legal.
2.     Desarrolla un análisis de mínimo media cuartilla en donde
abordes la importancia que tiene la moneda en la economía y la
diferencia que tiene esta con el dinero. Apóyate en fuentes
confiables de información.

Qué es una moneda


Una moneda es un instrumento utilizado como dinero en base a una ley
determinada.

Es decir, el Gobierno impone bajo su jurisdicción, en el territorio, que un


determinado tipo de instrumento monetario cumple la función legal de dinero.

Dicho instrumento suele tomar la forma de monedas y billetes, pero cabe


denominarlo, de manera genérica, moneda.

Aquí encontramos la diferencia entre el dinero y la moneda:

Mientras que el dinero es una mercancía que cumple con las funciones necesarias
para ello, la moneda es un instrumento que se convierte en dinero en base a una
ley que así lo dispone.
Podremos entender la diferencia fácilmente con el siguiente ejemplo:

Las monedas de euro o los billetes de euro, por sí mismos, nunca serían dinero.
Ya que se tratan tan solo de cobre, níquel o papel. Todos ellos, materiales que no
pueden funcionar como reserva de valor o como medio de intercambio, sin un
respaldo legal.

En cambio, el oro no necesita de una ley que disponga su utilidad como dinero. La
misma se deriva de su propia naturaleza.

(https://www.asesoresfinancierosefpa.es/opinion-financiera/definicion-moneda/)

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