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Época Colonial (Ciclo del Cacao), (Compañía

Guipuzcoana).
Autor: Tovar Pinzón, Hermes, 1941-
Por: Hermes Tovar Pinzón.
Pag: https://www.banrepcultural.org/biblioteca-
virtual/credencial-historia/numero-130/el-cacao-en-la-
sociedad-colonial

Los españoles encontraron en las culturas mesoamericanas un fruto que


iba y venía de un lado a otro por el territorio controlado por los aztecas.
Era el cacahuacintli, cuyas semillas transformadas en bebida se llamaban
cacahuatl. Su comercio llegaba incluso hasta más allá de sus fronteras. El
interés de los nativos por este producto era tal que los europeos
consideraron que las pepitas de cacao constituían una especie de moneda,
pues servían como un equivalente para los intercambios. La situación era
diferente en el territorio de la actual Colombia y en los Andes, donde el
cacao se daba en forma silvestre y los indígenas lo consumían como otro
producto.

Se sabe que en México los españoles le quitaron su carácter sagrado, su


siembra fue desritualizada y su consumo, restringido a la nobleza, se
amplió a sectores populares. Así, durante la colonia se logró un alto nivel
de comercialización del producto. Desarrollaron regiones económicas y
para su explotación emplearon básicamente esclavos y mano de obra
indígena. Guatemala y Tabasco, la provincia de Venezuela y Guayaquil,
en el Ecuador, adquirieron gran importancia en la producción de cacao a
lo largo de la colonia y de modo especial en el siglo XVIII. En la Nueva
Granada los jesuítas introdujeron su explotación y comercialización. Al
igual que otros empresarios laicos, combinaron su cultivo con
actividades como la ganadería y el cultivo de la caña de azúcar.

En Venezuela y en Ecuador primó el sistema de plantación, en torno al


cual florecieron pequeñas y medianas empresas que vendían a grandes
tenedores y comerciantes sus cosechas. En Colombia, el cultivo de cacao
no fue extenso y no predominó el sistema de plantación cacaotera, sino el
de haciendas. Aunque se dice que en Mompox hacia 1750 había
haciendas de cacao hasta de "60 mil árboles", se trataba de cultivos que
apenas ocupaban 40 hectáreas de tierra.

TRABAJO Y TÉCNICAS DE EXPLOTACION

La explotación y cultivo del cacao demandó fuerza de trabajo esclava y


las técnicas de siembra, recolección y secado no fueron muy avanzadas
ni complejas. El cultivo requería de un cuidado especial en los primeros
cuatro años y luego empezaba a producir. Pero era necesario mantenerlo
irrigado, limpio de maleza, y estar pendiente de la renovación de los
árboles viejos. Fray Juan de Santa Gertrudis decía que "lo que se siembra
no es el vástago, sino los granos de cacao. Se hace almácigo de ellos, y a
su tiempo se transplanta y a los cuatro años ya da fruto". Contrasta esta
descripción de 1750 con la que hizo en 1820 un viajero inglés que pasó
por la hacienda de Estanques en la provincia de Mérida: "En estas fincas
los árboles de cacao se siembran en hileras, con intervalos de tres o
cuatro metros y como es necesario protegerlos de los rayos directos del
sol, se siembran al mismo tiempo, alternadamente, otras hileras de
Plantain y de L'éritryne que crecen muy rápido y dan magnífica sombra.
L'eritryne protege la plantación después del segundo año, y el plantain el
primero, al mismo tiempo que produce sus propios frutos. Generalmente
produce dos cosechas anuales, una en julio y otra en diciembre, y se
requiere gran cuidado para la recolección y el secamiento de la fruta. El
grano se extrae de la vaina y se coloca sobre hojas o caneyes para
secarlo".

Es decir, el cacao se transplantaba desde los almácigos y requería de


sombrío en los dos primeros años. Como en otros tipos de cultivos, el
plátano no sólo daba sombra sino frutos, que se usaban para la
alimentación de los trabajadores y para ser comercializado localmente.
Después de los cuatro años el cacao comenzaba a dar fruto, en julio y
diciembre. Santa Gertrudis afirma que el cacao daba fruto "todo el año",
pero su cosecha grande era en abril y mayo. Por esto se consideraba la
fiesta de San Juan como la época de la gran cosecha. El árbol seguía
produciendo durante mucho tiempo, a veces más de treinta años. Su
beneficio se hacía en caneyes, e incluía recolección, extracción de la
vaina, secamiento y almacenamiento. Un proceso similar al beneficio del
café, sólo que éste es de tierras templadas y de origen asiático, y el cacao
de tierras calientes y nativo de América. "Hay que tener mucho cuidado
de que no se humedezca, y el proceso de secamiento dura varios días,
después se almacena teniendo mucho cuidado de que no se mezcle con
vainas o granos verdes. El árbol casi nunca produce antes de cinco años y
en algunos sitios, sólo después de seis o siete, pero después de la primera
cosecha, si se cuida bien, sigue produciendo durante 30 o 50 años".

El cacao debía cultivarse en la proximidad de un río para irrigarlo en


tiempos de sequía. Para ello se construían canales que servían al mismo
tiempo para drenar los terrenos en épocas de invierno. No es extraño,
entonces, suponer que las técnicas usadas en la región próxima al valle
de Cúcuta y en otras regiones de Colombia hubieran sido comunes en
otras zonas de la América Española. Así como era necesario cuidar su
irrigación para asegurar una buena cosecha, había que evitar la humedad
de la semilla, una vez se sacaba de su vaina y se limpiaba.
Estos cuidados no eran ajenos a los hacendados del siglo XVIII. En
1767, en la hacienda de Chipalo de San Juan de la Vega, ubicada a orillas
del río Magdalena, todos los cacaotales se hallaban "con sus riegos de
agua por distintas (a)sequias correspondientes a todos ellos". La
infraestructura no requería alta inversión de capitales. Se trataba de la
simple apertura de canales por donde el agua iba y venía, pues el cacao
era un árbol que únicamente prevalecía "en clima caliente, y quiere
mucha humedad".

LAS COSECHAS

Aunque el "cacao... fructifica todo el año", y sus cosechas eran en San


Juan y Navidad, como lo afirma Francisco José de Caldas, era evidente la
dependencia de esta y de otras cosechas de los períodos de sequía o
lluvias propios de Colombia: las estaciones eran "dos lluviosas y dos de
buen tiempo, que alternan mutuamente". Lluvias y cosechas incidían en
el calendario festivo del mundo rural colombiano: las fiestas de San Juan
y San Pedro y las de Navidad. Para recoger no dos, sino tres o cuatro
cosechas, según los terrenos, se requería una infraestructura importante
de aguas. En las zonas donde se precisaba conducir las aguas, los canales
servían para humedecer el terreno lo suficiente, de tal manera que se
pudieran mantener los árboles productivos todo el año. Tal vez por esto
se afirmaba que los frutos que venían fuera de dichos tiempos no se
sazonaban bien, porque no habían tenido "las aguas ni la sequedad en la
justa proporción".

Las áreas cultivadas en las haciendas cacaoteras de la Nueva Granada no


fueron muy extensas. Normalmente el cacao se cultivó junto con otros
productos de tierra caliente, en especial la caña de azúcar. Si aceptamos
como indicador que un almud de tierra, equivalente a 0.3 hectáreas,
podía soportar 500 árboles de cacao, como ocurría en las haciendas de
Fierro Arriba y Fierro Abajo (jurisdicción de Honda), es viable
determinar las áreas cultivadas de cacao en algunas haciendas de la
Nueva Granada.

Estas haciendas a más de la producción de cacao desarrollaban


actividades diferentes, en consonancia con la orientación que los
empresarios supieron dar a dichas unidades, como fue diversificar en una
explotación la agricultura y la ganadería. Así, San Xavier de la Vega, que
tenía una extensión de 222 hectáreas, dedicaba apenas el 1 % en cultivos
de cacao. Aunque se le consideraba como una hacienda ganadera, apenas
el 43 % de sus inversiones estaban representadas en ganados. El resto era
inversión en esclavos y bienes muebles. Haciendas como las de Fierro
arriba y Fierro abajo en realidad eran muy pobres y su producción
cacaotera no era muy significativa, a pesar de ser consideradas como
empresas que se dedicaban a dicho cultivo.

Junio era el momento culminante de la cosecha grande y diciembre el de


la cosecha secundaria. De la abundancia o escasez de las mismas
dependían los precios en el mercado. Así, la crisis de 1770 infló los
precios de la carga de cacao de 34 a 50 pesos, para caer luego, en 1771, a
41 pesos. Desde Navidad de 1769 las cosechas habían sido muy
precarias, posiblemente por el rigor de los climas, y en el caso de las
haciendas de jesuítas por los traumas administrativos derivados de su
expulsión. Al momento de expulsar a la Compañía, la hacienda de Fierro,
de su propiedad, tenía 40 mil árboles de cacao que sufrieron los efectos
del abandono y el descuido a los que fueron sometidos en los años
previos a su venta. A pesar de que el cacao no fue un cultivo que se
desarrolló en grandes unidades, su producción no sólo logró atender la
demanda básica interna sino disponer algunos excedentes para exportar.

EL COMERCIO
La demanda del cacao no se reducía al mundo de los indígenas, sino de
los grupos acomodados de la población blanca de las colonias. Pero una
vez se conoció en Europa se convirtió en una bebida lujosa, creándose un
gran mercado de exportación. En el siglo XVIII el cacao llegó a ser el
primer producto de origen agrario que llegaba a España. Pero en el caso
de la Nueva Granada otros productos le disputaban dicho privilegio. La
fragata La Galga, que zarpó en 1763 con destino a España, a más de
metales preciosos llevaba 1.727 zurrones de cacao y 20 de cascarilla, 138
cajones de azúcar y una variedad de productos como la cochinilla, el
carey y 4.175 cueros. Hacia 1780 el algodón y el palo brasil habían
llegado a ser más importantes que el cacao. Eso sí, estaba por encima de
otros productos como la grana, el azúcar y el tabaco.

El valor de las exportaciones del cuatrenio alcanzó los 9'382.211 pesos,


de los cuales el 94,22 % estaba representado por el oro y la plata y el
5.78 % por los demás productos. El cacao representó el 0.54 % del total
de las exportaciones del cuatrenio. La calidad de los cacaos mexicanos y
venezolanos hacía muy difícil que otras regiones, con la excepción de
Guayaquil, entraran en los mercados coloniales y europeos. En general la
producción de cacao se consumía en los mercados internos de las
colonias y otra parte en Europa. Con respecto a la Nueva Granada, el
cacao de Pamplona y Cúcuta llegaba a Santafé, el de las regiones del
Alto Magdalena al occidente de Colombia, el de la costa atlántica a los
mercados del Caribe, y todos ellos podían exportar algunos excedentes
hacia España. Dentro de las colonias, el cacao se convirtió en un
producto de consumo popular y los dueños de hacienda lo usaron para
cancelar parte de las rentas de los trabajadores de sus haciendas.

El cacao también le permitió a muchos esclavos libertos y a pequeños


tenedores libres consolidar unas rentas, y con ello un modo de libertad
relativa frente a las indeterminaciones del mercado. En consecuencia, el
cacao no fue sólo un producto de consumo y factor de riqueza, sino que
fundó sentimientos de vanidad y orgullo. Acompañó a los hombres ricos
en sus festejos, estuvo en los campos acompañando a los trabajadores en
sus alegrías y en sus penas, y en la cocina de los esclavos, peones y
concertados. Llegó a la mesa de los conventos de frailes y monjas y a las
cocinas de las casas de las ciudades como un producto de consumo
básico. Cuando el mundo encontró el café en el siglo XIX, el cacao cedió
sus espacios a una nueva bebida que consolidaría nuevas fortunas y
nuevos sectores sociales. Pero ese es otro capítulo que tiene que ver con
la decadencia de un producto que generó prosperidad, como otros
productos tropicales (la quina, el caucho y el añil), en importantes
sectores de la economía y la sociedad colonial americana.
Puntos
 La producción colonial Venezolana
 Mano de obra y producción
 Agricultura
 Ganadería
 Mano de Obra esclava en el eje barlovento valle del tuy durante
el siglo XVIII
 Rentistas y productores
 Cabimas o matanzas
 Ciclo del Cacao
 Compañía Guipuzcoana
 Dinastía Borbónica y los cambios siglo XVIII
 Los cambios del siglo XVIII
 Los cambios Económicos en la Europa Del Siglo XVIII
 La provisión de Venezuela al despuntar al siglo XVIII
 Dominio Económico y político de loa real compañía Guipuzcoana
de Caracas
 Acciones de los Criollos contra la compañía Guipuzcoana
 Sublevación de Juan Francisco león
 Creación de las milicias
 Critica de la actuación de la compañía Guipuzcoana
 Tiempo de Revolución y Cambio: La Ilustración. Las luces del Siglo
XVIII

Época Colonial

MANO DE OBRA ESCLAVA EN EL EJE BARLOVENTO VALLES DEL TUY


DURANTE EL SIGLO XVIII.

José Marcial Ramos Guédez.

En este estudio geohistórico y económico- social, relacionado con la


presencia de mano de obra esclava
de origen africano en el eje Barlovento -Valles del Tuy - durante el siglo
XVIII, destacamos los múltiples
oficios desempeñados por los africanos y sus descendientes en las
áreas geográ ficas antes
mencionadas, haciendo mayor hincapié en torno a sus labores en la
agricultura, el servicio doméstico y
como artesanos. todo ello, sin omitir las constantes luchas que los
negros, zambos y mulatos llevaron a
cabo en contra de sus amos y las autoridades establecidas en la
Venezuela colonial. Sin omitir, la
fundación de numerosos pueblos y caserios por parte de los negros
cimarrones o de negros libres, como
fue el caso especifico de Curiepe en la subregión de Barlovento.

Palabras Clave: mano de obra esclava, africanos, haciendas, rebeliones.


José Marcial Ramos Guédez

"Los primeros asentamientos urbanos de Barlovento aparecen


alrededor de 1621 y junto a ellos algunas
haciendas de cacao que comenzaban a desarrollarse por Capaya
(MARASMA) y Caucagua (OROCOZNA)
dos pueblos que surgen de la división de ARAGUATA, un poblado de
doctrinero de indios. Según Lucas
Guillermo Castillo Lara (1981) no es sino hasta finales del siglo XVII y
principios del XVIII cuando
aparecen núcleos rurales y caseríos como Curicpe, Cúpira, Tacarigua,
Panaquire. Mamporal, El Guapo y
Río Chico. Esto tiene sus razones: la Agricultura de plantaciones
sustituye al sistema de labranzas y
amplía el radio de acción del comercio de negros aumentando la
importación y las operaciones de
compra-venta de esclavos..."
En el presente estudio, tendremos la oportunidad de conocer los
elemen tos fundamentales de una
temática aún poco analizada por nuestros historiado res y demás
científicos sociales, tal como lo es la
relacionada con el uso de la mano de obra esclava de origen africano
en dos zonas geoeconómicas
especí ficas de nuestro país como son las de Barlovento y los Valles del
Tuy, todo ello en el contexto del
siglo XVIII, sin omitir los antecedentes y el panorama general de la
Venezuela colonial.

En la Cordillera de la Costa o del mar Caribe se encuentra el Estado


Miranda, en éste se destacan desde
el punto de vista geohistórico dos subregiones: la de Barlovento y la de
los Valles del Tuy. Ambas
constituyen por sus múltiples interconexiones, un eje geográfico y
económico-sociocultural, conformado
durante el período de la Colonia y durante ese período histórico,
pertenecie ron a la jurisdicción de la
llamada Provincia de Caracas o de Venezuela, siendo zonas adyacentes
a la ciudad de Caracas en donde
vivían los vecinos. que generalmente eran los propietarios de las
unidades productivas que existían en
las subregiones antes mencionadas.' Sin olvidar, que los
hacendados terratenientes y esclavistas,
generalmente estaban ausentes de los centros de producción y
laboreo ante tal situación tenían
administradores y mayordo mos que les atendían sus predios agro-
pecuarios.

Durante los siglos XVI y XVII, fue muy poco el desarrollo económico - -
social alcanzado en el eje
Barlovento-Valles del Tuy, debido entre otras cosas: a la resistencia
llevada a cabo por los pobladores
indígenas, a los problemas surgidos con relación a los títulos de
propiedad de la tierra, a las dificultades
presentadas por el medio geográfico (inundaciones, excesos de
montañas, panatanos, etc.), y en última
instancia por la escasez de mano de obra y la negativa de los
colonizadores de realizar por sí mismos el
trabajo en el campo.
Mano de obra esclava en el eje Barkoverto-Valles del Tuy durante el
siglo XVIII

Ahora bien, al ser reducida la población indigena a su minima


expresión a consecuencia del exterminio
el genocidio étnico-cultural a que fue sometida por parte de las
huestes europeas; se hizo evidente la
necesidad de fomentar la traida de mano de obra esclava de origen
africano. La cual, ya para finales del
siglo XVII y principios del XVIII se encuentra presente en las áreas de
Barlo del Tuy, como consecuencia
de cierto fomento del cultivo del ca cao y de la caña de azúcar. Al
respecto. Miguel Acosta Saignes
señala que las haciendas... "de cacao y caña particularmente
fueron trabajadas por brazos es clavos
negros"... Sin embargo, será con el auge del comercio del cacao y
con la llegada de Compañía
Guipuzcoana (1728), cuando observamos un incre mento en el proceso
de introducción de mano de
obra esclava negra y de sne posteriores descendientes. Por tales
motivos, encontramos a lo largo del
siglo XVIII, la consolidación de un orden social jerárquico, en donde los
blancos criollos (terratenientes,
comerciantes, etc.), ejercían su poderio y hegemonia sobre los otros
grupos humanos (indigenas, negros
libres. "blancos de orilla". mulatos, negros esclavos, etc.)
Siendo éstos últimos, quienes estuvieron ubi
cados en los niveles más bajos de la pirámide social.

Tal como lo señalamos anteriormente, fue a partir de 1728, con la


llegada a Venezuela de la Compañia
Guipuzcoana que observamos un apreciable aumento de la mano de
obra esclava de origen africano, e
igualmente hemos de mencionar el auge del cultivo del añil en los
Valles del Tuy y los de Aragua, lo cual
incide en la de obtener esclavos bozales o ladinos para atender las
faenas relacionadas con el cultivo del
producto antes mencionado. Paralelamente, con el añil, no podemos
omitir la importancia del cacao y
de la caña de azúcar. frutos que también exigian el trabajo permanente
de numerosos negros, zambos y
mulatos sometidos a esclavitud o en situación de peonaje o
servidumbre
En el año 1738, encontramos una muestra fehaciente de lo aludido, ya
que localizamos en la población
de Santa Lucía (Valles del Tuy), el caso de la hacendada Doña Juana
Petrona Blanco, quien poseía once
esclavos bozales. quienes fueron identificados con los gentilicios
africanos que veremos a conti nuación:
Just Marcial Ramni Orke

Procedencia

Tari

Nombre de los Esclavos Antonia Rin, de 21 años poco más o menos.


Maria Theresa, de 20 años poco
más o menos. Francisco Javier, adulto.

Observaciones Los esclavos mencionados fueron traidos directamente


desde el conti nente africano.

Mina

Juan Phelipe, adulto.

Pedro Juan, adulto. Bárbara, adulta. Joseph Antonio, adulto. Maria


Thadea, adulta.

Joseph Miguel, adulto. Joseph Manuel, adulto,

Gabriel, adulto.

Fuente: Archivo Parroquial de Santa Lucia. Sección Varios. Tomo I.

En el cuadro antes citado, vernos los gentilicios Tari y Mina, con


respecto al primero Gonzalo Aguirre
Beltrán, nos señala: "Con la denominación de Tari, entraron (...)
esclavos arrancados de las cercanías de
Ponò. Barbot menciona por vez primera el rio Tary y nos informa que
era conocido por los portugueses
con el nombre de rio Poupou... Con relación al segundo gentilicio,
Fernando Ortiz, dice que los "...minas
fueron en gran número dominados por sus vecinos orientales los
achantis y vendidos por éstos a los
negreros, según Deniker. Su localización es precisa (..) Costa de los
Esclavos (o Costa de Orof al suroeste
de Dahomey. [El puerto de] Elimina [o San Jorge de la Mina] fue la más
antigua (1470) factoria negrera
visitada por Colón antes de su viaje a América" Ade más llama la
atención que una sola persona, tuviera
once esclavos bozales. como es el caso de Doña Juana Petrona Blanco,
tal hecho evidencia que para la
fecha aludida existia un incremento en la adquisición de mano de obra
de procedencia africana.
Con respecto a los vinculos producción cacantera, inano de obes
esclava y poblamients en Barlovento
durante el siglo XVIII, hemos tomado en consideración el siguiente
texto el desarrollo del cativo del
cacao junto a la apropiaciony concentración de tierras e cando ena
nueva tendenca al repoblantiente de
la region de Barlovento En 1784 habian hecho su aparición Aragüita y
Macayra y estaban por fundarse
Tapipa, Taguaza y San Fernando del Guapo (Castillo Lara, 1981). Por
supuesto, la gran mayoría de la
población concentrada alrededor de las haciendas cacaoteras estaba
formada por esclavos negros de
origen africano. Su número se calcula con solo echar una mirada a la
gran cantidad de haciendas
establecidas en la región durante 1790. en Caucagua 60 haciendas: 29
en Tapipa: 26 en Panaquire: 20 en

Tacarigua: 20 en Mamporal; 28 en Aragüita: 50 en Curiepe: 25 en


Cúpira y 30 en El Guapo [...] La
mayoria de ellos habia sido traída de Angola y el Congo junto con
negros de la región septentrional del
Golfo de Guinea, entre quienes se encontraban los famosos
Mandingas" De acuerdo a lo visto
anteriormente, observamos que los asentamientos humanos en
Barlovento y los Valles del Tuy, se
debieron a las condiciones especiales de que gozaban ciertas áreas
geográficas donde se realizaron
labores mineras o agropecuarias La Geografia Fisica' del territorio
determinó la 'geografia humana,
señalando al hombre las zonas en que segun la naturaleza [-] su
capacidad de trabajo seria mayor

Ahora bien, con la finalidad de obtener una información estadistica


sobre la distribución étnico-social de
los distintos habitantes de las áreas geo-económi cas Barlovento-Valles
del Tuy hacia los años 1771-
1784, veamos los datos que bemos organizado en el cuadro siguiente
Con el término negros, se hace alusión a los negros libres, los cuales de
una u otra forma habían
adquirido su libertad (también se les denominaba manumisos).

Fuente: Marti. Mariano (Obispo). Documentos relativos a su visita


pastoral de la Diócesis de Caracas
(1771-1784). Tomo VII, pp. 274, 277. 281. 284-285. 289, 293. 297, 303,
306. 310-311, 314, 317, 319-320,
322-323, 325, 328, 331,335, 341 y 347.

Se observa en el Cuadro N° 1, que en las distintas poblaciones


integrantes de las subregiones
Barlovento-Valles del Tuy, había un predominio del sector humano
representado por los esclavos negros
y mulatos. Siendo Marín (Alias Cúa), Sabana de Ocumare y Caucagua,
las localidades que para la fecha
seleccionada, poseían cada una de ellas, más de mil personas
sometidas al régimen de la esclavitud.
Además. Miguel Acosta Saignes al respecto nos señala lo siguiente
Fuente: Ramos Guédez, José Marcial. Contribución a la historia de las
culturas negras en Venezuela
colonial. pp. 113-117

En cuanto al uso de mano de obra esclava en algunas haciendas de


caña de azúcar ubicadas en los Valles
del Tuy, tenemos el caso de Benito Galloso quien en 1795 poseía 28
negros esclavos en su finca situada
en la Sabana de Ocumare A su vez, hemos de tener presente un hecho
de vital importancia como lo fue
el de la resistencia de los negros, zambos y mulatos sometidos a
esclavitud en contra de sus amos y del
régimen de trabajo puesto en práctica por estos últimos. En tal
sentido, apreciamos que en esencia el
trabajo realizado por los esclavos en las haciendas de cacao, caña de
azúcar y otros frutos del agro, para
lograr un alto indice de productividad, exigía una severa vigilancia y
condiciones de violencia impuestas
por parte de los propietarios y sus mayordomos, sin olvidar la actitud
negativa demostrada por los
esclavos hacia el trabajo para beneficio de otros y más cuando se
consideraba como una labor "servil"
De allí, los numerosos enfrentamientos de la población sometida a
esclavitud contra sus amos y las
constantes fugas hacia los montes y bosques poco accesibles, en
donde construyeron rochelas, cumbes
y palen ques, muchos de los cuales, posteriormente se convirtieron en
centros pohla

dos. Los llamados al orden y a un estricto control, se invocaron a


menudo para justificar al propio
"sistema esclavista"; todo ello debido a que los negros
eran considerados como "seres inferiores,
carentes de inteligencia y perezosos". y sólo una dura disciplina
puesta en práctica por sus dueños
podrían hacerlos "útiles a sí mismos y a la sociedad". La
ganancia obtenida sería entonces apenas una
justa compensación por su trabajo de dirección. He aqui, algunos
elemen tos de carácter ideológico con
los cuales se sustentaba el régimen esclavista. Con relación a la
fundación de algunos centros poblados
en Barlovento y los Valles del Tuy por parte de negros fugados
(cimarrones), tenemos los siguientes
casos: Ocoyta en jurisdicción de Panaquire (1771), Soapire en las
cercanías de Santa Lucía del Tuy
(1788), Taguaza y Morocopa en Barlovento (1795) y muchos otros.
"Además, no podemos omitir. el caso
del pueblo de Curiepe, el cual fue fundado por negros libres, bajo el
mando del Capitán Juan del Rosario
Blanco.

Para poseer algunas referencias sobre levantamientos e insurrecciones


de negros, zambos y mulatos en
situación de esclavitud. en las áreas geo-económi cas Barlovento-Valles
del Tuy durante varios años del
siglo XVIII, veamos los casos incluidos en el cuadro siguiente:
Jose Mocial Rasas Cader

Con respecto al caso del negro Guillermo Rivas, tuvimos la grata


oportu nidad de localizar un documento
en el Archivo General de la Nación, en el cual se señala entre otras
cosas "...que el año próximo pasado,
un esclavo de [...] Marcos Rivas nombrado Guillermo, salió del monte
donde estaba fugitivo, y
apadrinándose se bolvió (sic) a su servicio en donde bolvió(sic) á
hazer(sic) fuga para evitar el castigo
que lo amenazava(sic), llevándose consigo entre otras una negra mi
esclava nombrada Juana Francisca
con un hijito de tierna edad, fueronsele agregando otros
simarrones(sic), y con no haverse (sic)
procurado su reducción al principio, se fue haziendo(sic) un cuerpo
temible en los montes de Pannquire
que cometió algunos excesos remediados por la conducta que se
decretó por este Gobierno, y en la
única entrada murió Guillermo, se deshizo el cumbe con la
aprenhersión de unos, y voluntaria aparición
de otros a sus dueños, de los aprehendidos padeció uno sentencia de
muerte, otros la pena de
Ynominia, otros la de azotes por las calles, destierro y precidiotsic),
otros fueron castigados en la
carzel(sic), y las mugeres(sic) a reclusión... Sobre la rebelión del negro
Miguel Guacamaya, veamos la
siguiente información: "Sr. Gobernador y Capitán General. Con
motivo de not haber comparecido los
amos de los esclavos prófugos cojidos en esta oca sión, para su
entregas como he tenido a bien dirigitlos
à la Real Carsel de las certes con la tropa que se regresa para que VE se
sirva determinar sea de su
agrado, pues por este motivo como no será la mayor cantidad esta
Carsel, he tenido por conveniente asi
resolverlo [Acompaño a este la lista que aun se compone de trece
aprehendidos, solo remito nueve, a
causa de que los demás quedan entregados a sus respectivos dueños y
con sus competentes recibos en
resguardo Lista de los esclavos apresados por prófugos, que se remiten
à disposición de Gobernador y
Capitán General de esta Provincia. 1. Miguel Cuacamaya es esclavo de
los herederos de Don Jaan de
Sojo de nueve años de huido...
Tal como o vamos en paginas anteriores. la mano de obra esclava de
origen africano en la Venezacla
colorial, fue utilizada en unidades productivas vinculadas a la
agricultura (caña de azúcar, escao, añal,
tabaco, tratos menores. etc . oficios artesanales (construcción de
iglesias, caminos, viviendas, mae bles,
retablos, murales, instrumentos musicales. herramientas de trabajo,
etc) y en el servicio domestico

(crianza de los niños de los mantuanos, gastrono mia, limpieza de las


viviendas, cotte de la leña etey.
Para ampliar o antes mercionado veamos la siguiente cita
Mase de dra Kicana en el cic Badevers Vilkes of Tuy data al sigla XVI

"...En la Colonia todo, en último término, dependla de los escla.


vos. Sobre sus hombros recayó el
mantenimiento de aquella sociedad: fueron pescadores de perlas,
descubridores de minas, pescadores,
agricultores, ganaderos, fundadores de pueblos. buscadores del
Dorado, fundidores, trabajadores
especializa dos en los trapiches y las minas, herreros [...] cantores,
domés ticos, músicos, pulperos,
verdugos, pregoneros, soldados, ju glares...

Finalmente, a lo largo del presente estudio de carácter geohistórico y


con énfasis en los componentes
económico-sociales y étnico-cultura les del eje Barlovento- Valles del
Tuy durante el siglo XVIII, pudimos
destacar las actividades desempeñadas por la mano de obra esclava de
origen africano en las unidades
productivas que poseían los blancos criollos y algunos peninsulares en
las áreas geográficas antes
mencio nadas, sin omitir las constantes fugas, conspiraciones y
rebeliones que llevaron a cabo los
negros, zambos y mulatos sometidos al regimen esclavista, siendo las
más importantes las que dirigieron
los negros cimarrones Manuel Espinoza, Guillermo Ribas y Miguel
Guacamaya. E igualmente,
mencionamos varios centros poblados fundados tanto por negros
fugados como por negros libres.
NOTAS

1. Sequera de Segnini, Isbelia. Estudio geo-económico de la región de


Barlovento. p. 15 y Ramos Guédez,
José Marcial. Historia del Estado Miranda. p. 17

2. Acosta Saignes, Miguel. "La población del Estado


Miranda". En: El Estado Miran da. Su tierra y sus
hombres. p.104

3 Aguirre Beltrán, Gonzalo. La población negra de México: estudio


etnohistórico. p. 131

4. Ortiz, Fernando. Los negros esclavos. pp. 40-45

5. Guerra Cedeño, Franklin. Esclavos negros, cimarroneras y cumbes de


Barlovento. p. 10

6. D'Ascoli, Carlos. Esquema histórico económico de Venezuela...


p. 117

7. Acosta Saignes, Miguel. Ob. Cit. p. 368.

8. Ramos Guédez, José Marcial. Apuntes sobre la economia de


Barlovento y los Valles del Tuy 1873 1910
pp 31 – 33
José Marcial Ramos Guedez.
9. Veracoechea, Ermita de. "El trabajo libre de los esclavos
negros en Venezuela" En: Boletin de la
Academia Nacional de la Historia. Caracas. Tomo III, N° 212, Oct. - Dic.
De 1970. p. 672

10. Ramos Guédez, José Marcial. Ob. Cit. p. 122

11. Ramos Guédez, José Marcial. Ob. Cit. p. 35

12. Castillo Lara, Lucas Guillermo. Apuntes para la historia colonial de


Barlovento y del mismo autor:
Curiepe: origenes históricos.

13. Archivo General de la Nación. Capitanía General. Diversos 1773.


Tomo XLIII. folios 128 y vto. (Se
conserva la ortografia de la época)

14. Archivo General de la Nación. Capitania General . Diversos. 1794.


Tomo LXVI. folios 469, 472 ( Se
conserva la ortografia de la época)

15. Acosta Saignes, Miguel. Vida de los esclavos negros en Venezuela


[s.p.]

FUENTES CONSULTADAS
Documentales

Archivo General de la Nación. Capitanía General. Diversos, 1771, 1794


Archivo Parroquial de Santa Lucía.
Varios. Tomo I.

Bibliograficas

Acosta Saignes, Miguel. "La población del Estado


Miranda". En: El Estado Miranda. Su tierra y sus
hombres. Caracas: Editorial Sucre, 1959. 19-109. (Ediciones del Banco
Miranda).

Acosta Saignes, Miguel. Vida de los esclavos negros en Venezuela.


Caracas: Ediciones Hespérides 1967.
368 p.

Aguirre Beltrán, Gonzalo. La población negra de México: estudio


etnohistórico. 2º.ed. México Fondo de
Cultura Económica, 1972. 374 p.

Castillo Lara, Lucas Guillermo. Apuntes para la historia colonial de


Barlovento. Caracas: Academia
Nacional de la Historia. 1981. 724 p. (Biblioteca de la Academia
Nacional de la Historia. Fuentes para la
historia colonial de Venezuela: 151)

Castillo Lara, Lucas Guillermo. Curiepe origenes históricos. Los Teques


Biblioteca de Autores y Temas
Mirandinos, 1981.275 p (Colección Juan Rodriguez Suárez. N° 2)

D Ascoli. Carlos. Esquema histórico económico de Venezuela: del mito


de El Dorado a la economia del
cafè Caracas Universidad Central de Venezuela, Facultad de Ciencias
Económicas y Sociales, División de
Publicaciones. 1971 402 p.
Guerra Cedeño, Franklin. Esclavos negros, cimarroneras y cumbes de
Barlovento. Caracas: Cuadernos
Lagoven, Departamento de Relaciones Públicas de Lagoven, Filial de
Petróleos de Venezuela, 1984. 71 p.

Martí, Mariano (Obispo). Documentos relativos a su visita pastoral de


la Diócesis de Caracas (1771-
1781). Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1969. Tomo VII, 454
p. (Biblioteca de la Academia
Nacional de la Historia. Fuentes para la historia colonial de Venezuela;
101).

Molina Castro, Diógenes. El granero de Caracas. Los Valles del Tuy del
señorio colonial al urbanismo
petrolero. Caracas : Fondo Editorial de la Universidad Pedagógica
Libertador - FEDUPEL, 2002. 264 p.

Ortiz, Fernando. Los negros esclavos. La Habana: Editorial de Ciencias


Sociales.

1975. 525 p. (Colección Pensamiento Cubano)

Ramos Guédez, José Marcial. Apuntes sobre la economia de


Barlovento y los Valles del Tuy 1873 - 1910.
Agricultura, artesanía y manufactura. Los Teques : Biblioteca de
Autores y Temas Mirandinos, 1992. 118
p. ( Colección Tomás Lander. N° 1)

Ramos Guédez, José Marcial. Contribución a la historia de las culturas


negras en Venezuela colonial.
Caracas: Instituto Municipal de Publicaciones-Alcaldía de Cara cas,
2001. 640 p.
Ramos Guédez, José Marcial. Historia del Estado Miranda. Caracas:
Ediciones de la
Presidencia de la República, 1981. 222 p..
Sequera de Segnini. Isbelia. Estudio geo-económico de la region de
Barlovento. Los
Teques: Gobernación del Estado Miranda, 1976. 146 p.

¿Rentistas o Productores?
La acumulación primitiva del capital vino a aparecer en Venezuela para
el Siglo XX cuando en el resto de
la América Latina ella surgió con la llegada de los primeros
conquistadores. El oro y la plata en contrados
en aquellas minas virgenes con que tropezaron los españoles en sus
primeras incursiones, constituyen el
símbolo de la acumulación primitiva y esos metales son el primer
requisito para se pueda darse el
fenómeno. A las riquezas extractivas que deben tener un volumen
maravilloso es necesario sumar la
abundancia de mano de obra que pueda esclavizarse o someterse a
servidumbre y así explotar los pla
ceres mineros con el costo más bajo y el provecho más alto. La acu
mulación primitiva viene, vamos
ahora a redondear ese concepto en el cual hemos proyectado los
elementos que lo componen, cuando
en la conquista militar de un territorio atrasado quienes la consuman
en cuentran riquezas extractivas
de tal magnitud que sobresalgan entre todo lo conocido en tal campo y
dispongan de una población
nativa tan abundante y al mismo tiempo tan atribulada o
desmoralizada que cueste poco reducirla a la
servidumbre. El régimen que allí se jmplanta, redundante en ganancias
sin medida, es la acumulación
primitiva del capital. Desde el punto de vista histórico, los países que
han sido be neficiarios de la
acumulación primitiva obtuvieron el capital sin esfor zarse ni esperar
los resultados del trabajo previsor.
Quizá podríamos ilustrar este concepto con una metáfora que como la
luz del relámpago ilumine el
campo hasta el último rincón. La acumulación primitiva, diríamos
esgrimiendo esa metáfora, es una
especie de lotería histórica. El oro y la plata concentrados en minas
aún no tocadas por el hombre y la
mano de obra numerosa y esclavizada producen tanto para los due ños
de aquella riqueza y de aquellos
seres que es como si ellos hubieson llegado a la tierra de ésos hallazgos
con el premio gordo de una
lotería en sus bolsillos. México y el Perú fueron en América los ejem
plos clásicos pero no los únicos de
acumulación primitiva. California en 1848 y el Brasil en distintas etapas
y circunstancias en que fueron
descubiertos estupendos tesoros en su territorio, registraron procesos
de acumulación primitiva. Esta

observación vale para allanar el ca mino que nos va a llevar, ya sin más
preámbulos, a la acumulación
primitiva que ocurre en Venezuela.

A Venezuela llega la acumulación primitiva con una riqueza que no son


los metales preciosos ya
extinguidos en el resto de América por la brutal explotación a que los
sometió la codicia europea.
Cuando ad viene la acumulación primitiva entre nosotros, tampoco
imperan la es clavitud o la
servidumbre de la mano de obra y una guerra federal ha creado por
añadidura aquf un régimen poco
propicio a las brutalidades en los órdenes del trabajo. Hablamos sin
embargo de acumulación pri mitiva
porque la riqueza encontrada con los albores del Siglo XX es tan
prodigiosa y la celeridad con que es
explotada alcanza ritmos tan intensos, que los resultados distan poco
de los que fueron legendarios en
el caso de los conquistadores españoles. En el sentido literal de la
palabra, es obvio e indiscutible que la
acumulación primitiva feneció con la extinción de los imperios
coloniales y el agotamiento de los pla
ceres de metales preciosos que existieron en ellos. Pero como los con
ceptos históricos no admiten la
rigidez porque si se pretendiere eso vendría el desmoronamiento de
una historia que no encontraría
nadie cómo explicar o vendría el desastre del propio concepto que
saltaría en pedazos como
herramienta inadecuada, hay que aceptar lo figurado para que la
historia y las ideas que la esclarezcan
puedan converger hacia la claridad. En ese sentido figurado al cual
hemos llegado y no como náufragos
necesitados de balsa salvadora, el petróleo acarrea para Venezuela un
fenómeno de acumulación
primitiva que remeda, en as pectos esenciales aunque no sea igual, a
los que registraron los virrei natos
clásicos de México y el Perú al iniciarse la colonización española. El
petróleo permite, como el oro y la
plata en su momento, una acu mulación rapidisiraa sin ningún esfuerzo
o con esfuezas insignifican tes.
Allf está la clave del caso venezolano y de sus parentescos con sus
antecesores de México y el Perú. Una
acumulación acelerada de capital hecha como por arte de magia,
presente al brotar los chorros de
petróleo, casi sin que el país, la clase dirigente o quien fuere al
canzaran a darse cuenta. La colectividad
nacional en todo caso no par ticipó o no palpó aquella creación de
riqueza que hubo de materializarse a
velocidad fulminante y con la intervención de muy pocas personas. La
diferencia entre la acumulación
primitiva como lotería que es y los procesos normales de reproducción
del capital en regímenes
burgueses más ortodoxos, es que en aquélla el capital crece a saltos e
intervienen en su creación
algunos trabajadores que constituyen una minoría a ve ces
insignificante de la población nacional.
Cuando el proceso en cam bio es más "normal", el capital
va acumulándose a golpes de esfuerzo duro y
fastidioso dentro de un orden capitalista que la burguesía, acu
mulando sobre la sed y el hambre ha
extendido a todo un país.
Venezuela va a nacer a las realidades contemporáneas, a ser un país
moderno gracias a una
acumulación primitiva que se registra en el Si glo XX. Avanzando ya el
planeta por esa fase superior del
capitalismo que llamamos imperialismo, existiendo una rivalidad
interimperialista que desata guerras
mundiales, pasando la ciencia ya a los dominios de la cibernética e
informática, Venezuela recibe el
impulso que va a transformarla con un mecanismo que implantaron o
registraron Her nán Cortés y
Francisco Pizarro o sus sucesores cuatro siglos atrás. Como los
fenómenos históricos al repetirse vienen
a ser farsas, esta acumulación que con el petróleo amanece para
nosotros en pleno Siglo XX tenía que
contener elementos de divertido sainete. Los Pizarro y los Cortés de
nuestra acumulación primitiva no
se radican en el suelo nacional como hicieron los dos españoles en su
turno. Permanecen en las nuevas
metrópolis y delegan, para el control de las explotaciones en
Venezuela, a empleados suyos de
confianza. No tienen realidad cor pórea, son compañías abstractas,
marcas consagradas que manejan
una técnica ignota capaz de asombrar y desconcertar a los nativos. Es
una acumulación sui generis la

que suscita el petróleo en el Siglo XX. Em pezando por la riqueza


torrencial que brota de los yacimientos
todo en ella es gigantesco, desproporcionado y desconcertante. Los
valores que derivan del petróleo, lo
que allí se produce empequenece y hace tan trivial a todo lo que el
país detenta hasta aquel momento
que esta acumulación primitiva tiene su El Dorado que la consagra co
la ima ginación colectiva. Esos
atributos, perversos unos, insólitos los más, abrea tal estupefacción en
el país que la historia venezolana
en el Siglo XX puede dividirse en dos períodos, antes y después del
petróleo. Qui zás ni podríamos
quedarnos allí. Toda la historia patria podría divi dirse usando como
plomada la irrupción del petróleo y
sus efectos Entonces tendríamos dos períodos, dilatado el uno, breve
el otro, mo desto el primero y
frenético el segundo. Desde la llegada de los gangsters de Castilla en el
Siglo XVI hasta el reventón del
Barroso No. 2 marcharía el primer período y desde aquel estallido
cercano u Cabimas hasta hoy el
segundo. Tenemos ahora así configurado el caso de un país que viene a
sentir o registrar la acumulación
primitiva en el Siglo XX. Como entre el Siglo XVI, cuando la
acumulación pri mitiva cayó como tragedia
para el Perú y México y los tiempos de hoy, media todo un periplo
mundial de progresos y mudanzas, las
con secuencias sobre la colectividad nacional engendradas por un caso
de acumulación de este jaez,
tienen que ser muy rotundas. Queremos de tenemos en una de ellas
por ahora. Es la más importante a
nuestro juicio desde el punto de vista de los conflictos que podrían
suscitarse en nuestra tierra. La
acumulación primitiva del petróleo otorga al Fisco un elevado tributo,
sin precedentes en nuestra
historia y sin paralelos en la América Latina. Desde 1936, cuando se
asienta la explotación petrolera, el
Fisco venezolano navega en aguas financieras muy an chas y
profundas. Eso permitirá al gobierno influir,
a través del gasto público, en la idiosincrasia de las dos clases básicas
de la sociedad nacional las que en
otras condiciones empezarian la lucha a muerte por el control único e
inapelable de todos los resortes
del poder social. En Venezuela, la acumulación primitiva ha permitido
al gobierno crear la burguesia y
crear el proletariado y otras clases populares. A la bur guesfa la crea el
gobierno volcando sobre ella,
cuando era aún inci piente, créditos que no se reembolsan, pedidos
descomunales, ayudas técnicas,
investigaciones de laboratorig, etc. Todo el trabajo de acu mulación
que en otros países cuesta a la
burguesía imaginación, esfuerzo, durezas para con sus semejantes,
ardides interminables, dobleces,
aquí se simplitica al máximo Todo consiste en conseguir una de tantas
mer cedes que otorga el gobierno
y nada más. Grupas burgueses o perso nalidades hurguesas con nexos
en el Estado tienen recorrido el
itinerario de la acumulación No necesitan nada más. fit proletartado y
otras cla ses populares no serán
ajenos a los efectos de esta manera de manejar las cosas que instaura
en el país una acumulación
primitiva que ata parece persistir .

Venezuela se ha convertido en un país rentista. Todos o casi todos


viven de la renta que deriva del
modelo de acumulación entronizado por el Siglo XX. El gran
beneficiario es el Estado desde luego, con
vertido en una especie de sol de un firmamento donde esplende su luz.
Como en todo modelo minero,
el de Venezuela pone en manos del Estado tales recursos no ganados o
no trabajados que la potestad pu
blica tiene siempre la posibilidad de mediar en la lucha de clases. Es
tan ingente la renta que los
funcionarios ejecutivos disponen de arbi trios para calmar los ímpetus
o redondear las intransigencias
cada vez que las clases sociales llegan a la confrontación. Otorgando
créditos a los patronos o
concediendo algunas mercedes a los trabajadores, todo brotado de la
fuente mágica que es el
presupuesto el Estado allana los conflictos. La verdad es que en el país
todos recaban alguna ventaja de
la renta. Desde el magnate financiado por una entidad oficial hasta el
marginal que alivia algún
problema acudiendo a los subsidios, casi toda la población tiene
calidad de rentista. La situación creada
se ase meja bastante a la que surgiera en la España de los Austrias
cuando Potosí y otras minas
prodigiosas de nuestra América, entregaron un universo de recursos a
la monarquía de Madrid. El
soberano de Es paña pudo sostener a toda una población parasitaria y
era más venta joso por ello

artimarse a la sombra del Estado que imaginar y proyectar iniciativas


de trabajo creador. Mientras en
Francia e Inglaterra la ne cesidad emparentada con la escasez aguza la
imaginación de la bur guesía, en
España el torrente de metales preciosos hace supertlua o pospone la
producción. Venezuela ha sufrido
un proceso similar pero no igual. Nadie se baña dos veces en el mismo
río, recordemos con Heráclito. Es
cierto sin duda. Las repeticiones o las copias son inten tes de acercarse
pero nada más a un modelo
primigenio. Entre el ar quetipo español de los Austrias parido por las
minas de América y éste
engendrado por el petróleo, hay una diferencia esencial. Aquel surgió
antes del entronizamiento del
capitalismo y el de Venezuela ve la luz cuande ya ese sistema ha
llegado a la etapa del capital financiero.
Aquf la clase dirigente no podia ser parasitaria por entero como lo fue
en Espana. Aunque con
deformaciones y otros vicios, ella ha arado tie tras, ha engido fabricas y
ha establecido bancus y
compañías de se guros A veces predomina sin embargo en su fondveta
lo rentistico sobre lo productivo.
La acumulación primitiva con su modelo rentista asoma serios pe ligros
para la nación que si los
escondiéramos o soslayáramos, esta ríamos incurriendo en
complicidad delictuosa. La acumulación
primitiva, retardada entre nosotros hasta el siglo XX, ha emplazado
una mono producción que jamás
registramos en el pretérito. Todo gira en torno al petróleo sin
alternativa ni equívoco. Se ha creado algo
más grave que una burguesía parasitaria. Hay que decirlo para
desechar aquel que consiste en ver la
paja en el ojo ajeno cuando ignoramos la viga que destaca en nuestros
propios ojos. Se ha creado un
país bu rocrático que vive al ritmo del presupuesto. Las universidades,
los Es tados de la Unión, muchas
empresas e instituciones privadas funcionan porque el presupuesto les
allega todos sus recursos. La
mentalidad hu rocrática se parece a los gases que tienden siempre a
expandirse. Un país burocratizado
donde todos recaban algún provento del Estado, como no tiene otras
fuentes de subsistencia, busca
mejorar las asig naciones que recibe. Sin darse cuenta, todos o casi
todos actúan como factores de
chantaje. Así el presupuesto tiene que ensancharse sin ce sar para
agotar o dulcificar las presiones
ejercidas sobre el Estado. Cuando todo el mundo es clientela, sólo
multiplicando los favores es posible
hacer politica. En definitiva, el modelo rentistico se hace cada vez más
oneroso. Es interesante explicar
los mecanismos que llevan a este proceso. Cada año trae un
incremento en las presiones sobre e!
Tesoro. Las pandillas partidistas, los clares empresariales y la bu
rocracia, todos aspiran a ver mejorada
su suerte. La única respuesta a tales acosos radica en el incremento del
presupuesto. Es, lo que viene
sucediendo. Pero esta tendencia fuerza a la corta o a la larga, a seguir
alienando los recursos naturales
del país. Como no hay otra fuente rá pida y generosa, se acude al
petróleo cada vez que un cuello de
hotella amenaza defraudar las ilusiones que la casi totalidad de los
sectores sociales cifran en el
presupuesto. Este expediente provocó ya la aper tura petrolera hecha
a espaldas de la nación a la cal
sorprendieron casi con el mismo desenfado del gangster que saca la
pistola frente a la víctima
desprevenida. La senda que se desprende de la acumula ción primitiva
y del modelo rentistico obligará a
producir seis o más millones de barriles Quizás no baste esta cifra y
haya que extraer más petróleo.
Estamos frente a un aparato que exprime las reservas de hi
drocarburos sin dejar márgenes de
prudencia para su conservación.
La monoproducción podría incrementarse o va a incrementarse por
que este modelo rentistico obra
impulsado por la lógica que se infiere de su naturaleza. El círculo
vicioso de las presiones que sólo se
satis facen elevando la producción petrolera la cual, al acentuar así su
pro porción entre los ingresos del
Fisco, obliga de nuevo a acudir a ella, giraría sin pausa hasta el infinito.
No creo que esta obsesiva depen
dencia agote las reservas probadas de petróleo. Pero no es ése el pro
blema. Los depósitos de petróleo
ubicados bajo el suelo venezolano son tan vastos que salen del cálculo
económico y atañen, casi por en
tero, a la ecología. Aun cuando tengamos reservas duraderas por si
glos, ese aspecto tiene también sólo
valor ecológico. En lo que concierne a la economía, el círculo vicioso
acentúa y hace perenne tanto la
acu mulación primitiva como el modelo rentístico. Se entroniza así la si
tuación histórica de México y el
Perú en aquellos tiempos en que alojaron sus maravillosas vetas
minerales. El perfil rentístico propagó el
para sitismo en la sociedad de los dos países. Una población ociosa u
hol gazana, que podía sostenerse
porque el oro y la plata permitían todas las licencias, degradó la vida
nacional tanto en México como en
el Perú. Cuando se agotaron los dos metales preciosos, el parasitismo
se convirtió en condena histórica
pues no había ya recursos para sos tener a los holgazanes. A Venezuela
no se le agotará el petróleo
como masa fisica en el siglo XXI. Ni aun llegando a cifras superiores a
los diez millones de barriles diarios
que serían un abuso de todo orden, fenecerán los yacimientos. Pero el
siglo XXI verá acrecentada una
ten dencia que es ya característica del capitalismo, el genio inventivo
apli cado a la producción. Las
hazañas de los laboratorios, las aventuras de los pensadores en el
campo de la ciencia, la invención
como reto o como costumbre serán más intensos en el siglo XXI. Allí
puede estar la raíz de la desgracia
nacional. Hasta ahora las invenciones han fa vorecido, todas o casi
todas, al petróleo. ¿Quién garantiza
un futuro con esta misma tendencia? Podrían variar de tal manera las
cosas que vengan otros
combustibles u otros agentes energéticos a la mesa de las preferencias
donde ha reinado el petróleo. Si
al rey carbón lo des tronó el rey petróleo, este último no tendría por
qué sentir asegurado su cetro.

Una de las tragedias del mundo subdesarrollado radica en su vul


nerabilidad tecnológica que hace
expugnables los modelos económicos allí engendrados o adoptades. El
subdesarrollo sigue siendo
sinónimo de monoproducción y, en un mundo tan fértil para ciencia
como el que vivimos, la sustitución
de productos naturales por otros artifi ciales es ya evangelio de cada
día. Los peligros a que se expone
un país subdesarrollado en este campo varían, aunque parezca
mentira, en razón directa del éxito que
haya alcanzado el producto del cual viva. Un producto sin éxito o sin
resonancia alguna en los mercados
inter nacionales no llamará la atención de grandes intereses y tendrá
ase gurada una existencia
mediocre pero estable. Un rubro brillante, por el contrario, que entre a
ser fundamental para la
reproducción ampliada del capital en las metrópolis suscita dos
movimientos en las grandes esferas
dominantes del exterior. El primero de ellos, el más conocido, lleva a
su o a su dominación por intereses
mundiales. Fue lo acontecido por el petróleo cuando los carteles
anglosajones cayeron sobre él desde
principios de siglo. En torno del petróleo se tendió un cinturón de
castidad o un muro de Berlín que
vedó la entrada a él de intereses ajenos a una macolla ya
preponderante para entonces. Los repelidos,
los frustrados, los arrojados del paraíso petrolero, han res pondido ya
varias veces tratando de
desarrollar alternativas energéti cas que suplantarán al producto
natural. Los nazis en la última guerra
calentaron ese intento, sin tiempo para lograrlo. La dictadura anglo
sajona sobre el mundo que iba a
instaurarse en 1945, dotada de petró leo abundante por el alcance
ecuménico de sus compañías,
consolidó al petróleo hasta convertirlo en el combustible por
excelencia. Pero hay ahora dos fenómenos
que alteran el cuadro tradicional nacido de la Segunda Guerra Mundial.
La humanidad ha entrado a un
mundo tripolar o tripartito, con tres agrupaciones de poder ubicadas
en la Amé rica del Norte, Europa y
Asia oriental. Hay entre esos tres polos dis tintas contradicciones en
cuanto a la disponibilidad de
recursos petroleros. Aquel polo que se sienta condenado a vivir para
siempre sin yacimientos petroleros
que le otorguen solvencias energéticas y le emancipen frente a los
otros dos, como no podría provocar
guerras hoy imposibles, para alterar la carta petrolera del planeta
optari per los auxilios de la ciencia en
busca de carburantes artificiales o se pro curará otros modelos
energéticos que lo emparejen con sus
rivales.

El peligro para Venezuela de una suplantación energética no puede


desdeñarse ahora Han fracasado con
insistencia hasta el presente lasintentonas renovadoras del acervo
energético por varias razones que
deberíamos evocar para contrastar la época de esos descalabros con la
de hoy, diferente e incluso

opuesta. Los regímenes totalitarios de Alemana e Italia entre las dos


guerras mundiales ensayaron
alguna sus titución del petróleo por carburantes sintéticos. No
fracasaron por com pleto o el fracaso
relativo por ellos sufrido obedeció más a las excepcionales
circunstancias que enmarcaron a esos
regímenes que a una imposibilidad intrínseca de la ciencia para
administrar la búsqueda, El nazismo
alemán y el fascismo italiano tuvieron una vida muy eff mera que
exclufa todo suceso perdurable en el
terreno de la investi gación científica donde el tiempo y la paciencia
son los guardianes del acierto. El
mundo de hoy es distinto hasta la ruptura de aquel que exis tió entre
las dos guerras como de aquel que
creó la guerra fría. Los bloques hoy existentes entre los cuales apunta
una rivalidad con los anglosajones
acaparadores del petróleo, tienen libre acceso al mercado mundial que
no era el caso de los nazis. Esos
bloques ven agrietada la solidaridad con el resto del capitalismo o
cuando menos con aquella parte que
sea su competidor en la arena del comercio mundial. Pudiendo hacerse
a los medios que demande la
investigación y sin mucho sen tido de solidaridad respecto de los amos
del petróleo, podríamos pro
fetizar un incremento, ahora si vertiginoso, de los conatos por sustituir
el petróleo o adoptar otro patrón
energético. El feliz desenlace de los trabajos hacia estas innovaciones,
significaría un mortal dispare
contra el modelo rentistico de Venezuela. No pereceríamos porque los
gé neros energéticos ya heridos o
debilitados no sucumben en el acto. Vendría para nosotros lo que hace
probable o casi seguro todo el
con junto de antecedentes en casos similares que ocurrieron en la
historia, una decadencia triste, de
animal antedilaviano condenado a muerte que necesita décadas para
fenecer, sería nuestro previsible
final. El mo delo rentista confronta, como se desprende de estas
reflexiones, unos riesgos que dejó de
vivirlos cuando los anglosajones tenían el petróleo y la dominación
universal al mismo tiempo y los otros
bloques o países capitalistas eran sus satélites. Hoy los anglosajones no
señorean el mundo sino en lo
militar y los otros bloques se sienten tan emancipados del temor o del
peligro que ya cesaron sus
reflejos de satélites.

El siglo XXI plantea un dilema para nosotros que no podríamos evadir


ni poxirfamos aplazar ¿Seguimos
siendo un pals rentista con toda
La acumulación primitiva con su modelo rentista asoma serios pe ligros
para la nación que si los
escondiéramos o soslayáramos, esta ríamos incurriendo en
complicidad delictuosa. La acumulación
primitiva, retardada entre nosotros hasta el siglo XX, ha emplazado
una mono producción que jamás
registramos en el pretérito. Todo gira en torno al petróleo sin
alternativa ni equívoco. Se ha creado algo
más grave que una burguesía parasitaria. Hay que decirlo para
desechar aquel defecto que consiste en
ver la paja en el ojo ajeno cuando ignoramos la viga que destaca en
nuestros propios ojos. Se ha creado
un pafs bu rocrático que vive al ritmo del presupuesto. Las
universidades, los Es tados de la Unión,
muchas empresas e instituciones privadas funcionan porque el
presupuesto les allega todos sus
recursos. La mentalidad bu rocrática se parece a los gases que tienden
siempre a expandirse. Un país
burocratizado donde todos recaban algún provento del Estado, como
no tiene otras fuentes de
subsistencia, busca mejorar las asig naciones que recibe. Sin darse
cuenta, todos o casi todos actúan
como factores de chantaje. Así el presupuesto tiene que ensancharse
sin ce sar para agotar o dulcificar
las presiones ejercidas sobre el Estado. Cuando todo el mundo es
clientela, sólo multiplicando los
favores es posible hacer politica. En definitiva, el modelo rentístico se
hace cada vez más oneroso. Es
interesante explicar los mecanismos que llevan a este proceso. Cada
año trae un incremento en las
presiones sobre el Tesoro. Las pandillas partidistas, los clanes
empresariales y la bu rocracia, todos
aspiran a ver mejorada su suerte. La única respuesta a tales acosos
radica en el incremento del
presupuesto. Es, lo que viene sucediendo. Pero esta tendencia fuerza a
la corta o a la larga, a seguir
alienando los recursos naturales del país. Como no hay otra fuente rá
pida y generosa, se acude al
petróleo cada vez que un cuello de botella amenaza defraudar las
ilusiones que la casi totalidad de los

sectores sociales cifran en el presupuesto. Este expediente provocó ya


la aper tura petrolera hecha a
espaldas de la nación a la cual sorprendieron casi con el mismo
desenfado del gangster que saca la
pistola frente a la víctima desprevenida. La senda que se desprende de
la acumula ción primitiva y del
modelo rentistico obligará a producir seis o más millones de barriles.
Quizás no haste esta cifra y haya
que extraer más petróleo. Estamos frente a un aparato que exprime
las reservas de hi drocarburos sin
dejar márgenes de prudencia para su conservación.
La monoproducción podría incrementarse o va a incrementarse por
que este modelo rentístico obra
impulsado por la lógica que se infiere de su naturaleza. El círculo
vicioso de las presiones que sólo se
satis facen elevando la producción petrolera la cual, al acentuar así su
pro porción entre los ingresos del
Fisco, obliga de nuevo a acudir a ella, giraría sin pausa hasta el infinito.
No creo que esta obsesiva depen
dencia agote las reservas probadas de petróleo. Pero no es ése el pro
blema. Los depósitos de petróleo
ubicados bajo el suelo venezolano son tan vastos que salen del cálculo
económico y atañen, casi por en
tero, a la ecología. Aun cuando tengamos reservas duraderas por si
glos, ese aspecto tiene también sólo
valor ecológico. En lo que concierne a la economía, el círculo vicioso
acentúa y hace perenne tanto la
acu mulación primitiva como el modelo rentístico. Se entroniza asi la si
tuación histórica de México y el
Perú en aquellos tiempos en que alojaron sus maravillosas vetas
minerales. El perfil rentístico propagó el
para sitismo en la sociedad de los dos países. Una población ociosa u
hol gazana, que podía sostenerse
porque el oro y la plata permitían todas las licencias, degradó la vida
nacional tanto en México como en
el Perú. Cuando se agotaron los dos metales preciosos, el parasitismo
se convirtió en condena histórica
pues no había ya recursos para sos tener a los holgazanes. A Venezuela
no se le agotará el petróleo
como masa fisica en el siglo XXI. Ni aun llegando a cifras superiores a
los diez millones de barriles diarios
que serían un abuso de todo orden, fenecerán los yacimientos. Pero el
siglo XXI verá acrecentada una
ten dencia que es ya característica del capitalismo, el genio inventivo
apli cado a la producción. Las
hazañas de los laboratorios, las aventuras de los pensadores en el
campo de la ciencia, la invención
como reto o como costumbre serán más intensos en el siglo XXI. Allí
puede estar la raíz de la desgracia
nacional. Hasta ahora las invenciones han fa vorecido, todas o casi
todas, al petróleo. ¿Quién garantiza
un futuro con esta misma tendencia? Podrían variar de tal manera las
cosas que vengan otros
combustibles u otros agentes energéticos a la mesa de las preferencias
donde ha reinado el petróleo. Si
al rey carbón lo des tronó el rey petróleo, este último no tendría por
qué sentir asegurado su cetro

Una de las traped as del mundo subdesarrollado radica en su vul


nerabilidad tecnológica que hace
expugnables los modelos económicos
allí engendrados o adoptades. El subdesarrollo sigue siendo sinónimo
de monoproducción y, en un
mundo tan fértil para la ciencia como el que vivimos, la sustitución de
productos naturales por otros
artifi ciales es ya evangelio de cada día. Los peligros a que se expone
un país subdesarrollado en este
campo varían, aunque parezca mentira, en razón directa del éxito que
haya alcanzado el producto del
cual viva. Un producto sin éxito o sin resonancia alguna en los
mercados inter nacionales no llamará la
atención de grandes intereses y tendrá ase gurada una existencia
mediocre pero estable. Un rubro
brillante, por el contrario, que entre a ser fundamental para la
reproducción ampliada del capital en las
metrópolis suscita dos movimientos en las grandes esferas dominantes
del exterior. El primero de ellos,
el más conocido, lleva a su control o a su dominación por intereses
mundiales. Fue lo acontecido por el
petróleo cuando los carteles anglosajones cayeron sobre él desde
principios de siglo. En torno del
petróleo se tendió un cinturón de castidad o un muro de Berlín que
vedó la entrada a él de intereses
ajenos a una macolla ya preponderante para entonces. Los repelidos,
los frustrados, los arrojados del
paraíso petrolero, han res pondido ya varias veces tratando de
desarrollar alternativas energéti cas que

suplantarán al producto natural. Los nazis en la última guerra


calentaron ese intento, sin tiempo para
lograrlo. La dictadura anglo sajona sobre el mundo que iba a
instaurarse en 1945, dotada de petró 10
abundante por el alcance ecuménico de sus compañías, consolidó al
petróleo hasta convertirlo en el
combustible por excelencia. Pero hay ahora dos fenómenos que
alteran el cuadro tradicional nacido de
la Segunda Guerra Mundial. La humanidad ha entrado a un mundo
tripolar o tripartito, con tres
agrupaciones de poder ubicadas en la Amé rica del Norte, Europa y
Asia oriental. Hay entre esos tres
polos dis tintas contradicciones en cuanto a la disponibilidad de
recursos petroleros. Aquel polo que se
sienta condenado a vivir para siempre sin yacimientos petroleros que
le otorguen solvencias energéticas
y le emancipen frente a los otros dos, como no podría provocar
guerras hoy imposibles, para alterar la
carta petrolera del planeta optará por los auxilios de la ciencia en
busca de carburantes artificiales o se
pro curará otros modelos energéticos que lo emparejen con sus
rivales.

El peligro para Venezuela de una suplantación energética no puede

desdeñarse ahora. Han fracasado con insistencia hasta el presente


lasintentonas renovadoras del acervo
energético por varias razones que deberíamos evocar para contrastar
la época de esos descalabros con
la de hoy, diferente e incluso opuesta. Los regímenes totalitarios de
Alemana e Italia entre las dos
guerras mundiales ensayaron alguna sus titución del petróleo por
carburantes sintéticos. No fracasaron
por com pleto o el fracaso relativo por ellos sufrido obedeció más a las
excepcionales circunstancias que
enmarcaron a esos regímenes que a una imposibilidad intrínseca de la
ciencia para administrar la
búsqueda. El nazismo alemán y el fascismo italiano tuvieron una vida
muy efi mera que exclufa todo
suceso perdurable en el terreno de la investi gación científica donde el
tiempo y la paciencia son los
guardianes del acierto. El mundo de hoy es distinto hasta la ruptura de
aquel que exis tió entre las dos
guerras como de aquel que creó la guerra fría. Los hloques hoy
existentes entre los cuales apunta una
rivalidad con los anglosajones acaparadores del petróleo, tienen libre
acceso al mercado mundial que no
era el caso de los nazis. Esos bloques ven agrietada la solidaridad con
el resto del capitalismo o cuando
menos con aquella parte que sea su competidor en la arena del
comercio mundial. Pudiendo hacerse a
los medios que demande la investigación y sin mucho sen tido de
solidaridad respecto de los amos del
petróleo, podríamos pro fetizar un incremento, ahora si vertiginoso, de
los conatos por sustituir el
petróleo o adoptar otro patrón energético. El feliz desenlace de los
trabajos hacia estas innovaciones,
significaría un mortal dispare contra el modelo rentística de Venezuela
No pereceríamos porque los gé
neros energéticos ya heridos o debilitados no sucumben en el acto.
Vendría para nosotros lo que hace
probable o casi seguro todo el con junto de antecedentes en casos
similares que ocurrieron en la
historia, una decadencia triste, de animal antediluviano condenado a
muerte que necesita décadas para
fenecer, sería nuestro previsible final. El mo delo rentista confronta,
como se desprende de estas
reflexiones, unos riesgos que dejó de vivirlos cuando los anglosajones
tenían el petróleo y la dominación
universal al mismo tiempo y los otros bloques o países capitalistas eran
sus satelites. Hoy los
anglosajones no señorean el mundo sino en lo militar y los otros
bloques se sienten tan emancipados del
temor o del peligro que ya cesaron sus reflejos de satélites

El siglo XXI plantes sin dilema para nosotros que no podríamos eva dir
ni poxirfames aplazar Seguimos
siendo un país rentista con todala mentalidad que ello crea o
decidimos ser un país productor? ¿Vivimos
otro siglo del petróleo o erigimos una economía de raíz productiva? Es
el dilema de mayor trascendencia

que nos plantea el nuevo siglo. Para resolverlo, necesitamos renovar,


hasta el alzamiento contra lo viejo,
la filosofia y el estilo con los que siempre se ha planteado la cuestión
del petróleo. Desde Alberto Adriani
hasta Juan Pablo Pérez Alfonzo, para citar a los dos venezolanos que
han abordado este tema con mayor
solvencia, se ha considerado que el petróleo debe ser el motor que
imparta el impulso dinámico a la
economía. Fuente de re cursos de inversión, vehículo de
modernización económica, despensa para los
bienes de consumo, el petróleo tendría la responsabilidad de
dispensarnos esos medios, Se extraerá
tanto petróleo como necesite mos los bienes que él nos permite
adquirir fuera del país. El volumen de la
producción petrolera estaría siempre determinado por la magni muid
de nuestras exigencias de
desarrollo o de conservación. Esa filo soffa tiene un talón de Aquiles
que Pérez, Alfonzo y Adriani no
vieron en sus tiempos. Para que el sistema asi avizorado o postulado
llegue a funcionar, Venezuela
necesitará tener mayor influencia en el negocio mundial petrolero o
disponer de suficiente poder
internacional como para establecer, ella sola, la cantidad de crudos y
derivados que ex traerá en un
período dado. El modelo de Adriani y Pérez Alfonzo no puede
funcionar cuando las companlas sean las
extranjeras que exis tleron aquí hasta 1976 o PDVSA shora, envian al
mercado mundial casi siempre más
petróleo del que necesite para equipararse o para co mer la sociedad
venezolana. El petróleo puede
cumplir la providencial misión de regulador racional y equilibrado de
nuestra vida si su pro ducción tiene
por norte supremo la satisfacción de nuestras exigencias y nada más.
Pero no es así, ni puede serio. El
petróleo venezolano es una de las cartas del poder mundial. En el
continente americano es hoy la fuente
energética más accesible y segura que aparte de las suyas propias
tiene el imperio norteamericano. El
interés de ese im perie, haya aqui concesionarios o exista sólo PDVSA,
será siempre el elemento decisivo
del volumen de petróleo que produzcamos

Este panorama es inapelable por ahora Los modelos rentisticos son


provides pero están siempre
cuajados de indolencia Dentro de ellos se vive un aurea mediocritas
que proporciona hienes y fantasías
pero inhibe la imaginación, pasma la audacia y, para colmo de
vicisitudes,flanquea de barrancos el
camino que haya de recorrerse. El modelo rentista en Venezuela no ha
descargado hasta ahora sus
inconvenientes porque las situaciones internacionales del siglo XX
precuvieron siem pre lo peor. Todos
los retos confrontados por el imperio americano, en torno al cual ha
girado Venezuela como satélite,
fueron contrarres tados por la metrópoli sin desplegar mucho
esfuerzo. En las guerras, las dos que
ensangrentaron este siglo haciendo de él uno de los más violentos de
la historia, Venezuela fue una
altísima prioridad para el aparato militar de la potencia dominante y
vencedora a la postre. El siglo XXI
puede ser distinto como ya lo sostuvimos arriba y, entre otras cosas,
no sería imposible el abatimiento
del modelo rentista no importa cuanto petróleo reste en los socavones
de nuestro subsuelo. Los
horizontes sustitutivos en los campos de la energía hoy son po sibles
porque la ciencia y la técnica
tienen cada día más potenciales creadores y ya no están amarradas, en
el caso del petróleo, a los in
tereses que les imponían la inhibición. Hay otros tropiezos faciles de
columbrar por el observador. El
cartel del petróleo no tiene en nuestra época la fuerza que detentara
ayer. Circunstancias y procesos
dima nados de la descolonización unos, del dernimbe soviético otros o
de los conflictos que sacuden al
Tercer Mundo los más, vienen compli cando y dificultando el control
proverbial que ejercía el cartel.
Dentro del complejo trasnacional petrolero hay algunos
"outsiders que mo lestan y tienden a ser más
importantes porque han encontrado la po sibilidad de anudar alianzas
con los carteles ex soviéticos del
petróleo y en el mundo subdesarrollado las revoluciones de los países
circun dantes del mar Caspio y del
Golfo Pérsico, insurgen o bloquean los planes hegemónicos del cartel.
Sin proponérselo, esos intereses
disi dentes, desencadenarían una crisis de superproducción el día en
que sus flujos al mercado mundial
lleguen a galopar y las viejas compañías respondan con el arma clásica
de los privilegiados, el alza de la
pro ducción para embarrancar los precios y arruinar así al retador
osado.

La debilidad de Venezuela, incrementada en la misma proporción en


que el petróleo sea un componente
cada vez más significativo de la actividad nacional, viene de varios
factores. La monoproducción, como
no nos causaremos de repetirlo, es fuente de flaqueza innata. Nada
más fácil para un imperio ganoso de
redondear su dominación que acorralar o asustar a un país que viva de
un solo producto. Si esepaís ha
implantado o asimilado una sociedad de consumo donde las vanidades
y ligerezas tengan su cotización,
la tarea intimidatoria re sultaría más expedita. No hay país más
vulnerable que el nuestro por que su
modelo rentista se ha expandido a diferencia de la piel de zapa de
Balzac cada vez que expresábamos en
deseo. Esta situación nos obligaría a adoptar, en resguardo de nuestra
seguridad futura, la po lítica que
haga de Venezuela desde ahora mismo una sociedad de pro ductores.
Es ufficil empero si no imposible
alcanzar ese designio. Ninguna sociedad en la historia, de las tantas
que gozaron una renta o vivieron un
sistema rentistico transformó su naturaleza para evitarse el eventual
embarrancamiento. Todas caveron
en el sopor complaciente y vinieron a despertar, con el propósito de
enmienda, cuando, comu dicen los
campesinos de los Andes, una vez el ojo afuera no vale Santa Lucia.
Tampoco nadie experimenta en
cabeza ajena. Aquí podríamos evocar a las Romas, a las Españas, a los
Bizancios que han disfrutado de
rentas y pronto lucieron ruinas para horror o compasión de la pos
teridad. Suscitaremos con ello una
atención fugaz, la que pone el tu rista cuando oye al gufa que le cuenta
la historia de algún monumento
medio derruido. Las sociedades como la gente se enmiendan cuando la
catástrofe que despreciaron les
cae encima hasta aplastarlas. Vene zuela no creará un sistema
productive como el que torjaron los pere
grinos en la América del Norte o los poneses del siglo pasado en su país
insular. Es dificil oscilar entre
rentistas y productores cuando debajo del suelo hay unos pozos que
puso el diablo como lijo de los de
México el poeta López Velarde.
En el siglo XXI tal vez podriamos limarle al modelo rentística al gunas
aristas inquietantes o riesgosas. De
allí no pasaríamos hasta que el sistema internacional cambie por
completo o en él se aloje una crisis que
lo destruya. Si el sistema cambia. Venezuela podría transformarse por
obra de influencias
internacionales en una nación de productores. Porque entonces sería
posible programar con los grandes
países com pradores el volumen de crudo que seria prudente enviarles
para que la economia petrolera
rime en el pas con las otras que constituyan todo nuestro complejo.
Pero el sistema internacional no
cambiará asf, con espontaneidad hasta comportarse un caballeroso
como acabamos de describirlo. Más
probable es que los movimientos insurgentes que ya apuntan en varias
latitudes del Tercer Mundo y de
lo que fue elbloque socialista obliguen a las ciudadelas de occidente a
rectificar a fondo su
comportamiento con los pueblos débiles. Hay en este mo mento
veintiséis movimientos armados en
Asia, Africa y América La tina, algunos de los cuales inquietan ya a los
Estados Mayores de la potencia
imperial. Si en el curso de esas luchas vinieren hitos de triunfo o de
progreso el sistema internacional
terminaría asediado o acorralado y ya no sería factible para él actuar
como en otros tiempos. Si estas
hipótesis cuajaran en realidades durante la marcha del siglo XXI, nos
resultaria hacedero lograr, sin
mucho esfuerzo o con poco roce, una transformación interna hacia un
sistema donde lo rentístico
empiece a ceder ante lo productivo. Pero si no hubiere mudanzas
internacio nales, espontáneas por
obra del juego de los factores intrínsecos del capitalismo o forzadas
por la acción insurgente de los
pueblos, Vene zuela tendría que enfrentarse, ella sola al complejo
transnacional en cabezado hoy por los
Estados Unidos si pretendiere instaurar un modelo productivo. El
dilema entre rentistas y productores
como uno de los nudos de la vida nacional, se resolverfa en paz si la
sociedad interna cional sufre una
mutación sustanciosa o se resolvería al borde de la guerra o cayendo
en ella de no mediar cambios
internacionales y Ve sy nezuela, forzada por tal panorama, se arroga
esa tarea con pocos alia dos. Un

modelo productivo no se adopta nacionalizando el petróleo, cosa que


no tiene importancia. Se adopta el
día en que no dependamos de las sociedades de occidente.

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