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LA HISTORIA DEL CAFÉ EN GUATEMALA

La historia del café en Guatemala se inicia a mediados del siglo XVIII. No se conoce la
fecha exacta de la llegada de los primeros cafetos al país, aunque la mayoría de las
referencias coinciden en situar este hecho entre 1750 y 1760. Lo que sí parece acordado es
que las semillas y algunas plantas se trajeron de Las Antillas y que la primera ciudad donde
se plantaron fue en Antigua, donde los sacerdotes jesuitas llevaron las plantas del cafeto
para utilizarlas como decoración en los conventos de la ciudad colonial. Su salida fuera de
este recinto no tardó en llegar, aunque como en su introducción no existe un consenso claro
de cómo sucedió. Hay crónicas que le otorgan esta responsabilidad a Don Juan Rubio y
Gemir quien dicen fue el primero en llevar plantas de cafés a las afueras de Antigua, en el
año 1.800. Otros relatos otorgan este protagonismo a personas anónimas que es su visita al
convento de la Compañía de Jesús en La Antigua recogieron algunas bayas que luego
sembraron en diversas partes del país -Guatemala, Villa Nueva, Petapa, Amatitlán, Santa
Rosa y Jutiapa- con lo cual el cultivo se extendió en una buena parte del territorio. Sea
como fuere, lo que seguramente nunca se imaginaron los sacerdotes fue que varios siglos
después, estos llamativos frutos rojos, se convertirían en el principal producto de
exportación de Guatemala.
La independencia de Guatemala, firmada el 15 de septiembre de 1821, supuso un gran
impulso para la caficultura del país. El gobierno se preocupó desde el primer momento en
potenciar la productividad de todos los campos y a este fin establecieron el “Decreto del
primero de Octubre”, el cual recogía el importe de diversas “recompensas” para los cuatro
primeros agricultores que fueran capaces de producir 10.000 libras de café. La
preocupación por la calidad ya afloró por aquel tiempo, y se cuidaba que el grano obtenido
tuviera buenas características para ser vendido.
Los gobiernos liberales (1898-1931) impulsaron de forma decidida la caficultura
guatemalteca. En esa época se confiscaron las propiedades de la Iglesia y muchas tierras
comunales y se promulgó una ley que obligaba a los indígenas a trabajar en las fincas
cafetaleras, una norma que fue abolida en el gobierno de Jorge Ubico (1931-1944). Fue
además en esta época, concretamente en el año 1915, que la exposición internacional de
San Francisco reconoció a Guatemala con el primer premio al “Mejor café del Mundo”,
consiguiendo la atención definitiva de tostadores y consumidores por este origen.
A lo largo de la historia han sido muchos los que ha calificado a los cafés de Guatemala
como cafés únicos. Los más de 300 microclimas de los que goza este país de valles, lagos,
volcanes, la gran riqueza mineral de sus suelos; la proximidad al océano Pacífico y
Atlántico; su patrón de lluvias constante durante todo el año y la altura de sus cafetales,
más del 90%, ubicados por encima de los 1.300 metros sobre el nivel del mar, garantizan,
sin duda, unas características inmejorables para el cultivo de este producto, una de las
principales fuentes de ingresos del país. A pesar de su pequeña extensión territorial, cinco
veces más pequeña que España, Guatemala es, actualmente, uno de los diez mayores
productores de café del mundo y uno de los principales proveedores de café para Europa y
sobretodo, también, para Japón. En la temporada 2016/2017 este origen alcanzó los 3,5
millones de sacos de 60 kilos de café, una cantidad sensiblemente más alta que la de las dos
últimas temporadas.
Esto hace que el café no posea mucha acidez y cuerpo. Es considerado un café suave y
agradable, conocido a nivel internacional como Prime y Extra Prime. En las zonas
intermedias, entre 1.070 a 1.200 metros sobre el nivel del mar, las calidades aumentan. El
café de esta altura es conocido como Semiduro y Duro. En las zonas más altas, a partir de
los 1.300 metros sobre el nivel del mar, se cultiva el café Estrictamente Duro, (SHB Strictly
Hard Bean) muy cotizado a nivel mundial por su peculiar acidez, cuerpo consistente, sabor
definido y fuerte aroma.
 
Una de las características más destacadas de la producción de café en Guatemala es que
prácticamente todos los cafetos crecen bajo la sombra protectora de árboles de las especies
del género inga, erytrina y gravilea. Esta cobertura, además de propicia para el buen
desarrollo de las cerezas, previene cualquier forma de metabolismo acelerado, el cual
podría agotar la vida y el rendimiento de las plantas de café.
 
Como dato curioso vinculado al café y a Guatemala fue un médico de este país, Federico
Lehnhoff Wyld, quien inventó el café soluble.
 
En el libro Historia del Café en Guatemala de Regina Wagner se explica que desde finales
del siglo XIX se buscaba la forma de preparar el café de una forma más rápida. Fue hacia
1906 cuando George Washington, un belga de padres ingleses, que residía    en la ciudad de
Guatemala, inventó un café soluble que se puso en el mercado hacia 1909.
 

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