Está en la página 1de 6

ESTUDIO BIBLICO TIQUICO 2022

Domingo 16 de octubre de 2022


“Libertinaje E Inmoralidad Que Dios No Acepta En Su Pueblo”

Lección: Levítico Cap. 20, versículos 12 al 16. Si alguno durmiere con su nuera, ambos han de morir; cometieron grave
perversión; su sangre será sobre ellos. Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos
han de ser muertos; sobre ellos será su sangre. El que tomare mujer y a la madre de ella, comete vileza; quemarán con
fuego a él y a ellas, para que no haya vileza entre vosotros. Cualquiera que tuviere cópula con bestia, ha de ser muerto, y
mataréis a la bestia. Y si una mujer se llegare a algún animal para ayuntarse con él, a la mujer y al animal matarás; morirán
indefectiblemente; su sangre será sobre ellos.

Comentario: b. La pena de muerte (20:9–16): El adulterio, el incesto, la homosexualidad, la poligamia con una mujer y
la madre de ella, y la bestialidad conllevan la pena de muerte. Solamente el caso en el que un hombre que se case con una
mujer y a la madre de ella (v. 14) se estipula el modo de ejecución. En este caso, el y ellas serán quemados para que no
haya inmoralidad entre vosotros (v. 14). Como sugiere Hartley, esto probablemente significa que sus cuerpos iban a ser
quemados después de morir y no que iban a ser quemados vivos. El caso de Acán parece confirmar esto. Excluyendo este
caso, no se estipula la forma de ejecución, pero se puede suponer que serían apedreados. Normalmente las personas
condenadas eran llevadas a un lugar alto y despeñadas, y se le apedrearía si la caída no los mataba.
Se consideraba la forma más humana posible de ejecución. El método de ejecución también servía para subrayar que
era un castigo comunitario porque lo llevaba a cabo la comunidad y no un individuo, expresando así la desaprobación de
la mala conducta.
También debemos señalar que en estos casos no solamente el que cometía la infracción era culpable sino también todas
las personas involucradas (es de suponer que esto es porque habían consentido la acción) y, por lo tanto, también eran
sentenciadas a muerte. Así que, por ejemplo, el adúltero y la adúltera (v. 10), el villano y la víctima del incesto (vv. 11–12),
el homosexual y su pareja (v. 13), y el humano y la bestia (vv. 15–16) debían morir.

Pensamiento tema general: Se dice de lo que es libertad y libertinaje que su diferencia radica en que la libertad implica
el respeto al otro, además de asumir las consecuencias que conllevan los actos y palabras ejercidos desde el libre albedrío,
mientras que el libertinaje, no. Pero veamos mejor sus significados y cómo estos están expuestos en la sociedad
¡Continuemos!
¿Qué es libertad y libertinaje?
Comenzamos a definir lo que es libertad y libertinaje, entendiendo que la libertad, en su concepción más simple, es la
capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la propia voluntad. Mientras que el libertinaje es la actitud
irrespetuosa de la ley, la ética o la moral de quien abusa de su propia libertad con menoscabo de la de los demás.
Teniendo claro lo que es libertad y libertinaje, lo más concretos que nos podamos imaginar, en la actualidad algunas
acciones que, actualmente, se han centrado en: Twitter, Facebook, etc. La verdad no importa cómo se llamen, lo
importante es cómo se usan. Demuestran el uso de la libertad como medio de expresión, pero respetando no cometer
libertinajes al desobedecer la ley. ¡Veamos mejor cada definición!
La libertad
Se conoce como un derecho y un valor que está vinculado al respeto y la responsabilidad. Todas las personas tienen la
libertad de actuar, pensar y decir lo que quieran, siempre y cuando no afecte a los otros.
El libertinaje
Es una conducta caracterizada por un abuso sistemático del derecho a la libertad propia, sin tener en cuenta los derechos
de las otras personas, y sin asumir las consecuencias derivadas de las acciones ejercidas.
Ejemplos de libertad y libertinaje
Uno de los ejemplos de libertad es el derecho que tienen todas las personas de expresar libremente sus opiniones. Pero
para que ese derecho sea ejercido correctamente, no se debe incurrir en la difamación, ya que se estaría violando el
derecho de la persona acusada injustamente. Mientras que un ejemplo de libertinaje en las culturas que practican la
religión musulmana tiene que ver con el tipo de indumentaria que usan las mujeres, ya que se considera transgresor
mostrar alguna parte del cuerpo.
Sin embargo, en la mayor parte de Occidente y en las culturas que no practican esa religión, no se considera libertino que
la mujer use pantalones o muestre su cabello en público.

¿Cuál es el castigo bíblico para el adulterio?


Antes de responder a esta pregunta, es importante aclarar una diferencia entre el Antiguo Testamento y el Nuevo
Testamento. Bajo la ley del Antiguo Pacto, entregada al antiguo Israel bajo una teocracia, el castigo por el adulterio era la
muerte (Levítico 20:10). En el Nuevo Testamento, Jesús puso en vigor una nueva ley. La paga del pecado sigue siendo la
muerte eterna (Romanos 6:23), pero el adulterio ya no conlleva la pena de muerte civil. Los cristianos de hoy no viven
bajo la antigua teocracia y no se les manda hacer daño a los que pecan.

Estudio bíblico I.E.P. Autor hermano Roberto Saldías Roa; https://estudiobiblicotiquico.wordpress.com; WhatsApp +5676426950; correo electrónico rsaldiasroa@gmail.com 1
ESTUDIO BIBLICO TIQUICO 2022

La ley del Antiguo Testamento enumera una serie de comportamientos que se castigaban con la muerte, incluido el
adulterio. "Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán
muertos" (Levítico 20:10). Es importante señalar que el castigo era el mismo para ambas partes implicadas. No había un
doble estándar que permitiera los coqueteos del hombre; él era castigado junto con la mujer. Esta ley y otras relativas a
la inmoralidad sexual en Levítico 20 están vinculadas a la necesidad de la total separación moral de Israel de otras
naciones. Los cananeos habían sido conocidos por su libertinaje sexual, entre otras cosas, y Dios quería que Israel fuera
santo, o "apartado", de ellos (versículos 22-24). Nuevamente, esta ley fue dada a Israel como parte del Pacto Mosaico. La
iglesia no es Israel, y no estamos viviendo bajo el Antiguo Pacto.
Hoy en día, la Biblia no recomienda ningún castigo para el adulterio. Sin embargo, el acto de adulterio conlleva su propio
castigo. El pecado sexual es una ofensa cometida contra el propio cuerpo (1 Corintios 6:18). El libro de Proverbios advierte
de las consecuencias del adulterio: pérdida de honor y fuerza (Proverbios 5:9-11), reputación arruinada (Proverbios 5:14),
esclavitud y muerte (Proverbios 5:22-23), autodestrucción (Proverbios 6:32) y la venganza de un marido celoso (Proverbios
6:34). "¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas sin que sus pies
se quemen? Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; no quedará impune ninguno que la tocare" (Proverbios 6:27-
29).
En los Proverbios también se describe el carácter del adúltero: se le llama simple y falto de entendimiento (Proverbios
7:7) y se le compara con un animal atrapado en una trampa y luego sacrificado (Proverbios 7:22-23). "Mas el que comete
adulterio es falto de entendimiento;
Corrompe su alma el que tal hace" (Proverbios 6:32). Por último, el autor del proverbio llega a esta conclusión
terriblemente sombría sobre el adulterio: "Porque a muchos ha hecho caer heridos, y aun los más fuertes han sido muertos
por ella. Camino al Seol es su casa, que conduce a las cámaras de la muerte" (Proverbios 7:26-27).
Basta con leer estas advertencias de Proverbios para infundir temor en el corazón de cualquiera. Por muy drástica que
parezca la ley del Antiguo Testamento en cuanto al castigo por el adulterio, las consecuencias espirituales son aún peores.
Afortunadamente, el pecado de adulterio no está exento de la promesa de perdón de Jesús. Sólo tenemos que mirar la
historia de Juan 8 sobre el encuentro de Jesús con una adúltera -sorprendida en el acto y arrastrada ante Él por los fariseos-
para ver el corazón de Dios hacia el que está preso en la trampa del pecado. Los fariseos están listos y deseosos de imponer
un castigo despiadado a la mujer (pero no al hombre), y Jesús los reprende recordándoles que son tan pecadores como
ella. Luego, cuando todos se han alejado de la escena, le pregunta suavemente: "Mujer, ¿dónde están los que te acusaban?
¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más" (Juan
8:10-11).
Jesús está lleno de gracia y verdad (Juan 1:14). Le dice a la mujer que deje de cometer adulterio y la perdona. Este es un
cuadro maravilloso de Juan 3:17: "Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el
mundo sea salvo por él". El castigo por el adulterio, o por cualquier otro pecado, se borra cuando aceptamos que Cristo
haya asumido ese castigo por nosotros.

Texto: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y
avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia.”. Colosenses Cap. 3,
versículos 5 y 6.

Comentario: Por tanto, deben “hacer morir” y “dejar” los antiguos vicios
[5]. En íntima conexión con el párrafo precedente, Pablo continúa, Así que matad vuestros miembros que (están) sobre
la tierra. Note la paradoja, “moristeis” (v. 3) … “matad vuestros miembros” (v. 5). Si juzgamos en forma superficial,
podríamos decir que el apóstol se contradice a sí mismo aquí. Y por cierto, algunos intérpretes han llegado a esa
conclusión. Es como si el apóstol, por un lado, estuviese diciendo que los colosenses ya murieron, y, por el otro, diciéndoles
que deben ponerse ellos mismos en el estado de muerte. ¿Cómo pueden ser ciertas ambas cosas a la vez? La respuesta
es que mientras los creyentes vivan en la tierra, su condición y su estado no coinciden totalmente. En cuanto a su estado,
ahora mismo son totalmente perfectos, sin ningún pecado, totalmente justificados. Su antiguo ser está muerto y sepultado
(Col. 2:11–13). Ahora bien, es verdad que su condición está en armonía con esto, pero sólo en principio. En las palabras
del Catecismo de Heidelberg, “incluso los más santos, en tanto estén en esta vida, no cumplen más que un pequeño
principio de esta obediencia (esto es, de la obediencia a los mandamientos de Dios). Sin embargo, empiezan a vivir
firmemente, no sólo según algunos, sino según todos los mandamientos de Dios”. El carácter progresivo de la santificación
es también enseñado por Pablo (véase abajo sobre el v. 10, y cf. 2 Co. 3:18; Fil. 1:6; 3:12, 13) y está en armonía con el
resto de la Escritura (Sal. 84:7; Pr. 4:18; Mr. 9:24; también está implícito en 1 Jn. 1:8–10). Mientras que, en cuanto a la
nueva vida, los creyentes están tan íntimamente unidos con Cristo que se dice de ellos que ya están con él en el cielo (Col.
3:3), con toda la vida antigua todavía es de la tierra, así como sobre la tierra. Pero no hay razón para desesperarse. La
presencia misma de la nueva vida, la vida “en Cristo”, capacita a los creyentes para que poco a poco hagan morir los
miembros que están sobre la tierra.

Estudio bíblico I.E.P. Autor hermano Roberto Saldías Roa; https://estudiobiblicotiquico.wordpress.com; WhatsApp +5676426950; correo electrónico rsaldiasroa@gmail.com 2
ESTUDIO BIBLICO TIQUICO 2022

Cuando se pregunta qué quiere decir eso de los miembros que deben ser muertos, la respuesta es: inmoralidad,
impureza, pasión, malos deseos y avaricia, que es idolatría. ¿Pero cómo pueden miembros ser vicios? Algunos expositores
piensan que esto es imposible, y sugieren varias soluciones. No obstante, a mí me parece que la dificultad no es tan grande
como algunos hacen que parezca. Juan Calvino parece andar por buen camino, cuando afirma que estos vicios son
llamados miembros “debido a que se adhieren tan fuertemente a nosotros”. Otra forma similar de solucionar el problema
(una forma que no hace necesario que rechacemos el punto de vista de Calvino, sino que está en armonía con él) sería
tomar la palabra miembros (= vicios) como un caso de metonimia (“empleo de un nombre por otro”); en esta figura
retórica, el nombre de la causa o fuente se sustituye por efecto que produce, por las consecuencias que fluyen de la causa
o por los frutos o productos que brinda. Por ejemplo, en Nm. 3:16 (en el original) la palabra boca en el hebreo se sustituye
por el mandamiento que salió de la boca; o como en la jerga americana, la expresión, “I’ll have none of your lip” (= no
tomaré nada de tu labio), significa, “no toleraré ninguna palabra insolente que salga de tus labios”. De la misma forma, el
mandamiento, “matad, por tanto, vuestros miembros que están sobre la tierra: inmoralidad, impureza”, etc., significa,
“matad, por tanto, los efectos producidos por y que están asociados tan íntimamente con los miembros de vuestro cuerpo;
efectos, productos u obras, tales como: inmoralidad, impureza”, etc. Por tanto, estoy de acuerdo con Bruce cuando dice:
“En Ro. 7:23 Pablo habla de ‘la ley de pecado que está en mis miembros’; aquí «en Col. 3:5» avanza aún más, de tal forma
que prácticamente identifica los miembros de los lectores con los pecados que antes los usaban como instrumentos. Pero
lo que realmente tiene en mente son las prácticas y actitudes, al servicio de las cuales sus lectores pusieron toda su fuerza
y actividad corporal cuando estaban en su vida antigua”. Así también Ridderbos afirma, “Los ‘miembros’ son identificados
con los pecados cometidos por estos miembros y en una conexión similar (Ro. 8:13) estos pecados son llamados, ‘las obras
del cuerpo’”.
En la literatura antigua, tanto pagana (moralista) como antipagana aparecen frecuentemente listas de vicios como éstos.
Los recién descubiertos rollos del Mar Muerto también tienen esas listas. En las cartas de Pablo aparecen en los siguientes
pasajes: Ro. 1:18–32; 1 Co. 5:9–11; 6:9, 10; Gá. 5:19–21; Ef. 5:3–6; 1 Ts. 4:3–7; 1 Ti. 1:9, 10; 2 Ti. 3:2–5; Tit. 3:3. La diferencia
que hay entre la manera cristiana y la no cristiana respecto a cómo tratar estos vicios está en que aparte de Cristo y la
plenitud de gracia impartida por su Espíritu no existe ningún poder en todo el universo que pueda vencer estos vicios.
Cristo, y él solo, suple este poder.
En cuanto al orden que se sigue, es obvio que el v. 5 contiene cinco vicios, así como el v. 8. No obstante, es muy dudoso
que el número cinco tenga aquí un significado especial, y si tiene algún significado especial, debemos confesar que no
sabemos cuál será.120 Sin embargo, es cierto que la primera lista enumera vicios que describen al pecador como él es en
sí mismo, mientras que la segunda lo presenta en su relación con su prójimo. También sería posible ver en la primera lista
un movimiento que va desde la superficie de la vida hasta su centro, y en la segunda lo contrario. Esto será manifiesto a
medida que vayamos estudiando cada uno de estos detalles.
De los cinco vicios mencionados en Col. 3:5, los primeros cuatro se mencionan también en 1 Ts. 4:3–7, y los cuatro
últimos en Ro. 1:24–29. El primero de todos es la inmoralidad (“fornicación”; véase 1 Ts. 4:3; cf. Mt. 5:32; 15:19; 19:9; Jn.
8:41, etc.). Aunque la palabra se refiere especialmente a las relaciones sexuales ilícitas, probablemente incluye toda clase
de relaciones ilícitas y clandestinas. El énfasis, sin embargo, recae dentro de la esfera sexual, y en forma particular en
obras pecaminosas.
Estas obras pecaminosas brotan de pensamientos pecaminosos, esto es, de impureza, que es lo que se menciona a
continuación (Ro. 1:24; 1 Ts. 4:7; cf. Mt. 15:19; Mr. 7:21, etc.). No obstante, no es necesario limitar la impureza a aquello
que es sucio en cuanto a pensamientos. Las intenciones del corazón están incluidas, sin lugar a dudas (cf. He. 4:12).
Que la corrupta disposición del corazón y la voluntad del hombre es la fuente de sus malvados pensamientos y obras, es
muy claro a la luz de los dos vicios que se mencionan inmediatamente, a saber, pasión y malos deseos. No es fácil distinguir
entre estos dos vicios, aunque podría haber mérito en la sugerencia de Lightfoot, que el primero describe el vicio desde
su lado pasivo, el segundo desde el activo. En cuanto a la pasión véase también Ro. 1:26; 1Ts. 4:5 (“pasión de
concupiscencia”), etc.; para malos deseos, Ro. 1:24; 1 Ts. 4:5, etc. Se añade la palabra malos debido a que los deseos en sí
mismos no son necesariamente malos. La palabra usada en el original también puede usarse para deseos legítimos, como,
por ejemplo, el deseo de Cristo de comer la Pascua con sus discípulos. Pero los malos deseos son la sed desordenada por
la satisfacción sexual o por otras cosas, tales como la adoración de ídolos, posesiones materiales, renombre, etc. Pero el
énfasis en este contexto parece ser las relaciones sexuales ilícitas, sin excluir otros ardientes deseos malos. De este
ardiente deseo malvado proceden toda clase de pecados. Por lo tanto, es básico, y así lo considera Pablo mismo en el
pasaje de Ro. 7:7. Es muy interesante notar, en conexión con esto, que en el Decálogo el pecado de codicia se menciona
al último (Ex. 20:17), siendo la fuente de todos los demás. Jesús también consideró el corazón lascivo esto es, el corazón
lleno de malos deseos, como la raíz de la que salen las obras pecaminosas, ya que dijo, “Cualquiera que mira a una mujer
para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mt. 5:28).
Pero, aunque a través de mencionar la pasión y los malos deseos, el apóstol ha llegado hasta el mismo centro de todo
pecado, añade un pecado más, el pecado en el cual todos los mencionados se resumen, a saber, el egoísmo o la avaricia
(cf. Ro. 1:29, etc.). Todo pecado es básicamente egoísmo, la adoración de sí mismo en vez de Dios, la substitución de uno
mismo en lugar de Cristo como objeto de los afectos y devoción de uno (cf. Col. 3:1–3). Es por esta razón que Pablo añade,

Estudio bíblico I.E.P. Autor hermano Roberto Saldías Roa; https://estudiobiblicotiquico.wordpress.com; WhatsApp +5676426950; correo electrónico rsaldiasroa@gmail.com 3
ESTUDIO BIBLICO TIQUICO 2022

“que es idolatría” (cf. Ef. 5:5). El joven que deja encinta a una señorita, puede llamarle a esto “amor”. Pero está
equivocado. Es egoísmo, avaricia, por lo menos en gran proporción. Este joven desea “más de lo que es propio”. Pero el
apóstol no está pensando del joven en particular, sino que más bien del “viejo hombre” (véase 3:9), es decir, de la
naturaleza carnal de cualquier hombre, sin importar la edad, de la naturaleza del hombre tal como es aparte de la gracia
salvadora de Dios.
[6]. Habiendo enumerado los vicios que anteriormente caracterizaron a los colosenses y por los cuales todavía eran
tentados, el apóstol continúa, a causa de cuales cosas la ira de Dios viene (o: está viniendo). Por medio de lo que ha sido
llamado “un presente profético” (cf. Jn. 4:21; 14:3), Pablo hace énfasis en el hecho de la ira venidera de Dios (la cual
visitará a los que viven en pecados) es tan cierta que es como si ya hubiese venido. Estos pecados atraen el desagrado de
Dios como el imán atrae el hierro o como un alto pararrayos atrae el rayo. Sin duda, Pablo hace referencia a la revelación
de la ira de Dios en el día del juicio venidero (cf. Ro. 2:5–11; Ef. 5:6; 2 Ts. 1:8–10). Calvino observa en una forma muy
apropiada que el verdadero propósito de esta profecía acerca de la inevitable ira de Dios, que caerá sobre los pecadores
obstinados, es “que seamos disuadidos de pecar”. Por tanto, ¡aun esta declaración de ira está llena de misericordia!
Sin embargo, por la gracia soberana de Dios, los colosenses han renunciado en principio a esta clase de conducta. Para
ellos era cosa del pasado. Pablo dice, en las cuales también vosotros anduvisteis en ese entonces, cuando vivíais en ellas.
Nótese, “también vosotros”, esto es, “vosotros, al igual que los otros paganos”. Vivir y andar son figuras casi sinónimas.
Con todo, en ciertos contextos, como éste, hay una diferencia. Caminar o andar en este contexto indica la conducta; vivir
indica la disposición. Así también en Gá. 5:25: “Si vivimos por el Espíritu, por el Espíritu también andemos”. Una vez que
los colosenses llegaron a ser “nuevas criaturas”, no estuvieron más metidos en los vicios de su vida pasada. Ahora se
avergonzaban de su vida antigua. Habían sido santificados y limpiados por el poder del Espíritu Santo. Su vida estaba
“escondida con Cristo en Dios” (véase arriba, el v. 3). No obstante, como ya lo dijimos anteriormente, esto no quiere decir
que la victoria ha sido ganada por completo. La carne todavía tiene un deseo intenso contra el Espíritu, y el Espíritu contra
la carne (Gá. 5:17; cf. Ro. 7:15–24). Por tanto, el mandamiento que viene a continuación (vv. 8, 9a) es algo muy apropiado
y oportuno.

1er Titulo: Terrible fin para el que pervierte su cuerpo con practicas antinaturales, si no se arrepiente. Versículos 12 y
13. Si alguno durmiere con su nuera, ambos han de morir; cometieron grave perversión; su sangre será sobre ellos. Si
alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su
sangre. (Léase: Ezequiel 18:21. Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos
e hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no morirá.).

Comentario: En los vv. 21–24, se afirma que una generación no se predetermina para el juicio o para bendición por la
anterior. Incluso dentro de la misma generación, o de una vida, el pasado no determina necesariamente el presente o el
futuro. Es interesante notar en el v. 21 que el profeta presenta la clave del auténtico arrepentimiento, esto lo hace en las
tres frases finales. Ezequiel afirma aquí (v. 22) su proposición de que Dios honra al verdadero arrepentimiento y a la fe
genuina. La persona que de verdad se arrepiente puede poner la culpa de pecado en el pasado.

2° Titulo: Clara evidencia de la manifestación de concupiscencia que Dios repudia. Versículos 14. El que tomare mujer y
a la madre de ella, comete vileza; quemarán con fuego a él y a ellas, para que no haya vileza entre vosotros. (Léase: 1ª a
los Tesalonicenses 4:3 y 4. pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que cada uno
de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor.).

Comentario: 3–8. A causa del problema exegético envuelto en los versículos 3–8 y con el propósito de hacer ver la
relación de las varias partes entre sí y a la vez con el todo, se hace necesario presentar estos seis versículos juntos, como
una unidad, y hacerlo en tal forma que estas relaciones salten a la vista de inmediato.
Porque ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación,
(a) que os abstengáis de inmoralidad,
(b) que cada uno de vosotros sepa cómo tomar esposa para sí en santificación y honor, no en pasión de concupiscencia
como los gentiles que no conocen a Dios;
(c) que (nadie) se propase de lo que es decoroso y defraude a su hermano en este asunto, porque vengador es el Señor
en todas estas cosas, como anteriormente os hemos dicho y testificado solemnemente. Porque no nos ha llamado Dios
a inmundicia sino a santificación. Por tanto, el que rechaza (este mandato), no rechaza a hombre sino a Dios que
también os da su Santo Espíritu. Así pues, queda en evidencia de inmediato, de acuerdo a la más simple construcción
(también la más lógica según creemos) que las palabras Esta … voluntad de Dios … vuestra santificación está en aposición.
Las tres clausulas coordinadas (a, b, y c) se agregan para posterior ilustración (en otras palabras, son cumbres del concepto
vuestra santificación. (Véase también en el versículo 9.) Están en aposición con ella y le dan cierta aplicación limitada.
También (b) arroja luz sobre (a), (a) sobre (b), (c) sobre (b), y (b) sobre (c). Aunque (b) y (c) son paralelas entre sí y en cierto
sentido también con (a), sin embargo, pueden ser consideradas como ofreciendo una ilustración específica de (a).

Estudio bíblico I.E.P. Autor hermano Roberto Saldías Roa; https://estudiobiblicotiquico.wordpress.com; WhatsApp +5676426950; correo electrónico rsaldiasroa@gmail.com 4
ESTUDIO BIBLICO TIQUICO 2022

La cláusula “porque vengador es el Señor en todas estas cosas …” modifica a (a), (b), y (c) como las palabras mismas
todas estas cosas lo indican. El sentido de la cláusula es: Dios venga la inmoralidad, y en particular, el tomar una esposa
en pasión de concupiscencia, y la maldad de propasarse de lo que es justo, el defraudar al hermano en asuntos de
relaciones maritales. Dios castiga al hombre que rehúsa caminar por la senda de la santificación. Esto es verdad, “porque
Dios no nos llamó a inmundicia sino a santificación”. La cláusula final—“Por tanto, el que rechaza (esta instrucción) no
rechaza a hombre sino a Dios que también os da su Santo Espíritu”—revela que por cuanto fue Dios mismo que nos llamó
en relación con la santificación, quien se oponga a su amonestación, se opone rotundamente a él (véase C.N.T. sobre Juan
13:20; cf. 1 Sa. 8:7; Lc. 10:16), y es tanto más reprensible por cuanto el autor de la santificación es a la vez el gran don de
Dios a la iglesia.
De lo que precede, entendemos que Pablo está discutiendo un asunto, no dos. Está discutiendo la santificación, y aquí
en los versículos 3–8, en forma especial, el deber de cada uno de abstenerse de inmoralidad, como la que practican, por
ejemplo, aquellos que en lugar de tomar una esposa y de hacerlo en forma tal que resulte en armonía con los
requerimientos de la santificación, se dejan llevar por la lujuria; o, indiferentes a los límites de la decencia, entran en
relaciones ilícitas, clandestinas, con la esposa o la hija de su hermano. Aunque el hermano que ha sido víctima de tales
artimañas y así defraudado, no llegue nunca a descubrir el mal que fue hecho en contra de él, existe, no obstante, un
Vengador, Dios (cf. Lv. 25:14, 17; Sal. 94:1). Esto lo había declarado Pablo en forma solemne cuando aún estaba con ellos.
Ojalá que los creyentes de Tesalónica, tan recientemente convertidos de un mundo en que semejantes prácticas
pecaminosas prevalecían, tengan presente que fueron llamados para salir del mundo, y no con el propósito de cometer
inmundicia. Que el llamado está en relación con la gran obra de santificación que el Espíritu Santo, don de Dios a la iglesia,
está realizando en sus corazones. Respecto al nombre, carácter, venida, y obra del Espíritu Santo véase N.T. sobre Juan
14:16, 17, 26; 15:26; 16:7, 8, 13–15.
Esto, en breve, parece ser el claro significado de todo el pasaje (versículos 3–8). Existen, no obstante, ciertos traductores
y comentadores partidarios de un punto de vista, que en un aspecto importante difiere radicalmente del nuestro. Su
perspectiva equivale a lo siguiente: que Pablo en este breve párrafo condena dos vicios, que son inmoralidad y prácticas
deshonestas en los negocios. El versículo 6 lo traducen entonces como sigue (o en este orden): “que nadie se propase y
engañe a su hermano en negocios”. Creemos, sin embargo, que la razón la tienen los que traducen: “que nadie se propase
de lo que es decoroso y defraude a su hermano en este asunto”.
Nuestros argumentos para adoptar esta traducción, “que nadie se propase de lo que es decoroso y defraude a su
hermano en este asunto” son las siguientes:
(1) Cuando se inicia un tema con tanto sentimiento, y viene un brusco giro hacia algo totalmente diferente (como “en
negocios”), nos toma de sorpresa. Pablo está hablando acerca de la santificación, y en conexión a esto, sobre la abstención
de la inmoralidad y la inmundicia. La santificación, la inmoralidad, y la inmundicia, son las palabras claves de todo el pasaje
(versículos 3–8).
(2) El mandato, “que cada uno de vosotros sepa tomar (κτᾶσθαι presente infinitivo; por tanto, no es poseer, para lo cual
convendría más bien el tiempo perfecto) una esposa (literalmente vaso, que es un término usado también por los rabíes
para esposa) para sí en santificación y honor” indudablemente está apoyando la idea de que la πρᾶγμα acerca de la cual
Pablo habla en el versículo 6 es la de la pureza del sexo y relaciones maritales. Se debería elegir esposa para sí, y junto con
esto, el poder santificador de Dios que es la motivación para dar a la esposa la honra debida, lo cual debería ser una
realidad práctica. La maldad de defraudar vergonzosamente a un hermano (practicando la inmoralidad con su esposa o
su hija) en lugar de tomar honestamente una esposa para sí, es aquí fuertemente condenada.
(3) Nuestra interpretación recibe también el apoyo de Pablo cuando dice en otro pasaje que guarda cierto paralelo: 1
Co. 7:2, y cf. versículo 39: a fin de no caer en la tentación de cometer inmoralidad el hombre deber tener su propia esposa.
El matrimonio, además, ha de ser en el Señor.
(4) Los verbos a. propasarse, o atravesar o ser más astuto que (ὑπερβαίνω—ειν, que ocurren solamente aquí en el Nuevo
Testamento), ya sea usado intransitivamente (propasarse de los que es justo) o transitivamente (ser más astuto que o
engañar a fuerza de tretas al hermano), y b. tomar más que, tomar ventaja sobre, defraudar (πλεονεκτωε͂ιν), son muy
adecuados en conexión con las prácticas inmorales en cuanto a relaciones sexuales. (No es correcto pensar que solamente
se puedan aplicar a transacciones comerciales.). Tales pecados se practican comúnmente en secreto: el padre o el esposo
no sospechan lo que está sucediendo y sus derechos son pisoteados; está siendo defraudado. Pero Dios lo sabe, ¡y
procederá como vengador!
(5) En ningún lugar del Nuevo Testamento la palabra πράγμα significa negocio, sino que su significado es siempre cosa,
asunto (algunas veces, hecho, práctica).

3er Titulo: Pecados atroces que distorsionan la creación original de Dios. Versículos 15 y 16. Cualquiera que tuviere cópula
con bestia, ha de ser muerto, y mataréis a la bestia. Y si una mujer se llegare a algún animal para ayuntarse con él, a la
mujer y al animal matarás; morirán indefectiblemente; su sangre será sobre ellos. (Léase: San Mateo 19:4 y 5. El,
respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo Por esto el hombre
dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne?).

Estudio bíblico I.E.P. Autor hermano Roberto Saldías Roa; https://estudiobiblicotiquico.wordpress.com; WhatsApp +5676426950; correo electrónico rsaldiasroa@gmail.com 5
ESTUDIO BIBLICO TIQUICO 2022

Pensamiento: La Biblia menciona la bestialidad en cuatro pasajes diferentes. Éxodo 22:19 dice: "Cualquiera que
cohabitare con bestia, morirá". Levítico 18:23 declara: "Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con
él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal para ayuntarse con él; es perversión". Levítico 20:15-16 ordena:
"Cualquiera que tuviere cópula con bestia, ha de ser muerto, y mataréis a la bestia. Y si una mujer se llegare a algún animal
para ayuntarse con él, a la mujer y al animal matarás; morirán indefectiblemente; su sangre será sobre ellos".
Deuteronomio 27:21 concuerda: "Maldito el que se ayuntare con cualquier bestia". A partir de estos versículos, queda
muy claro que, según la Biblia, la bestialidad es un pecado horrible, antinatural y abominable.
¿Por qué se condena tan enérgicamente el bestialismo? En primer lugar, es una perversión antinatural. Claramente, la
intención y el diseño de los seres humanos es aparearse con otros seres humanos, no con animales. En el relato de la
creación, ninguno de los animales era "ayuda idónea" para Adán (Génesis 2:20). En segundo lugar, el bestialismo
representa el colmo de la desviación sexual. El hecho de que el animal debía ser condenado a muerte (Levítico 20:15-16),
a pesar de que sería "inocente", indica lo perverso que es el bestialismo. En tercer lugar, y quizás lo más importante, el
bestialismo niega esencialmente la singularidad de la humanidad que Dios creó a Su imagen (Génesis 1:27). El bestialismo
rebaja a la humanidad a nada más que un animal, una bestia que es incapaz de distinguir el bien del mal, lo natural de lo
antinatural, el amor de la lujuria.
El Nuevo Testamento no menciona el bestialismo por su nombre, aunque eso no debe interpretarse como una
autorización para el bestialismo o como un debilitamiento de las normas morales de Dios. Por definición, el bestialismo
está incluido en las numerosas prohibiciones de las Escrituras contra la inmoralidad sexual (1 Corintios 6:9; Gálatas 5:19;
Colosenses 3:5; Hebreos 13:4).

Comentario: 4–6. El respondió y dijo: ¿No habéis leído que desde el principio el Creador los hizo varón y mujer, y dijo
Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que,
ya no son dos sino una sola carne.
“¿No habéis leído?” Es como si dijera: “Vosotros, gente que siempre os estáis jactando de vuestro conocimiento de la
ley, ¿ni siquiera habéis leído Gn. 1:27 y 2:24?” Uno se acuerda de Gá. 4:21. Véase C. N. T. sobre ese pasaje. Entonces, si
los fariseos conocen Gn. 1:27, también saben que aun cuando Adán fue creado antes que Eva, fue creado inmediatamente
varón; por lo tanto, con miras a unirse íntimamente con Eva, que fue creada después del mismo cuerpo de Adán, como
una mujer. En consecuencia, cada uno fue hecho para el otro, con el propósito definido de unir a un hombre con una
mujer. Los que están ansiosos por divorciarse no hacen caso de este hecho.
Añádase a esto Gn. 2:24, donde Dios ordena que por esta misma razón—esto es, debido a que la unión entre los dos
tenía el propósito de ser tan íntima y que fueron destinados el uno para el otro (véase Gn. 1:27 y 2:23)—el hombre dejará
a su padre y a su madre, y lo hará en consideración de una unión más íntima y duradera, a saber, “se unirá a su mujer, y
los dos serán una carne”; sí, “ya no son dos, sino una carne”, dice Jesús.
Es claro que Jesús consideraba Gn. 2:24 (en combinación con Gn. 1:27) como una ordenanza divina, y no como una pura
descripción de lo que generalmente ocurre en la tierra. Y puesto que uno no está haciendo injusticia al original hebreo de
Gn. 2:24 al expresar la idea de esta institución divina en la traducción—por eso “dejará el hombre … y se unirá”, no
simplemente “un hombre deja y se une”—¿qué buena razón habría para no expresarla? En este pasaje (Gn. 2:24), por lo
tanto, la traducción de VRV 1960 es preferible a la adoptada por otras versiones modernas, por ejemplo, Biblia de
Jerusalén y Biblia Pastoral Latinoamericana.
Jesús consideraba el matrimonio como una unión indisoluble, una unión hasta que la muerte los separe, una institución
definitivamente divina, institución en la que no hay que entremeterse, lo que es claro por lo siguiente: a. De otro modo
su argumento perdería su fuerza; b. los que lo escuchaban no necesitaban que se les dijera que es costumbre que los
hombres se casen; y c. esto está en línea con las palabras que siguen de inmediato, a saber, Por lo tanto, lo que Dios ha
unido no lo separe el hombre.
Esto no quiere decir que un hombre comete un pecado al no casarse. Más bien, significa que los que deciden casarse
deben considerar el matrimonio como una institución divina, un estado en el cual ellos deben conducirse de tal modo que
no solo se establezca la verdadera unión—sexual, naturalmente; nótese “se unirá a su mujer”, pero también unión
espiritual, moral e intelectual—sino que también se vea más y más firmemente cimentada.
Fue Dios quien hizo posible esta unión (Gn. 1:27). Fue Dios también quien dio el mandamiento, “Fructificad …” (Gn.
1:28). También fue él quien dijo: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” (Gn. 2:18). Fue Dios
quien trajo a Eva a Adán para que fuese la esposa de éste (Gn. 2:22). Ciertamente, desde todos los aspectos, fue Dios
quien estableció el matrimonio como una institución divina (Gn. 2:24; Mt. 19:5, 6). El matrimonio por lo tanto es un
“estado honroso”. Por lo tanto, ¡que ningún hombre separe lo que Dios ha unido!”

Amén, para la honra y gloria de Dios.

Estudio bíblico I.E.P. Autor hermano Roberto Saldías Roa; https://estudiobiblicotiquico.wordpress.com; WhatsApp +5676426950; correo electrónico rsaldiasroa@gmail.com 6

También podría gustarte