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Origen de la moral

Las percepciones morales de las sociedades


poseen un denominador común
Mateo Campos
Introducción
“No es en absoluto extraño que los corderos detesten a las aves de presa, pero
esto no es motivo para condenar a las grandes aves de presa porque roban
corderos. Y cuando los corderos murmuran entre ellos: “Estas aves de presa son
malvadas; ¿acaso esto no nos da derecho a decir que todo aquello que sea
opuesto de un ave de presa tiene, por fuerza que ser bueno?”, no hay nada
intrínsecamente erróneo en semejante argumento, a pesar de que las aves de
presa se mostrarán, en cierto grado sorprendidas dirán: “No tenemos
absolutamente nada en contra de esos buenos corderos; todo lo contrario, la es
que los adoramos; nada más sabroso que un cordero tierno”. (Nietzsche, 1887)1
Dentro de todas las sociedades modernas se establecen reglas implícitas sobre
nuestro comportamiento tanto moral como político, esto siendo el contrato social
que aceptamos como medio para convivir dentro de la sociedad generándose así
un compromiso entre el individuo y el estado de la sociedad en la que tiene dicho
contrato (Rousseau, 1762).2
En una misma sociedad el contrato es el mismo entre sus individuos, y además
difieren los contratos entre las sociedades en base a la moral y la política de los
mismos individuos que la conforman. Estas mismas características permiten
atribuirle al contrato social la posibilidad de dinamismo en tanto existan cambios
de paradigma.
Cuando el hombre se prohíbe a sí mismo el engaño, el robo o la arbitrariedad, no
se trata de una cuestión de puras preferencias que dependa de su gusto personal,
se trata de someterse personalmente a una ley que él cree que vale, o debe valer,
para todos. El verdadero acto moral implica el respeto a la propia dignidad y a la
de todos, y se expresa en el imperativo categórico "obra sólo según una máxima
tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal. Una acción sólo
es buena si el principio al que se somete su motivo (o, en los términos de Kant, su
"máxima") puede valer para todos. Obrar moralmente es actuar de tal forma que

1
NIETZCHE, Friedrich. genealogia de la moral. Editorial alianza. Basilea, Alemania ,1887
2
ROUSSEAU, jean jacques. El contrato social. Editorial Marc-Michel Rey.Murcia, España.
1762
puedas desear, sin contradicción, que todo individuo se someta a los mismos
principios que tú. (Kant, 1989)3

Propiedades de la sociedad y la moral


La moral tiene rasgos determinantes, por una parte, la percepción de que todo lo
bueno y malo, lo justo y lo injusto que puede haber se presenta a la conciencia
individual provisto de cierta objetividad. Los individuos interactúan y aprenden en
un mundo cultural especifico que incluye normas que le son presentadas con igual
facticidad que posee el mundo, como si perteneciera a los hechos y por tanto no
poder ser cuestionado. Por otra parte, los juicios morales implican siempre una
intención prescriptiva, es decir una sentencia, consciente o inconscientemente,
esta postura, el emotivismo, es defendida por filósofos como Hume, Stevenson y
Hare, entre otros. Un juicio moral no es tan solo descriptivo, incluso las formas
más neutrales comunican un fondo imperativo. cuando se expresa la bondad de
una acción se invita imperiosamente a su cumplimento y aumentan los
sentimientos negativos al no hacerlo. (castro, 2021)4
¿Cómo podemos definir el bien y el mal? ¿cómo cambia el concepto de esta
dicotomía con el tiempo? Al principio el termino “bueno” lo usaba la nobleza, que
se lo aplicaba a sí misma para distinguirse de los plebeyos. Apreciaban su propia
valía: el que no pudiera vivir a la altura de sus nobles ideales era evidentemente
inferior y “malo”. Los plebeyos que no podían aspirar al estilo de vida de la nobleza
invirtieron, en su frustración, el sistema de valores de lo bueno y lo malo. En lugar
de la perspectiva noble sobre la moralidad, los plebeyos pusieron la propia, que
subvertía el statu quo. Según la moralidad de los plebeyos la visión noble de la
vida, basada en el poder y en los valores de los guerreros, era malvada: los
maltratados, los pobres y los humildes eran los buenos.

El sistema de valores de los en ese entonces plebeyo ha sido sin darnos cuenta
heredado a través de las generaciones y ha servido a los intereses de todos
aquellos oprimidos. Desde esta misma lógica se definen acciones buenas y malas
en tanto beneficien o perjudiquen a los demás, en especial aquellos que no
poseen poder, asimismo se pueden considerar las acciones buenas o malas,
según faciliten o dificulten la satisfacción de las necesidades históricas de la
sociedad.

Retomando el caso de los corderos y las aves de presa dicho por Nietzsche,
nosotros de forma involuntaria y casi intrínseca consideramos que las aves de
presa son malas por tener poder y ejercer voluntad por sobre la de los demás, de
la misma forma en la que consideramos a las aves malas, calificamos a los
corderos de necesariamente buenos tan solo porque son los oprimidos.

3
KANT, Inmanuel. la metafísica de las costumbres. Editorial tecnos Madrid,España. 1989
4
CASTRO, laureano (2021). La moralidad, un obstáculo para el diálogo. The Conversation.
¿Es la moral algo natural?

¿Qué es la moralidad? ¿De dónde surge en el hombre? La moral surge cuando el


hombre deja sus instintos puros y se convierte en parte de una comunidad. La
moral requiere necesariamente que el hombre tenga una relación con los demás y
sea consciente de esa relación para poder actuar de acuerdo con las normas o
reglamentos que le rigen de esta manera, podemos decir que la única forma en la
que el concepto moral sea aplicable es en tanto exista el otro. Es necesario ajustar
el comportamiento de cada miembro hacia la comunidad de tal manera que todo lo
que ayude a fortalecer una unión o actividad común se considere bueno o
beneficioso, y lo que ayude a debilitar dicha unión se considere malo. Así, se
establece una distinción entre el bien y el mal.

Bibliografía
castro, l. (2021). La moralidad, un obstáculo para el diálogo. The Conversation.

Kant, I. (1989). la metafísica de las costumbres. madrid: tecnos.

Nietzsche, F. (1887). genealogia de la moral. basilea: alianza.

Rousseau, J.-J. (1762). El contrato social. Murcia: Marc-Michel Rey.

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