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Ética y Masonería

Por: Carlos Antonio Porto de Sousa

“Después de hablar de las virtudes, de las formas de la amistad y de las diversas clases deplacer, nos
resta discutir en términos generales la naturaleza de la felicidad, ya que afirmamos que es el fin de la
naturaleza humana”.

Aristóteles , en Ética a Nicómaco

No es mi intención presentar respuestas sobre ética y masonería, sino


abrir una línea de estudio y debate para que podamos encontrar un
camino en el orden mundial actual y ante las necesidades que
demandan que nos adaptemos a un mundo que ya no tiene
“fronteras”, que siempre está preguntando quiénes somos y cuál es
nuestro papel y participación en este nuevo orden.

El presente texto es el resultado de mis lecturas sobre la ética en una


perspectiva actual, a través de los paradigmas de un mundo
globalizado, que exige que nos adaptemos a él si queremos contribuir
a la construcción de un mundo mejor.

La Francmasonería, Orden extendida por el mundo siguiendo leyes y


costumbres tradicionales, sobrevive, obedeciendo así a los límites de
sus Normas, Constituciones, Reglamentos, Regimientos,
Landmarks. Lo más importante es que estos límites estipulan
legalmente qué es y qué no es masonería. Cualquier cosa fuera de
estos postulados descaracteriza a la Orden. De esta forma, crece sin
gobierno central o mundial, sino pura y limpia. Sin embargo, por
cuestiones de supremacía del dominio, existen corrientes que
pretenden ser las únicas proveedoras de patentes que otorgan el
derecho a existir, otorgar y reconocer existencias. Los bloques se
crean y se envuelven en una oscura relación reservada y exclusiva.
Pero, ¿qué tiene que ver la ética con esto? ¿Cómo se puede trabajar
la ética en la Masonería? ¿Es la masonería una institución ética?
¿Cómo puede la masonería influir en los ciudadanos para construir
una sociedad más justa y ética? ¿Estaríamos cumpliendo nuestro
papel de luchar contra las tiranías cavando mazmorras a los vicios y
promoviendo la ética y la moral? ¿Cómo estamos lidiando con las
vicisitudes de este nuevo milenio, donde la electrónica, la genética,
¿La clonación y el uso de nuevas tecnologías están iniciando intensos
debates sobre “usarlos o no”? Y finalmente, ¿qué podemos hacer los
masones para contribuir a construir un mundo mejor para nuestros
descendientes? Ahora, llegados a este punto, la pregunta principal
que debe responderse es: “¿Qué es la ética de todos modos?” Muchos
la definen como un conjunto de “valores construidos por la sociedad
humana a lo largo de su historia y que orientan su convivencia, es
decir, definen cómo debe comportarse el hombre frente a sí mismo.
El comportamiento familiar, laboral, profesional, grupal,
corporativo, etc., son ejemplos de valores éticos positivos o negativos
presentes en la historia de la humanidad llevándola hacia el futuro.
Lo cierto es que estos valores influyen en la calidad de vida, el
desarrollo cultural y la preservación de propia cultura.

En su significado en nuestro idioma, la ética y la moral tienen el


mismo significado antiguo. Hacen referencia al conjunto de
costumbres tradicionales de una sociedad: valores y obligaciones
para la conducta de sus miembros.

El Mini diccionario Aurélio Século XXI da los siguientes


significados:

ÉTICA – se refiere al “estudio de los juicios sobre la conducta


humana susceptibles de calificación desde el punto de vista del
bien y del mal”.
MORAL – se refiere al “conjunto de reglas de conducta o hábitos
considerados válidos, ya sea en forma absoluta o para un grupo o
persona específica”.

La moral, así, puede definirse como el conjunto de valores que toda


cultura y toda sociedad establece para todos sus miembros. De esta
forma, este conjunto de valores constituye básicamente lo que debe
valorarse como bueno o malo; cómo se distinguen el bien y el mal;
y, finalmente, las conductas necesarias, convenientes, permitidas y
prohibidas.

Sobre el origen de la moral, algunos pensadores se agrupan en dos


grupos o corrientes: la primera, dice que la moral tiene su origen en
principios metafísicos y, como tal, es superior al hombre; sería de
“inspiración divina”; el otro afirma ser de origen puramente humano.
Uno tiene una esencia eterna e inmutable y, como producto del
hombre, debe adaptarse a sus necesidades. En otras palabras, es el
resultado del tiempo histórico y de la evolución de las relaciones
sociales.

Aun así, es cierto que la moralidad es obediencia a la costumbre de


tal manera que donde no hay costumbre correcta, ni forma tradicional
de actuar y evaluar, no hay moralidad, prevaleciendo así lo “amoral”.

Entendida como un estudio racional de la moral, la ética tiene una


fecha de nacimiento y origen. Nació en Grecia en el siglo V aC y con
la actitud de reacción a los sofistas por parte de Sócrates. Esta relación
problemática se encuentra en el corazón de la acción comunicativa.

La ética es el pensamiento de la vida (filosofía), mientras que la moral


es el conjunto de reglas concretas (leyes). La ética es pensar en las
leyes, comprenderlas, criticarlas. La moral y la ética son temporales,
es decir, evolucionan con el tiempo, creando nuevos conceptos y
reglas. La moral no piensa en la “libertad” ni en la “ dignidad” del
individuo, la ética sí. En este sentido, la masonería nos induce a
pensar en cómo debemos comportarnos con los demás y con nosotros
mismos. La lucha y el trabajo por la conquista y posesión determinan
un ambiente de competencia, donde la victoria de uno resulta en la
derrota del otro. Así, durante el proceso de su evolución, el hombre
fue desarrollando un sistema de reglas que comenzó a orientar lo que
está bien o mal, el bien y el mal, lo liberados y lo prohibido,
llevándonos a un comportamiento “adecuado” y “aceptable” por el
grupo social en el que vivimos. De esta manera, surge la moralidad.
Y es el resultado de las costumbres, de la cultura. La ética, en cambio,
es lo que sale de dentro, es lo que “vive” dentro de nosotros, lo que
sale de nuestras relaciones sociales, conversaciones, consensos. De
nuestras abstracciones sobre “ser” o “no ser” correcto. Para muchos
es intuitivo y busca dirigir las relaciones entre los seres humanos y
su forma de ser, pensar y actuar de acuerdo a las circunstancias. Así,
podemos decir que una de nuestras principales características, la
conducta racional, es la base de la ética. De esta forma, podemos
definir la ética como el resultado de las reacciones humanas ante las
acciones y estímulos provocados por la sociedad.

La ética puede ser destructiva (negativa) cuando el comportamiento


disociado, la actitud prejuiciosa, la desconfianza, la incredulidad en
el valor humano, el discurso diferente a la praxis se hacen presentes
en la sociedad. Es positivo (constructivo) cuando el comportamiento
armonioso, la actitud abierta, la confianza plena, la creencia en el
valor del ser humano, el discurso coherente con la praxis son
elementos orientadores de la sociedad.

La pregunta que debemos hacernos en este momento es: “¿La


masonería está cumpliendo con sus obligaciones de luchar por la
armonía de las sociedades, por la justicia y por combatir las
desigualdades?” ¿Tu rol social está acorde con los nuevos tiempos?
¿Sus presupuestos morales sirven de base para la construcción de una
ética enfocada a los nuevos tiempos? ¿Estamos construyendo una
ética masónica positiva o negativa?

En la masonería, la ética está directamente ligada al principio de la


búsqueda de la Verdad, teniendo su origen en las tradiciones griegas,
donde sus pensadores afirman que la búsqueda de la verdad no está
disociada de la práctica del bien. Verdad y virtud son los dos polos de
una misma búsqueda que caracteriza la ética iniciática, la ética
masónica. Consideramos la ética como de carácter universal y que
pertenece a la historia del ser humano. De esta forma, el masón debe
considerar la ética como un principio incuestionable y que debe ser
el punto de partida de su actuar. La conducta ética masónica tiene dos
aspectos: uno, el masón debe vivir no solo de acuerdo con sus
principios (íntimos) y perseguir la práctica de la virtud; y el otro, la
construcción de actitudes que se orientan a la comprensión de la ética
y su adecuación a los continuos cambios en la colectividad humana.

Lo correcto de la ética es luchar por la autonomía, la libertad de


expresión, la delegación y la división de responsabilidades; por otro
lado, su lado negativo es la dominación, el autoritarismo, la
centralización y la dependencia. Todo esto resulta solo en la
necesidad de poder. Pero después de todo, si esto sucede en la
masonería, ¿qué podríamos hacer para cambiarlo? Dado que la ética
masónica se basa en la íntima relación entre la virtud y la verdad, es
un sistema abierto de principios, a los que cada masón ofrece su
aporte, para adecuarlos al bien personal y social. El bien individual
del masón es el bien de todos los masones. Y el bien de esta
fraternidad es el bien de toda la sociedad, por lo que la masonería no
puede caminar separada del resto de la sociedad, siendo sus victorias
o derrotas el resultado del trabajo diario de todos nosotros. Así, el
concepto de fraternidad pasa a aplicarse a toda la humanidad cuando
la masonería se orienta progresivamente hacia el bien común. De este
modo, se hace necesario que en el mundo los fines se alcancen en
estricta obediencia a los principios de virtud, razón, moral y ética, sin
los cuales no habrá proceso evolutivo.

Sabemos que ser ético es actuar de acuerdo con los valores morales
que una sociedad ha construido como justa y perfecta. Los principios
de la Masonería refuerzan la particularidad y el culto a la ética por
parte del masón. Los principios rectores de la masonería se
establecen como reglas legales y esto la ha mantenido viva a través
de los siglos. Lo que sucede es que los masones que están
quebrantando algunos principios legales pueden incluso toparse con
las leyes que rigen la convivencia en sociedad y sufrir acciones
comunes de la ley profana por pura falta de ética. Sin embargo, nos
corresponde preguntarnos: ¿estamos dando la debida orientación
ética de acuerdo con nuestras costumbres y códigos que nos rigen y
que nos han mantenido activos hasta el día de hoy? ¿Están nuestros
Hermanos que cometen abusos del poder político y económico,
delitos contra la sociedad, contra la familia, etc., recibiendo las penas
previstas en nuestras leyes masónicas?
La ética masónica se fundamenta en las normas que constituyen su
finalidad, teniendo como objetivo la conducta moral de la persona o
de todos los miembros de la Orden. En la vida real, el masón, como
cualquier otro individuo, ante los problemas recurre a normas
reconocidamente profanas, acata sus normas y formula sus juicios de
valor y argumentos para justificar sus actitudes y decisiones en base
a la vida profana y, muchas veces, en total desacuerdo con su vida
masónica. La ética masónica no debe ser una mera transcripción de
un discurso irracionalmente ordenado de razones normativas
presentes en las sesiones o en la comunidad masónica. La ética
masónica no está herméticamente cerrada en un círculo. Es dinámico
y parte de la evolución humana. O más bien, es la evolución humana.

Sería bueno observar algunos valores individuales, fundamentales,


milenarios - vigentes hasta el día de hoy y que siempre estamos
dispuestos a defenderlos:

1. ser honesto en cualquier situación;


2. tener el coraje de tomar decisiones;
3. ser tolerante y flexible;

4. sé justo;
5. se humilde.

Los valores anteriores se condensan en la filosofía masónica. ¿Le


importa a alguien? Estos valores no pueden ni deben ser meros
objetos de discurso, investigación y estudio. ¿O es todo pura retórica?

Las organizaciones profanas están cada vez más convencidas de que


para sobrevivir tendrán que actuar con mucho más cuidado en
relación con la ética, porque cualquier reflexión produce una buena o
una mala historia. Y el juicio es correcto.

Como dijimos, no podemos ser inocentes y pensar en la Masonería,


como Logia, Poder y/o Confederación como personas jurídicas
justas y únicas. Existimos como seres sociales y constructores de
historia, hay muchos ejemplos para citar. ¿Estamos hoy dando
nuestro aporte a la construcción de una historia moralmente ética
que será juzgada positivamente en el futuro? ¿Podrá la masonería
del futuro estar orgullosa de nuestra participación en el desarrollo
humano? Nuestras actitudes de hoy, por pequeñas que sean, tendrán
grandes consecuencias en el futuro. Es el “efecto mariposa” de la
Teoría del Caos. El mundo profano nos mira y espera una respuesta
que les diga que no somos representantes del mal, que estamos aquí
para contribuir positiva y éticamente al futuro de la humanidad. Ya
sea que estemos bien o mal, esto es parte de la búsqueda y lucha
por la “verdad” y esto lo hacemos con G:. A:. D:. U:. guiándonos e
iluminándonos, al fin y al cabo, estamos todos juntos en un “barco
llamado Tierra” y, ante Él y el Universo, tenemos en nuestras
manos el “timón” de nuestra historia.

Sabemos, sin embargo, que no todo es siempre simple y claro cuando


se trata de ética y relaciones sociales. Genera preguntas
extremadamente delicadas y, la mayoría de las veces, íntimas.
Tenemos nuestros límites, impuestos por nuestras creencias y leyes,
y debemos conducirnos individual o colectivamente dentro de este
espacio limitado y autodefinido. Así, podemos establecer algunas
estrategias a seguir por nosotros, los masones, o cualquier otra
persona:
1. Sepa exactamente cuáles son sus límites éticos;
2. Evaluar en detalle los valores de la Institución a la que pertenece;

3. Trabaje siempre sobre la base de hechos;

4. Evaluar principalmente los riesgos de su decisión;

5. Sepa que, incluso optando por la solución más ética, puede verse

envuelto en situaciones delicadas;


6. Ser ético muchas veces significa perder estatus, beneficios, etc.;

La ética es también “intuición”. Incluso si afirman que la intuición


no tiene nada de racional, nuestras reflexiones intuitivas sobre la
ética son palpables e independientes del conocimiento intelectual
adquirido. Ciertamente, aquellos que han adquirido conocimientos
y pueden utilizarlos para analizar la relación con la sociedad y el
mundo tienen su responsabilidad aumentada por este conocimiento.
Sócrates afirmaba que el ser humano sólo se realiza como persona
cuando se vuelve hacia su interior – conócete a ti mismo – porque
“tu mundo” es un retrato ( Publicado en freemason.pt) de tu interior.
Preparar al individuo para la ciudadanía es el objetivo de la
pedagogía de la Ilustración. Vivir bien con el hermano es el
principio de la filosofía masónica y su pedagogía es desarrollar y
propagar la Igualdad, la Libertad y la Fraternidad. Construir un
mundo justo y perfecto, sepultando los vicios y promoviendo las
virtudes.

Los masones que formen parte de algún Poder legitimado por la


tradición de los Landmarks y las Antiguas Constituciones de
Anderson, deberán prestar atención a lo siguiente: actuar éticamente
dentro (o fuera) de la Logia, Poder y/o Confederación, siempre ha
sido y será una decisión personal. . Por supuesto, siempre estamos
sujetos a deslices y errores. Sin embargo, nunca olvides que este
suele ser un camino sin retorno. Para bien o para mal. ¡Cuidado!
No podemos convertir todo lo que nuestros antecesores construyeron
en mentiras. Tenemos una conducta moral y ética a seguir.
Caminemos de verdad o la retórica nos arrojará al vertedero
inexorable de la historia y nos conducirá al olvido y, sin lugar a
dudas, a nuestra destrucción como hombres y, sobre todo, como
masones.
Constantemente nos enfrentamos a especulaciones sobre nuestra
existencia. Depende de nosotros definir lo que realmente es nuestra
existencia.

Bibliografía
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Material buscado en direcciones electrónicas


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