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Introducción

El contrato Social es una de las obras que más influencia han ejercido en el terreno de
la teoría y la práctica política del mundo moderno.

En el presente trabajo vamos a conocer que plantea Rousseau en cuanto al Estado, el


aspecto social, político en su obra El Contrato Social.

De las primeras sociedades

En este aspecto para Rousseau, la primera sociedad está conformada por la familia,
siendo que los hijos solo se encuentran ligados al padre por el tiempo que aún no
puedan cubrir sus necesidades por si solos, teniendo la obligación de obedecerlos en
todo momento. Esta definición no se aleja mucho de nuestra de realidad, puesto dicha
concepción de la familia también es aplicable a la sociedad, la misma que se
encuentra divididas por gobernantes y gobernados, en la cual, el gobernante se
encuentra en la obligación de velar y proteger los intereses de todos los ciudadanos, y
estos se encuentran en la obligación de regular su conducta conforme a las normas
establecidas.

Roussou consideraba que el hombre es bueno por naturaleza y es corrompido por la


civilización, en el estado de naturaleza. Según Rouseau el hombre se guiaba por dos
sentimientos: el amor así mismo y la compasión que le llevaba evitar el sufrimiento a
los demás, el estado de naturaleza de Rouseau es esencialmente social, porque
consiste en la relación armoniosa con los otros, pero el utiliza esta hipótesis para sacar
a relucir el grado de corrupción a la que ha llegado el hombre actual. Al hombre
primitivo e inocente, e incontaminable. Rouseau opone al hombre histórico que es el
hombre de hoy en día, se trata de un hombre cuyos sentimientos naturales han sido
corrompidos por la civilización, por su educación, sus normas. Con respecto a este
punto no estamos de acuerdo de que sea culpa de la civilización que el hombre sea
corrompido, por ejemplo el primer homicidio que se cometió, conforme a la religión, fue
el de Kain a su hermano Abel, en la cual aún no existía civilización alguna ni
ordenamiento jurídico que regulara este tipo de conductas, pero aun así existía la
maldad en el ser humano.
El hombre histórico es la degeneración enmascarada de la hipocresía de las buenas
maneras, que en el fondo solo se preocupa por la riqueza y el poder. Según Rouseau
el origen de esta caída es la propiedad privada, en el estado de naturaleza todos los
hombres son iguales y poseen todo en común, las desigualdades empezaron el día en
que un hombre cerco un pedazo de tierra y dijo esto es mío. Para el la propiedad
privada es el principio de las desigualdades sociales, pues para el con ella se pierde la
igualdad la libertad natural, con la propiedad unos son más libres que otros y la
igualdad se rompe.
La idea central que refleja Rouseau en su obra el contrato social, es que necesitamos
un nuevo pacto social para regenerarlo todo y construir un nuevo orden cuya
configuración sea semejante al Estado de naturaleza, puesto que por desgracia no
podemos volver estado natural tal cual, pero si podemos mejorar el estado histórico y
de este modo construiremos la sociedad en bases nuevas, partiendo de un acuerdo o
contrato social, que tiene que estar basado en el consentimiento. Rouseau propone un
pacto de unión entre iguales, gracias a este pacto recuperamos la libertad natural
pérdida aunque no como libertad natural sino como libertad civil empezando por el
hombre natural y pasando por el hombre histórico. El nuevo orden social debe estar
basando en la renuncia altruista de los beneficios privados y en favor de los intereses
colectivos, de este modo surge la voluntad general, a lo que todos deben someterse.
Ya no nos sometemos a un soberano sino a la colectividad, a bien común en conjunto.
La voluntad general no es la suma de voluntades de todos los individuos, sino una
voluntad diferente, única, que está por encima, que es la voluntad del cuerpo social, de
toda la sociedad entera, entendida como un único individuo. Lo que la voluntad
general quiere es lo que es bueno para lo sociedad entera, para el pueblo, que es el
único sujeto soberano.

El soberano ya no es un individuo sino una colectividad, aunque considerada como


individuo. El órgano a través del cual el pueblo ejerce su soberanía va ser el Estado,
que expresa su voluntad en leyes. Estas leyes tiene que ser obedecidas por todos,
porque así es como cada uno se obedece a sí mismo, al obedecer los más alto que
hay en él; la voluntad de lo común. La libertad civil consiste precisamente en esto; en
la obediencia a uno mismo en la ley. Hoy se oye mucho que la desobediencia es el
único camino a la libertad. Rousseau diría lo contrario: es la obediencia el camino a la
libertad, aunque por supuesto, la obediencia no a cualquier cosa, sino a la voluntad
general. La voluntad general no es lo mismo que la voluntad de todos. La voluntad de
todos no es sino la suma de voluntades particulares, y no alcanza mas que el bien
particular de alguna facción de la sociedad, aunque sea mayoritaria. En cambio, lo que
alcanza la voluntad general es el bien común, no un bien particular. Por eso no basta
que una decisión haya sido tomada por mayoría para considerar que es acorde con la
voluntad general. Una voluntad mayoritaria puede ser, tanto voluntad general como
voluntad de todos.

Hay que mirar por tanto, no asi es mayoritaria, sino a su contenido: ¡que es lo que
decide? ¿Decide algo del bien común o del bien particular? Es un matiz bastante
importante. Entonces ¿cómo se alcanza la voluntad general? Aunque Rousseau
considera que no hay ninguna forma de gobierno que sea ideal para todos los pueblos
y todas las circunstancias, lo que propone se parece bastante al funcionamiento de
una democracia directa de tipo refrendario. No puede ser una democracia
representativa porque, para Rouseasu la voluntad general no puede ser representada.
La voluntad general solo se alcanza de modo directo: por medio de la votación del
pueblo en referéndum. Para entendernos. Es como si la voluntad general ya existiera
de algún modo, fuera la voluntad del cuerpo social, pero nosotros tenemos que
averiguarla, descubrirla, alcanzarla. Y el modo de alcanzarla es mediante la votación
directa. Pero para que la votación del pueblo de como resultado, efectivamente, la
voluntad general, y no simplemente una voluntad de todos, una voluntad mayoritaria
que sea simplemente particular y que se imponga al resto, tiene que cumplirse una
serie de condiciones.
Primero, tiene que haber una deliberación publica en la que participen todos los
ciudadanos y en la que cada uno se comprometa a mirar solo el interés común y no
sus intereses particulares. Para que esto sea posible, el tamaño del pueblo tiene que
ser bastante reducido. Cuanto mayor sea el pueblo, más difícil va a ser cumplir este
requisito, y, por tanto, más difícil va a ser que la votación de como resultado la
voluntad general.
La segunda es que, en el momento de votar, el pueblo esté libre de pasiones
extremas o distorsionadoras que condicionarían el uso de su razón o perjudicarían el
resultado.
Tercero, después de la deliberación y hasta después votar, los ciudadanos no pueden
comunicarse entre sí. Y esto con la finalidad de evitar facciones. Lo que Roseau no
quiere es que se formen grupúsculos de personas que puedan acordar su voto, para
acabar imponiendo su voluntad particular. Por tanto, después de la deliberación, cada
uno tiene que formar su propia opinión en solitario, consultando con su conciencia. Si
esto se hace asi, la voluntad mayoritaria coincidirá, la mayoría de las veces, con la
voluntad general y su resultado alcanzara el bien común. Entonces, todos tendrán que
obedecer la decisión, incluso los que votaron en contra, porque esa es la decisión que
ellos mismo tendrían que haber tomado. De este modo surge la pregunta ¿los que
votaron distinto al resultado final se han equivocado? Se podría decir que sí, pero si
hemos votado sinceramente, mirando solo al interés común, no nos será difícil
reconocer nuestro error y obedecer a la voluntad general tal y como se ha revelado.
Todo esto, es compatible con cualquier forma de gobierno, sea una monarquía, una
república, una aristocracia, porque si la voluntad general decide uno de estos modos
de gobierno, es que esa es la decisión correcta para ese pueblo concreto. Lo único
que es invariable es que la soberanía última reside en el pueblo.
En nuestra realidad, hemos participado en las elecciones generales 2021, en la cual
la población ha votado por dos candidatos, Keyko Fujimori y Pedro Castillo, siendo que
a la fecha oficialmente no se ha declarado un ganador, pero en virtud del tema
expuesto para Rossou debería respetarse la voluntad general, esto es la elección de
Pedro castillo como nuevo presidente, a pesar de los intereses particulares que
pudieran existir para ciertos grupo sociales y algunos medios de comunicación que
tratan de demorar el pronunciamiento del Jurado Nacional de Elecciones, a través de
impugnaciones y nulidades a fin de variar el resultado

De todos modos, advierte Roseasu, hay que tener en cuenta que toda forma de
gobierno tiende a degenerar. La degeneración consiste en la imposición de quien
gobierna sobre la voluntad general, y empieza a suceder cuando los ciudadanos
pierden interés en los asuntos públicos. El famoso absentismo. Por culpa de esto, el
pueblo se va desentendiendo poco a poco de organizar su propia vida y deja su
libertad en manos de otros, que acabaran por aprovecharse de su poder.

No, porque las acciones del hombre no se genera por el avance de la


civilización, ni por la creacion de normas, la sociedad se corrompe por
deficiencia en la adquisición de valores y principios en el transcurso de su
desarrollo personal. La corrupción del hombre siempre ha existido, desde el
hombre prehistórico, homicidio, robos, es debido a estas conductas
reprochables que se crean normas

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