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TR.>,[)UCCJOt' t ,\U,\PT·\ClO'" DI
K 1,l,' ..\G'\ER Y r, LOl'EZ ESTRADA
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BIBLIOTECA ROMÁNICA HISpANICA
EDITORIAL GREDOS
MADRID
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PRóLOGO A LA VERSIóN ESPAl'lOLA
dpJI:"IOl
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16 MaY):J.al de vi'rsificación española
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CAPíTULO 1
NOTAS PREL1MINARES
cias, muy raras además, este acento no cambia en la pronun el supueslO de quc :os versos anti¡p..Jos dl:stinados p<lra el canto Sé' jrner
preu;n~!l eO:11O si luesl.'n ~'er~os hélb~a(~os. CCJr,:) l-br~'iso'l H"ihes Arnold.
ciación del verso en el español moderno. De otra parte, por RI¡yrimuc parli:n¡s ill Old Spanish verse. en «E~tudio~ dcdica::!os a J.....lenl~n
acento de ....erso se entienden los golpes tónicos que exigc el da Pidal", V. !.. .1 adrid. ¡95~, págs. 15J-163. La gran impona(lcia dcl acento
ritmo del verso, y que en determinados caso,> constituycn clases de palabra (que por su pane es un rCCllno para ltar nlmu a IJS IIlc·lol!ias)
del mismo. En la declamación cada ....erso autónomo (esto es, que la define claramenle FrÍl:drich Ccnnrich, ¡sr der mittc1drai".:I¡¿ Li,',I\,p,r,
arl/Yrilm,s(ll? "Cullurá N-éülatina',. XV. 1955, págs [1)9-131 ícun bibiio
posea un ritmo propio 8) tiene, por lo menos, dos acentos rítmi ¡¡raf:;:¡) Comr, re~:ienlcmenle 11. Peri. aIJ. cil., pág~ 7iS-782. G~orgcs
cos: uno de ellos '\'a siempre en la parte fina! del verso, y el Lot:c, ¡{¡st(Jire du ¡'en frarll;aiS. París, 1949. lorrlU l. rá~ 7'1. ;:Idicnd,' Llna
otro es variable, y recae en uua de las cuatro primeras sílabas k~i~ cOlllr:-Iria ~n b qu~ cita !a ~jguic~lle fr[\se de PieHe llélic (hacia 1150):
«Accenlu,¡ esl mOlluJalio vDci, ín commun) 5Cr¡Tlone u<¡\lquc' loqu~ndl. H()c
autelTl c1ieiull propkr '-"lIllikl~~I~. ubi acc"ntum 1](J11 SCI"'1111l;'." Siu <,In
6 Algunas límil:aciones que más addante sc hacen respecto al período bilrgo. estil obs~n';¡clólJ se hiLO p,Jsj~!<,mentc en vi~tJ. de ca~0S bi.en delCl'~
de enlace y a si la duración de éste se iguala con el período illleri.or mir.;;¡do., v no prele:lde valida gen:cml. Allem'ás. hay que tener cn cuenta
afectan a la cohesión del sistcma teórico, pero nü pueden poner en dllda que la situación fraI'Cé~:l. dond" cl uCent0 es. en efecto. d~ m~n()r ím·
su utilidad práctica. portancia, no pued~ traspa:<lr,c al csp:1iiul En la s~¡:?est:' d. crillca qUé'
7 Comp. Juan Cano. La importancia re!atil'a del ac.'nta y de la silaba dedicó a c:sta ilota de Ja edÍi:Hin ürigin:J1. de mi libro, Erika Lort'nz IRoJb,
en la versificación española, RR. XXII, 193[, págs. 223-233, y T. Navarro, XII!, 1962, págs. 350 y SJgs,) e:c!Ím:-I con m:i~ optimismo los connC-'t"J)lcnlOS
El ace/¡to casteJlano, Hisp., XVIII. 1935, págs. 375.380. de h musicología. Según elb. la cOl'lcilknd:; de melodía y IdrJ. pucde
a Estos ~on todos los ....ersos desde el tetrasílabo. 511pon~rse ~ó;o pJra el período modal (dE'spw~s dl: 1180).
26 Malllwl de versificación espafiola Elementos del verso español 27
-------------
Lo expuesto hasta aquÍ refiriéndonos al verso simple, \'a1c: dos o tres sílabas, de las cuales una, realzada por el acento,
también para el compucslo, si consideramos que cada l~emis sine de apoyo a las otras, átonas. Ocasionalmente, una sola
tiquio es un verso simple independiente. sílaba puede formar también pie de versO, y en algunos tipos
Por regla general, los acenios ritmicos caen en sílabas que de verso se reúnen hasta cuatro de ellos 12. Estos pies de verso,
están acentuadas por la misma naturaleza de la p~labr" y, casi desde Nebrija y aún hoy. fundándose en la terminología de la
sin excepción, uno de ellos corresponde siempre a la última mtitriea clásica, reciben el nombre dc: yambo (oó); troquco (óo);
sílaba cou acento en el verso w, En el interior del verso ocurre dáctilo (óoo); anfíbraco (oóo) y anapesto (ooó). Hay que consi
que los accntos rítmicos pueden <l menudo recaer también sobre derar que estos diferentes pies se basan en [as condiciones de
sílabas cuyo acento propio es dC-bil, sobre todo en el caso de la pronunciación espaiiola y en su acento de intensidad, sin
versos que requieren varios acentos rítmicos; entonces estas que tengan que ver con la5 características de la cantidad clásica.
sílabas quedan res<lltadas flor dicho acento rítmico. Con -imcuen· Este sistema de denominación no resulta decisivo para tma cla·
cia, estos acentos rítmicos se apoyan en el acenlo secundario sificación, porque raras veces un verso o una serie de ellos
existente en una misma palabra (agildaménte), y también en está compuesto de manera sistemática por pies claramente iden·
palabras encliticas: tificables, puesto que en la poesía románica no es el metro la
descójolós, y de~un dolor tamañol1 unidad básica del ritmo, como en la métrica de los anti~os,
sino el verso entero lJ.
El acento 6tmico, al princlplO de verso, inicia el período rít En realidad, de todos los pies de verso mencionados soto se
mico interior. Éste [lega hasta la sílaba átona inmediatamente consideran comO existentes de I~echo el troqueo y el dáctilo I~,
-_
anterior al último acento del verso: porque, según los resultados de la fonética experimen tal, la
unidad rítmica debe iniciarse, como en el compás de la música.
Periodü litmico
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por un acento más o menos fuerte para que el oído español la
Vu¿]veme, vuélveme, moro
El a-
---
período rítmico
. ...---..
róma de su nombre
de Zamora, Notas de métrica, 1/: La cJri=u/a rirmica., «Filología», ll, 1950,
páginas 189·206, en especial págs. 199 y sigs.
13 Sobre las cuestiones dI." Id diferencia entre la poesía clásica cuantita
tiva y la románica rítmica, véase Mario PenTIa, Notas sobre el endeca.sílabo
en los sonefOS del Marql,és de Snntillana" en ~Estudios dedicados a Me
Por su p~rte. el período rítmico interior se subdivide luego en néndez Pida!», V, Madrid, t954, págs. 253 y sigs., y Joaquín Balaguer,
pequeñas unidadc'i rítmicas llamadas pies de verso o, sigLlien Apuntes para una. historia prosódica de la métrica castell,ma; Madrid,
do a Bello, cláusulas rítmicas. Este pie de verso comprende 1954, págs. II y si:¡;~. (!\oejo XIII de RdL).
14 'Troqueo' y 'dáctilo' Y sus adjctivos correspondientes se usan en
normél]mente, como ya lo había reconocido Antonio de Nebrija,
este P.'.é\O'..n! ,,610 ror ~'-'r té~nos más familiares al kr:tor Que las expre
sionl's ~rilmo binariu o ternario coo acento inicial», como e:,,:ige nuestro
10 Las excepciones se limitan en lo fundameutal a los ca~os de tmesi~ sisll'ma de cadencia. Si bien hay que conceder a E. Lorenz (RoJb, IX, 1953,
y rima que comprenden más de una palabra (p. e .. con qlle: ronqll~i. pa¡¡:in3 3111 que renunciar a estos dos términos «clásicos» dentro del
1\ En este verso de GarcilllSO se trata de un l."ndl."casíJ¡¡Uo del lipa B] marco del sistema musícal hubiera sido más claro respecto al método,
que tiene los acentos fijos en CUarta, octava y d'<cima silabas. }la cs de ((mer que :iU conservacíón confunda al lector.
28 Mam~al de 'f,'crsificación espaiíola Eleme~tos del verso español 29
sie:1ta como 1a1 1'. De e:~,la manera el verso yarnbico se siente Al período rítmico interior sigue, según T. Navarro, el pe
como uu;) suc€ s ión de troqueos, que empieza por anacrusis mo dado de enlace. .este comprende la última sílaba acentuada del
nosilábica: verso, las silabas átonas que le siguen, y 1<1 pau~a del .final de
Á rl6r.d", ~'as perdida versa y, por ultimo, sólo si existen, las. silabas atonas Que
(01 00 óo óo forman unacrusi~ eH el verso siguiente, La teoría de T. I\avarro
se basa sobre todo en los resultados de la fonético e,;perullelllal,
Los versos anapésticos y anf¡bracos aparecen en lU1a consiut:I"a· aplicada a la medición de los 'versos; con ellos parece uemos
ciór. rítmica como dactílicos, que empiezan con anacrusis de trarse que el período rítmico interior y el período rítmico de
dos o de llna sílaba, respectivamente: enlace presentan casi 13. misma duración de_ tiempo l<i.
Las objeciofles al sistema expuesto pueden resumirse en
En el nido desierto de misera tórtola
tres puntos:
[o o] ÓQO 600 600 ÓOO
l.0 La 3.rutClusis en el primer verso de la poesía ~y segul'a
l::::l nido dcs¡e~to
de mj&ef3 tórt::¡1a
[o] 600 Ó(l() 600 600 mente dentro de la estrofa tambi¿n) forma W1 resto suelro.
Nido desierto de mísc!ra tórtola Si fuese así cabrí<'J esperar que se evitase pel'U eSlQ no ocurre.
600 600 600 600 2,° Un factor que, a mi parecer, crea inseguridad en el cóm~
pUlO cs la paus<l final del verso, Por di:erentes razones, también
Este ejemplu clásico, tomado de Bello, deja ver en primer lugar sude atribuirse a la pausa la facultad de ujustar d equilibrio
que :0 que delermina el tipo d:mico del versu no es el número de los diferentes finales de verso 11. T. Navarro, ;Jor su parte.
de silabas, .sino el período rítmico. la entiende corno meuitJle en cenksirnas de segundo, como si
El periodo rítmico depe>lde en su amplitud de la extensión en cada (:;)so su duración fue.~e la suficiente p:<ru igualar en
del verso y de la naturaleza de la anacrusis; en los vt':rsos más forma ;:m1l)mátíca este periodo de enbce con el interior, aun
usados se compone casi siempre de dos pies de verse, de los cU3ndo ~u número de si1ab3.~ fue~e mucho menor. No se sabe
cualce; el primero tiene UlI acento más marcad9 que el segundo, si esta dlll'ación obedece o bien al sentido y ;1 1;1 condición del
Esta manera de alternar pies de tono fllerte y de tono débil se ~intagmn o bien a razones del ritmo.
n:pite tambiéu cuando el período ritmico está compuesto de 3.0 Por norma general (y sobre touo en los primeros tiem
varios gnlpos Of' pies. Si el pcríuuo rítmico se compone unifor pos de 1n literatura) se mantiefle que el verso constituye unidad,
memente de troqueos o de dáctilos o de su mezcla, se distiuguen que :0 t:"s ut:' sentido, sintaxis y ritmo. señalada en su lIn por
incluso l-lt:ntro de cada clase, tipos de \'erso: trocaicos (óo 00), el acento, la rima y la p:lU";1; sclo en dctcrmiuadas condiciones
dactílicos (óoo 000) o tipos de verso mi,;tos (60 000, Óüo 00). El
empleo preferido de determin¿tdos tipos puede ser consecnencia 1'; Vcan:>e, para más dctall(!s, las expric<lciones y e! paradigma en T.
de un,). intcncióu artística, y hay que interpretarlo en cada caso Navar:-o, Ml'lrica, pág, 12, Y La canti:1.ld silábica el! lInr:~ V"'.~O$ de Rubél~
D.ria, RFE, I.x, l<¡~!, p:lgs. 1·2'1 Comp. recíemerr.ente G. E. McSpadden,
en relación con el signific;:¡do y con la formé!. expresiva del New lighr Ool Sl'et[h rr.)'lms from JcJre~ GIÚ'IéI1'S r<'ading of r,i5 ¡'unr.
verso. ...Gran ~i[l:l1c1fh ! fJ~-s<,d on mUL'lIrCnlents of sOlll1d spn:rrograms), HR
XXX, 19t2, pag;;. 116·2J{) (con l'ererencia~ '>ihlio¡;¡raficas),
15 Comp, T, Navarro, El grupo fónico como unidad melddica RFH, J, 11 Comp. n:spec'.o a este problema, el estudio h;Hór:eo, critico y
19W, págs. 319; Manllal de entonación española, New York, 1943, 2,' ed., foné¡iCo) de Ma~ueJ Gr'ur'3 E:cheverry, 1.•1 <qUi"il!c .. ci" d~ u_dIUrlUS, pMl>
páginas 37-51. S~muel Gili Gaya. Observaciones sobre el ritmo en la prosa ;o;ílOn05 y proparoxílonos a fin de verso, GRe... ¡sta ¡jo livro_, n, S, 1957,
¡'spúiol,~, cr. ~l-.hdrid~, Barceiolla, 1938, págs: S<t-63. páginas 9-53.
30 A1anual de versificación española Elementos del verso espMíúl 3[
se aceptan la sinafía, la compensación y el encabalgamiento 11. la estrofa. También coincide con el final del verso y requiere
Por esto no me convence del todo que por principio haya de un evidente corte del sentido.
agregarse la anacrusis del \'erso siguiente al final rítmico del e) La mas importan Le de todas las pausas es la menor. Se
verso anterior, y se sacrifique así la unidad del verso en favor ñala el final del ,'erSQ o del hemistiquio en lo) versos compuestos;
,de una detenninada concepción del período de enlace, que por y separa de esta manera un verso de otro, :lo' un hemistiquio,
otra parte, es algo insegura 19. Por ello, de ahora en adelante, del otro. Por eso esta pau'::ia va preccdid:1, por lo general, del
mantendremos el principio básieo de la unidad del verso. En aeento más fuerle del ...'et"so o del hemistiquio, y pide una cierta
Jugar de período de enlace us;:¡remos el término habitual de detención, incluso entre dos hemistiquios. Por ella se logra el
final de verso. En él se comprende la última sílaba acentuada, las cquilibrio de las finales agudas, Jl<.lnas .Y esdrújulas de verso o
sílabas atonas que puedan seguir, y'la pausa. Como los hemis de hemistiquio. Importa mucho, para notar la unidad del verso
tiquios de versos compuestos se comportan como los autónomos y de qué manera la serie de los versos forma una estructura
correspondientes, el final de verso aparece al término de cada ritmica, que el final de verso coincida con detención en el sintag
hemistiquio. ma y con un tlnal de palabra. Aun cuando en el caso de los he
mistiquios esta suspensión es menor, hay que evitar, sin em
bargo, que se violente el curso sintáctico separando elementos
LAS PAüSAS MtTRICAS gramaticales que van unidos.
La variante m<Ís importante en relación eon lo expuesto res.
En la versificación española se distinguen tres clases de pecto del fin de verso es el encabalgamiento. El encabalgamiento
pausa. Como principio general se pide que las pausas métricas une, por razón del curso del sintagma, el fin de' un verso y el
coincidan con 'las gramaticales. Cada pausa exige, por lo tanto, principio del siguiente, y por tanto bace desJparecer la pausa
en principio, una detención. menor, al merlOS en cuanto él la audición, .sin que esto afecte a
a) La pausa mayor marca el final de la estrofa. Coincide las dermis partkularidades.
siempre con el final del verso, y easi siempre con el final del
sintagma o de un marcado período del mismo. El encabalga Elisa, ya el preciado~
miento de estrofas se encuentra generalmente en el caso de las cabello que del oro escarnio hacía
cortas.
(Luis de León)
b) La pausa media se halla solo en las estrofas simétricas,
como en la octava. Según indica su nombre, señala el medio de
Oigo que me ha parecido
tan bien, Clara hermosa, que 11
18 Véase Paul Zurnthor. Le ver5 CQmme ll.niU d'exprf:$Siof1 dans la ha de p~5arte algún día
poésre romane archeiique, "Actes du X' Congres international de Linguis que me parezca tan bien.
tique et de Philologie romanes.., n, París, 1965, págs. 763-774.
l~ La unión en lo fundamental del fin de verso con la anacrosis del (Calde!'Ón)
siguiente, estimo que sélo se justifica en estrofas de dos o tres versos,
pues como versoS aislados no $on independientes en el ritmo y no mueSlrJ.r:
la unidad de los versos normales. Si se suceden inmediatamente varios El encabalgamiento sirve sobre LOdo para poner de manifiesto
bisílabos o trisílabos, éstos se consideran, según la extensión. como hexa un curso estilístico que propenda al uso de la lengua dialogJda;
sílabos, octosl!abos, etc., que s610 por la disposieión grifica y las rimas y en la poesía culta se emplea ocasionalmente para lograr deter
se apartan de las formas habituales.
32 Manual de versificación española Elementos del -verso español 33
------
minados efectos rítmicos y para evítar la nlonotonÍa.'lJ. Otros Quiero con tu consejo prender fonna de vida
casos, con el carácter de licencias métrieas, son menos frecuen· (Berceo)
tes: la slnafía Y la compensación l v. págs. 51-53) y la tmesís
En consejar la pas, faga a su poder
(véase pág. 45). (Lúpel; de AyaJa)
'VER.S1FICA(:ró", I!SI'. _ 2
34 Manual de versificación española Elementos del verso espanol 35
2 34(-)
puis ad es¡:ole
5 6 7 8 9 10
li boos pedre le mist
-
Con ·esto se excluye la cesura épica, en tanto no aparece per
ceptible mediante una sflaba postónica enteramente articulada.
(Vie de Saine .4.lexi5, v. 33)
2. La cesura llrica. -- También la denominación procede
de Diez, en su estudio de la poesía Hrica; consiste en que el
Como el español, conforme al carácter parox~tono de la mayoda
ritmo métrico como manifestación musical se sobrepone al
de su léxico, aplica [a terminación llana como forma nonnal de
acento de la entonación normal, y realza la sílaba destacada
final de verso y de final del marcado hemistiquio de esta ce por la cesura, aunque ella no tenga, por su naturaleza, fuerza
sura intensa, sólo se puede hablar-en la versificación española
tónica. As1 en el endecasílabo con la disposición 4 + 7, a pesar
de cesura épica cuando en cerrada imitación del decasílabo fran·
de que esta sílaba es prosódicamente átona postónica, como lo
cés o provenzal-catalan, se mantien~ sistemáticamente el juego
demuestra la contraposición siguiente de dos versos (endecasí
de las terminaciones oxHonas y paroxítonas, mientras que las
labos hipotéticos) lit de la cantiga del Arcipreste de Hita:
formas habituales del endecasílabo que continua el decasílabo
lírico, tienen solamente la otra cesura, y ya no la intensa. La Porma notmal:
cesura épica se da, por tanto, como una posible formación del . Quiero ~eguir I .. ti, flor de las flores.
forman una sola sílaba rítmica, aunc;.ue las vocales pertenezcan 6,' ed., Madrid, 1941, § 38, Z. T. Navarro. GarcilG:io, CC, 3, Madrid, 1924, pá
(finA 10, nola 157.
a tres palabras diferentes. Por acuel'dos que se adoptan en la
1·
1 Ccmp'. J. H, Arjona, Did Lope de i/egll wTire .El /IlCIl,,'() fingirlo",', J Los lriptongo. idi, it!i )" udi se encuentran en espanol moderno y
.$tUl.lit's in Philülogy~, LI. 1954, pág.~. 42 Y sigs. Vialter Poesse, The in· existen s6].:. en el c~qnema de la conjugación. El español antiguo tuvo en
terna/ fine struCIl.lTe of thir(,' autograph pla)'s 01 Lape de Vega, Indiana estos ca~os lIT diptJIl¡':O, ~~gt1Ído <.le una "jlaba que ~lJ1nenzaba por con
Univ. Ptlbl (Hum. series XVl1I), D1uunJillgtoD. 1949. ~onaDte (p. e., limp'ades) Sálo u¿i es también español a.. tiguo (buey).
42 J,fedicídn de las silabas 43
Manual de verSificación españolq
la condición articulatoria de las vQC.ales. Por tanto, cuanto más
-
u:.u esta e pasa a i [fjál). en desinencias verbales -ieron, -ieodo, etc. Si el diptongo está
3) Cuando en el grupo de vocales la segunda sca la i o la' en sílaba postónica, la diéresis es más usada; cambio (caro-bio y
u tónicas, la sinéresis poética se considera:> como forzada: cah1-bi-o); iujuria (in-ju-ria e in-ju-ri·a); estatua ~es-ta-tua y es-t¡¡.
raíz, saúco. Es rarísimo el encuentro ~ij· o -uú-, y no parece so. tu-a). Pero si e$ palabra que deriva o está en relación con otra
portar la sinéresis 4. en que el diptongo suele considerarse inseparable, enlonces
es más violento: quieto (quie-to) en relación con quietud (quie
B) DItRE5IS. - l a diéresb, por el contrario, consiste en la tud, qui-e-tud).
separación de las vocales de un diplOngO. y así cada vocal 2) Los diptongos que se deshacen fácilmente por díéresis
cuenta con valor silábico; glo-ri-o·so en vez de glo-rio-so. La son: ui (ruina, ruido), ·áis, -éis en las desineneias verbales de
diéresis puede tener varias funciones. Considerándula en cuanto la segunda persona del plural, que en español antiguo constaban
a la técnica del verso, es un recurso para conseguir el número de dos sílabas (-acles, ·edes J.
de sílabas en una medición que resulte defectuosa según los 3) En bs demás diptongos la diéresis es posible, si bien
principios generales. ocurre, corno se ha dicho, raras veees. La eompenetracion del
Por otra parte, como la diétesis está en oposición con la poeta con el genio de la lengua y también oca~iona]mente ciertas
tendencia común de la lengua hablada, puede ser un recurso intenciones estilisticas, determinan el empleo de la diáesis.
de clara intención artística; por su condición artificial es propia
C) 01R.~S U("E~C1As.-J\mtoa la sinéresis y a la diéresis hay
~ Sr¡brc la historia y modalidades de la sineresis, comp. J. BaJaguer, que añadir otras peculiaridades en la medición de las silabas
En lorno II Ill't pretend:do vicio prosódico de los Doeta.• hi.~T'(U1()a",,<,Tica en el interior de la palabra.
nos, BIeC. IV, 1948, págs. 321-34t; impreso también en sus ADuntes para 1} Reduccíón del número de sílabas de una palabra por
u/'Ia historia rrosddlca de la mitrica ccutellana, ob. cit., págs. 243-266
supresión de una vocal o una silaba:
(con bibliografía).
r·
:r
46 Manual de versificaci6n española 47
Medición de las silabas
~
(Garcilaso)
II d.z sinalefa no es lID .. licencia, es tina necesidad [k] idioma, pero
muchas sinalefas en un mismo verso lo loman duro y pesado.» R. J:ümes 2. El pobre - huerfanilo sllspiraba [-bre wér-]
Freyre, Leyes de venijicación castellana, Buenos Aire~, 1912, pago 1Q3, (Luis de León)
11"""'
(Lope de Vega)
En castellano antiguo esta sinalefa se refleja en la grafía:
de + él = dél; de + ellos::::: deBas IJ. Cuando las vocales idénticas
2) Ocurrt" el hi;;¡to cuando el acento de int<:lIlSidad obligato
se eneuentran delante o en el últim.o lugar tónieo del verso con
rio de fin de verso va precedido por una vocal, incluso si es la
intensidad obligatoria, el hiato se mantiene.
misma:
4) El empleo de hiato y sinalefa es vacilante, cuando son
L Y tan verdes como / él. tónicas las vocales que se encuentran. En estos casos el hiato
fTino de Molina) suele usarse como norma, si bien sólo se da por regla general
cuando el acenlo de la segunda vocal queda más mamfiesto por
2. En brazos di: mi espo~a y de mi I hjja, el acento rítmico de verso, Por lo demás, la sinalefa es muy
(J. J. de Moro) frec~ente:
Qué~á$pera condición de fiero pecno.
No obstante, algunas \'eces no ocurre así, sobre todo si la (Herrera)
vocal anterior es -e:
La compensación crea, de modo semejante a la sinafia, un. - ; sólo en casOS singulares. Algunos poetas, como Rubén
enlace silábico equilibrador entre dos versos. L.:t diferencia ~ario, emplean sólo la sinaría; otros, como Valle Inclán, ambas u,
consiste en que en este caso el equilibrio no se logra mediante No sin motivo se ha puesto en duda ID existencia de la sina
la sinalefa, sino añadiendo al primer verso, terminado en agu. fía y la compensación 14, cUDnto más que no influyen en el
da, una sílaba completa (con consonante inidal), que está de ritmO ll. Son un aprovechamiento artístico y artificioso de la
más al comienzo del verso siguiente; el verso agudo, como se oscilaeión silábica de la poesía popular, de que se valieron poetas
sabe, se cuenta siempre añadiéndole una sílaba. cultOS de la corte de Juan II que, siguiendo modelos extran~
Ejemplos: jeras, intentaban un isosilabismo riguroso. En parte, además
Cual nunca tuvo amador de esta !'azón de orden general, esto es posible porque los versos
ni menos la ,",o!untad .... muy cortos no han logrado sll autonomía como tales, y se los
de I tal manera. trata como versos largos, aparentemeute fmccionados l~. Mien
(1. Manrique) tras en los primeros ejemplos, el empleo de la sinafi~ y la com
pensación puede considerarse casual, los poetas eruditos del
De quien siempre la bondad~ siglo xv usan los versos quebrados con sobra de sílabas sólo
quie I re s~guir. en el casO de que su medida pueda corregirse por una u otra
(P. de Veragüe) licencia. El trato de la compensación en Nebrija 11 y la per'fecta
comprensión teórica de ambas licencias en Juan Díaz Rengifo 13
por quererme cautivar ~ demuestran que los dos hechos fueron entendidos y empleados
de ~u I na dODcella. en forma intencionada.
(J. de linares)
La sinafía y la compensación, cuyas historias son paralelas, Ll Respecto a detalles y citas hay que eonsultar los estudios funda.
Illentales de Aureljo Macedonio Espinosa: La sino.lefa entre 'VffSOS en la
se encuentran casi exclusivamente en versos cortos de tres, venificación española, RR, XVI, 1925, págs-, 1Q3-121; La comperuación
cuatro y cinco sHabas, o en poesías compuestas de versos coro el'llre versos en la versitic[l.C:ión española, ídem, 3Cki-329; La sinalefa y la
tos y largos, especialmente en la combinación de octosflabos compensación en la versifi,-acidn española, RR, XIX, 1928, págs. 289-301, y
y tetrasílabos (verso de pie quebrado), Los primeros testi· RR, XX, 1919, págs. 44-53. Sobre la sinafía en el francés antiguo, comp.
Suchier, VersJehre, pág. 101. Demuestra su dependencia de la rnusica
monios de la sinafía aparecen en el Arcipreste de Hita; los
fr. Gennrich, Musikwissenschaft und rOrT/anische Philologie, Halle, 1918,
de compensación, en Pedro de Veragüe. Ambos fenómenos pá¡lnas 47-50.
alcanzan su mayor difusión en el siglo xv, sobre todo en las 14 1, Cano, La impor/aneia relativa del acenlo y de la sílaba eFl. la
coplas de pie quebrado, con cuya historia están unidos hasta versificación española, ob cit., pág" 22.3-233, Y sobre todo, Juljo Saavcdra
ho~;. El Marqués de Santillana, J. Manrique, F, pérez de Guz·
Molina, El octosílabo castellano, AUCh, CH, 1944, págs. 65-229; en especial,
páginas 154 y sigs.
móÍn, Juan del Encina y otros ofrecen numerosos ejemplos. 15 Comp. María Josefa Canellada de Zamora,.Notas de métrica: Sina~
Mientras en los siglos XVI Y XVII no escasean (Castillejo, Fran· leja y compemac-ión entre versos, «Filología", 1, Buenos Aires, '1949, pá
cisco de Figueroa, Quevedo Góngora y otros), en el siglo XVIll ¡inas 18J.186. T. Navarro, Métrica, págs. 114-tl6.
J& Véase más adelante el tetrasilabo.
sólo se dan excepcionalmente. Debido a los esfuerzos de los
románticos por renni.mar la copla de pie quebrado, han vuelto
17 Grolmálica caslellanrI, n:'Cap. VII, edición de Paseual Galindo Rcr
I¡OO y Luis Ortiz Muñoz, Madr,id, 1946, en especial pág. 50".
a usarse durante algún tiempo; y desde el Modernismo apare- la Arte poética española, Salamanca, 1592, cap. XVI.
,...'
"
CAPtTULO 111
Br.llUCCRAF'ÍA: Sobre la medición de las sflabas eIl la E.dad Media, )1,
se dJQ Ínlormación en las notas, asi como diferentes indicaciones biblia LA RIMA
grállcas. Una breve bibJiognlofía 1>obre la métrica del me~:er de elereCIa
ofrece H_ Ureña, ~'.'rsijic=ión. pág." 17 Y sjg~.; .E5tudius, págs. 15 y sig.s.
Para la poesla n::edieval ea conjunto, en una selección critica, véase
A. Carb:JJLo Picaza, La situación tU:tual de 1m estudios de métrica eSINJ. NOTAS PREUMINARES
RaÚl, «C13vileño~, año VII (1956), n.o 40, págs. 54 y sigs. Un detenido es
tudio monográfico del -nl(;s~er de clerecía se encuentra en J. Saavedn Como en los demás países románicos, también en España
Malina. El vel'so de cleru:ífl, aparecido póstumnmer.te en el «:BoletJn de la rima (en sus dos formas de asonante y consonante) es el
Filologla~ {Chile}. tomo VI, 1950).51, pogs. 25:l-34tí. Indu)'e la bibliograrla medio ornamental del verso más importante y difundido en
más completa de Federico Hanssen ((dem, págs. 3-17·355), cuyas investj. todo~ 105 tiempos. Su origt:ll es inseguro. La poesía clásica latina
gaciünes <.le m~trtca med:eval española fUeron fundamentales en muchos la conoció en ocasiones como ornamento, pero no la conside
sentidos en su tiempo, y aun hoy. usándolas con discernimiento, son
nl.ba como recurso de uso general. La figura retórica del hom~o
(¡tiles.
teleuton J, empleada en la prosa artística de la Antigüedad,
5410 con dificultad puede eonsiderarse corno Wl posible origen,
31 D. c. Clarke (RemllTks on the early Tt'mUJI!CeS L/nd cantaTcS, HR, y más por ser su función por completo distinta. La necesidad de
XVII, 1949, pógs. 101-112) rnues:ra cómo la sinalefa ':1 el hiato pueden la rima nació probablemt;nte en la poesía cantada, en la que
servir de recurso para la cronolOgía de la poesía octo~Jlaba (especial·
mente en lo" rOIJ1;lnees). Un breve n:sumea ue sn historia eO la Edad
la equisonancia reiteradura debía marcar el final de verso (y
Media, en T. NaVa!TO, MÜTica, págs. SO y sigs. Sobre el valor e~resivo también el de hemistiquio) y hacer así más patente la disposi
dI: la sinalefa, comp. Dámaso Alonso. P<Jes!a española. El1sayo de mélodoJ ción rítmica ele la f'_strofa_ La igualdad de sonídos, fácil de
y límites estilísticos, M>l.urid, 1951, 3." ed., págs. 76-n, y en el índice: sí retener en la memoria, podía servir también como ayuda nemo
nalefa.
técnica, y esto era de importancia, sobre todo para el canto en
comunidad. En todo caso la poesía hímnica cristiana es pro
bable que haya sido decisiva en el desarrollo y difusión de la
rima en Ocddente, inspirándose acaso en modelos hebraicos.
No es necesario 5-uponer la procedencia árabe de la rima, pues
fue cultivada antcs dd siglo VIII en fu poesía latina medieval,
1 En ;atfn. similiter cade'l1S; así: "cum minus indigTlalUr, ibi magfs
insidiatur•. V~a"e l--\einri,h Lausbe-rg, Manual dI! Retórica Lileraria, n,
Madrid, 1966, pág. 170, § 725.
~
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, '
;;,
.'
,.e
68 Manu.al de versiticació~l espaiúl14" lA rimtl
palabras iguales:
-----. .
canto-canto) y parónimas (o muy parecidas' -:;e en el Sur de España y en Hispanoamérica, ni tampoco
69
hombre·hambre), especiaJmen~e apreciadas por los provenzalea' COllTeistnO (caballo: rayo), ampliamente divulgado también en
desaparecen por esta razón al final de la Edad Media o adoPt~ . · •España,
y .
como no sea que se mtente dar a I · un co jon
a poesla · do
un carácter de licencia, admitida con la consideración de con. opular o dialeclal .16
reducción y unificación de las consonantes del español antiguo, . al mismo, p. e. aborrida: corrida: gentileza: nobleza. Esta rima
La -b- intenrocálica (b] en el caso de que remonte a la -p. latina, nunca tuVO en España la importancia que había tenido en Fran
coincidía después de perder la oclusión con la fricativa bilq, cia a .fines de la Edad Media 19.
bial -b- [o]. Desaparecieron también los sonidos sonoros [zl,
[z] y [2]14 en fovor de las cOflsunanlcs sordas [s]. [sJ y [~)l\ 2. consonancia ímperfl'cta.- Por tal se entiende la rima
y de éstas, ],lS dos últimas pasan a ser, respectivamente, [8] 11 entre los diptongos ié, ué con la vocal é: cierro: perro; dllume:
Y [x]. merme. La razón de esta distinción consiste en que la calidad
Estos cambios fonéticos proporcionaron, aun en contra de de la é en los diptongos est;'¡ ligeramente cambiada frente al
poéLicas conservadoras, grupos enteros de rimas que en tiempos sonido vocálico único é, y puede que esto acaso en un estado
más antiguos no hubieran sido posibles ni permitidos. Garcilaso, más antiguo de la lengua fu~se más perceptible que hoy.
por ejemplo, todavia no rima esclava con acaba, progreso [s]
con preso [z], bcllcza [2J (:U1l cabe¡;a [s) o hija [i] con 3. Consonancia sirr!l1lada. - eun estl:: térro'ino se denominan
fixa [~]. las rimas que tienen algunas leves d¡ferencias en vocales y
En la Edad Media sc dan con frecuencia' fenómenos dialec consonantes. Esto aparece más en la grafía que en la pronun
tales en la rima. Desdc el Renacimiento, sin embargo. aparecen ciación. En esta clase de rimas entran, en especial las que se
cada yez ml'nos, si no se emplc¡m con una dctenninada intención establecen entre diptongos decrecientes y las correspondientes
estilística. En la poesía castellana no se dcbe recur:r:ir en la rima vocales solas: veinte: lente; también se da aquí la sustitución
a la pronuncbción de (l1} cama [s] (casa con caza) 17 que e$ de una consonante por otra que suene parecida: árbol: mármol 20.
--,
.
2f'. .
.
La rima,
;.-----
---'73
3, La rima cruzada o allerna: abab cdcd, etc. - Las rimas
TIPOS F,[;NDM.IE~lAlES ~~
rrespondientes se separan por otras que se interponen entre
l.A DISPOSICH)r.; DE LA CQI\.
~as. Acerca de su histori~ como ~orma autónoma, véasc loego
la redondilla. Por lo dernas, las nmas cruzadas se emplean a
50~""NClA y LA ASON"ANcU
enudo como elemento de composición en estroias largas. Los
ID, uáStrofo s que tienen esta di~posición de las rImas Se llaman
1\) LA RIMA FINAL. - El lugar de la asonancia y la consonancia e .
taIIl bien serventesIOS.
es el fin del verso. De las múltiples posibilidades de combina.
ciones de la rima, que indicaremos al tratar de las distintas
4. La rima abrazada o chiusa: abba cddc, etc. - En ella hay
formas de estrofa, mostramos ahora los siguientes tipos funda.
dos parejas de rimas, una de las cuales encierra la otra. Es ]01
mentales:
forma más frecuente de la redondilla, por 10 cual se emplea
el término redondilla también para esta disposición de las nmas.
1. La rima condnua: aaaaa, etc. - Esta fonna muy sencilla
por lo menos, es un elemento frecuente de composición para
conocida ya en la poesía laüna de los siglos IV y v. es la prop~
otras estrofas (copla de arte mayor, soneto, etc.).
de series de versos largos (laisses) del poema épico que emplea
De entre los juegos posibles en la rima ;'4, citaremos sólo la
]a asonancia. Manteniendo el esquema de la asonancia, por se
rima en eco 25, mediante un ejemplo de Baltasar del Alcázar:
paración del verso largo en dos, nace la forma del romance
(ab cll db eh ... , etc.) con enlace en los verso:'! pares por asonan. GAúN: En este lugar me vide
cia, mientras que los imparcs no tienen correspondencia. Este ~lla(jdo de mi amor parli;
esquema, aplicado a la poesía estrófica, representa hasto hoy quisiera saber de mí,
la forma más frecuente de poesía asonantada. La rima continua, si la suerte no lo impide:
reunida en grupos de cuatro versos aconsonantados, alcanza Eco: Pide.
pasajera importancia literaria en la cuaderna vía. en la estrofa GMÁ.'i: Temo novedad o troeeo,
que se suele llamar tetrástrofo monorrimo. que es fruto de Ulla partida;
mas,. ¿quién me dijo que ¡¡ida
2. La rima pareada: Ola bb ce dd, etc. - Procede probable. ~on un término tau seco?
en gran número de los hemistiquios de la primera parte de (Tirso. El prete"diente al revés, 11, 1)
los versos del Poema del Cid:
(Vel1'los 2147.9)
LA RAREZA DE LA. RIMA
Menos frecuente, y generalmente limitada a unas pocas líneas
de la estrofa, también se encuentra en la Edad Media la rima
entre fin dd verso y fin del hemistiquio siguiente: El caudal de rimas que admite la fonética del español es
muy rico y variado. La Edad Media se sirvió ampliamente de
Oydme. varones, qué cuyla e qué mal ellas demostrando, como ya mencionamos, alguna predilecci6n
SurTOpenssando de noche e de dia por las rimas homónimas. y parónimas, Sin embargo, a ca
• Comp. Lang, Formas, Jlágs. 512 y sigs, (EncadatQda, Arte de). :1 BAE, LXXII, pág. 37.
re
-----.. ~5~~5c¡n~~ri:rn~a~~~;;;:;;;~;-;::::-
'l.',
del alma.
LOS VERSOS LIBREs donde las g~rras poderosas, el amor que se clava,
Hay que distinguir, tanto por su asunto como por la tenni. no 'alcanzará, por más que el surtidor se prolongue,
nologia, los versos sueltos clásicos, de los versos libres en el por m<'ts que los pechos entreabiertos en tierra
gráficas. Francisco LÓlJe7, Estrada, Aférrica española del siglo XX, Ma
mas tú, mar,
del rUlO'f1lo,
del alma.
LOS VERSOS LIBRES dondlO' las g,1;:;1;; pode~o,as, IO'¡ amor que se clava,
Hay que distinguir, tanto por su asunto como por la temi. no 'alcanlará. por más que el sunidor SlO' prolongulO',
nologla, los versos sueltos clásicos, de los versos libres en el por más qnc Jo~ pechos erHreabicrtos IO'n ¡ilO'rra
gratica~. F'ranci,cQ l.Ó[1~? Es\ral~a. Alctrica espaiiolrl del $ir;!') XX, !>fll
mas tú, mar,
drid, 1909, libro que compIcm~]ltfl el presente estudio ell [(J rL~·':rt'nte
nevas por el cielo.
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Clases _'d~,_v~'~r~s:o~s.~· :e~l~t~e~tr~a=s~i1~a~b~o _ 89
88 Manual de versificació'l eSf')(J;¡,d ,
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dos pies, y cumple con este requisito mínimo para es~;:--, ~sos 1 Y 3 SDil silábicamente incorrectos, en cuanto al
un ritmo propio en el conjunto del verso, Sin embargo~( I.A;'s ero de sHabas, porque si los consideramos como autónomos
emplea conscientemente como verso autónomo tan sólo a~' JJúBl n tetras[labos sino pentasílabos 10; sin embargo, juntán
del siglo XVIII" ;~oS: con los verso;. que ~es, si~en, resultan octosilabos pero
~s acentos de verso están en la primera y tercera sílabas.' fectas del tipo dactílIco asnnetnco:
El ntmo es, por tanto, trocaico:
600 600 óo
A una Mona 60 60 Ay qué grand mal pasa- redes
Mny taimada 60 óo
Dijo un día [ ... ] Esto demuestra que los tetrasílabos de esta clase no son más
Cierta Urraca: que octosílabos, meramente separados por la rima y la dispo
..
[, ]
sición gráfica.
(Inane, Fáb. XLVII) Hasta el Neoclasicismo, los tetrasílabos se han de considerar
como versOS carentes de autonomía; y a partir de esta época,
Resf.lmen histórico: El tetrasílabo se da en casos aisJado¡ tamPOCO la tienen los que presentan sinafía y compensación o
por primera vez en el Misterio de los Reyes Magos (hacia 1200, que se emplean evidentemente como versos de combinación.
polimétrico y silábicamente fluctuante), Es el verso que mis Desde el siglo XlV la variante dependiente tiene gran importan
abunda en las coplas caudatas i de la profecía de Casandra en cia en las múltiples formas de la copla de pie quebrado, cuyo
la Historia troyana polimétrica (hacia 1270), Sigue siéndolo en destino comparte lI.
esta clase de estrofa y en el discor 9 de los Cancioneros del Los neoclásicos convierten por primera vez el tetrasílabo
Siglo xv. No obstante aún no puede considerarse como autó en un verso autónomo al darle un ritmo rigurosamente trocaico,
nomo, según lo demuestra el siguiente ejemplo: y evitan consecuentemente sinafia y compensación. Como ejem
plo, citaremos las fábulas XXXI y XLVII de Iriarte 12, las tona
1 ¡Ay qué grand mal
dillas polimétricas E/lorito y Los gustos e5traglldos n, y además,
2 pasaredes!
los tetrasílabos en las coplas caudatas al final del Diálogo mé·
,
3 i ay qué mortal!
¿non veedes trico de Paris y Ele11a de Gerardo Lobo H, y los pasajes cn
5 como vos está tan presto? tetrasílabos de La Venus·de Melilfa de Sánchez Barbero ll.
El tetrasílabo autónomo tiene su auge artístico y su mayor
(Historia troyana Cedo Menéndez Pidan difusión en el Romanticismo, especialmente en G. Gómez de
IJ, v. 106 y sig.)
10 En otros textos tambi~.n aparecen, en lugar del tetrasílabo, tris!,
i .,Estrofa en versos tetrasnabos repartidos en dos partes simétri labos e inclwiO bisílabos y heJlasilabos. Comp. H. Ureña, Versificllción,
cas, cada una de las cuales telTIlina en un octosílabo que rima con el de páginas 3~ y sigs,; H. Ureña. E,wdios, págs. 34 'f sigs.
la otra mitad.» T. Navarro, MetTica, pág. 525. En la Historia lroylll1a el 11 Comp. D. C. CJarke. The fifteenth cenlUry copla d~ pie quebrado,
esquema de esta clase de estrofa es ababC: dedeC (C:= oct05nabo). HR, X. 1942, pág'i. 340 Y sigs.
9 .,Discor. Canción breve de queja amorosa en versos cortos y fluc 12 EAE. LXIII. rágs. 11 y 16.
tuantes y con rimas predominantemente agudas en CQmbinaciones varia. 13 BAE, LXIII. pág. 64.
das.~ T. Navarro, Métrica, pág. 527. Su empleo se lim[ta a la poesía de 14 EAE. LXI, pág 3D.
los Cancioneros del siglo xv. l' EAE. LXIII, pág. 584.
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90 Manual de versificación e~;'
-
Clases de "er~OS: el pentasílabo 91
Avellaneda. Así se encuentra, por ejemplo, en Bermudez ~ o 60 60
Castro (El harem), Avellaneda (Paseo pOr el Betis y A un 'Ui&e; Alguna vez,
ñor J, J. de Espronceda (Canción del Pirata y El mendigo, atn~ otro pensamiento,
poesías con una gran proporción de tetrasílabos; y en el ,E'sllI. se~ contento.
dimite de Salamanca J, Se da además en numerosas partes de
(Castillejo)
las poesías de Echeverría y Zonilla (por ejemplo, en La Carrera,
Ja Leyenda de AI-Ramar y en Recuerdo del tiempo viejo, IV) 16,
Después del Romanticismo el tetrasílabo tiene poca impor. El empleo exclusivo de uno u otro tipo en una serie larga
tancia. Rubén Daría lo emplea como verso autónomo en ~Una de pentasílabos se da muy raras veces, y generalmente se mez
noche - tuve sueño .. de Otoñales (Rimas J; M. Machado, alg¡¡ clan ambos.
más frecuentemente en las poesías polimétricas (Otoño, Encll'
jes, El viento, Mi Phriné, Rai-Kais y. otras), Resumen histórico: El pentasílabo es, sobre todo, verso usa
do en combinación con otros. En esta función se encuentra
formando el pie quebrado del heptasílabo, como verso auxiliar
EL PENTAs1UlIO
del'endecasílabO, en especial en la estrofa sáfiea, y libremente
Por distinta posición del acento del verso, resultan dos tiPQ3 combinado con otros versos. Desde Lope de Vega forina parte
rítmicos en el pentasílabo. de la seguidilla regularízada (7·5a -7·5a; 5b -7-5b).
Su historia como verso autónomo empieza a mediados del
1. El tipo dactílico. Se caracter~za por los acentos rltmi síglo xv. Hasta entonces se le encuentra tan sólo como hemis
cos en la prjmera y cuarta sílabas: tiquio del verso de arte mayor fluctuante, y como pie que
brado silábicamente eJlcedente del octosilabo (en lugar del te
600 60 trasihbo corree lo). Como verso autónomo se presenta por
Nada te tnrbe,
primera vez, en su variante trocaica, en la endecha anóni.ma 11
nada re espante,
a la muerte del sevillano Guillén Peraza (1443) la, y se le sigue
rodo se pasa.
empleando en endechas eomo el verso más corto posible, aunque
(Santa Teresa) generalmente con poca frecuencia. Una serie de pentasílabos,
impresionante por su eJl tensión , ofrece por vez primera Jeró
Como este tipo tiene correspondencia de acentos con el verso nimo Bermúdez en su tragedia Nise laureada, I, 2, en la que se
adónico (- - ~ - ~). puede emplearse para reproducir el verso encuentran setenta y dos dc ellos sin rima, casi eJlciusivamente
final de la estrofa sáfica; por esto se le denomina también en del ritmo dactílico. El ejemplo de Bermt1dez quedó eclipsado
castellano verso adónico.
por Lorenzo Matheu y Sanz, que traduce en 1665 el Spill, de
Jaume Roig, al castellano en dieciséis mil pentasilabos, atenién
2. El tipo trocaico. Acentúa la segunda y cuarta sílabas.; dose en cuanto al metro al original catalán. Por lo demás, sin
la primera sílaba se considera como anacrusis. embargo, el pentasílabo autónomo apenas está representado en
los Siglos de Oro.
I~ Espronceda y Zorrilla vuelven a \a sinaf/a y compensaeión, y eslo
mue~tra Que también en el Romanticismo el tetrasílabo se usa a veces eD
;<;u antigua variante. 11 Véase, más adelante, el romaneilto.
'.'
·ffY
EL H EXAs1uBO
en Jos dos Moratm 19, Meléndez Valdés llJ, Iglesias de la Casa 21 El versa hexasílabo, llamado también verso de redondilla
Iriartc n, Arjona ¡:I, Sánchez Barbero M y en otros. En conjunto: menor, se presenta en dos variantes rítmicas.
el empleo isométrico del pentasílabo predomina; así ocurre, Por
ejemplo, en todos los autores antes mencionados. No obstante, 1) :En el tipo troc aico los acentos rítmicos caen en las
también se da ocasionalmente en poesías polimétricas; Por sílabas im pares.
ejemplo, en el juego dramático La fortuna justa, de Arjona 25 , en 60 60 óo
¿Vuelve el poh'o .11 polvo?
la cantata La Venus de MelilZa, de Sánchez Barbero, y en el
¿Vud¡:¡ el alma ¡:¡] cielo?
diálogo satírico Brujas U , de este autor; y muchas veces en los ¿Todo es \"¡¡ materia,
intennedios de los textos de las óperas. Las variantes trocaicas podredumbre y cieno?
y dactílicas se presentan generalmente mezcladas con predomi. (Bccquer, Rima LXXlll)
nio del tipo dactílico.
En el Romanticismo el empleo continuo del pentasílabo dis
2) El tipo dactilico se caracteriza por un acento rítmico
minuye mucho. Constituye series cortas unifonnes insertadas en
en la segunda sílaba, y la primera se considera como ana-
poesías largas; por cjemplo, en la leyenda La azucena milagrosa,
cros is .
del Duque de Rivas n, y en Eh'ira o la rlOvia del Plata, de Eche o 600 óo
verría. Es más frecuente como verso de combinación en «escalas La luz. que en un vaso
métricas» y en las demás formas polimétricas; Bécquer muestra ardía en el suelo,
en 1ales usos predilección por este verso 28. al muro arrojaba
En el Modernismo y en la poesía contemporánea tampoco la sombra del lecho.
alcanza gran importancia, si bien no faltan ejemplos ais.lados, (Bécquer, ídem)
como en M. Machado (Es la mañana; Mutis), Á. Nena (Sane
tino) y F. Garcia Larca (Canción ch':na en Europa). En estos En series largas de Jlexasílabos aparecen por lo general
casos, como ya ocurría en el Romanticismo, es común la mezcla las dos variantes en disposición arbitraria (empleo polirrítmico).
arbitraria de los dos tipos. En estos casos predomina (sah'o en los siglos XVI y XVII) el tipo
dactílico, llamado también popular, frente al trocaico que re·
19 BAE. II. págs. 2·5 en varios lugMes, y pág~. 605 Y sigo
presenta la variante culta. Aunque no es un verso importante,
20 A~I la letrilla V y XL BAE. LXIII. págs. 122 y [24. se encuentra, sin embargo, con bastante frecuencia,
21 Lelrilla XXXIII, BAE, LXI, pág. 420.
:': En las fábulas El natura.lista y las Ia;:artiias y La verroga, el ¡oua. Re'iUmen hif.iórico: El hexasílabo de la poesía medieva1
nillo y la corcova, BAE, LXIII, p;igs_ 18 y 23. latina consta de 1res troqueos. En la poesia francesa, donde
1] Así en el himno A Jesús en el sepulcro, bAE. LXIII, pág. 543. acaso se ,tesarrolló por primera VCl. ~iguiendo el modelo latino,
14 A_~í en la l~trilla A mi MUsa, BAE. LXIII. pág. 591.
25 BAE, LXIII. pág, 542, tiene un carácter estrictamente trocaico. En la antigua poesia
26 BAE, LXIII, págs. 593 y sigo provcnzal la \·'<lriante trocaica que predomina, se encuentra
27 BAE, e, pág. 436. mezclada con la dactilica. Es considerable la gran proporción
2!1 Rimas xn, XV. XVI, XXV, XXIX y otras. de versos hexasílabos der tipo dactílico que se hallan en la
'F
'-¡~!',
•"
interés; en forma muy popular se presenta la poesía .'iatirk.a en rltTO ico de cinca sílabas que puede tener la disposición de un
las llamadas Pasmarotas de Torres Villarroel~. dáctilo más un troqueo (variante Al o al revés h'ariante B):
En el Romanticismo el uso del hexasílabo disminuye, pero
A Dórida ingrata mía, óoo óo 60
aún sigue siendo un verso bastante frecuente, como lo demues
tran, entre otros, Zorrilla, Avellaneda y Bécquer. La forma nor.
Hizo el ."'mol'" ia cuerda. ÚDO oc ÓO
[ ,,1
mal es la polirrítmica, Con frecuencia en la variante dactílica, (GuLitTre de Ce tina, Anacreóntica:
A pesar de la predilección del Modernismo y de la poesia .De tus rubios cabellos")
de época m<'ís reciente por los versos largos. el hexasílabo .ha
logrado mantenerse firme en su uso como versO de combina. B Islas blancas v \'('rd"s óo 000 Do
ción, al lado del heptasílabo, reanimado otra ve! por la panición flotan sohre la, niebIo.. ÓO 000 tlo
del verso alejandrino. Sirvan de ejemplo: Rubén Daría (La dan. (Frandsco Vigbi, Amaneeída en Peña-lA,',ra)
za macabra y Ra:.a), Valle Inclán (Rosa de Belia{. Viera/es y
otras), Villaespesa (La ru.eca); de la poesía contemporánea, hay La variante B sólo se usa en forma carente de autonomía,
que citar a Pedro Salinas y a Jorge Guillén. dentro del heptasílabo de uso polimétrico, condicionado por
encabalgamiento. La variante A tiene, por lo general, la misma
EL HEPTASflABO función, pero por su acento claro en la cuarta sílaba obtuvo en
el Modernismo limitada autonomía rítmica 39.
El verso heptasílabo se presenta en dos tipos principales,
denominados según la terminología tradicional yambico c-) Resu.men histórico: Documentado desde San Ambrosio de
y anapéshco (~ _ -). Desde el punto de vista del ritmo, se clas¡' Milán como una forma del dlmetro yámbico, especialmente en
ficarían mejor como trocaico (con una sílaba en anacrusis) y la poesía hímoica latína, en España, como en Provenza, Fran
dactUico (con dos sílabas en anacrusis): cia e Italia, el heptasílabo es uno de los versos más antiguos.
En España aparece, sin embargo, desde el principio, bajo influen
El sabio con corona o 60 00 60 trocaico da extranjera. Tanto el heptasílabo español como su correspon
como león semeja, o 00 60 60 Irocaico diente francés, el hexasílabo, son de origen discutido, y no se
la verdad es leúna. 00 600 60 dactílico
explican ,>atisfactoriamente partiendo de una procedencia Única.
la mentira es gulpcja. 00 óoo 00 dactílico
AlIado del posible origen latino, hay que tener en cuenta según
(Sem Tob de Carrión) sea el género literario. época y tipo de verso, una posible proce
dencia desde el alejandrino (por emancipación de los hemisti
Cada una rle las variantes puede continuarse en larga serie quios), y también desde los deca ... ílabos francés y proveozCll
de versos, pero, por lo general. las dos aparecen combinadas, (correspondientes con el endecasilabo italiano), que tienen la
con predominio de uno u otro tipo. disposición 4 +6.\0.
JO BAE. LXIII, pág, 587. 39 Comp. el ejemplo de Salvador Rueda, ~Qué viejecita eres», cHado
J7 BAE, LXVII, pág. 47. por T. Navarro, /r.1r'fric'J. pág. 497,
)lI BAE, LXI, págs. 82-86. <lO Comp. Surhier. Vers[enre, p:ig~. 72 Y sigo El verso de seguidilla es,
Vl!RslF1CACIÓN ESP. - 4
,t~,':"\';
~ 'd<'
'~'N-;¡
,~"
didáctica. Por la libertad de SLl reducida oscilación silábica y en XLI, 1926, págs. 182·184.
50 E~la~ ej,;mrl,,~. cscogLdos pe)" E. M,utíllez TUrlll:'r (El rimlO imemo
la fonna doble (8 + 8), pasa también al campo de la poesia el! el verso de T:imanee, ,Blllletin uf lhe Juan lui~ Vives Scbolarsbip
épica como verso del romance (pie de romance). Los hepta5i Trust_, 11, Londre~, :ihri! 19%, págs. 14 y sigs.), se citan según M. Pidal,
labos y eneasílabos, nuevamente reanimados desde el Moderni~ RomGI1c"etO I. P3g <JI. hIlO Saavedta Malina (El oCfOsílaoo castd/allO,
mo, han rebasado algo al octosílabo en la poesía artística de los AUCh, cn, 1944, pá,.:s. 65-n9; y tambi¿n como libro, Santiago de Chile,
1\145) ofr~ce ablln:lcn:e material documenl:l.\ en ~u estudio de con:'llnlo.
ultimas setenta años; pero en la poesia popular de España t 51 «Estudios Hi,pankos. Homenaje a ATener M. Hunlingtorl», Wdtes·
Hispanoamérica ha conservado hasta hoy su firme vigor. ley, Muss., 1952, pag~. 435---455.
Según el concepto tradicional, el octosílabo, como los derná~ la Como opusimo, ::L<;t~s en h pág_ 28. el segundo pie no tiene que
'versos cortos, tiene UD solo acento realmente indispensable, que iniciarse por un manifiesto aeentn en ..1 periodo rítmico.
104 Manual de versificación eSPQ;Jl ClaS.eJ de versos: el octosílabo 105
~ ..
00 óo 00 ÓO ;.i,
..Tipo mixto B: dáctilo + troqueo:
El aroma de su nombre,
el recuerdo de sw ojos,
o 600 ÓO 60
Si se. tien~n en c.uenta los posi.bles acentos de palabra, el ti~. tipos mixtos (A Y B) conocen diecinueve variantes prosó
trocaICO tIene tremta y una varIantes. l.?s _ en total. Los mencionados tipos fundamentales y sus va·
Como fonna especial de este tipo mencionaremos los oc~ dlC8S
. _tes pueden emp ¡earse ¡·b . .
1 remente en una mIsma poesla, y
sílabos con cesura. En general suelen ser muy raros, y se iolrb. r:nse logra una gran variedad rítmica y de matización expre
dujeron tras el ejemplo de la poesía A Matilde, de Espronceda' a. a' y pocas veces se dan poesías escritas enteramente en un
Para resaltar la intención de esta disposición del verso, Esp~ SIl! , "
Jo tipo ntmlCO. L a 1arma norma¡ es, pues, el octosllabo
. . poh
ceda los adorna con rima interior: ~tmiCo, con la combinación libre de los distintos tipos funda
mentales, dentro de la serie de estos versos. Esta libertad
Amorosa blanca viola
pura y sola en el pensil, resulta posible por el hecho de que los períodos rítmicos en
embalsama regalada cada uno de esto.s tipos fundamentales tienen aproxim~damente
la alborada del abril. la misma duración IJJ, Y esto ha quedado comprobado con expe
riencias realizadas midiendo estos versos.
2) El tipo dactílico se caracteriza por su acento rítmico en Demostraremos la disposición polirrítmica de los tres tipos
la primera sílaba, y la tercera resulta entonces átona. El períodc fundamentales con ejemplos de un romance de Góngora:
rítmico, que comprende seis sílabas, consta de dos dáctilos:
Cuatro o seis desnudos hombros 00 60 60 óo = trocaico
600 600 óo De dos escollos o tres o 60 600 ó _ mixto A
Vuélveme, vuélveme, moro Hurtan poco sitio al mar, 00 60 60 6 trocaico
(Zorrilla) y mucho agradable en él. o 600 60 6 = mixto B
Cuánto 10 sienten las ondas 600 600 óo = 'dactílico
Son posibles doce variantes prosódicas. Batido 10 dice el pie, o 600 60 ó __ mixto B
3) Es característico de los dos tipos mixtos el acento rito Que pólvora de las piedras o 600 00 60 mixto B
mico en la segunda sílaba; este aeento relega la primera sílaba La agua rep~tida es. 00 00 60 6 = trocaico
a anacrusis e inicia, al mismo tiempo, un período rítmico de [ ... ]
cinco sílabas. Las diferencias entre ambos tipos se dan por la (Góngora, BAE, XXXII, pág. :510)
sucesión de los pies de verso en el interior del período rilo
mico: Cada uno de los tres tipos fundamentales tiene una facultad
Tipo mixto A: troqueo + dáctilo: e'qJresiva propia, y esto hace que resulte adecuado para deter
minadas funciones. El octosílabo trocaico presenta una dispo
o 60 óoo óo sición simétrica; su período rítmico comprende sólo cuatro
Allí la altiva palmera
sílabas, y es, por tanto, el más corto; su ritmo es lento y equi-
(Zorrilla)
l'iO M. J. canel1ada de Zamora, Naras de me!trica.' Ritmo e-11 urws ver·
59 En relación con otro asunto, S. G. Morley, ob. cit., págs. tB2.1M, s()s de rom/mee, NRFH, VII, 1953, págs. 88-94.
'P"'"
\.,,>c'_d"~>:-:,
:,
.,Oi;"
61 Resultados de inveslígJciones. referencias y mg~5ticH;CS en Frank 0, Q EM0 es, incompleto en el último pie de verso; Pange lingua glorio.<1
Reed, The Calderonian octosyUablt', ~Univ. of Wisconsin Smdies in Lan· ¡;orpolis mysterium.
guage and Lite,ature», Madi~on. Wisc., 1924. págs. 73098. T. Navarro, El M Esto es, comr-Jeto en el wtimo pie de verso: Abr.mdanlia pecmlarlllll
ocro~i1abo y sus modalidadl's. oh . .:it., págs. 441 y sig~.; .«érrica, pág. 47 solet ira/res cemlurtwre (San Agustín. Psa/rfWS contra pwtem DúlUlli)
Y en varios lugares. Comp. l¡lmbíén E. Manine:z Torner, ob. cí\., págs. 14 M Véase An/., VI. págs. 109 y sígs.
.e .
Su organizaci6n rítmica, distinta de la disposici(,¡
~l~a a fines del siglo Xl y comienzos del XII, que se basaría
rigurosamente trocaica de su paralelo, el heptasH¡'
, gol octosílabo como verso autóctono ya popular en tiempos
ba francés-provenzal. :~'::
-'iterarios ; y en el desarrollo de esta teona, se remonta hasta
'<, p1r:.l • 11
He aquí ahora el eXamen detenido de los tres puntos; los tiempos latmos .
Dos hechos apoyan, además, el carácter autóctono del oc
L El octosílabo es de los versos más antiguos de la PúesIa
liaba. VarioS investigadores han comprobado antes)' ahora
española. En las jarchas de fines del siglo XI y primera miía(j'
del siglo 'Xu, aparece ya como el rival más fuerte del heptasl.'
:~tendencia de ta prosa española hacia el ritmo del octosílabo,
esto permite ver en este verso .. el metro más connatural al
labo, sometido éste a influjos ajenos; y más importante t~
~dioma" 72. Finalmente, la admisión, por principio, de la sína
vía que su documentación en los testimonios más antiguos'!!I.
la manifestación de su carácter autóctono entre el pueblo esp&._
~efa en el octosílabo, incluso en el del mester de clerecía, puede
servir para afirmar su carácter popular Jl.
ñol. En las jarchas se encuentran dos estrofas de cuatro verso,
II. La extraordinaria vitalidad que el octosílabo español
cnyo número de sílabas parece ser enteramente correcto; Una
demuestra en todas las épocas de su historia, es igualmente
de ellas es una evidente manifestación de poesía artística por"
indido de su procedencia autóctona. Ni el fuerte influjo fran
el empleo del eneasílabo y de las rimas consonantes; la otra,
cés que sufrieron los cantares de gesta en los siglos XII y XIII,
en cambio, está escrita en octosílabos, y no tiene rima conso
ni la entrada de formas italianas en la época deJ Renacimiento,
nante sino asonante, sólo en las lineas pares. El texto, segiuí'
Menéndez Pida!, dice así: han podido dejarlo de lado en el aprecio del pueblo español.
A pesar de que en el Poema del Cid.y en el Roncesvalles
Garid vos, ay yennaniellas, predominan los hemislíquios en heptasílabos sobre los octosí
corn' contener a mieu mali, labos (]9 % : 24 % Y 39 % : 26 %, respectivamente), en Los
sin el habib non vivreyu Infantes de Lara y en el Cantar de Rodrigo '(siglo XIV) los he
advolanH demandari 69.
11 Cantos romónicos anda/mies (continuadores de ¡,cna !frica lalina
Por el asunto y la disposición métrica no cabe duda de que VII/gar), BRAE, xXXI, 1951, págs. ]87-270. Sin embargo, respecto a esta
esta estrofa de cuatro versos tiene carácter popular 7U. El uso argumenHlción no puede ocultarse que las jarcllas, en lo que se refiere
a la métrica, no son testimonios seguros, porque de un lado no sabemos
si los pactas árabes y judíos adoptaron realmente inalteradas estas par·
fiJ Romancero 1, pág. 86.
tes románicas de la poesía (incluso en el caso de que ellos fueran los
70 C@ffiP, en cambio H. Lausberg, ASTNS, 192. 1956, págs. 2tm-209, J
auto~s); por otra parle, se cone el peligro de altenr el número de sí
W. Ro.lOs, Sind die Hargeu Reste einer fmhen romanischen Lyrik?, ASTNS, Jaba5 en la tran~l;Iipción de los alfabetos extral1os, aparte de las dificul·
193, 1957, págs. 129---138. Medianle una diferenC"iación más rnati;r;ada, Waltrr lades del desciframiento. Los oclosilabos muy correctos en las jarchas
Mettmann. en Zu; Diskussion über di" literargeschichlliche BedeWlJlIi tienen que parrc"r sospechosos, si se tiene en cuenta la f"cha tardía en
der mozarabischen ¡archas, RF, 70, 1958, págs. 1·29, ocupa una posidOll que este verso se hi'l~ estrictamente métrico.
mediadora. Comp. sobre el conjunto de las cuestiones: Klaus Heger, Di! 72 Comp. M. Pillal, Romancero l, pág. 84, nota 6; T. Navarro, El grupo
bish"r veroffentlichten Hargas u"d ihre Deutungen. Anejo el de la ZRPh, /ánico como unidad melódica, RFH, 1, 1939, págs. 3-1~.
Tübingen, 1960. Véase tambí~: estribote. 13 Cornp, J. Cano, La importancia rela/i¡;11 del acento y de la silaba
en la versificación española, RR, XXIl. 1931, pág. 231.
'~',
t~sílabos, (~2 % : 28. % Y 31.% : 30 %, respect~\'amente). A ~. labO ofrece en su Métrica, parecen adecuados para d¡s{ln·
varro
tu d~l ultlmo terel? ~el SIglo XIII, el octo~l1abo se propa~:: sa: entre los componentes autl'cLonos y lo~ aJenl'~.
también por la poe~la Juglare~ca de asunto dIferente del ép~:' jWl'En los primeros tiempos de la poesía española, el (ictosilabo
después de haber sIdo ya haCia 1205 el verso predominante ~_' versO principal de la lmc<l Huctuante. Se le emplea en
la Razón de Amor. El mismo mester de clerecía abandona.: es eI ritmiCOs, y nmguna
. d e Ias tres fornl<ls fundamentales pte
después de la mitad del siglo XIII la corrección silábica~." :Snuna sobre las otras. Frente al desarr~llo pl'~(erior, resul,~~
Jos versos alejandrinos de Berceo, y cede al avance del h~ , q,Íendente la gran propOrGH.m de h's tlpOS mIxtos y dacllll'
mistíquio de octosílabos. La Historia troyana polimétrica (~'_ SO Estas formas parecen haber sido en E.~p<lila las primimas
hacia 1270) contiene más de mil octosílabos, frente a ta" ' :'octosílabo estrictamente <lUll'ctono, que se continúa tambléu
sólo dento ochenta heptasílabos. El Libro de buen amor (l33Q., r bajo del tipo trocaico, en una proporción distinta en cada
1343) Y el Rimado de Palacio (1385.1404) en el estado actuaj :cea. El tipo trocaico, que, por lo general, es más tarde la
de su transmisión manuscrita muestran la infiltración del he,.. variante que predomina, fue dt:scubierto y eulti\'ado consLÍen
mistiquio de octosílabos en el verso alejandrino de la cuader.' teID ente por el mester de clerecía. El primer testimonio no" lo
na vía 74. El Poema de Alfonso XI, de fines del siglo XlV ' ofrece la Historia Iyo.wma; de sus más de mil octosibbos, un
ofrece, a pesar de su contenido épico, estrofas dc cuatro ve-rs~ , 60 % es trocaico. Algo parecido, e incluso más 1avor<:¡ble para
octosílabos de carácter lírico (abab) con irregularidades sílá., el tipo trocaico, se encuentra en la cantiga Em un llempo eogi
bicas, y ocasionalmente con asonancias. El octosílabo en la ' f[ores~, de AIf?IlSO ~I (65 %), y en las poesías liricéis del Ri
obra del Arcipreste de Hita se acerca a la corrección silábica; mado de Pa/aef() (mas del 60 % l. El que la forma trocaica se
en López de Ayala y en el Cancionero de Baena las f1uctua. convirtiera, de pronto, en el tipo fundamcntal del mes ter de
ciones silábicas son bastante escasas. El Marqués de Santillana derecia (que como escucla poética se abre a intlujos venidos
lo perfeccionó, y en el siglo xv inunda verdaderamente [a lirica de fuera en otras cuestiones), confirma la suposición dc (]ue
española eliminando casi por completo a su antiguo rival. el en este caso se recibier<:l la inOuencia e1el verso análogo de
heptasílabo. Con esto consigue convertirse en el verso nacional los trovadores por mcdio dc la pocsía gallego-pm;:tugucsa; y
de los españoles. Hemos visto que el octosílabo se incrcmenLa hay que tener en cuenta, además, que el mester de clerccía
de modo continuo hasta el siglo xv, y llega hasta nuestras nO logra aún la fusión del octosílabo autóctono con el octo
días, y (]ue los versos venidos de fuera (el heptasiLlbo, el sílabo trovadoresco de carácter trocaico, pues ambos lipos se
eneasílabo del mester de clerecía, el alejandrino y el de arte tenían por octosílabo:> csencialmcnte diferenles. En el Poema
mayor, etc.) acusan una existencia bre\-e. Por tanto, la razán de Alfonso Xl se mezcLm, pero no se fundcn, cl mes ter de
de vitalidad del octosílabo puede explicarse por su procedencia juglaría y el de clerecía; con un 48 % de octosílabos trocaicos,
autóctona, no alcanza el promedio dc la poesía del mcstcr de clerecía.
nI. Esto no significa que el octosílabo haya dejado de recio De forma parecida ocurre en la obra de Juan Ruiz; cn las
bir influjos ajenos en el transcurso de su desarrollo. Los resul· Cantigas de escolares, de ciegos y de scrranas vuelve a encono
tados experimentales sobre las tendencias rLtmicas del octosj· trarse la variedad de los tipos quc cs propia dc la torma es
trictamente autóctona; en las cantigas religiosas, sin embargo,
74 H. H. ArnoJd, Tlle Oclosy/labic 'cuaderna \"la' of }u;m Rui:, HR. \,[1[,
]940, págs. 125-138. Sobre el Ril7UJdo úe Palacio, véa~e- también m:i, ;:¡rrib.1,
página St>. ,s Anr., IV, :pág. 113.
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119
etsJe5 de versos: el eneasítabo
---"':'/
ral de Es pana,. como dijo Argote de Molina-, es ver~':; ~ Sus bodas fatídica te(l,
mente de proce dencia autóctona. ~s brinde deleites y ~ea
La LUmba su lecho nupcial.
EL ENEASlU.{' (Espr-om:eda, El Est..dial'lte de Salamanca.
Parte IV, final)
SegUn J. Saavedra Malina 80, el eneasílabo cueIlta con ~e~,
Hacho variantes, si se considenm sus pasibles acentos prosóliL $D la terminologia tradicional esta forma se denomina anfj·
coso Estas variantes pueden red:lcirse, según la posición de 1(1¡¡,
acentos constituti\"os en d interior del yerso, a lo:; siguienteS bJa<O'
tipos fundamentales: 3. Los tipos mixtos. - Se les llama así, porqut: a dift:rencia
de los antes menciorlados, estos tipos combinan diferentes pies
1. El ripo trocaico. ~ El acento con~,:ituti\'o en el interior de verso en el periodo rítmico. E7I.i~tt:Il tres variantes:
del ""erso l;ae en la cuarta sílaba; este tipo deja las prime~ ,
a) Los acentos que se con<;;ideran constitutivos caen en
tres sílabas en anacrusis, y luego inicia el periodo rítmico, que
l;unsta de dos troqueos: la tercera, quinta y octal,la silabas. El período rÜffiico
consta de un troqueo, seguido de un dáctilo:
oQO Óü 00 ou
Mas a ;Jesar del tiempo lerco. 00 óo 600 60
if
' ."
·i\é'i.' -¡
"~
114 Las distintas transcripciones muestrtln algunas dudas. Comp. ~t 55 Números 19, 43, 314, 566.
coniunto de K. Heger, Die bisher veroiferlllichten Hargas und ilm &\ Citas en H. Vrena, Versificación, págs. 191 y sigs.; Estudios, pá·
.•...
esp~:,
'-. ' i+ "
~,:' :,'.'"
.'.
es de versOs: el decasílabo 129
~- .
El decasílabo compuesto en su variante trocaica CG~~':'
b) pello señala este tipo como decasílabo anapéstico
de dos pentasila::,os trocaicos con los acentos en la seguIll!a (..... ~ - ,1 ~ ~ - / ~ ~ - / ~).
y cuarta sílabas:
o ÓO 60 // o 60 60 Vna fonna especial del decasílabo dactílico, desarrollado
Con vuestros pechos abrís las sendas lus Siglos de OTO, es el ev1rújuLo; fue cultivado también
que arriba indican Jos Dioscuros. enr el Modermsmo.
. S e caractenza
. por empczar con una pa~
(R. Dario, Los Cisnes, IV) -"; :'rfl esdrújula; sus acentos constitutivos caen en la primera.
se~a y nOvena sílabas, y tiene a menudo también un acento
e) El deeasilabo compuesto en Sil variante polirritmica ~I
la combinación de los tipos daclílico y trocaíco. Se realiza de en la cuarta:
600 00 600 60
dos maneras: a) combinando hemistiquios de distinto ritnx. Calamo~ fonne el sol de :;us luces.
en un mismo verso, b) alternando versos que tienen cada Uf\¡¡ ...fóluas l<l~ e~(n:l1as ;ompollgan.
el mismo ritmo en los hemistiquios: (Sor Ju¡:ma [nés de ~a Cruz, Loo
De orgullo olímpico sois el resumen, o ÓO 60 (_): 600 60 (troc./dacr..j dr la Condesa de Paredes)
¡oh. bll'l.m;as urnas de la armonía! o óo 60 : o 60 00 (troc./tro~l
Ebtlrneas joyas que anima un numen o 60 60 : o 60 60 (lroc./troc,j e) El tipo mixto tiene los acentos rítmicos en la segunda,
con Sil celeste melancolía. óoo 60 : ÓOO 60 (da:::t./daet.l sexta y novena sílabas. Se da <l veces en la obra de Juan
(R. Darío ídem) MMuel, y fue desarrollado como una modalidad, empleada cons
cientemenlt, pur Sinibaldu de II,·1;1S, que es el autor que más
II. El decasílabo simple tiene un acento invariable en la usa esta forma.
novena sílaba; requiere, además, par lo menos otro acento in. o 6000 600 60
terior. Según la posición de los aceutos interiores se distinguen Destru~ie "na tormenta b calma,
tres tipos rítmicos: ,,1 sol roba la no¡;h" su brillo
a) El tipo arcaico tiene al menos un acento, y en la ma. 'y pierde ¡;on el fuego de julio
yoría de los casos, otros más en el interior del verso, que caeo sus rosas rubicundo el abril.
siempl-e en lds !:iílabas impares: ISinibal¡Jo de Mas)
60 óo 60 60 60
Resumen. histórico: Acerca de la procedencia del decasílabo
Qui por caballero se toviere
e~pañol, i¡mal que de su paralelo, el enea~ibbo francés, no se
(I'illóll ud Ejemplo III del Conde Lucrmor) conoce nada seguro. A pesar de que hav testimonios de decas:í~
Este tipo de decasílabo se da raras veces. labos latinos en el siglo VIII, y de un d['.casílabo latino-provemal n,
estos precedentes resultan demasiado escasos para ser tenidos
b) El tipo dactílico es la variante más habítual del decasi· OJmo el origen del Lorrespondiente verso métrico románico.
Iaba. Sus acentos rítmicos caen en la tercera, sexta y novena Como el empleo del eneasílabo francés antiguo estuvo lim:tada
sílabas; las dos primeras sílabas quedan. por esto, en ana· aderná.s a los estribillos, esto lw.ce poco probable el influjo
crusis, y el período rítmico se compone de dos dáctilos: !nru:és subre el decasílabo castellano. Por otra parte, es casi
00 600 600 óo
No creáj>; inveílcibles ni bra~·os. III Comp. Sn¡;hi~r, Ver,lehn, pág. 78: L'a/ba part J urr:et mar j aira
(Jovenanos) so,'.
~CAC1Ó~ ESP. - 5
,
i 'P"i!i'
130 Manual de versificación es"". '?~T.
~"ori de versos: el decasílabo 131
cfps<S
seguro que el decasílabo no fue verso autóctono en cas~" ~ncia a Judá Leví, Henriquez Ureña indica que sus
tenemos en cuenta el hecho de que el decasílabo se consolida ' re
Castilla sólo en el siglo XIV, cuando al mismo tiempo el "e:::. Co1l- corresponden ((con singular exaetitud al decasílabo de
versos en la cuarta de los poetas gallegos» De los seis deca·
95,
de arte ~ayor pen:traba desde Galici~,. se podría suponer q~ acen~ que registra Menéndez Pidal en el Poema del Cid, uno
el decasIlabo espanol procede de Gabela y Portugal. Si O1D.itt.' sflá en todo caso, compuesto de dos hemistiquios (5 + 5) es
mas la sílaba inicial, la variante más frecuente de decasílabo CIlI" ~~te para la historia del decasílabo bipartito 96, si no se
acentos en tercera" sexta y no:,ena sílabas, puede derivarse fácil., 111 uiere considerar más bieu corno un resultado casual.
mente del endecasllabo de galta gallega (con acentos en cuarta:·
séptima y décima sílabas), que tiene gran importancia col¡¡ '.
leios primeros testimonios del decasílabo en Castilla se en·
ntraIl en el siglo XIV; se trata de un cuarteto en decasílabos
verso auxiliar del de arte mayor. La ligera fluctuación en el n~'
mero de sílabas (de manera que se encuentran mezclados enea.
::e final del ejemplo In del Conde Lucanor (1335) de Juan
Manuel. Debido a la mala transmisión manuscrita, este testimo-
sílabos con decasílabos), el fuerte ritmo, y su empleo en estri. 010 no es muy seguro. Aparte de este cuarteto, el decasílabo se
billos y canciones de baile, todo indica también la procedencia da en la mencionada obra de manera aislada y como verso de
gallego-portuguesa, como sostiene Henríquez Ureña 9l • No obs combinación. A fines del siglo XIV se fechan decasílabos espo-
tante, da que pensar el hecho de que, entre los 2376 versos de rádí cos en el cosaute de Diego Hurtado de Mendoza, almirante
arte mayor auténticos del Laberinto de Juan de Mena, sólo se', de Castilla (muerto en 1404)91. A finales del XIV o principios
encuentren 39 decasílabos. Por adición de una sílaba al Prin del XV pertenece también la Pregunta de Fray Lope del Monte
cipio del verso, el dccasílabo bipartito pucde derivarse de una que consta de tres estrofas en octosilabos con una tornada, es
forma del eneasílabo, bien documentado en la poesía gallego. crita enteramente en decasílabos \18.
portuguesa, sin perder su organización rítmica: En los versos de arte mayor del Laberinto de Mena, el deca·
Mi gallego está so la rama; 00 60 600 óo sílabo tiene un papel secundario, pues se dan tan sólo treinta
su carrilleja Menga le llama. 000 60 600 60 y nueve ejemplos.
En los tiempos más antiguos, el decasílabo se emplea prin·
El testimonio más antiguo del decasílabo español es de pJin. eipalmente en la poesía popular. Algunos ejemplos ofrecen las
cipios del siglo XIII. Se trata de la jarcha n." S de Judá Leví: E!!dechas de Canarias que Pisador cita en su Libro de vihuela
(1552), y los Cantos de molino, que emplean el decasílabo corno
Venit, la fesca iuvencenni\lo.
9l Versificación, págs. 190 y sigs.; Estudios, págs. 144 y sigs. 96 Cid 1, págs. 90-91
94 Comp. M. PeIayo, De las influencias semíticas en la literatura tJ· 'R .. Aqud árbol que buelbe la foxa», Canco de Palacio, n," 16.
pañola, Esrudios 1, págs. 19]·217. Las transcripciones reunidas en K. Heger, \18 .. El sol ec!ipsi, la luna llena», Canco de Buena, n." 345.
ob. cit.. págs. 69 y sigs., difieren considerablemente en el texto y la inter· 'fJ Sobre los tipos de los distintos bailes, comp. E. Cotarelo y Mari,
.~
dirigida a Jovc]]¡mos por Moratín, «Id en las alas del raudo céfi. IQl Según la terminología Ir::tdidonal, el tipo anapéstj;.:a.
ro», y también favareciel"On mucho su empleo las traducciones 10) Jdcm, pág. 19.
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136 Manu.al de versificación espa""t:r .
ClaSes de versoS:
_c el e~ldecasílabo
_ 137
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métricas del siglo XIX, y en parte, también en las del X)(,-' ~ la terminación del primer hemistiquio (agudo,
características radican en los pies de verso, tales eomo e~
sílabo yámbico, anapéstico, etc., pues ]a interpretación del ri~ nano, esdrújulo) la sexta, septima u octava sílabas forman el
lfinite de palabra.
3.0 A. este final de palabra sigue una pausa justificada por
diferente segun dlstmta apreClaClOn loJl.
;,:t. --,
C/JJSes d
e versOS: el endecasílabo 141
~. ~sta
l.' Un acento sobre la primera s(laba. ,;> cuarta sílaba es la tónica de una palabra aguda;
2.' Que las sílabas segunda y tercera sean breves l~": y en el caso excepcional de que esta tónica sea la de
átonas). ',',;. una palabra !Jana, la s(Jaba postónica no cuenta en
3.' Que sean también breves la sexta, séptima y nov~; la medición de las sílabas del verso (cesura épica).
sílabas. b) El acento obligatorio en la octava sílaba del tipo
4 o Que el primer hemistiquio termine en dicción gt'a,vt normal B 1 cabe pasarlo también a la sexta, pudiendo
[= palabra llana], quedar átona la octava.
5.' Que no haya sinalefa en la cesura.
Ejemplo:
Los requisitos 3." y 4.° son de necesidad absoluta; todos lcii ' copia gentll, irnage'l de mi amada,
otros pueden dispensarse al poeta, pero es menester que use prenda de. amor. pu~s amor la adquirió.
sobriamente de esta licencia, y sobre todo de la que consiste (A. Lista, El retrato)
en juntar por medio de la sinalefa los dos hemistiquios.IlJ, ,
Un ejemplo que cumple todos estos requisitos es el primeJ Con la llamada cesura épica:
verso de la oda Al Céfho, de VilIegas:
¡Vivan las rosas, I las rosas del amor,
Dulce vecino de la verde sel va ..
[. )
(Juan RamÓn Jimén.ez, Mañana
La necesidad de esta reglamentación severa se da porque este de la Cm~J
tipo de endecasílabo intenta imitar el pretendido verso sáfioJ Tipo B J: Se caracteriza en grado suficiente por requerir
c1a:;ico, que en realidad, por su ritmo, es el latino-medievallj¡, acenlos necesarios en la euarta y séptima silabas. En Jo que res
No obstante. los poetas, antes y después de Bello, se han guiado pecta a la procedencia e historia conviene distinguir dos varian
en el uso del sáfico más por sus propias intuiciones ritmicas tes del tipo B J, aunque en la práctica no siempre se diferencien
que por reglas teóricas. En realidad, los que han querido usa¡
claramente:
en forma más estricta sáficos perfectos sólo han llegado a lo. 1) La variante pura italiana del tipo B), que tiene los
grar un predominio de estos versos frente a los de estructlUll acentos sóld en la cuarta, séptima y décima sílabas, y que
más libre lL1.
consta, por tanto, de tres pies:
2) El endecasílabo a la francesa. -~ Valen para este veno Tus claros ojos / ¿a quién. los volviste?
las siguientes reglas: (Garcilaso, Egloga IJ
a) Se le· trata como verso compuesto con una fuerte Denominaciones: endecasílabo dactílico (así en Bello y T. Na
cesura después de la cuarta sílaba. Por lo general, varro), endecasílabo anapéstico (Milá), Y otras.
2) El tipo B J. gallego-portugués, con los acentos en la pri
111 Obr{]!> completa.s, VI, pág. 153 (De los versos sdfit:o y adónit:o). mera, cuarta, séptima y décima sílabas, de cuatro pies:
112 El sáfico clásico Inreger ~'itae scelerisql-l.e purus (.1.. _ --I ~~.I..~..L~I
L __
Pues otra vez de la bárbara guerra
se reprodujo en la baja latinidad como {nteger vItae st:elerlsque pdl'lll
(óoo ó%o óo óo) conforme a la prosodia natural. lejos retumba el prof>..u:óo lalir.
llJ V¿J.se: estrofa sáficli. (J. M. Heredia, Himno de la guerra)
, jo~~
142 Manual de versificación esp ~ ' c:'F ~ de versas: el endecasílabo 143
~,
Denominaciones: como antes se dijo y además, para~'i' ~y tienen, por tanto, importancia muy limitada. Sólo en
ferenciación también, endecasílabo gallego-portugués, endeC: ¡ siOJlendecasílabos de Juan Manuel, cuya transmisión manuscri
labo de gaita gallega, endecasílabo de arte mayor y otras ,,' 105 por lo demás, muy mala. y que siguen el modelo de Al·
El endecasílabo gallego antiguo ticn~ una ~osición ~ant.:I ta ~ el S3bio, parece predominar el tipo A J frente a los tipos
cular. Parece que fue empleado como tipo autonomo sólo /J ~ grupo B. En la cantiga .. Quiero seguir a ti, flor de las
la Balada laJ.J.da:oria a Vall~ Incl,án de Ruben DarÍo. Tiene :.;; ~res~ de Juan Ruiz, de doce supuestos endecasílabos, siete
acento constitutivo en la qUInta stlaba, y corresponde a la agn¡,'" ~túaD la cuarta y sexta o la cuarta y octava sílabas; los
pación de un hexasílabo y un pentasílabo, de los cuales caqa taD tes son del tipo A~. Desde luego resulta muy discutible si
uno puede ser libremente o trocaico o d n c t í l i c o . ' : : -versos del Arcipreste de Hita pueden considerarse como
Ejemplo: endecasílabos (véase adelante págs. 147·148). En las cincuenta
Del país del 5uefiu I tiniehlas, brillos, y ocho coplas de arte mayor del Decir de las siete. virtudes de
donde crecen pl<lnl<l5. / flores extraiías. Francisco Imperial JU, los tipos del grupo A siguen en tercer
(Rubén Darlu, Dalada laudatoria lugar, después del sáfico y dactílico; es notable el predominio
a "'alle Jnclán) del tipo A 1 frente a los demás tipos del grupo A. En los cua
renta y dos Sonetos fechos al itálico modo del Marqués de San
SOBRE LA MUTUA RELACIÓN EN LOS DISTINTOS TIPOS. , - El gran tilJana (1398-1458), los diferentes tipos del grupo A ocupan tam
número de los "tipos rítmicos, que se aumentaria en el caso de bién el tercer, cuarto y quinto lugares, después del sáfico y del
que tuviéramos en cuenta los acentos prosódicos 114, sugiere la daCtílico; sin embargo, el tipo B 1 predomina tanto, que los otras
cuestión de la importancia que esta diversidad haya tenido en la sólo están representados en menor proporción.. La preferencia
historia del endecasílabo español. A pesar de que en todos ICli: e,aSi exclusiva del tipo B 2, que no es propio del italiano, ha
tiempos el empleo polirrítmico fue el 0'>0 nonnal, esta variedad suscitado la duda de si los sonetos de Santillana están hechos
de ritmos se reduce, dejando aparte algunas particülaridades dt verdaderamente al .. itálico modal>, o si 'en lo que respecta a
la Edad Media y de los tiempos recientes, a la predilección pa- o la métrica están influidos por el decasílabo catalán de Ausias
tente de dos tipos: el sálico (B:¡) y el heroico (A 2). Al lado d~ March, Sin embargo, el que las cuatro variantes propias del
estos, los demás tipos tienen menos importancia, y s'ólo la ~d. endecasílabo italiana se empleen de manera patente en com
quieren en determinadas fonnas poéticas o en alguna" époeas, binaciones, hace más probable que SantHlana siga modelos ita
y ocasionalmente también en algunos poetas. y adquieren ma lianos.
yor importancia por lo general en su uso autónomo. POT tanto, Dentro del grupo A, en- los mencionados sonetos, puede esta·
el endecasílabo español tiene un carácter ritmico más fijo que blecerseel siguiente orden: 1.") A 2 (heroico); 2.") Al (melódico);
su modelo italiano. 3.0) A 1 (enfático). Es notable que en Santillana el tipo A 2, como
Al lado del tipo A 2 (heroico), los otros tipos del grupo A se más tarde en el Renacimiento. va en cabeza del grupo A.
encuentran casi únicamente corno versos de combinaciones oca· A partir del Renacimiento se produce paulatinamente un
equilibrio con el tipo B l a favor del A 2, de manera que ambos
representan con igual derecho los tipos fundamentales del en
114 T. Navarro encontró enlre los tre~Clentos setenta y seis endecalÍ
Jabas de la €¡(lo¡(a III de Garcilaso sólo cnarenta y cinco diferenlrs ¡J
decasílabo español. Los demás tipos del grupo A son, desde
riantes prosódicas. Véase T. Navarro. El endecasflabo en la tercera E¡;logl
de Garcilaso, .Romance Phi1ology~, V, 1951 52. págs. 205-2.11. 115 Canco de Baena. n.o 250.
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144 Manual de versificación eSPajl.ott{:;~ /OSes ,d~e:-:v~e~rs~o~s~;_e~l,-,e~"=d~ec~a=s=i_la=b=o,--- --,1--,45
entonces, tan sólo tipos de- cOmbinaciones del
--.
endecasílabo PQ..
S-
Resumen histórico:. Es muy discutido que el decasílabo ro
lirrítmico. Como estos tipos basan su carácter en el pntnet ¡pánico, base del endecasílabo español, se derh'e de versos la
acento del verso,· y el comienzo de este verso admite cierta:¡ . OS, No se ha de considerar la cuestión de manera tan directa
libertades rfunicas, aceptadas por las Poéticas, no llegaron' tuls encilla como pretende Menéndez Pelayo 117 y, siguiendo su
considerarse como variantes autónomas; no tuvieron, por ~ Y'eJllP10, T, Navarro m, que ven en el sáfico clásico la base
to, un cultivo independiente, y su empleo fue sólo como V~ el
del decasf l a b ·'
o romamco con acentos en 1a cuarta y octava
riantes. Con más fuerza todavía que el tipo A 2 en el grupo A ..nabas; y en el senario yámbíco, la del decasílabo románico
el endecasílabo sáfico (B J ocupa, ya en la Edad Media, ~ t:On acento en la sexta silaba 119.
lugar relevante dentro del grupo del tipo B. Única excepciÓq' En cuanto al endecasílabo español, hay razón para omitjr
forman los endecasHabos inseguros del Conde Lucanor, en 105 .la cuestión de los orígenes, pues por ninguna parte en la Penín·
que prevalecen por su proporción los del tipo A. En el Atti. sula Ibérica este ....erso se ha desarrollado partiendo de una base
preste de Hita, Imperial, y muy especialmente el Marqués de latina; en Castilla procede de Francia y Provenza, por mediación
Santillana, y aun Boscán y Garcilaso, el sáfico es la base ftm;. de Cataluña, Galicia y Portugal. con la sahedad del endecasí
damental del endecasilabo español; sólo a partir de la segtmda labo gallego-portu~'l..1é;;> verso auxiUar del arte mayor.
mitad· del siglo XVI el tipo A 2 alcanza en el promedio del USO La historia del endecasílabo español se didde por tradición
la misma proporción que el B l. en dos grandes períodos, que se separan por la memorable
La importancia de los ptros tipos del grupo B varía según conversación de Boscán con el embajador veneciano Andrés
las épocas. Los tipos B 1 Y B ~ tienen mayor importancia como Navagero en 1526. Cierto que con esto se realza acaso demasiado
versos usados en combinación con 10.s dos tipos fundamentales a Boscán, pues, en lo que se refiere al metro, apenas supera a
desde los comienzbs del endecasílabo español hasta Garcilaso; Santillana. Si además Garcilaso no hubiese apoyado a Boscán
este poeta, por último, combina, siguiendo el modelo italiano, en su nuevo camino dando a sus innovaciones eco y repuLación
todos los tipos de A y B. Bajo la influencia de las Poéticas que, por medio de la gran calidad de su obra poética, los intentos
en su empeño de regularización, admiten por endecasílabos C(). de Boscán puede que hubieran quedado cortados, como ocurrió
rrectos exclusivamente los A z Y B 1, los tipos B 1 Y B J qu€':dan en el siglo xv con los de los imitadores dc D'lJlte;, y hay que
reducidos en la poesía culta a soluciones de recurso ocasional, contar también como factor decisivo las ideas y formas del
y, por consiguiente, son muy escasos. No obstante, el tipo B], Renacimiento italiano, ya triunfante por toda Eurupa. Además,
cuya autonomia rítmica se había reconocido ya antes del arraigo el verso de arte mayor, que era la modalidad autócton3. más en
del endecasílabo italiano. tiene su historia propia, fuera de las competencia con el endecasílabo, y que en su florecimiento hahía
imitaciones italianizan tes, y alcanza incluso su autonomía en el impedido la victoria de este, en el siglo XVI pierde importancia
siglo XVIn y en el Modernismo.
La variante del endecasílabo sáfico en la estrofa sáfica, des.
117 Anl., X, págs. 141 y sigs.
arrollado sobre la base del tipo B 2, se constituye en su forma \I~ Mdric..l, P:l.g. 175.
más perfecta en la obra de Villegas, en el siglo XVII 116. 1J9 Un COr.jUl'.1O dt las distintas teorías (ha,ta 19(4) del ori:::<:n _e ( : l '
cue-ntra en W, Thomas. Le decasyllabe roman el sa f{)rt~me e'1 E,",?;'<',
.Trov, el m¿m. de I'UníversIté de Lítle», nueva serie, fase ..4, Lilk. J9()..l,
IJ6 Sobre el endecasHabo a la francesa, véase más adelante. Lo que DO pá~s. 21 y ¡"igs, P'lra orientací6n 'iobre el es lado actual de la im.eslipcl.-m.
se Irate de la historia de los distintos tipos en el sigt.Jiente resumen hiY v~as6 Sur:hier, Verskilre, págs. 58--63 (r:on bibliografía, págs. ~9-70), y M.
t6rico general, se añade luego en los lugares co~spondientes. Burger, Recherches, en e!ipecial págs. lOí-121.
.1:4::..-6
'~"
y- estimación. El clásico poeta del verso de arte maYor Jll~=1t:·l. ,-,;,1. uans mlS1
---':"':::"";,i ~
"6TI. manuscrita
) de su de tío los textos.
Alfonso eL Parece
Sabio. que Juan
'
Mena (muerto en 1456), no habla encontrado seguidores ¿j,"/)' .' -'litd" JJ-
,,-<,"ud Si'gue el eJemp
b" o
la arte que tUYO Juan Rlliz en el arr:l.\go .
' 1 ,.' D I ' 1 d'
19ua conulClOn. e esta manera e nuevo mten o e mCOl"nn-//i:5e I ,
.~<,.IfI-" d"seute tam len p
")'b-ca Los versos en cuestión se encuen
') b " E - ... d B
el endecasl a o ltaltano en spana, ImCla o por ascán 1'lI "i'1
'OIf- . ,
dI-19 poe 513 endecaSl
. al.
Q' "guir a ti flor de las flores" l.,
'4
.
Imponerse
d
sobre el uso del verso de arte mayor qUe e.sf~L : , - " -
u1in 'en la cantIga
. <t uJera
de las seis estrofas: ,
en ~auencla.
,. ' Sa b·len d o que aS1' ~e. ~~a 1za e 1. ~ento
.. . re al conuenzo
........ \,
.sieJllP
del Poer.'
catalan, se pucde mantener la dlVJSIOn tradIcIOnal en, la hiá;'i
toria del endec~ls.ílabo: antes y. de~pués de ~s~an, justílitada;',' Quiero seguir a ti, flor de las flort:~; ( 11)
no ya por el mento de su poesla, smo por el eXIto qUe obtu~. Siempre decir, cantar a tus loores; ( 11)
puesto que s610 a partir de él tiene el endecasílabo en EsPafll NDn me partir de te ser.ir, (')
una historia ininterrumpii:la. , Mejor de las mejores. (7)
12/) Por ejemplo, .-En Ca~tejon todos se levantavan_, verso 458. 114 Así en la ed. Alfonso Reyes, Madrid, 1917, pág 269.
m Versos 1014 y 35.19 de In edición paleográfica. 125 Manuel de Sandoval (Los entendidos endecasílabos del Arcipreste
122 Comp. D. C. Clarke, Versification in Alforuo el Sabio's Cantigas, ta Hita, BRAE, xvn, 1930, págs. 659-663) infl.Hma sobre la procedencia,
HR, XXIII, 1955, págs. 83·98, en especial pág. 88 (con bibliografía). antigüedad y divulgación de la opinión de que Juan Ruiz escribiera en
IlJ Véase el conjunto en Ant., X, pág. 172. Clite caso endecasllabos.
-','
_:~l
148 ManUi11 de versijicacwn es~-,l' 'es de versos: el endecasílabo 149
--":::"í
tasílabos, como lo hacen Hanssen y Ureña 11:i, Sandova! (en' ~
'w,forma del endecasílabo, pues el decasílabo lírico tuvo gran
lugar citado) y Félix Lecoy 111: ~, - rtancÍa en la poesía franccsa de los siglos XIV y xv, al lado
Quiero seguir :r'octoSílabo,1J1, El decasílabo lírico s.ól0 o~asionalmente mues
a ti, i flor de las flores!;
siempre dezir,
Cilnlilr, de tus loores;
:nci,en FranCIa la llamada cesura épICa; sm embargo, la fre
a con que se da en Pérez de Guzmán puede explicarse
cOUW la imitación de un verso procedente de una lengua de
[... ] m.
caráCter oxítono, verificada en ul1a lengua paroxítona. Como
En el siglo xv, por su posible importancia en el desarrollo dti. .poyo a esta hipótesis puede servir la traducción al castellano
arte mayor, hay que mencionar los endecasílabos del tipo B de las obras del valenciano Ausias March, hecha por Baltasar
(gallego-portugués); así, en el cosaute El árbol de amor w. 1 de Jomanl (1539). En un intento por mantener en la traducción
En el siglo xv el endecasílabo ofrece tres aspectos: el dec:asUabo provenzal de Ausias, Roman! se vale en ~na medida
a) Los endecasílabos, en Fernán Pérez de Guzmán !.lO, Pan. considerable de la cesura épica. En la cita que Martin de Ri
ceo por su cesura epIca representar el decasílabo francés: qlJCI' w ofrece de la traducción de Romaní, aparece cineo veces
¡o sacril esposa dd Espírilu Santo, la cesura épica en ocho versos.
de quien nasció el sol de la juslicia, tT) En la poesJa de la época alcanza mayor proporción el
o respiandor, o grandiosa leti...ia endecasílabo gallego-portugués (B 1); está representado en las
del parayse; e del ynfierno espanto! pOesfas populares, anónimas, del Calláonero de. Herberay,' y se
(A NueslrlJ Señora¡ _tiene vivo hoy día en canciones populares:
Puede que Pérez de Guzmán adoptase directamente de Francia1.ll Tanlo bailé con la moza del (;tIT:l,
Tanto bailé que me dio cil¡entura.
11:i Los metros de los c(J1J(ares de Iwm Ruiz, AUCh, .CX, 1902, pági Es muy importante su empleo (aunque no autónomo) como va·
nas 200-201; y El endecasílabo castellano, RFE, VI, 1919, pall:. 138; E~¡1lo
dios, pág. 288, respeetivamenle, riante cataléctica del verso de arte mayor, que en el siglo xv
121 Recherches sur le Libro de buen amor de luan Ruiz, París, 1933, aleaJl2a su más alto florecimiento.
páginas 93 %. e) En el mismo siglo xv el endecasílabo italiano entra por
lJ.!! V así lo publican los más recientes editores críticos, como Chi~rinl primera vez en España mediante los ensayos de los seguidores
11964, pág. 332) Y Coraminas (1967. pág, 620, de donde procede esla versión). de Dante. En Francisco Imperial, genovés de nacimiento, estos
lo!> Por ejemplo, en los versos 18.19:
intentos son aún tímidos e imprecisos 13". Ent.re los tipos de ende
Ya se demuestra sallidlas a ver
vengan las damas la frula coxer casílabos de las cincuenta y ocho coplas del Decir de las siete
[ ... ] (Canc. de Palacia, n." 16) virtudes, emplea en primer lugar el sáfico (B 1); luego el ende
casOabo galIego-portugués (E 3), afín al de arte mayor, y final
no En algunos pasajes de los Vicias y virtudes, en el himno A '''''UeIlt~
Señora y en la Oración a Nuestra Señora, en fin. de toda la obra ¡ t'jrg¿n mente los del tipo A, con preferencia por el enfático (A ¡). Para
'Preciosa), Canc, siglo XV, NSAE. XIX, págs. sn y sigs., en vario, [u~a· el examen del endecasílabo en Imperial, cuentan de manera
res, pái?:ina 704 (n." JOS) y pág. 705.
m Esta opinión la defiende en especial Le ~ntil (Form¿s, págs. 401 III Suchier, Verslehre, pág. 60.
y sigs.). Surger se indina hacia la suposición de que GlUmán adüplci es\.( ID Resumen, pág. 51.
tipo de Galicia y Portugal, dond~ puede documentarse ya desd~ Alfon~o Bol Véase R. Lapesa, Notas sobre MIcer Franc!sco Imperial, NRFH. VII.
el Sabio (Recherches, páll:. 130 y pág. 59). 1953, págs.-337-35I, en especial págs. 350 y si¡¡.
P"
i
150 Manual de 'versificación españolo: 151
erases de versos: el endecasllabo
decisiva dos hechos: 1.0 Como forma de estrofa emplea la C().
pIa ABAB:BCCB, característica del arte mayor. 2:' En euanto ---- ~abOs de Santillana quedaron sin sucesión en la. época
al número de sílabas. sus endecasílabos no son exactos,
del 11láXimo florecimiento del verso de arte mayor.
están muy mezclados COIl el arte mayor B5. Por esta razón ¡¿. 11. Sólo unos setenta años después de la muerte de Santi·
nana, el endecasílabo se naturaliza definitivamente en España,
más Navarro supone que Imperial no ha pretendido imitar €\
endecasilabo italiano eu su aspecto silábico, sino que ha qUe. se convierte en el verso clásico de la poesía culta. Este nueva
rido más ?ien demostrar que el endl:casilabo Italiano no es ~riodo de su historia se inicia con la conversación que tuvO
menos flexible que el verso de arte mayor, por lo que lo empleó eoscáo con Navllgero en Granada en el año 1526, cuya relación
valiéndose de las coplas de esle arte 2'16, se conserva en la carta de Boscán a 1J Duquesa de Soma lJ'l;
Boscán recuerda en ella expre~amente el papel decisivo de Gar
El Marqués de Santillana es, con mas razón que Imperial.
cilaso. OtrOS poetas como 5a de Miranda, Diego Hurtado de
el padre del género italiano en Espaiia. Los progresos q~
Mendoza y Hemando de Acuña se uni~ron a la nueva moda, y
obtuvo en el uso del endecasílabo, frente a Imperial, Son COn,.
contribuyeron a su victoria definitiva. Los partidarios. del verso
~iderables. Santillana busca sus modelos métricos entre las
de arte mayor, representantes de la tradición, hicieron, sin
mismos petrarquistas italianos. Siguiendo su ejemplo, combina
embargo, una seria resistencia, Los más importantes fueron
las variantes del endecasílabo italiano, con predominio del ti.
Cristóbal de Castillejo, que en tono polémico disputó con los
po B 2· Por primera vez introduce en Espafia el tipo B 3, que en
innovadores italianizantes en Contra los que dejan los metros
su fonna italiana reduce los acentos sólo a la cuarta, séptima
castellanos y siguen los italianos; y Gregario Silvestre. que pa
y décima sílabas, y por esto se distingue del verso auxiliar de
rodió la moda de manera burlesca en la Visita de amor. Acos·
arte mayor, que tiene cuatro pies de verso. SantilIana 10 usa por
tumbrados al ritmo definido del arte mayor, muchos, y no sin
vez pnmera en España en una proporción considerable, y al.
rB%ón, encontraron poco satisfactorio el de los primeros ende·
mismo tiempo, con las sílabas bien contadas m. No se sabe Con
casílabos de Boscán. Esto lo pone de manifiesto Alfonso García:
seguridad si los tres versos de arte mayor que se encueutran
Matamoros en su tratado pro adserenda Hispanorum eruditione
en sus sonetos, son atribuibles al propio autor o a la transmi.
cuando escribe: «A otros les suenan mejor Juan de Mena, Bar~
sión manuscrita. Por 10 demás, también se cncuentraq en Garci.
tolomé Naharro, Jorge Manrique, Cartagena y el ilustrísimo
laso nI! oscilaciones silábicas en reducido número. Santillana
Marqués migo López de Mendoza, o bien las antiguas canciones
finalmente dio a sus endecasílabos «al itálico modo» la forma
que con cierto desaliño y agradable sabor de antigüedad cnen·
poética más italiana: el soneto. No obstante estos logros, los en
tan los amores. grandes empresas y triunfales victorias de
hombres esclarecidos" 140. Encuentra a los «italianos, más arti·
115 Véase Edwin E. Place, Preserzt sl~t¡¡.> 01 the conlroversy O'l.'er Frllll ticiosos que Suaves y musicales" 141,
cisco Imperial, ~Specul\.l.m". XXXI, 19~, pags. 478-484, en especial pa¡¡:. 4U También Lope parece deplora'r la pérdida de algunos medios
136 Métrica, pág. 133. de expresión, propios de los antiguos metros, cuando escribe
ll~ Cf. M. Penna, Notas sobre el endecasilabo en los sonetos de! Mar.
qués de Santillafla, en «Estudios dedicados a Mem'ndez Pidal-, V, Madrid,
1954, págs. 253·282.
l:lll Comp. H. Keniston, Garci!aso de la Vega. A crilical sludy of his 1J'l El pasaje en euestión está publicado en Ant., X, pág. 6B.
life a"d works, New York, 1922, pigs. 277·349. Angel Valbuena Prat, flis!o 140 Alfonso Garcla Matamoros, Apolo~ia pro adsererzda Risprlrlorum
ría de la literatura española, 1, S.' ed., Barcelona, 1957. pág. 517, nota 1, tmditiorze, ed. y trad. de José López de Toro, Madrid, 1943, pág. 22S.
ofrece sugerencias para la eliminaciÓn de estas irregularidades silábicu.
m Idero, pág. m.
152 Matlual de versificación espaFiolt:
, "'¡'
;,,/~K:;<::
:"':;;';:"'-
::;':,,;'
,',"'.~-'
",
Cf4J
" .d~e~v~e~r~'~o~'~:_e_l_,_n_d_e_c_a_'_il_a_b_o
:"-----13
~
na desarrollado daramente, pues el tono secundarla
[53
.... ,..... ~.
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es~:'f'-~
-\" '?'¡~\::".,
»"
",,"
. .,..>.. . -/
,.
~bO' AUCh,
de verSOS: el dodecasílabo 157
CIV, 1946, págs. 63-122,; también como libro, Santiago
En esta ~poca, acostumbrados aún Jos poetas al endecasila~~:J ~e, 1946. Dámaso :U0DSO, Elogio del endecaSí/~bo, en De los sIglos
cuatro pIes del verso de arte mayor, pusieron en el ital' 114"" ~ al de oro, Madnd, 1958, págs. 178-182. (También en Eruayos sobre
tipo B 3 un aeento más fuerte en la primera o segunda o dr¡'-::m ~., española, Madrid, 1944.) A. Carballo Picaza, Situ.ación a.cluaI de los
las tres átonas del principio de verso: s aba,. ;JtlPP05 de métrica esp~;¡Ola; El endecasíl~bo, ~,CJavileiio•• año VII, 1956,
37, págs. 10 Y SlgS., con breve blbllOgraf¡a ramnada,
cuando quisiéres, cual póbre pastÓr.
~eUo, Del ver.'lO yámbico endecasílabo. De tos versos sdfico 'j adJ
. al Obras "ompletas, VI, págs. 174-187. M. Milá Fontanals, Del de-.
(H. de Mendoza, Cómo podré cantar) -:~bO 'j endecasflabo anapésticos, en ObrllS completas, Barcelona, 1893,
~ 324-344. A. Morel·Fatio, L'«rfe mayor el I'hendteasyllabe dans la
En este proceso el endecasílabo de tipo italiano que se quel"/e. PoiSIe ca.;1j/{alfe du XV" siecle er du commence"ment du XVl" srede,
obtener se acercaba demasiado al gallego-portugués de cuatro dDJna1Ua~, XXIII, 1894, págs. 209-231. M. Menénd~ Pelayo, El efl.decasí·
pies, que es el verso auxiliar del de arte mayor. Sm embargo' rIbO en la poesía clls/ellana, en; Estudios, Il, págs. 111-118' (sólo hasta
los poetas, conscientes de un nuevo arte, querían evitar Pre4 l.i5l1J; APlt., X, CIlPS, XLIII y XLIV, en el índice vé~se: endecasílabo. ]oa
ql.Úl1 BalllgLler, El endecasilabo de arte mayor y el endecasilabo italiano,
samente tal semejanza. También los preceptistas desde CascaJe¡
(Tablas poéticas, 1617) hasta Maury rechazan el tipo B 1 en SUl ;
cD Apuntes para una historia prosódica de la métrica cas/ellana, Anejo 13
de RdL, Madrid, 1954, págs. 161-188.
formas de tres y cuatro pies. De ahí resulta que la variante ita. j Dámaso Alonso, La sime/ria ePI el endeca.sllabo de Góngora, RFE, XIV,
liana del tipo B 1 desap8rece de la poesía española a fines del 191T, págs. 329·346; lambien en Estu.dioJ y ensayos gongorinos, Madrid,
siglo XVI. Los ejemplos aislados que se encuentran en Cenan. . ¡jS5', págs. 117 y sigs. T. Navarro, El etldecasílabo en 1.. tercera Egloga de
tes, Góngora y algunos poetas posteriores han de 'Considerane GtrfCi/.aso, «Romance Philolo~'~, V, 1951-52, págs. 20S-211. Mario Penna,
como descuidos en el uso del endecasílabo, más bien que CQIlllJ. : Nalas sobre el endecasílabo en los sonetos del Marqués de Santillana, en
testimonios de la continuación de esta variante italiana. ~Elludios dedicados a Menénde:l Pidab, V, Madrid, 1954, págs. 253-282.
Sólo en Rub~n Daría, que, como Santillana y Boscán, comb~ ,
na constantemente todos los endecasílabos, aparece nuevamel}
te la variante italiana del tipo B 3 como verso de combinación. EL DODECAStUBO
La poesía contemporánea ha abandonado casi por completo.
el tipo B J en sus dos variantes. Jorge GuilIén es acaso el único En el estudio de este verso hay que distinguir, en primer
que lo usa en una proporción notable, generalmente combinado lugar, entre el dodecasílabo regular y el verso de arte mayor, que
con versos más cortos; así en la tercera parte de Anillo, en . en la mayoría de los casos t<lmbién consta de doce sílabas, y
Noche encendida, El cisne, Interior; en Alberti se encuentra en que por su procedencia y carácter ha de considerarse como
Madrid por Cataluña; en Miguel l-Iernández, en Etema sombra; verso anisosilábico (vease: verso de arte mayor). La diferencia
no obstante, se trata en estos casos de ejemplos aislados. que existe entre ambos metros no siempre puede establecerse en
un verso aislado en concreto; y en caso de duda hay. que exa
minar la poesía entera. Si los dodecasílabos presentan fluctua·
BJBLIOG&\Fr.~: P. Henríquez Ureña, El elfdecasílabo castellano, RFE, VI,
1919, págs. 132-L57; articulo alUpliado y revisado en HAAL, XIII, 19oW, pi- ' ción silábica y paLente preferencia por el ritmo dactílico, pueden
ginas 725·828; Estudios, págs. 27l·347. Ruben del Rosario, El endecasflabo considerarse como versos de arte mayor. Si, eu caso contrario,
español, San Juan de Puerto Ril::o. Monografi",s de la Universidad (estilo 6e cumple rigurosamente la igualdad del número de sílabas,
días hispánicos, 4), t944. Julio Saavedra Malina, Tres grandes metros: ... tl ~ trata de una poesía escrita en dodecasílabos. Con este cnte·
158
=:::~-------_-=:::::::::::"=--=..::.:'.:::::~~~'] ~---,
--
Manual de versificación es ~')l,r' ;"~'ces de versos: el dodecasílabo
'
159
río hay que considerar las imitaciones posteriores del v~so-.,¡ -- De: frase extr~Je.ra el mal pegadizo. dact./dact.
. ,,!tt', nuestro IdIOma guvcmcnte aqueja; troc./troc.
arte mayor en la obra de Inarte, Moratm, Espronceda y Ob-';\ bOya.. h bl' Jd
, _~: : 'ero habrá qUlen plcn.se que no a a cashzo troc. act.
como . tales dodecasl1abos
. '.' regulares, puesto que se trata, ',":
lll.,,: P " d 1 u',d no d' [ ]
si por lo al. lQ1a o o > o eJa. o., t
roc. Jd ac.
t
realidad, de versos lsosilablcos. El verso de arte mayor COnt;....,; ¡ (1 ' E l d lill
, 1b ' , , h' -.. -', narte, retrato e go ai
las tres varlanles del dodecasí a o srrnelnco, que lstÓriC<Unenh,;':
se harl desarrollado aparte de éste; no obstante, las posiblti-'
formas silábicas y rítmicas del verso de arte 'mayor no Se ll&!J. B) LOS TIPOS ASIMÉTRICOS:
tan en el examen de las formas del dodecasílabo regular. 1) El dodecasílabo tonario. - No queda rasgo de cesura in
Se distinguen dos clases de dodecasílabos, según donde Il:l stnsa o normal después de la sexta sílaba. En lugar de dos hemis
encuentre la pausa en el interior del verso: ~ios de la misma extensión tiene la disposición de tres tetra~
A) 'los tipos simétricos, con la disposición de dos hemi~ silabas, necesariamente de ritmo trocaico. Los acentos caen en
quíos de una misma extensión de seis sílabas cada uno. la tercera, séptima y undécima sílabas.
-B) los tipos asimétricos. con la disposición de 4+4+4 00 óo
7 + 5, 5 + 7 y 8 + 4 sílabas.
00 00 00 60
(5inibaldo de Mas)
A) LOS TIPOS SIM:éTRICOS:
1) El tipo trocaico consta de dos hexasílabos de ritmo tro. 2) El dodecasílabo con la disposición 7 + 5. - Tiene la ce·
caico, con acentos rítmieos en las sílabas impares. sora después de la séptima sílaba, y los acentQs en la sexta
y ~décima. Por lo demás, la organización rítmica es libre y
óoóoóo:óoóoóo sigue las posibilidades rítmicas del hept~ílabo y pentasílabo.
Antes que la luna delatamos pueda
Ocasionalmente se le denomina también dodecasílabo de segui
todos a los tlotes y a emban:arnos ya.
dilla, porque une en un dodecasílabo la combinación camcte·
(García Gutiénez, El capitdn negre
ristica de heptasílabo y pentasflabo autónomos de la segui
ro, 1, 1)
dilla.
Metro mágico y rico que al alma expre~;l.~
2) El tipo dactílieo consta de dos hexasílabos dactílicos, de
Ilameantes alegóas, penas arcanas.
los cuales cada uno empieza con una sílaba en anacrusis. Cada
(Dario, Elogio de la segl'jdil1~)
período contiene un dáetilo. Los acentos se encuentran en la
segunda y quinta sílabas de cada hemistiquio.
3) El dodecasilabú con la disposición 5 + 7. - Es la inver
o ÓOOÓO;O óooóo sión del tipo anterior. Probablemente es de proeedencia fran
El metro de doce son cuatro donceles., cesa Tiene los acentos en la cuarta y undécima sílabas. El
dom:eles latinoli de rítmica tropa. primer hemistiquio posee a menudo un ritmo dactílico, y el
(A. Nerva, El metro rh doc~) segundo, por lo general, trocaico.
3). El tipo polirrítmico. Es la combinación libre de hemisti Momia que duermes tu inamovible sueño
quios y de versos 'completos con los ritmos trocaico y dacti desdc hace: siglos, debes oir mi voz.
lico. ' (Santos Chocano, Momia. incaica)
160 Manual de versificación' es~: cJlSBS de wrsOS: el dodecasílabo 161
~.
4) El dodecasílabo con la disposición 8 + 4. ~ Sólo ~ :;;:,.---:
~ de Ios P¡~os),
" Unamuno, A. Machado y A. Nervo, el
un testimonio contenido en la Gramática Castellana (n, 8l'~. coJoIcelebr6 el mismo verso dodecasílabo en una poesía a él
Nebrija. ~da: El metro de doce; después cayó en desuso.
~esumen histórico: El dodecasílabo simétrico con sus ',j;~) 2. El tipo polirrítmico está igualmente bien represen
variantes está unido al verso de arte mavor en tanto ~ _Anen el verso de arte mayor. Su forma claramente desarro
, -' queesti!,~, .
consta de doce sIlabas; en los comienzos, su historia es la ": ~'-se da p~r pnmera ~ez en la C:0medreta de POnl;a del Mar
ma del de arte mayor. A partir de la mitad del si,..,.lo XVI 1 mis. , ~ de Santlllana. Santlllana aspLraba a tula estricta regulari
e~ ~ d " "
irJi:ión del v~rso e arte mayor, y no encontro contmuadores.
. b
de arte mayor, arnnconado por el endecasílabo italiano j
olvido por más de dos siglos, y con él, el dodecasílabo si~: en!s6kdriarte presenta nuevame~te el tipo polirrítmico (El lobo
que es su elemento principal. Sólo a fines del siglo XVIU ~, (ti pastor, El :etrato de goltl1a) m. Igual que Moratín, pen·
dodecasílabo se constituye otra vez dentro de la corriente ~; salia baber escnto versos de arte mayor, con refer~ncias al
intenta reanimar el verso de arte mayor como verso isosiláb~1le Jliódel0 de Santillana. En el Romanticismo, el tipo polirrítmico
~utón?mo. En el Romanticismo y en el Modernismo alea:; @t'gran importancia, junto a la variante dactílica, como lo
.lUnl~ al do?ecasílabo asimétrico, cierto florecimiento. En b iJCt!l.uestran las coplas de arte ma~or de Los ama~tes de Teruel
poes13 que slgue después del Modernismo, ha perdido de n dt,Hartzenbusch, y extensos pasajes de El es1udtante de Sala~
. uevo ;,.' f 1""" d E
Importancia y estimación de tal manera que hoyes un vers de trtIitca, poes a po lrntmlca e spronceda. En la poesía en dode·
poco uso. o asiJábos del Modernismo este tipo ocupa el primer lugar; lo
Sobre los diferentes tipos del dodecasílabo simétrico: !~:Van en espeeial Rubén Daría (Era un aire suave, El faisdn)
A) 1. El tipo dactílico era ya la variante principal del i y Valle lndán (repetidas veces en Lo. pipa de Kif, y otras). Ru
verso de arte mayor. Lo emplearon por primera vez, como verso! libI, Dano enriqueció el tipo polirrítmico cuando por primera
autónomo y único en poesías enteras, L. Fernández de MoratÚl. ¡ vez en Los motivos del lobo termina varias veces el primer he·
(Al príncipe de la Paz) 130, Arriaza y Lista (El amor y otras)lll r miStiquio con tula palabra aguda; esta innovación se convirtió
Moratín, por cierto, no se daba cuenta de haber ereado un dod; \ enDOnna en su poesía Libranos, Señor. En Viñas paganas, de
casílabo autónomo; él mismo tomaba sus dodecasílabos COJ'T'eC.: Alfonso Reyes, la terminación aguda se aplica a los .dos hemis·
tos ~n el número de silabas como versos de arte mayor, y los: tiqlÜÓS. Los dodecasílabos en la poesía contemporánea son
escnbió en un lenguaje arcaizante denominándolos «versos an- versos de poco uso; entre ellos el tipo polirrítmico es el más
tiguos». La variante más frecuente del dodecasílabo en el Ro-: frecuente. En mayor proporción lo cultiva García Lorca (Elegla,
manticismo es el tipo dactílico. Algunos ejemplos ofrecen Ber. Invocación al laurel, Gacela de la terrible presencia).
múdez de Castro (Dios), Zorrilla (El nUlo y la luna, A Venecia), A) 3. El tipo trocaico que, como variante del verso de
Mármol (Sol de mayo), Avellaneda (Las siete palabras, Serenata arte mayor, se da con bastante frecuencia, fue el último en
de Cuba). En el Modernismo disminuye su estimación en favOl' alcanzar autonomía. Se encuentra por primera vez en una can
del tipo polirrítmico; sin embargo, está todavía representado, ción del drama romántico El capitán negrero (1, 1) de Garda
en abundancia en Gutiérrez Nájera, Rubén Daría (así en La Gutiérrez. Sin embargo, en fonna consciente sólo se fe emplea
en el Modernismo: Rubén Daría (Flirt, El canto errante), Sal
130 «A vos. el apuesto complido garzón_, BAE, 11, pág. 583.
151 BAE, LXVII, pág. 361.
m BAE, LXIII, págs. 10 y t3.
1!R5IFICACION ESP. 6
162 Manual de ....ersificación. eSP4~~:r ~ de versos: el dodecasílabo 163
vador Rueda (Las arañas y las escrelfas), Santos Ch~:':I ~s rimas se explicaría (de manera análoga al caso del
do Nervo. .,'C ~ ~"'hce), suponiendo que la forma originaria de la seguidilla
. Los distintos tipos del .dodecasíla,bo asirnetrico son de o~~:'; ~pareadas de versos largos. Incluyendo el dodecasílabo de
diverso; a~canzan mayor lmpo~tancJa en el Rom~nticismo y':
el Modernismo, esto es, en las epocas en que se divulgó tamb;;
Zkl:ill
taO
a , el verso
basta las
de doce sílabas con la disposición 7 + 5 re
jarchas de los siglos XI y XII; su historia
a
el dodecasílabo simétrico. Sobre los tipos de este asimétti1.,: ::adiOa con la de la seguidilla y sus primeras formas. T. Na·
B) 1. El dodecasílabo ternario parece ser de origen ~, 1ItÍO 1!5 alega como ejemplo más temprano del uso correcto,
p~lar. S~s ~r~m.eros usos se e~cuentran ~n los ant.igu05 estll.. ...,<mto al número de sílabas del verso en cuestión, algunos
bIllos amsostlabJCos de las can~lOnc:s de baile. El testimonio ~ tIt·".....
e5f:ribillOS de los Noctumos de Sor Juana Inés de la Cruz, Su
antiguo de su empleo consciente es una tonadilla anónima del ~'aDlplia divulgación, a partír de la miLad del siglo XIX, se
siglo XVIII, El chasco del perra 15\ En el siglo XIX ha}: test~ dfbCa Zorrilla. En este poeta se encuentra por primera vez en
nios sólo en dos autores: en la octava aguda Voy seriores, dt iJI)ll serenata del libro La flor de los recuerdos (1859), en donde
Sinibaldo de Mas, y, como verso de combinación, en la Poes:ta., qUeda patente la relación con la seguidilla, puesto que los dode·
El otoño (1883) de Ventura Ruiz Aguilera; tiene su máximo tki·' t:áSflabos de la serenata rematan en una seguidilla compuesta:
recimiento en el Modernismo. Como verso único lo usaron Una. ~. tarde Zorrilla lo convirtió en su verso favorito, y su ejem
muna (No eres tuya, Credo poético, las dos en Poesías, 1907ly pI9. influyó en Avellaneda (A las cubanas, 1860), Bécquer, Rosalia
Salvador Rueda (Torre de las rimas). Con otros tipos y versos' dCCas tro y otros. En el Modernismo se sigue usando este verso,
lo mezclan Rubén Dario (La callción de los osos), Jaimes Freyre : y'asi,ocurre en muchos de los poetas más conocidos (M. Macha·
(El camin.o de los cisnes) y Santos Chocano (ArLoram::a); J do), en especial hispanoamericanos, tales como Rubén Daría,
después se presenta en Mariana Pineda de García Larca (pn. : ']; Asunción Silva, S. Díaz Mirón. Jaimes Freyre, A. Nervo y
mera escena: «Parecía el hilo rojo entre sus dedos,,). A.'Reyes. Daría mueSTra predilección por este verso, como se
B) 2. El más importante, por su amplia divulgación, de ve en sus sonetos a Walt Whitman y Díaz Mirón, y también
los tipos asimétricos, es el dodecasílabo con la disposición 7 +S. en la poesía A Corón y en el Elogio de la seguidilla. Salvador
Su paralelo más c~rcano es tá en la seguidilla, que en su forma Rueda Jo usa en poesías extensas, como en la Cadena de las
habitual consta de una estrofa de cuatro versos con el esquema : rimas, El mantón de Manila y otras l~. En la poesía posterior
7a 5b 7c 5b. Varios investigadores afirman la relación entre el . eSte verso ha pe:rdido su importancia.
verso de seguidilla y el de arte mayor; T. Navarro lo refuta por . B) 3, Como verso autónomo el dodecasílabo con la dis
razones del ritmo ISol. En los tiempos antiguos y aún en los pri· posición 5 + 7 tíene menos alcance. Los primeros ensayos con
meros d~~enios del siglo XVII, las seguidillas se escribían en dOl este metro remontan a Sinibalc!0 de Ma"i. En mayor proporción
versos largos de doce sílabas cada uno, y entonces el número lo emplearon Santos Chocano en los noventa versos de su Mo
de sílabas podía oscilar dentro de límites. Por el lugar de las mw incail:a, y Unamuno en Cantos sin. hilo de mi niñez dorada,
rimas consonantes o asonantes, se deduce que los sonidos sólo' Puede que se trate de una imitación directa del decasílabo
se igualan en (as terminaciones de los pentasílabos. Tal dispos~ . francés con la disposición 4 + 6. con la particularidad de que
Este tipo que desde Rubén se en-euentra ocasionalmente COJn~ . poesía francesa lJI. Ta~poco se ~ebe .olvidar que la epopey~
nado con alejandrinos tradicionales, apenas tiene más que-ij ~a más representatIva, cuyo mflu,lo por razones cronolo
nombre de tal. Por la circunstancia de que la sexta sílaba, {lo¡: Ji'&' ",jenc al caso, está escrita en decasílabos m. ,r..'1enéndez
lo eomuo, es prosódicamente átona, no hay que buscar su JllÓ, l'idal techa el Poema del Cid hacia 1140. Sin embargo, eomo
delo francés en el alexandrin rernaire de Víctor Hugo, qUe lIla¡. Verso épico, el alejandrino no alcanza realmente gran importan
tiene regularmente el acenlo prosódico en la sexta sílaba 167, s~ cillhasta después de mediados del siglo XII. SU alcance es es
en los alejandrinos de los simbolistas franceses 168, •
¡::aBtl,en la lírica medieval francesa m. Si por las muchas dudas
qiJtse presentan en las fechas, no se puede confiar en criterios
Resumen histórico: El alejandrino ·deriva el nombre de su. '.·orden cronológico m, no debe, sin embargo, descartarse la
empleo en las adaptaciones francesas de la Edad Media que , ~sición de que el alejandrino antiguo español se haya des
tratan de la historia de Alejandro Magno ¡!'l. ' ..,-ollado en forma autónOma desde los mismos fundamentos
En España el alejandrino, caracterizado por su gran f1uclua. Jatinos In, lo mismo que en Francia; cuestión que siempre se
ción en el nümero de silabas, se encuentra ya en los monumentós disCUtió. Aparte de la fluctuación en el número de sílabas que
literarios más antiguos del período amétrico; así, por ejemplo, I!:$característica en todos los versos autóetonos, cuenta en fa
en el Misterio de los Reyes Magos, La Disputa del alma 'J el ~ de un desarrollo de esta naturaleza el patente carácter po
eaerpo y, en gran proporción, en el Poema del Cid. En el Cid .liÍdtmico del alejandrino antiguo español, frente a la condición,
este verso aparece como el de mayor frecuencia en los porceu. p. ,la mayoría de los casos, trocai<;-a del alejandrino medieval
tajes, y en torno de él se agrupan los demás tomándolo C<JIl\O /\-
"verso de eje». De los 987 versos del Cid que Menéndez Pida! ".11J Comp. respecto a este problema Karl Vorelzsch, Spanische und
ha estudiado 270 son alejandrinos; a estos siguen inmediata. JjaIIZosisehe Heldendiehtung, «Modern Philology~, XXVII, 1930, págs. 397
~ (con bibliografía). M. de Riquer, Los cantares de gesta franceses. Sus
mente los versos que por su número de sílabas se acercan más
#ablema.s. Sil relaCÍón. con España, Madrid, 1952,
al alejandrino, o sea, los de quince (21b versos) y de trece sí. In Segtin el modo de contar las sílabas en español. dodecasí1abos.
labas (187 versos); y los demás versos siguen a gran distancia 111. • J7J Véase Snchier, Ven/ehr!!, pág, 64.
Este hecho pudiera hacer sospechar que se hubiese intentado ,,. Comp. Paul M. Lloyd. More on I/¡e dare of the eomposilion o( fhe
'Cll1Itar de Mz"o Cid', Hisp., XLII, 1959, págs. 48&-491. En est~ artículo sr>
l.1 Malheur a vous! Mal/¡eur a moi! Malheur a tous' G1cuentra un resumen de los diferentes intentos modernos de fechar la
l~ A me peigner 'nonehalamment' dalls un miroir (Mallarmé). OImp, obra (con indicaciones bibliográficas); Lloyd se declara en favor de una
Suc:hier. Verslehre, págs. 66-é7. fecha temprana.
1... En Francia, el llamado alt:jandrino aparece por primera vez en el IrI Sobre la derivación del alejandrino de versos latinos, véase A. Bello,
lranscurso del siglo XU, en Le p¿Jerinage de Charlemagne. Comp. S¡eng~l. Sobre el origen de las varias especies de 1'ersos U.ladas en. Id po<'Sia
VerslehTe. § 60. M. E. Porter, The genesis af aIe;tQ1tdrir¡ a.s a me/mi moderna, en Obras completas. VI, págs. 421443. en especial págs. 438
terrn., MLN, LI, 1936, págs. 528-535. '15ÍgS.; Suchier, Verslehre, págs. 63-64; BUf'II:er. Reeherehes, págs. 134 y
170 Véase M. Pidal, Cid 1, p~. 87. Biruienle. ,
"t
· el telradecasílabu 173
In Manual de versificación t.>' ',." de '¡Je r50 S.
. . . ':.;: "" ,'~adores hay que mencionar en ~rime~ lugar
alepodnnos a la francesa en palabra aguda, tambIén al"l'l '>~.. tre los 1 El SI' d 'en 1882 empieza a imitar slstema-
M,; ,.;-,,~ . 'a de a .. a u r . . '
de verSIJ. . .:~l%i',:{_ . •r~.,oavJdi , alejandrino romántico frances, p~ocur~ndo co~se-
Por, efectos otl:a ~ez de, la mfluencIa francesa, el alej~l; ,~te elibertad en el curso sintáctico del a~eJandnno espanol,
alcanzo un ~oreClIm~nt~ lmportante .dmanle ~l RO,maJ'l.' Ii!trfYO! 1ue a esto respecta, se había atenido h~sta ent~nces
y el Modermsmo. En la epoca. román.trca, el aleJand~o tieíif~<1' <~i'_F I,O'¿n en dos hemistiquios. En este sentIdo habla. ya
mayor r~p:esenlant~ en ,zornlla, qUl~n en 1838 ,publica '\1~f "'. diV1SIS su erencias Sinibaldo de Mas, en su, SIstema musIcal
me~'a. poesIa en aleJandnnos. (A Mana): y conYlerte en ~-t: _~ an t: la c:stellana (1832), obra muy conocIda entre los .~~
artlstlca el empleo de la vanante trocatca, que Alberto ~~ ~ í4:fa leng ' r import<ll1cia tm'jeron los ensayos de Gavld13,
ha~ia re.animad~. El típo rígurosamente trocaico,. deno~~1 ~'tas't::l~'ieron para establecer. el encabalgamiento e~tre
a1eJandnno_ zornllesco ,por ca~sa dc su o?ra, ~omma por __ :_P!"-~ ti uios en los Catltos de vIda y espe~am:.~ (l90~) .de
cuarenta anos la poesm espanola en alepndnnos; y Sóloff¡.;ICS: beIIU5 ario mantiene en plincipio la orgarnzoclOn rnetnca
n::wpht:lauo paulatinamente a partlr de 1880 por las formasliliii¡ ~n.. 1) . • en no pocas ocasiones elimina, sin embargo,
rr¡tmicas, y más libres en su aspecto sintáctico, del alejandrieQ,( -del' aleJaodnnO~culTe en 13 cesura intensa con la conveniente
de FrancÍsco Gavídía y R. Darío. Representantes típicos de_tlll::'paus~.que. táctic<l, y establece la cesura rompiendo rela·
, . di' Z ill G '., ··~·,:",;,U'aClon SIn . d' t'
alejandrino tro.calco ~on, apart~ e HHsmo un: a, . Gardl',:, ',"""" mo las del artícu)O y sustantivo. sústantlVo.y a !e 1VO,
Tassara, V. Ruu Agullera. J. Marmol y S. Bermudez de ~~ ~ ~
(1817-1883), quíen, por cierto, en algunas ocasiones da al pn;t ,~era. De los magnates. de l,os : felices de esta vida,
Junto a este tipo de alejandrino, las demás variantes SÓk ¡ d.,k. pasa al interior de la palabra, y en este caso puede re-
tienen importancia seCU:::ldari3. Así la variante dactllica apar~-i ~irse también la dholúciól1 del acento prosódico:
ad
Al. \
por primera vez en función autónoma en una poesía de la del ruiseñor priIllll-veral y matinlll
lección Et¡ las orillas del Sar (1884) de R. de Castro. El alejal:lo ~ (Nocrurno, .. Quiero expresar ml angus
drino a la francesa se continuó en Simbaldo d~ Mas. tia», 4." estrofa)
poetas que emplean mucho el tipo trocaico, ensayan tambiéntli'{
y en tanto el Medhe-rráneo me a~rida
algunas poesías la combinación polirrítmica; así lo hacen: (Valldemosa)
Echeverría, Avellaneda, Gutíérrez Nájera y otros. 1
En el Modernismo el alejandrino se convierte en uno de lbS ¡ Pt:. esta manera se consigue una gran flexibilidad en el alejan
versos más importantes. Esta época se caracteriza por el elljo i, 4&0, aunque se logre a costa del acento que es propio y
pleo consciente de las distint3s variantes, en especial por re¡. ¡ D/l.tura} de la lengua, y con ello se ponga en pdigro la forma
nimar el uso polirrítmico, que en el Romanticismo habla sido ¡ IPisma de este versa 181.
n~legado a segundo término. Añádase también que, siguiendo; In Sobre el tratamiento de la ceSl:Ta intensa en el a\ejandrino modet
modelos del alejandrino romántico y simbolista de la poesía ¡ dista, véase T. Navarro, Ln división de esca I parme, RFE, XIII, 1926,
francesa, el verso relaciona de manera distinta metro y sin pá¡f.nas 289.290. J. Saavedra Molina. Tres gratldes metros..., ADeb, CIV,
r.axis. 1946, págs. 26 y sigs. Roger D. Bassagoda, Del alejarldrit10 al verso liore,
BAAL, XVI. 19~7, ~ágs. 92·101 (con 11umerosos ejemplos). D. Alonso. Poe
tllJ tsputlok¡; cOlllanpordneos, Madrid, 1952. rágs, 6lJ..65 (con interesante
~íía estética de este fenóUl~no en la nota 14 de las pá~s. 61 y sigs.).
181 El deseo (lBU), BAR, LXVII, pág. 362.
're:
rntmlca lo reahza Ruben e~ la.s Pro~as prof~nas (1896), ~;.~" ;~r.~gs:6~ :e los estudios de mélr~ca es:año~a: «Clavlkno., \ n, l~~~:
entonces es la modaHdad ntmlea mas eomun dd alejanr1¿;i y, $ltuaCI á 54 y sigs. (con bib!lograf¡a cnhca). C. Barrera. : '
modernista; así lo pnlcba Daría en $U obra posterior, y L-ij:jQ, !;qt"l. ~.. ';., "ero 40 p gs. , BHi, XX, 1918, págs. 126
:astell
ano - . P . Henríquez Urena '¡ere La
ganes, R. Jaimes Freyre, J. R. Jiménez, G. Mistral v otros. El,:i'~j iiiit drma vía RFH, VII, 1945, págs. 4547. G. Cirot, S~r le mester dedo l
.
nombre de la vanante ."
dactihca "~""
se lllO d a en la Sonatina de ba..i¡':"" I . tJlii4enUl'. 'BHí XLIV, 1942, pags. . 5-16', In v en/aire estima!!f"].
du meslerEl e eo ede e
•
que slrvI6 • de modelo metnco
, • ' poeSlas
en van2;; . 'tI¡¡: ':~J
a algunos poef.Í;!, t:kJ,. BHi. XLVI, 'gs 193-209. J' Saavedra
II 1946 ,pa. m19Sl ;YIO. \na,253-346v rsH H
, """Q, . de Filología» (Chile), VI,
'
(S. Rueda, J. Santos Cnocano, A, N ervo), E alejandrInO
l" '<OJ':'
telTlarii:¡' .........CÍ/:l, «Boletm , . h 19.N""se ,pags
E-tudios dedicados. . .a
¡;¡r,~.'" h '/hmíc pa/lems m Old SpaTI!S ver , ~ >
.
aparece por pnmcra ,
vez ocaSIona l
mente como verso de combini.'' '~old, R Y. 'd 1954 ii s. 1511~. Véanse también referen
ció~ en la Elegía pagana !' en el Nocturno.J de r::ario; .esto~' "fflDdel ~::~~~'V~,a~~b~e el 'al~j=ndrino moderno y el M~demismo:
pOSible por haber estableCIdo el encabalgamIento sm!::'ctIco en""';;': dá! B la c R 1 . • ,ntre la poesía frarzcesa y la esparlOla desde
los dos hemistiquios 180; sin embargo, nunca aleanzó autonomía. i a;,.~"'~· . , ' e Revista
.... - ' n i ".... Canedo acwneJ de Libros» (Madrid), VIH, 1914, págs. 55~-J.
.
El aleJandnno. ,
a la francesa fue cultlvado en el Modemisnv. , d". RomantICIsmo,
K M «
s L'influeru:e fraru;aise darzs l'oeuvre d e R u b¿rz Dario, Pa .• _
por Daría en el soneto Los piratas (en el Canto erranre, 1907}, '..... ',' '1925· p"s. 126 Y sigs. Francisco Maldonado de G~evara,. La funclOn
ErW1D ape ,
I
Unamuno en a gunos sonetos dI e R osarIO . de sonett's líricos I ' í
ns alejal'ldrirzo frands en el aif:¡rm . d' -IdeRub¿nDano
rmo. espa.rzo , . 386RdL,IV,
Ro er
(1910), y por otros. La popularidad del alejandrino ha ido d~ I~' págs. 9-S5: L'namuno y el "'''''''''0 aleJa~drmo, ¡dcm, pags. 13984~ 'ecfal
. •
pués dIsmmuvendo notablemente. De algunas formas poetlca~ ,. D'.l-',Bpssagoda. Do;.1 a [,'~l,m d'nno al verso . lIbre " BAAL, f XVI,
' 98, esp
Madrid
- . . .
como el soneto, ha Sido elimmado por completo, El uso POli· , menl-e las pagmas 9~- . ,~
. . ' . , 101 G O'az Plaja Modernismo ren e a
' ] . d C- st-w pags 281 , y sigs.).,
' .
rntmIco d
el I '
a eJandnno , pre d '
omma, aunque a veces se nota . (e5peoa
1951 . lm enle el alejandnno
" en Rosa . .la ersoe a jambico
, . trece sila
de
. . . .
la vuelta al tIpO trocareo del RomantiCismo. Los poetas se , V'
JuliO ¡cuna - Cifuentcs,
, . Sobre e lmaglrlano v
_ 1 Santiago de Chile 1929, págs. 13-75;
' . . , . . Esrudio. de m trlca esparzo a, ' ,
apartan de las mno.. . acIOnes del ModernIsmo, demn"IZldo atre ' '." d trece silabllS ídem págs. 151.156. P. Hennquez
vidas y poco favorecedoras, especialmente en lo que respecta .El verso
_ , .. /Cade los
anape5 e poeta.:¡ mexicanos
" erz la ¿poca de laI d nepe nd en-
al trato de la cesura intensa, cuidando, como ya en su tIempo . 'c~oktin de la Sociedad Me;o;icana de Geografía y Esta I~tlca", VII ,
Urell~ La m (nla d"
hizo V. Rugo en sus alexandrins tema{res, que el acento fijo ~~4, pags. 19 2~, Y Rubérz Dario y el siglo x~, RH,i. L, 1920, pags. 324-327,
del verso caiga en la sexta sílaba, y que esta pose:) un claro V¿ase también la referencia del sOlleto en ale]andnnos.
acento prosódico, Los alejandrinos de los Tetrástrofos a nues/m
señor Sal1tiago de Dictinio de! Castillo Elejabeytia, que recuer.
dan la antigua cuaderna vía, están escritos enteramente en la VERSOS DE MÁS DE CATORCE SfUBAS
variante dactílica.
Con el tetradecasilabo se acaba la serie de los habituales
versos regulares. Algunos versos ísosilábicos más largos que
lA] Comp. las lisias ae venas ternarios de Rubén y otros poetas en tienen hasta veintidós sílabas, se dan en casos aislados en el
1, Saavedrn Molina, ob. cif" piigs. 26 y sigs. Romanticismo y, durante algún tiempo y con más frecuencia,
. I !"
':" "';','1+'
;7:,):~r-,':
176 Manual de v'ersificación esp~
--..;
en los poetas del Modernismo (espeeialmente en Hispa.n.~
rica). En Su constitución pueden distinguirse dos tipos: ,
1) Versos largos eompuestos, fannados mediante la COtl¡.
binación de dos versos autÓnomos; por ejemplo, de un vetlQ.
de siete sílabas unido a uno de ocho resulta otro de quince.
2) Versos largos unifonnes, que por su ritmo resultan set
la repetición de un mismo pie de verso, como el siguiente dac.
CAP!TULO II
tílico de diecioeho sílabas:
o 600 600 óoo 600 600 60
LA POESIA ANISOSILABlCA EN LA EDAD MEDIA
.--
ndstiquio
verSOS: el verso épico 179
tiene al final un fuerte acento fijo de verso, pero
osto8 hechos pueden ihterpretarse de varias maneras.
Antes de proseguir en su examen, hay que plantear la cues·
miten una consideración sobre el estado anterior a la métrica dóP de la autenticidad del texto poético en relación con Jos
silábica. En la España medieval, por el contrario, el anisos~' stctOS de la tl1Ulsmisión manuscrita. La respuesta de la im'es.
bism~ llega hasta .muy entrada la época litera.ria y ~e documenta tilBci6n DO ha sido siempre afi~ativa; sin embarg~, se, ha
amphamente en Importantes monumentos nteranos. El aniso. iatPue:5to por lo general, y espeCIalmente desde las mvestlga
silabismo ha planteado los problemas de la transmisión rnaJJ.us. dones de M. Pidal (1908), la tesis de que la ametria en el
crita y -de sus comienzos, así como la cuestión de esta clase poema épico medieval se debe a los autores, y no a descuidos
de verso, y ha despertade;> un especial interés en los domi.nios r~rrores de los copistas. Un argumento importante en esta
de la investigación, sin que se haya logrado un acuerdo con. cUestión es que los versos que en el Cid se dan más de una vez,
vincente en las soluciones. vuelven a aparecer siempre en forma amétrica; y esto significa
Como existen investigaciones detenidas y amplias sobre el uD8- repetición poco probable si la suponemos debida a faltas
verso épico y las clases de versos liricos fluctuantes, nos COn- originadas en la copia del texto. Por esto no parecen hallar
tentamos con algunas referencias de orientación que se limitan J05tíficación enmiendas establecidas en gran escala sólo con
al antiguo verso épico y lírico y al verso de arte mayor 1. la -finalidad de restablecer una presunta regularidad métrica,
Dístínto seria el caso de los poetas que aspirasen a un verso
EL VBRSO UICl) Dittrlco regular, pero que no lo lograran por falta de habilidad.
JtesPeCto a esto se había pensado en si este pudiera ser el ale
El verso épico juglaresco es un verso largo, compuesto, jandrino (7 + 7), que en el Cid es, como dijimos, el verso que
.dividido por la cesura intensa. Estudiándolo con los mismos ñrve de eje en las cifras de oscilación. Por otra parte, hay que
métodos que el verso silábico, resulta que oscila entre I3.!l OXIsiderar que los poemas representativos de la épica france
cifras extremas de diez y de vcinte sílabas; en la mayoría de. lit que han podido por razones de cronología influir en los
los casos, sin embargo, tiene una extensión de catorce, quince españoles, se escribieron en decasilabos franceses con la dis
y trece síJabas~ dispuesta en combinaciones de hemistiquios de posición 4 + 6, y a ellos habría de corresponder el dodecasílabo
7 + 7, 7 + 8 y 6 + 7 sílabas (ordenadas según la frecuencia de espadol, en la disposición 5 + 7 5 • Además, no es probable que
su uso) -. A estos criterios objetivos hay' que añadir que cada be. poetas y juglares con un sentido artístico como el que muestra
el texto del Poema del Cid, tuvieran tan poca habilidad en
J Mas adelante trnta~mos de otros versos también anisosi1abicos por
su pre~unta procrdrm:ia, y Juego convertidos prácticamente en silabictls;
Clle50tiones fonnales, y que, de habérselo propuesto, no hubieran
a~í el "erso de romance con respecto al octosílabo, y el verso de se¡IJi. logrado mejor fortuna con el verso medido. En todo easo
dilla con el dodrcasUabo. habrlan sabido evitar un tan gran número de versos irregulares
.. Según M, Pídal, la proporción de los hemistiquios entre 6 y 9 sllaba.i, como aparece en el Poema, cualquiera que hubiese sido la su
en el Poema del Cid y en RoncnvaJles, se presenta asl: puesta nonna que quisieran seguir.
Cid ,." ,..,.
78'
39% 24% 18%
9
,,, Ch. V. Aubrun intenta con mayor ponnenor reducir el ver·
so del Cid al endecasílabo, alejandrino y otro verso también de
R011c~svallu ,..... 39% 26% 13% 10"
(Tres poetas primitivos, Col. Austral, n.o 800, Buenos
~,
;),
;.'
180 Manut¡i de versificación espa~;: de versos: el. verso épico 181
------...;; C/(J$ es
catorce sílabas con la disposición 6' + 8 (contando siempre '~ y determinadas combinaciones de hemisti
gún la manera española); sin embargo, esto sólo resultó ~ .. e
d ·os No obstante, el resultado no aportaría nada para el
ble mediante una gran alteración del texto e. Convencen toda~ c¡w ~iroiento del verso del Cantar de 105 Nibelungos, ni con
menos !as soluciones de comproJ~'li,s~ que toman por base ú. ~uiría fundamentalmente al conocimiento de su carácter.
incapacIdad de los poetas, tan dIfIcIl de comprobar: quietek¡ tn si. renunciamos a la medición de las sílabas, se nos presenta
ver en el verso del Cid o una mezcla malograda del end~ 'tra clase de perspectivas y distintos problemas. En primer
Iabo francés y el alejandrino o hemistiquios de ocho silabas ~gar hay que plantear la siguiente cuestión: ¿De qué otro
todavía no logrados o, finalmente, un cruce áel verso largo ger.. , '¡ilOdo podria asegurarse el ritmo imprescindible en toda clase
mánico y el alejandrino francés. ck: metrn si el verso español autóctono no observaba un nú
La poca probabilidad del influjo francés en la métrica dei. lDero fijo de sílabas? La respuesta depende, en forma decisiva,
Poema del Cid conduce a suponer la procedencia española de ck: si consideramos el yerso del Cid o como para ser interpre
este verso. Si ponemos de relieve CQn Menéndez Pidal la grao .tado en recitación hablada (yen todo caso con un 'acompaña
importancia de los versos de catorce, quince y trece sílaba.t xniento instrumental) o como cantado. Cousiderándolo eomo
el verso del Cid puede considerarse como un alejandrino Pro: nrso hablado, los acentos de la cesura intensa y de final de
cedente de los mismos fundamentos latinos que en el resto de 'vérso por sí solos no bastan para su organización rítmiea, sino
la Romania, y desarrollado de manera autóctona. Parecen de que hacen falta otras silabas prosódicamente tónicas, cuyo nú
mostrarlo su condición polirritmica y amétrica a la vez, conse. mero desde Delius se ha precisado de diversa manera 7; estas
cuencia de su carácter autóctono español; y el h.echo de que sílabas llevarían únicamente el ritmo, de modo parecido a los
ambas modalidades persisten en la poesía del romancero,,. ¡c/lls del verso germánico que tiene bastante libertad en lo que
también en algunos géneros líricos. respecta al número de sílabas átonas (Freiheit in der Senkung),
La última tesis antes citada parece la más probable entre De ahí que se dedujese la posible procedencia visigoda de este
las que se fundan en la base silábica del verso, pues explica verso 8. En cambio, el ritmo se señala de manera suficiente me
la particularidad de la métrica del Cid sin alterar el texto OOQ. diante la cesura intensa y el final de verso, por la recitación
servado ni el sentido: además está conforme con modalidade$ entonada, al modo del salmo latino, sin que se hubiese de res
análogas de la poesía española. Aun así, claro está, el problelll& petar número de silabas. Los únicos eriterios del verso del Cid
queda en pie, pues como en realidad se desconoce la esencia
del verso del Cid, hay que contar con la eventualidad de que
medir sus sílabas no sea método apropiado para el mismo; yel 7 Tomás Navarro (en Métrica, pág. 35, nota 16) mueStra cómo es.
ta5 cifras divergentes pucden cOI1col'darse; el ex.1;nen fonéLico experi
resultado, por consiguiente, sería entonces casual e inadecuado merlt¡¡l de los primeros cinco HTSOS del Cid arrojó el siguiente resultado:
para explicar el carácter de este verso. Algunas pruebas veri .aJ dos tiempos marcados en cada hemistiquio; b) periodos de dUTaciÓll
ficadas en el Cantar de 105 Nibelungos me han demostrado que análOga, aunque de distinlo m'Jmcro de sílabas; c) pausas elJlre los he
eon la medición de las sílabas pueden deducirse también ver· mistiquios y entre los ver>o~, má~ breves las primeras que las segundas;
'd) penod" de eT1lace de herni"liquios y de -,,'enos, de extemión semejante
sos de detenninada extensión <¡incluso el número de sHabas
a la de lo~ pn-iodos ordinarios. La ill:lyor o menOT rapidl.'l d.. la lectura
afecta al \'alor de las cifras, pero no altera sus proporcione~».
B W. E. Leonard trata de dcfend"r cou ar!l11menlosfilológicos la pro
6 Véase Ch. V. Aubrun, De la m~sure des ver.'!' aTlisosy!labü¡ues ~ cedencia vjsigDd¡¡ ,-lel verso dc la épico. jl~g1are,ca ;Jpovandose en R. A. Hall;
di¿vaux. Le ,,(',::lnlar de ROTlcesvalles», BHi. UII, 1951, págs. 351·374, en OId Spa"i.¡h str-">sed time -verse and Germani, noperslratum, "Romanee
especial pág, 355. Philology», XIX, 1%5, págs. 217·234 (con r.C:l bibliografia).
182 Manual de versificación es~n'> ~ de versoS: el lírico am¿trico (s. XIII) 183
que no se discuten, corresponden precisamente a estas ----......:;¡":
CQ '''',<;r ;:;--
'~' de Guevara, KnilJe1vers 'verso nudoso', RFE. XLVIII, 1965, pOol,
ciones, sin ne~esidad de alterarlos. Por esto, la te~is de H. ea15j "",1}S.
es m~y plausible porque b~sca. el r:node~o y ongen del ver¡{!!
del Ctd en los salmos de La IglesIa, aUn mas en cuanto que'« EL VERSO DEL ROMANCEB.O
ten las condiciones históricas y temáticas del influjo del ~,·l
eclesiástico~. "'.¡ "'1'rataJ]lOS
~,-
del verso del Romancero en el estudio del octos{·
y para más referencias, véase también el párrafo sobre
El verso épico en Jo fundamental se encuentra con las mij,'-,¡
et~ce cuando se expongan las fonnas de estrofa.
mas características en el Poema del Cid y en el fragmento'
del de ROllcesvaUes. En Los Infantes de Lara y Las MoCedadi!i'
de Rodrigo, de transmisión fragmentaria, se hace patente fa' EL VERSO LíRICO AMl1
penetración del octosflabo en 105 hemistiquios, sin perder JlÓt TRlCO DEL SIc:LO XlYI
esto la ametría antigua. El verso épico antiguo desaparece
cuando el cantar de gesta tiende hacia formas más co~ 'El verso lírico juglaresco, tal corno se encuentra en poesías
como se anuncia en Las Mocedades de Rodrigo de la segunda eOr~ del siglo XIII, especialmente en los debates, muestra en
mitad del siglo XIV. la roedición de las sílabas una disposición semejante a la del
antiguo épico; no obstante, y aunque los versos tienen a menu~
BIBLIOGRAFÍA; R. Menéndez: Pida], Cantar de Mio Cid, 1,' ed., 1\Q. do'una extensión considerable, se distingue de este por tener
2,' ed., Madrid, 194-4-1946, 1, págs. 76--103 (con adiciones biblio~rálkaa; (:01110 base el eneasílabo 10 o el octosílabo 11. Cuando se trata de
breves rcsei'ias de las recientes tcsis más imporlantes en el \01. In, ~ inJitacíones de modelos franceses, los que son octosílabos ¡so
ginas 1174·1176); Roncesvalles, un I1W~VO cal1tar de gesta español dtl Ji. siUbicos medidos a la francesa, se ajustan a la ametrfa aut6c~
g/o XTlI, RFE, IV, 1917, págs. 105-204, en espl'cial págs. 123-138, Romanaro tODa española. Las imitaciones, escritas sobre todo en eneas(
Hispánico. Teoría e historia, 1, Madrid, 1953. cap. IV; lA Chal1SDft lit 111005, se atienen más a los modelos, mientras que el predominio
Roland y el neotradicí01!alismo. (Orígenes de la épica romdnica/, Jda.
de los octosílabos en poesías de esta da.se se debe a usos
drid, 1959. 1ndice de temas: verso épico. Amplia reseña critica de la! rDo"
dentes hipóte.'iis en S. G. Morley, Recenr lheories about 'he meter of 1M
locales o a la circunstancia de que el modelo inmediato de la
Cid, PMLA, XLVIII, 193], págs. 965·980, J. Horrent, Ro1tcen'alles. tlllllt
obra. ya no es el original francés, sino una refundiciÓn espa~
sur le fragment de cantar de gesta conservé a l'Archivo de Ncn;arra (Pa".. ñola ll . En el verso lírico de esta época los metros más cercanos
pelune), París, 1951, págs. 66-86 (con bibliografía en 11ls notas) Ch. V. a estos, se agrupan, como en el caso del Cid, alrededor de un
Aubrun. La métrique de Mio Cid es! rigr¡liere, BHí, XLIX, 1947, págs. 311 ver.;o que sirve de eje: en Elena y Maria se da para una base
J.72; De la mesure de~ veTS anisosyllabíqrles médi¿v<ltH: Le «C':/1lar /l! de octosílabo, según Menéndez Pidal, la serie de 8, 7, 9, 6,
Ronr:esl'alles_. BHi, LIn. 1951, págs. 351·.174, H. H. Amold. Rhythmic pa~ 10,11, Y en el Libre dels Tres Reys de Orient: 8, 9, lO, 7, 6,
t,!ms in 01d Spurú.<h verse. QESlUdios d¡;dicildos a Mcnéndez Pidal~, V, 11,4, 12, 13, 5; Y para la base de eneasilabos en Santa Maria
Madrid, ]954. págs. l5]·163. A MOllteverdi, Regolanla 1'- irregolaritd sillabico Egipciaca, la serie 9, lO, 8, 11, 7 13•
del verso epico, ftMélallges de \illguistique romane et de philoJogie médlf¡.
vale ofkrts a M. M Delbouille_, Ir, Gembloux, 1964, págs. 531-544. F. Mal 10 Asl en la Vidlt de Sanla MarÚl Egipciaca y en cEya velar_ del
Duelo de la Virgen de Berceo.
y
11 Así en la Ratón de amor en Elena y Maria.
~ De coro, decorar, en «Homenaje a R, Menéndez Pidah, l, Madrid, l2 Comp. M. Pida1, Elena y Maria, RFE,'I, 1914, págs. 95-96.
'f:
BIBLIOGIUFÜ: R. Menéndez Pidal, Elena y Maria, RFE, 1, 1914, páU. n, SiDo que se encuentran, por orden de frecuencia, en la quinta
diales de·la literatura .española, BHi, XX, 1918, págs. 205-232, y como Int~"
ducc!ón de la Historia Getleral de las Literaturas Hi~ptúlicas, 1, Barce!o:
los hemistiquios pueden formarse con un hexasílabo, un penta
na, 1949, págs. XIJI-LIX (Ob:>erv¡¡ciones métricas sobr~ Elena y María, - sUabo o un hcptasílabo, los cuales a su vez, pueden tener las
Ra~ón de llmor, María Egipciaca. Libre deIs rres R~ys de Orient, Cánliq, :cÍes terminaciones posibles en el verso español.
del velador); Romanc~ro, 1, cap. IV. H. Ureña, Versificación, en especial '"Antes de Juan de :\'1ena se dan en casos aislados algunas
páginas 25 y sigs.; Estudios, pags. 29 y sig~.; Problemas del verso espaMl: excepciones en este arte mayor, acaso muy importantes en la
ÚJ' versificación fluctuatlte en la poesía de la. Edad Media (IlOO-J4fJO), «Cur chestión dc los orígenes: en ellas el primer hemistiquio tiene
sos y Conferencias", IX, BUelloS Aires, 19.16, págs. 49[·505. Un estudio ~ acento fijo en la tercera sílaba en lugar de la cuarta;
detenido de la métrica del Libre de1s eres Reys de Orient, en la edicióo \
y comentarios de Mannel Alvar. Libro de la Injal'l-cia y Muerte de JeSliJ Porque cl'sen tan grandes dolores 17.
(nuevo tílulo de la obra, propuesto pDr el edilor), Madrid, 1956, p!Ki. Quanto somos más dignos. de peua 1&.
nas 45-{j6. Ha el Dmne asoiuto poder I~.
l'enífica.ciótl; y con el cítulo La poesta castellana de versos flucru.aTtlu, 18 Pérel de GUlmán, Canco siglo XV, n." 271, estrofa 122.
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186
rece Dotarse también aquí por la disposiciÓn y el número de ~ de las variantes que en realidad existe es considerable,
sílabas JD. El tercero de los ejemplos corresponde exactamente ~ente antes de Juan de Mena; además, C3da autor pre
por Su ritmo al decasílabo provenzal con cesura lírica; los f¡eI'e uoa u otra combinación. Juan de Mena se limita a treinta
otros dos corresponden al mismo, aplicándoles la ley de Mus. 1- seis combinaciones de hemistiquios, de las cuales sólo dos
safia. de ellas constituyen el 80 % de la totalidad. El siguiente cuadro
Prescindiendo de este caso especial y aislado, se dan nueve 6lt T. Navarro lo demuestra claramente 1:l.
posibilidades en el número de sílabas, de acuerdo con las va. A-A Suplieo roe digas de dónde ~iste 54 %
riaciones admitidas antes. y después del último acento de cada D - A Fiz de mi duda cOIJI'Plida palabra 26 %
hemistiquio. Estas posibilidades, que T. Navarro 21 ha' reuniQo A - B Sus pocos plazeres 'según su dolor 5%
y dOcumentado con material de obras de Foulché-Deibosc y D - B Desq~ sentida la su proporción 3,.
Saavedra Molina, son: (Mena, Laberinto J
IJ'~
El núcleo rítmico de este tipo ideal puede representarse Po: ' :'_~:-:':Resumen histórico: Las múltiples fonnas del verso de arte
la disposición ..... ó006-. Al pri,"?er y al ,último. acentos putdfb< ..~ permiten comprobar o rechazar todas las hipótesis so
preceder o seguir dos, una o mtlguna sIlaba, sm que Se aliert· ,bte'SU orig~n a base d.e ~mplio material. A pesar de que estas
su carácter rítmico fijo lO. El gran predominio de este tiPo rft. .téi:sis co~plicadas: y dlstmtas un~s de otras, debe~ ser ob~eto
mico, especialmente en la obra de Juan de Mena, la más cstl¡. '.:sspeelal estudiO, daremos aqUl algunas referenCIaS de onen
diada, no puede interpretarse en el sentido de· que cuatro :.;~ geDera~2reSeñando las más importantes sobre el origen
acentos fuertes y el ritmo dactílico sean imprescindible~ ','~~este verso .
necesarios para la formación de eada verso de arte mayor, ~ .;::>M.
Burger, en el capítulo De l'asc1épiade mineur au vers
innumerables ejemplos demuestran lo conlrario. Estos verS!JS. .ltJrlr: mayor 13, otorga al arte mayor una extensa y ponnenori
no pueden clasificarse, en contra de su acentuación natural,~' _ historia primitiva. El verso latino menciOnado en su for~
el esquema rítmico de un presunto tipo id~ Y exclusivo, tal _cuantitativa se conoce sobre todo en Horado:
como propuso Morel·Fatio ll. Una tal clasificación, en todo caso . i
.., "'_ I _v v ........ )
seda posible para la poesía cantada, pero no en la poesfa eul~ i Maecenas atavis edite regibus (
hablada, en la que se emplea sobre todo el verso de arte maYOr,' t
a no ser que se trate de la acentuación admitida de síIab89 0lIl lit ~rso, como se ve, queda dividido en dos hemistiquios de
.~siIabas contadas eada uno; en el paso del sistema cuanti
acento secundaría o enclíticas,
::ÍfI,tÍvo al acentual, propio de la Edad Media,-cada hemistiquio
El tipo trocaico del hemistiquio en hexasílabos obtuvo cier.
~ta con su acento fundamental en la quinta sílaba:
ta individualidad:
Pres¡;:rutaOOnt, úbi nasct:retur Christus
fablan las estorlas 60 00 óo
.menos en la lid 60 00 6
genle babilónica 60 00 óoo
salw que la palabra final venga a tener ritmo esdrújulo. en
ClI)'Q caso el acento pasa a la cuarta:
Sed mox decipitur per elegántiam)t
JO Procediendo de una manera descriptiva, cabe decir que en el arte
mayor el juego silábico de fin de verso (agudo, llano, esdrújulo) pu~de
valer también para el principio. Sin embargo, tal indicación no pllflill
intel'J'retarse que estuviera presente en la génesi!. del verso. ']2 Ya T'O se discut!!I1 hoy hipótesi' como la de Amador de los Ríos,
JI .Je ne vois donc d'autre moyen. pour rétablir I'unité rytbmiQIE, quien SUPWiO el p<trenlesco del arle m~yor con la poesia hebraica. Le
que de faire porter le frappt sur la cinquieme 5yllabe atene, comme dan, Gentil (Formes, págs. 408 y sigs.) infonna sobre el estado de las roe:;.
la pQésie Iyrique francaise oi!. le frappi porte sur la quatrieme atOlle ¡se Iiones de origen.
trata del caso de la cesura intensa}. On scanden donc: "Una donctlli :D Recherches. págs. 122-130.
tan mucho fermosa"., ob. cit., pág. 218. :M Ejemplos citados según Burger, Recherches, págs. 123-124.
A base de fenómenos ?aralelos ?t:as clases de de allí), dej,amos el juicio al criterio, d.el estud.ioso,
ger demuestra como ~chaque hemlstlche de 4 syUab ~~.;jT,;"~ d una base autoctona, sorprende la apanclón tardla de
c~olo (4',') peut deve?ir piano. (4'), et chaque hémisti~~~!~i";<;,~,Opues se manifiesta d~,mane~a segura .s~lo a fmes del
plano (S ) peu.t deven~r sdrucCtolo (5' ')~', Como los hernis ' ~~f;' ,,)~tan1bi~n e,n esta cuestlOn vanan las, opl~lOnes. .,
pueden combmarse libremente. se antIcIpan la~ Cuatro ~<1', ":~'~ácter mdlg~na del arte mayor" esta dedlcad,o ta.mblen
fun~amentalcs del verso de arte mayor. Renunciando a las--~'"::) ;·rt~ 'tulo del estudlO de Balagucr sobre este verso 'o, Sm em
nacIones variables de los' hemistiquios. estos tipos fundame~;:d: "P!I¡~lel concepto de indígena parece comprenderse tan sólo
se presentan con acentos en las sílabas S~ + 5',5· + 4., 4.~t} ':'~~,' ieión a Ira~spi::-naic~, .puesto que: c,ontrariamen!e a lo
4~ + 4·'i~'L¡ -'_'~t~en la investIgaclOn metnca, no se dlstlOgue entre gallego,
Fuera de E~?aña. versos ~e esta estructura como fo~':~;J:'::, ,-':~ és 'j castellano; por u~ lado, :Se acepta exp~esamente, con
pujar se mamtiestan tambien en todas las variantes en~'~' -',:~ia a SantHlana, el ongen gallego~portugues, y por otl"O,
laude d.e la poesía medieval italiana 11, y limitados a det~:-; - Cda
el caráete~ indígena bien. e~ particul¡¡rülades carae
nad?s tipos, en la francesa, provenzal y portuguesa. Esto ~;_:_ '~bas de los ongenes de la. metnca ~alle~o.port~gu~S.'l,. o
segun.Burger, que nna base fundamental ha de considerarse"';~~¡ ,.;-eo la ley de MussafIa, o bien en el mfluJo de Ll tecOLca
~ún a to~as la.~ versificaciones romanicas. En su forma ,.fj\~b;éma del Cid Y de los r~~ances pate.ntemenle castellanos
OriJ? :,
na, todav13 no regulada por esquemas aeentuales comunes y "":'~
un núm~ro determin~do ~e síla.b~s, aparece en Jacopone da r: ' :-,eI
caso de la -e paragoglc·a). La teSIS de Balagucr sobr~
viilifía
y la compensación, que él desarrolla precisamente en
e Impcnal. En cambIO, SIgue dICIendo Burger, Santillana lo .·.·~ión con estos problemas, no puede .'llegarse para compro
virtió en un dodecasílabo puro con la disposición 6 + 6, eX: b'~--d carácter inuígena del arte mayor; esta re~la.rización
yendo, al modo de los provenzales, todas las variantes quellll~~ia métrica de la poesía culta, creada a postenon y que
a~entúan ,la ~uinta sÍ,laba de cada hemistiquio; por lo demás, Sa~-; ~fsu floreci.mi,e~to en el siglo "A:V, nad~ tiene ~ue ver con las
tlllana dIstnbuye libremente los acentos secundarios en'd. ~iciones pnmJtlvas de este verso (segun se VIO antes). Como
interior del hemistiquio. La coincidencia efectiva de varios tÍ- ~jas represent:m un recurso para acomodar el verso fluc~
pos de este verso multiforme con determinadas formas dé! ft:pjrteaJ isosilabismo que, con gran probabilidad, no.es de ori~
trímelro yám?ico y del hexá.metro dactílico, ambos de carácter ,o.
autóctono. En f~Yür de la procedencia aut~ct~?a d:l, ~rte
acentual, hubIera hecho posible que estos dos tipos influyeran íi)lyor, podría aduclrse, en todo caso, la oscllaclOn sl1ablca,
en la forma del futuro yerso de arte mayor, tal como se indicaptrO no el intento y el método de eliminarla o de regularizada,
en la tcsis de Burger. ..al.inenos.
La ventaja de esta tesis consiste en que permite derivar dt Apoyjndo~e cn los trabajO'i de John Schmitt, Isabel Pope se
manera clara el verso de arte mayor español dc fundamenta! ioclina a considenr como base latina del arte mayor, el sático
románicos comunes (y al mismo tiempo de una base autóctona 0, en todo caso, la reduplicación del segundo hemistiquio del
española), Sin embargo, en vista' del testimonio expreso del JIili¡mo; sin embargo, sostiene para el arte mayor castellano la
Marqués de Santillana de qne el yerso de 'arte mayor se culo adopción de formas de la poesía gallego-portuguesa l7.
tivó primero en Portugal y Galicia (y esto sin duda implica que
,JI Apuntes, págs. 8[-104.
~5 John Schmill, La rndrÍC"a di Fra !acopone, «Studi medievalb, l, J:l l. Pope, Mediae.'lll Lalu1 background of the thirteenrh·centur>' Ga
19lJ5, p;lgS. 513·560, lJri¡¡1f Lyric, «Speculum~, IX, 1934, págs. 3-25, en especial págs. 11-12.
'IIlRS1FICACI6N: ESP, - 7
,'","';;
"
mUSlca,
~ente a su base románica" 46.
~ ,
tasílabo) y las tesis que se basan en ellos, abarcan tambicJ :~~'Ja tercera sílaba en el Rimado de Palacio y a los authen~
I
,0,
l,
'j
ilusorias, En el caso de la cantiga «Cerca la Tablada", (es1. 10-2t lA metrica di Fra Jacoporle, "Sludi Mcdievali~, I. 1905, págs. 5}3·56O. F.
1042) Y de «Omíllom, Reina» (est. 1046-1058, en particular, DÚ: }Jans,<;en, El arte ml1yvr d~ h¡all de Mena, AliCh, LXVHJ, 1906, p¡i¡:s. 179
'~, J. Saal/edra Molina, El ,·"no de arte ml1yor, AUCh, CIII, 1945, pági
meros 1049, 1050, 1052 Y 1055), citadas por T, Navarro, se trati
.~ 5-127 (eomo libro, Santiago de Chile, 1946). Ch. V. Aubrun, De la
más bien de poesias c~ntadas sobre la base de versos cortosSl, int5ure des vers ani50s)'lI¡¡bique.~ médió'aux. Le ~Carllar de ROI1<:esvaJles»,
Como primer testimonio seguro de la copla de' arte Jn:;lyor, en "BID, un, 1951. págs. 351·374, en especial págs, 355 y sies. Le Gentll, For·
el que al mismo tiempo este verso se une.a su forma de estrofa
caracteristica, ha de considerarse todavía el. Deytado sobre el
"'$,
págs. 363439, Y DisCU5sionr 5!l.r la versificalion espagno/e médiévale
.AprapOS d'url lfvre rCéTnt, .Romance PhiloIogy", Xn, 1958, págs. 19 y sigs.
cisma de Occidente perteneciente al Rimado d~ Palacio del Joaquln BalagueI', APWl1f5, págs. 25·188. T. NaV,lITO, Métrica, en especial
Canciller López de Ayala 54. Este autor inicia al mismo tiempo página, 91·99. Michel BUl'ger, Recherehes, p¡',g~ ..w..46 Y 122-130, D. r. Clil-rke,
rilecopta de arte nJ<lYOf, HR, VIII, 1940, págs. 202-212; El e5drújUfo. en el
51 arte rrwyor d¿ hl.an de Mena, AUCh, LXVIII, 1906, p~gs. L79-200,
El lIemistiquio d~ arte mayor, RFH, V, 1943, págs. 263-275; Notes 071 Fm.lsan·
y Los metros de [os cantares de Juan Ruit., AUCh, 1902, CX, págs, 161·22lJ. 'tlIIID's venificalion, HR, XIII, 1945, págs. 185-1%. Edwin J. Webber, Arte
52 «Son mas de una dotena los dísticos del,Conde Lucanor que repre· mayor in file e<:¡r[-y Sppnish drama, .Roman;;e Phi101ogy~, V, 1951-1952, pá·
sentan el arte' mayor, sin confusión alguna con el endecasilabo ni con el
alejandrino," T, Navarro, Métrica, pág. 71, con referencias de citas en
rmas 49-$.
CAPiTULO 1
NOTAS PRELIMINARES
""'
~\ '
go, quc se pueda prescindir de la música. Todo u~ s n tlllbir. : _--~~/ sólo está en primer lugar cuando determina la forma mé
slclón fIJa, como villancico, canción y otras, se com dlS¡lt,.: ~laro está que, dr-J número inmenso de combinaciones me
en su ~structura y modalidades formales tan sólo ¡rend:e.: ,,~,,-, desarrolladas en la historia de la poesía española, sólo
,
i ,
11 En estt' caso sc parte también de la dispnsiciLin en \'ersos COflo!. (Versión del Cancionero de ,omances,
Recordemos qtlC el verso de romance p"Tlenece a los metros fluelnanlt5. Amberes, s. a., h3cia l.54S)
Son frecuentes ligeras oscilaciones en el ))l,mero de silabas, e~pecialmeme
en la Edad .M€dia y en Jos romances popLtlares. Si se usan on'ls(lar.es
de vasos distintas del oCl<Jsilabo, se trata enlOllces de variedadc> qne tie Las melodías más antiguas c;e disponen en unidades de
nen denominaciunes propias. como rom¿lnciJIo, endecha v romance he dieciséis notas; así en F. Salinas 13. Existen también períodos
roico
,'musicales de treinta y dos notas, sobre todo en el Cancionero
11 En esta definición se parte del u<o más comun de publicar Jos ro
mances en "crsos COrtos, aun cnando pudi,'nl ser más correcto, atenién. de Palacio, pet·o no ~e da el caso de ocho notas; e~to comprueba
dose a la pr0cedenda de los mismos, escribir1<Js en 'Hnos largoc" como que la unida,d de composición y contenido en el romance no
lo hi['ieron l\'ebrijél, Salina", ,,. en ¡i~mTJos mud<'rllos. désd~ JakolJ Grimm, ,es el octosílabo, sino que se constituye por uno o dos versos
varios editores eruditos. L<l. "dición En \FrSOS ¡ar:;ros mnc~tra más cbra. de dieciséis sílabas. En este último ca.~o se hablaría con más
mente la re]¡¡ción con la ¡',;¡iss~ épica, ~. m::mificsla mejor el eSljncma ue
1... ason,lf'leia del rom"n-::e. El hl'cl1o de gl1~ SÓ"lo los vers().~ :r:'res tensan
razones de pareado que de cuartetas. El hecho de que en las
aSonancia. [i{'ne su mUlivo en Que se partí,.., d verso largo de romance glosas de un romance se reúnen dos octo~ílabos juntos favo-
(de ;6 síbbas cen f1ucluación) en dos hf'rllisliqnios, j! entonces la aso
nancia pasó. como es nalmal, tan solo al finZll del segundo, mientras que
los primeros quedan sin ninguna clase de rima.
Il De mmica, 1577, ed. cil3da, págs. 342 y 411.
208
•
Manual de t'ersificQcu:ln "<p
arrolti" " ':'j'tpro",
• - <-~
~,¡:\::r\:\,_, _once 209
rece la mterpretac"lOn d I , ~
e que os '\ersos del romanc~ prirnir:: ~
.:0,,'
"
diferentes. En la acepción que aqUl se.
estudia se encucn
fuesen largos 14
_ . . _ '.
¡\'Q:- thU'I . '
":. ",.: eIÍ los Vla]es de Pero Tafur (1437), y poco despues en la
,
Desde f~nes. del slglo xv se h.allan tamblen a menudo rom,/' :_~ proemio de Santillana (hacia 1445). Desde mediados del
ces con anachdos e mtcrpolaclOllcs líricas' éstas ¡JUeu'" an-,' }}.i.rtil,nt adopta cada vez más sólo el significado de esta forma
d' d . dI' ' . . n Ser:' ,.~ ",.
es e palea os lasta poeSlas cornrlctas, y están ell relaci' : ~:-'ca que es el cOlllún actual 17.
con las rimas del rom¡¡ncc, En el resumen h" t " " Ol:I, rnttrJ.' , .
;:~ d e es' 't d .. ' '. 15 Ol h.. o traLárernOS"-':'("l examen de los comphcados problemas del orIgen del ro
a v e otras partIculandades . "",P " •• • ..' , ,
. . ~',' :oce es asunto de la CIenCia lIterarIa (estlhsllca, 11lstona de
"¡éinas," ,
cuestlO.n~~ ' ) ~,tc. , y no e~t~a en eJ m;l.rco
Resumen histórico: La palabra romance remonta al ad~et_, comparatn:as,
'1:'
bio latino romanice «(en románico,;), e indica originariamerrl~' ~4i';esta eXposlc.lOn: La :o~tnb~clOn de la metnca es bCl-s1ante
,'.' iDJOesta; el CrIteno metnco sIrve a veces para fundamentar
la lengua vulgar, a diferencia del latín de los cicligos j;; rnuy
pronto, sin embargo, significa también cualquier trauucción a' te8ri as de los origenes de las formas pero por sí solo no puede
la lengua vulgar, procedcnte de textos latinos; y finalmente 'IDear un camino tenninante. Esta situación se comprende si
',."
, cualquier obra cscrita en lengua \'u!gar..De.sde Chrcll;.'n llc Tr~ :nsideramos que la transmisión textual de Jos romances, que
,
.ves 16 <en' Francia se llamó así al género literario de la nOVela' 'representa la Liniea base segura de la mélrÍ<.:a. empieza sólo en
,:1 cn España, en cambio, el significado queda por muLllu tiem~ ti ~jgJo xv, cuando influjos de diversa dase acaso hayan re~8do
indcterminado, puesto que sc aplica a modalidades dc crcación l:i:i'1a disposición de las formas transmitidas. Por ¿,sto la m¿trica
df:Ptnde en est¡¡s cuestiones siempre de las teorías literarias que
J~ Una se!ccción de melodías se CJlCUentra al final del \'01. T del Ro !ltsigan para e~p1ic<'lr el origen del romance; y <'Iun más cuando,
mancero de M, Pida!, establecida por Gom:aJo Mc:néndez l'id:.~. ClInlJ), :Por la variedad de! cuadro métrico, los romances pueden ioter
E. !l.lartínc:;: Torner, Indicaciones prdctiC(]s sobre la notacI011 I);;¡sic",' de -prelarse de distintas maneras en I;l. transmisión manuscrita. Aun
los romances, RFE. X. 1923, pÍlgs. 389-394, :y Ensayo de c!a.\i/icuci,j,: de Iu.¡
ocluyendo con algún fundamento de nuestras consideraciones
me/odias de romance, en "Homenaj:o a Mcnéndez Pidah, lT, Maurid, 1925.
lJ¡ígjnas 391---402. Sobre la rdación de música y métrica cn el rúmalJ(t los romanccs con rimas conson¡¡ntes por ser una evolución
\'éas~ Daniel D~voto, que respl'eto al problema de la dispúsición ,'n euar. tardía, quedan formas que mantienen la asonancia (mica, y otras
lelas opina ;tsí: «I\ous nous trouvons en prfscnce d'ufI r.lül-'·"I"rr'~'I'( 'lUJ. que la cambi;l.n con más o menos frecuencia. Según .el punto de
krn:tirl' qui, san s C¡re ~trophiqu(O, a une n:elle bJs( InU,iL'a:t'H, 1'o,',-!,' <'/ visla que se adopte en lo que respecta al problema del origen,
mlf.'iquc dans l'oeuvrc des vi/melis/es, «Annales Jnu~icologitlL;l:';", IV, [950.
p¡,gin:t 92, se dará import;l.nci<'! a una 1I otra clase de romances.
II En esl~ !'>ignificado per.~isk en nuestros dias p:!ra b (!c-n0m i nación Los representantes del origen épieo del romance (como Bello,
del relUITül111'1UU (~()mO>¡fsril. row",,"II,¡'ei v tambi¿n en E,paiJa L:1 lli,:,'i<J Milá y Fontanals, Menéndez Pelayo. Morf y Menéndez Pid;l.l, por
Mo,io d~ la AcaJc:mia Jo recoge en tl siiiilifieado de "icjj:Jma es¡¡a¡io!", y
I:"n p:trlicular I:"n el senlido de l'''',lcjidno, claro, qu'~ todos cnti,,¡¡clen' (a;;í.
oombrar sólo los más importantes) se fundan en que Jos roman
"I:"Jl bn~n rom:tn,,,~), A l'ste doble 5ignificnclo se rehc,e Juan de Valdés ees épicos mue~tran gran semejanza con la técnica de las laisses
en 1:"1 Diálo~o (Je la IOI{2llo cnando dice: "lJienso tlue los llilITlan romances 'del poema épico medieval, no sólo en J;l. temática sino también
porque sün mllY c:tslos en !'>I\ romance". Comp, t:t:llbicn la (~sis doclúral
de P. V()~lker, Die Bcdew¡.¡r¡{2serul'v·icklrmg des Wortes ROlllan, ZRPh, X,
en la métrica.
lS36, p;lg~. ~85·525. Ll\dwig l'landJ, Das spanisclJe Worl HO!¡WIlú'». l,nmd Estas coincidencias son:
tú¡;e se;n,., BL'Brit!5{2eKf¡ichtc, .. Iflvestigaciones lingijísliea~", I1. ".kjko,
p¡tginas 2'¡'1 y sig<;. Leo SDi(zer, Pe lite rfeliticatioJl, ídem, IIl, p:i¡;. 203.
Wern.;:r Krauss, ,\'o<'ela-Novcll'>Roman, ZRPh, LX, 19~O, págs, 16-28. /1 Más indicaciones. en M, Pidal, Romancero I, págs. 3 y sigs.
16 eliges (hacia 1170), verso 2.1,
210 Manual de versificación .e.s~._" ';Z,."...,... III
1.- La asonancia continua en los versos pares del ro~: -~rado, ya en romances de transmisión muy antigua. La
que corresponden con el final del verso épico largo; al ~-, , ;~ usa casi exclusivamente la misma clase de verso que
tiempo falta la rima asonante en los versos impares 1 1 , > , ' ,c ",de la composición a la que se añade.
2.a La·e paragógica, muy antigua en la terminación a~ ~,.;o La existencia de esquemas de rima asonante o canso
de la asonancia. ,:;-. te respectivamente en la antigua poesía lírica portuguesa
3.a La mezcla arbitraria de rimas consonantes y asonanl ~ei"'o da Vaticana)lO.
4. a La fluctuación, poco frecuente, en el número de Sílabas:' { S." Los romances novelescos, cuyo criterio característico es
los versos. et'caD1biO frecuente de: asonancias en series muy cortas. M. Pi·
S.a La coincidencia en el desarrollo sintáctico y la disPosi .('I8Í considera que acaso puedan serla forma estrófica originaria.
ción métrica, que forma unidades expresivas de dos a cuatrti 'Aunque las teorías literi1rias del origen del romance resultan
hemistiquios (eslo es, de .uno o dos versos largos), sin que esto iDCOmpatibles unas con otras, en el campo de la métrica puede
diera lugar a una formación regular de estrofas. ' babel" un compromiso suponiendo la doble procedencia de la
6.a La extensión indeterminada de los rom~mces. WJ1Ila del romance de fundamentos épicos y también líricos;
Los adversarios de la teoría épica (Cejador, Rajna, Geen, Y'~sto no contradice su carácter épico-lírieo. Por inf1ujo mutuo,
Vossler y otros) defienden ci1di1 uno su propia hipótesis sobred laS que, en su origen, serían formas líricas, podrian haberse
"
origcn del romance; sólo tres de ellos (Lang, Morley y Clarke) jUDOldado a la laisse, mientras que las épicas habrían adoptado
insisten en apoyarse también en criterios métricos. IndiciOl tl--verSü lírico regulado.
de una procedencia diferentc de la épica en los romances SOn: QUeda abierta la cuestión sobre a cuál de las dos fonnas
1." La distinta condición dé! verso del romancero que difí. uriginarias pertenece la prioridad. Según los pareeeres que hasta
cilmente puede originarse en forma directa del verso amétrieB .hoY se han fundado en los casos análogos de otras lenguas
, del cantar de gesta. románicas, hay que considerar el verso de tendeneia regular
2. 0 El hecho de que en las poéticas antiguas se considere {tal como lo demuestran los romances) eomo una fase tardía
casi únicamente el verso del romancero como octosílabo autél -aE-la evolución con respecto al anisosilabismo del cantar de
nomo (con la notable cxcepción de Nebrija), y la manera de gesta. No obstante, la tesis sobre la antigüedad del anisosilabis·
_,'o escribirlo en 1;1 transmisión, que lo copia en versos cortos. roo parece entrar en crisis. Ec:;tudiando el material de las jarehas
3.0 El empleo de desfechas en octosílabos 19, también COD recientemente descubiertas, Garcia Gómez 11 ha sentado la tesis
de que la norma isosilábica de las muguasajas se debe a las jar
l~ También en Jos romances épicos lH\\' cambio en largas seri~ tIf chas; como estas parece que fueron tomadas, por lo menos en
asonancias. No conlradlcc la derivación de la técnica de la lais.5e, si se parte, de la lírica dc la población autóctona románica, ésta
efectúa según Jas normas del cantar épico (oradón directa, etc.) o si el babía dispuesto ya a fines del siglo IX y comienzos del x de
romance comprende '1¡arias la;SWl de 1\n poema l'pico. Donde estas rall> una poesía popular de orden isosilábico. Le Gentil12 ha señalado
nes no bastan, hay que examinar si existe una contaminación, esto es. Si
....arios romanceS de origc:n di51iulo se combinaron luego en otro. Lo fun
damental radica en que en todos 105 casos menciunados la asonaucia cam· 2D Referencias de citas en D. C. Clarke. Remarks on the early roman·
bie en espacios irregulares. y no de cuartela en cm:neta. Comp. M. Pidal, ees and canlares, HR, XVII, 1949, pjgs. 90 y sigs.
Romancero J, págs. 136-137. 21 La ¡irica ili~pano-árabe y la aparición de la lírica románica. "Al.
I~ Desfecha (deshecha o desfeyla) es un3 breve composición 'q~ Alldalus~, XXI, J95f.. p:i~5. ".303 y sigs.
ofrecia una ....ersión cond~nsada y lirka de algún rQmance o decir al 11 Discussíons sur la versificatiotl espagnole médié\'a1e _ a propos d'LlI1
que servía de terminación» (T. Navarro, Métrica, pág. 527). 1;'" récent, artJculo citado, pág. 9.
-,,'
El Renacimiento representa para la hi_~tl)ria del romance.' ~po'ición, y a ella se aspIra en fon'na consecuente".
período de consolidación, preparador del máximo noreeim~ 'rara enriquecer el romance con intennedios líricos se re-
to de este género en los Siglos de O!'o. La nu~\'a merHalidadSe Cofre también, junto a las fonnas tradicionales, a los endeca.
manifiesta también en el romance, y conduce a la cOIlClenciade !labas y heptasílabos introducidos de Italia en fonna de parea~
un .:trte personal en la concepc-ión poética, y también a una ~ (1 + 11; 11 + 11) que van interealados o añadidos dentro
ampliación de los asuntos. Siguiendo esta evolución, aU11'en.ta del romance en lugares regulares, y con el cual se unen también
también la creación de romances, sobre todo en el último tercio . if' la rima,
del s~glo. Poco anles de, 1550 aparece :~ Amberes, el .p~ POEl romance alcanzó su mayor perfección formal y su más
H
Cancwnero de rCI'1!(WceS- .. DC,sde el DIWOgO del ,"YasclmleruiJ aitl'lia divulgación sobre todo gracias a su uso en el teatro
(¿1505 a I507?, -"egun J. E. Glllet) de .T(),~es ~dharro, el ~,d~e fines del siglo XVI hasta mediados del XVII. Los grandes
manee aparece en el teatro como un mteImedlO cantado, SIll:"stros son Lope de Vega31, Góngora y Quevedo; apenas hay
'~aeta conocido de los Siglos de Oro que no haya cultivado
función dramática, Otros autores disohieron los rom,ances tra.
die-ionales en r~dondjll¡)s. Aún han de pasar, ~ños ,hasta que
el rom~ncc se mtroduzca ~om.o metro dramatlc~, Junt~ a la
r
~mance. Los adelantos métricos se deben a su regularización
(tlosecuente; ya no se admiten las rimas consonantes o sólo en
redondIlla _y a ~as formas, ltallanas: Acaso. el pnmer ejemplo el caso de que estén muy distantes; la asonancia aguda se to
aparece (SIete anos despu~s de- la~ mnOV<1ClOneS de Ju~n d~ la Jera tan sólo en romances satíricos o religiosos, en el prim~to
Cueva) <'o la Farsa del obl.lpo Don Gon"alo (1587) dt: ~ranClSm' "mo recurso de efecto cómico, y en el segundo por la mÚSIca,
de la CuC'va y Silva~, autor por lo demás poco conocIdo, E~ta CO en las otras elases de romance desaparece. La organización
fecha es tanto más decisiva para la fulura evolución, cuanto
que en los Siglos de Oro la historia del romance está muy lí· :s
y~ táctica con la disposición obligatoria en cuartetas, se vuelve
fluida. En cada cuarteta sólo entra una frase con unidad
oracional. simple o compleja; o bien dos, con la extensión de
,1 "N. J Entwl;;rl", (La chanson p(Jr-'idairr: frcln.;:aise en Espagne, BHi. dos octosílabos cada una. Esta última manera resulta sobre
LI, 1949, pigs. l5.5-2.51) ¡¡¡lcnlil explicar, ml:ciic<nte [a hhtoria de la musiCil, todo adecuada 'para el diálogo dramático.
la dISposición l:n cuartclas como illliuju :.1.; b c::mei.jn popnlar francesll.
:~ S~gún 1\..1, Pidal (CUIlClOnfno ¡'/l' romances iu¡prcsO en Amberes ,i~
La interpolación de largas poesías líricas cae en desuso.
añIJ, 2,' ed" Madrid, 1945. p;¡g. V), hay que fecharlo entre 1547 v JS41
Blbl¡cJgmfía y lista de 1as ¡¡nli~uas coleccioncs lie rOITl¡¡nceS, en Jase Sim<Jn lO Comp. S. G. Morley, A,e tlle Spanish rom.an&u writlen i" q@
D¡;\z, Bibliografía de la Ulf!r(l!lIr(~ f{:YpáIJ:CCI, In. r.,'ladrid, 1965, r';Jg,. 1-130. tmim?, RR, VII, 1916, págs, 4248.
Cántico de GuiLlén, cuya última parte está escrita enleramen.~ UduJa BOhmer. Die Romanz.e in der Spanuchen Díchtung der Gegenwar'f,
en romances. ¡¡"., 1"'·
En el aspecto formal vuelve el empleo de la antigua agru.
pación de dos versos en lugar de la cuarteta; así en Garel¡
,011.15 ESPECIALES DEL ROMANCE
Larca (El lagarto está llorando J. El uso de pies quebrados 51
guiendo el modelo de Rubén Daría se encuentra en algunas 0Qt.
'A) ROMANCE PAREADO. - Véase el estudio del pareado.
siones en Guillen (Alborada. Tarde muy clara y otras), )' l'l>
mánces con estribillo se dan con frecuencia en García Larca. S) ROMANCILLO. - Con el término de romancillo se deno
mina el romance cuyos versos tienen menos de ocho sílabas; y
BIBLIOGRAFtA: R. Menéndez Pida!. Romancero Híspdnico. 2 vols., •
;-'n::aracteriza por:
drid. 1953 (estudio geoeral que reseña de manera critica w teonas lllú
"1.° La asonancia continua en los versos pares, en tanto que
importantes). P. Rajna, Osservazioni e du.bbi c01'lcernenti la storÍQ. ~&
romanze spag'llwle, RR, VI, 1915, págs. 141. 1. Saroíhandy, Origine 'rIlA íos impares quedan sin correspondencia en la rima.
{:aise des ...'ers de romances espagnoles, «Mélanges de philol. offeru ~ "2.° El empleo habitual de la disposición en cuartetas.
F. Bruno!», Parl'>, 1904, págs. 311·312. R. Foulché·Delbost, Essai sur la é'. '3.° El uso de versos, todos con el mismo número de sílabas
origines du romanci!ro, París, 1912. W. 1. Entwistle, La c~anson populaire '(tetrasílabos, hexasílabos o heptasUabos).
fran{:aíse en Espagne, BHi, LI, 1949, págs. 253-268. G. 1. Geers, El probfem,g
de los romr]l'fces, • Neophilologus,., V, 1920, págs. 193-199. J. F. Cim,.El 4.0 L\ extensión libre de la composición.
romance t'n la poesía espario/a, .Revista de Indias", VI, Bogotli, ·1940, Ejemplo;
paginas 89·123. S. Griswold Morley, Are t~e Spanish Romanas writlen bI Esquema
quarrains?, RR, VII, '1916, págs. 4248. G. Cirot, Le mouvement qu.atenlain Hennana Marica, x
niLos. Homenaje a A. M, HUntinglon~, Welle~ley, Mass., 1952, pág. 525. En ni yo iré a la escuela. a
1II H. Ureña. Versificación, pág. 31; y Estudios, pág. 33. 4l Comp. RAE, LXI, p:lgS. 268-275, 307-31B, 415 Y sigs.; BAE, LXIII, pá..
x A
A
.
l>j¡igtío del romance heroico, Caramuel es el primer teórico
:p,alega ~iemplos en la segunda parte del Prirnus calarnus de
.YRhythmtca (1665)-41.
I'!ISlPlCAeló¡'¡ ES!'. - B
~c
f~-;'.:, '.
france~a. se <>mplea en series que no conslituyell estrofas.-FJ ~'constan en cada ocasión de cin~o part:ados, Y el empleo con
la forma métrica en que se presenta en el siglo xn el Mistirio "~ de sólo dos elementos de rIma (aa bb. aa bb aa) ~sta
de los Reyes _J\kgos y la Disputa del alma y el caerpo. Las dos _~1idad represen1a una forma de compromIso entre sene y
obras pertenecen al meste'r de c1erecb, pero manifiestan UlI l-'~fa. ! ,.
fuerte influiD del arte de la juglaría. Mientr¡¡s el mester lit .
clerecía arrjnc~ma más tarde el pareado en favor de la cuadelll& -'
j':'L
El pareado de 11 + 11 o de lJ + 7. -Los pareados. de
Iiídros italianos corr.binados en tre,~ o cuatro parej~s no tenHtn
vía, el arte de la juglaría del siglo )CUI lo !levó o- su más a1t.a
_~,principio uso autónomo; eran la forma predIlecta de la
florecimiento en la Razón de amor, Santa María Egipciaro,
Elena .v María y en el Libre dds tres ReY5 de Oriento Los dife. -
- J Véase M. Pidal, Tus poetas prímitivos, Col. Austral. n.' 800, págs. 103·
rentes versos, que aCllsan una fuerte !1uctll;lc:ión siLibica, tienrn IltreX!ractD de Historia troyrma en prosa y verso, Anejo XV1II de la
por principal base el heptasílabo y el eneasilabo; en la Raron m,'Madrid, 19)4).
de amor se encuentra también en mayor proporción el oclD -, Agustin Dudo l:cdic:J- a <esta clase de romallce un apllrtado propio
m' el RomarlCero general, BAE, XVI, 11, Ap~ndice JII. b~jo el titrlo dé
sílabo. En esta obra predomina la rima asonantt>, frPllte rl NÁrflmrces de varias clases, hechos en versos pareados. Véase Oarkc,
Atlto de tos Reyes Ma?,os \' la DisPlI/(I, d('nde se cmpkó la riffi1 Sterclt, p¡Íg 289, n." 28: Tite Sf'a:1ish octos../l,:¡b/e, HR, X. 1942, págs. 1-11:
consonante con un;:¡s poc;;s ex::epcioncs. Lo" primcros pnreados Rcmarks on the earfy romances Il11d cantares, HR, XVII, 1949, pags. 9J y
octosilabos que originariamen1e sc suponen regubres. se hall!n si(uienles.
, Por ejemplo, Cltnc. siglo XV, n,"" 563, %4; CanCo de Palacio. n." !54 (a
! Vé[l~e Pnul Meycr, Le co¡¡pler de de¡,¡;r. \icrs, .Romllnía», XXIII, lill,
partir elel verso 32).
páginas 1-3). " Comp Le Genlil. Formes, pág. 21, :on referencias de citas en las
nolas.
228 Manual de versificación l!$~ '~;;tStrf)fa de dos versos 229
sirima o estrofa final en la canción petrarqUist~ ~rnistas, que se corresponde con su predilección por el
siglo XVI y del XVII, y aparecen a menudo también insertoa ' ~; drino. Ejemplos ofrecen G. Valencia (Leyendo a Silva),
norma alguna en la silva. De manera aislada se usan en. .:: ~chado (A orillas del Duero), González Martínez (La can
tencias, epitafios, epigramas, etc. Dispuestos en series se encutn; ~{de las sirenas), Pérez de Ayala (en Coloquios, en La paz
tran en poesías didácticas y morales; así en los Ejercicios de. .lifúmdero, 1903). R~mon de Basterra (Los grandes ritmos del
votos del mejicano Juan de Palafox y Mendoza 0600-1659), BlI' ¡¡iírfeo ) y otros- En la forma asonantada el pareado se encuen·
la denominación de silva de consonantes con la disposición fif "-<-par primera vcz en RosaHa de Cas1ro (En las orillas del Sar J.
de aA bB cC dD, etc., o con la libre disposición de endecas~ IpuéS del Modernismo disminuyó su empleo.
y heptasílabos alcanzan alguna ímportancia en las comedias de
Alarcón, Mareta y otros. En Lope, sin embargo,. son muy es. EL PERQ{IÉ. - En su forma auténtica el perqué consta de una
casos '. (¡,dondilla o uua cstro~a de cinco versos seguida de una seríe
Las rimes pIates de la tragedia clásica francesa sirviemo ¡ilinitada de pareados octosJ1abos; en algunas ocasiOnes la es-
de modelo para el uso de los pareados en el teatro del siglo XVnx. @fa inicial se n:pi tc al h~. La serie de pa!-,e~dos com~enza y
~na con un verso que tIene correspondencIa en la runa. El
que se estimaron propios, sobre todo, para las partes dialogada!.
El primer teslimonio en Hispanoamérica lo ofrece el peruano p@ler pareado es(á en relación con la rima de la redondilla. La
P. dc Peralta Bamuevo en La RodogUl1il (¿J70S?), que imita la plirticularidad de los pareados en el perqué consiste en que las
obra de CorneiHe del mismo titulo; el primero que lo empleó rimas parejas (aa bb ce, etc.) unidas por el metro, se separan
en Esparta fue Cadalso en su tragedia Sancho Carcía Onl). -j;ada vez por corLes sintácticos; cada pareja quc se origina de
Fuera de las imitaciones directas del francés (Racine, Voltaire), esta manera sc inicia con "por qué.. , "porque" u otro elemento
la serie de parcados con versos isométricos o plurimétricos se eD. uso anafórico.
mantiene en el teatro neoclásico; así en Agamenón \'C1Jgado de ., Ejemplo:
Esquema
García de la Huerta, que tuvo por modelo una traducción de
'. Pues no quiero andar en corte a,
F. Pérez de Oliva en prosa de la Electra de Sófocles. La sátira
también se sirvió en algunas ocasiones del pareado; así en Ca
nin lo tengo por deseo, b I
Quiero fer un devaneo b \ estrofa de cinco versos
dalso y en Arriaza. ron que baya algún deporte a
En el Romanticismo pierde su importancia como fonna d~ 1 Qualque consolación: c
mática; se encuentra, sin embargo, con frecuencia en poeslll! ¿Por qué en el lugar de Arcos sin rime.
de carácter narrath'o, como la leyenda El abad Duncario del IlO usan de confesión?
¿Por qué la dis(putación)
c
c
I
enlace con la estrofa de cinco
versos por la rima
Pad re Arolas y en algunas partes del Angel de Echevertia,
feze pro a las devegada~? d
.1. El pareado de alejandrinos. - Siguiendo modelos fran. ¿Por qué malas peñoJadas d
ceses fuc empleado, aca:;o por primera vez, en forma de series fazen falsos los notarios? ,
por Idarte (La campana y d esquilón). Reanimado nuevamente [... hasta el fin~l:] [, .. ]
por B:1ude];:-,irc. Verlaine y otros, se convierte dcsde Rubén (Co ¿Por qué pide gran mantón
,r
loquios de 105 Centauros) en una forma bastante apreciada por el que liene chico cuerpo?
¿Por qué parece huerco , \ fin~
7 En lO[1~ aparecen sólo desDué~ de lb20, y no sobrepasan nUllca
el qlle anda despojado? sin rima
~J
6 %. Véasc Morloty-Brucrton. C/!ron%gy. pág. 99. (El Almirnnte Diego Hurtado de Mendoza, Curse. de Palacio, n.- 1)
1
~<"_:_ i;!:0!:~a
230
=====- "~ . •.~
Manual de versificación
sUf~<' ';:~éD
En el transcurso de su historia el perqué ,
de tres versos
en el Cancionero de romances de Amberes, donde Garcí
231
bias; que en el Siglo XVII condujeron a su completavanos ~_/, ~-::~ de Badajoz ofrece los primeros ejemplos de estribillos
sició.n. E~ .10 q~e :es.pecta a sus temas, el antagoni:~~_- -::~os en el perqué 13. ,
la ~l~poslclón smta,clIca y la secue~cia métrica que es en.~, . : ,'\)¿Míentras en Cervantes el perque se da una vez más e~. su
tenstIc.a de~ pcrque, lo hacen proPiO para la sátira, a~ " ~ forma, e.o ~ope de Vega aparece !,a. en descomposIcIón
r~~resentacIÓ~ de asuntos en que se plantea alguna CO:t1'a:,'-", :~tiva; presc!n~~endo de las. caractenstIcas de esta fonna
ClOn y en quejas de amor contrario, y sirve también ~~ -~, se convlrtlO en una sene normal de pareados Que, co
tos alegóricos y enigmáticos. para ~ . _.'~do y tenni~and~ ?or ~n ve~so sin correspondencia en
-'~,jna, opone la diSposIción smtáctIca a la secuencia métrica 14.
Resumen. histórico: El primer testimonio de la palabra "';~isroa forma emplearon Alonso ?e Barros y Cristóbal, Pérez
la disposición métrica del perqué lo ofrece la poesía de Die' -,~:Herrera en los ext~nsos PrDverb.tos morale~.
Hurtado de Mendoza, Almirante de Castilla (muerto hacia 140~' ;;,~;J)eSpués de largo tIempo de OlVido, el antIf!UO perqué, com·
que con el título Perqué inicia el Cancionero de Palacio. El~ . _~to en endecasílabos, vuelve en la obra de la mcjicana con
pecto fonético de la palabra no es castellano, e indica. su Proce. ~ránea Guadalupe Amor 15.
dencia catalano-provenzal o, con menos probabilidad, italiana;
no obstante, no ha podido comprobarse hasta ahora que exista
una fonna poética correspondiente en estas literaturas. La
forma castellana por qué como denominación de la poesía se
encuentra sólo en el siglo XVI 8• En Cervantes el perqué aparet~
en su forma pura con el nombre de aquelindo ~ (acaso el dc
una canción de baile que comenzase: ¡ah, qué lindo.' J. LA ESTROFA DE TRES VERSOS
En Juan Torres el perqué cambia la interrogativa por"
afinnativa 10. Los parcados del perqué inscrtados en pareados "1a
estrofa de tres versos (terceto) muestro en el transcurso
normales del Razonamiento de Alfonso Enríquez 11 y de la Me. de. su historia, desde la Edad Media hasta nuestros días, una
táfora en metros de Diego Núñez de Quirós 12 conservan del pero p.n variedad de formas. No obstante, sólo el terceto dantesco,
qué tan sólo el característieo tratamiento sintáctico de las ti irltJ'Oducido en la poesía cspañola por Boscán, alcanzó realmen~
mas pareadas. le importancia. y es, por lo general, la forma originaria de las
El perqué encontró más amplia divulgación en el siglo XVI, v,ariantes más recientes.
dispuesto en forma de pregunta y respuesta, como en las quejas 'EL TERCETO EN. L4. E04.0 MEoa. - En España la estrofa de
amorosas dialogada~ de Juan del Encina, Ximénez de Urrea y tres versos (por lo general cortos, octosílabos y hexasfiabos)
Alonso Núñez de Reinoso. En esta forma se da ocasionalmente que se presenta en la Edad Media con una misma medida de
"'.'
,. tercetos burlescos 25 porque el contraste ,e~t~e el co.n1enido Ij;
gero y la forma refinada es un recurso eslIhstIco corriente entre
_
..
J:
Bermúdez lo introdujo en la .l!teratura dra~át¡ca e~ 1.<i77,
de Lope de Vega perteneclO al repertonü de verl;;OS de
poetas cultos. Italia proporcionó los modelos decisivo~ tan'~ y,ante:d,·a JJ El l{'atro nacional mantiene esta tradIción, aunque
de la forma como de los asuntos y estilo de los tercetos. Dante i . declive (Cervantes, Gui1Lén de Castro, Lope de Vega, ~Irso oe
" "'. 1lIcorn... . . . ,
,,-.
iniei~ la trad~ci.ón did.áctica; Lor.enzo el .Magnlfico y FranceSCA) en !ina, }' otros). El uso del terceto suele ~rB.er consIgo una
Berm, la parodlca; Anosto ]0 uso por prImera vez como fonna: ato reial intencíón estilística:l4; por esto la Cifra de su uso ~n
de la sátira. En España, no obstante, el terceto se limita casi ~P aración con otros metros es baja; así en Cervantes osc¡]~
exclusivamente a la poesía seria y culta. Se usó también en el ~~ el 16,6 % (El trato de Argel) y el 0,7 % (La entretem.
teatro nacional, especialmente en monólogos y en otros pasajes en
destacados.
Resumen histórico: El terceto encadenado fue introducido; 11 BAE, XXXII, págs. 23-27.
de Italia por Boscán. Aun cuando Dante no lo había inventado I 111 Véa~c M. Pelavo, Eswdios, IV, pág. 344.
la Divina Comedia fue la base de su notoria fama, Boscan I~ ¡ l'l ~ Fabio, las e~peranzas cortesanas 0, BAE, XXXII, págs. 387-389._ Sobre
presenta en una proporción considerable en dos extensas epl~ 12 cueslion del autor (Francisca de Rioja, Fernández de Anclrada, Rodriga
Caro). v~a~e A. Valbuena Prat, Historia de la literatura española. n, 5."
tobe; y en otras dos poesías que tituló capitulos, siguiendo ell., Baf¡:clor¡a. L9Sí. pág. 265, Y la bibliografía que allí se cita. D_ Alonso,
también en esto modelos italianos l6. Garcilaso usa la nueva' El Fabio de la ~Erístola moral,., en Dos ESpañoles del Siglo dO' Oro, Ma·
drid, 1960, p:ig,. 1Oj,239.
_ l~ «Na he de cilllar,., BAE, LXIX, págs. 37-39,
JI B.A.E, LXnT, págs. 249-252.
14 Vl'anse los tp.~ljmoni(), reunidos en fdprn, pág, 233.
~ BAE, XXXlI, pág. 4~S.
J2 B.A.E, XIX, págs. 75-at.
JJ Vé:Jse el cuadra sinóptico de S. G. Morley, en .Homenaje a Me
:!f, Ell el Terreor Libro de las Obras (ed. de W. l. Knapp. Madrid, 1875, néndez Pida\», 1, Madrid, 1925, págs. 350-351.
rál!inas 3n y ~illS J. Capilolum fue el título de las Canti en los códicel J4 _San los tercetos ¡J3ra casas graves_, dice tope de Vega en su
:;nti¡::uo, de la Divina Com"dia .. luego fue ampliada hada el significado Arte nuel'p (BAE, XXXVIII. pág. 232).
general de Poe~ia en tercetos. Comp. con las Capitoli de Berni.
236 Manual de vers.ificación es~~" \.;:~:'estrofa de cuatro vers.os 237
da) ,Jo, :Y en Lope entre el 21,9 % (Los hechos de ~_ ',:~eval; en el Modernismo son muy frecuentes (así en
l,l % (El rústIco del cielo):I6. y ti ";;~ Mirón, Daría, Gorualez Martínez, y otros) y acaso pro
En el ¡vlüdernismo el cultivo del terceto disminuye co'
derablcmenle en favor de variantes antiguas y nuevas.
tante, Rubén Daría lo empleó hasta Visión (del CanJo eTtlJllr
No: :i' del influjo francés .
.~ Un estado intermedio entre el terceto independiente y el
<;'tes co lo forman las estrofas de tres versos de la Corrida
1907) y ol.:asionalmente se halla en Valencia y González ~' . miaras (1929) de Alberti. Su esquema (ABA eBC DED FEF,
ncz, y luego sobre todo en Hispanoamérica se dan tCdav' ~tera) muestra que la rima del verso interior enlaza cada
ejemplos que demuestran la vitalidad de esta forma de estrofa~ "".i# dos te:~~tos,. aU,nq~e esto no se manifiesta en el curso de
iitoDlPoSlclOn smtactlca.
arRAS FORMAS DEL rERcETo ITALIANO. - La ter.;:a rima no fut: " c) El argentino J. M. Gutiérrez emplea acaso por primera
la única estrofa de tres versos, :Y así encontramos en EspaJia. ~en su poesía El av/? en la mar tercetos independientes aso
también otras clases de terceto >3. Como fueron cultivados tan "jfátJtados :Y variables de medida con el esquema ABá CDc EFe.
sólo en casos aislados y por poco tiempo, baste aquí alglU¡a álcontr6 algunos seguidores entre los modemistas, que variaron
referencia breve. ':iI6fi más su esquema introduciendo nuevas clases de versos
a) Ya anterior a la introducción del terceto dantesco se. TimdeeasíJabos, heptasílabos y pentasílabos) y otras series de
encuentra una iOI-ma de terceto de versos largos que prescinde )itrias asonantes y consonantes.
del encadenanüento de las rimas enlre las estrofas (terceto .( d) Los poetas españoles se empeñaron en transponer los
índependiente). El esquema normal es ABA CDC EFE, etc. Esta ~temas de las formas estrÓficas y poéticas italianas a la poesía
forma se muestra por primera vez en Gómez Manrique, y fue .etl'Octosilabos autóctono<¡. Siguiendo esta eorriente Lope de Vega
cu] tivada luego en cierta proporción por Timoneda, Lope de "«-ro el terceto octosílabo en su comedia La inocente Laura. El
Vega w, Juan María Gutiérrez (1809-1878) y por Lugones. También terceto octosilabo se distingue del encadenado tan sólo por la
se dan otras disposiciones en las rimas, como la de ABB CDO clase de ver50 empleado. En el Neoclasicismo volvió a ec;ta for
EFF (Lope). tria Iriarte en El caminante y la mula de alquiler (Fáb. XVIII);
A este grupo pertenecen también los tercefos monorrimos "en el Romanticismo Harlzenbusch en la fábula El murciélago. y
AAA BBB cee, etc. Su aparición en los Siglos de Oro 4Q ha de en tiempos recientes R. de Basterra en Las cimas. Entre los
considerarse que continúa una disposición de la rima del ter. . poetas modernistas tuvo alg{m éxito, :Y obtuvo muchas variantes
con la introducción de eneasílabos :Y hexac:;ílahos. rimas agudas,
asonancia con v siu encadenamiento de las rimas, Esta rica
JS Vease el cuadro sín6ptico en R. Schevill y A. Bonilla y San Martúi, variedad cayó en desuso después del Modernismo.
Obras complerrH de Cervanres, VI, Comedias y entremeus (Inrroduccilín),
Madrid. 1912, d~~de la pág. 163. BrBLlOGR\FÍA: Le GentiL forl7leI, págs. 1[·23 (con algunas indicaciones
Jó Veo.se en Murlcy-Bruerlon. Chronology, págs. 405406. bibliográficas). T. Navarro, Mi/rica, indice de e~trofas: terceto.
J7 Referencias d~lalJadas en T. Navarro, Métrica, pág. 465, a las cuales
habría qU¡; aüadir la Elegia a Ramón Sij¿ de Miguel Hcrnández. que
muestra una palente tend~nda hacia el uso estrófico del tercelO dantesco. LA ESTRO F." DE CU..\TRO VERSOS
lB Aqu.í no se liene en {:ODsideración el terceto como elemento de
composición en e! soneto.
D Vease MorleY-Bruerton, Chronology, pág. 103. LA R¡J:lOKDILLA. - En ..su forma normal la redondilla es una
40 CClncio71uú d~ Evora, n.O' .56.59. cstrof", de cuatro versos cortos, por lo general, octosílabos,
:r,f, .
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Manual_d_,~.~v~,~'~s'~f~ic~a~cc::ió.tl esPañ •
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todos Respecto a la disposición de Iaa ;<'Ia cesura 41, sin que se ponga
en duda la redondilla como
:(, rimas
~d estr~fic.a. . .
1." La redondilla de rimas abrazadas: abba. - Existe cas¡
:,:-No hay hmltaclón de asuntos en la redondlUa, a no ser la
~ procede de! uso de versos cortos en lo que esto pueda
exclusivamente desde los Siglos de Oro; algunos teóricos mOd,
nos la cónsíderan por esto como la única y verdadera forma de
,. ~tar a la condición del estilo. En SU mayor florecimiento
la redondilla. siJ'Vi6 sobre todo, como dice Rengifo, mpara componer comedias
y-Ji-álogos». Lope de Vega la recomienda en ~I Arle nuevo espe
2,0 La redm!dilla de rimas cnl.?adas: abab. - Este tipo es el. ,;¡¡i8Imente para «cosas de amor» 42. En e! SIglo XVIII y en el
más antiguo. Los teórieos que no la consideran como forrI'.a de '-j.órnanticismo se estimaba corn.o fonna eslr-ófie.a de la poesfa
la redondilla, la denominan de manera diferente. linos usan ~arrativa.
el término general para todas las estrofas de <.:uatro versos coro Resumen histórico: Semejante al francés rondel. rondeau y el
tos, o sea cuarteta; o en analogía eún la forma de estrofa. en Íbtliano ritmtdetlo, la palabra redondilla se deriva del latín
decasílaba (ABAB), serventesio, porque este esquema de rimas _ ~Igar retundus (redondo) con el sufijo diminutivo; y significó
es el habitual de las estrofas decasílabas del antiguo serventesio (al menoS en SU uso en la poesía popular) un baile en corro o
provenzaL -una forma de canción que acompañaba a esta danza. No obs·
Las rimas cambian de estrofa en estrofa; se da rambién en lante, la palabra española acaso no se relacionó con e5ta evo
la forma de pie quebrado, sin que esto alcance gran importancia; ~ci6n semántica válida para el francés e italiano, sino que se
la variante abab se presta enejor al quebrado, que sólo abarca P'!':ó probablemente en el siglo XVI apoyándose tal vez en el
los versos parcs (a 8 b 4 aS b 4 ). El.primer ejemplo lo ofrece italiano rirOrlde1!o. Esta suposición me parece aflnnar5e por lo
acaso el Marqnis de Santjilana: que dice Rengifo, el que primero buseó una interpretación de
la palabra. Según él las redondillas se denominan así «por la
RecufrJate de mi vida
pues que ...· bte
a' uniformidad que lleva en el canto, porque como se canta la
b4 primera, Se cantan las demás [ ... 1 o [ .. ·1 porque 5e canta en
mi por¡ir c: despedida
ser_ tan triste.
"
b 4
, los conos donde bailan, como dice Tempo de sns redondillas
italianas» 41. Si, en efecto, la redondilla hubiera sido una antigua
[ ... )
forma española de baHe, el nombre hubiese aparecido antes.
.!,:, (Olra canción, Canco siglo XV, 1, n.' 240) En e,,-te caso Rengifo en sus explicaciones no hubiera tenido
ij<
'/ que recurrir expresamente a Antonio da Tempo y referirse a
El ejemy]o del tipo abba en pies quebrados es menos frecuente, las redondillas italianas. Por lo visto conoció la redondilla en
Acaso un primer ejemplo con Jo fonna a 4 b a b g a 4 10 ofrece función de canciones de baile tan sólo en Italia y no en España,
~, Gil Vicente en el Auto de la Sibila Casandra. y esto le hizo referirse en primer lugar, entre otras explica.
:;:
., Hay que mencionar que en textos antiguos la redorIdilla se
41 Las ejemplos de Sem Tob en los Proverbios mora1e~. edición de
escribe reuniendo en una línea cada dos versos, con lo que Jg. Gom:í.\ez L1ubera, Cambridge. 1947.
resulta una aparente estrofa de dos versos largos. Así aparecen 42 «Y para las [cosas] de amor las redondmas~ (BAE, XXXVIII, pá·
las redondillas heptasílabas de los Proverbios morales de Sem gina L'2).
Tob, escritas en un manuscrito como lllejandrinos con rimas o Rp~¡.tifo, Arte poética española, Salamanca, lSn, cap. XXII, pá.
ginas 23·24.
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242 ,';-' 'J¿J tstfoja de cuatro venas 243
Manual de \.'ersificación ts_
~ ~ otras pruebas, un testimonio favorable a la tesis de
La variante abba no aparece hasta el siglo XIV", Y entra.
competeucia con el tipo abab en los siglos xv y XVI; sobre tO:II.
darke e1> la poesía ~Ya \a gran noche passava" ce! Marqués de
'~tilra.na ss. Esta composición muestra coplas de arte menor
como pieza para otras composiciones, en csta época no aIca~'
tod.:::vía un predominio fren'.e a la variante más antigtla. Parett tc.on treS rimas) que alternan con redondillas del tipo abba, y
a.cepl.aiJle considerarla c~mo modificación sin ,im~ortancia del'
p.trece presen~ar así la fase originaria de la redondilla;
tamo
~ podrá dejarse por entero de lado que, en casos aislados. la
tipo abab, como lo hace r. Navarro, cuanto mas SI se tiene
~ODdilla proceda de la copla de arte menor, aunque no parece
cuenta la tendencia por la rima abrazada (abba) en ]a Paes~
española de fines de la Edad fI.'ledia l~. ,;qDvenientt: que St I.krivt por elllero de ella por razones ero
~6gicas y de su organización. Desde mediados del siglo XV la
Existen, 5in embargo, inconvenientes fundamentales qUe se
~Ia de arte menor pierde su importaneia y se asimila a la
oponen a la derivación de ]01 variante abab del dístico Oeto.
nario, pues habría que 'suponer que, según el mudelo latino eDPIa
castellana, que entoncf''> se pone de mod~. Sólo cuando
ésra, en el último cuarto del siglo XVI, se descompone en dos
alternan rigurosamente las terminaciones masculinas (agudas)
y femeninas (llanas) (al b no a f b In). Este fenómeno falta ~ta estrofas autónomas de euatro versos cada una, se produce el
Gil Vicente. Otra dificultad se presenta por el hecho de que se 'repeJ!.uno incremento de la redondilla. Por su organización de
éUR tro rimas. la copla castellana ofreció condiciones incompa
emplearon también tetrasÍlaoos, hexasílabos y eneasílabos, que
rablemente más favorables para la formación de la redondilla,
difícilmente pueden entonces derivarse del dístico oetonarlo.
pues bastaba un corte de sentido después del cuarto verso
II. La redondilla más moderna se produjo por el desdoble
d~ la estrofa de odio versos·; es posible que la estrofa de
para dar autonomía a cada parte de estrofa, ya independiente
cuatro versos que acabamos de tratar, haya favorccido tal par. ro la métrica.
. El máximo florecimiento de la redoodilla (abba) corno es
tición. Se discute si la estrofa de ocho versos, que en último tér_
trofa autónoma en la lírica y el teatro se inicia después de 1575.
mino es proven7.~l. introducida en Castilla en diferentes tiempos
Ya había aparecido en algunas ocasione...<;, muy a principios del
y por varios caminos, ha de considerarse como la copla de arte
menor, esto es, corno una forma gallego-portuguesa, según
m, en la poesía dramática, como en Gil Vicente, que escribió
de 1502 a 1536 S'I; en el Co!OqtÚO de las damas valencianas (1524)
quiere Cfarke 56, o como copla castellana, llamada también l:opla
de Juan Fernández de Heredia 00; el anónimo Auto de la Assump
míxta 51, que son dos tardías fonnas provenzales, según opina
T. Navarro. rjon de Nuestra Señora ~\; )' en panes de Lucas Fernández. En
este tiempo su alcance en la lírica es aún insignificante. Cristóbal
54 Acaso por primera ve' en U~o dep"ndicnte en el Libro dI' bl.ll" de Castille,io y l:Iu'>cán ni siquiera usan la redondilla; Garcilaso
amor, ~n las Cdrltic¡¡.~ de loores, estrs. 1(;(:8 y sig., :lo' :6i3 y sigo LU~go, por
ejemplo, en cLa tu noble esperan~a", en el Rimado de Palacio, BAE, LVII.
página 454. Ane., IV, pág. 312.
.'ilI
~ En (iil Vicente: «!he ,in,i\e rer1onr1illfl ;~ ,,~ ..r1 for f'nlire ph~'s~,
55 Le Genli1, en rdaciÓll co'! h e~trof:l de ocho n'f~US opina lo li.
Morley, Strop1tes, pág. 513.
guiente: «étant donné que le quatl'ain embras~é a été pilrticuliercmn!
/(! La a:ribución no es se{¡ura. Según Paz,! Mclla, el autor scria Luis
gauté au Sud d~s Pyréné\'s, on pOutTait penser que ¡O{."1.11 ¡o1>l1b a dOIUlé
MIJJ'6arit Véase D, McPheetee.', en .SympDsjwn~, X. ~956, pág. 15& (Re
naíssance ~ a/1/N aaba». (Formes, p1Íg. 39).
seña a T. Navarro, Métrica).
.5(\ Redondilla and copla de artl:! Mienor, HR, IX, 1:>,",1, págs. 489-493. 6t L. Rouanet, Colección de autos, farsas y coloquios del siglo XVI, IV,
:i7 (:opla mí1:ta es el tt'rmiuo cok;:;¡¡\,o de estrofa ~e oclosíJabDs ¿e
Barcelona-Madrid, 1901. p;\gs. 437-46:!; en la rars¡o o cuasi comedia ce
extensíón variable (i·lI venos), can dos, tres o cualro rima~, dispnestas
tucas Fcrnández (en Farsas y Eg/ogas,." Madrid, 1867, págs. 85, 89, 91.
en semiestrofas asimétricas (4 + 3: 4 + S: S + 6). Véase T. Navarro, Mé.
trica. et¡ el !ndice de eslrofas, pil!. :'25. ekétera).
244 Manual de versificación es: fa de cuatro versos 245
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seguidilla no puede denvarse de mnguna otra fonna----.:::
COUClei,¿'
f)l"_v,
':,"":<..-nI4
,;,,~por
'f~::':>
Correas 'IlI, hay que partir de que sería en último
y hay que Suponer que es autóctona, de procedencia Po~
Desde este nuevo ~unt~ de vista, la ri~ na es importante,,:<
, 'ti!' una- derivación del latin csequi_; no obstante, se discute
"1 ~ se pudiese referir este cseguir_. Hanssen, que deriva
~t_, por tanto las combmaclones en algunas Jarchas de heptas~
~ del portugués antiguo a:seguir'l a través de un ... se
-t; y pentasílabos de rima consonante pueden considerarse talnbi6l
..
como formas de la seguidilla. , '-'~. más antiguo ( canción con melodía prestada'), relaciona
':;f-<'
. En la que. r~specta a la disposición gráfica, la segu¡diU.;' ~gnifiew:t0 de. se~~ co~ I.a m.úsica llO. Lang, _en ~ambio, o~ina
'tr' . _. . Seguidilla SignifiCO ongmanamente un anadldo que SIgue
-~' SImple se es~nbló en. dos versos largos h.asta entrados los ~,
~ ; meros decentos del Siglo XVII 75; esta es, Sin duda, la fol'lI12i od. .,..~ remat~ a la poesía prop~arnente di~ha, semejante a la
.
.')' ginaria, porque sin atender al orden gráfico, el verso de se~
-~, finída y otras. Las dos mterpretaClones pueden apoyar
:t diUa se reconoce, por la unidad sintáctica contenida en ,la disJll). te en hecbos: por un lado hay muchas seguidillas que se can·
sición 7 + 5, como si fuera un verso largo. De esta maner¡ lÍiIJIlD con melodías ya existentes y conocidas, y por otro gusta
el heptasílabo y el pentasílabo se presentan como parejas unidas ' eIíJplearlas desde el síglo XVI como remate de una poesía de
-,:
por ,el sentido, cuando la seguidilla se escribe disponiéndola ea. ~tta clase de verso a modo de estribillo Il.
versos cortos 7~. i..t.a fonna de segUidilla (fluctuante) se encuentra por primera
,,
vez:'en algunas jarchas de los siglos XI Y XII $%. Hasta fines del
La seguidiJla no tiene túnites en el asunto 71'; sirve, sobre.
todo, para la poesfa ligera de inspiración popular. No obstante .sijId 1CV aparece en la poesía gallego-portuguesa (Meendinho,
se encuentra también en obras elevadas, como en los CQ~ -ifartim Codax, Alfonso el Sabio, Don Pedro de Portugal). El
neros espirituales de Lope y de Valdivielso. Al lado de su USO primer ejemplo de una seguidilla castellana está en Alvarez
estrófico en poesías largas, se presenta también como estrofa Gato (1430-1496) 8]. La seguidilla falta en el Cancionero de Baena;
aislada de cuatro versos, y como estribi110 de endechas y villan. _sio embargo, se encuentra en los de Herberay, Barbieri y otros.
dcos. -'En el transcurso del siglo XVI es algo más frccuente: Timo
_ . Horü7.co, Montesino, Sa de Miranda, Santa Teresa, San
La seguidilla es por su procedencia una canciÓn de baile.
La melodía má antigua que Conocemos de una seguidilla es 11lSn de la Cruz y otros la usan ocasionalmente, con preferencia
la píeza n." 132 del Cancionero musical. Parece que de la p¡U'3 temas de víllancico M. Aun después de la victoria del iso
música no puede sacarse información para la seguidilla como Jilabismo a mediados del siglo XVI, la seguidilla mantiene su
forma de estrofa 78. canicter fluctuante durante unos cien afias, y esto es un indicio
de su procedencia popular y de su gran antigüedad. En la poesía
Resumen histórico: La palabra seguidllla se documenta por
primera vez en 1599. En 10 que se refiere al significado, exariú. 'l9 Arte grande, ed. cit., pág. 447,
10 F. Hanssen, La seguidilla, AUCh, CXXV. 1909, págs. 697-1598.
11 Lang, RR, 1, 1910, págs. 34o.3~t. y formas, págs. 520-521
7~ Comp. por ejemple>, con las seguidillas de Rinconete y CdTladillo 11 larchas, n."" 3, 13, JS y 33 (tipo de la seguidilla inversa, poce> fre
de Cervantes (ed. 1613). cuenle), en K. Heger, Die blsher verOffl!rtrlichten Hartas un.d ihre Deu
7~ Véanse Jos ejemplos mencionados. tiIrlgen, ob. cit. Véase también T. Nayarro, Métrica, pá~s. 30-31.
n Gonza!o Correas, Arte grande de la lmgua Ca.stetIaMa (626), ed. de 8] .Quita allá, que no quiero_o Canco sig1rJ XV, n. 115.
G
Emilio AJarcos García. Madrid, 1954, págs. 447-448. M Referenci¡¡s de citas 'J publicación de algunos textos en T. Navarro,
78 Véase Le GentiL formes. pág. 444. T. Na\larro, Métrica, pág. 162, Métrica, págs. 157-159 y 212-123. Abundantlsimo material e indicadones bi~
-nota 48. bliográficas, en H. Ureñá, Versificación, págs. 163 y sigs.; y del mismo.
Estli.dios, págs. 123 y sipo
252 Manual de versificación. es '"t¡i.5~i-:':-'#trofa de cUiltro versos 253
oral de la Edad Media se divulgaría por tOdas~' \~¡-:e 't , parece poesía nueva~
IIJ. Correas afirma por un lado
Península Ibérica; la poesía culta aún nb la había a es ~'~_ -:i,,~ ~tigüedad de la seguidilla, y por otro su incremento des·
y de ahí que se valiera de ella sólo en algunas ocasioPrec~-:·;:-l·-.~ que ha de atribuirse acaso a una nueva estructura musi-
nes
A fines del siglo XVI y principio5 del XVII se p'od : ""::6:, ,-~~" ~na afortunada fonna de baile, unida a fines del siglo "'"VI
· 1 E 1 uJo,~,·' "1.,-
~am b 10 comp eto. TI e Guzman de A1tar-ache de Mateo Al '~, : -,~';Ia antígua forma de la segUldIlla.
..
Impreso e.o .t599, se d~c~menta .su nombre por primera~ .:'1' ,·r'Co
n este aug: Y su mayor ~ivulgación en lu_poesía culta, se
El t~xto dIce. ",Las seguIdIllas ~rnnconaron a la zarabanda.. ';:': ~ 1"''''', .'lió la seg~Jld¡lla en .los anos de 1600 ~ 1615. Con .Lope de
HaCia. 15~0 la z:rabanda empIeza a conocerse en Espaiia,-:'::::; ¡,~,adquiere unportancla en el teatro nac~~nal, espeCIalmente
expenencIa ensena que un nue\'o baile que se pone deJ~· ¡~s entreme5es. En contra de la observaclOn de Correas refe
suele a~j.nconar a otro m~s antiguo, y as! Sbarbi 86 dedu~ ! ::te
a su regularidad ~ ,en oposición a los ejemplos ~sosilábicos,
la seguIdIlla es una creaCIón de fines del siglo XVI P"~ ,qIi: ¡'¡'PO fluctuante tambLen prevalece de manera marnfiesta en la
'd I ' .....~s6Io\eJI ' .
sIen o n~a mente una novedad hubiera tenido ocasión y fueD,á ¡~¡a. culta hasta mediados del siglo xvn. Asi. en Lope, Tlrs~,
para desplazar la zarabanda, que tampoco era antigua. UUií, i ;~~ielso, Quiñones de Benavente y la mayona de los demas
~azón en favor de la ?~inión de Sbarbi parece ser el Slibfkj', ¡ <',' taS que escribieron antes del año 1650; sólo Ca!d~rón repre
y
mcremel~to de la S:,!l1ldIlJa, final~.ente, un pasaje de la se- ¡ =:'a
una. notable excepción, y en su, obra la se~U1dllla alcanz~
g~nda purte ~el QWlo~e, que Sbarbl mterp~eta en este sentidq;'! .i::4efinitlva ~orrna COITect~ en el numer~ de silabas (heptas!
Dice el texto .."'Pues (qué cuando se humIllan [los poetas]; i J1bQ,,....-penlas¡\abo-heptasIlabo-pentasIlabo), que hasta el
comp.oner un genero de verso que en Candaya se usaba enton Il" l' .'Jiíbdernismo se mantendrá en. la poesía culta y, en gran propor·
a. qUien ellos. ~lamaban 'seguidillas'?» (JI, XXXVHIl. Con:: I Ció~ también, en la popular.
dICen esta oprlllón n~ sólo los testimonios de las seguidillas en.! ,Jlacia los años treinta del siglo XVII es probable que apare
contrados, aUnque SIn nombre para este género poético, : ~ la seguidilla compuesta. Correas (1626), que alega muchos
las ha dado tanta perfección, siguiendo siempre una confor. la. edición dc E, Al:trco;¡ Garcia, pág, 447 Los pasaJ~s esenciales se Pll
blican tambíén en Diez Echarri, Teorías, págs. 212 y sig,
811 ~Vcnta de Vívcros, ", eh el segundo acto de Las paredes oyen.
85 Primera parte, Libro IIl, cap. VII, ce, 83, P!lol. 142. 11 Hasta que punto estuvieron de moda lo muestran lo~ versos de
86 El Refranero genera! español, IV, Madrid, 1875, pág~, VIII y ~J¡:s.
torres Villarroel que se cítaron como ejemplo de la seguidilla cOlllpuesta.
"j'
"
·1'
sobre todo la de sIete, que es la forma que Lista emplea": 1 ,};:rt ' lIIáS levantarlo,
cJusivamente. Bello en su Métrica (1835) trata sólo esta iQn:;'! :':',
qüe el hombee
"
OS
d 3 \
En e~ ~omanticismo la~ circunstanci3:<; .síguen las IlliSlJIas._- ¡ es de p,'endas mayore~,
;oí
,
La seguIdIlla. con el manifiesto predonumo de la fo
siete versos, se usa con frecuencia (Duque de Rivas, Es~ i
rma
"/ r le veIJ10S '.
para todo dhpuesto,
. "1
" Pareados
ceda, Zorrilla, Avellaneda, Bécquer y otros); en Hispanrul..... i-- por ¡-ran,de no aleance ;; l'
hay avor que . f7
nca, en cambio, se emplea menos.
' . - i /lO , .
Los poetas modernistas de Hispanoamérica y de Espaib, ¡ :.
Jllenciona esta forma en el capítulo LlI del ~rte poet.IClJ
c.~Itivan :~s dos formas principales de la seguidilla; ól3í Cu: 1- ~lada del Rengif?, deL cual se ~a tomado el ejemplo Clta~
'J lIerrez NaJera en La cena de Nochebuena, y M. Machado '1.:.." - <' es fonna de poesla popular, poco frecuente en la culta.
,c¡
]05 nombres de «sevillanasll, «senanas~, «alegrías:l, la _.:
'~J·I· . _,:
lo" .. E 'd']] d uatro versoS
' " -6"" I .. La segUIdIlla. real. - '1 bo
s una segUl 1 a e c
d lila de cuatro versos; el JOven Dano, Nervo y A, Mach.... ~ ,.. _~ . . h ,·tab de",oilabo _ h..
(Canciones del Alto Duero), la seguidilla compuesta. De innova.-u I ,'" " la d'ISPOS 1c Ión decasl a.
'COJ!. - 'exas 0 -te ........
.
Cl6n ,
pueden calJficarse ...
las segUIdIllas sImples (arrDmanzadas) 1~·niliLosve~oscortostlenenrlmaasoMn.
'¡¡a.-. o. , .
con asonancia continua según el modelo de los romances; el ¡ . Ejemplo. Esquema
cubano J. Martí las empleó quizá el primero en mayor pro""". I > f 1 I '>ueñ.a a lO
I 'Sm aro se vena una u
ClOn (Pn.~clpe. enano, B~az.os tragantes y otras )'. El colombiano ~
-, ,. r-"
guardando el semblante, b6
J. AsunclOn Stlva (MarIposas), S. Rueda (HOJas rodal1doJ, I porque dice que es muy conocida c 10
Juego García Larca (Balada de un día de Julio) continuaron. ¡::or las navidades. b6
esta innovación. La antigua forma fluctuante de la seguidilla se ! (Juana Inés de la Cruz)
reanima en El abuelo y Venecia, de Alfonso Reyes; en su obra '
aparecen ocasionalmente hexasílabos en lugar de los pent:a,ñ. Sor ¡uana inventó esta forma y le dio el nombre.
labos habituales.
3. Úl seguidilla gitana. -Según Le Gentil '10, tienc en común
B) OTRAS FORMAS DE LA SEGUIllILLA. - Al lado de los tipos p)D la seguidilla tan sólo el nombre. Según él, es una estrofa de
fundamentales de la seguidilla, las demás formas son de impor. einco verSOS, y según T. Navarra, de cuatro, de los cuales el
tancia secundaria, y su uso, limitado en el tiempo. Unas pero primero, segundo y cuano son hexasílabos, y el tercero por lo
tenecen a los Siglos de Oro, y otras se ban desarrollado en gt:oeral es endecasílabo, y ocasionalmente también un decasílabo
época moderna. o dodecasílabo; esta descripción se basa en una sección de
coplas de M. Machado. La estrofa de cinco versos puede haberse
1. La seguidilla chamberga. - Se compone de una seguidilla
originado por la descomposición del verso largo. Hennqutl
~imple, a la cual se añaden tres pareados cada uno de diferente
rima asonante. Cada pareado se fonna de un trisílabo y un hep 'lO formes. pago 442, nota 189; sólo dice que el tercero es más corto, y
tasílabo. lo, otros se aproximan 11 la endecha.
258 Manual de versificación eSDai;ft'
-~ .'Ps estrofa de cuatro versos 259
BIBLlOGRAFU.: J. M. Sbarbi, El refranero general español, IV, M .
1875, págs. VII-XV. f. H¡¡nssen, La seguidilla, Santiago de Chile, 1909idrid, ~rte 904, desde M. Pida1 95 ya no se puede poner en duda;
bién en AUCh, CXXV. 1909, p¡igs. 697-796. H. Urefia, Versificación' lIl:Q;. apoyarla pueden aducirse los siguientes hechos:
tudios. índice de urnas: seguidilla. D. C. Clarke, The early Ser~~" ~." La combinación monorrima de cuatro alejandrinos, ano
HR, XII, 1944, págs. 211-22:.' [~ün abnndante bibliografía). Le Gentil F" .~ a la cuaderna v(a sólo existe en Francia y Provenza, y no
mes, págs. 440449. T. Navarro, Mttr¡,;a, en especial págs. 157·t62 l' S~· .'., la poesía medieval latina, que conoce esta forma de estrofa
. . an.
chez Romero, La copla 'mda/ul.a (Can/ares, Flor de AndaluCía), Sevilla;
,~ sólo como combinación dc dodecasílabos!'e.
1%2. A. González Cbrucol, Anrologfa de la pocIía fl¡¡lllelle,. M'ldrid. 1%[.
ídem, Flamencologí.'l. Toros, cante y baile, Milodrid, 1964, 2" cd. R. Mol' '
2." El lipa de estrofa en cuestión se da en Franeia desde
Misterios del arre flamenco (Ensayo de una infHprt;ración anlropo/óg:::;
,.fines del siglo XI1, con la suficiente frecuencia como para poder
Barcelona, 1967. A. Gomález criment, Bibliografla flammca, Madrid, 1965: ílIDuir en la poesía española 'TI.
3," Como luego en el mestcr de clerecía, esta estrofa se
j¡abía usado también en Francia en la poesía seria, moral o
LA rVADERNA vÍA
hagiográfica.
La cuaderna vía, que algunos teóricos llaman también te. 4." Se ha comprobado que varios poemas del mester de
trástrofo monorrimo alejandrino, es una estrofa de cuatro ver. dere¡:ía dependen, por el asunto, de modelos franceses, y esto
sos alejandrinos de una sola rima consonante. haCe suponer que con el asunto tambil~n se adoptaron las ca
Ejemplo: iacterísticas fonnales de la estrofa.
Esquema 5." Otros indicios de la procedencia extranjera de la cua
Gonzalvo fue su nomne, qui fízo est tractado, A 14 demavia son su breve existencia, su vinculación con la poesía
en Sant MilIan de Suso [ne de ninncz criado, A 14 erudila y su completa desaparición desde principios del si
natur~l de Berceo, ond Sant Millan fue nado: A 14 "gIo xv.
¡ Dios guarde la su alma del poder del pecado! AH La cuaderna vía es la estrofa más importante y caraclerís
(Berceo, Vida de San Mil/án, eopla 489) 'tica del mester de clerecía de los siglos XlII y XIV; en ella se
'escribieron las obras de Bercco que la hieieron famosa, y el
Resumen histórico: El nombre de cuaderna 'vía aparece por Liuro de Alexandre, el Libro de Apolonio, la Vida de San I1de
primera ,'~~z como «guadernería», que se interpreta como errata f('nso, el Poema de Fernán Gonzrilez, una cuarta parte del Libro
por «quaderna vía" (Libro de Alexandre, est. 2); el Libro de de buen amor del Arcipreste de Hita; y a fines del siglo XIV,
Apolonio la califica de «roman¡;e de nueua maestría" (esL 1). la mayor parte del Rimado de Palacio de Pero López de Ayala
Según CJa,ke, es la primera forma estrófica empleada en Cas, y el Libro de miseria de omne!il6.
tilla «con una consciente continuidad para lograr estableCer
un módulo métrico .. n. 9t A. Reston, Osserva¡ioni sul metTO. del Poema del Cid, "Propu
Su procedencia de la poesía francesa y provenzal, que la lP'laIOre~,XX (1887), págs. 125-130. M. Pelayo, Ant., 1, pág.~. 158-161.
J5 Poesía ;uglaresca y orígenes de las literaturas Tomdnicas, 6.' ed.,
investigación anterior sólo había apuntado unas vcces 93 y recha. rorregida y aU~l':ntada, Madrid, 1957, págs. 277·278.
!lli Comp. los ejemplos rcprod~cidos por M. PeIayo, Am., 1, pági
'1.! Clarke, Sketch, págs. 279 y 5ígs. nas 158-160.
9) M. Milá Y Fontanals, De.fa puesía heroico-popui:.zr, F.IarC'elona, 187~, 111 Véase M, Pida!. (,b. cit., pág. 354, nota 1. Comp., adem5~, G. Naete·
página 4~5. A. Morel-Fatio, Recherchl'S sur le le;r;te et les sources du Libro bus, Die nícht-lyri5ch~n SfTop}¡e~llormen des Altfranz.Osischen, Leipzig,
de Ale;r;andre, ~Romanía~, IV, 1875, pág. 53. 1891, págs. 56 y sig., } Suchier, ~'e's!<'iue, pág, 181.
98 A excepción de Ji! Historia troya.na y del Libro de mi.•eria de omne,
=2~60,-- M~an.:c:'~UÚ=-~d~e_v~e='~s~if~ic~ac",=i~Ó~~ ~?tr:/>~\>B'~\:'~a de cuatro versos 261
" es~ '~P'ov,
Después de tal florecimiento llegó a perderse casi -~';(~}J:;;; r'i~:e.Ae. La distinción entre :cuarteto. (A.BBA) y _serven
pleto a fines del sig~o XIV. . Por ~(':" ,;i~\~BAB), introducid~ por pnmera vez por. Rengifo (1592,
Ent.e Jas coleccIones del SiglO xv sólo el Can,..;~i<:~' _ "~~"":' LVII!) que también fue adoptada ocasIonalmente por
Buena ofrece en el n.O 518 b unas pocas estrofas ...o.uPlero"
de ) ' : _ ''. '..'..,_ o teóricos' modernos, por lo genera. l no 'se unpuso.
que las coplas 1291-1296 y 1298 del Rtmado de P lfl4f.- .:_,~,J Esquema
aJaQo
Ayala w. La copla de arte mayor adopta est<1 función dedt Ya Mitata no existe: derrocadas A
cuaderna vía en la poesía erudita. la: Sus. casas, templos y su muro hennoso, B
Sólo el ModemisITlo sacó a la cuaderna ..."fa del comPleto, Sólo roinas se ven, piedras gastadas, A
Ayala (La paz del sendero) y otros. Entre la actual poesia 'es. y el pecho del amor muy lastimado. A
pañola_ hay que mencionar los Tetrdstrofos a nuestro señor (San Juan de la Croz, El pastorcico)
Santiago de D. del Castillo Elejabeytia.
y como eslrofa de versos plurimétricos (endecasHabos
BmUOGRAFíA: Ant., l, págs.. 155-Hil. R. Menéndez Pida}. Poesfa ;1lf/4.
)i,~~ptasH~bos) de I~bre disposici~n, que en la m~tri~ moderna
resca)' juglares, Madrid, 1957, págs 277 y sipo (Sobre los problema.! mi se' denomma tamblén cuarteto-hra. Formas espeCIales de la
-tricos de la cuaderna vía, véas.e el alejandrino.)
Misma son la estrofa sálica y la estrofa de la Torre. Como
todas estas fonnas de versos plurimétricos pertenecen hist6
EL CUARTETO ri'camente al grupo de las canciones aliradas, se estudiarán
_Ji#Ito con éstas.
En el sentido más amplio se denomina cuarteto toda estrofa
de cuatro 'iersos largos, en espeeial si son endecasilabos. Resumen histórico: El cuarteto de versos isometricos (en
Dos tipos aparecen como formas fundamentales desde un decasílabos) usado en fonna autónoma 100 sólo tiene una his·
punto de vista histórico según sea: la clase de rima empleada lona ininterrumpida a partir del último cuarto del siglo XVIII.
(a 'ieces, versos sueltos), las dos maneras de combinarse la SU anterior empleo se limita a casos aislados, cada uno de
misma y su m("zda con heptasílabos. los cuales requiere por sí una explicación de los problemas de
1) Se pre~enta como estrofa isométrica de endecasílabos su origen y uso. Acaso el primer testimonio se encuentre en
consonantes ABAB y ABBA, o como estrofa aguda según el t$- Luis de León, que en toda su obra lo emplea dos veces, corno
estrofa aislada de cuatro versos, en el Epitafio al túmLllo del
todos los textos mencionados están reunidos en BAE, LVn, aunque en
edición que no es rigurosa desde un punto de Yista e.strictamente filo 1m No se tienen en consideración aquí los casos en que el cuarteto e~
lógico,
sólo un elemento de composición, como en el soneto, o al final de la serie
W Comp. Lang, Formas, pá¡. 509. de tercetos, etc.
~ ...
""¡.,,, ,-,<;;- . .'.;.
~,
-~r
sici6n no es irrefutable, porque por un lado este tipo de estruta ~ de su opinión. Es difícil enjui.ciar hasta Qué punto hayan
de cuatro versos apenas tenía importancia en la Italia de aquel ~uido en él las formas orientales en que se inspiraba la tra·
tiempo, y por esto no sería adoptada por Boscán y Garcilaso djiceión inglesa que siguió, y las estrofas alternas de cuatro
Por otra parte los eX[Jerirnentas sobre la fonna estrófiea era; ~rsos- alejandrinos de la poesía francesa, lo menoS probable
tan sistemáticos y numerosos, especialmente en las traQue. 'seria la vuelta a la débil tradición autóctona de esta forma.
ciones de los españoles de esta epoca, que una forma, sobre Al nUevo incremento de los cuartetos, además de Noroña, con
todo tan sencilla como la del cuarteto isométrico, puede ha. "tribuyen entre otros Arriaza, Lista, Martine~ de la Rosa y Bello;
berse reinventado, independientemente de Italia 103. Luis de León y-:allad~ de la fo:ma p:edominante ABAB ~ la varian~e ~BBA,
no prosiguió con estos ensayos, y escribió las demás tradue. i¡líe le sigue con distanCIa, aparece la mayo na de las mas Impor
ciones de los salmos en las formas de lira o en tercetos dan taPtes innovaciones de la época posterior. Así Noroña mismo
tescos. De autor anónimo son los ~uatro cuartetos intitulados (¡frece acaso el primer ejemplo del tipo de cuarteto arromanzado
Redondillas, con la disposición ABBA, ACCA, ADDA, AEBA, que tiene rima asonante continua sólo en los versos pares u~. Mar
que representau una poesía profana, vuelta a lo divino (<<UD :t:fnez de la Rosa en su Híml1.o epitalámico deja los versos pri
pastorcico solo está penado,.) por San Juan de la Cruz, que mero y tercero sin correspondencia en la rima, estableciendo
la amplió con una estrofa más, manteniendo la misma dispo. ia· consonante en el segundo y cuarto. Arriaza introduce la :rima
sición métrica 104. La rima continua en los versos. primero y ¡jguda en 'los versos pares (AEAI!) 107, Y esto'recuerda la alter
cuarto y el enlace que produce entre las estrofas (aun eon nancia regular de estos finales de versos en la poesía francesa.
tanda con la clase de verso usado) hacen supOner no tanto En el Romanticismo el cuarteto endecasílabo alcam.a su
un influjo italiano como la tradición cancioneril de carácter mayor difusión. En la temática uo se limita a ningún género,
provenzal. Aunque escritos mucho autes, hasta 1632 no se pu yen esta época acaso por influjo francés se pone a la cabeza
blicaron los cinco cuartetos alternos eu endecasilabos falecios de todas. las foimas líricas de estrofa. El tipo ABAB pre
del Coro de venganza que forman el final del cuarto acto de valece frente a la variante ABBA; entre las demás variantes
lB Dorotea de Lope. la forma aguda (AEAE) tiene especial estimación en Espran
ceda y sus contemporáneos.
lOI BAE., XXXVII, pág. 17.
¡tu D. Alomo, Vida y obra de Medrano. Madrid, 191&, r, págs. '2J7 )l 5igs.,
bace ver los intentos )l métodos de la reproducción de formas de la Anti Il!l BAE, LXIII, págs. 470 )l sigo
güedad en España a fines del siglo XVI. II1l Por ejemplo, Al sepulcro de Zl.'1yde, BAB. LXIII, pág. 472.
1Gt J. M. Blecua, Notas ~obre pOl!rntl5 del ~¡glo XVI, RFE, XXXIII, 101 El propósito inútil (con rima aguda continua); El ciprés (con rimas
1949, pág. 379, reproduce ambos textos con un comentario. alternas), BAE. lXVII, págs. 49 )l BI.
;7-~:'::'
264
Bjemplo:
Madrid, castillo famoso
que al rey moro alivia el miedo,
Esquema
h
a
265
sla A Gloria de Díaz MiTÓn, q,ue Dano celebró en el veno arde en fiestas en su coso, a
eTu cuarteto es cuadriga de águilas bravas» 1(1ij. Más intensa. por ser el natal dichoso a
mente que en el Romanticismo se manifiesta la variante ABBIi de Alimen6n de Toledo. b
en González Mardnez, Neno y G. Mistral, sin romper tI predo (N. F. de Moratín, FieJta de loros' en Madrid)
minio del tipo ABAR La variante aguda cae en desuso casi por
completo; el cuarteto arromanzado, en cambio, se da con bas.. La quintilla no tiene límItes en cuanto al asunto; al modo
tante frecuencia. También en la poesía conlemporánea el cuar. de la redondilla y en forma semejante a ella, se encuentra en
teto es de las estrofas más usadas, casi siempre en la, foro la poesía Ilrica y en la narrativa, y sobre toco, en la dramá.tica,
ma ABAR donde se usa especialmente en las p::lrte<;; líricas y narrativas.
Resumen histórico: El nombre de quintilla aparece por pri
LA. ESTROFA. DH CINCO VERSOS tllera vez en las Tabla.s poéticas (16t7) de Cascales. Su primera
descripción detallada la ofrece Rengifo bajo la denominación
Se denomina quintilla la estrofa de cinca
lA QUINTILLA.. - de redondilla en su Arte poética (1592), cap. XXII.
versos octosílabos con rimas consonantes. En su forma autó En 10 que respecta al origen, se supone que la quintilla
noma y definitiva. que se alcanza a fip.es del xv, tiene dos rimas nació en el siglo xv medianre el desdoblamiento de la estrofa
cuya disposición ha de atenerse siempre a estas normas: 1) más de nueve Y diez versos con la disposición 4 + 5 y 5 + 5 (Yéase
de dos rimas iguales no deben estar inmediatas; 2) se evita copla real). Dio ocasiÓn a esto (o (11 menos 10 favoreció) el
la rima pareada al final de la estrofa 11»; 3) ningún verso debe álcance que tuvo la estrofa de cinco versos cC'mo lema o flnida
quedar sin correspondencia en la rima. De las posibles como en la canciÓn trovadoresca (véase esta clase de canción). De
binaciones sobre esta base, se impusieron las cuatro siguientes esta manera podía desarroIlane de IT!.odo natural lD conciencia
variantes como más habituales: de que la estrofa de cinco versos era una forma estrófica inde
pendiente. En la primera fase de la evolución se desarrollan
1. ahaba 3. ¡,.baab
paulatinamente esquemas fijos de rimas en e.'ilas partes de
2. abbab 4. aabba
la canción (tema, flnida} y en las estrofas d.e nueve y diez
versos; estos esquemas se repiten luego en la quintilla autó
Según las épocas y poelas, se prefiere uno u otro esquema
noma. Un paso decisi.vo hacia la independencia de la quintilla
en las poesías largas en quintillas; y los tipos se emplean o
se realiza hacia mediados del siglo xv, cuando se introdujo un
bien como forma única de estrofa, o bien mezclando las va·
cuarto elemento de rima en la copla r~al (5 - 5), De esta ma
riantes. De esto se tratará en el resumen histórico.
nera no se precisaba del enlace mediante la rima entre la
primera y la segunda parte de la estrofa, puesto que entonces
1011 Primer verso del soneto Salvador Dla1. MirÓ" (AvJ./, ed. 189)). Véase cada una de las partes tenía independientemente dos series
A. Coester, Díaz Mirón'J famouJ qualrain, Hisp., XI, 1928, págs. 320-322, de rimas propias. Situando además un corte de sentido al
109 Sin embargo, como base de una e9tl"9fa más larga, la de cinco final del quinto verso, este tipo de copla real se presenta como
vers01j no está som.::tida a esta re¡la, una doble estrofa de cineo versos,
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....... ~.
" ..
--- ---
J,JJ estrofa de cinco versos 267
266 Manual de versificaci671 esPaño
úz
terio estilístico, pues María y los ángeles hablan en qumtillas
Los pocos ejemplos aislados de la estrofa de cinco versOS
.105 pastores, en cambio, lo hacen en redondillas. ESLd di5'
como entidad estrófica, que se encuentran en los Canc¡one~ ,1 'jdón fue también. imitada: en los Siglos de Oro, aunque
gallego-portugueses antes del sigla xv 1l0, no deben de haber
: :tan consecuentemente. A partir de 1530 la divulgación de la
influido en el dcsalTollo de la quintilla castellana. Con resI>ecío
qUintilla va en aumento paulatinamente ll4 y alcanza su auge
al alcance de la copla real y a su tardía importancia como __:-fines de siglo. Así, en lo que respecta a la frecuencia de su
estrofa autónoma en la poesia castellana, D. C. Clarke considera
.U50 baSta 1600, en Lope de Vega la quintilla sigue inmediata·
la quintilla como un "producto entera y genuinamente ca~l().
¡pcnte a la redondilla.
llano» 111. Esto puede decirse especialmente de las fonnas de:
Con el avance de la décima espinela y del romance, las
quintilla abab + a y abba + b, muy cercanas a los dos tiPos ¿rras de su uso entre las formas estrÓficas del teatro experi
de redondilla. En lo que respecta a la variante abaab, que no
all:I1taLl una disminución desde principio del siglo XVII; no
.se presenta como tipo de redondilla, sino como estrofa defec.
obstante• .sigue siendo una de las formas estróficas más esti·
tiva de seis versos ([a]ab aab), Le Gentil supone la 'probable
¡nadas en el teatro español de lo.s Siglos de Oro, aunque
procedencia francesa de esta estrofa 1I1. En electo, el esquema tuegú se muestre en baja siguiendo, siempre a bastante dis
abaab es en Francia, desde mediados del siglo xv, la fonna pre
tancia. a la redondilla.
dilecta del quinlil. Lamartine, lIugo y Baudelaire lo reanima.
Hasta mediados del siglo XVI no solían mezclarse los dife·
ron y esta es probablemente una de las razones por las que el rentes tipos en series de quintillas; por orden de frecuencia
Romanticismo español y el Modernismo prefirieron precisa.
fueron usadas las variantes abaab, abbab, ababa. Hacia 1570,
mente este tipo.
la mezcla de los tipos de una misma poesía en quintillas se
Los primeras ejemplos del uso de la quintiHa eomo forma
convierte en norma general. En los Siglos de Oro el tipo abaab
de estrofa autónoma se encuentran probablemente en el Can.
cede en favor de las variantes ababa y abbab, más cercanas a
cion.ero (1496) de Jllan del Encina; así ocurre con la Egloga
la redondilla.
tercera lB. En el siglo XVI experimenta un amplio incremento:
En el Neoclasicismo la quintilla comparte la suerte de la
Hurtado de Mendoza, Lope de Rueda, Castillejo, Torres Naha.
redondilla, con la cual estuvo siempre muy unida.
rro y otros ofrecen numerosos ejemplos de esta estrofa. Su.
A pesar de su empleo ocasional en Villarroel, Arriaza y
historia esta especialmente unida a la poesia dramática. Du·
Usta, hubiera caido en un desuso casi completo, semejante a
rante el primer período del teatro del que conocemos el nomo
la redondilla, si N. F. dé Moratín no la hubiese convertido en
bre del autor, que se inicia con Gómez Manrique (muerto hacia
UD impresionante monumento estr6fico mediante las setenta
1490) y llega hasta 1530 aproximadamente, sólo Gil Vicente y
y dos quintillas de su famosa Fiesta de toros et! Madrid.
Sánchez de Badajoz cultivan la quintilla en proporción con
Moratín mezcla los tipos ababa y abaab. De las variantes
siderable, El último escribió tres piezas enteras en esta forina
abbab y aabab ofrece tan s610 un ejemplo en cada caso, en
de estrofa. Siguiendo el modelo de Gómez Manrique (Repre.
las estrofas 51 y 53.
sentación del NascimieT1to), Sánchez de Badajoz en la Farsa
Junto a la redondill.a, la quintilla vuelve a aparecer en el
de la Salu.tación diferencia las fonnas estróficas según un eri·
teatro, las leyendas y la lírica del Romanticismo. Así en Zorrilla
(El zapatero y el rey), García Gutiérrez. (El trovador), Ave-
llO Referencias de citas en Le Gentil, Formes, pág, 26, nota 47.
111 Formes, págs 76-78; véáse también más adelante, pág. 302.
JI. Véanse los pormenores en Morley, Strophes, págs. SU-SU
m Ant., V. pág. 281.
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profanas (1896), de Darío, la quintilla fue una fanna es~ '¡re respecta a la disposición de las rimas se considera como
en la lírica modernista en Hispanoamérica; pero luego cayó ~ variante, sólo que en versos largos, de la quintilla; y a me
en desuso. Como en Zorrilla, y también así en el siglo XIX nudo adopta la disposición de la estrofa aguda. Hay ejemplos
francés, el tipo abaab fue la variante más estimada. éil ZorriIla (repetidas veces en María) y el Duque de Rivas; y
'mmbién cn Nuñcz de Arce, Campoamor y diversos poetas his-
IJIBLIOGRAf'ÍA; D. C. Clarke, Sobre la tjl.lil1tilla, RFE, XX, 1933, págs.28&. panoamericanos. Junto al habitual endecasílabo, Zorrilla usa
295. Le Gentil, Formes, págs. 26-18 y 76-78. H. W Hilbom, CaI~!'OII'~
tiuubién el alejandrino. (El cantar del romero); en esto le SiM
qlli,¡ti/;'as, HR, XVI, 1943, pll¡¡:s. 301-310.
peron los poetas del Modernismo, que emplearon los quin M
EL QUIKTETO. - El quinteto es una estrofa de cinco verSOS tetaS menos veces que los románticos; G. Valencia (La tristeza
largos (en la mayorla de los casos, endecasílabos), que en SU de Coethe), Gonzále.z Martínez (Lazo et8r11o), Nena, Santos
forma definitiva sigue las mismas normas que la quintilla en Chocano y Valle lndán escribieron quintetos en endecasílabos.
lo que respecta a la disposición de las rimas. LA UR~ G~RcíI.ASlAN~. - Por su procedencia e historia la
Ejemplo: lira garcilasiana es un quinteto de versos plurimétricos y per
Esqu~ml1 tenece a las canciones aliradas; se tratará junto con éstas.
H'.!fH.\(a el sol su disco refulgente A
tras la llanura azul del mar tranquilo, B
dando sitio a la noche, que imprudente A LA. ESTROFA. DE SEIS VERSOS
pre.sta con sus ¡Inieblas igualmente A
al crimen manto y al dolor asUo. B D~:'itle
la Historia troyana (hacia 1270) hasta nuestros días,
(Zorri!la. Marg(Jrita la Tornera) la estrofa de seis versos se presenta en multiples tipos. Na
obstante, tan sólo WlOS pocos lograran ser importantes, en la
Resumen histórico; El quinteto isométrico es forma de es mayoría de los casos en detenTlinadas épocas y poetas.
trofa reciente y poco usada. Se encuentra por primera V'e2
en la poesía A mi eabaUo de J. M. Heredia (1803-1839), Por LA SEXTILLA. - Semejante a lás estrofas de tres, cuatro y cinco
los endecasflabos empleados y el esquema de las rimas ABCDD, versos, la de seis en la Edad Media a.lcanzó sólo en proporción
con el característico pareado final de la srant.a it<lliana, apa muy reducida autonomfa estrnfica; incluso en la canción me
rece corno derivación acortada de la octava real o de la dieval se da solamente en casos excepcionales. De manera clara
sexta rima. Unos cincuenta años más antiguo y mucho mis ningún tipo consigue un predominio absoluto, de modo que
rreclH>nte es el quinteto que usa versos de diferente medida: hay gran numero de variantes, y cada una se basa sólo en unos
el esr¡lIE"ma más común es el ABBAb, Fue empleado en varias pocos testímonios. La característica común de todas las estro
ocasiones por Iglesias de la Casa en los Idilios lIS, en la Oda lV 1\f¡, fas medievales de seis versos es el empleo uniforme de metros
-----
m BAE, LXI, págs. 464 Y sigs. 117 BAE. ídem. pág. 251.
1\0 BAE, ldem, pál(. 468. lit BI\E, LXIII, págs. tM , 186.
.......
-:-:!::~if/'
');",1-;,~·_,,¡.'·- ,
m BAE, XXXII, pág. 89 (Su.fro y cal/o!. tintas hipÓlC.'SlS de origen de esta estrofa (strophe coule), COI! indica
ciones bibliográncas. Véase l;¡mbién Stengcl, Verslehre, pág. 79.
__ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
271 Manual
___ de_versificació .
_-"'=::::.:n..::esPa~,,-' ,- '~:i'S trofa de seis versos
,:¿',.- j;,"''',iL';': .
273
págínas 66-fJ7.
276
.' ;',,-
"
,
,~
-\:"~~f4 _l{;,¡f:'~
\', "" ,'"',':;,
Manual de versificación <!!S~~. :,-;\:'_~'estrofa de ocho versos.
o otros versos
277
taro
de amor) o Quevedo. El paradIgma c1aslco e~ ABABCC
. , . --.q - 'jY"
--:¿;¡'n se emplean, s r ob e todo en el
_ -. ;~ o ernlsm
'1 bas
,
deCir ' cuatro endecaSllabos '1 .
a ternos en las nmas, es
seguidos" .l:. -~
:;¡';',catorce, - djez ' nueve , seIS .y n'
d o...e, ctncad SI 1a estrofa .
aguda
-~- '.,. cn acaso por el lO uJo
' "1:_
un p<lrcado endecasIlabo con un nuevo elemento de ritna 1 ' l . ' TuvO su ont- . d i ' 1 XVIII siguiendo,
e a
esta manera la estrofa aparece como una octava real a la .q""':::;', ~ ":~ !';e puso d e md'l o desde
., medIadosR e Slgt' o, rno el sexteto
se hublesen .
recortado los dos prrmeros.
versos'~taeiones l\e:<i"'- '
de .L" ~t. t ' lü En el
etasaslo. . _ _. oman üf IClSejemplos el Pa-
El más amplio testimonio de su empleo en los Siglos de O.... ":;"lIdO sólo \uvo modesta lmpolt~lla. r:cen La e "Iiva y El
son las ochenta estrofas ' de .la Neme< de Manuel de Faria~ ... .... Arolas en El a
<!:l- . ,1
l ldel e · , Echeverna .en Z a..
g SerlO-r 'na en Un
Sousa U9. Algo mas • frecuente es la sexta nma . '1
en el Neoclas¡'i"gel 'J.L'~ Caldo, • ~1.'
.L" <1rmo
I c n El car/to del peregrl11o, ( ornleJ'andrinos).
chmo, donde aparece, por ejemplo, . en la poes13 " didácti....;',"estigo ,~. de b ronce> Y La leyende< .' _ AI-Hamar1 en recursores
de a del
. .. - .
AnllgllCdad, origen y t'XcelencLas de la caza 140 de N. F. de MOratín - - ....
:V·olvió como mo( u, '- n j. au que pasajera '."entre os p d'e versos'
Y en la fabula . La rana y la galllna " de Inarte.. Con nma' ABB. ,:'--'"
:iiodermsmo, que'1 o cm pJearan con . , vanas U cases S Rueda y
,
en los cuatro pnmeros versos se encuentra en el Ep!la1amiJJ>Glltiérrez NaJera,
. . ti .JI' " D ~
ano, D'az
1<.. MIran , namuno, .
160 BAE, JI. págs. 49 y ~jg. rima, que así une estrechamente las dos p"",rtes de la estrofa.
14t BAE. LXVlI, pags 70-71. Los esquemas de rima más comunes son:
Il~ BAE, C, págs. 451 y sigo 1. ABBA ACCA
14J P\Jbjjcada en Po~mas adrede, Colección Adonaís, Madrid. 1943. 2. ABAB BCCB
144 L~ f()rrna y organización de estas dos poesías se i:"tcrprct:m en
D_ Alonso, Estl.ldios }' ensayos gongorinos, M..drid, 1955, pág3. 163-165. 145 Véase en oct<lvilla aguda. y l:l bibliogr~fb allí menóonada.
;i0"';".
r~r
'Y:,:11lt:f:.:
-,f ...... ,
portuguesa o bien en la escuela gallego-castellana, conf0llne._ . ~Vega, donde se evoca a Juan de Mena Ip,). Las estro~as de La
los hechos históricos 156. -!t ~éa'ra fllstina 164, aunque denominadas «octavas de arte mayor
En el transcurso del siglo xv la copla de arte maYor va árttigUa» l60S, son por su esquema octavas reales.
poco a poco fijándose en unas \'arialHes predIlectas. Antes \Desd e tI úHilllO l:ual"lo ud :;iglu XVlll y ell el Rumanticismo,
de 1514 aparece la forma ABBA ACCA en la Egloga de Filello \8' copla de arte mayor sale del olvido junto eon el verso de
'[J;. arté mayor nuevamente reanimado (en la mayoría de los easos
Zambardo JI Cardonio de Jnan del Encina IS7; y ya en 1420 s~
encnentra en la anóuima Revelación de un ermitaño 1.'8 COmo en'forma del dodecasílabo isosilábico). En una reducida pro
forma .única. Scguída dl: cerca por la variO:lnte ABAB BCCB porción se la emplea con intenciones artLsticas semejantes
(38 %), va en cabeza (48 %) de las múltiples l,~ variantes del Can. alas de los Siglos de Oro; así acaso por primera \ez en El
Gimlero de Baena (hacia 1445). Alcanza rango clásico Con la ob i .~'trato de golilla (ABAB BCCB) de Idarte ]66, en Al Príncipe de
del Marqnés de Santillana, y sobre todo gracias a las dmcieo..
rrt la pa~, en lenguaje y verso mztigtw (ABBA ACCA) de L f. Mora
tus ochenLa y siete coplas del Laberinto de Fortuna (1444) de . tin 167; Y en Los amantes de Teruel (lI, 4) de Hartzenbusch para
Juan de Mena. Al lado de estos dos principajes tipos, [os demás citar un ejemplo del Romanticismo y de su uso en fur,ción dra
'o'
;;.; tienen sólo interés en el marco de investigaciones especiale,<,. Útática.
'. Con la mencionada Egloga de Juan del Encina, la copla de
~ BIBlJOGRAF1A: D. C. Clarke, The copla de arte may<Yf, HR, VIII, 1940,
arte mayor se introduce en la literatura dramática, donde se
p¡lginas 202"212. Le Gelltil, Formes, 'Pág5. 34-51.
la tiene en buen O:lprecio hasta mediados del siglo XVI y se halla
en diversas farsas anónimas, autos y en las piezas de Pedro
Altamira (o Altamirando). Gil Vicente y olros. Después lit: 1550 u COPLA nF. ~RTf MfNOR y L" COPLA C"STRT.TANA . .::...-L¡;¡ corla
desapareció del teatro JaJ. de arle menor y la copla castellana representan dos fases de
Curso semejante sigue su historia en los demás géneros. 161 Métrica, pág. 260. AlU fi&ufa un conjunto de los pocos ejemp:DS
Después de mediados del siglo XVI queda en seguida arrinwna. de los Siglos de Oro y la critica de los mismos.
da por las formas de estrofas italianas. Unu de los últimos 162 «Salid de lo hondo del pecho cuhado". RAE, 1. pág. ~:
16] En la escena lO: «Al muy poderoso seiior de Castilla» 'i «Amores
me dieron corona de arnore;.~, proce.:lente5 de las coplas 1 'j 106 .:Iel
156 Le Gentil, Formes, págs. 34-51. lAberinto.
m Véa~e Cancimlero de Ju.an del Enó'w:, ed. f;J(~. de h Re:;!1 Ac:ldc. 1..... BAR XXX nI, l1~Il- 1~2.
mi" E~pa"jola, Madrid, 15I~8. ed. E. eolardo. pá,g". 2: y ~Iil~. del P:ú)ogo 1M Scbre las diferentes formas mi:ttas, realizadas con la copla de arte
JS~ Am.. IV, págs_ 263"267; también BAE, LVII. págs. 387"388. mayor, por un lado, y con la octava rea: y ollas r!ase~ de cs:rofa~. por
15~ Sólo Víllasandino emplea no menos de siete ...arian(es dI>til1J.1s de olro, véase Julio Caillet·Bois, Dos notas sobre Pedro de Oña, RFH, IV,
la copla de art~ mayor. Véase D. C Clarke, Notes On VillaHmdillo's vcni 1942, págs. 269·2i4.
ficarion, HR. XIII. 1945. pi'ig'i. 185196; en especial pág. 194. I~ BAE, LXIII, p;1g. 13.
160 Véase Mor]ey, Strophes, págs. 505.-529. 161 BAE, U, 'Pág. 583.
282
Manual de versífkas:ión U~, )j#tstrofa de ocho versos 283
evolución, procedentes en último lugar de la misma ~ -:;.¡;;..-- .
':jw.~iJltSUmen históriCO: En lo que re.s~ecta a la procedencia de
forma provenzal. Se distinguen en las formas tan SÓlo Pul .
"-:ff'copla de arte menor hay que antICipar que las estrofas pro
número de las rimas: La diferencia en la terminología r~
:'ifizales de siete y ocho versos, origen de la copla de arte
sólo a T. Navarro, el cual, según creo, basándose en Ullos die!
-i-Jor, a.parecen también en versos cortos, y vienen al caso
siglo xvI.propuso el término de copla castellana para la. ~
'dJ1.Do fundamento de la copla de arte menor. Se dan dos posi
de cuatro rimas; en todo caso la distinción es práctica.
-"t,iídades para derivar la copla de arte menor: t." remontando
1. La. copla de arte menor. - Esta copla de arte menor e¡ í;:.Qnil, .estrofa provenzal de octosílabos ya existente lO'! con evo
en pocas palabras, la de arte mayor compuesta en OCtosGa~ ~n análoga en la poesía gallego-portuguesa a la de la forma
Como ella, es habitualmente una estrofa de ocho versos, aunqlle :~~aria 'de la copla de arte mayor; 2." según la teoría de
puede ser de otro númer;o, en especial de siete (abba cea), Se '_ p~ oC; crarke, se creó en Castilla sólo con transponer la copla
caracteriza por tener dos 0, en la mayoría de los caSos, tlts "'¡k-arte mayor ya desarrollada, a la poesía octosílaba autóctona,
rimas. El esquema de rimas predominante (en ~l Cancionero 14 Aunque no puede tomarse una decisión clara y convincente, la
Baena, el SO % de la totalidad) es abba acca, como el de la , jlrimera opi~ión es la más probable. En su favo. puede alegarse
copla de arte mayor. Por lo demás hay gran libertad en la dispos¡. , que. mucho antes de los más tempranos testimonios de la
ción de las rimas 168, mayor aún que en la copla de Juan de -':q:ipla' de arte mayor (Ayala) aparecen, aunque aislados, tipos
Mena. "~ estrofas de siete y ocho versos octosílabos en el Arcipreste
Ejemplo: " Hita. Estos son, sin género de duda, de procedencia gallego
Esquema ~guesa, y su construcción (ababccb 170, abababb l7l, ababb
AJ Hempo que va trent;ando a id> 112) anticipa la copla de arte menor. Además, como destacó
Apolo MIS crines d'oro b ~:Gentill1l, la gran facultad de variar la copla de arte menor
e recoxe su tesoro, b "~tá en notable oposición con la estabilidad de la copla de arte
taza el oriente andando, a 'mayor. Esta oposición no queda explicada satisfactoriamente
Diana va demostrando a oon la indicación de Clarke d~ que si el metro fuera autónomo,
su cara resplandezicnte, e
bubiera conducido hacia una mayor flexibilidad de la estrofa,
me fallé cabo una fuente, e
do vi tres duenyas llorando. a
,Por el contrario, su origen parece basarse en cie.ta independen
ocia de la copla de arte menor con .especto a la de versos largos.
(MarquéS de SantillMa, Can.c. de aunque no se puede negar que la copla de arte mayor ejerció
Palacio, n.~ 94)
sobre ella en su esplendor un notable influjo, sobre {(¡do regu
larizador. De ahí se explicaría la manifiesta predilección del
El uso de la copla de arte menor no está tan claramente Cancionero de Baena por el esquema de rimas abba aeca.
definido como la de arte mayor. De manera general puede carac
terizarse como forma de poesía ligera, lítica o didáerica: Es la
estrofa que se prefiere en los decires, especialmente en el Can. lo!!! Según el modo de contar las s¡¡¡¡bas en español; en prov~m:al seria
cionero de Baena. una estrofa de heptasi[;¡bos.
m Cantiga de serrana: _Passando una mañana,. (ests. 95~'11'l).
171 Otra cantiga de serrana: -So la casa del Cornejo,. (ests 997-1(05).
163 Un cuadro de los más importantes esquemas de rima por el orden In Cantiga de loores: _Santa Virgen esco~da,. (ests. 1673·1677); se
de su frecuencia en el Cancionero de Baena se encuentra en D. C. Clarke,
inicia abba; y siguen las coplas acaccddc, con rimas capfinidas.
Redondilla and copla de arte- menor, HR, IX, 1941. pág. 490.
173 Formes, pág. 51, nota 175.
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1
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~:, ,'¡;':.'
284 _ Ma!,ll~~=-~ación • •
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"~:ntrofa
-".:'¡ .. ,' d e och o versos
_ . , 285
f . ;1,,
"¡"
La copla de arte menor tuvo su mayor alcance y su'-" ~.--- "~
-_\};tr~se ~parten do . s a . dos
. end cadaI semlestrofa.
' . De ah! resuJ·
n;..
¡'. );<,
¡j}:J amplia divulgacíón en la primera mitad del siglo xv. En el 1<:~sigu1entes dIsposIcIOnes e as nmas.
'1 '
~~' ciOl:ero de Baena. es la f0r:?a estrófica más importante de~ '1.:1\,·,
1. IIbba : cddc (las dos abrazadas)
W""
~:i;;~:,:
declres. Con 1.a, Inl!;ma fU,nClon que la d~ la copla de arte~. r
;j~~?:i~-" 2. abab edcd (las dos alternas)
aparece tamblen :0 poesiUs ~xte~sas; aSI en lo~ L~OTes de cla~
p
i¡(~,i '
. }:c:'" 3. abba : cdcd ¡ (combinación de las dos anteriores)
varones. de Espana de Fernan Perez de Guzman 114, en El sUtfiD:~;>- 4. ahBb : cddc \
de Santrllana l15_'y en las. Coplas c~¡¡tra los p.ecados mortales de "~~>:'";
~f--' Juan de Mena JIO. Despucs de mediados de slglo retrocede cana:"
vez más ante la copla castellana de cuatro rimas. En el C~"
;.'k~:eJemplo:
.~~~< Esquema
'.,'~
ciOllE)ro de Palacio (hacia 1470) mantiene todavía un rnanifi~ Quando la Fortuna quiso, a
predominio frente a la copla castellana, pero en el Canciol'ltro senara, que \'05 amasse, b
General de 1511, está representada par la mitad del uso de la. ordenÓ que va acabasse b
otra forma. como el triste Nan;iso; a
A principios del siglo XVI los poetas cambhlll uno o dos ve.... non de mí mesmo pagado, e
,
m tdem, n.· 11
ciDa, Castillejo y otros).
177 Cancionero de Jmm del Encina. ed cit~dél: Al erudfiio: «Arbor de
fruto precioso» (fol. xiiíj); En alabanrll .Y loor d" lt.. gloriosa r<'''na d'i Of
i Resumen hisrdrico: La forma de cuatro rimas de la estro
cidos; ",Q,lien navega por !'l mar» (fol. xxij); Aue Mari,; stella, e/e' _Dios
te salve, clara e,~lrella» y aIras. y además la .egloga 1 Ifols. xxxiij )' Sigl,
I, evolución de las coplas de arte menar y mayor, procedentes de
fa de ocho versos (copla castellana) no participó de la larga
;ti "
~;
oc
., ,-',:'.
t!~
,,
"-'~'".,
l'-'
abarca tan s610 dos estrofa~ y representa un caSo compJ
mente aislado; en ningún otro poeta del CatleiOrleTo de B _
"
"c"
El 11<;0 sistemático de la forma de cuatro rimas se inicia s610 ..
establece, cada vez más, un fuerte corte sintáctico después del ",,:-.,
Aún parece, 'Teresll, que te veo A
cos o épicos 198. Sirve además para poesías filosóficas, didácr r){~vulgadaS' se refieren a su procedencia de Italia, pero
y mitológicas 11>9, Y en la obra de Cadalso admite rasgos bU:_ ,j .,,;-i'::éstablecen ninguna distinción frente a la octava real, tam
rísticos y satíricos lOO,
En la poesía del Romanticismo la octava real está ¡',?:Y:J.a
¡
!
JI- italiana.
~fas
y
elección del metro la disposición de las rimas en estas
de ocho versos dependen del gusto del poeta, De ahí
divulgada para las modalidades nobles. Hay que citar enrn:
'~ta que existe un gran número de variantes que tienen por
pecial al Duque de Rivas 2ll1, Espronceda 2lT.:¡ Zorrilla, Caro
amor y Núñez de Arce. En Hispanoamérica gozó de la In~ ~terística comúu las terminaciones agudas en las rimas del
estimación. ,-~o y octavo \'ersos. Uu corte del sentido que, por lo gene
Cuando nace el Modernismo, su ininterrumpida historia. Se
id,:. se presenta después del cuarto verso, divide la estrofa en
~,serniestrufas simétricas. En una de las variantes más ha
acaba. Los poetas modernistas. que prefieren ill);;pirarse en la
poesía francesa, y en algunós casos en las formas medievaIea
:¡¡wates, el primer y quiuto versos quedan sin correspondencia
Ii.la rinla (ABB:b. CDD:b. o abbé cddé). No obstante, hay tam·
autóctonas, usan la octava- real tan sólo en casos aislados,
Ejemplos de su empleo en tiempos más recientes ofrec~n ka.
'J;ién formas que no dejan ningún verso sin correspondencia;
roón "de Basterra en Vínrlo, mocedades (1924), y Miguel Rer. 'J5fabbé acce.
nández en Perito en Lunas (1933), de cuyas 42 octavas, 22 son
",La octava aguda isométrica de endecasílabos con el men
reales. .~o esquema ABB~ CDD~ se denomina bermudina por
'S¡dvado r Bermudez de Castro, que La puso de moda desde 1835.
B1BLIOGR.\F1A: Dámaso Alonso, poes{a española. Ensayo de rrtl!/odoJ J ,En el caso de que se usen versos plurimétricos, un heptasílabo
limites es/ilis/lcos, 3.' ed., Madrid, 1957, págs. 72 y !>igs.; EslwdioJ )' al '.:iiiJudD sustituye al endecasílabo en el cuarto y octavo verso.
sayos gongorinos, Madrid, 1955, págs. 200·207; véase también en el fIldice: Ejemplo de la octava aguda (bermudina):
octava.
Esquema.
Tu aliento es el aliento de las flores; A
'LA OCTAVA Y LA OCTAVILLA AGUDAS. _ Estas dos formas esf.ró. Tu voz es ue los cisnes la arlTlonía; B
ficas, octava y octavilla agudas, se diferencian formalmente Es tu mirada el esplendor del día, B
sólo por el uso unas veces de versos largos (al menos, enea y el color de la rosa es tu color. E
sílabos) y otras veces de \'ersos cortos (a lo más, octosílabos). Tú prestas nueva vida y eSperan1.a e
A un corazón para el amor ya muerto; D
Las denominaciones octava }' octavilla italianas, que aún hoy D
Tú creces de mi vida en el deskrto
Como crece en un páramo la flor. E
1'IIi Picrce, The canto épico ot (he 17'· and 18'" cen.turies, HR, XV, 1947,
páginas 148. (G. A. Bécquer, A Casta)
\>19 Ejemplos en N. F. de Moratln, Va.ca de Guzmán, Lista, ReinGlso, en
BAE. XXIX.
UlI BAE, LXI, págs. 261.267. Ejemplo de la oetavilla aguda:
l!ll Por ejemplo, ~gloga, BAE, C, págs. 6-9; El paso honroso, ldem, Esquema
páginas 69·94: Florinda, {den;¡, págs. 273·310; Maldonado, VI (La !Id), ldetD, Baj~ otra vez ~I mundo, a
páginas 47.;.478. '
¡baja otra vet, \1eslas! b
202 Por ejemplo, en El Pe/ayo, BAE, .LXXII, págs. 3 y s¡gs., y El
diablo mundo, 1dem, págs. 99 y sigs. De nuevo son !05 dias b
de tu alta voc:ación: é
292 Manual de l'ersificació.n es~ 'F ,liJesirofa de' ocho veTSOS 293
----.;:: i·:~
E~quema "r6ci1es de recordar y cantar, de los melodramas de Metastasio
y en tu dolor profundo a ., :JP9&1782) 20S, muy de moda entonces en España; y por otro,
la hUfl]<l.nida.,j elllera ,
, ,f:,'jas imitaciones al tísticas de algunas de sus poesías líricas
el nuevo oriente espera
de un sol de redcnci6n. , ~;"tóCtonas, realizadas por conocidos poetas españoles, y en
~ial por Meléndez Valdés 2011, que según J. G. Fucilla ha de
(G. Garci3. T3.ssara, Himno al Mesilu)
.ióJlsiderarse cama «el verdadero iniciador de la moda de las
La octa'\,'a aguda, especialmente en la forma bermudina, , 'ías líricas de Metastasio en España y el primer poeta que
se acerca mucho a 1" octava reaL en lo que respecta al efecto ':~blece de una manera definitiva la tradición de la octavilla
estético, sin poseer su solemnidad clásica que se manifiesta e .'taliana en su suelo patrio» 207. En varias clases de versos cortos
el pareado finaL de endecasílabos. Así se emplea en la Poesí~ '~en múltiples variaciones de los esquemas de rimas, aparece
de carácter culto, pero no necesariamente en la épica elevada; 'en los dos Moratín, Iriarte, Arjona, Cienfuegos, An.:iaza, Quin
es deCIr, es adecuada para los géneros narrati\'OS y líricos: tana, Lista; y en mayor cantidad en Sánchez Barbero y en el
Mucho más divulgada y popular es la octaviUa aguda ligera, ~bano J. M. Heredia, que escribió más de un tercio de su obra
que se presta tan bien para el canto. Junto a su uso en series Poética en esta forma de estrofa. En composieiones que se de
continuas de estrofas, se emplea también en poesías polimé lloroinan canción, himno, cantilena, cantata, aria y otras, la
tricas. Este caso se da siempre que se utilicen versos cortos ~rofa de vcrsos agudos ocupa el primer lugar en el primer
(por ejemplo, tetrasílabos). No está limitada a detenninados ~to del siglo XIX. En Arriaza y Sánchez Barbero puede no
asuntos, pero se usa a menudo en canciones de carácter ar. tkse la predilección por el empleo del octosílabo y el esquema
cádico, y también en himnos patrióticos. En el teatro se emplea de rimas abbé accé, fonna que en el siglo XIX tuvo gran di
sólo en las partes cantadas. wlgacíón en España y América .
,
~"
Resumen histórico: Las dos formas estróficas son de pre
cedencia italiana, y se adoptaron en la poesía ,española en el
. El cultÍ\'o eficiente de esta forma estrófica en versos largos
(ix:tava aguda) parte de Arjona, en su Diosa del bosque 2D8, obra
/.,' transcurso del siglo XvIII. en la que dispuso con gnlO arte el desarrollo rítmico, e intentó
La historia de la octavilla aguda es más antigua, y se re dos innovaciones importantes para el futuro escoJ;iendo el en
monta hasta principios del siglo XVIII. Los primeros testime Mcasílabo como verso largo y el heptasilabo en el cuarto y
nios, aunque todavía muy escasos, se presentan casi al mismo octavo venas agudos (ABBé CDDé).
tiempo en La Rodogurra, versión adaptada de la obra de (Dr· 1m Los melodnmas de Mclastasio se introdujeron en España a partir
neille (estrenada entre 1710 y 1712), del peruano Pedro de Peralta de 1716 Sus I~Xto~ a;.arecicnm en traducciOnes espaflOlas y en edicio
Barnuevo, en el Diálogo ,métrico de Paris y Elena y en el Ora· n~ biling'je~. Más il1dicacione~ en Sleding Sto SlOudemire, Metrlstasio
torio místico y a!egón:co 2CJ de Eugenio Gerardo Lobo. El me ¡n Spain, HR, IX, 1941, págs. 184-191 A. Coester se ocupa en espeeial del
alcanre Que tuvieron ;.a,a la divulgación de la octavilla aguda, en 111.
delo de estos primeros testimonios lo dieron acaso Gabriello jluences of lhe l¡ric drama o, Merastasio O" Ihe Spllnish Romml/ic Mo
Chiabrera o sus imitadores italianos 204. ~e.".,t'nl, HR, Vr. 1938, págs 1()..20.
El incremento en su uso, que se imcia sólo después de me· :!lIlI As! en La. libertad a Lice, .Traducción del Metastasio», BAE,
diados de siglo, se debe por un lado a las estrofas agudas, LXm, pág. 12t.
'f!I Poeslas liricas de ,HNos/asio en la España del SirIo XV/lI y la
M BAE, LXI, págs. 29-33.
oc/al'illa iraliana, en Reladont!s hL~p<l1to..italianas, Anejo LIX de la RFE,
200lPeralta conoció el italiano: véase Luis Alberto Sánchez, El Doctol
Madrid. 1953, pág. 213.
Deeano. Es/udios sobre don P. de P. B., Lima, 1967, págs, 97·98. 3'lot BA.E, LXIIl, pág. 507.
"
f
..,1'
't'
:,-1ft', 294
. )/ ._ r',:j:Ptfot4 de diez versos
Man.ual de v€rsificaciót/.
es 295
;t"'~;t
,o·i' _
.~';i
Tal. disposición logró desarmllarse de
feren d I ' una mune.
~ . .' 1,.,:
t '_:~
!!'fi,: CJa a ~n e Romanricismo, favorecida acaso DI" ,a Jllás- §:. ¡ :::~;; LA ESTROFA DE DIEZ VERSOS
de Manzom w .. Entre 1835 y 1840 Bermúd P el I1lOdi:li);' l ,},:",, _
>
:';
1 ,
, ?i~
. ,"
su nombre 210. Zorrilla sobre tod
das En La maripos
.
mayor divulgación a l '
p o reeurnó a ella en SUs J ; "'l¡"u's se emplea en España desde los tiempos antiguos el
a negra aslOT Diaz di.
. o nuevo renOmbre'
de_ ArJoDa ' que usa en la } l" ;1;'
e:Ye1i. ; w~ , .
i,.rtiosílabo o el octosilabo de ple quebrado; y solo a partir
. '
trofa versos pluc,'m 't a' vanante len otras cI ases d e versos.
se pre.sen t an tamb"
:'ll'::< Qfi.:1 Jleoclaslclsmo
• .
¡¡¡C,; e ncos
(B
ermudez de e ea. ¡ .- ., .
t,;:'1' Mármol y otros). astro, AveI~ ¡f'!l en los siglos xV.Y XVI se encuentran un smnumero ~e hpos
"'~"'"
t-w:,:, No oh t t i ' ' !i,,''la estrofa de diez versos, aunque representados solo por
,;¡:< s an e. a ocf;:¡vllla a"""d f ..< ' {,II> • •• , •
~t~" Roma"t,'c' D d "'- a uc m"s frecuente en '_-"'- pocos ejemplos. Se diferenCian por el numero y dlSpo
>"S:. '" emplea excI ismo.. es e la Canc"10/; d e1 p' lrata de Espronceda-d. i', ~ón . de las rimas, por la manera y orden en los cortes de
¡it~·'
~;i¡,:;0; la fanTIa USlVamente
t 6fi d el oetosJlabo
. S ' T
,egun. Navarro 211 S e . ,
~tido y por a
Id"ISposlclon
., smtactlca.
, "1 as como tam b'é 1 n por
es r ca e la poeSla en o, '1 bo e s , . . . 1 ' " E n Io que
1 en esta é o c OSl a s qUe más se ~ . ~.". -empleo de versos lsometncos o p unmetncos.
;rij:" D .p ca, . ! reSpecta a la tenninología hay dificultades, pues las denomina·
ir'
"f;~'
<,'Plldes de este apogeo,
es , ro as e ocho verso s t cnnma
la
.
hístoria de estos
rapulamente. El Mode'
dos " . clones antiguas son imprecisas, y las modernas demasiado li·
IpOS ele 'i: Jíl¡fadas, -,
porque .sólo comprenden determinados grupos de tI' •
~~-~ ,
ya no ..< usa la Octava agud a, y l ' nuslllJ;) I ,'., " . .
a octav111a aguda que f"<' i nns1l1. Solo en el Cancwnuo stglo Xv se encuentran Juntas
f pre maS popular , sólo se da en casos aIslados . ' ... Slet¡¡. ¡, Jr:' .
1 lirtas sesenta formas diferentes de la estrofa de diez versos,
•
~~-',
,,,,; V.; C. Clarh llegó por esto a la conclusión de que los poetas
"",,' BlBLIOGRA.F1A.; A. Coester, Octavas y octavillas italiaMas, "Homenatge I
de- la época del Cancionero no distinguieron conscientemente
t" .mtre
~,
t':'i A. Rubi6 i L1uch~, lII, Barcelona. 1935. pág~, 451462. Con algunas modio las estrofas de diez versos y las coplas de arte menor,
tka.::ioncs .Y ~n iIlIl"[t'~: lnlluences 01 rhe Iyric drama 01 lletaslasía 011 Ih~ láS coplas castellanas y ni siquiera las redondillas. En su men·
i.'~t"
.::,
Spanish ROl1lantic Movemen.t HR. VI, 1938, págs. ]0.20. Jo<¡eph G FuciJIa,
Metastasio's /)'rics in t}u 18" centu') Spain and the OCtavilla r'ta/ial1lJ,
t1ÓD no se fijaron en la extensión de las mismas, y es signi.
ficativo que aún Vicente Espinel publicase en 1591 las décimas
iy MLQ, 1, 1940. JJáll".~, 311..122; ligeramente modificado eu Rdu¡;iones hispana. _espinelas que luego llevarían su nombre, bajo la denominación
F
¡,j, ita/iaMILS, Anejo LIX de la RFE, Madrid, 1953, págs. 202-2lJ: pan. [a m~ de redondillas. Esta décima espinela fue la forma más regular
frica véase en especial págs, 211..213
ji." y earacterizadora que la estrofa de diez \'ersos logró alcanzar,
1" y la única que perduró hasta nuestros dias.
t,:
~. Las múltiples fonnas de la estrofa de diez versos m pueden
> 1!9 Así en La pasSr'one (InMi sacri) y en la oda Mar~o IBlI, las dos ni dividirse en tres grupos:
")' decasílabos.
2ID "Bermúdez USa principalmente la octa\'a de endecasflabos en agu,
----
Véase D. C. Clarke, The copla real, HR, X, J942. p:1gs, l63-..
%12 1~.
dos, con abnmadora mayoria, dt'ntro de su~ ;m:,ffTt'ncias del sistc:ll;¡, de 21J Un resumen .~islem¿lÍco
de las treinta esrro(:\S (aprOl';imad~mente)
la oclava ita:iana, un;~ersalizado por Manzoni. " cuyO galope sonaba con diferentes de diez versos de Espine! lo ofrece José María de Co~~ío, lA.
deleeta,;jón en el oído de nU"'-"lros rCrnanlicos», Jose!Ín;¡, Garch Aráez, d<f.oima aMtes de EspiMd, RFF.. XXVTIL 1944, págs. 4ZB4S<t en e~pedal
Don Salvador Bermúdez de CaSTro, RdL, IV, 195J, pág,;. 115.. 116. pág. 451. Algunas lor.nas de la estroh de dicl venias, par 10 general
III Métrica, pág. 349. posteriores. en M. Méndez Bejarano, !Al ciencia del verso, ob. cit., pá
tinas 23s.2n.
296 Manual de versificaciótl es oó"-::?{'\'.;':: diez versos 297
1.0 Estrofa~ de diez versos ~s¡métric~s +~?~;:._
(4 Esquema
llamaremos umformemente décimas antiguas. ~_: _ por memoria del más fiel d
2.° Estrofas simétricas (S-5) de diez versos. las ~."_ amador que bien amó, e
remos uniformemente coplas reales. _ ':i,- la señora má.s croel d
3.° La ,décima espinela, que en cierto modo representa''' qu'entre mujeres nació. e
fusíón de ambos tipos. En el Neoclasicismo experimentó di.~
(Esparsa de Pedro Torrena, (¡.me.
sas roo d1"fi caClOnes,
" que pue den reumrse
" ajO e 1 ténnino.:"".
b" '_/,_ Herberay, n," XCI),
neral de décima r n o d e r n a . ~
,
LA Dl~crMA ANTIGUA. - La décima antigua es una estrofa de décima 6 + 4: Esquema
!~.
diez versos de rima consonante con la disposición 4 + 6 Ó 6 +'4' Si le plaze que mis dlas ,
El número de rimas oscila entre dos y cinco, Co~o en la ti yo fenesea mal logrado b
trofa de ocho versos, las fonnas con dos y tres rimas desapa. Lan en breue c
';,
recen por completo después de 1450. En su lugar se emplearon plé¡¡ale que con Ma<;;(as ,
primero la variante de cuatro y especialmente la de cinco rimas seer meresea sepultado b
que es la forma normal de la décima de los Cancioneros ~ e por breue C"
do la sepultura sea d
teriores. La disposición de las rimas es libre, pero en la mayotfa -:_~-
de los casos la estrofa de cuatro versos muestra la fonna de la una tierra los crió, •
redondilla (abba, abab). La disposición de las rimas en la es.
una muerte los leuó
una ¡¡Ioria los posea.
•
d
trofa de seis versos, en cambio, es mucho menos unifonne, Un
gran número ,de estas series de rimas pueden expliearse por lo (Rodriguez del Padrón, Canc, de Palacio,
que dice T. Navarro de que la estrofa de seis versos en la décima número 360, Fmida).
ha de considerarse corno una redondilla, que puede completarse
hasta los seis versos añadiendo en cualqui~r parte otros dos; Se ve claramente que la estrofa de seis versos es idéntica a
así abab: baab(bb); abab:acc(cc)a; abba:cddc(dd), etc Otras la. scmiestrofa de la estrofa manriqueña en lo que respecta a la
series, en cambio, pueden considerarse como semiestrofas de -,eñe de rimas y disposición de los pies quebrados.
la estrofa de doce vcnos; así la forma abba cde cde que preva
lece en los Cancioneros tardíos. LA CoPLA REAL. _ La definición que tomamos por base de
Ejemplos: la copla real, en algunos easos también denominada décima
falsa, estancia real y quintilla doble, corresponde a la de Ren
a) déCima 4 + 6: gifo (1592); «La copla real se cDmpone de dos redondillas de a
Esquema ,cinco versos, las euales pueden llevar unas mismas consonan
Ved que me veedes vivir, a cias; o la una unas, y la otra otras, y esto es mejor" m. El
no so aquel que vivo, b criterio distintivo de la copla real frent~ a las demás fOnDas
que el triste de mi, eativo, b dé estrofa de diez versos es, por consiguiente, la disposición
amor lo tizo morir; a; simétrica. En c.:-ambio, resulta indiferente si las semiestrofas
en la fin del qual dexó c
a mI la sombra d'aquel, d
214 Arte pof!licf!, cap. XXIII.
~
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300
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Manual de versificación es,.".
-_____. ",..n0!4
.¡:--::,;.'estrofa de die!. versos 301
f.'""-'
:i. ,
'" , ll1ientrns G.ue, por el sentido, lo es a la segunda parte de el\a1lt --. l'.:;:~ versa y disposición de las riL~as. Su alcance es bastante
fd Juan MI11é y Giménez resume su alcance así: «Este verso ,', hlfdtt0' y las rimas se señalarán en el reswnen histórico.
p'
~-," to [ ... ] es el eje, ,la clave ~e toda [a d~dma. Si por el SQ~U:_ ,':;f',J;.a estrofa de djez versos na está limitada a determinados
\1
;i\~t lo debemos consIderar umclo a la pnmera qUIntilla, POr '~'jsiíntos, Y representa una forma de poesía didáctica y dramática.
~1,: sentido corresponde a la segunda. La composición queda e:. "jhpe de Vega. en el Arte n~evo opina de. la ~spinela: .. Las dé,
,1:,
!;(;. simétrica en cuanto a los consonantes, pero con una especie d itbnas son buenas para, quejas" lll, pero el mismo no se atuvo
, encaball:':arnlento. por razón del sentido, que suelda indisolubl e :>'>es ta limitación. Varios pDelaS de hnes del XVlll las usan en
~~,;
mente una a otra quintilla, formando de ambas una. nuev:' J '''plJesías de carácter burksco. Su ~oncisjón es adecuada para la
"
unldad de versifi.cacióo.~ Ul. i ",~deza del epigrama, y estO permite su empleo autonomo (como
Ejemplo: ":'t~oneto), junto con el uso como unidad estrófica en conjuntos
;f,', ;
.,.e Esquema "tensos. El empleo de la estrofa ue diez versos en la glosa se
;X
Suele decirme la gente , ~tará con esta.
que en lJane s<lbe mi mal, b
IX 'llle la causa prineipiil
:f:\ se me ve e~ri!a en la frente;
b
a
Resumen histórico: En comparación con la larga historia de
.~,',; )Lcstrofa de ocho versos, la de diez versos resulta en España
';{'
\:;
,
y aunque hago de valiente,
lucgo mi lengua desliZa ,
a
, bastante breve. No hay prácticamente precedentes en la poesía
'~'"
"".,,
~,' por lo ql.le dora y mati¡:a; , gallego-portuguesa m, y con dos formas francesas tiene tan sólo
i
1-/:
Ql.le lo que el pecho no gasta
{j¡n~ún disimulo basta
d
d
paraletos pero no antecedentes inmediatos y co¡'¡cretos w. POl'
.vez primera se encuentran unos pocos ejemplos en el Can
f!i a cubrirlo con ceniza. , cionero de BacnG.22~ (h.acia 1445) con diversos esquemas de rimas
':
t
a 1571, HR, VITI, 1940. págs. 349-351. m Véase, por ejemplo, El escarmiento, BAE, LXVIII, pág. J62.
217 Comp. Morley-Bruenon, ChTliJttoiogy, págs. 57-60. 1«1 BAE, C, pág. 448.
·,~,
307
306 Manuo.Z de versificaddr".,
,ndo tratemos de sus comienzos, haremos las refe
CdCdé) fonnan la estrofa de diez versos en ~
rias a los demás tipos de esta estrofa.
del Romancero del destierro de Unamuno, etc ,~~'
,fa manriqceña pertenece al grupo de las coplas de
En la poesía pos modernista de Hispanoamérica, ~'
lo 1U~ está dispuesta en dos semiestrofas rigurosamen
espinela no desapareció. Como ejemplo de su persis'
Espana citaremos las décimas del Cántico de Jorge
teas de seis versos. Debido a que no hay enlace de rimas
¿os partes de la estrofa total, la unidad de la misma se
pájaro e~ la mano),. de las cuales la mit~d sigue el tiPo.1
el cursa sintáctico, y el sentido cuenta con una pausa
y las espmelas de ngurosa forma del V¡.a crucis (1924),:,
rardo Diego. . ,ada regulannente al final del sexto verso, en tanto
,fa misma termina con una pausa mayor. Por su
semiestrofa de seis versos se dispone en dos ter·
BIBLIOGRAFÍA.; Le Gentil, Formes, págs. 65-84 (Le dizain). D. C.d
The copla real, HR, X, 19~2, págs. 163-165. José M. de Cossío, -4 rosamente simétricos, y el último verso es siempre
antes de Espinel, RFE, XXVIII, 190M, págs. 428-454. F. RodriiUez'lii:""};'''; luebrado. Dentro de las semiestrofas los tercetos tamo
La. espinela un/es de Espinel, en Ensaladilla, Madrid, 1923, pá¡s;,:B', separan mediante una ligera pausa, menor que la pausa
D. C. CJarke, Sobre la espinela, RFE, XXIII, 1936, págs. 293-304: AY;',;[e'
lespués del sexto verso. El verso de pie quebrado puede
on the dltcirtUl or eSPinela" HR, ~~, 1938, pá¡¡:~. 155-158.. Juan Millé"¡:t
'pentasílabo, y entonces hay que reducírio a cuatro sÍ
ménez, Sobre la techa de la ¡nvenclOn de la déCIma o espme/u, HR,v;::~~,_
¡ediante sinafía y compensación.
;Jáginas 40--51. F. Sánchez y Escribano, Un ejemplo de la espÍfU14 ~
¡~número de rimas es de seis, tres en cada semiestrofa.
a 1571, HR, VIII, 1940. págs. 349.351. _
glo xv e inicia una nueva fase en la historia de la estrofa de doce I.. '¡
Véase D. C. Clarke The ti teent
.2C2
h _,
ce,,,ury
co la dl p'e qUlbrado
p ! ,
2-61 Un resumen extenso sobre los tipos de estrofa de doce versos fll
DR, X, 1942, págs. 340-343.
el siglo xv, en Le Gentil, Formes, págs. 93-96.
,
308 Manual de 'l!ersificación , -:
sPaiiOl4.
:trota de doce verso...
~
309
Resumen histórico; Los más tempranos testim.o~
'''f
','.,t',
-1',
estrofa de doce versos en España se encuentran en el C}l:
.estrofa manriqueña se distingue de las estrofas de doce
del Ca~¡cionero de Baena. por dos innovaciones esen
;j ;'
r:""'"
" '
l~
cionero de Baena, que o f rece qUlllce
241
. .
eJemp 1 ...
os en nueve,";
riantes • Cuatro de ellas desde su principIo no tienen
tanda en la historia de su origen, ,por s.u composición RlI:
Un'" '1'
1/~~:j:~'
A,llmenta el número de rimas a seis.
t:f;,~ Coloca el. ver~~ de .pie q~ebrado al final de 'cada t~rceto.
.i: trica (5,+ 7, 7 + 5,3 X 4!, La~ ~ema.s v~r:antes tampoco tienen ¡"":">Óln ]a combmaclOn slmultanea de estas dos modalidades
~..,: :
en comuo mas que la dISposIcIón 5lmetnca con la forma 1lQ$. !:;~ta una estrof~ nueva y de. efeetos originale~. N? ~ay
,iJ terior y afortunada de la estrof~ de doce versos. Con Una ~ .."",,'10 cor res pOndler1,te dentro nI fuera d Espana, .Sl bIen
excepción, que muestra tres T1~as, todas las demás tienen
1.5·:·
~ >.,:'en formas semejantes que acaso pudIeran .conslderarse
7
~,;:t .:
dos, y ninguna los versos de pIe quebrado que al final d r-;"",;,'. antecedentes.
\(! cada terceto son característicos de la estrofa manriqueña.-E~ j':e/r;
Navarro aboga por considerar que fue resultado de una
ft~ :, tipo aab aab bba bba 244 que con seis ejemplos prevalece en el l'~,ución pnramente e",pariola, y tiene a la estrofa inanriqueña
!\'Ij"
tit' Cancionero de Baena, muestra un manifiesto carácter arcail:Q ¡po
illla «reelaboraci6n» de las sextillas (autónomas) aab aab,
~¡ Dejando aparte el cambio del orden de las rimas en la segun~ j'i4xccd, etc., de .los Gozos de Santa María del Arcipreste de
.~l, mi Lad de la estrofa, es idéntico a una de las formas más pri. 'ja (33_43)llB. Sl se considera que en principio bastaba con
~·L
[,/-.
mitivas de la lÍricil románica, la copla caudata a rhythmlóS tri. t~ugerencia que para el poeta ofrecía esta modalidad, la
1,"
1)' '."
pertitus cCllldatlls 14;. Con la disposición 448 448, etc. foro ~tesis de T. Navarro sZltisface porque explica la colocación
, rf,"
, ma una modalidad inver"3 de la copla de pie quebrado en Ja ,iliJos versos de pie quebrado, nueva en la estrofa manriqueiia
es1rufa manriqu~ña (884 884, etc.), El tlpO más desarrollado ,~ es su principal problema. El cambio de aab en abe no
;~
que coloca el verso de pie quebrado cn medía de los terceto!' ~tea ningún problema especial en una época en que el
(aab aab ,aab aab), se realiza consecuentemente sólo en trtl alimento de las rimas es un criterio propio de la poesía espa
ejemplos 146. D9la. La debilidad de esta tesis estriba en que se funda en una
'1
,~ El origen de tos tipos de las estrofils de doce versos re r'édtJcida ba~e, pues el tipo de sextilla en cu~stión se documentó,
r sulta diJící.l de cxplicar, porque, d principio de la copla caudata ~n mis noticias, una ~ola vez élntes de mediadas del siglo xv,
~( ,
~f: cstá divulgado en ladas las literaturas románicas de la Edad tilla cit;) alegada por T. Nayarro.
, ~,
~,,;
'1 Media. Sorprenden, no obstante, algunas correspondencias en Le Gentil, en cambio, que supone el innujo francés como
'A pormenores con la poesía francesa m. drcisivo en el desarrollo de la estrofa manriqueña, puede refe
¡:K'...:"
;, rirse a un material notablemente más rico y m6s cercano a los
"'.,'
,.~; .'
hechos 14", El tipo dé' estrofa de doce versos aab aab aab aab
r~' ~ue él toma por la forma r(imitiva, como T. Navarro, no es un
;) m Véase el conjunto de: los distintos lipo~ (en referencias de cilasl
; ~.
caSD aisbdo en Fnmcia, s:\lo que es la estrofa característica del
en Le Gentil. Formo. pág. 93.
H-l N,oS 99, 100. 101. 506. 510, 513, lai en el siglo xv, y por consiguiente de gran uso. Esta t~sis,
245 Sobre el .:oncepto y proc<:d..:ncia de la estrofa caudola (slrop~ ~mplíamef1tc fundamentada, rccibe además un importante apoyo
couee). en Jl"anroy, Origines, págs. 364 y Sig5, m paralelos de carácter temático. Por mezcla con la complainte,
2.w; Canco de Barn¡¡, n,US 3li, 328, 463, Los t<"xtos L'1rre:sp"ndienres a ¡al
c..ifras mencionadas aparecen en b edición Lk Ochoa y Pidal (18)1,) cúmo
eSTrOfaS de ocho ,,'eHus, y hay que dividirlas en la forma COllvcniénlt m Comp. Mi/rice., pág 113, nota 19,
2.7 Comp. Le Gentil, Formes, pago 93, 1'9 Formes, 9ágs. 95-100,
" ",.
1
~.
o' ,
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',"':',
_ "':"'.;-- 310 Manual de versificu"w"n .: ::':¡i~~t:
... ::", ,
IÍ' e$~L
.¡¡.'
~~' ;
~ .."
,
-~
la estrof~ de doce. versos se habia c.onverl~do en Francia r:,~~
t;;:\t~D:
trofa de doce versos
,. .
fonna ,mas ~on.veme~:lte para ~a poesl3 elegIaca y de que'as~~ ¡.':""'::iratados ~e metnca de los ~lglos ~e Oro es el ~Jemplo de
Sena comcldencta demasIado c3.':.ual qUt: el prim(!~ :.-:',:__ j:::~a de pIe quebrado que mas se clta m . La cultivan poetas
. 311
¡,
",,' manio español de un nuevo tipo de e5trofJ de doce versos ~ '}:'~o orden, tales como Jerónimo de Cáncer, Francisco de
Mi:,~
¡;¡¡;¡, . una eomplainte d'antour (la de f\lena, que se cita en s ~ j'¡~y}'jgueroa, Juan de Horozco y otTOS.
y que la, poesía que hizo famosa la estrofa manriqUeñ:~~ i\f?~r e.fectos de la Poética O?37) ~e Luzán, la poesía con ver
.'","~, ';
~,
1"'",' una elegla.. :~ .l:-;i,de
pl~ quebrado desapareclO caSI po: ~ompleto hacia media
'.\ , -,
~:'i!' : Se consIdera a Juan de Mena 0411-1456) como invent '-. ','jlidel sIglo XVIII. Luego, en el RomantIcIsmo (Espronceda, Zo
l~ nueva fonoa de estrofa .de doce versos. Hacia mediad:,~ ,:'.~"AvellaneJa, Ar~Ja~, Echeverria, .Mármol y otros) .exp~d
7
~:
'~
siglo .xv ofre:e acaso el pnmer eJe:nplo en la poesía n.o 34: ¡':eto
un nuevo florecImIento, en especIal, la estrofa mannquena.
CancLO/Tero Siglo XV (<<El fuego mas eng3flO~o»). El nuevo' .,C L.j(:J¡ldo de la fonna normal se encuentran otras variantes, en
~~t
se divulgó rápidamente convirtiéndost: en la forma pre~: j:,~ antigua~ 2IJ.
I~} , .
~:f+
nante de la copla ~e pie quebr~do. como lo muestran A1varez, J:'-iIE
~oderrllsmo no adopto la estrofa mandqueña, y hoy está
~-r Gato, Guevara, Tapla y otros, sm que por eso se arrinconasen.!'f:OIVIdO.
"...,
't~·:,
'l~"" por completo la~ formas más antiguas de las estrofas de doai ,;/f:',
~'J¡0',,'
versos de~ CanclOnero. de ,~aena, qu~ Juan del, Enelna (l46g. 1,:~lOCRAF1A; Le Gentil. Formes, p;igs. 92-100 y 195 Y sigs. T. Navarro,
r 1529), debIdo a su predllecClOfl por las formas arcalzantes, aÚn u,. ::fi!it, págs. 67, 113, 348; Métrica de lar Coplas de Jorge Manriq¡'¡'l!,
1" coge,; sólo el ti~o 448 44 8, e~e. desapareció por completo hacia l:-i~' xv, 1961. págs. 169·179. O. C. Clarke, The fifteenth eentury copla
':,,-,
i b.
! '.~ , mediados de slglo. El nuevo tipo debe su fama y su larga per~ ¡.-.f:pitljuebrado, HR, X, 1942, pág<J.. 340-343.
1·
sistencia al hecho de que Jorge Manrique (1440-1479) lo UsÓ I}t::'"
';1' :
"'~: en .las conocidas . Coplas
.. por la muerte de . su_ f de
padre, lr dondeS ':~Jj,o bre eJ tratamlcnto - de 1a copla d e pie
- quebrado en las poétIcas
,~ ,
denva la denommacJOn
, ••• de estrofa mannquena.
• .k. '
JIIi'_ _ . Siglos de Oro ' véase Díez Echarri , Teo" , -
r¡a~, p gs. ¿.v, - (
y Slg. con
1
;,; . Muy ~ prInCIpiOS del SIglo XVI el Callcwllero COleral COn Iaa~cias de cita,),
",-.,
~ ,
CIento clllcuenta estrofas manriqueiia~ del Diálogo entre la mi. .:;$ Véase sobre los pOlTIlenores T. Navarro, Métrica, pág. 348 y Dota 12
seria hunuma y el consuelo de Francisco de Castilla ~ v una ';';,
314
=-cC- -.:M"a~lual de versificació
315
. ~ te
Clones, Estos nombres se daban sobre todo en ~
asunto y la modalidad de su exposición pOét. re!aci,' empleará de ahora en adelante el nombre de forma
p~cta a la constitución métrica sólo el estrib~~' En lo ,te, sólo en el sentido métrico ~.
fijado ya en fecha temprana por lo parece:
B" f , q u e en el CI.I.I1 . DE ESTRlBO',·E, - Entendemos por tal, según expusi
Qc;tla ue usado ocasIOnalmente para la defi .
elO¡ _
m~ melnca (<<desfecha por arte de estnbote,,~12cl~~ de ~i,
:riorrnente, el siguiente esquema métrico:
mmo, sm embargo, no se impuso, porque en la
uso lij¡:,,~ AA ddda AA, etc. (AA:::: estribillo).
"obr n, es~uema, b¡~slCo, algunos estudiosos, en sus t,..,~ :';f-' Los defensores de la llamada teoría árabe, apoyándose en
"
()tros e al eona d'
v tecnlca .. se refieren al'-JOS'~'
mudan2.as
~
vuelta
(AA) ceca, etc,
~' ',~,' ; AA b b b.
'<:+ '.
AA
1','
r":,
a~ y y
a' "
Dicen Que me case yo,
no quiero marido. no.
A
A
j~~,,:' const~ con se~ri.dad ~ue la vue:ta tiene aquí la funciónne: t}tt~'- . , . .
an~n:Iar el ~qnblllo. Esto se reali.za de dos ma,neras: a) eij la LgJ;t4 forma de estrIbote no e.stá hmttada a det~rmmados asun
~Íif''.:
l!¡,,', n:.etnca mediante el. enlace de la f1ma entre el ultimo verso ~>IJijse encuentra en las CantIgas de ~an.ta Mana de Alfonso el
i"'W··' la vuelta con el ~stnbillo; b) en_l~ música porque la vueltCl;~,:~, y también se emplea en ~astIl~a: de donde se ad.opta
"~"j,'. p.Lüduce la mclodl~ t~tal de! ~s~nbtllo. Del es~uema puede d~ !;pmodelo para formas d~ poesta religiOsa. En la mayona de
'1" Clrse que la contmUldad metnca bbb del tIpo rondeau-virel.,liiiaso s , sin embargo, contiene asuntos amorosos. Con el nomo
:¡ ~,
se enlaza musicalmente (y por tanto cn su estructura) en ~jtjLae cestribote- trata de asuntos satírico-populares hasta me
;".
>
,
,'.
;, partes en oposición: primera y segunda mudanza. Una está foJl.',_S del siglo xv. Hasta su confluencia posterior con el vi·
¡ ,f, mada por los dos primeros .versos (b:b); y la otra, por el ter. ',JI\I:ico (como se dirá en su estudio) se consideraba sobre todo
¡
¡;
:¡ot~¡
"
cCLO de estos versos monorrJmos, que pertenece a la conclusiól\ ~ forma popular. En las obras de los poetas cultos de los
de la estrofa o sirimn (bn). En lo que respecta a la musi6l Jié,ioneros sólo aparece, por tanto, aisladamente; en el Can
este verso tercerO tiene la melodía dc la primera parte deí j;rero musical, en cambio, se presenta en notable número.
l' cstribillo (a) y cn cuanto a la métrica realiza el enlace con la1 ,",[,'
~i
~~i' mudanzas (o dos versos primeros) mediante el llSO del mismo ,Rtsumen histórico; Las cuestiones de origen plantean muchos
:hi,'
~:~, elemento de rima (b). De esta manera se origin<l una asimetría pmblemas aún no resueltos y que están en plena discusión,
entre la disposición métrica y la musical, característica de la &te manual puede ofrecer tan sólo el acceso a la bibliografía
formn de est ribote y del villancico. Estas diferencias en la es 10rientar en lo que es una cuestión de muchos matices y
t,-uctura poético-musical frente al zéjcl hacen parecer dudo!.ll dempre hipotética. La discusión más detenida ha de reservarse
de:--ivar IDs formas románicas de las árabes. alas investigaciones especiales.
Las formas cspañolas son libres en cuo.-rlto al uso de cua~ La parte árabe del problema tiene que partir de la muguasaja.
qllkr clase de verso. Prevalecen los octosílabos y Jos hexnsiJabm, La inventó, según el testimonio uniforme de varios escritores
pero se encuentran también eneasílabos, decasílabos y el ale árabes, en la segunda mitad del siglo tX un poeta de Cabra,
jandrino. No es raro hallar fluctuaciones silábicas, especialmente Uamado unas veces Muhammad ibn Malmud, otras Muqaddam
en los estribillos. 1hu Muafa. Las más antiguas muguasajas encontradas hasta
':l.
\,
r~o(.
¡~:,.
318 _
M-=a~":u:a~¡~d~e~v~,,~s~·I.!'·
1 Icaci6n
~~ribOte 319
~ r-'~ánicas,
. tS!ltl~.
que en su mayoría aparecen en
ahora proceden del siglo x y principios del x r, y su fO!lll3.,_~
sica es;
AA bbbaa cccaa. etc.
¡
~ semejantes a la seguidilla y la redondilla, y las estrofas
:~risticas de la muguasaja y el zéjel. Por otro lado existen
¡)';-t"~én posibi!idades de derivar la muguasaja de formas elá·
'.Qi
!: I"'árabes, que son también hipótesis, aunque más naturales '.
El número de estrofas se limita entre 5 y 7. El idioma de \a.
muguasaja es normalmente· el árabe clásieo; no obstante ~~ que se expuso sobre la muguasaja, vale también en ana
;;'5
l"emate final de toda la poesía, la llamada jarcha, aparece ~el ::'. para su variante más reciente, el zéjel. En gran número
¡
forma regular en un árabe vulgar, sin flexión, o en una len Q \f,,tnClLentran por primera vez en el Diwan (hacia I L52) de Ibn
~n. El zéjel se dislingue esenclalmente de la muguasaja
mixta arábigo-románica o en un habla totalmente rom~
~Jos siguientes punlos:
SegÓn el testimonio unifonne, aunque posterior, de Ibn Boas. -';~,i,jj Su más primitiva forma estrófica apareC'e frente a la
':~fa de la muguasaja redueida a un verso de vuelta: AA bbba,
'1 ' sam de Santarem en Portugal y del egipcio Ibn Sana al-Mult
(ambos del siglo xn) la jarcha debe e')(Tibirse antes que la ~"jera (estrofa zejelesea),
_muguasaja. puesto que el conjunto de la poesía se crea sobre .?<3f~:;, El número de las estrofas no se limita a siete.
ella~. Los escritores árabes no hacen referencia exacta de como
'--~t!:i,jj
': .,~. :., '
No tiene, por lo general, jarcha.
hay que imaginarse e!'ita existencia anterior de las jarchas fren
::~~(frente a la teoria árabe, bastan fe cohesiva y defendida es
te a las muguas<l.ias: la práctica, en cambio, muestra que ,ea
rmente por ¡" ;nve>t;gae;ón .,pañola. e,;,te un gran nÚ·
muchos casos la jarcha se adaptó de otro poeta, a modo de-w.
. ",., de intentos por derivar esta estrofa desde formas medie·
cita, e incluso hubo una especie de jarchas vagabundas que
-~ litúrgicas o profanas de primitivas formas románicas 6. Aun
aparecen en nno y otro poema. En otros casos el autor de \lI¡a
I:;~iderando, de acuerdo con la teoría árabe, la prioridad tem._
muguasaja compondria él mismo una jarcha para determina&.
ocasión o bastaría una ya existente para acomodarla al caso de
p;a1 de las formas árabes, y que a su e:lpansión se puede hallar
"t6:damento histórico, no debe olvidarse que la forma en cuesM
su poesía. Las jarcha,; resuHan extrañas en el marco de la
;'~;' en tanto que se usa en poesías romanicas <lse laisse ratta
líríca árabe por ser canciones de amigo, y pueden considenirse
en último término como restos, o refiejos al menos, de una poe.
k sans effort aux formes les plus primitives de la poésie lati
-':religieuse ou profane» 7. Sobre todo, aún no se ha comprobado
sía románica autóctona. Si ocurrió que fue una lírica romA.
nÍCa autóctona lo que indujo a los árabes a inventar la mu
i las formas árabes y románicas en cuestión, además de la
fll!Iriencia l"xkrior de su esquema, sean idénticas en su configu·
guasaja, es aún una hipótesis de trabajo, si bien es notable taclón estruCfuraL
el hecho de que la nueva forma árabe apareció precisamente
~'+:
en Andalucía. En especial, no existe ninguna relación evidente
r~ V~a~e E. García Góml'l, La lírica hispano-árabe y la apariciÓn de la
4 La importante cita de Ibn Bassam se menciona jlmto eon las iJl.
*a Una
TO",!,¡,!lca,
':'~
«AI-Andalus~, XXI, 1956, págs. 303-338.
imeslÍg:lción critica y compendLlda sobre este complejo de
terorel;}("ioncs dadas hasta nuestros días (en el texto ori¡::jnal, ro'! traduc· iBeStiemes y problemas ofrece, con rica hihliografía, Le Gentil, Le vireIai
ción alemana), en la cuidadosa investigación de K. H~¡!er, Die bíshe,r !fi~ l'iIl~ncico. Le probli!me des origines arabes, París, llf54.
verdffent/ichten H~rg(js..., ob. cit., págs. 179 y si¡!s. T:lmbién trae lal I A. Jeanroy, La po¿sie Iyriq~e del lroubadours, 1, Paris, 1934, pág. 47
jmcrprctaciones de Ribera '1 Nykl, R. Menéndez Pidal, Cantos romtfl'uF'l fRase también Je¡¡nroy, Origines, 3 .. parte, cap. lI).
"nd,,/usíes, BRAE, XXXI, 1951, pág. 196, nota l.
- ,;.
;'·;t
:i,
320 Mal1ual de \'ersificación ~
~", 32l
deo
.. ~""101¡;,
.
Antes se hIcIeron a.lgunas referencias a la diVU!-' ~;::_: -
.. ln~
la forma del estribote en España. En la poesía románie~:~-"
por primera vez en la Pení~suJa Ibérica en las Ca/Jligas ¿_j~:~ ,
Esquema
(suelto;
María. de Alfonso el Sabio, y en la poesía castellaná ~X:~ ~ cabeza 3
A.rcipreste de Hit~. Después de ob~ener. desde IrJedia~~~;tl; , 3
s~g10 xv hasta el. s.l~lo XVI álguna eshmacl6n LUmo forrna,.#i;;'~: ,
clOnal y de condlclOn popular. se la encuentra luego sólo
timonios muy esporá.dicos l. ,'.__
e;i:;" es gradecido
morir; I 1.' mudanza d
,
olvido I
\ 2.' mudanza
d'
B!BUOGR~Ft~: Sobre las distintas teorías de o:igen (árabe, J'O!'l'l';;';:" ;',~~ sufrir j verso de enlace d (que eSlablece el enlacl"
li:.úrgica,' rr.usical y de danza) v~ase .la orientadón. en Conjunto COiJ' ""ro
It'~n Y dolores, " vuelta b con la ~abeU)
blIografJa en P. Le GentIl, Le VIre/al el le vll1anClco, Le probltlli,o,'d' ["':'(j;J~tar sin amores. \ represa B
origifles ar~bes• • Collection f'ortu¡pis.:o. IX. París. 1954 (Bibliografia~::Il,.
IL1f'~:it
ginas 251·26S); Formes, págs. 209243. Sobre el estado aclua; de Ia'¡~' 'T~;r1 (Juan ¡;el Encina, Anl" V, 252)
ligación acerca de las jarchas informa en conjunto Klaus Heger,$¡i :;~V",:,
':·:>'··.<f
bishu verJ,lfe'1t1ichlen Hartas liMa ¡hre D"LHungen, An~jo CI d~ ~Pb;' el villancico de rigurosa (:onsLmcción. la cabeza consta
Túbingcn, 1960. D~ la bibliogr~f¡a especial indicada en esta obra titátli ffi't4b 5, tres o cuatro versos, q'c1e suelen tornarse de la poesía
mos los dos artículos fllfldamentales: Dámaso Alonso, CanciQf!cillQS,:dt :iiJlar. o la imitan. Su repetición después de cada estrofa al
arni-go' IIW!,írrrvf5, RFE, XXXIiI, 1949, r>ágs. 297·349, y R_ Menfndezp¡.,
dal. Cantos rorndnicos andalusi~s, COl'llirll-l.adores de una lírica t.iiiJ:i:¡
vulg,lr', BRAE, XXXl, 195/, págs. 187-270. Emilio García GÓmez. Úli i'at~
IjlJp de un estribillo auténtico. dependia en primer lugClr de
;,~Thh:anera dI:': inkI-prdadón, La repetición pucde consi~erarse
;~ poco probable en el caso de que la vuelta rec.ogl'e'se ya
chas rOrllf.ltlceS de la ~H¡e urato .. en su marco, l\1Gdrid, 1965 (Edidóti:'1:JJ.
;iJ~~ ese,nciales de la cabez~ (represa, corno ocurre ~~ el
ca~ac!eres latinos, venión espa!'J.ola en caico rítmico y estudio de cuarén¡¡
y tres muguasajas andaluzas.) ;':trenor eJemplo). En los demas easos puede que se repl tlest',
';~ sólo pa.rece seguro en los \-'illaneicos destnados al canto
:~o de coro y cantor (como los litúrgicos), pues si el ca,nto
EL VILLANCICO. ~ El villancico es un<l poesía estrófica de 'uit'único (tanto en la polironía como en la interpretación d..
composición fija, pero de variable forma métrica, de manen :~)olista) el dcl.'tu producido sería molesto. En los poeras
."itas la cabeza les sirve de indicación inicial que brevemente
que autores, épocas y las colecciones de poesía prefieren tlr1¡
u otra, Los elementos de su composición (tal como ocurre toD ¡,.t unta e,l asunto y la condici?n ,de toda la poes:a, yq~e luego
,:~'ampha en las estrofas Slgulentes en forma semepnte ;'JI
el estribote y la caneión) son un estribillo inicial (llamado
cabeza, villancico, letra de invención o terna) y [a estrofa divi. , ~ktéxto~ de [a glosa~.
dida en tres partes, dispuesta en DOS mudanzas rigurosameolt ,'M' Las dos mudanzas forman casi sin excepción una redondilla
simétricas y una vuelta. 't~dcd o cddc), con rimas independientes de la cabeza, y se
stparan de la ",udra mediante un corte de sentido.
lIliI5mOCIÓN ESP. - 11
322 Marlual de ,:ersificadó" espafJ
._-~~ f~ 323
La vuelta se corresponde en extensión con la cabeza. El ' ¡ ,...,t.con la estricta forma del \'iIlancico JI. Corno termino mé
·d1
:ner verSll recoge l a nma e as mu d aozas que mrnediatatnen
. Prt· i:itfco aún no se conoce en los Cancioneros de Baerla y de Palacio,
le preceden en tanto que lo~ r\cm<.is versos, por lo menas It i "-'- usan las denominaciones de cantigas y canción para la
último, se enlazan mediante la rima con la cabeza. El en~ ) i~a forma, Sólo en el ~an~ianera General (1511), se impuso
;Juede ocurrir mectiante la rima usual, pero ~ veces se repiten 1, c'''/. lízandose con este slgmficado 11.
',ma o dos palabras enteras de las que constItuyen la rima d ~ lo que respecta a la cuestión de origen existe confor
la cabeza. y otras muchas veces se recogen íntegros o COn lev~ ~ en la investigación actual en cuanto que se considera
variaciones el último o los dos últimos versos de ella. il- villancico casi unánimemente como evolución métrica de la
El villancico se distingue de la forma de estribote pOr la re. ,Jáma de estribote (zéjel) El siguiente esquema sin;e para
dondilla de sus mudanzas; y de 1" canción, por renunciar a la :,!btstrarl o :
completa correspondencia entre las rimas de la vuelta y La Eslribi!!o 11,- mud.!?' mlld,! Vuelta ESTribillo
cabeza.
i fc¡rroa de estribote AA
Las clases de verso habituales del villancico son el octosj.
labo o el hexasílabo. En el caso de que la cabe7.a tenga tres
I "
í,~·tura mwical. a
AA
B
b
v
b
v a
bo
B
~-.-
a ,
--
,'ersos, el dc en medio es muchas veces un verso de pic quebrado. ~~lanC~CO 1 ... BB ,d ,d d bb A BE'
En las cabeza~ aparecen ocasionalmente otras clases de versos
1
r ,flHanc1cO JI
A
AB AB ,d ,ct d,
--
,d
-AB -,f,R','
"
16 ~ El villancico es un género de copla que solamente se compant !~ Lo. Ca/aJea, libro Ir: ,En los estados del aman (CC, 1, pág, 911.
pJra 5er cantado: los demás metros sirven para representar, para en· 19 Filen//! Ove)!ma, \s. 1193-9'; y 1313-29; 1687 Y sigs.
srñar. para drsrribir, para historia :.. pJra otros propÓsitos, pero este In R.~F, XXXII, pág. 494
sólo para lB músicB_, Rengifo, Arte poélír::a, ed. 1592, cap, XXIX. 21 R-'l.E, LXIX, págs, 93-94
r
r
¡. ~I
f, JI
';,l;¡.' :. 326 Manual de versificación eSPdiio14'
'f~\.;··~
t[tli:-,&anción medieval 327
t
f_c,.;' ,
nas 65-93 (informa en un conjunto histÓrico, e5pe~ i:,;:~a inicial se farma, por lo general, eon una redondiH8
pecto musical). P. Le Gentil, Le virelai el le villancico. Le problc"Lr. lIS ¡\;~'),B o abab). También puede ser más corto o más largo (tres,
f; origines arabes, París, 1954. A, Zamor¡¡ VIcente, Villancicos TI'I
Otdr
l1bu der
.. La Nación_, Bu~'nos Aires, 21 oct. 1951. Le Gentil, FOrmf?5' Le Vil~'tQ,
L'¡'~ o seis versos 'l. En la mayoría de los casos contiene un
).-~co del amor cortesano que se interpreta en los versOS si-
t,!
"',,.'>
du XV~ sU'cI". págs. 244·262. Isabel Pope, MI1Sicll/ ana me.1rieal fonr¡ ICo
(he VUlancíco. Note~' 071 ils deve/opment and its role in music GlIa lile ot i ',..."es.
~i:;'. ture in che 15lh cent/./Ty, ~An~ales mU5icologi~ue~~: II, París, 1954, v;;
; .. "LaS dos mudanzas se forman casi sin excepción de una re
]~t,:
nas 189-214 (se ocupa en r,pecla! del aspec!Q lUSlorll..:o de la música' ¡"}~djIla eon rimas propias, las cuales son diferentes de las
:!1lL
§t';
i(~
b¡bliog~af¡a). Daniel Devoto. Poisie et musique daTll I'oeuvre des ~:::. j.'!,¡:;1a cabeza. El fmal de las m~danl.as se m¡¡rca mediante una
~T listes: Le~' villancicos, «Ann;lks m\lsicologique~", IV, P;lris, 1956, pago;, 96 l:~l1sa interll a ~ue corta ~l sentido. .. .
,
':,c'
y sigs M, Rodrigues Lap~, O vilancicrJ ISa/ego nos séculos xy 11 ~ XVfII ',::'i:1-.a vuelta tIene la misma extenslün, los rnlsmos elementos
~,
'Lisboa, 1936. Mary Paulina SL Amuur, A sflldy 01 rile villan~ico IIp r; 1 _}::~disposición de las rimas que el tema iniciaL y esto es la
f:" , Lope de VegyJ: its e;'úllltiort frOrll profane 10 5acred thC'ltlf!'S, una specifi. J:iái<lCterística básica de la canción. Las excepcione'>, en espedal
(.~,
"~."
~4','
, '.
.. ca1ly to the CJiTislt!ldS Carol, tesis doctoral, W;lshington, 1940.
lteXistencia de un verso de enlace que ocasionalmente se
tii;
f·:
LA CANCIÓN MEDIEVAL. - La eanción medieval (canción tm.
~entra, se explican por el influjo dd "illandco. Además de
f vadoresca en la terminología moderna) tiene en común eon las .j¡¡l1abituai correspondencia en las rimas, la vuelta puede adap
poesías de combinación fija, anteriormente explieadas, la es :iP:rtambién palabras de la rima ü ver"os del tema inicial, como
tructura music¡¡l y, por consiguiente, la disposición en un lema "lii.:tJrre en el ejemplo citado anteriormente. El verso de la can
,1o. inicial y una estrofa dividida en tres parles, que consta de dos ;~IJ es octosílabo o hexasílabo. 11uy " menmto, especialmente
~:,'
H;: mudanzas simétriC<ls y una vuelta, Su característIca formal se 'ea su época de florecimiento, consta solamente de la cabeza
';f"una sola estrofa; cuando b cabeza tiene cuatro versos, su
i~:r, fundamenta en un perfecto paralelismo entre el desarrollo mu
'~ión se presenta como una serie de tres redondillas, de 13-s
~;:
sical y el esquema de rimas. Ejcmplo de su constitución pa.
ralela: )~ales se corresponden en las rimas, según se vio, la primera
;j,
!;o". y)~ última, mientras que la de en medio queda independiente.
;~ Esquem;l M.:lodía
ciando se constnlye como poe~ía de varias estrofas, las mu
t { S,be Di" """"0 p"'1io a
t\.a(Izas cambian mda va sus elementos de rima, mientras que
iih
:t,;,
;j'
i
Tema por va" poder desamar;
mas no me puedo tirar
dc scr mds l'llestro que mío.
b
b
a
} a llIdas las vueltas tienen el enlace obli8atorio de las rimas eon
la cabeza: abba: cdcd: abha 11 def: abba 11 ghgh: abba, etc.
PUl' vos fall;lr tan ingr;lla , La mayoría de las canciones trata de los temas má" comunes
}.' mudanz~
y conlra de mi plazer. d } ~
del amor cortesano; sirve t<lmbién para los temas religiow:i y
se adorna con elementos populares cuando se usa como fonna
~ querría non VrJ,~ querer, d métrica de las serranillas l~.
2.' mudanZ;l
nlles esto solo me mata, e I ~
{ P'ce 'ay 'om,do "', , II La ~err;lna o st'Tn>nilla puede eonsideT>lISe como \a pareja caste
", }
Vuelta que no me puedo lomar hn::l, de la paslOurel/l' (vÉase la tesis doctoral de J. Dn'id Danielson,
Z'unque qnieru, nin tirar
a l'auorelas and serranillas 1I30-1I5fr: A genre sludy, Miehigan, 1960, que
b
de su vr¡esuo mas que mío. no me 1'.;1 sido ¡H;o:cesiblc). En una y otra se describe en estrofas dia
i-' logadas el en~llenlro de dos pcrsonas de desigual estado social (ca·
(Gómez Manrique, Cane. siglo XV, n." 332) ballero-hija de cJ.mpc~jnos o montañeses, y casos semejantes). Como
af¡
L¡ "\ ./
~1 ",U;,:
,, ~;, '
1,"
i,'
330 "_'_"_"_"C"CI_"_'_'_"_'_"CiCI'C'cacióll espa ~ ¡ <Í4-
\. "
glosa 331
,~ , ~
EIBl.lOGRAflA: Le Gen [ji, Formes, p:i:?s ;263-290 (La canción dl.l XV.
J'
,;.;:..----
,
332 _M_a_"_U_aCr--,-d_e--'-"CeC'C"""t~ic:a:C~;~d~"'-."e~'~.
pt2ntlla ~.
glo,,':a:.-
·""
'T\~;,;
1 :,:':"
~ue v~r. con el. moderno sentido de l~ interpretación críti--,atfaídos espe~ialmentepor las dificultades que de esto resultan 37,
=
'33
-
334 Manual de versificación eSPWiol "'~'dosa 335
q
;...--
Las lágrimas del aurora. , ·'En el resumen his..6rico se tratará de cómo cambiaron los
Desta ~uerte, para hacerla pSUlltOS y de su progresiva ampliación, que convirtió a la
A Margarita precios'l, . ~ en for,ma apropiada para cualquier asunto. En el sentido
Quiso el cielo componed,)
~eral, la glosa se caracteriza corno poesía de la vida soci.al
De la manera que herma"J.
Nace en el nácar /a perla...
de la época; no es inmediata, lírica y espontánea, sino reflexiva
e intelectual. y no ]0 es solamente porque tiene siempre dos
Para un joyel rico y solo au wres (el del texto y el glosador), sino también porql1e cumple
Buscaba perlas España, 5U función y finalidad sólo cuando la recibe un tercero, el
y piedras de polo a polo .pÍlblico•. Este público lo forma unas veces la dama que re
O en nácares que el mar bafia. ,cibe la declaración de amor de parte del que glosa; otras, los
O en minas que engendra Apolo, creyentes para los que se interpretan verdades y hecbos reli·
La fama, que en todo habita, giosos; otras, los contemporáneos para los cuales se recuerdan
Le dijo, viendo el joyel, o sugieren hechos gloriosos de la historia nacional; otras, los
Que al ~ol en belleza imita,
jueces de las justas poéticas que han de galardonear y celebrar
Que hallalia para él
En AU5tria une;¡ Margarita.
el arte del glosador. Sólo en casos excepcionales la glosa tiene
un inmediato carácter lírico; así en Santa Teresa, cuya glosa
Austria también pn'lendla, , es un diálogo interno con Dios, que se consume en sí mismo
Dudosa, inforrnars.. della, y no necesita el público 38.
y certificóle un día
Que Margarita tan bella, Resumen histórico: Varias posibilidades se ofrecen sobre el
Sólo en Felipe cabía. origen de la glosa. Unas u otras han de wsultar más probables
Luego Espafia solicita según la manera de enfocar en principio el problema de origen
Con tal tercero a tal dama, de las formas poéticas europeas. La idea fundamental en que
y con su pecho la incita,
se basa la glosa, que es la explicación y paráfrasis de un texto
Donde hay oro de gran fama,
y un joyel hay de infinita.
ajeno, es bien común en la Edad Media. El método deductivo
de la teología y la filosofía escolástica, de la jurisprudencia
Este joyel español y de las artes liberales se basa en las normas de la exégesis
Se hiw a todos distinto, que tan características son del pensamiento medieval en el
y tan sólo como el 50) occidcnte cristiano 39, sin que sea necesario recurrir a los árabes
Del oro de Carlos Quinto. y los judíos.
Siendo F~lipe el crisol.
Desle, para engrar1decerla,
Se engasta, adama y esmalta; 38 La antología de glosas de Hans Janner, La glosa en el Siglo de Oro.
:f.ste pudo meroxerla, Madrid, 1946, con breves comenlarios y referencias, permite tener una
idea clara de la multiplicidad temática y formal de la glOsa.
Que ninguna hay de tan alla 311 Sobre el origen religioso de la glosa en Occidcnte y sus relaciones
Estima donde ponerla. con ideas platónicas. véase L. 5,pitzer, The prologue ro Ihe .Lais. of
Marie de France ami medieval poetics, .Modero Philology., XU, 1S143r
(Lope de Vega, BAE, XXXVIII, pág, 238) 1944, págs. 96-102; en especial pág1. 'J6.97, nota 2
rl
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<.'".,',,~",,'
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¡."
•
336 Manual de versificación española
Algo semejante puede valer también para la
formal de la glosa, Pertenece a la familia de las canciones ~
eslribiHo y cita, aunque como variación culta. Dentro y fuera
---------::
organizació ----
/Jl gto sa
~cia y en el Romanticismo alemán tol. Cuando se buscaron
-¡;izones para este desarrollo especial de la glosa limitado a
J!sPaña, se pudo pensar en la poesía arábigo-andaluza. Las razo
337
de España tiene precursores y paralelos más o menos empa.. nesde Le Gentil 43 me parecen más adecuadas: parte de que la
rejados en formas, como las cllansons de la mal mariée, las glOsa en su aparición literaria no se presenta aisladamente en
pasturelas. las dansas provenzales, el antiguo rO~ldel francés dsiglo xv, sino que tiene precursores y paralelos en la poesía
la canción antigua virefai, el «estribote lO y el villancico. La g¡o~ catalana, provenzal y francesa del Norte, que no dejarían de
corta, que parafrasea un mote de un solo verso, puede cOincidir j:n1luir a España. Por consiguiente, la posición especial de la
perfectamente en la forma con determinados tipos de la Can_ glosa española dentro de las literaturas románicas ocurre sólo
ción antigua del vill;mcico tardío. Por cierto, la poesia árabe al Jos siglos XVI y XVII, cuando fuera de España había desapa
también conoce formas de la glosa, así el rnllSatrlmat y la muo ,iecido el sentido poético de la glosa por influjo del Humanismo
guasaja (que de este se deriva) con su \'ariante, el zéjel, que es y del Renacimiento. El carácter tradicional que es propio del
de gran importancia, como vimos, para la llamada teoría árabe. desarrollo de la literatura española conservó la glosa con otras
Sin embargo, estas formas poéticas preceden tanto al origen de 'formas poéticas medievales hasta más allá del Renacimiento,
la glosa española que apenas puede pensarse en un influjo y dio el desarrollo señalado hada una fonna fija fundamental,
directo. El influjo indirecto a través de la estrofa del zéjel ni ~forme a los progresos de la técnica poética. La indiscutida
puede e:<cluirse ni comprobarse. Formas emparejadas se encuen_ condición española de la glosa no estriba en sus orígenes, sino
tran también en la lírica religiosa de los judíos españoles que ,en -su peculiar desarrollo, característíco de España.
parafrasearon citas de la Biblia.\l), y una composición semejante ,En el Cancionero de Baena (1445) la glosa no está aún repre
tampoco es extraña a la poesía cristiana (tropos, secuencias). sentada como forma poética de empleo consecuente, y con su
En vista del nacimiento tardío de la glosa, puede defenderse con propio nombre aparece poco después de mediados del siglo xv 44.
razón que procede del desarrollo orgánico de fonnas simples La glosa a la poesía «Nunca fue pena mayar» del Duque de Alba,
del estribillo y la rima de estribillo que acaban por contener una escrita por el Comendador Román a petición de la reína Juana,
cita completa del texto que cambia de estrofa en estrofa en lo esposa de Enrique IV (reinó de 14j4 a 1474), se considera como
que respecta al sentido, sintaxis y técnica de la rima. el testímonio más antiguo que se conserva 45; tres poesías co
Estrechamente unido a la cnestión del origen de la glosa, locadas bajo el título de glosas se encuentran en el Cancionero
es el problema de si es representativa de la condición española (l. de Stúñiga 46. En los Cancioneros posteriores la glosa aparece
En efecto, la glosa, a pesar del común afán de la Edad Media con ereciente frecuencia. Por primera vez se trata teóricamente
por la exégesis y el comentario divulgatorio, no alcanzó en nin. en el Arte pof/ka de Rengifo.n.
guna literatura moderna nna fonna tan desarrollada y de tanta
importancia como en España. Fuera de España se considero
también como una fonna decisivamente española, junto con ooU Referencias de citas en H. Jflnner, ob. cit" pág, 221.
el romance, y con este sentido fue imitada en el siglo XVII en () Forme5, págs. 296-304
4( T. Navarro, Metric.a, págs. 125-126, señala fonn"s primitivas y
transitadas, como la Q!laella de a.mor del marqués de Santillana.
40 J. M. MíIlás Vallicrosll, Poesía. .fdgra.da. hebraico--e.fpañola, 2.' ed., t5 Canco General, J. pág. 452.
Madrid, t948, en especial págs. 30-37. f6 E.d. m"rqués de Fuensant.. del V..Ue y Sancho Rayón, Madrid, 1&72.
(1 Véase H. launer, Lo. glosa. española, RFE, XXVII, 1943, págs. 221 páginas 221, 356 y sig., 385 y sig.
y siguir:utetl. ~ Ed. 1592, caps. XXXVI·XXXVIII.
,~ ,
"
,
'e!,:
,
~, 338 Man.ual de versificación es~ , s:>~:sa:- _ ""
).' /
Desde lO$ comi.enzos existen juntos un t ~ L~ por otros de menos rcnombre. El ma <lmo y má;:, fecundo
corto. La forma queda variable durante mucho tiempo. lf.otrj L.: ,;. tra es Lope de Vega. que elevó a un alto nivel artístico
principios del siglo XVI, su principal asunto es el amor co~ -f,j~osa burlesca, hasta entonces popular y grosera Pncisa
de carácter ideal y petrarquista. Este tema se trata Unas • Ki~~te est~ modalidad de la glosa en Lope se imitó en repL'
en largas quejas amorosa<; valiéndose el poeta de esquemas~ t:,~ ocaSIones, aunque pocas vece',; de manera lograda, La glos.,
téticos y casuLsticos, otras veces en forma breve, ingeniosa,~ H~ca fue a dar .a menud~ en ~itira ~usca ~ calumniadora;
humorística. Conforme con las tendencias y modas de ~. 1:\,:~o y el cansan~lo de la f~n.na condu 10 h~c¡a mCdl~\(.h~:-; .del
época, en tiempos de Carlos V se ocnpa con preferencia_'cle bjílo xvn a la rápIda des:J.panCIGn de la poesIa glosada. uOIca
a$untos religiosos y filosóficos; bajo Felipe JI palian a un pJi,. ¡:0~te en el teatro, donde alcanza un ullimo auge por obra de
~i{t:; mer Iérmino asuntos nacionales (glosas de romances), Esta,., ¡:rtlWderón, se mantuvo aú?, hasta fi?es del si.glo XVII y prínci
64.
:-: yor, Teresa de Jesus. Espine!. GÓngora. Calderón y muchos más. EjemploS >l [ndicaciones, ton H, JanneT. ob. cit., pág. 220; Y T, Navarro, ML'1rica,
':i referencias de citas de éstos y otros poetas, en la mencionada. antolo¡¡ta P'ginas 305-306. 35]-352.
342
.
MarlUaI de versificación es
.
-.:
'
""-,~.-;~. -'.
'\;i'::\? ,.,.,];
DllIiAI_, "'M:e::--
~, ':l~ .. ,_ ~,
; :' ,.,:}
;
;'-,:"
r:;![fr._dón
petrarqfl.ista·
. tintas coleCCIones.
. 6(]
343
aun cuando los ejemplos conservados se estiman como' .. l'~''''' ón en laS ~ l' XV! Y es sigwfi.cauvo que se
"
ClOnes de Ia poesIa
" cu
1 fa, El cen 'ro de su ¡rra " dlactan '" al ~Ullit¡. i
i :'~
· ·ón a ·c'plOS
P"Ul" . de SlglO b; ",.,a-ii..
, el cual sIguIendo la
. ' --~_ ". " "VIcente poela u~~, '
en la Península Ibérica, fuc GalicÍ<1 y Portugal, aunque "'" ¡:;~ntre en GIl ' 1 ' "aoo le dio forma en este
cuentran varios pamlelos en cuanto al asunto y la diSpos;,.;.l.
.... en. "~..'.
j '~iteCClOn cas e
t Hana por e oc oSu
. madre.
,
, ~ . -.nJQ,;'., 1 rosal vengo, na •
\f,'
de su des~.rrol1o con la poesl3.de la Europa OccrdentaLSn ¡".~; as1 eU dJe o XVI en el. xvU el cosaute se presen~
gran antlguedad y la procedeucla popular (al menos en .. ¡ "~'.i.' fines del Slg,l Y b de villancicos glosas, etc., SI
al
J)'
~t
"
, rot-, .'?';,'"
tuga!, pues en Castilla no es seguro) se ponen de manifies;tft . ,";00" en fragmen
tOS como ca eza •
ene)"o de su técllica en el caso
:;)
en el carácter aun" patente de canClOn " " d e b"1 a! e y de amigo ~'-8.", "~r"ue no se r
ata de un nuevod r 1 '"po"
~¡ . . .. ·d ' en ).. f
J el dcsarrollo arcaICO y prImitIvo de las leas y en el uso de'iJas estrO as de dos versOs e l . . :<.'"
versos anisosilabieos. Unese a esto el que el cosaute falta ' >,: póntela tú, la gorra del fralle, bo"
".! " en 'tlatúqueanunomeca.
l
!',',-,-
ro~ ca[ll~ioneros cortesanos de Castilla (asI en el de Baena) ":; poo e ,
" ";~, . . , '"" . . do en. su rOIUla com
mientras que aparece en los canCIOneros musicales, que CO.... ~ í' ," . o el cosaute no fue reannna
~i;';i\
• ,;t
1 '.',
. "
sabemos recogieron piezas de tradlclon oral y popular. A ""SO" : ~
de las dudas de E Asensio sobre la procedencia portu~ ,,/~
..", ,'if"lo suceslv
".~. I':¡jfp.ta Y ca
raclen"Slica aunque algunos poetas usa
' "
l ·s,",co del cosaute, SIn estrIbIllo, COffi?
¡ ~.. cara.c eu. Pablo piferrer en CancwrI
.
., d 1 P lmavera
ron elle:tapren·
.
recurso es-
G
on
del cosaute, no puede negarse que en los poetas gallego..portq. (,~"" e.a, r ,
\~:t"", " 1 t' . ."
gueses se encuentran no solo os estunomus mas <lntlguos, sino ",,~ M ," ez en La Vieja canclOn
también con mucho los más numerosos. Parece que el cosaute \~~-, L
,,';;;1~stlCO, aSI
"'l.:ln
l . . ., de 105 cU'I.itllos del hada, y
ar In n Las tres ho¡'as y Los cuatro mul eros (las dos en
~1 , '::Ga!Cta orca e
1'; no arraigó en Castilla, y se hallaría más di'\'1l1gado en la poesfa J .~;' s popu.lares J.
¡fe
~-:~,
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oral de Io que 1os testimOnIOS escfl",os mues t rano S"l cans!"denr j '",
. , : \.
t;4tltare 1 ""';'" de 10$ Crvt-
Figueras, El t:oscmte ¡:n ~ I, ....U '
mas lo que 10gI"aron ser las formas de reCIa ra17. popular en la 1,', $Ulul}CRAf1A; Jose Romeu . XV XVI .Ju¡uario musto;¡¡,l..,
l,j1\,' . .
poesía culta, como el romance y la segUIdilla, es de suponer ¡ '¡:Umeros muslCllles espa .
' ';-' , lÍol"s de los sIglos
" P 't·
Y ,
"realidad en el Cancionero
l""i.: ' l ' i - ó l Eugl:nlil A,,';:¡¡"IO, oe 'ca ~
~it';';' . . •
q ue los escasos testimonios del ensaute pueden utnbUlrse a la l' v l~jO, P gs. . .
I ".
' M d"' 1957 pá,s. 181·224; contlcoe a
" 1
kl.';·' . • , " , d i Edad Medra, a n , , E
".~" P oca lmportallCla de esta forma en la poesla popular de Cas
ar
\ -;::.ptI'l,ru-ul " e.a . l ,~ ...nl1tares pafa!elí~tkof clUteUal10S, RF ,
~r," d del arbCU o ....-5 ~4
tilla. I ,tdi ci611 lJ()..16~
't
:;~(
• .
El cosaute aparece en los pnmeros tIempos de la poeSla !~,.'
,
¡-ev¡sa a .
j """"vIl 195J, pags.
,
'. y
cntre otrOS el de C05aure y cantares pa-
"282
225-240. Le Gentil, Formes, pa2s. 21!{). •
" 1 I Ji¡lc/lsiICOS, pags.
i castellana tan ~610 de manera f ragIllentana o somerQ, as en· '
,'.\:': la Ra'{.ón de amor (versos 130-133), en Santa Maria Egipciaca FORMAS Y DlJtUVl\CIQNES tJE
¡':' (versos 152-155); más claramente en el muy discutido Eya velar
;;, LA. CANCIÓN PEIRAROUISTA
del Duelo de la Virgen de Berceo, y por fin, claramente des
)i
arrollado (aunque de manen'l aislada, «casi el ave fénix ... ) 31lI, en u. CANelóN pE,nI.ARQT.:1STA. - La canción petrarquista [llamada
r.',
la citada poesía de Diego Hurtado de Mendoza, padre del Mar· también canción (;:1 la) italiana, por su pais de origen] consta
qués de Santillan;:1, de fines del siglo Xl\'.
,ji';" El cosaute se' encuentra en Jos cancianeros musicales de los !1/1 ED el estudio citado de J. Romeu Figueras se encuentra un e:I:
tCllSO conjunto de cosautes" E. Asensio, en su U'abajo sobre Las cantares
siglos xv y XVI, aunque muy esparcido y con escasa rep.... pllralelísticos caslelhnoi", pag. 205, nota 1, reduce su numero al de se
'lenta 'j tres t~sti1Jlonios. En la relación entre estrola y r,:stn'¡)i11o, Asens10
los clasiftca como de dos, tres 'f cuatro versOs (págs, 210-216).
61 Algullos ouos ejemplOS en T. Navarro, MétriC4, pág. 2f,9.
" E. Asensio, ob. cit., pág. 186.
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fJi) ,
!l ¡;;';~"
"il:
'l; 344 Manual de versificación. es~ l":\:"""ción petrarqv.ista
.-~~.
345
'
de un número indeterminado de estrofas (estanci~
"
En España, como versos de esta canción se usan sólo ende. ~ ;~rca no sobrepasa a su antecesor, pero dio el modelo para
casílabos y heptasílabos; y su mezcla es obligatoria. Una Pro jQs.,dempOS posteriores por la manifiesta preferencía hacia un
porción alta de endecasílabos confiere a la canción un carácter jp1Otipo, aunque no por esa dejó el cultiva de las otras formas,
grave y solemne (canción grave) 6l; por el contrario, el Predo ~ parte provenzales. Sus imitadores españoles, ppr su parte,
minio del heptasílabo expresa una intención estilística menos ,:~eron al maestro en su preferencia por un tipo, y lo con
elevada, propia para evocar ambientes elegiacos y bUCÓlicos <~eron en la forma exclusiva. De esta ,manera la estancia
(candó:!? ligera) 63. ::ttgular muestra el siguiente esquema:
La unidad estrófica más importante y característica de la (I1). nI.
l.
canciÓn es la estancia. Si se compone en la forma más .regular . frOflte (dividble) + verso de enlace .. s¡,ima (indivisible)
abarca por lo íllenos nueve versos, aunque hay también excep: ~ ~
~._-------- ~-
l0 pie + lIo pie + eslabón, llave + sirimaós (sirrrJa, codo.)
ciones. pues teóricamente no hay límite para su aumento; sin
(chiaveJ
embargo, estancias de veinte y más versos son excepcionales.
La extensión media es de unos quince versos, y el número más
frecuente de los mismos es el de trece. l. Como indica el nombre, la canción fue destinada origi
JllIlmente para el canto 6ó • El desarrollo de la melocHa deter
Usa rimas consonantes; y en la disposición de las mismas
mina la disposición del texto. La repetición de un periodo
existe gran libertad, con tal de que cada parte de las dos de
la estrofa tenga las suyas propias. El encabalgamiento de uno
M Libro 11, caps. V y VIII-XIV.
o varios elementos de rima de la primera parte de la estrofa ~s Del griego oúpp.a, 'cola'.
con la segunda es excepción rarísima; úsase, sin embaigo, por !ti El episodio de Casella (cn Divinrl Comedia, Purg., n, 106-119) mues
lo normal un ",verso de enlace» entre las dos partes de la es. tra que en tiempos de Dante no habia caído aún en desuso el cantar las
trofa a modo de eslabón para unir mediante las rimas una tandones; no obstante, era poco frel·uente. La falta de melodías antiguas
de canciones en It"lia hace suponer a W, Thomas Marrocco (T!le l'nigma
parte c;on la otra. Las rimas cambian de estrofa en estrofa. of the c;¡n~one, .,Speculum~, XXXI, 1956, págs. 704-713) que la canción
italiana no esluVO destinada, desde un principio y a pesar de su nombre,
para el canto, sinO para la recitación. Aunque fuera acertada tal suposi·
62 SíI'Van de ejemplo las canciones de HeITo;.ra Por fa p¿rdida del re, dón, qneda indiscutido que la canción. con su rigurosa división en tres
don Sebas¡idn (BAE. XXXII, pago 3JS¡ y Al santo rey don Fernando (BAE, partes y la exacta uniformidad de tod<l.s las estrofas, tu..·o por ejemplo
XXXII, pago 329), que muestran sólo un heptasílabo en la mitad de cada obligado la norma de estructura music,,¡ tal como apareee en su forma
e:;trofa. més sencilla, en la de estribote; y en esto es de importancia secundaria
b3 Comp. Danle, De vulgari eloqucnlia, 11, 12. En la canción XIV (poe s! en efecto se cant"ra o no. En todo caso (y dejando aparte eJl:cepciones
sia CXXV de Le Rime) de Petrarca (Chiare, tresche e dolci atque) hay posteriores) se compuso siempre de tal manera Que, conforme a las reglas
nueve h"ptasilabos frente a tan sólo Cuatro endecasílabos. de la música de entonces, también ho.biem podido cantarse,
..••
;:.',.>..c:.:·<
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" ;': -,.:,:.
prescrito obligatoriamente y pueda, por lo tanto, faltar. Por donde mis razone...
( Uo pi, \
lII. En la composición musical de la canción la sirimll tuvo Vayan fuera de aqu1. sino corriendo
,'," , su melodía propia. Esta independencia con respecto a la frame
se manifiesta en el texto por el uso de rimas propias (COIl Por tus aguas Y siendo chiave o verso de enlace
,, En ellas anegadas;
Si en tierra tan ajena
67 _Et diesim dicimus deductionem vergentem de una oda in aliam En la desierta arena sirima
(hallc valtam vocamus cum vulgus alloQu¡mur)~. De vulgari eloq/JeJ'IUJI,
n, 10. Fueren de algur'lo acaso en fin halladas,
M Por vofta se entiende por lo general en nuestros días el pie de 1I Enliérnlas. siqwera.
sirima que Dante llamaba versus. Porque su error se acabe en tu ribera.
-.x¡¡l
';~fl>
,tik¡
345
Aunque en el mueras,
i).gua
C¡Ulc,ón, .1U 1J.ill; de queJarte,
Que }o he Irllrado blell lo que ti: tQCa,
I
Manual de versificación esPaño
~
;'ii.'.'caftCión petrarqu,ista
.~'~
tk)~'FPoca
"''-,-
,
medio de la obra de Dante, y en especial, de Petrarca; y par mente dichos, tales como Boscán, Garcilaso, Acuña y Cetina.
esta razón se la llamó también canción petrarquista'70. 1,0 Los poetas de la escudo. autóctono. y tr:¡dicional, que se
Roscán la introdUjO en España, y Garcilaso por vez primera ,unieron, por lo menos en cierta proporción, al petrarquismo.
, le dio importancia poética en la poesía castellana. Su incolJlO ,A este gmpo pertenecen entre otros: Diego Hurtado de Men
ración a la poesía española se produjo en dos períodos; Enrique doza, Gregario Silvesfr~, Montemayor, Gil Polo y Barahona de
Segura Covarsí JI eJ<;tieode el primero hasta los alrededores Soto. Estos ¡x>etas se sintieron iltraidos, en especial, por el
de J 550. Este período de Lniciación se ca.racteriza en lo e<.enciaJ. doble cani.cter de la canción, que une en sí tanto elementos
por st:guir muy de cerca el modelo de Petrarca en cuanto a tro,'adorescos cono de la AntigÜecl2d claska: incorpora así
la fonna y también, con frecuencia, en cuanto al asunto, siendo a la antigua tradición óe la poesía de los cancioneros, las
tt:ndendas dáskas y humallísticas de la época.
1,~ e ,djámu5 vulgarjl.Lffi pocmatum unum e~se ~uppreDlum, quod per El más importante de los cultiva¿ores de la canción en la
5u;¡crexcellenti¡¡m cantionem vocarnU5., Oaute, oh, cit.• n, 11. V¿ase lo príme;;) mitad del sigto es Garcilaso. Aun cuando en, el asunto
:mismo "n n, 3.
IPuestra mayor independencia, en la composición métrica se
i~ Sobre el Jlroblema en conjunto de la imitaciól:. de Pr.trarca en &.
Jlañu, vca~e JO~<:I-Jll G. Fucilla, estudios sobre el peirdrO;l..Iismo en Espaiía,
Anejo LXXII de la RFE, Maérid, 1960.
72 Vbse E Segun Covarsl, ob, dI .. pál!s. 1{))-1()l
,'1'"
(,:. ...
-'
350 Man.z:al de ",'ersificaciún espanola La canción petrarquista 351
atuvo estrechamente aL modelo de Petrarca 74, y renuncia por
completo al ensayo de variantes ¡'i. Es, por tanto, notable qUe
---- C01Ppleta asimilación de la forma extranjera; por esto Segura
f,OVars' califica esta época como "'período de nadonalizaciÓn~.
elija un modelo, y también la tendcncia por seguir un para. Los criterios esenciales de este desarrollo son:
digma característico, requerido por el asunto y el COnte.nido 1.0 Disminuye la estrecha e inmediat:l imitación de Petrar·
emocioual. De seis poesías en que Garcilaso usó la estanciJ ca. Herrera es uu caso característico lB, pues de sus veintidós
al menos eu tres sigue el esquema de la canción XIV ck cancione~ sólo dos reproducen paradigmas de Petrarca, y uno
Petrarca (Oliare, fresche e dolci acquc: abC abC: cdeeDfF), .de ellos lo usaron ya con seguridad poetas españoles, el otro
y su instinto selectivo dio la norma. Así el esquema de esta ¡, probablemente 19.
(:aución XIV de Petrarca, que él prefirió, es a<~aso la forma 2.0 Dentro del marco de la imitación, se fijan unos pocos
de la canción petrarquista más frecuente hasta el siglo XIX' esquemas seleccionados que con preferencia no proceden de
-sr además es la normal en las canciones de carácter bucólico'. retrarca, sino de sus imitadorcs espafloles, en especial de Gar
El esquema de la quinta canción de Petrarca (Ne la stagicltl), cilaso. El ejemplo modélico es la Canción XIV de petrarca que,
seleccionado por Garcilaso, también se imitó con frecuencia. aprobado por Garcilaso, se convicrte en la forma preferida de
y por fin, él abrió un nue\'o empleo para la canción: la pOesía la canción bucólica y de la égloga.
de las églogas, fuudando una tradición que encontró brillante 3.0 La cr<'ación de los poetas españoles aumenta. Se amplía
continuación no sólo en el campo más limitado de la linea, el 9-5uotO por vez prímera a materias religiosas y nacionales.
sino también en los libros pastoriles (Montemayor, Gil Polo, Los que comienzan esta tendenda son Luis de León y Herrera.
Cervantes). Como innovación es digno de notarse que también Con la obra de este último se inicia también la caneión lauda·
usó la estancia fuera del marco propio de la canción como toria, que tendrá una larga persistencia. En lo que se refiere
forma de estrofa independiente, y la combinó con otras 76. Este a la forma, se tiende hacia una mayor libertad e independencia;
uso tuvo especial alcance en la polimetría teatral, donde la la idea que domina es exigir la completa armonía de asunto
estancia aparece como forma de estrofa junto a las demás, y forma tal como surgió de una mejor comprensión de la Anti
desde Juan de la Cueva y Virués (hacia 15BO) TI. güedad. Las complicadas regla-s, impuestas por el origen musical
El segundo período (1550·1600) coincide en lo fundamental de la estrofa, teni:m que aparecer como supuestas trabas que
con el reinado de Felipe 1I, y su desarrollo queda detenninado embarazaban el libre desarrollo de los motivos y la intención
por innovaciones independientes unas, y aseguradas otras en formal, y el poeta se sentía con legítimo derecho para rom
la Antigüedad. Se alcanzó el pleno dominio de los modelos perlas. Para lograr un tipo solemne de canción, Herrera aumen·
italianos, y los nuevo~ propósitos creadores tienden hacia la ta el número dc endecasílabos en una proporción nunca vista lij).
3
~
I
l '
u smnu.
4~ e lb h
El término de sextina significa en la pOi."'iía española. por ,
,
un lado, una determinada clase de estrofa de seis versos (tal
como se estudió), y por otro, la forma de la antigua canción
jo ,
provenzal, de composición rigurosamente fija. En España ha
de considerarse como una canción de carácter renacentista De ahí resulta la siguiente serie de las palabras de rima en
pues aparece sólo en el siglo XvI por efectos del influjo italiano; I3s distintas estrofas:
en italiano .se llama sestina (en Dante y Trissíno canzone a 5.' 6.'
-"E
2,' 3.'
sta¡lza cGrltinua), .,.'. Estrofas: l.'
-
- -
La sextina' consta de seis estrofas de seis versos y un envio, A F r D B
al fin. de tres (envoi, tornada, en español contera). Dejando B A F r E D
aparte los testimonios más antiguos, se emplea siempre como e E D B A F
D B A F e E
81 B E, Lxr. págs. 189-19t: 192·194.
E D B A F e
~~ S E , Lxr. págs. 217,2t':l.
F e E D B A
90 B, E, Lxr, pág. 280.
c, 1..7 l';,ior¡ de amor y Entr¿ ,wbo', de nácar, BAE, LXIII, págs. 182
En el envío del final las seis palabras de la rima tienen
v sig, y 193, que repetírse también, dos en cada verso, eon libertad en el
~,l 1-<:1 fI~t"1(!a dd I,a'i<'rno e~¡ Londres, RHi, XVII, 1917, págs. 714
y sigs.
orden de su disposición.
o~ Lam.:nlo noclur110 (Cf>fI. el [Jar:tdigma conocido de la Canción XIV
de P~tT<'Irca) B..... E, C, p;ig. 52; Y Al lIrrntl¡'¡o'J1.10 JI'. las provincias españoliJs, 95 El empleo de \'ersos de diferentes medidas se encuentra, el' cambio,
fdem. p:"g, ]8, en la más ar.ligua se.ttina conocida, Lo ferm voler qr~'el cor m'in/m, de
Amaut Daniel (7. 10, 10, 10, 10, 10).
356 --.:M=a~"~":a:l ~d~e__.:v:e~,,~i:f'=·c:a:":ó~":..::e.spaiiO.la. ::;~:Se.xtirU1 357
-
Ejemplo:
----....:: .;..-- Yo espero ya, flor de oro y pura Lumbre,
Tocar la tierna mano; y vueslra boca,
Dejo la más norida planta de oro,
Que deshiele en mi fuego vuestra njeve.
y lloro ausen!c y solo aquella Lumbre
Que sig,), y sit>nto el pecho arder en fuego; (Herrera. Se.l'tina IV, BAE, XXXII, pág. 269)
Mas el estrechD lazo d", la mano
l.le alienta, ~' la dulzura de la tJ(]ca, -._'.~:,La sextina es una forma de la canción propia de la alta
Que plled<' regalar la intensa nieve.
~ía culta; por lo general, se trata de poesía amNosa de
Yo [<,:[;<::';' la fuena de b nieve-, --~eter cortesano y petrarquista. En el juicio estético de esta
Cuando no pude ver el :'Irbol ue oro fót'Jfla las opiniones de los estudiosos varían mucho. Mientras
y perdí las pn13bra, de S\I boca; qoe los teóricos de los Siglos de Oro la pusieron, como veremos,
Pero volvió al paTlir la alegre lumbre, liDIas nubes. Menéndez Pela)'o \lO la rechazaba bruscaq1.ente como
y con el blanco \1i,-lo dt" la mJno ',torobinadón ingrata»; en estos últimos tiempos Díez Echani 'J7
Todo me destempló en aTcliente fuego.
,~tiene esta opinión contraria, mientras que Martín de Ri
Ardió conmigo jUnto en duke fuego, q1Jer9S intenta rehabilitar los pocos ejemplos logrados, no sólo
y el rigor dc<ató de fria nieve, 'respecto a la forma. sino también en cuanta al asunto. Con
y el corillón me puso de su mano lodo. la impresión de artificio y convencionalismo que se des
En la mía, y tendió j,Js ramos de oro; prende en el desarrollo del asunto y en la expresión, se mani·
y vibnmdo en mis ojos con su lumbre, fiesta hasta en las mejores sextinas, aunque hava diferencias
h
~!
Ambrosía y néct~r I'spírJ en su boca.
' :de grado según los poetas.
Sí oyc~e el bhntlo acento <l~ ~u boca,
y fl1ese de mi pecho al suyo d hlego Resumen histórico: La invención de la sextina se atribuye
Que pro,ed'.-'j :\ mi alma de 5U Inmbre, al trovador provenzal Arnaut Daniel (fines del siglo XII) 99, La
Yo jam~s l ..nlerÚ¡ ingrata nieve: 5flttina provenzal representa el desarrollo artístico de un de
y tf;ogiendo J:'5 tersas hoia, de oro, terminado tipo de la canción provennl (CatUÓ redonda encade.
Crinaria mi frente con Slt mano.
nada), cuyas estrofa~ no pueden di....idirse (camone a stanze
M:lS ya m(" hallo lejos de la mano indivisibili' )' han de mantener las elementos de rima de la
y no esc'lcno el SOnido de su boca primera estrofa a lo largo de toda la poesía (unissonans).
Ni veo la r2fz lucicn te de oro: Dante la introdujo en Italia (Al poco giorno), )' Petrarca
i.Y no me a"raso tocio y vuelvo en ftlego? impulsó un nuevo florecimiento con los nueve ejemplos de su
Pl~CS crect' siempre en mi dolor la !lic;'e, Cal1zonie,e. Ya con un propósito de emulación, los petrarqui.~-
y no ofendl'!l mis lástimas mi J.umbre.
Abre, clulce, suave, l"];>.ra Lumbre, '16 Arll., III, pág. 405.
LI', .¡,-ula" v mitiga con tu mano 'fI Tl!orltlS, págs. 241 244.
Dt>"'-'n;::""e v T1"suelve, pues 1\1 boca Davidson, The ori¡ún of lht sestina, MLN. XXV, 1910, págs. 18·20; A. Jean
Fue la última cilusa de mi fuego, royo lA 'sestina do:,pia' de Danfe er les origines de la se,,;/ine, .Romanía_,
y contigo me (,nre-ja el lronco de 01"0. XLII, 1913, págs. 431-489,
358 Manu.al de versificación es a-
e, canción ali,oda
1'::..-----------
_
glo XVI (a~i Sannaz~ro y ~embo); Ju~go cayó. e? complf'to Olvi: ":'oclpe
de Esquila..:-he (1581-1658) escribió sextina.s. Poco, deg..
hasta que Carduc"Cl le diO nueva vIda cuItIVandola COn cierta :< '5 de principio;; de~ siglo xvn había desaparecIdo eaSl por
intensidad. j~~pleto de la literatura esp<\ñola; al menos había perdido
En España la sextina se debe a la imitación italiana. El "~~J(1portancia literaria en esta época. En contra de lo aeon-
testimonio rn~s antiguo, :scrito en versos de arte mayor, per.:Odo en Italia, la sextina no voldó a ser usa~a en España.
tenecc a la epoca antenor a la memorable conversación de petrarca ofreció el modelo de la doble sextIlla, poco he-
Boscán con Navagero; son sus autores el desconocido Trillas ,':'nte, en Afia benigna !ortulla e'l vivir ¡jefa; en España esta
Masen Crespí de Valldaura, y se encu~ntra en el Cancioner~ .;~ se encuentra en el quinto libro de la Diana de Monte-
General de 1511 (n.~ 916): es una queja sobre la muerte de iJ¡3yor y en Gutierre de Celina (<<Tanta5 estrellas no nos muestra
l"sabel la ~atólica (1504). ' ._ .::e1'.cielo,,) 104.
La sextIlla tuvo su auge y mayor dlvulgaclOn (escrita siem. '.:,
pre en endecasílabos) en la segunda mitad del siglo XVI. Se:X.BIBLT("(;R-~I:!A: DíEl E.ch~1Hi. Teorías, págs. 241-244. F. J. A. Davjdson,
considera a Herrera, que la usó cuatro veces 100, como su cul. :pe origirl of Ihe seslina, MLN, X:X:V, 1910, p¡í¡;~. ,18.20. A. Je~rJroy, lA
,
tivador más importante. De los demás poetas conocidos de 1 '$/JSrina doppia' de Dante el le .. OYl~Jnf"S de la snlme, .Romanla~, XLII,
época ofrecen cada uno un ejemplo: Montemayor en el segund~ 1913, pags 481~B9, A, J.<:nni, La se.I.!ina lirica, tesi: do~lo~aL Ber"n~, 19.15.
libro de la Diana (15597), Gil Polo en la Diana enamorada (1564) I:On;:e de Sena, A Se.xlma ~ 11 ~e:tl;~(: d." B<:rlll¡rdlffl Rlbel~Q, ".RL\',sta de
y
Cervantes al final del cuarto libro de la Galalea (1585). Jeró-:!pras., ,
. de FJlosof¡a , Clenclas e L~lras de ASS1S, pa&s, 137.176.
IV , J963 ,Fac
nimo Berrnúdez la introdujo en la poesía dro.mática (Nise las.
timosa, acto IV, 1577). wpe sigue usando la sextina en tns
de sus comedias aparecidas antes de 1604 (El remedio en la LA CANCIÓN AtlRADA
desdicha, El Marqu.és de Matltu.a y El honrado hermano),
Mayor alcance que en la literatura, tuvo la seJt:tina en las NOTAS PREt.IMINARES.- En la terminología de la métrica mo
Poéticas desde Sánchez de Lima (1580) hasta Caramuel (1665), ,(lema, canción alirada es el término coleetivo de todas tas
Rengifo se ocupó de ella en su Arte poétlca 101, fonnas prácticas qoe SI" deri\'an de la canción petrarquista.
Los preceptistas la llamaron «la más noble de todas las 'Sus estrofas (liras), que, por lo general, son cortas y de dispo
estrofas" por su dificultad y rareza, y le adjudicaron la 'lpri Sición simétrica entre sí, prescinden de la ordf'nación riguro
macÍa sobre todas las otras clases de la crlnción" Hl2. PerO estos sa de estancia petrarquista, y combinan libremente endecasíla·
elogios ya no convencían en el siglo XVII. Cervantes no escribió bos y heptasílabos al modo de la lira gardla!iiana. El nombre
ninguna sextina más despues de la Galatea, ni Lopf' df'spués se deriva, como indIcamos, de la lira de Garcilaso de la VeRa.
de 1604. Góngora y Quevedo no intentaron el uso de esta forma Las antiguas denomirlaciones de la canción alirada son muy
poética. No es seguro que la sextina «Crespas, dulces, ardientes diversas: liras (según la clase de estrofa usada), canción clá·
100 BAE, XXXII, págs, 260, 264. 2&5 Y 269. V¿"~e el comentario de
Ores te Macn, Femando de Herrera, Maurid, ]9'i9, págs. SU-51;, con res 10) BAE, xxxn. pá.g. 389,
pecto a la seJC:tin3 IV, antes citada. t04 Según la s<,stina VII de Pctl":lrca: Nor¡ ha lar!l! anima/i il mar fra·
101 Ed. 1592, cap. LV. Vé¡¡se Díez E.charri Teorías, págs. Z41·2+t. rD"de.
1D.2 Caramuel; citado por Diez Echarri, Teorlas, pág. 244.
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360 Manual de versifIcación esp •
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{,:p"co:nción aliTada 361
sita (atendiendo a sus asuntos clásicos y antiguos, al ro ' /-:;,..;.,,--
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originariamente, y también por la imitación de 1<>'5 odas hora~S
nas), canción pindárica (por el alcance que tiene el model Cla,.
Píndaro en su desarrollo), y odas y elegías (por su uso en ~
¡:~Ii,puede ase~rarse que en España. las demás formas, esp~
r~ente
t:~se
las lIras de cuatro y de seis versos, hayan de conSl"
sólo como va~iantes de la lira garcilasiana. según mu
¡'jos entienden. Más blen es de suponer que los poetas españoles
~I'1 ¡;
géneros poéticos).
Con la canción petrarquista existe relación tan sólo en el se :~n cada uno por su parte la fonna de la lira, regularizando
,¡ tido histórico y genético, si no es que la canción alirada se ~ J-iilí SUS poesias la extensión de las estrofas, la proporción de
;~"-L
l.' y propia para la poesía elevada, buscando sobre el oyente de l ;':j:,auge con los poetas neoclásicos. El númerO de fonnas, va
:r.;., su tiempo un efecto semejante al de Jas odas antiguas sobre r~tes y derivaciones es inmenso. Los tipos más importantes
griegos y romanos. Claudia Tolomei, con sus seguidores, qUe de. ¡.';~ los siguientes:
:.[,':!, fendían cl criterio cuantitativo, quiso introducir por fuerza en el ¡.,:
:t'0,:- idioma vulgar los metros y formas antiguas, sin respetar las
,;¡¡.,,
modalidades naturales del italiano. Cariteo, A. di Cos1anzo, Ber: ;~;:'A) EL CUARTETO-LIRA.
#,
... , -
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nardo Tasso y otros, en cambio, tomaron el camino contrario y 1'"
, ti+ El cuarteto-lira es una estrofa de cuatro versos plurimétri
procuraron asimilar las clases de versos y formas ya existentes
f]':1:::,' y comunes de la poesía vulgar a los modelos clásicos dentro del ;"-;;S: endecasílabos y heptasílabos, de libre proporción y dispo
~t;· , marco de sus posibilidades _naturales. 1.,iión. Hasta el Neoclasicismo la rima consonante es la exclu
~" o;'
':;',
U~, que se dispone o alterna (p. e. AbAb) o abrazada (AbBa),
.
Para crear la lira, B. Tasso partió de la canciÓn establecida
[·t:',:,' y prescindió de todo lo que pudiera aparecer como herencia 1 'Dentro de estos esquemas fijos de la rima, la mezcla de las dos
~:;~:;< . -$ses de verso ofrece muchas posibilidades de variación. Junto
medieval: envío, disposición de los pies y la prolija extensión
f; ;.
¡J., que de esto resulta. Reduce sus dimensiones a las de una breve ,-.'la creciente frecuencia de esta estrofa en el último cwrto del
~i' .:
fronte y siTima, acercándose así a la extensión de la oda ~glo XVIII, se presentan también innovaciones en la disposi
clásica (en especial a la horaciana), por lo general, poco ex. j &0 de la rima (p. e. ABcC, fonoas asonantes, etc.).
tensa. Los endecasílabos y heptasílabos pueden disponerse li· Ejemplos:
traducciones de Horado (.. B-!'atus iIIe.: .. Dichoso el QUe de pleitos ale. propia, se e:lplicará por ~eparado bajo el nombre de estrofa de la Torre
jado_. BAE, XXXVII, pág. 35). Sobre la cuestión de la prioridad freDte
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364 Manual de versificación esPQiiola
-
366 Manual de versificación español
----~ IJJ canción alirada 367
En lo que se refiere al ritmo todas estfl.<; pnJebas templanas
tienen en común el libre uso de diferentes tipos de endeca~¡. En el Neoclasicismo y el Romanticismo. la estrofa sáfica
Jabo, tal como en Italia. Entre los propiamente s¿ficos (ti. experimentó su máximo florecimiento y la más amplia dh'ulga
po B 2) se mezclaban a menlldo e'ndccasilabos ita!:anos (tipOi . "'ció n . Casi todos los poetas conocidos de esta época ofrecen
del grupo A) con el acento fijo en la seJita silaba; fue frecuente . ejemplos. y de cntre ellos se destacan en especial: Jovellanos,
también el "'ceoto en la primera sílaba, aunque no regular. Para M,eléndez Valdés, C3dalso, Noroña. Arjona, Vaca de Guzmán,
comprenrler es1:;¡ variedad rítmica, hay que tener presente que los dos Moratín. ZorriHa, Femánrle7. de Castro, el Duque de
en España (como también en Italia) los versos de la Antigiiedad Rivas y Ecbeverría m.
, no se leyeron según la cantidad, sino confonne a sus aCentos poca variación pudo haber en el ritmo, porque se siguió el
_o<lturales de palo.bra 11'. De esta manera resultó una gran va. esquema dado por Ville~as como solución óptima. aunque no
riedad, en lugar del ritmo estrictamente uniforme de la estrofa Con el rigor que Bello en su definición del sáfico exigió de
sál1.ca, y así poco queda en COmún con el modelo de la An esta estrofa In. En especial, la sexta y séptima sílabas no se tra·
tigücdLld. taban 51empre coma átonas. En cambio, junto al predomillio
j, Con las odas Al céfiro y La paloma 114 de VilIegas se inicia del cultiyO de la forma establecida, se intentaron diversas innova
un n\levo período en la historia de la estrofa sáfica. Desde ciones y desarrollos en la disposición de los finales de verso.
Mtnémlt:z Pelayo se sabe que no corresponde a Villegas el mé Una modalidad española característica. que en principio se da
rito de haber introducido la esrrofa sáfica en España; sin em. ya en Villegas. es la rima asonante en los versos pares (ABCb).
bargo, es, sin duda alguna, su primer maestro reconocido. Claro De modo cons~cuente,ya manera de romance a lo largo de toda
e~tá que Villegas también parte de la estrofa s:fica leida según la poesía (o-e), Vaca de Guzmán compuso A la nll~erte de Ca·
la prosodia común, pero al menos se aproxima más que sus dalso m. La misma variante aparece algo modificada en Ay de
anteeesores ll5 al carácter rHmico propio del modelo antigua, mi Alhama de Zorrilla, donde el pentasilabo, que es e1 mismo
limitándose a una sola. variante en lo fumlamenta) (endeGlSf_ t1tulo de la poesía, aparece invariable al final de cada estrofa,
labo del tipo B 2. forma especial 1). La perfección formal y el al modo de estribillo l19. Una variante eereana muestra la rim3
ligero ritmo alado coO':irtieron sobre todo !>ti "da Al céfiro 'con'5onante en vez de la asonante en los versos pares (ABCb
en el modelo obligatorio por siglos. La otra. La paloma, no DEFe, etc.), acaso por primera vez en !\kl.éndez Vatdés 110, luego
obtuvo la misma difusión, pero contiene en ~ermen dos particu. en A la luna y otras de Avellaneda. De procedencia italiana,
laridades que se desarrollarán más tarde: la rima interna (en en cambio, es la rima intenm nl fin3\ del segundo y a la mi·
las e"trofas 3, 7 Y 11) Y la asonancia en los versos pares (en las , ta'd del tercer verso, que ya aparece esporádicamente (pero de
ejem~los de Jerónimo Bermúdez se reproducen ~n el ParrlQso ~'spa':¡ol de 116 Véase el rt'.sumen hil-Sta nuestros dias, en Diez Eeha:Ti, Tl!Of¡(IS, pá·
J. J. López de Sed¡inD, Madrid. lTIl, Vi. págs. 16, ~J Y 152 ¡inas 286-188. nota 24.
llJ Hay un testimonio expreso de esta manen de realización prosó 117 A. Bello, O~ra! c01"lpfet(l.5, VI. pág. ¡gJ. Con esto Bello sobrepasa
dica documentada en Caramuel (1665). Véase Diez Echarrl, Tr.'~,ia.s, Dá incluso a Vi\lega.>. Si se tiene en considecac%n la exigenc::a de Bello por
gina 284. un acento fiJ'o en la primera silaba, un tercio de los endecasílabos en
m ..Ya Dar el cieno, lloreal pegaso., ViIlcgas, ob. dI., Dá¡í5. 3~D-35Z. Al c¿firo son inCOn"CCto5.
llS Aguslln Garcla Calvo, Ur:a-~ notas 50b,.. le adaplac!'<1n de los me/fos 118 BAE, LXI, pág. 291.
cldsicos por Don Esteban ViIlegas, BBMP, XXIV. ]950, p;igs. n.J05. H~ ABCb DBEb FBGb. de.: b = estribillo.
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luego en Juan Nicasio Gallego (El rizo de Corina) m y segUn ei ,';t.ipo cláslCO 1lI.
Conlando las silabas resultan Jos dodecasílabos, un hepta.'>fJabo y un :131 En la muerte de Filis, BAE, LXIII, pág. 189.
octO.<-ilabo. ll2 A la Virgen de Lendinara, BAE, JI, págs. 586·537. Esta oda es al
J;l9 Comp, otras versiones de la misma oda, en la citada eJ. ue la ; mismo tic:mpo un ejemplo para el fUerte a.ance del sáfico esrricto en esta
Torre, CC, por A. Zamora (qul:' reproduce la de QueVedo, 1631), pági , Jorma estrófica.
nas 197·201. ID ,Estrofa [... 1 ekva¡\a a inconmensurable altura Dor Manuel Ca
b8.llyes,- Díez Echarri, Teorías, pág. 297.
130 CIar" está Que de manera general se puede ver el nacimiento de la
l.lol El taro de Malla: Vn padre; El OlOriO, BAE, C, págs, 5D3. 510 y 512.
estrofa de la Torre en relación ,(Jn la inIciativa Qn" partió de Italia de 1J! Por ejemplo, en las gacelas d': Hafiz; I v IJI, BAE, LXIII. p~gs. 4R5
imitar forrnas estróficas de la Anü6'Üedad; no obslante, ejemplos conod y 488,
llos para el heptasílabo como remate de la estrofa sáflca los ofrecen en 136 Por ejemplo. A. Da/miro, BAE. LXViI, pág, 2S2, D.' XlII.
Italia sólo MontL y Manzoni (por ejemplo, II nome di Maria).
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372 Manual de versificación esPaiiolo. .~j~,~canci6n alifada 373
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t:,:]SI nombre de la lira procede de la última palabra del pri~
Bl LA LIR-\ (GARCILASI~NA). ~'-¡¡iverso de la citada Canción V (A la tlo, de Gnido) de (jar
Lp. Se documenta por pnmera vez, y preCIsamente en el
La lira es una estrofa de cinco versos endecasílabos y ~ ~:'~dO exaeto de la lira garcilasiana, en el Arte poética de
tasllabos con la disposición aBabB. enlazados ¡,:on dOs timIu
consonantes. ;,:~fOU8.
h1W~ diferenci~ de Italia, donde el paradigma del modelo apeo
Ejemplo: ; ~.tuVO ,co~slderadón, en Es.raña la lira se eonvirtió en un~
Esquema. ¡:~.]as mas Imponantes Y estimadas formas de estrofa del Sl
Si de m: baja lira a
Tilnlo pl:uicse el son, que en unmom~nto B
\",st9 :KV1, apesar de que Garcilaso la usó una sola vez. Hernando
)-&;:'Acuña, Monte01ayor, Francisco de la Torre y Herrera la ero·
Aplo.case: la ira a
Del ¡IfilmOSO vie:n~o b
1~roil alguna que otra vez. Luis de León la convirtió en la
y la furia de:l mor y el movimiento B l'~ de estrofa exclmiva de sus grandes Odas, dándole así
[ ... ] f ~~a importancia; San Juan de la Cruz le siguió en su Cánlico
(Garcilaso, C¡ll1c!ón V) \-'ifWrituaI y en la Noche oseara. Dámaso Alonso resume el
,(~rrollo interior y temático en el siglo XVI así: «la lira, pues,
Este. es et tipo clásico de la lira que lleva el nombre de L~ por es~ columna. ve~tebral forma~a por los treS may'?res
Gllrcilaso, y en ocasiones también el de Luis de León (estrofa f.~taS del sIglo XVI, GarCilaso, Fray LUIS, San Juan de la Cruz,
lira, quintilla de Fray Luis de León) para distinguirla as1 m: h.,t~Sos tres hitos señalaban SU subida gradual de profanidad a
variantes posteriores, de formas emparejadas, que difieren en t~iritualidad, de espiritualidad a divinización" \)9.
el orden de: las rimas y en el número de versos. Estas fannas !':W~::EI1 la poesía dramática la lira tuvo, por lo general, poca
se conocen t¡:¡mbién con el nombre de liras. y en los estudios :j;'~rtancin. Jerónimo Berm~de1. 11.0 la introdu.io en 1577; le si
modernos de métrica se reúnen bajo el ténnino colectivo de ~,:@ieron, aunque en proporclones muy modestas, Juan de la
canciones alirados. r.tueva. A-rgensola. Re", de A.rtieda, Guillen de Castro, Cervantes
Por su carácter la lira es una forma de la lírica culta, profana !:'~,;Tirso de MO,lina. .
y religiosa, de condición elevada; y también se usó en la poesía j.:':{'
1 0', ..•
En f>\ siglo X\;u y hasta el último cuarto del XVIII quedó 01
dram8.tic<l. ¡:~ada casi por completo co:no rorma lírica, reanudándose en
,:~>poesía neoclásica, especialmente en las odas. Meléndez Valdés,
Resumen histórico: GarcilDso introdujo en España la foma
Lfad<llso. Forner. L. F. de Moratín, y luego Bello y otros, ofrecen
de estrofa que más tarde se llamó lira. Sl1 moneJo métrico fue
una e.strofa de una poesía (O pa5(ori fe~id) de los Amod de l >numerosos ejemplos.
Bernardo Tasso (1534), que tiene exactamente la misma compo 'j
sición. Su origen se debe a los esfUerzos del Renacimiento Ed. \591, Cl!J LX[Il. Sobre el concepto terminológ icCl de: es[~ toro
\3&
italiano por transformar con 1..1n sentido de compromiso la tra· Ola de eslfofa Y sobre los diferentes signifiwdos de Uro. en los pre("CP
dicional estrofa de la canci6n petrarquista, según el modelo ti5lllS de jos sil'los X\'l 'i XVII ¡¡¡forman con más pormeuor: DieZ' Echarri,
de la conocida estrofa líriea de Horacio JJ7. .. ir~orias, p~~s. 1:'!o-l"5, y n. ¡l..\"noo, La poe;ia de SOI"l- llla'f de la CTm,
Madrid, 1942, pág. 48.
1'7 \'¿:lse 'r.'I1bien d e~tudio de la ~andón alirada y de lJ. estroÍ3 $:l.. Il'l Poesía española, úb. cit.. rág. 616.
fica. Véose D, Alonso, Poe.~fa espllñ.ora, ob. cit" págs. 12&.130. 11:1 Nise laurel)da, lIt. ~.
¡I
'1';
.¡(j-'>
¡:;
"r'
.. ~
\' .
'r'" En las odas wmánticas 141 alcam.a ntK'\'a estima y divulgació ,-
especíalmente en Hispanoamérica. Com', siempr<: ocurre cuan:' La lira-sestil,a es, por su earácter, una forma de la poesía
1
., ,o, ,.,
1-1 ,:; una forma de estrofa se siente como realmente viva, se er~ ~ta con rasgos eruditos. Se presenta por primera vez en tra
"
~"jH~
f!i¡L,
numerosas variantes nuevas (por ejemplo, aBaab, aBAaB, AbaBA ducciones de Horado, y luego se usa sobre todo en las odas.
y otras). Así ocurrió ya en fray Luis y en les n~ocLjsícos. ¡:n el teatro nacional aparece en las partes lírieas. Samaniego
Mienlra~ que en el Modernbmo la lira gare;)a<'i3.na se Can. (J745-1801) extendió su campo por asuntos más modestos, como
'¡ ;,
¡!
servó sólo en ejemplos aisl<ldos, T. Navarro observa en la ':C:n.- su Fábala de la lecheru, que obtuvo gran popularidad.
i,~~,;~;': pocsía contemporánea de España e Hl~~mnoamé¡-ica indicios
Resumetl histórico: El origen de la lira-sestina ha de con
t Fi
':y'J?
de un nuevo aprecio de esta eslroL. I~¡.
'·,Jiderarse en relación con las mismas tendeneias del Renaci·
,;"it: 8lBLIOGRAFÜ.: Dámasü Alonso, Sobre 1(!~ oiUl1cs de la lira, m Poesia -tniento italiano y esp3ñol, que condujeron también a las de
f~f"/ españDla, Ensayo de rn';lO¡Jo~ y limiles e,':;Iísncos, _~,' d .. Madrid, 1957 i1;.ás [onnas de liras. Aún más elaramente que en las canciones
?p;;{ páginas 611618 (con indicaciones biblíügráflcas). Díel Eellarri, Tearias;' 'iliradas más breves, esta estrofa manifiesta de un lado por
~'j~;';
páginas 254-255. T. Navarro, MétriC<J, lndie.:: de eslrcf;:~, lira. ' :.:}ú disposición la relación con la canción petrarquista, de otro,
P~¡:
J~~,~'¡
'Por el asunto, la tendencia hacia la imitatio clásk.a.
~~>::fi C) LA LIRA-.'>ESTINA.
",1;<'
,,\l!~:'
1':. En la sinta'tis no aparece el desarrollo propio de la canción,
~[~d: La lira-ses tina, llamada también sexle:ú-lIra y con frecuen_ ~Per0 sí los rasgos característicos en el esquema de rimas: la
," ,,;;;.',
,'!t""' cia sencillamente lira, es una estrob de .'>eis versos heptasí_ ~trofa de cuatro versos alternos está dispuesta simétricamen
j ,.,"" ~
~~cL~' ;,tr como si fuera la fTOtlte de una canción (aB: aB), y la coda,
'1'1: "~': labos y endecasílabos altcrnos según el esquema aBaBcC, En
I ~. J, A!oudda a dos versos, muestra el pareado característico del
¡U,
ma de rima t;a,-acteI"ístico una estrofa de cuatro 'versos COD ~ :final de la estancia. Me parece que Luis de León da una
dos rimas alternas y un pare~¡jo h,,:j c:on un nuevo elemento ]:,inreba decisiva en favor de esta opinión; así en la lira de siete
'[
i']:.! ~""
" ' ,'1",
'j, de rima. En el resumen histórico se h;.~ri rden:ncia de las
'\'ariahtes posteriores.
¡:'Versos que usa, por ejemplo, en la Oda IV a Don Pedro Porto
l)$rrero 14.1, que comienza: «No siempre es poderosa». Tiene
,'' '1.
i, '~0h Ejemplo:
.:?~ esquema aBaBbcC, y se distingue de la forma de seis
l::~rsos tan sólo por su introducción de un heptasilabo des
k'l ~~ r
¡:d;,:'i El hombre justo y bueno,
Esquema
a ;.pués del cuarto verso. El jugar que ocupa este verso es muy
,1 ,j"
El que de culpa es la }' m;'_n~i,L-, puro, B <importante, por ser como el eslabón en la canción, En efecto,
'1":ir:';".'
¡ll
:!', ,¡:a.:' L<ls manos en d seno, a 'Fray Luis dispuso este quinto verso como eslabón, rimán
"ú;i!::; Sin lIardn ni Z2.gajU \'~¡ s'cg'J.rc. B dolo, igual qlle en la canción, con el último verso de la fronte,
!\ ¡rv,
,";',
t~lJt canción alirada 377
376 Manual de versificación española ."-
O) LA CANCI6N PINDARICl..
Fray Luis intentó reproducir formas clásicas de estr;
adaptándolas precisamente mediante la lira-sestina, aunque ~. ~"'::; De la canción pindárica se trató yaanterionnente, en cuan
manera consciente y libre; lo manifiesta usando la lira d: :j:::áb norepresenta más que otro nombre de la canción alirada 119.
seis versos sobre todo en sus traducciones de Baracio, mien. ><'", En especial se entiende por canción pindárica una canción
tras que en sus poesías originales convirtió la lira garcilasiana : :t:~rada, dispuesta según el modelo de Píndaro en dos estrofas
en su estrofa preferida. .-~étricas (estrofa y antiestrofa) y una tercera (epodo) de
En los Siglos de Oro la lira-sestina tuvo amplia d¡~'UIgación : : diferente extensíón y orden de rimas. La serie de estas tres
en la lírica y en el teatro, y sobrepasó a la lira garcilasiana ¡·,;partes puede repetirse; en este caso todas las estrofas, anti
En la poesía dramática fue introducida por Virués (La grl1~ ';e~trofas y epodos tienen que adoptar la misma forma métrica.
Semiramís. antes de 1581); Cervantes, Lope de Vega, Monta]. ;,:81 ejemplo modelo es la Canción pindárica de Quevedo, diri
bán y otros siguieron este ejemplo. Se usaba sobre todo en ,';,:~da al Duque de Lenna 150. Las cuatro estrofas y antiestrofas
partes líricas. El frecuente empleo condujo a varias modifi. i~\penen cada una dieciséis versos, y los dos epodos, veintiuno
caciones (p. e. aBaBCC, AbAbcC, etc.), pero que no cambiaron [','t(cndecasílabos y heptasílabos).
su organización fundamental (una estrofa de cuatro versos + ;;;':':- Resumen histórico: Los primeros intentos de imitar con
un p<lreado). Los poetas neoclásicos prefirieron la lira-sestina :, ·ijgor en lengua \-\.llgar las odas pindárícas se hicieron en
a las otras clases de lira !oll. Al lado de muchas variantes se '.',itaBa en el siglo XVI. La prioridad se adjudicó a Bemardino
cultiva también ampliamente el tipo clásico; as} en VillalToel LiJata 0509·1575), o a Luigi Alamanni (1495,1556). La Canzone
Cadalso, García de la Huerta. La fábula La lec}lera H6 de Sama:
t'fipindarica surge dentro de las mismas tendencias que la can
niego le dio gran popularidad. Alberto Lista se muestra espe ¡i';-d6n alirada. Ronsard recogió las sugerencias de Alamanni y
cialmente ingenioso en la creación de nuevas 'Variantes 14'7.
V;cfiscribió quince odas pindáricas (1550). que, por su parte, no
En el Romanticismo las estrofas de seis versos plurimé r'~jlejarían de influir en Gabrie1Jo Chiabrera (1552-1619; que se con
tricos siguen siendo casi tan frecuentes eomo en el Neoclasi. \ .,~dera como el principal representante de esta fonna poética
cisma. Sin embargo, las variante~ semejantes y otros tipos di. '¡::en Italia.
ferenteS de estrofas de seis versos arrinconan cada vez más fK Franci<;co de Quevedo lli introduío en España. Su profun
la forma clásica de la lira-sestina, de manera que desaparece ~,,¡:1la fonnación humanística le capacító para orientarse con el
por completo. Algunos de los últimos ejemplos los ofrece el \;,'dlodelo del mismo Píndaro, con probable índependencia de
Duque de Rivas en las poesías Al conde de Noroña y A '!':·'Ronsard y Chiahrera. La oda pindárica, según yo veo, no tuvo
Amira 148. , mayor divulgación en España. Parece que quedó limitada en
lo fundamental a Ouevedo y sus seguidores.
145 Clarke, Sketch, pig. 305, con indicaciones de variantes y Tderen· ., BIBLtOCRU1~; No me ha sic'\o posible· conocer e~tudios detallados sobre
das de citas. '.la canción alirada en su [otal manifestación ni sobre la candón pindárica
146 RAE. LXI, pág, 362. m España. Algunas incicaciones en E. Segura Covarsí. La canciótl pe
147 Véase D. C. Clarke, 011 the versification ot A~berlo Lista, RR, XLIH. trt:"Qrlista etl la lírica española del Siglo de Oro, Anejo V de .Cuaderno5
1952, págs. 109-116.
14d RAE, C, págs. 21·24. 110 Así]a Oda pil1ddrica de Cadalso, BAE, LXI, p1gs, 264 y sígs,
l\tl BAE, LXIX. pá.g. 12.
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~I,i
de Liter,1tura», Madrid, 1949, pá.-:~. 59 y s¡g~. (con indicaciones bibliográ.
ficas sobre las formas correspondientes en Italia). "'- Al lado de las habituales formas mi;Jttas se encuentran tamo
"Irién en menor número silvas que usan tan sólo una de las
I i',~
U. SILV" ,:.:~ clases de versos.
"~"
,tt~1¡
::-W'l;!
La silva es una forma poética de series continuadas de
versos, sin constituir estrofas; y de considerable extensión; se
, Ejemplo, según la divisiÓn establ.ecida por Dámaso Alonso:
,
,,'1:"
, ,#,' originó de la canción petrarquisla eomo resultado de tenden.
Esquema
1'~';o
, .'1"", Era del año la est"ción florida A
f:
l' .y, cias contrarias al sistema de la estrofa. en que el mentido robador de Europa B
:. ,~ Los diferentes tipos pueden dividirse en dos grandes grupos: -media luna las annas de su frente, e
,¡, ~+;,
•,;;¡lill":· l. Los clásicos, que remontan a los Siglos de Oro. y el Sol lodo$ los rayos de su pelo-, D
'Jfi;~
2. Los modernistas. luciente honor del cielo. d
J.'lf;
V-i'c,
Los tipos clásicos sólo usan la rima consonante, y como en camp(ls de zafiro pace estreUas; E
lp
::)l~~
cuando el que ministrar podía la copa B
'1"'
Jf§~'
versos, el endecasílabo y el heptasílabo (octosflabo y hepta.
a Júpiter mejor que el garzón de Ida A
,i ~¡~J; ,,' sílabo en el caso de la silva octosílaba). Los tipos modernistas
-ntlufrago y desdeñado, sobre ausenle e
)j'~1 en cambio, muestran innovaciones fundamentales con el usa ~
A~~T lagrimosas de amor dulces querellas E
la rima asonante y con una mayor libertad en la mezcla de
~~~i:; versos; el endecasHabo y heptasílabo se juntan con versos de
da 3.1 mar; que condolido
fue a las ondas, fue III viento
f
g
1',1'"
i)'¡;j~;' 3, 5, 9 Y 14 sílabas. el mísero gemido. f
f,'~~{"
,,'' ' ~': 1, Los tipos clásicos de la silva. -a) Como tipo n0nnal segundo de Arión dulec instrumento. G
'1" " de la silva clásica se considera la combinación de endecasila. Del sIempre en la moutafta opuesto pino H
~.tt,~'
¡':i'~F has y heptasflabos eon rimas consonantes, que aparecen en al enemigo Noto,
!§J:'
~wl'"
l¡',í~
serie de extensión indetenninada 15\ con rimas enlazadas libre.
mente, y aun sin ellas. Las coincidencias con pareados, tercetos,
piadoso miembro roto
-breve tabla- delfín no fue pequeño K
!;t"', al iuconsiderado peregrino H
¡r'~< cuartetos, etc., que ocasionalmente se presenten, han de consi.
;~,~~" qne a una Libia de ondas su camino H
{a,li'-' derarse casuales; no tienen que ver con el carácter de la silva,
~t~r:
fió, y su vida a un leño. k
puesto que esta se originó por una tendencia a eliminar la es.
[ ... )
,d,." 'o, trofa. Respecto ala disposición de las rimas, existe tan sólo
(GÓngora. Soledad Primera, versos 121)
<::~:;r;, la regla general de que no se separen demasiado los enlaces,
aunque esto se aplicó de manera muy liberal 152.
_. ---
';~} m El limit~ inferior es de unos veinte versos; superior no tiene. En una forma peculiar que T. Na"arro llamó «silva dem" '! grave_ (Métrica,
,,~5;'
".,.
~;,
la prcsentaci'Jn tipográfica los períodos de sentido pueden aparc[er sepa. 'página 236). y cuy" particularidad c;)l]siste en que varía la parte que se
i. nlllos J modo de l.'~trofas. En tanto q~le e~to no es tan sólo un;} fonna 'correspondería (si fuese una cancióu) con la vuelta. permaneciendo fija
,;} , tipográfica. hay algún contaclo estrecho y r~rcano con la canción, que :1a parte primera, como de cabeza. Un ejemplo lo eoustituye la Canción
:h~~:¡ es la forma originaria de la silva y que. en un sentido estricto, POdri1 ',8 una noticia de la muerte de. Conde de Lemas, de Góngora: "Moriste.
\f' llamarse canción libre. No ob'tante. estos períodos nunca tienen ¡;acác. tri plumas no, en prudencia cano~ (1614); BAE. XXXII. pal!o 453. L" pri·
,Ti,
:! ter estrictamente c~(rófico. Entre sI .se diferencian, tanto en la exten. mera serie ffi'.:<:5tra el siguiente esquema: ABCBAC DDeFFeGG. Obsér·
s!cn como en la di~:;>osición de los end,'=así]~bo, y heptasílabos. vese la estrech" relación con la canción petrarquista. Como ejempl') de
J.S2 La observa"ión estricta de esta regla condujo al desarrollo de lo contrario (o sea (le [a libert"d en la disposición) sirva la mueslra in·
mediata de 13 Soledad l, cuyas rimas varían en 13.9 sucesh'as serieS.
,
380 Manual de versificación española
Corno en la silva no hay l1mite en la combinaci~'------.
'"
:."',:,
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'
_j~~IVa
-rt~strictas de esta. Si hubiese que buscar modelos en la
381
implica un asunto detenninado, resulta un sistema métr' nca, 111 t : " "edad, se pensarla en primer lugar en 105 epactas de Ho
"
ta bl e a eua 1qUler ,0
tono poetlco. Su contenido e' m ICOada"'-~,~ , que tampoco f onnan estrof a y' tIenen metros diversos,
., uy van "'
desde las Soledades de Góngora hasta la Garomaquia de Lo o~ _ ,,' todo caso en las e.legias romanas. Sin embargo, ocurre
puede desarrollar un tema didáctico o servir para un pe'iffes general la tendenCia de no fonnar estrofas. y lo muestra
triunfal; se usa para cantar tanto los temas tristes comcanto J~;~olución del madrigal hacia una forma libre en virtud de
<'llegres. para el idilio. para obras de inspiración personal oo los '¡'jjivos métodos en la música. En efecto, el madrigal del si
otras de imitación clásica. para ¡íi:XVl
se distingue de la silva respecto a la métrica tan sólo
" " ¡'lir
el hecho de que su extensión es, por lo general, más corta.
b) La SIlva octosllaba es como la sJ!va cornente, pero p ).~. bargo A F Grazzini creó en esta época una fOnTIa lar·
1 '1 b b' '6 re- ~. ero ,.,
senta e verso actos] a o en cam maCI TI con tetrasílabos. :ii';.del [I1adr~gal (n:oorigalofle" madrigalessa), en, la que se
c) La silva de consonantes, muy divulgada en el tealrO n .I'~' , · en las diferenCIas con la. sIlva. En cuanto al asunto,
. tam-
cionaI,. figu~a entr: las formas de silva tan sólo a causa de su f.~.', .puede haber grandes. dIficultades, pu~s en e.l SIglo XV el
denommaclOn erronea. En realidad se tr<'lta de una sucesión de ~gal empezó a co~verl~rse. en una poeSlEl propIa para asun
pareados con rima consonante de heptasílabos y endecasllaoos, ~~.divetsos. Los te~ncos I~hanos que desconocen el nombr 7
según el esquema aAbBcC, etc. Por esto se estudia junto ¡'Iij,":silva como ténnmo métnco, llaman, por 10 general, madrt
el pareado. COn •., a 1a f onna correspond'lente, y no parece que h aya d e
JJfe
¡~uirse este influjo.
Resumen histórico: El tipo nonnal de la sih'a clásica no ~~No se ha aclarado el nombre mismo de la silva. Vossler,
aparece en España antes de principios del siglo XVII. El primer ti'!";'se ocupó detenidamente de esta cuestión, expone en con
ejemplo important~ para la historia de la literatura que puede f~:.o los muchos aspectos del significado literario de la palabra
fecharse con segundad, lo ofrece Góngora en la primera de sus ~" ,. e la Antigiiedad 1'16, a través de Italia, hasta España m. El
~oledades ~16B). No obstante. él no fue el prime'r poeta espa.' l~ líA'l (materia prima), el título del libro Silvar- de Estacio
nol que uso esta forma. Lope de Vega en los Pastores de BeJbl,~ mediación italiana, influyeron sin duda en la elección de
y ac:\sa también Jáuregui llJ, le precedieron en poesías más bien ~ nombre en España. No obstante, queda inexplicada la
cortas I~. Góngora, sin embargo, decidió su carácter y aseguro ~t!ón de ~or qué razón la pa~abra silva se co~vertiría en
su forma. \ftnino métnca de una, aunque lIbre, muy detennmada forma
~.l orige~ de lo que en España se llama silva, está en 'f~tica, mientras que en la Antigüedad y en Italia significaba
Haba 155. Alh se desarrolló en el transcurso del siglo XVI, par_ :1~ negación de la forma., según el parecer de Vossler. Faltan
tiendo de la canción petrarquista como reacción contra las liidicios seguros, corno en el caso de la lira. El primer uso de
I,
''IlI:
~'~~;i;~Ji
t¡¡¡ Fr
382 Manual de versificación espaiiol
l!~ silva
.;;-------
383
a
rÍstoS no aparecen hasta principios del siglo xx. y apartaron el
1)4l primer testimonio seguro en el sentido métrico se enCuentra
gliD yo Veo, en la Rhythmica de Caramuel, que es, por lo d~
r4iso de las fonnas clásicas de la silva de tal manera que yól
¡ ",,1· ; :;~Io se presentan en ejemplos aislados.
el único entre los preceptistas de los Siglos de Oro que •
II!
:'t
¡': ·'r.,. ocupó de esta forma poética; es significativo que la mencio:
en relación con el madrigal 159.
1 b) La silva octosílaba logra independencia y mayor al·
:'¡jaDce tan sólo en el Modernismo, en el que la usaron Martí, Gu·
" ,l:.
:.', ',il
'í ¡, 1 a) Góngora elevó el prestígio de la silva; fue fonna poé..
~
~
,. Apolo, Gatomaquia, Selva sin amor, El siglo de Oro y otIas), LddS poesías de! Cancwnero de PalacIO (n.os lOS y liS), que cita
"!!
J~~i:
rrancisco de Rioja l81, Quevedo 161, Polo de Medina 16J.. En espe ,"lomás Navarro 161; su origen se debe más bien a la sencilla
':~,-,v;~,
cial es la forma preferida de la llamada poesía de la soledad. ~ni"ansposición de la forma clásica (con versos de 11 y 7 sílabas)
W \j;"' Después de un nuevo incremento en la segunda mitad del si. ;1)'la poesía octosílaba, como se hizo también con el soneto. De
"1
lf; "¡ .¿-
¡¡ , l,;,":,,:
\.,
¡ ~',
glo XVIII, alcanza en los primeros decenios del siguiente su
máxima divulgación como foona métrica predominante de las
odas neoclásicas (Quintana, Juan Nicasio Gallego, Martínez de
1
\-:~ta manera, tomó un aire popular y logró divulgarse. En esta
':kndencia se presenta uno de los primeros ejemplos de esta
¡. ,- "
"
'; :turma, en las silV"d.s octosílabas que Góngora insertó en el diá·
,11 -..} la Rosa, Bello, J. M. Heredia y otros); cuanto más grave sea
;',~,;¡,( UJi?go pastoril Al nacimiento de Cristo Nuestro Señor (1615).
l· <fj~~, su estilo, más crece la proporción de endecasílabos. ;':; Tal como se usó en los Siglos de Oro, se encuentra, de vez
1~r¡J Los poetas del Romanticismo perseveran en el cultivo de :"Jo, cuando, en poesías polimétricas del Romanticismo; así en
"ll
\IC
la silva, que es la forma corriente de la lírica de carácter filo
sófico. Armornzando hasta el fin la variación de la foona con
r:;~ introducción de El diablo mundo de Espronceda, y ocasio
ir,Ir la condición del asunto, se alcanza su más extrema expresi.
Hiíatmente en Zorrilla.
{:;p,
l' (-t'
l' 1I vidad estilística. Así aparecen con predominio los endecasíla. j?'f', 2. Los ripos modernistas. Les tipos modernistas amplIan
r, bos y en series de rimas sucesivas en la oda solemne A la vic ~t:fa: fonoa normal clásica con el uso de otras clases de versos
:'
, 511 I¡
l· 1 toria de Baílin y Napoleón destronado del Duque de Rivas 16"
y en el tipo ligero, caracterizado por el predominío de hepta
Lt la introducción de la rima asonante. Así se originan los
;,~entes:
: , :n;l; sílabos, en el Himno al sol de Espronceda y en A la luz de Caro·
~~;i,~ Lo El tipo normal de rimas consonantes a cuyos versos
,¡,.I,
; ¡
poamor. J,:.lie 11 Y 7 sílabas se unen versos de otras medidas, pero de
j]~, '
.
:; ;(',j~;:'
,in:,
", ~. ,
~., ~,'
','
La persistencia de la silva clásica en el Modernismo tem
~r 159 Libro n, cap. V, 18, pág. 331. Véase DIe;: Echllrri, Teorías, pág. 25&.
,,llITOmanzada. En este caso, todos los \lersos pares muestran
~:W':~,::,
',.~,q
1M BAE, XXXII, págs. 381~85.
161 Por ej~mplo, BAE, LXIX, págs. 302·320.
¡la misma asonancia, eomo en los romances.
~¡l;~::'
161 BAE, XLll, págs. 176113, en diversos lugares. 164 Métrica. t'ág. 128.
1/1) BAE, e, págs. 19 y 25.
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384 ¡" ...
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L~¿tr¡cOS
Manual de versificación español¡¡
':'~I sorteto
Ejemplo de la silva arrornanzada:
28
con rima consonante se conserva en Jorge Guillén
385
t Esquema
\ ¡Las figuras del campo sobre el cielol A ;~:.otros m
f Dos lentos bueyes aran b
EL SONETO
f en un akar, euando el otoño empieza, C
El soneto fue, sin duda, la forma poética de más éxito en
y entre las negras testas doblegadas B
bajo el pesado yugo, d
~.'-ks literaturas modernas. Desde hace siglos está divulgado por
pende un cestO de juucos y retama, "i(,do el ámbito cultural europeo, Y Cllenta todavía en la poesía
B
:,~ntemporánea como una de las formas más vivas de la crea-
que es la euna de un nir.o;
y Iras la yunta marcha
•
b Ción poética lfa. Si dejamos aparte el soneto de Shakespeare,
un hombre que se indina hacia la tierra, F iipuede decirse que conservó inalterado. su as~ec~o caracte:ís
y uno mujer que en las abiertas zanjas B 'jico desde Petrarca, que aseguró su trmnfo, SI bIen cada lIte
¡¡naja ia ""milla. g jiatura Y época dieron la preferencia a llna u otra de las posibles
B:<jo una nube de c¡¡rmlo y llama, B
en el oro fluido y verdinoso ifariantes.
H El soneto clásico o común es en España la. forma casi ex
del poniente, 1.:Is sombras se agjgantan, B
'.clusiva desde Garcilaso hasta el Modernismo, 'f también en
(A. Machado, CampOS de Soria, IV) ",buestfCls días; consta de catorce endecasílabos que van dispues
Resu.men histórico: Las innovaciones esenciales de la silva . ,toS en el orden sucesivo de dos cuartetos v dos tercetos, con
remontan a Rubén Darío en sus últimas obras. Su libro Can_ ;ifun a índependiente. El desarrollo sintácLico se atiene, por lo
tos de vida y esperan ..a (1905) muestra en Helios versos de .:::geJleral, a esta di\'isión, aunque no en forma estricta. En cuanto
11, 7. 14, 9 Y S de rima consonante, en combinación libre. ::', este punto de vista. los cuartetos se consideran con fre·
La silva arromanzada sobre la base de endecasílabos y hepta. ; ,'cuencia como una estrofa de ocho versos, Y los tercetos como
iUla de seis. Se usa exclusivamente la rima consonante. sin
sílabos aparece acaso por primera vez en Rubén en Lo que
5011 los poetas y en otras poesías. No obstante, Bécquer ya dio
.<que ningún verso quede sin correspondencia. Los cuartctos
los primeros pasos hacia esta afortunada innovación del Mo :,tiencn dos rimas en común, que en el tipo normal se abrazan:
).BBA ABBA. El orden de las rimas en los tercetos 1$ es más
dernismo. En las rimas usó repetidas veces endecasílabos y
heptasílabos libremente ordenados y asonanlados a modo de "libre, y las combinaciones más habituales son:
romance, pero dispuestos en forma de estrofas de cuatro ver. al con dos rimas:
sos 1b5. Para llegar de esta base a la silva anomanzaua. Rubén CDC Dcn
mostró especial preferencia por esta forma en Campos de Cas CDD DCC
386
CDE
DCE
-- -
El soneto
l.D La clase de verso. En este aspecto se desarrollaron,
bSCia tipos independientes. el sonetíllo (de versos corloS) y el
soneto alejandrino.
387
~
~:;, Mientras por competir eon tu cabello A una atención poco merecida a estos tipos especiales, se debe
::f oro bruñido al sol relumbra en vano, B a que sin duda se atiene más a lo que diceu las poéticas
:~ ualia.nas que al uso real de esta forma de soneto en Españ<l.
,,
mientras con menosprecio en medio el llano B
~t mira tu blanca frente el lilio bello; A En todo caso, ninguno de los poetas de renombre usó estos
t.,;.' mientras a cada labio, por cogello, A sonetos doblados y terciadas y con cola.
f' siguen más ojos que al clan:-l temprano, B
En cambio. en los Siglos de Oro se 'estimó bastante otra
!~
y mientras trÍnnfa con desdén lozano B
del luciente m<lrfil tu gentil cuello; A
{arma ampliada, el soneto con estrambote l12, que consta de
goza cuello, cabello, labio y frente, e un soneto nonnal, al cual se añade como coda o final (en
II,\"'f
1 antes que Jo que fue en tu edad dorada
oro, lilia. clavel, criSlal lueiente,
D
e
i1aliano sonetto caudato) una o más estrofas de tres versOS
(por lo general, de composición de 7, 11 Y 11 sílabas). El hep
1", no s610 en plata o víoJa truncada O
tasílabo recoge la rima que le precede inmediatamente, mien
e
tras que los dos endecasílabos forman un pareado con elemen~
¡jI se vuelva, mas tú y ello juntamente
!,"
en tierra, en hlllTIO, en polvo, en sombra, en nada. D tos propios de rima:
¡, (Góngora 170) ABBA ABBA eDe Den dEE eFF fGG, etc.
el:
H'
, , t,
i
;15;' Las alter;Jciones con respecto al tipo común pueden refe
Otras fonnas de estrambotes, como EE (sin heptasílabo), DeE
y DE E, se usan mucho menos. En oposición al carácter cxclu
¡;~r rirse a:
si\'amente satírieo o burlesco que el sanetto caudIllo tiene en
tWir
!
,I 170 Un análisis de este sOneto lo ofrece Walter Monch en GÓP'l~ora
;.,·.1 Urld Gryphius, RF. l.XV, 19~4, págs, 31)}-316. Véase' también M. de Mem
ti toliu, El sentido arquircctótlÍCo, decorativo y musical en la obm de 111 Arte poética. 11592), cap5l. XLIV-tIlo
i'~'!
Górlgom (RRA.E, XXVIII. JlJ4B, págs. 72-73). que lO tiene por soneto-r.l In E. Buceta ha reunido nnos doscientos cincu<,'lla teslir.¡f)"ios, Vé'ln
;T"
rnillete o sonEto paralelistico, Para D, Alonso ES un soneto de correla se sus artículos en RHi. LXXII. 1928, págs. 460-474; ídem. LXXV, 1'1:9.
ción reiterativa cuatrimembre en tres pluralidades (Ensayos y estudios páginas 58].595; RFE. XVIII, 1931. pá¡;s. 239·251; ídem, XXI. 1934, p.\gs. 3.::1·
gongorinos, Madrid, HS5, págs. 225226 y 24>246). 376. Además, Jarder, Formen, págs. 67-82.
3'-. "
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;i"r4<
388 Manual de versificación e spl1iiol
-----..:..::: :61 soneto
a ":;...-------
~
Ilustre y J'oderüso,
Italia, el soneto con estrambote se usa en España también Guerrero insigne,
prudente;
~
Laureado d" Dafne por
para la poesía seria 173, Eminente,
Onar del orbe, Ulises
De entre Jos sonetos «de ingenio_ artificiosos, en Que triunfó Animoso,
~,,;,
los qUe Romano César,
S~ crean gr'mdes dificultades en la composición o en el enla.
Famosa,
~"
ce de rimas, citaremos solamente dos 174: Iris de Flandes. Vencedor
Alejandro sin par, Eclor Valiente,
Refulgente
Victorioso;
Aplaudido,
Soldado,
"'"l
rt' ' Gloria de Siena, Lauro Venerado,
H
Ouor de: Flandes, donde sois Querido,
ti!1! m De ]05 cuarenta y nueve. sonetos con estrambote que E. BUcela
,~
anterior; con repetición, en que la última palabra de cada ven¡o es prin.
-riantes, ya en forma de diá!ogo, ya en la forma corriente \7<1,
:t cipio del otro: d soneto retr6grado, que .leído al dere¡:ho y al revés, por
¡ abajo o por arrib:>. saltando o :Inca, haga sentido y COnvcnga con los Su particularidad consis.te en que la palabra de rima repite
la que pre{:.:de inm~diatamente o como verdadero eco que
,t, demás, y ~icmpre se: guard~.n l:>s consonancias y número de !.Oneto»;el
soneto bilillgUe escrilo en dos lenguas. ~neralHlente en latín y e~pañol,
y otros. Los ha,' también lk ver~os ¡,gudos y esdrújulos y los sonetos
contesta, o 3. modo eh; eco que repite sólo partes de esta pa
en VC['i;OS de (:abo rolo. una ",arianle bUrle~¡:a del SOllelo agudo. en el
labra.
t cual se comiguen los agudos por el uso regular de la apócope: O) Leóniclo, Crislo:
r
,, Hermano Lope, borrame el sonr-.
De versos de Ariosto y Garcilá-,
[ "J
y prejendicndo dcshonralla
L-- )
Honl'al 1a
.'
A la Biblia no tomes en l¡, má-, y aunque de mar lan afan:ldo A naclo
Pues nun.::a de la Biblia dices lé HE d~ \'olvcr al rcgalado Ada
[. 1 Por defend~r a quien me acalla Calla.
(Góngora, A Lope de Vega. h, 1604-1609)
(Del soneto con eco de Lope, «Ingrato cielo·,
Sobre las cli\se~ e historia d~ los diferentes salle tOS de ingenio informa
con 'lmplilud lrjr:J['~, Furmcrl, p¡\gs_ 83-267. Subre el manjerismo en el
en La jianla satisfecha)
sonel0. en cspeciC1l sobre el soneto correlativo, vease D, Alonso, Poesía
e3p(iJioill, ob, Cll., p;ígs, ·Bl ~. sigs. (con bibliografía en las notas).
fl~
!: ,
,<.C
391
390 ••• .. _, ....-1~ versificación espu'lol4
~,,«""
u~._ L
- - !,,
~~:\;. Todo lo que se puede expresar entera y artísticamente en
Dios mio, h:Lrin<l a ~u molino, lino
1'¡,,tÍltorce versos. es motivo para componer un soneto. Por su
A su mesa Rea! [ .. 1
Jtprocedencia y principal uso, es una forma de la lírica. Sin
(Lope, Sl1n Isidro I-abmdor de Madrid) \',~bargo, abarca también el ámbito de la poesía didáctica, sa·
~drica y panegírica. Tal variedad corresponde a las diversas
Además de las norm,lS para la composición formal del so.
""--Situaciones espirituales que pueden expresarse en el soneto:
neto, conviene añadir otras prescripciones menos estrictas
. ;'.)lega desde la elevación mística llasla la frivolidad y aun
rigurosas que 1 1
as reg as "metncas, qLle b '
uscao onentar criterioY
para el logro dc un soneto perfecto:
Vd libelo grosero y ofensivo. Como pieza lírica se encuentra con
¡:fiecuencia en las comedias y novelas de los Siglos de Oro; en
Por lo general, se obsena la exigencia de que el SOneto :>tambio , es poco frecuente su uso dramático como soneto dia·
1:l.esarrolle un solo a1'uoto, y esto obliga a una intensa Concen.
tración que no pel'mite divagaciones. El ritmo interno en el ;'logado.
desarrollo de las ideas es una prueba más para el ingenio del i;':· Resumen hist6rico: El nombre español para el soneto se
poeta; por lo general, el asunto dehe levantarse en los cuar. ¡'idoptó de Italia junto con la forma. Un diminutivo de sonu.s.
tetas, y descender en los tercetos. Los cuartetos sirven como 'tono, sonido, sirve de base para la etimología; primero dio por
exposición. En ellos se describen con frecuencia asuntos reales, ;\resultado .sanet en provenzal antiguo, que significa melodía
ficticios o alegóricos que luego se interprelan en los tercetos I)&orta y ligera. cancioncilla. En el sentido general de canción
que siguen, bien sea deduciendo una lección o una consecuen_ r<ta palabra sonetto se usa en algún caso en la antigua litera
cia, o bien sea estableciendo una reflexión sobre el asunto o t-'t~ra italiana 118. En Italia, .sonetto significa. en especial, una
presentando un efecto inesperado. Ji::peesfa de composición fija que, a pesar de su nombre pro
Un buen soneto requiere un claro orden en el de.~arrono de L'~:Venzal, ha de considerarse como una invención italiana ¡nde
las ideas, pero tampoco es necesario que obedezca al criterio ex ¡'pendiente.
puesto pues cad.. uno posee su peculiar sentido creador. ,.... El soneto aparece plenamente desarrollado con sus rnsgos
En sonetos que buscan sorprender con intensos efectos ines. ,"Característicos entre los primeros testimonios de la poesfa cul·
perados. el poeta extiende la función habitual de los euarletos ~ ta italiana de la corte de Federico II (1194-1250). Las reglas
llasta el primer terceto, para crear de este modo una fuerte 'para su composición ya las expusieron los primeros teóricos
presión sobre el último terceto que es el final ~orprendente -:italianos Franccsco da Barberino y Antonio da Tempo.
de la poesía. En el soneto lIamado enumerativo la enumeración i" La discutida cuestión del origen puede mencionarse como
sigue ascendiendo hasta el décimotereer verso. y el desenlace un asunto marginal, porque no es de alcance directo para la
de la tensión ocurre en e! décimocuarto mediante una con historia del soneto en España, que comienza sólo en el si
clusión que da sentido a toda la enumeración 177.
- - - - _ ..
.glo xv. Con todo. he aquí algunas indicaciones:
'" ~obre la disposición del soneto, W. Manch, Das Sone/f, seine Frente a la opinión antigua de L. Biadene 179, que consideró
3"raclllichen Aufbaufonnen /md Milistischen Eigel1lümlichkeiten, en «Syn el soneto como la unión de un strambotto de ocho '1,'ersos con
tactica und S¡i]i~tica. F"'~ISthrift fül' E. Gamill~thegp, Tübingen, 1957. pá
f!inas 387-409, y L. Spitzer, Interpretarionen tur Geschichte der franzo.q l18 Un testimonio mb extenso, en K. Vossler, Formas poéticas d~ lo'
se/len Lyrik. Heidelherg, 1961, págs. 10 '\. s¡g~. La disposición 13 + 1 se en pueblos romdnieos, Buenos Aires, 1%0, págs. 201-208, con una breve :re
cuentra en la Villl nova de Dante, ed .• BlbJiotheca Romanica», XL, pá seña de las dos principales teorlas de origen.
~ina 73; está ll!iJizada en el soneto humorlstico A Galicia: ~P¡í¡¡do ~ol 179 La morfologia del soneHo nei secoli XIII e XIV, en .5tudii di
en cielo encapotado,., atribuido a Góngora, filologia romanza~, IV, 1888, págs. 1-234.
Y'
f'
,
otro de seis 180, la investigación de nuestras días se inclina, Por primeros y de la que los segundos se valieron para su expre
lo general, a suponer que el soneto no es sino una forma espe ., sión por ser de su gusto.
cial de una estrofa de cancíón independizada, como la cobla En efecto, los dos cuartetos pueden considerarse como el
esparsa provenzal. Como solución de compromiso se conside primero y segundo pies de la frante de la estrofa de canción,
ró también la posible disposición en un sI rambotto de ocho 1/ los dos terct'.tos, como vueltas de la coda.. Parece que Anto
versos o en una canz;wla popular de ocho versos, más una coda nio da Tempo se hizo las mismas reflexiones cuando calificó de
¡f:
de seis versos, como la estrofa de canción. --~oIle Jos dos tercetos. La mencionada cobla esparsa había dado
" El principal argumento de la teoria basada f:n el strambo/to _ya el modelo para el uso aislado de la estrofa de canción.
radica en el hecho de que en el siglo XIII prevalece la divi. Con esto nu se pretende negar de ningún modo la originalidad
sión en tres partes de los dos tercetos (CD CD CD), frente a italiana en la creación dd soneto, peru se puede incorporar de
la exclusiva en dos (CDC DCD), que es la disposición a partir manera orgánica en el ámbito formal y artístico de los poetas
!;j', del siglo XIV. No obstante, desde el principio existe también - cultos de 1<1 corte de 5icilia. El asunto de amores cortesanos,
la disposición en dos partes de los tercetos, de manera que no de ninguna manera popular, que el soneto temprano tiene en
puede ~aberse con seguridad cuál de estas maneras de com_ _camón con la canción, me parece que es otro apoyo para supo
binar los tercetos ha de considerarse como la realmente ori ner que el soneto es, por su procedencia, una variante acortada
ginada. En este punto la teoría de Biadene no puede compro _de la canción, más modesta en el nivel de estilo 181.
barse ni negarse en redondo. Sin embargo, cabe pensar que Los testimonios más tempranos del soneto en España re
la fusión de dos formas poéticas diferentes e independientes montan a mediados del siglo xv. En primer lugar, se halla la
en una nueva poesía uniforme sería un hecho insólito. Además, -potable colección de los cuarenta y dus soY/eros fecftos al
los poetas de la escuela siciliana que han de considerarse como ,itálico modo JB2 del Marqués de Santillana (1398-1458) escrilLls
los inventores del soneto, no cultivaron precisamente el stram_ 'en endecasílabos. Los euartetos se constituyen en su may·oria
bol too El strambotto es, originariamente, una forma popular, con rimas alternas (ABAB ABAB) contrastando con la dispo~i
mientras que el soneto desde su primera aparición pertenece a - ción de rimas abrazadas (ABBA ABBA) normales en ltalia, desde
la poesía culta por el asunto y el estilo. los poetas del stíl nuovO, :lo' en especial desde Petrarca lB). Esta
Si se tiene en cuenta que ya los provenzales determinaron
~.
el asunto, lengua y formas poétícas de los sicilianos, resulta l~l Una exposición detallada y crítica de las difereutcos teorias de
origen, con bibliografía cronológica, en E. H. Wilkiris, [111' invention of ¡he
que el soneto fue una especie poética culta, acuñada por los
1. sannel and al/la s/UJies in Ita/ian /ilerawre. Roma, 1959, págs. 1139.
, ,Este autor defIende que la octava procede de una Cantt4TI<l popular siciliaua,
1M Las formas del 5trambollO de la Italia del Sur que Biadene tuvo mientras consü:kra la estrofa de seis versos como una creaci6n nueva.
.,n consideración, muestran los siguientes esquemas fundamentales: ABAB 182 Véase A. Vegue Goldoni, WS sanctuS «al itálico modo" de Drm
ABAB Y AB AB AB. Sin embargo, estas formas del 5trambotlo son. seRún lfiigo López. de Mendoza, marqués de Santa/ana. Estudio CritilO y nueva
edición de los mismos, Ma¡Jrid, 1911; y Rafael Lapesa, La obra Ir/eraria
!I'
: f,
: j,
"i,;
,h,
parece, más recientes que el soneto. El slrambolto Ítaliano más antiguo
Que actualmente se conoce remonta al año 1268, y procede de Génova;
también el segundo procede del norte de Italia. Véase P. Toscbi, La
del Marqu.és de Santillana, .\ladrid, 1957, cap. V: «Los sonelos", p:i"i
nas 119-1Q2.
f: ' qu.estioPle de/lo strambofto atta luce de! recePlti 500perte, .. Lares», XVII, 18l De los trescientos diecisiete souetos del Canzoniere de PClrnlca
ti~ 1951, págs. 79-91. Gianfranco d'Aronco, Guida bibIiografica alIo studio del/o (ed. Chiorboli), trescientos tn's usan el esquema de cuartelos ABBA ABDA;
¡'¡í strambolw. Modena, 1951. Alberto M. Cirese, Note per una nuova inda
giPle sug/i srrambotti, aGiornale Storico della Letteratura ltalíana»,
LXXXIV, 1967. pags. 1-54.
sólo die7- casos muestran ]a disposlción alterna ABAB ABAB; dos ¡ienen
eSQuem3s asimélricos: ABAB BAAB y ABAB BABA. Cuartetos con tres
rimas faltan por ('.QIDpleto en Petrarca.
1;
l'~:;
j
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--r'
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ij arcaizante o con un propÓSito estético en el orden de las rimas Los cuatro sonetos de Mosén Juan de Villalpando mereccn
~1
~:
La preferencia se explica, a mi entender, por la tendencia a di: PleIlcionarse también como testimonios tempranos 1B6. Se cons
trUyen según el esquema mencionado ABAB ABAB CDC DCD,
ferencjar con meridIana claridad los dos cuartetos del SOneto
11,
de la copla de arte mayor, que entonces estaba en su máximo pero se escribieron en versos de arte mayor. Este intento de
, "
::compromiso entre la forma poética italiana y un verso autóc
florecimieoro, y cuyos principales tipos se caracterizaron por el
, ,
uso de la rima abrazada. Los poetas españoles que primero es tono, no tuvo éxito. ConozcO sólo otros dos ejemplos del so
:' neto de arte mayor; uno, de principios del siglo XVI, es la
:¡¡ cribieron sonetos, tenían que luchar contra el poderoso inilujo
de la copla de arte mayor. Así lo demuestra el que ~l menor .. traducción del soneto CXXXIl de Petrarca, hecha por Remando
descuido en la composición ele los cuartetos condujera automá_ Díaz ISé. Como singular anacronismo se presenta un soneto de
ticamente a la tan común copla ele arte mayor. Las pocas faltas arte mayor en Gutierre de Cetina lS7.
de Santillana en el esquema de los euartetos (ABBA ACCA y Los intentos del siglo xv no fueron sustanciales. Boscán y
ABAB BCCB) siempre tienen por resultado los dos tipos prin Garcilaso, que arraigaron verdaderamente el soneto en Espana
cipales ele la copla de arte mayor, en cuyo desarroLlo clásico él y crearon el fundamento de su desarrollo trilmfal, no recurric
también participó esencialmente. El medio más seguro para ron a sus antecesores, sino de manera directa al mismo Pe
mantenerse firme ante este influjo, fue sin duela la composieión trarca, Y reprodujeron por primera vez perfectamente la forma
alterna de los cuartetos para que así el soneto elistase, lo más característica del soneto del maestro italiano en lengua espa
posible)' de manera clara, de la copla ele arte mayor. Estas ten. ñola. A partir de 1525, las poesías de arte mayor son cada vez
dencias de diferenciación, necesarias entonces frente a las for menos frecuentes y ya no representan un impedimento serio
mas autóctonas, hicieron que Santillana sc alejara de Petrarca, para el uso de la rima abrazada en los cuartetoS del soneto,
su modelo, en el orden ele los cuartetos lB,; en cambio, le sigue según el modelo de Petrarca. Y así se creó el tipo clásico o
estrechamente en la disposición de las rimas de los tercetos, común del soneto español, que prevaleció hasta nuestros días.
puesto que no hubo formas espanolas en competencia que se
11 lo impidieran. Con una sola excepción usa exclusivamente los
'¡'
¡'; dos tipos principales de Petrarca lBS: CDC DCD ·(en 27 sonetos) paréntesis) ofrecemos aquí los tipos de terceto de los trescientos dieci-
y CDE CDE (en 14 sonetos). skte del C/lnzoniere:
!~
",~ eDe DeD (117) eDe eDe (8)
(1)
,
la forma fija de la Cuartela italiana a las formJs autóctonas mediante VllIalpando (Maldicho yo sea) es defectivo, El de Hemando Diaz co
'í'
.' ;
variaciones en la disposición de las rímas. No obstante, no tuvo conti mienza: .Si amor no es aquesto... » (11, col. 774).
nuadores notables. Véase larder. FormeM, págs. 86 y sig., y pág. 87,
187 .¿Cómo es posible poderse sufrir», soneto XXXVIII, Obms de
¡' nOla l.
Gurierre de Cetina, ed. J, Hazañas -y la Rlia, 1, Sevilla, 1895, pág. 40.
", 18S Para que puedan compararse las cifras de su uso {que van entre
,
!i
•
~;.'
396 Manual de versijic.acióu española.
~
to, sobre todo gracias a la autoridad de Garcí,aso; ya adoptada también al inHujo d;;" Lope.
El alc;:mce del soneto cndecasílabo en el teatro se inicia con
en el ;'1:;10 X\ 1 Se cultivó en consiclcnhle proporción. en Parti:
cular por los poetas que seguian la tcndencia italianizante 138 la Ni5e hlUreada (acto tI, 3) de Jerónimo Bermúdez (1577).
De cnlre ello<, <,e destacan por la calidad, cantidad e influjo: sa: Antes de Lope no tuvo importancia Hl; él lo puso de moda y lo
]l1a ntLIvo en el teatro hasta fines del siglo XVII. Solo en casos
de jI.·lír3mb, Guuerre de Cetina, Baltasar del Alcá'lar y en es.
pccíal Fernando de Herrera. excepcionales se convierte en una forma dramática mediante el
El! el siglo XVII d soneto inunda la poesía española. Sólo ; _diálogo In. Por norma general ~e atiene a la función que le asig
Lope de Vega c<,cribió éJ.proximadamenle unos tres mil, de los ;:- .n Lope en el Arle nuevo: "el soneto está bien en los que
a
(uak'~ Lonsen'3mos acaso la mitad 1.9. En la obra de los buenos
- ;:¡guardan» j~-" o sea que lo estima propio para los soliloquios.
poetas aparece aún más reglllariz~do que en el siglo XVI y, en Las Poeticas de los Siglos de Oro, cuando se refieren al
los terceh'". sc sitúa un tipo de dos y otro de tres rimas, de soneto, se apoyan ~obre todo eu sus modelos italianoS Y apenas
¡ tal modo que los demás pierden su importancia, Cenan tes y se ocupan de la creación cspañola. En lo fundamental se des
Góngora comen'éJ.n el tipo normal de tres rima!> CDE CDE que atan en elogios panegiricos por esta forma italiana, y algunos
( prefirieron Garcilaso y Herrera; Cervantes parece que en su tratan con mucho pormenor las diferentes formas ingeniosas
totalidad, y Góngora, en su mayoría. En Lopc puede notarse del soneto 194.
u'm1O sc 3parta de repente hacia 1605, del tipo principal de tres En el siglo XVIII el soneto pierde su importancia entre las
1'1ma" que h;)sta entonces había prevalecido 1:\1 su obra, y pre formas endecas¡labas líricas. La primera generación del Siglo
f fierc el tlpo de dos rimas CDC DCD, corno lo hicieron antes lo usa toda\·'Ía con bastante frecuencia, asi especialmente E. Ge
Boscán ;. Gutierre de Cetina, aunque e:;tos no de manera tan .rardo Lobo y Torres Villarroel. Pero en la segunda mitad del
exclusiva. 1.3S razoncs de este cambio en Lope no se explican siglo disminuye mucho frente a las formas más libres que se P(}o
c1anmcnte, Como ¡;e produce primero en 13s comedias (donde _ nen de moda; según los juicios de la época, estas otras se rela·
se encuentran la mayoría de sus sonetos), puede suponerse que j' cionan más íntimamente con el espíritu y el gusto formal de la
sc realízó por necesidades de la escena. La rima alterna y el Anligüedad. Junto a las anacreónticas, idilios, silvas y roman
; ce'>, ocupa un lugar TIlode<;to en la obra de Meléndez Valdés.
'o,, onkn inmedialo de las rimas es más fácil de recordar que el
En García de la Huerta, JO\:ellanos, Cadalso y Forner los so
" tipo COE eDE cuyos elementos están separados en cada paso
netos son también poco frecuentes. Algún incremento experi
por d()~ \crsos. Ademas, el tipo alterno del terceto acaso le
p<'lrecic'>c (puede que por influjo de los petrarquistas italianos) mentó a principios del siglo XIX con Arriaza, Nkasio Gallc
COJTH) el más correetu. hecho eou m.-ls rigor y de mas fuerza,
go, J. M. Heredia y Lista. En cuanto a la (arma, se atiene a la
como pULOde deducirsc de una alusión en la Cuestión sobre el tradición del siglo ):\1I. El esquema de rima de los cuartetos
honur debido a la poesía 190. SiÉ'l¿ieron el modelo de Lope en ABBA ABDA no varía; \os tercctos se limitan a los dos tipos
primer lugar, los autores de comedias, y el más consecuente princip<t-le:> CDC DCD y COE CDE.
i''.l(' ro.,·Iontalbán_ La importancia del tipo CDC DCO en los s(}o
--- n \'~-2.~C: d cu~dro sin6pllCO de Mork~, Stropl¡cs, pág. 530_
H.\ Ik GllliCITE' d~ Celina se conservan doscienlos clncu~nta sonetos,
I~? Soble el soneto l!:::rlogado, véase J;jrde~, formen, págs. 161-2()1l
de HCIIU;J, lrL'$~ien!o~_ 19' V¿::IS~ Lucí\': K D~lano, T/¡e 501111,'t ¡'I rhe Golden Agc drama of
E, L~ liwl en lordcr, Formfn, pags. U7.372. Spllin, Hisp., Xl, 192~, pigs. 25-2B.
I"} La el¡" !.~ reproduce en lardee, FOrmen, pág 12, nota 3. 194 Ampliado!"] "n D1<:]. Echaui, Teorias, p¡\g~. 24+249_
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fff ,; 398 Manu.al de versificaciQM. española
j
_El SOl/eto 399
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¡J, ;
preciable corno algunos han asegurado» 1~.
En la tendencia de los- románticos hacia formas más libres
e ingeniosas hubo poco lugar para el soneto. Echcverría, Mar_
mol, Aratas, Bécquer y Rosalía de Castro lo evitaron; en el
Duque de Rivas, Espronceda y Zorrilla es poco frecuente. En
mayor proporción lo cultivaron Bennúdez de Castro, A\"ellane
parte, son consecuencia de la tendencia general del Modernismo
haeia la novedad, y se dan tambi.én por la necesidad de variar
una forma muy usada,
No hace falta pormenorizar en cuan10 a los esquemas varia·
b1es de rimas, que condujeron a combinaciones completamente
nue\'''-s, en especiaL en I.os tercetos (CCD CCD, CDC EFE y
I da y el mejicano J. J. Pesado. El Uso del soneto en series con. otras), t1ás importante y característico resulta para el soneto
,¡
400
Manual de '-'ers/jicación l~elo
i~: f,l solleto pent2.!'iLabo Sonetino de Nervo y el trisílabo l/c·
'~ de M, Machado no son más que alardes métricos.
Mll
·:1
It~"'2. El SOr/eto alejandrino. ~ SeLneja ntc al sonetillo, el. soneto
!liejan drino se usó en los Siglos de Oro, pero sólo fidquiere
¡'~rtaJlCia con el Modernismo.
~-f1\'-:el :más temprano testimoni.o conocido se encuentra en la
~,;;tfOducción de la Comedia Doleria o del Sueño del Mundo
¡i'~,~jS72) de Pedro Hurtado de la Vera, cuyo nombre era Pemo
4 .:::iraria 1\19. Repartidos a tr;l1,'és de ,-'arios siglos, pueden añadirse
,~
FORMAS ESPECIALES DEL SONEro. t;~gWlos ejemplos muy aislados; así los Dos sonetos en loor de
un<1- referencia consciente a los verdaderos modelos de Rube: lJladrigal conoce tal: sólo la rima consonante, que se dispone
En Rubén el soneto alejandrino Se halla en la segunda edi. ::Iibremente, pudiendo quedar algunos versos sin correspondencia
"i'~ las rimas (versos sueltos). La extensión es muy diversa,
ción eh: A¡:rd (1890)20.1, y lueg:o se hace muy frecuente. J. del
Casa!, Diaz Mirón )" S. Rueda siguieron inmediatamente su /,desde cuatro versos lOS hasta más de treinta 206; pOl" lo normal
, pS(:ila entre ocho y doce versoS. El madrigal se caracteriza sobre
inióativa. Después del Modernismo desapareció en favor del
tipo común. -todo por el asunto amorosO, por la expresión sencilla y ocasio
nalmente también por referenCIas al campo y pastores. Rengifo
BIBLI(l:ilUFU: A. Cal'hallo Picaza, Mé/rica esponola, Madrid, 1956, ofrece (1592, cap. LXII) escribe: "Pero)'a no solo se hacen madrigales
llna primera iniormación sobre la abundante bibliografía crllica ('litase: en estilo pastoril, sino en lenguaje poL¡tico y de cosas graves",
sanclll. en el in dice). En las notas h~mos remitido a algunos e~tudios SQb~ pudiendo referirse, segUn entiendo, más bien a las circunstap
el soneto. A continuari6n se señ"lan Olr".'> investigaciones de carácter ge cias italianas que a las españolas de su época. La tendencit;1
neral. E. F"rnándcz AJmuzara, ~ritalid<ld dd sonelo, _Razón y Fe~, eXXVI, por buscar efectos inesp~rados, que se manifiesta por primera
Madrid. \942, pág~. 281-291. Walter Mbnch, Das Sonetl. Gestalt «fui Ge
vez a fines del siglo XV! en Baltasar del Alcázar (1530-1606)1'J7,
schicllle, Heidelberg, 1955. U. Amáj.. . Sordo, El _,m'leto espaltol, México, 1954.
UrsuJa Burchardt. Die Formen des Sonelts i'l Spanien van' den Anfiingen acerca poco a poco el madrigal al epigrama.
t>is !um EMde des Siglo de oro, tesis donoral inédita, Universidad Hum Ejemplo:
boldt, Bcrlin, 1948. LucHe K. Delano, The SOnnet in the Golden Age drama Esquema
. ;'
o
of Spai". Hisp., Xl. 1928, págs. 25-29: An Anal)'sis uf the sonnets in Lope Iba cogiendo flores,
de Vegu's comedias, Hisp" XII, 1929, págs. 119-140. Otto Jéirder, Die For_ Y guardando en la falda,
b
Mi ninfa, para hacer una guirnalda:
B;
me" des Sonetts bei Lope de Vega, Anejo LXXXVI de ZRPh, Halle, 1936.
E. Brockhaus, Góngoras Sonetlendichl¡¡ng, Bochüm-Langendreer, 1935, Ores M~ primero las toca
,
te Frallani, Ensayo pura l/m!;. hi.>tvriú del Soneto en Góngora, Buenos Aires, A los rosados la bias de su boca,
e
1948. ManIlel de Monloliu, El smrido arquitecIÓnico y musical de las obras y les d" de su aliento los ajores; A'
y estaba, por su bien, entre una rosa D
de Góngora, BME. XXVlIl, \948, págs. 69-88. T. Na\'arro, Métrica, tndice
dc estrofas: sancto; y del mismo, Repertorio de eSrrofrli cespañolas, Una abeja escondida.
,
New York, 1968, págs. ¡81·204, con ejemplos de gran variedad de sane LOS. Su dulce humor hurtando,
f
y como en la hennosa d
Flor de Jos labios se halló, atrevida E
EL M.o\DRIGAL La picó, saeó miel, fuese volando. F
El madrigal español no encaja en una definición exacta (Luh Manin [siglo XVII], BAE, XLII, pág. 6)
porque su forma métrica e::: muy variable. La descripción ge
neral de D. C. Clarke es breve y precisa: «a short silva 0/1 a
~ Sketch, pág. ~7_
203 Juan Nicasio Gallego, BAE, LXVIl, pág. 424 (en franeés Y en ale·
1".
404 Manual de versificación eSpañola
l. El madrigal 405
Resumen histórico: Desde Antonio da Tempo (1332) hasta , de un lenguaje muy sencillo y rústico 1l1. El nombre de madrigal
hoy se han dado las más diferentes explicaciones a la palabra nO parece referirse a la música ni a la forma métrica, sino al
<lmadrigah>. En un artículo de G. Rohlfs DIl. se encuentra reunida USO idiomático y al estilo. El testimonio de A. da Tempo es tanto
y tratado de manera metódica el conjunto de (as cuestiones eti. snás preciado por ser anterior a los primeros madrigales de la
mológicas y semánticas de la palabra. Los teóricos de las cues poesía culta, de los cuales no se sabe hasta qué punto cam·
, tiones de los Siglos de Oro 200, que no se puntualizan en el artícu. .. biaron el carácter originario de perdidos madrigales populares.
J lo citado, extractan las Poéticas italianas, y no alegan nuevos
puntos de vista, prescindiendo, en todo C3S0, de la propuesta
En oposición a la canción y al soneto, el madrigal es de ori·
gen popular, Esto se nota considerando, en parte al menos, el
,
;1
inútil de Sánchez de Lima para derivar la palabra <rmadrigah lenguaje y el asunto humilde. Los más tempranos testimonios de
del nombre de un poeta que usó esta fDlma 210. En tiempos más esta fonna poética proceden de cuatro madrigales del Canzo
1 recientes se acepta, por 10 general. el étimo materialis, que niere de Petrarca m . En el siglo XIV los madrigal~s se cons
Ijl Pietro Bembo en sus Prase delta valgar lingua (1525) había pro trUyen sin excepción de manera isométrica (endecasílabos) y
puesto junto con otras interpretaciones. El estado lingüístico constan (a excepción de Petrarca) de dos o tres estrofas de
'1 muestra una evolución propia de la Italia septentrional. tres versos independientes en las rimas, a los que siguen como
'~1' Más discutida es la cuestión de cuál sea el significado exacto remate uno o dos pareados, así ABB CDD BE, y semejantes,
fl de materialis para servir de base en la denominación del ma Este tipo de madrigal es el clásico.
I drigal. Más conveniente parcce la interpretación que dio Rohlfs Duró poco porque ya en el transcurso del siglo xv, el caric·
!II::1 frente a la de Leo Spit:zer l1t • Este propone: Ilegítimo, bas ter del madrigal varió profundamente al tratar asuntos ml>
¡I tardo> poesía bastarda (~colocada entre música y poesía») > raJes y políticos, y también por el influjo de una nueva técnica
de composición que se divulga partiendo de Francia (escuela
'1I poesía de composición especialmente libre> poesía inferior. La
propuesta de Rohlfs es: sempUce, rozzo, grossolano; «e si dice de Cambrai); de su organización fonnan parte elementos de la
':1 di tuHe le cose che non sano raggentilite e ripulite» (Tommaseo ballata 214 y de la canción; los endecasílabos se mezclan con
il
1:1 Bellini) > «di stile umile". La explicación de Rohlfs no sólo pue heptasHabos. A principios del siglo XVI el madrigal acabó por
.,,
,~ ¡
de apoyarse en el uso general del idioma, "(va aún en nuestros. convertírse en la fonna completamente libre que Pietro Bembo
, días, sino que tiene de su parte la autoridad de Antonio da describe así: <l:Libere poi sono queIle altre (rime), che non
1 Tempo. que destaca como característíco del madrigal el uso banno alcuna legge o nel numero dei versi, o nella maniera di
rimargli: ma ciascuno sí come a esso piace, cosí le fonna; e
queste universalmente sano tutte madriaJi chiamate ( ...] quantun
2011 7um Ursprurlg des Madrigals; nueva versión en G. Rohlfs, .411
der romarlischen Sprachen, Halle, 1952, pág'. 251·259.
del'! Quellel'!
209 Rengifo y Caramuel; véase Die7- Echarri, Teorías, págs. 257·258. 111 «Mandrialis (= madrigale) namque in rithmis debet constare ex
flO «Vamos a las (sic) madrigales, que son llam¡¡da~ por este nombre verbis valde vulgaribus et inlellegibilibus et rodibus quasi cum prolatio
entre los poetas, por causa de Que algUno que se lJamaua assÍ, las deui6 nibus et idiomatibus rusticalibus", De rithmis vulgaribus, ed. G. Grion,
,,~ de \'SaL. El arte poétic.a erl romarlce castellano (ed. de R. de Balbln pá~ina 139. Antes de manera semejante, aunque sólo alusivamente, ya se
Madrid, 1944, pág. 75). Esta inferpretadón aparece también en W K halla en France~co da Barberino en el capítulo De variis irlvenierldi er
Pnntz, Hístorüche Beschreibung, cap. XII, § 8 (1690), donde se cita a ur rimandi modij de las GlosSt' latine (entre 1318 y 1325), donde dice: «volun
tal Madrigal1us como inventor, Es(e pa~aje se menciona en A, Einstein tarium esl rudium inordiuatum concinium, ut matricale et simi1ia~,
The 1taJian madrigal, Princeton, 1949, 1, pág. 116, 213 N,"" 52, 54, 106, 157.
21l ZRPh, LIV, 1935, pág. 168. 11~ Lydia Meierhans, Dio' BaIla/a, Zurich, 1956 (tesis doctoral).
-........r
.":',,:r:
,; '.
407
406 Mú,fl/lUl dI::. vasificación española
que alcuna qualita di madriali pUf si IruV:l, che non cosi tUtta
-~
lIS Cir"dn según K. Vossler, Formas pot',iUJ.5 de los ~eblos románicos, ~ B¡\E. uon, pá¡¡. ~t6.
~,~:>
."''}-.
BIBLlOGRAFIA GENERAL
·····;"'1·:;
..:,~:
' 41l
tt:
~~~i~af¡a general
410 Manual de ver sijicación es _
panola
¡teper Sjn'~
de estrf}fas d'pal101a.5. New York. l%B. como ampEa"
al
torio
- Mbrica. bibliográfi~as, V-VI, InsÜtulo de
.l\lomJ irralias
npa.ii()/r;¡, ¡;;ión de la parte referente 3 las estrofas del libro Ilener de Metrica
tudios Madrileños, Madril1, 1956. Con 1203 lítu10s, es la bihlio¡¡:raria ~
~5pafioJa
antes citado, Y trae ejemplos de 548 varieaades.
,,'\h~lI~d :>obre el a>unto, con indicación de resei'ias sobre los rn~
. Dlas
}~:
....de Balbln, sisteTl'lll de R¡tmica CasteUmw. Madrid, 1962. Nuevo enfoque
Importantes Y resumen d e cooteOldo. , " desde el punto de ..ista de la Acústica, relativo en parú;u,lar a la
G. Rohlfs, Mamll1/ de Bibliografía Hispánica, Publicaciones del Instituto ¡;anudad e inteTlsíd¡¡.d y calidad SODora de las rimas. Si\úa en primer
Caro y Cuervo, XII, Bogotá, 1957, n¡i¡>:~. 117-2n. Indic~cjón bibliográf,ca, téJIXlino la consideración de la estrofa.
y crí:lc<l. de algunas cuestiones furdam~ntales.
INDlCE DE NOMBRES
126, 155.
t
AIberti, Leon Battista, 364.
Juan).
216, 325.
403, 406.
373.
223, 29J.
247.
:\;:I.ooAice
'_'."P-
.;~
de tlorTl b res
Ca'lt(J.f de los Nibe/W1g0S, 180, 4181.
\5
ALkinson, W. G" 212.
Bem,t, E., Ti, - ~';tanlct-Boi<;, Julio, 2F.L 2!H. Cantar '!le Rodrigo, 93, ni.
Aubmll, Charles v., 13, 119,
lOO, ItI, Berceo, Gonzalo de 55 5 ;;:Ó.. irasCO
de FigUeroa, Bartoiomé, 65, C¡¡ramue'. Juan, lB, 353, 358, 366,
59 98' "
197.
34; ,112, 166. 170, 17l, 6,183'
57 58
259' y; o¡-- ón
rf""lder de la Barca, Pedro. 39 , fJ,.- 382, 404.
AU5011il>, 247,
, . • '1:., 9'3, 122, }24, 125. 132, 244, 249, 25.1, CarbaHv Pkat.0, Alfredo. lO 60, 157,
Auto de la Assurnption de NueStfll Bennúde-z, Jer6nimo, 9[ 100 }{'_2S9, 304, 331, 338, )39, 397. 175, 176. 402. 409.410.
Setinra, 143. 289, ,358, 364, 365, 366, 373, U5, Jr1. :;:~pmpanc:\;l., To:nm;so. 368 Carducci. Giosué. 35i'., :>60, 365.
Bennude1. de Castro, Sah'ador
.'lUlo de 105 Reyes Magos (véase Mis ¡<carnpoamor, RamaU de, 269, 21:)), Carilla. Emilío, 65.
terio de [os Reyes Magos). 134. 160, 172,217,224,268 291' 2:' ,:::,,38
2. Caríteu (véase Garrel, BeneÓeltoj.
398. ' , , :t~;C3ncer. JefÚniJno de, 3t1. CHO. M~guel .\fllOnio, 125, 127, 187.
Bemi. Franc.. ~co, 234, Li Canóoncira da Aju.da, 194, r,9. Caro, RodrigO, 135.
Baena, Juan Alfonso de, J3, 94. BerLoni, GinJio, 117. :'Ó;nciolleiro ("olo..-:r:i·Braru:u:i, 278. Carnllo. 1I.'¡onso, rn
-Baist, G" 54, 55. Biadeu~, L., 391, 392. 'C"ncioruiro da Vali:aM, 194, 211, Canillo, Luis, 171.
Bul::lgucr, Joaqulll, 12, n, 42, 157, Biblia, 3306, 246, m. 219. C¡¡rtagena, 151.
lBB, 1&9, 193, 191. Bleeua, Jo~é Manuel, 261, 401, Cam:ionrril/o de, la Biblioteca Am (,,¡-vallo. L_ A, de, 171. 240,321.
406. Bor,illa y Sal) Martin, Ado1fo 2J6 301. 302, 303, 308, 309, 310, ~14, 315, Castillei o , Cristóbal de, 51, 11~, 12\,
Barojd, Pio, 21a. Borja y Arag6n, Francisco de, 'Prill~ In, 31:4, 328, 337, 342. 151, 243, 26f:, m, 185, ~()4, 329, :n8,
BaITera, Carlos, 175, eipe de E5quilache, 359, Canéiontro de Barbieri, 246, 251, C:,>stilia, H~m¡¡nÓu ód. U.
llarrio~. Miguel de, 407. Boscán, Juan, 57, 66, 71, 100. 115, 144, Carlciollero de f\,ora, 236, Castillo Elei¡¡beytia, Dictinio de\.
BaITos, Alonso de, 231. 145, 146, 151, 152, 153, 156, 211, 234, CancionUO G~tleral, 13. 213, 230, 184. 174,2&0.
Ba'5.sagoda, Roger D., 171. 175. 215,24J,262,2~,3~.J3a,~,~, 286,~,310,3n,314.319.337,35~. C:.lstro. Guilléfl de, 235, 244, 373.
EasteITa, Ramón de, m, 237, 290. 349,358,395, 3%, CanciOlJ~ro d~ Herbef(l;'I, 13, 94, .149, Castro, Inés de, 100.
Bccker, Philipp AUg\l"t, 22, 62. 244, 268. Catlcicmero de Pala.clO, 13, 51, 114, Cejador y Frauca, Julio, 210, ;!.12. Zl3~
Béequer, Gustavo Adolfo, 92, 96, 1I6, Brocense, el (véase Sánehel de las 131,;rIl, 2r, no, 131, 2S¡, 2B1i, 313, Cerc~mon, lQ9.
133, 134, 163, Z24, 244, 147. 2S4, lOS, Broza~, F-rilnci~o) 383. CervO-Cltes, Alonso ::k, 330.
169, la7, 188, W, 22-4-, 154, 2óJ, 369, Surger. Michel, (3,21, 145, 148. 16\1,
Cancionero de Stúihga, ]\4, 303, 32-3, Cetina, Gutierre de, 10), 235, 349,
m, 382. 185, 186, 1\11-, 192, 1\17, 409. 337. 3S9, 395. 3%, 41)3, 406.
Canc\lalla de 7.amo,,,, María Josefa, Cid (véase poema del Cid).
Bembo, Pietro, 238, )SS, 404, 405, .r,06.
C::I-nfidd, D. Linco1n. h8
nrot, Gcorges, 175, l18, l19, lB9.
Cadalso, José, 221, 228, 269, 290, J.:í7,
Benegasi, José, 254.
Cano, JuaD, 24, 53, 111, t89,
417
416 Manual de versificación española tndiu de nombres
Cirre, José Frandsco, 218. Dante, 57, 145, 149,232, VA.!#, :M5,
-
f,che"eda, Eueban, 90, 92, 125, 133,
Clarke, D. e., 13.36,47.59,60,65,66, J46, 347, 348, 354, 357, 3S'O. 112,228, Z68, Z71, 277, 305, 311, 367.
69.87,89,108,135, 146, 153,154, 185, DanZa de la muerte, 2/6. 398. i1l6, 189, 197, 113, lIS
189,194,197,210. 211, ¡n. 219, 2-'7, Darlo, Rubén. 53, 80, 'n, 90, 96, 102 . Einstein, Alfred, 404, 407.
241, 242, 243, 244, 245, 246, 258, 266,
2M. 275, 277, 278, 279, 2110, 1ST, 282,
ll7, 122, 12f>, 133, 134, 142, 153,
156, 160, 161. 162, 163,16&, 172,
m:
m,
E/eria y María (véase Debate de Ele·
Frank, Is1wan, Z79.
Frattoni, Or(;stc, 402,
na " Maria). Fucitl~. Joseph C., 293, 294, :;48.
283,286,287,295. 306, 307, 311, 340, 174,217, 218; 221, 224, 228, 236, m, Encina. Juan del. 52. 60, 95, 115, 213,
376, 385, 402. 409, 410, 411. 245, 254, 264, 268, 275. 277, 305. 329, 230. 2M, 280, 264-, 185, 298, 310, 322,
Coda:l:, Mutim, 251.
360, 382, 384, 399. 400, 401, 4ü2. 323, 325, 338. Callardo, Bartolomé José, 395,
403.
Correas. Gonzalo, 13. 124, 2-40, ~. Davidson, F. J. A., 357, 359. Epístola salifica .Y censorirI, 235.
251. 252, 253. Debate de Elma y Maria, 98, 183, Ercilla, Alonso d~, 39. 288.
García Góm"z, Emilio, 73, 21l. 319,
Co~~ío. Jos~ Mari.. de, zqS. J(I4, 306. 184. 226. Espinel. Vicente, 295, 304, 33~.
D(ez: Canedo, Enrio\-le. 135. 175, .01 Femllndez Almuzara, Eugenio, 385.
C)rusco del perra, El, lf>2.
362, 372. 3i3, 385, 395. 396.
Chatelain, R, 232, 272.
Díez: Echarri. Erniliano, 13, 62, 67, 402. Gamelo, -p 'Benito, Rl.
189. 223. 2J1, 240. 253. 311, 353. 3'i7, fernál'u"z do;< Andrada, Andrés, 235
Chianrera, CabrieIlo, 10\, 292, 377.
G~rret, Benedctlo (Canteo). 300,
358.359, 3M, 367, 368, 371, 373, 374, fern:l.ndez: de Castro, 367.
Chiarin:, 148,
GauthieL Marce!, 73, 389.
Di~puta del alma y el CioItrpo, 98, 1fl8, Fem!lTldez: de Moratíu, Le:~ndro, W, Gavel, R, 182
Gavidia, Franci~co, 172, 173,
225, 226. 92, 101, lI6, 125, 13:>:. 155, 158, 160,
Geels. G. J, :89. 210, 218,
Da Barberlno, Francesco, 391, 405.
Distic'ui Cat,,"is, 55. 161. 171, 28!, 193, 30, 371, 373,
Femá:ldez: de Moratln, Nicol:is. 92, Geiger, A, 325.
DaU'Osso, V., 365.
Dreps. Joseph ,\ntone, 86. Cennrich, Friedrich, 25, 36, 5J, 202,
Daniel, Arnaut, 355, 357.
Du t1ellay, Joaehirn. 100. 116. 216, 267, 276, ?'lO, 293, 305, 357.
l()1.
Dauielson, J. David, 327.
Durán, Agustin. m. Figueroa, 'Francisco de, 52.
VERsmCAClóN ESP. - 14
'i
fIi,.f'~,
4_18
_ C M-:"_n_"_a_'_de---e versificación
~
Gil Polo, GllSpar. 601. (70, 171, 325, Hilrt-..enbusch, JUan Eugenio 161
329, 349, 350, 358. 137, 244, 281.
eSnn~
"
t
--------
:,Jn4ice de nombres
'ilbn saaa al-Mulk, 318.
;:,.]slesia de la Casa, José, 91, 221
,,; 208. S
:' Im¡K:ri , Francisco, 14J, ¡44, 14<)
L:1ver de , GUJl'\ersinda, 120. 125.
Le,.oy. Felu, 148, 189, 196.
l...cde5W3, Alonso de, 95, 329.
L<: GeotiJ, P:erre. 11, 14. 11, ]6,
4j9
69,
Gili Gaya, 51lmuel, 28, HazaJ1as y la Rúa, Joaquín, 4ll1. 406.
aJ 195, 232.
ISO, 192, 70,71, 73, {7, 114, 127, 148, 186, 191,
Gómez de Avellaneda Gertl"udis, 86, JIcgt:r, Klaus. 110, 122, Ba, 2j1, 318 o
87. 89, 9lJ, 96, 125, m, 134, 135, IOC; 320, 409. ' /rrf.¡rlU:s de Lora. Los, 98, 1l1, 182 195,197, 211, 117, 232, 2Ji, 241. 242,
J63, 172, 2~7, m, 224, 244" 247, 2';4, -Hélie, Pierre, 25. -lriute, Tomás de, 64. 87.89,92,116, 245, 25ü, 255, 258, zit6, 268. 272, 277,
González, Diego, 354. Hemández, Jo.<;~. m, JOS. Jbrell: u1 , Juan de, 79, 289, 3SO, 381,
LeonharJ. Irving A., 388,
González Climenr. A., 258. Hcmández, Miguel, 156, 136, 290.
<r/. Le\'i, Ezin, 2\2.
González Martinez, Enrique, 80, 117, Herrera, Fernaudo de, 66, 135, 344, lcanro~', A" 14, 109, 232, 271, 277, 300. ¡,,"re dd< Ir<'< R"~, de Orient, 'JS,
126, 134,229,236,237, 245, 2~O, 264, 351,352, 353,358, 373, 380, 3%,
j19, 357, 359. 123, 183. 1M, 216.
269, 343. Hidalgo, José Luis, 127,224.
Jenni, A., 359, Libro de A:exarrdn' 54. 55, 57, ¡70,
GonzáJez Prada, Manuel, 126, 127, Hierro, José, In Jilllénez, l11an Ram<m, 117, 126, 153,
135. 155, 164,217, J29, Hilbom, H. Warren, f>S, 268. 2M, 259.
:74,218,224,227,245,325 ]98. Libro de APolorrio, 55. 258, 259,
Grammont, Maurice. 24. Hisfodtl froyar!4 polirflt!rrica, ss, 99,
Gr,U1a Etcneverry, Manuel, 29. 112, 113, 113,217, 141, 259, 269,270.
Jórder, Qtto, 7.'14,64,65,66,385,387, Libro de ra Infancia y Muerte de
388,389,394, 396, 397, 402, I~s"s, 184
Graz'zini, A. Francesco, 11 Lasca, 380, Hoieda, Diego de, 289. Jovellanos, G3~par Mclchor de, 47, Libro de miseria de. omn<', 56, 170
3B/. Honsa, VI"dimir, 44. 132, m, 134, 213,367,368,391,
Green, Otís H., 287.
Horacio, 115, J9l, J62, J70, 372, J75, 2\9
Jud<Í Levi, 122. 130, J]I, 241. Lid~, Maria Ro<;~, 79, ]63,
Grimm, Jakob. 206.
376, 381.
Horozco, Juan dc. 251, JQ4, 311.
List~. Alberto, 126,134, 153,160, 172,
216, 223. :~7, 2~, 263, 267,290, 2'J3,
Guevara, Antonio de, 310.
Horrent, lules, 57, In, 182,205.
K~stner, L., 72, 30$, 371. l76, 397.
422
-
Manual de versificaciót;t. española.
Pbnlll, Lullv.'ig, 208, 216, 219.
Pícara ]ustiM, J.n, 281, 400.
Pierce, Frank, 289, 290.
- lndict::- de nombres
Raban"-\cs, A"
:Ra"i",:, han,
n
ne.
"'.
Pombo, Rafael, 305, 3li8.
Pérez de Monlalbán, Juan, 244, 376. Ruj¡¡~ Zon-ilJa, Francbw d.., 125. S"1a1_,,r, Ar:tbrosio dI!', 17t.
396 39, 52, m, 215, 221, 215, 288, 189,
Pénz de Oliva, Hemán, 228. "7. .Romatlcero Genf!To:, 2B, 221. Sarnas, Pedro, 96, 102, 218, 21~.
Peri, Hiram, 22, 25. R(Jffi:,\ni. E~l\as~r ¡\to, 34. H9, 164. Samanicgo. Félix M"ri" de, 375, 3,6.
Quilis, Antonio, 32, 45.
Pesado, Jusé Jvaquln, 176, 398. RODle-rc, y W11\nJhe. JO~QUi:Il, 257. Sánchez. L.1ls i\lberto, 292.
Petrarca, E. 115. 174, 344, _'4,'\, 147,
Qulntana, MaJ.Juel José, 21li, ro, 235,
2'13, 381. Romeu FígUl"ras, Jo~, 341 343. Sánchez, Miguel, 244.
348,349, 350, 351, 353, 354, 357, 359, Roncaglia, Aurelio, 62. Sánchv, 1um::'s Antunio, 171.
385, 393, 3~, 395, 405. Qujilones de BenaVI'l'llp, LUis, 253.
ROr¡CC5';afJc~ .(vé"se porma di' FDrl' SfmchE"l ArCe, NeUie, J3ú.
QU;r6s, Pedro de, 95, 417.
ce5\1ulles). Sánchet de Badajoz, Garó, 231, 1.66.
~
J',;
f:
424
--------.----~-- versificación espa- t
Manual de-~ Indice de nombres 415
Sánchez Barbero, FrancIsco, 87, 89, Stoudemire. Stcrling St., 2m.
Trillo y Figueroa, Francisco de, no, Vicente, José. l24.
92, 96, 116, 125, 221, 2%, 247, 2')1. 'subir¡Í, Jo.<é, B7, 162,
m, 311. Vicuña Cifuentes, Julio, 62, 164, 167,
293. Suchicr, Wallcr, 15, 23, 33 35 53 Trissino, G. G., 79. 354. 175, 410.
Sánchez de las Brozas. Francisco, 62, rn, 109, 121, 129, 136, '145 '149'
el Bro¡;ense, ~S. 168, 169, 195, '204, 259. '.
Trueba, AntOnio de, 247, Vida de Son l!defortSo, 55, 56, 259.
Sánchez y Escr.bano. F., 304, 306. Swedelius. B. F., 219. Vida de Santa Maria Egip.;:Ulro, 98,
Sán<.;hez ,le Urna, 233, 240, 358, oW4. 122, 123, 183, 226. 342.
Sánchez Romero, J., 157, 258,
Un¡lmutlQ, Miguel de, ro, 102. 117, Vien3, Ju¡ln d¡;, 302.
Sánchr:7. dI' Vf'f"("illl, Clemente, 227.
126, m, 134, lS3, 161. 162, 16), 174, Villaespe-P, Francisco, 96, 400.
Ta.fur, Pero, 209.
Tassis y PeralM, Juan de, Conde de Vaca de Guzmin, José Maria, 101,
de Mendoza, 1ñigo). sis y Peralta, JU3n de).
Villarnediana. 95, 397.
221, m, 290, 3!A, 367.
Santos Chocano, José, 126 133, 162,
Tasso, .Bernardo, 79, 288, 360, 372. Villasandino (véa.se Alvara dr Vi·
ValbUl:na Prat, Angel, ISO, 235.
m. 174, 222, 269, 30S. Tassoni, A.• ! 258.
Sarvíbandy, 1., 218. 124, 132, 154, 215, 244, 253, 301, 353, Valencia, Dif'po. 94. 140, 144, 3M, 365. 366. 367, 368.
Sbarbi, José Maria, 252, 258. m. Valenci.a, Guit\enno, t02, lt7. 126, Virués, Cristóbal de, 2B9, 350, 3/6.
Schevl1l. R., 2.16_ Terelia de lC5\is, Santa, 115,251,315 134,229,236,245,269,305, Voelker, P., 10B.
Schmitt, JOhl'l, W2, 193, 197.
335, 338. Yo\t3ire, 228.
Valenzuela, Fernando, 223.
Segura Covar5J, Enrique, 348. 349, Thcmas, W., 145.
Vollmer, Friedrkh, 381.
Valera, Cipriano de, 401.
35], 35Z, 353, 354, 3n. Timof1cda. luan de. 95, 115, 132, 213, Valle Ineláu, Ramón Maria del, 53, VoretTsch, K3rl. 169.
236, 251.
Sem Tob, 99, 23~, 239, 241. 96, 116, m. 161, 269, 400. Vossler, Karl, 210, 380, 381, 391, 406.
Sena. Jorge de, 359. Tirso de Molina (v~asp Téllez, Ga- Vallejn. Cp_~ar. 135. 0l7.
briel).
Ser1s, Homero, 4(Jl}.
Vázqua, Jua:J, 124.
Sarrani/1a da la Zarz:uda, 220. Tiscornia. E.leuterio ~., T13.
Vega, tope de, 64, 66, 71, 76, 91, 95,
Shakespeare. 385,
Tisseur, Clair, 194. 101. 122, 124, 131, 13Z. 151, \~. 2\5. Wagner, K13US. 7.
Sófocles, 228.
Torres, JlIan, 230. Wolf, ferdinand, 16.
426
---
pañoh;.
221, :222, 224. 244, m. 254. 267, 265.
269, 275,276, 277, 290, 294, 305. 311,
367, :m, 373, 383, 398.
125. l33. 134, lOO, 163, 166, li2, 217,
Zumthor. Paul. 30.
INDlCE DE MATERIAS
428
Manual de l/ersificaciú'l española !ndice de materia,s 429
provenzal, 345.
- pro\'enzaJ anli\llla. 1';4, -de arte mayo~, 73, 260. m.2&1, Dccasílabo, 121, 123, 117-/35, 25S.
293, 3OS, 331, 344, 146, m, 359, 360,
- trovadore~". 265, 326. 282, 283, 284, 285, 288 n., 39-1. - 2.Ilapé~Ü"o, 128.
361,369, 312, 374. J77, 378, 380, 3M,
- de aTle menor, HO. 242, 243, 1 81, - bipartito, 121, 127-128, 130, m,
385, 403.
Cmlsó redonda encadeuada, 357.
Can tar, 245.
Cántica, 3D.
- - de l"'fram, 324,
- de vi/hao, 312.
- de pje qt:ebrado, 52, 89, 249, 273, 186, 195 - Il. la francesa, 34, 140-J41, 153, 164.
- real, 240, 265, 2M, 296, 197·29'), 301, Decasyl'ia:>C césllre " <:inq, 194,
- gi)Uego ar.tiguo, 142.
- heroico, 2.90.
302. N3, m. B3
D&ima ailuda. 3OS.
_ gallego-portugUés, 141.J42, \45, 141,
Cuartel.., 206, 207, 214 Y :J., 215. 217, Dcsfcch¡¡, 210 y n., 211. 214. 25t, J14. - dfico. 120, 1J9-/40, 142, 143, 144,
('.e~·JT3, 32,36, 47, 136.,196.
219, 222, 238.
De.'l:aprende, 340 ll· 153. 364, ~. 369. 17l.
- común. 33, 166, 188, IRQ.
- ~sonantada. 206, 224, 245·2".,.
Dialefa (~éase hialo) - yárobico, 136, 139.
~ épica, 31-35, 141, 149, 153, 164.
Endeci)sillabo a maiorl (o múore),
Cuarteto, 233 140, 260-264, 163. 378, Diálogo, 92,
- intensa, 32-33, 34, 4/, 166,173, 187,
385.
DiáMole, 45, 65. 06.
m,189.
- a minon (o minore), 136.
- ¡HTOmanzajo, 263, 264.
Diéresis, ,4243.
- lírica, 35, 186.
Endecha, 95, 101, 206 1'1., :uo y n.,
- lira. 261, 361-371.
Diesis, 346 y ll,
Cláusula ritmica, 26. D11I1etro yámbico, '17, 221. 250.
Cuartilla, 240.
135--157, 179, 21S. 212, 233, 255, 260, Eslabón, ]44, 345, 346, J~7.
Debate, 183.
261, 268, 270. 21). 215, 276, ro, 2111, Españoleta. 124. Ul, 132.
VUi.&IFlC!crÓN: ESP. -IS
432 Manual de versificación española lndice de nulterias 433
Pastorela, 336. Rima, 61-n. Romance. 57, 72. 78, 94 n., 101, 108, - flamenca, 256,
Pastaurelle, 322, 327 n.
- ahrazada o chiusa, 73.
115, 117, 205-219, 244, 245, 246, 247, - gitana, 255-256,
Pausa final del verso, 29.
- aguda. 63, 26J.
2J,7. 289, 3M, 328 n., 336. _ inversa, 164.
- métriea, 30-32.
- alterna (véase rima cruzada o al _ alejandrino, 222 n. - real, 255.
Poliptoton, 76.
- consonante imperfecta, 69.
_ not-iciero (tradicional), 213.
Serventesio, 73, 238. 261.
Prótesis, 44.
- consonante llana o grave, 64, 65 _ novelesco, 211, 220.
- provenzal, 262,
Qualrain, 399.
Y n. _ picaresco, 216.
Ses tina, 270, 354.
Quinteto, 268-269.
_ narrativa, 375.
Quintil. 266.
- continua. 72.
_ rufianesco, 216.
Settenario. 101.
- viejo. 67.
- 6nal, 72-73.
• - idéntica, 76 y o.
219-22l, 249. - agudo, 176-2'n.
245, 265. 266. 267. 268, 270, 2M, 286, _ simétrico, 274. 275
- intensa, 69.
Rondeau, 239
2~7, 295, 296, 297, 299, 304, 319, 321, Se:l;til1a, 269·n3, 306, 309.
- interior, 1(14.
Rondeau-virelai, 314, 316.
- interna, 73-75.
•Ronde!, 239, 336.
- menor, 9S.
_ correlativa, n2-n3.
_ de la Torre, 370.
Sainete. 125.
Sinafia, JO, 32. 51...sJ, 87, 89, 90, 188, - adónico. 90.
...... sálico, 139, 140.
Sincopa, 44.
- dantesco, 231, 21J.-2J6, 262.
- antiguos, 160. - S\Ielto.~, 64, 78-8D, 260.
Villanelle, 322.
41.
Volta, 346 y D.
_ ton cola, 387. Tetrástrofo monorrimo, 12, 2'i8. ...... dactllico, 28.
_ con eco, 389-390, 244, 241, 253. _ épico juglaresco. 178-183, 205.
_ encadenado, 388 n. Tornada. 354. _ fluctuantes, 31, 340.
P4gs.
PRÓLOGO
9·11
PRIMERA PARTE
Págs. Pdgs.
Medición de las silabas dentro de la palabra .. , 4<l-41 Capítnlo IV.-VERSOS SIN RIMA ' . 78-81
Las llamadas licencias métricas ... ... ... ... ... ... 4l-4S
78
H) Diéresis............................ ..
42-43
Los versos libres ." .. .. " .
80-81
e) Otras licencias ... ... ." ... ... ... .,. 4345
Bibliografía ... ... ." ... ... ..' ... 81
CLASES DE VERSOS
Particularidades en la medida de las sílabas de ver
sos seguidos ... ... ... ... ..' '" ... 51-53
El bisnabo " .
85-86
Bibliografía .... " . ,.....o •••••• " ••••••••••••• " •••• " 60
El heptasnabo ' ." ' , '
96-102
El octosf!abo ..'
102-118
Bibliografía ..
A) La CWlsonancia . 67-69
El endecasílabo " ..
135-156
El dodecasílabo ."
157-164
oO' .
Bibliografía , . 77
Resumen " . 169-174
Págs. Pdgs.
Bibliografía ... ... ..' ... ... ... ... '" 175 Capítulo IL-U.s FORMAS DB ESTROFA ABIERTA .. ' ...... 225·311
Versos de más de catorce sllabas o o ••
175·176 La es trota de dos versos . . . . . . . . . . . . . oO . . ,
225·231
El pareado oO' oO '
225·229
Capítulo n.-LA POEsIA ANISOSIL,(BICA EN LA EDAD ME El perqué ' ." ' 229·231
DIA Y EN LA POEsIA TRADICIONAL o., ••• o., O" ." 177-197 Bibliografía " " oO' .oO
231
El verso épico o •• o,, ••• 178-182
Bibliografía '" o••• ,' ':' • '. o La estrofa de tres versos ' 231·237
o., •• , .... " 182-183 oO' .
El verso del romancero ... o" o •• o ••••• 183 El terceto en la Edad Media " . 231·233
El verso lírico amétrico del siglo XIIT, o ••••• 183-184 El terceto dantesco ..... ' .. ' ' '" . 233·236
Bibliografía ." ..... ' o o,. o •• o,. o,. o, • • • • 184 Otras formas del terceto italiano 236·237
El verso de seguidilla o •• o" o •• o,, ••• 184 Bibliografía . 237
El verso de arte mayor 184-197
Bibliografía o ....... ' o •• o ...... " ... o ••• " ......
197 La estrofa de cu:'\tro versos ' .oO "
237·264
La redondilla ' " 237·245
Biblíografía " . 245
La cuarteta asonantada '" . 245·247
TERCERA PARTB 247-258
La seguidilla y SllS formas .
Bibliografía ' oO '
258
LAS COMBINACIONES METRICAS 258-260
La cuaderna vía ' .
Bíbliogr8fía ' " 260
El cuarteto . 26().264
Capítulo l.-COMBINACIONEs DE SERIES NO ESTROFICAS ... 201-224
Notas preliminares '". o •• o - " o ••••• o •• ", 201-203
La estrofa de cinco versos 264-269
Lala¡~e . 204-205
Bibliografía " . 205 La quintilla 264-268
El romance 205-218 Bibliogr:'\fía 268
Bibliografía 218-219 El quinteto 268·269
Formas especiales del romance.. .. ....... 219·224 La lira garcilasiana 269
A) Romance pareado ...... oO. 219
B) Romancillo.... .. 219-222 La estrofa -de seis versos 269·277
C) Romance heroico ... oO' 222-22-1 L:'\ sextilla ... 269·273
El sexteto .. _ 273·277
Bibliografía 277
442 Manual de versificación española Indice general 443
Pdgs. Pdgs.
La estrofa de ocho versos o ..... o" 0_' ... o •• .,. o •••• ' 277-294 Fonnas y derivaciones de la canción petrarquista. 343-359
La copla de arte mayor 0'_ o •• o •• 277-281o •• o ••••••••••• l.a canción petrarquista . .. 343·354
Bibliografía .... ... ... ... o.. •.• 0'_ . , . ••• ••• O" ••• 281 Bibliografía .. ' ' . 354
La copla de arte menor y la copla castellana 281·287 o •• La sextina ." " 354-359
Bibliogr~fía ,., o • • • • , o •• ,_, •••• " 287 Bibliografía ... ..' ... 359
La octava real ... ... ... ... ... ... ... ... 287·290
La canción alirada 359-378 o ••