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CADUCIDAD

LA DECLARATORIA DEL NO RESULTADO DE LA ACCIÓN O EL EJERCICIO


EN CONTRA DE LOS ILEGITIMADOS PASIVAMENTE NO IMPIDE EL
FENECIMIENTO DEL LAPSO PARA EL EJERCICIO DE LA ACCIÓN
Para decidir, la Sala observa:
Esta Sala de Casación Civil, en armonía con un amplio sector de la doctrina, ha definido en
reiteradas oportunidades la caducidad de la acción como una institución procesal de orden público
que constituye un término fatal, es decir, no sujeto a interrupción ni suspensión, cuyo transcurso
produce la extinción de la acción y en consecuencia, el titular del derecho subjetivo pierde la
facultad de acudir a los órganos jurisdiccionales para reclamarlo o establecerlo. (Vid. entre otras,
sentencia Nº 652 del 7 de noviembre de 2003).
La caducidad opera cuando durante el preciso término establecido en la norma, no se cumple con el
acto específico que impide que esta ocurra.
Señala el jurista patrio Melich-Orsini, que todo término de caducidad tiene su razón de ser en un
interés -público o privado- de que el acto o el ejercicio de la acción que la norma señala para impedir
la caducidad sea cumplido dentro del término fijado en la ley, de modo que el titular del derecho
tiene la carga de cumplir oportunamente con tal acto o con el ejercicio de la acción para evitar la
consumación de la caducidad. (Melich Orsini, José. La prescripción extintiva y la caducidad.
Academia de Ciencias Políticas y Sociales. Caracas, 2006. p. 161).
Por su parte, la Sala cúspide de la jurisdicción constitucional ha señalado que “…la finalidad del
lapso de caducidad es la materialización de la seguridad jurídica y el aseguramiento, de esa forma,
de que tras el transcurso del lapso que preceptúa la ley, se extinga el derecho de toda persona al
ejercicio de la acción que el ordenamiento jurídico le proporcione; ello para evitar que acciones
judiciales puedan proponerse indefinidamente en el tiempo, lo cual, obviamente, incidiría
negativamente en la seguridad jurídica…”, ratificando igualmente, el carácter fatal de dicho lapso
por no ser susceptible de interrupción ni suspensión. (Vid. fallo de la Sala Constitucional Nº 1867
del 20 de octubre de 2006).
Asimismo, la referida Sala en sentencia N° 554 de fecha 28 de marzo de 2007, se pronunció en torno
al instituto de la caducidad y su relación con el derecho constitucional de acceso a la justicia,
expresando lo que se transcribe a continuación:
“…Así, la Sala en sentencia Nº 1.167/01, caso: ‘Felipe Bravo Amado’, se pronunció en relación a la
caducidad de la acción en los siguientes términos:
‘(…) La acción es el derecho de las personas a exigir de los órganos jurisdiccionales, mediante el
proceso, la resolución de una controversia o de una petición, independientemente de que obtengan o
no sentencia favorable. La acción pone en movimiento a la jurisdicción y una de las formas de su
extinción es la sentencia que finaliza definitivamente el proceso.  Con el ejercicio del derecho de
acción se crea en el Estado, por intermedio del órgano jurisdiccional competente, la obligación de
prestar la función jurisdiccional.
La ley muchas veces exige que ese derecho sea ejercido en un determinado lapso, y si no se incoa en
dicho tiempo, la acción deviene en inadmisible y la tutela jurídica del Estado, invocada por el
accionante, no tiene lugar, si ella se ejerce después de vencido el plazo.
A ese término fatal se le llama caducidad, y es un plazo en el cual se debe realizar la actividad que la
ley previno para el lapso, cual es -en el caso de la acción- interponerla formalmente con la pretensión
que mediante ella se hace valer. Si ello no ocurre, la acción caduca y se extingue, al igual que la
pretensión que por medio de ella se proponía deducir (…)’.
Igualmente, se ha afirmado que la finalidad del lapso de caducidad es la materialización de la
seguridad jurídica y el aseguramiento, de esa forma, de que tras el transcurso del lapso que preceptúa
la ley, se extinga el derecho de toda persona al ejercicio de la acción que el ordenamiento jurídico le
proporcione; ello para evitar que acciones judiciales puedan proponerse indefinidamente en el
tiempo, lo cual incidiría negativamente en la tutela de la seguridad jurídica (Vid. Sentencias de esta
Sala Nros. 208/00 y 160/01).
Así, la caducidad es un lapso procesal y en relación con el carácter de éste, la Sala Constitucional se
ha pronunciado y ha precisado que los lapsos procesales establecidos en las leyes y aplicados
jurisdiccionalmente son elementos temporales ordenadores del proceso, esenciales al mismo y de
eminente orden público. Al respecto, la Sala sostuvo que:
‘(…) No puede esta Sala Constitucional pasar por alto que, como intérprete máxima de la
Constitución, está obligada a propugnar lo dispuesto en el artículo 257 eiusdem, en referencia a que:
‘No se sacrificará la justicia por la omisión de formalidades no esenciales’.
Sin embargo, la decisión apelada -confirmada por esta Sala- no contravino la citada norma
constitucional, sino que fue consecuencia de la aplicación fiel, por parte del juez,   de una regla
procesal que fija un lapso preclusivo para la realización de determinadas actuaciones. Afirmar lo
contrario sería aceptar, por ejemplo, que invocando la existencia de una formalidad no esencial se
inobserven los lapsos legalmente fijados para interponer una apelación o que también, por ejemplo,
con ese mismo criterio, una parte irrespete el tiempo otorgado por el tribunal para realizar su
intervención en el marco de una audiencia constitucional. A todo evento, por demás, esta Sala no
considera que los lapsos procesales legalmente fijados y jurisdiccionalmente aplicados puedan
considerarse ‘formalidades’ per se, sino que éstos son elementos temporales ordenadores del
proceso, esenciales al mismo y de eminente orden público, en el sentido de que son garantías del
derecho de defensa de las partes que por ellos se guían (debido proceso y seguridad jurídica) (…)’
(Cfr. Sentencia de esta Sala Nº 208/00).
(…Omissis…)
Así, la Sala reitera la vinculación de la caducidad con el derecho constitucional de acceso a la
justicia, consagrado en el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
ya que ‘(…) la caducidad es la excepción, por su incidencia sobre el derecho de acceso a la justicia,
que repite esta Sala, no lo viola pero si lo disminuye en cuanto a la obtención de la tutela judicial
efectiva que va unido a dicho derecho de acceso, siendo la regla que la acción no esté sujeta a tales
restricciones (…)’ (Vid. Sentencia de la Sala Nº 1.167/01, caso: ‘Felipe Bravo Amado’).
De igual forma, es necesario precisar que si bien no es discutible el aserto según el cual el lapso de
caducidad transcurre fatalmente y no es susceptible de interrupción o suspensión, el cómputo del
mismo responde a las características propias que el legislador le otorgue -Vid. Sentencia de la Sala  
Nº 1.167/01, según la cual ‘(…) dada la relación de la caducidad con dicho derecho constitucional de
acceso, consagrado en el artículo 26 de la vigente Constitución, la caducidad no puede ser creada
contractualmente, ni por voluntad  unilateral de los particulares o del Estado, sino sólo por mandato
legal (…)’-.
En tal sentido, se debe atender en cada caso si la norma que regula la institución de la caducidad, se
refiere a días hábiles o continuos, o bien el alcance de los efectos de la interposición de la demanda
al establecer que ante ‘(…) las dudas si para evitar la caducidad basta solamente incoar la acción, o
si es necesario que ella sea admitida por el tribunal que la recibe, y es criterio de esta Sala que ante el
silencio de la ley, basta la interposición en el lapso para ello, siendo la nota del secretario la que da
fecha cierta a tal actuación, sin requerirse más nada (ni auto de admisión, citación o registro de la
demanda), para que se tenga por impedida la caducidad (…)’ (Vid. Sentencia de la Sala Nº 1.167/01)
…”.
 
Ahora bien, hechas las anteriores consideraciones sobre la figura de la caducidad, así como su
importancia y finalidad en el proceso, corresponde a esta Sala examinar la legalidad del fallo
recurrido a través de la correcta interpretación de la norma denunciada como infringida.
 
Así pues, sostiene el formalizante que en caso de autos se configuró la caducidad de la acción por
cuanto, de conformidad con el artículo 47 de la Ley de Arrendamientos Inmobiliarios, la parte actora
tenía la carga de ejercer la acción de retracto legal arrendaticio dentro del plazo de cuarenta (40) días
calendario estipulado en dicha norma, contra las personas jurídicamente legitimadas, siendo que en
fecha 18 de julio de 2005 se demandó únicamente a la sociedad mercantil Inversiones AZM 44, C.A.
y, por tanto, al no haberse constituido adecuadamente el litisconsorcio pasivo necesario, se declaró
inadmisible la demanda, no siendo sino hasta el 22 de junio de 2015, casi 10 años después, cuando la
actora demanda nuevamente, esta vez, a ambos litisconsortes necesarios.
Al abordar el tema del modo de evitar la caducidad, José Melich-Orsini se plantea la cuestión de si
una demanda introducida ante un juez incompetente o que es rechazada por un defecto de forma o
reformada luego de vencido el término establecido para la consumación de la caducidad, bastaría
para impedir la caducidad, exponiendo las posturas a favor y en contra de tal posición.
Si bien el juez de la recurrida (citando al referido autor) se valió de las primeras que consideran que
el hecho impeditivo de la caducidad debe apreciarse autónomamente, independientemente de los
efectos del proceso, lo cierto es que el propio autor señala que una demanda promovida contra quien
no sea el auténtico legitimado pasivo, no puede ser apta para evitar la caducidad que beneficiaría al
verdadero legitimado pasivo. (Ver pie de página Nº 521, Melich-Orsini, ob cit. p. 184).
En efecto, parece contrario a la intención del legislador que aun conociendo el carácter perentorio
del término de caducidad, se permita que el ejercicio de determinada acción permanezca indefinido
en el tiempo, por el hecho de haberse intentado una demanda sin que la parte actora cumpliera con la
carga procesal de demandar a quienes estaban llamados por ley para comparecer en juicio.
En tal sentido, aprecia esta Sala que efectivamente al no haberse ejercido la acción frente a todos los
sujetos procesales y al no haberse logrado con la demanda intentada por la parte actora en el año
2005 un pronunciamiento de mérito sobre el asunto, quedando extinguido el proceso por no haberse
conformado el litisconsorcio pasivo necesario, operó sin lugar a dudas la caducidad de la acción
dado que la mencionada demanda ni interrumpe, ni suspende el transcurso del lapso perentorio de 40
días previstos el artículo 47 de la Ley de Arrendamientos Inmobiliarios para ejercer la acción de
retracto legal arrendaticio.
En tal sentido, erró el juez de alzada al considerar que “…Para esta alzada, el hecho de que en la
demanda primigenia [instaurada en fecha 18 de julio de 2005] no se haya conformado eficazmente
la relación jurídico procesal en virtud de haber sido únicamente demandada la compradora
[Sociedad Mercantil “INVERSIONES AZM 44, C.A.”] no es óbice para considerar que en este
caso se evitó la caducidad debido a que la demandante ejerció su derecho de retracto dentro del
lapso legal establecido para ese momento…”. (Negrillas de la sentencia recurrida) pues cuando
señala “para ese momento”, está sin duda otorgándole a la demanda intentada en tal oportunidad un
efecto interruptor de la caducidad que no tiene cabida dados los argumentos previamente expuestos.
Por consiguiente, esta Sala declara que en la presente causa transcurrió con creces el lapso de
caducidad previsto en el artículo 47 de la Ley de Arrendamientos Inmobiliarios, incurriendo el juez
de la recurrida en la infracción de dicha norma por errónea interpretación, lo que conduce a esta Sala
a declarar la procedencia de la denuncia intentada que conlleva en consecuencia a declarar
inadmisible la pretensión de retracto legal arrendaticio incoada. Así se decide.
Una vez declarada por esta Sala de Casación Civil la procedencia de la primera denuncia
por infracción de ley referida a la caducidad de la acción propuesta, considera este
máximo órgano colegiado en materia civil efectuar las siguientes precisiones:

Establece el cuarto parágrafo del artículo 320 del Código de Procedimiento Civil lo que a
continuación se trascribe:
“…Si no hubiere habido las infracciones aludidas en el párrafo anterior, la Corte Suprema de Justicia
entrará a conocer de las denuncias formuladas conforme al ordinal 2º del artículo 313,
pronunciándose sobre ellas afirmativa o negativamente mediante análisis razonado y estableciendo
además cuáles son las normas jurídicas aplicables para resolver la controversia, ya sean éstas las
indicadas por las partes en los escritos de formalización o de contestación, o las que la propia Corte
Suprema de Justicia considere que son las aplicables al caso…”
 
Tal como lo establece la norma en referencia, la Sala, al conocer las denuncias de fondo planteadas
por el formalizante en su escrito de formalización, debe proceder a resolverlas afirmativa o
negativamente, infiriéndose de dicha instrucción el deber de resolverlas todas, sin dejar de conocer
alguna de ellas ante la procedencia de otra, a diferencia de lo indicado en el parágrafo tercero del
citado artículo 320, en lo que a las denuncias de forma se refiere.
Sin embargo, esta Sala de Casación Civil, ante la procedencia de la primera denuncia relativa a la
errónea interpretación del artículo 47 del Decreto con Rango y Fuerza de Ley de Arrendamientos
Inmobiliarios, considera reflexionar sobre la norma en cuestión en aras de la prestación de una tutela
judicial efectiva; en efecto, una de las características que describe a la citada garantía consagrada en
el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es la justicia expedita; en
este sentido, constituiría un franco desconocimiento de tal principio constitucional que habiendo
declarado procedente una de las denuncias de fondo advertidas por el recurrente en su escrito -y que
hace innecesario conocer el resto por ejercer influencia decisiva sobre el mérito del proceso-,
proceder a revisar la totalidad de las infracciones de ley acusadas en estricto apego a la norma
trascrita. Actuar en este sentido ocasionaría, en efecto, un desgaste innecesario por parte de la Sala al
resolver el recurso de casación objeto de conocimiento en detrimento de la resolución de otros
recursos de casación cursantes ante esta máxima instancia de la jurisdicción civil.
Refiriéndonos al caso que nos ocupa, la Sala ha declarado la caducidad de la acción por retracto
legal arrendaticio propuesta por la parte demandada, deviniendo en fulminante dicho
pronunciamiento respecto a la pretensión manifestada por el actor en su libelo y, en consecuencia, en
torno al destino de las demás denuncias de fondo planteadas; proceder en sentido contrario
produciría un ejercicio de jurisdicción innecesario así como un flaco desconocimiento de la justicia
expedita a la que los órganos encargados de la resolución de controversias están sujetos.
Necesario resulta recordar que los operadores jurídicos, cualquiera que sea su rango y grado, están
en el imperioso deber de hacer prevalecer las normas y principios constitucionales sobre aquellas de
rango legal; este no es sino el mandato contenido en el artículo 334 constitucional según el cual, tal
como se desprende de su texto, todos los jueces deben asegurar la integridad de la Constitución.
Asimismo, la naturaleza normativa y vinculante de los dispositivos constitucionales y su efecto
irradiador sobre el resto del ordenamiento jurídico -con mayor razón los instrumentos normativos
preconstitucionales- constituye el sustento para que los órganos judiciales integrantes de la estructura
del Poder Judicial se vean impelidos de actuar de la manera descrita. Proceder de forma contraria
inficionaría de nulidad absoluta por contravención a la Constitución cualquier acto emanado de la
jurisdicción.
En virtud de las razones expuestas, esta Sala de Casación Civil obviará el resto de las denuncias de
fondo planteadas por el formalizante en su escrito debido a la procedencia de la primera denuncia
por infracción de ley declarada y su incuestionable repercusión sobre el mérito de la controversia.
Así se decide.
CASACIÓN SIN REENVÍO
 
Habiéndose declarado la configuración de la caducidad de la acción, esta Sala encuentra que en el
caso están cumplidos los requisitos del artículo 322 del Código de Procedimiento Civil, lo cual hace
innecesario un nuevo pronunciamiento sobre el fondo del asunto debatido, lo que resultaría contrario
con el principio de la utilidad casacionista y la celeridad jurídica y, en consecuencia, declara
inadmisible la pretensión. Así se establece. Exp. 2017-000281
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scc/junio/200129-RC.000394-21617-2017-17-
281.HTML
CADUCIDAD DE LA ACCIÓN

LA CADUCIDAD DEBE SER DECRETADA DE OFICIO

COMPUTO DEL LAPSO PARA DEMANDAR LA NULIDAD DE ACTA


DE ASAMBLEA
Juicio por nulidad de asamblea.
DE LA CADUCIDAD PARA DEMANDAR LA NULIDAD.
“La acción para demandar la nulidad de una asamblea de accionistas de una sociedad
anónima o de una sociedad en comandita por acciones, así como para solicitar la nulidad de
una reunión de socios de las otras sociedades, se extinguirá al vencimiento del lapso de un
año, contado a partir de la publicación del acto registrado”.
 

LA CADUCIDAD ES DE ORDEN PÚBLICO PUEDE SER


DECLARADA AUN DE OFICIO.
También ha sostenido esta Sala, atenida a los diuturnos, pacíficos y consolidados criterios
doctrinales y jurisprudenciales reiterados en la transcripción que, ad exemplum, se vierte a
continuación, reflejados en su fallo N° RC-307 del 3 de junio de 2009, expediente N° 2008-
487, donde dispuso lo siguiente:
 

“…Al respecto es de observar, que la caducidad de la acción constituye materia de


orden público, y el Juez está facultado para declararla de oficio en cualquier estado y
grado de la causa cuando verifique su existencia, al estar indefectiblemente ligada a la
acción y no a la cuestión de fondo que se debate, dado que extingue la acción y si esta
se ha perdido no podrá sentenciarse el fondo, sin importar en qué estado procesal, o en
cual momento del juicio se extinguió la acción. Por consiguiente cada vez que el Juez
constata que la acción se extinguió, de oficio debe declarar tal situación, ya que el derecho
a movilizar a la administración de justicia, en una causa particular, se ha perdido, al no
poder existir fallo de fondo, y la extinción de la acción es independiente de los alegatos que
se susciten con motivo de la contestación de la demanda, o de los informes.
Todo lo antes señalado encuentra soporte constitucional, en los artículos 2, 26, 49 y 257 de
nuestra carta magna, al establecer un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia,
que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la
vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad
social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo
político; el derecho de igualdad para acceder a la justicia, a la tutela de los derechos, a la
justicia imparcial, equitativa, sin formalismos o reposiciones inútiles; así como el debido
proceso y el derecho a la defensa; y un proceso como el instrumento fundamental para
la realización de la justicia. (Negrillas y subrayado de la Sala).
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scc/octubre/190660-RC.000580-61016-2016-15-
898.HTML ° SENTENCIA: RC.000580 06 DE Octubre de 2016

LA CADUCIDAD COMO MATERIA DE ORDEN PUBLICO


LA NORMAS DE CAUDCIDAD NO SON MODIFICADAS
La Casación venezolana ha establecido que hay caducidad
cuando el ejercicio de un derecho o la ejecución de un acto, depende de que lo
sea dentro de un espacio de tiempo predeterminado, ya sea por disposición
legal o por convenio de las partes interesadas; es decir, que el término está así
tan identificado con el derecho, que transcurrido aquel se produce la extinción
de éste, por lo que bastaría comprobar dicho transcurso para dar por sentado
que el derecho-habiente remiso renunció a su derecho si dejó de actuar cuando
le era obligatorio hacerlo. La caducidad hace que la acción carezca de
existencia y no pueda ser materia de debate judicial. La doctrina ha señalado
que, cuando la ley somete a un lapso de caducidad la posibilidad de hacer
valer un derecho ante los órganos jurisdiccionales, una vez transcurrido el
tiempo  hábil para hacerlo, el derecho no desaparece, lo que se pierde es el
derecho a la tutela jurisdiccional, por lo tanto, su titular no podrá ejercer
válidamente el derecho de acción para dar inicio a un proceso judicial.

Señala la sentencia recurrida, que la caducidad “es aquel término


perentorio puesto expresamente por la ley, para que se deduzca la demanda,
so pena de perecimiento de la acción o sea, de la postulación judicial del
pretendido derecho”. Cabe agregar que, producida la caducidad, decae la
tutela jurisdiccional y el proceso debe extinguirse. La caducidad, como
fenómeno procesal, sólo se interrumpe por la presentación oportuna de la
pretensión, de ninguna otra manera; la caducidad se produce inexorablemente
por el transcurso del tiempo fijado legalmente y nunca se suspende. Por razón
de su naturaleza procesal es de derecho público y además de orden público y,
por lo tanto, de oficiosa comprobación y declaración por el Juez.
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scs/enero/019-200104-03567.HTM

LA CADUCIDAD COMO MATERIA DEL ORDEN


PUBLICO NO ES DEROGADA POR LA LOPNA

Como principio general de derecho, la caducidad, al ser


consagrada expresamente en la legislación, no puede ser derogada, ni
modificados los términos perentorios que la hacen aplicable, sino a través de
normas explícitas. Ni la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
ni la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, derogan
disposiciones legales que establecen la caducidad. Esta última, en su artículo
584 dispone sobre las Derogatorias y al referirse al Código Civil no incluye el
artículo 206, por la razón fundamental de que esa previsión de caducidad es,
precisamente en interés del hijo, como siempre ha sido sostenido por la
jurisprudencia  por la doctrina. El hijo adquiere, en virtud de la presunción
consagrada en el artículo 201 del Código Civil, la certeza de su paternidad
como hijo nacido dentro de un matrimonio, con los efectos que de ello deriva.
El temor o expectativa de que tal condición desaparezca no debe durar más
tiempo que el establecido por la ley. En consecuencia, la acción de
desconocimiento de la paternidad, podrá ser ejercida por el padre, o después
de su muerte por sus herederos, sólo dentro del tiempo perentorio que la ley
dispone para su admisibilidad, con sanción de caducidad. Como bien señala la
sentencia recurrida, la acción de desconocimiento no está establecida en la ley
en beneficio del hijo, sino del padre; por tanto no puede invocarse el “interés
superior del hijo” cuando se trata de desconocer un límite en el tiempo para que
esta acción, en perjuicio del hijo, sea intentada.

Puede, igualmente, señalarse que lo que se pretende en la


demanda de denegación de paternidad es que el hijo sea privado de estatus
filiatorio derivado del hecho de haber nacido dentro del matrimonio de sus
padres. No es el caso de que  el hijo pretenda que sea establecida otra
paternidad, o que un supuesto padre biológico esté reclamando el
reconocimiento judicial de dicha paternidad.

Situación diferente, aunque utilizada equivocadamente como


argumento por la parte actora y recurrente, es la resuelta por la jurisprudencia
al interpretar el alcance del artículo 228 del Código Civil que trata sobre la
imprescriptibilidad de las acciones de la paternidad y de la maternidad frente al
padre o la madre. La norma citada dispone, igualmente, que dichas acciones
no podrán intentarse contra los herederos del padre o de la madre sino dentro
de los cinco (5) años siguientes a su muerte. A esta última disposición le fue
atribuida durante muchos años los efectos de la caducidad. Doctrina de la Sala
de Casación Civil, inicialmente, y, posteriormente, tribunales de instancia han
interpretado, en cambio, que es de prescripción el lapso fijado para el ejercicio
de las acciones de inquisición o establecimiento de la paternidad o de la
maternidad, y que, por tanto, dicho lapso puede ser interrumpido.
La sentencia recurrida alude al criterio de la Corte Superior del
Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente del Área Metropolitana de
Caracas, que decidió que el interés superior del niño en conocer a su presunto
padre, mediante demanda interpuesta contra los herederos de éste, hacía
admisible la demanda, no obstante haber transcurrido cinco años previstos en
la ley. (Artículo 228 del Código Civil).

Couture, en su obra Fundamentos del Derecho Procesal Civil,


sostiene que un juicio de establecimiento de la paternidad, puede terminar por
caducidad del plazo dado al padre para interponer la acción, pero nada impide
que esa misma cuestión se promueva nuevamente por el hijo, en interés de
éste, una vez adquirida la mayoría de edad.

La desaplicación de una disposición legal por colisión con la


Constitución (artículo 20 del Código de Procedimiento Civil), debe estar
debidamente motivada y fundamentada. Aceptar como válida en tal sentido la
alusión, en términos generales, al interés superior del menor, como pretende la
parte recurrente en el caso examinado, sin explicar en qué sentido obra el
interés protegido, puede conducir al abuso de poder. No es cierto que la
denegación de la paternidad, en sí misma, sea del interés superior del menor,
pues no puede serlo cuando exista la amenaza de que el hijo pierda la certeza
de quien es su padre, lo cual sólo podría ser admitido si se prueban las
circunstancias de hecho que lo justifican, dentro de un proceso que obedezca
al ejercicio oportuno de una acción. No hay justificación para extender el lapso
para el ejercicio de la acción de denegación de la paternidad, en perjuicio del
hijo.

Por tanto, la recurrida interpretó y aplicó el artículo 206 del Código


Civil, conforme a la ley, la doctrina y la jurisprudencia, sin menoscabo del
interés superior del menor.

En consecuencia, es improcedente la denuncia examinada.


http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scs/enero/019-200104-03567.HTM
DECLARATORIA DE OFICIO DE LA CADUCIDAD
a caducidad de la acción  constituye materia de  orden público , y
el Juez está facultado para declararla de oficio en cualquier estado y
grado de la causa cuando verifique su existencia, al estar
indefectiblemente ligada a la acción y no a la cuestión de fondo que se
debate, dado que extingue la acción y si ésta se ha perdido no podrá
sentenciarse el fondo, sin importar en qué estado procesal, o en cuál
momento del juicio se extinguió la acción. Por consiguiente cada vez que
el Juez constata que la acción se extinguió, de oficio debe declarar tal
situación, ya que el derecho a movilizar a la administración de justicia,
en una causa particular, se ha perdido, al no poder existir fallo de fondo,
y la extinción de la acción es independiente de los alegatos que se
susciten con motivo de la contestación de la demanda, o de los informes.
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scc/febrero/174707-RC.000036-
26215-2015-14-465.HTML

LA CADUCIDAD LEGAL.

La doctrina y en especial la jurisprudencia de la Sala de Casación Civil de T.S.J,

reiterando criterios de la extinta Corte Suprema de Justicia habían venido aceptando la plena

validez de la cláusula de caducidad predispuesta por un contratante y aceptada por el otro , tal

como se deriva de las Sentencias Nª 00512 de fecha -010601, Nª 0479 del 20-12-0; No

00735 de fecha 01-11-03 y Nª 00512 del 01-06-04; sin embargo, la Sala Constitucional al

referirse a la caducidad contractual en sentencia de fecha 16 de junio de 2004, estableció el

siguiente criterio 
“…Esta relación entre la caducidad y dicho derecho constitucional de
acceso al órgano jurisdiccional, consagrado en el artículo 26 de la vigente
Constitución, exige que la misma, cuando se refiere al derecho de acción, ‘no
puede ser creada contractualmente, ni por voluntad  unilateral de los
particulares o del Estado, sino sólo por mandato legal’ (cfr. nº 1167/2001 del
29 de junio). 
“En este sentido, debe indicarse que no se desconoce la importancia
que hoy en día tiene el principio de autonomía de voluntad de las partes y que
se evidencia en normas como las contenidas en el artículo 16, numeral 8 del
Decreto con Fuerza de Ley de Contrato de Seguro (publicado en la Gaceta
Oficial nº 5.553 Extraordinario el 12 de noviembre de 2001), que entre los
requisitos que debe satisfacer la póliza de seguro dispone ‘las condiciones
generales y particulares que acuerden los contratantes’. Sin embargo, el
ejercicio de este principio no puede traer como consecuencia la restricción o
limitación de un derecho de tal entidad como lo es el acceso al órgano
jurisdiccional, que siendo materia de orden público, sólo puede estar regulado
por ley.” 

Este criterio, fue sostenido en reciente por la Sala Político Administrativa del T.S.J en

sentencia No 03683 de fecha -02-06-05, en la cual se estableció:

Ahora bien, en anteriores precedentes jurisprudenciales, la Sala


Político-Administrativa de la extinta Corte Suprema de Justicia, afirmó que al
ser la materia de procedimientos competencia del Poder Nacional, sólo a través
de una ley formal pueden establecerse lapsos de caducidad, concretamente
expuso la Sala en su sentencia N° 660 del 2 de agosto de 1994 (Caso: Fábrica
Maselus C.A. contra Aseguradora Nacional Agrícola C.A.), lo siguiente…..
--… Debe acotar la Sala, que las anteriores consideraciones se fundamentan en el marco
legal aplicable ratione temporis al caso de autos, pues el Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de
Seguros publicado en la Gaceta Oficial N° 5.553 Extraordinario del 12 de noviembre de 2001,
incluye varias disposiciones que modifican la regulación antes aplicable respecto a la caducidad de
los derechos derivados de pólizas de seguros, así su artículo 55 expresamente establece que “Si
dentro de los doce (12) meses siguientes a la fecha de rechazo de cualquier reclamación, el tomador,
el asegurado o el beneficiario del seguro no hubiere demandado judicialmente a la empresa de
seguros, acordado con ésta someterse a un arbitraje o solicitado el sometimiento ante la autoridad
competente, caducarán todos los derechos derivados de la póliza con respecto al reclamo formulado
que haya sido rechazado”. Con lo cual sería posible, en principio, la estipulación por vía
contractual de un lapso de caducidad como el indicado en la disposición legal citada. (consultada
pag web T.S.J. http://www.tsj.gov.ve/decisiones/spa/Junio/03683-020605-2003-1217-1.htm

LA CLAUSULA DE CADUCIDAD CONTRACTUAL


Delimitado lo anterior y con relación al supuesto retardo en que incurrió la compañía
aseguradora, la misma alega que en razón de la caducidad de los derechos de los reclamantes derivados
de la póliza antes identificada, no tenía el deber de acatar los plazos establecidos para el cumplimiento
de las obligaciones existentes a su cargo en virtud del contrato de seguros suscrito con el ciudadano
Eleuterio Texeira.

Al respecto observa la Sala lo siguiente:

La cláusula 8 de la Póliza de Seguro de Casco de vehículos terretres, cobertura amplia N° 32-33-


93-14-00977, cuya copia cursa en el expediente administrativo, establece la “caducidad” de los derechos
derivados de la misma en los siguientes términos:

“Si durante los seis (6) meses siguientes a la fecha del rechazo de cualquier reclamación, el Asegurado
no hubiere demandado judicialmente a la Compañía o convenida con ésta el arbitraje previsto en la
cláusula anterior, caducarán todos los derechos derivados de esta póliza.

Los derechos que confiere esta póliza caducarán definitivamente si, dentro de los doce (12) meses
siguientes a la ocurrencia de un siniestro, el Asegurado no hubiere iniciado la correspondiente acción
judicial contra la Compañía o el arbitraje previsto en la Cláusula anterior.

Se entenderá iniciada la acción una vez introducido el libelo y practicada legalmente la citación de la
compañía”.
Como ha sido asentado en anteriores oportunidades por esta Sala “La caducidad es una
institución procesal concebida como un modo de extinción de los derechos en virtud del transcurso del
tiempo” (Sentencia N° 1.621 del 22 de octubre de 2003), por lo que la ocurrencia de ésta al término de
alguno de los plazos previstos en la cláusula transcrita supra, implicaría la extinción de los derechos del
asegurado por el transcurso del tiempo estipulado sin que se verifique el hecho que impide la caducidad
en cada caso.

Ahora bien, en anteriores precedentes jurisprudenciales, la Sala Político-Administrativa de la


extinta Corte Suprema de Justicia, afirmó que al ser la materia de procedimientos competencia del Poder
Nacional, sólo a través de una ley formal pueden establecerse lapsos de caducidad, concretamente
expuso la Sala en su sentencia N° 660 del 2 de agosto de 1994 (Caso: Fábrica Maselus C.A. contra
Aseguradora Nacional Agrícola C.A.), lo siguiente:

“La Constitución en el numeral 24 del artículo 136 señala que es de la competencia del Poder Nacional
la legislación en materia de procedimientos. El artículo 139 ejusdem, indica que le corresponde al
Congreso de la República legislar sobre las materias de la competencia nacional. Es decir, que sólo a
través de una ley formal se puede establecer el lapso de caducidad de una acción judicial. Así lo
entendió el legislador en el numeral 10 del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, cuando
estableció que una de las cuestiones previas que se podía invocar ‘(1) la caducidad de la acción
establecida en la ley’ y no la establecida convencionalmente.

Ahora bien, la Ley de Seguros y Reaseguros en ningún artículo establece un lapso especial de caducidad
para las acciones en contra de las compañías de seguros que se nieguen a indemnizar a un asegurado.
En consecuencia, no existe una base legal que sustente la inclusión en una póliza de seguro de un lapso
de caducidad especial y distinto al establecido en el artículo 1.977 del Código Civil para las acciones
personales”.

El criterio anterior también encuentra asidero jurídico a la luz de la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela, pues ésta en el numeral 32 de su artículo 156, atribuye al Poder Público
Nacional la competencia para legislar en materia de procedimientos, correspondiendo a su vez a la
Asamblea Nacional legislar en todas las materias de la competencia nacional, con lo que queda
configurada la reserva legal sobre las normas de procedimientos.

Así, ante la ausencia en la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros de 1994, de un lapso de


caducidad especial, resultaría aplicable a la materia de seguros la regla contenida en el artículo 576 del
Código de Comercio, el cual establece un lapso de 3 años para la prescripción de las acciones resultantes
del seguro terrestre o, en su defecto, el lapso de prescripción de 10 años previsto para las acciones
personales en el artículo 1.977 del Código Civil.

Con base en los razonamientos precedentes y considerando, además, que la compañía


aseguradora Transeguro C.A. de Seguros fue también sancionada con amonestación privada, por haber
utilizado en la emisión de la póliza supra identificada, modelos de condiciones generales y particulares
no autorizados por la Superintendencia de Seguros, lo cual en ningún momento ha sido cuestionado por
la accionante, la Sala conteste con el criterio jurisprudencial antes puesto de relieve, estima que ante la
inexistencia de una ley que estableciera un lapso distinto a los previstos en el Código de Comercio y en
el Código Civil para la prescripción de las acciones derivadas del seguro terrestre y de las acciones
personales, la cláusula 8 del contrato de póliza de seguros antes identificado no puede considerarse
válida, siendo por tanto inexistente la caducidad allí estipulada. Así se decide.

Debe acotar la Sala, que las anteriores consideraciones se fundamentan en el marco legal
aplicable ratione temporis al caso de autos, pues el Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguros
publicado en la Gaceta Oficial N° 5.553 Extraordinario del 12 de noviembre de 2001, incluye varias
disposiciones que modifican la regulación antes aplicable respecto a la caducidad de los derechos
derivados de pólizas de seguros, así su artículo 55 expresamente establece que “Si dentro de los doce
(12) meses siguientes a la fecha de rechazo de cualquier reclamación, el tomador, el asegurado o el
beneficiario del seguro no hubiere demandado judicialmente a la empresa de seguros, acordado con
ésta someterse a un arbitraje o solicitado el sometimiento ante la autoridad competente, caducarán
todos los derechos derivados de la póliza con respecto al reclamo formulado que haya sido rechazado”.
Con lo cual sería posible, en principio, la estipulación por vía contractual de un lapso de caducidad como
el indicado en la disposición legal citada.

Asimismo, este órgano jurisdiccional debe aclarar, que aun cuando la cláusula 8 de la póliza de
seguros N° 32-33-93-14-00977, tuviera plena validez y, se encontrara consumada la caducidad en ella
contemplada, la multa impuesta por la Superintendencia de Seguros y confirmada por la Resolución
Ministerial recurrida, se fundamenta en el incumplimiento de deberes establecidos en cabeza de la
compañía aseguradora por la Ley que rige su actividad, concretamente por el artículo 175 de la Ley de
Empresas de Seguros y Reaseguros, cuya exigencia no necesariamente se encuentra supeditada a la
subsistencia de los derechos y obligaciones que en virtud del contrato de seguros se hayan estipulado a
favor o a cargo de las partes.

En tal sentido, aunque los derechos establecidos en beneficio de un asegurado en una póliza
hayan caducado, la compañía aseguradora siempre tendrá la obligación ante un reclamo de aquél de
responder motivadamente su solicitud, pues las normas contenidas en ese sentido en la mencionada Ley,
regulan la actividad de las compañías de seguros con independencia de las situaciones particulares que
en virtud de cada contrato de seguros puedan existir, procurando no sólo la eficiencia de las empresas
que integran el sector asegurador sino también el resguardo de los derechos que consagra la ley a favor
de los asegurados. http://www.tsj.gov.ve/decisiones/spa/Junio/03683-020605-2003-1217-1.htm

FIANZAS

CADUCIDAD CONTRACTUAL
 No consta en autos que la demandate haya citado a su representante legal dentro
del año fijado en el contrato de fianza, a fin de que no caducara el derecho a
accionar en contra de la demandada (artículo 3 de las condiciones generales),
omisión ésta que impide se tenga como cumplida la condición y nazca el derecho a
exigir el pago de lo adeudado
 La doctrina de esta Sala permite al juez suplir la caducidad legal e incluso la
contractual si afecta el orden público
el Juzgado Superior Octavo en lo Civil y Mercantil Bancario con Competencia Nacional y Sede
en la Ciudad de Caracas, dictó sentencia en fecha 8 de octubre de 2003, señalo (……)

(…..)

“Lo anterior significa que S.A. RIVACO MONTAJES INDUSTRIALES debía recibir de
la parte actora en este proceso, un anticipo de dinero para iniciar la referida obra, y, para
garantizar el pago o la devolución de este anticipo, en caso de incumplimiento por parte
del afianzado, se constituyó la fianza ya referida en la cual el fiador es SEGUROS
BANVALOR, C.A. frente al BANCO INDUSTRIAL DE VENEZUELA. La empresa
cedente del crédito que a su favor tenía con PEQUIVEN no cumplió con la obra
contratada y PEQUIVEN se lo participa al BANCO INDUSTRIAL DE VENEZUELA,
C.A., y este no pone en conocimiento oportuno de ello a SEGUROS BANVALOR, C.A.
lo cual debió hacer en el plazo de quince días, según los autos, por lo cual no se cumplió
con la condición establecida en el contrato de fianza, que al concatenar los artículos 2 y 3
de las ‘Condiciones Generales’, indican que ha caducado la oportunidad de exigir el pago
al fiador, siendo que además la parte actora no probó en autos haberle dado el anticipo a
la prestataria y cedente del crédito de PEQUIVEN. Esta falta de notificación oportuna a la
fiadora y la omisión de demandar a S.A. RIVACO MONTAJES INDUSTRIALES dentro
del plazo de un año a partir de la liquidación del préstamo documentado en pagaré,
impide a la demandante actuar como lo hizo...
Dicho lo anterior este Juzgador considera que con todos los elementos analizados en esta
sentencia, debe privar como principio de mayor jerarquía el referido a la válida
constitución de la relación jurídica procesal, porque de allí nace el proceso, lo cual va
unido necesariamente a la caducidad establecida en el artículo 3 de las ya comentadas
‘Condiciones Generales’ del contrato de fianza, y al no tener cualidad activa o pasiva para
intentar y sostener el juicio, una o ambas partes, no tiene sentido el proceso en curso, todo
lo cual deviene de la omisión en la observancia de las estipulaciones concluidas en el
contrato de fianza, siendo que nadie puede alegar su propia torpeza...
La parte actora no cumplió con la carga probatoria que le correspondía, tal como lo tiene
establecido el artículo 506 del Código de Procedimiento Civil; el referido contrato de
fianza establece textualmente que: ‘...La presente fianza comenzará a regir a partir de la
fecha en que ‘EL AFIANZADO’ reciba el aludido anticipo...
Así las cosas, es de observar que de autos no consta que el BANCO INDUSTRIAL DE
VENEZUELA, C.A. haya demandado a S.A. RIVACO MONTAJES INDUSTRIALES y
haya citado a su representante legal dentro del año fijado en el contrato de fianza, a fin de
que no caducara el derecho a accionar en contra de la demandada (artículo 3 de las
condiciones generales), omisión ésta que impide se tenga como cumplida la condición y
nazca el derecho a exigir el pago de lo adeudado...”.

Ahora bien, el artículo 113 de la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros establece que las
fianzas que sean otorgadas por las empresas de seguros, deben cumplir una serie de requisitos, entre ellos
el establecido en el literal C), conforme al cual la caducidad contra la empresa aseguradora no podrá ser
mayor de un (1) año desde que el acreedor principal tenga conocimiento del hecho que dio origen a la
reclamación.

Así las cosas, estima la Sala que el Juzgador ad-quem no incurrió en las alegadas
infracciones de ley, por cuanto la caducidad declarada en la recurrida, lo fue con base al artículo 3 de las
Condiciones Generales de la Fianza, que en todo caso, resulta compatible con el contenido del literal C
del artículo 113 de la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros, anteriormente parafraseado.

Asimismo, la doctrina de esta Sala permite al juez suplir la caducidad legal e incluso la
contractual si afecta el orden público, razón por la cual, la interpretación realizada por la recurrida, lo fue
en total apego a la legislación vigente sobre la materia, de allí que la infracción denunciada por falsa
aplicación del artículo 346 ordinal 10º del Código de Procedimiento Civil y falta de aplicación del literal
C del artículo 113 de la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros, resulten improcedentes en el presente
caso. Y así se decide.

Por último, cabe señalar que, en cuanto a la denuncia del artículo 320 del Código Procesal
Civil, que esta Sala desecha su delación, por cuanto la denuncia anteriormente analizada, no se enmarcó
en ninguno de los casos de falsa suposición previstos en dicha norma. Y así se decide.
http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scc/octubre/rc-00666-191005-031202.htm
LA CADUCIDAD CONTRACTUAL.

 Sólo la caducidad legal puede hacerse valer como cuestión previa, conforme al artículo 346 ordinal
10 del Código de Procedimiento Civil, lo cual significa que la caducidad contractual sólo es
oponible como defensa de fondo, es decir, en la oportunidad de dar contestación a la demanda
 Todo lo dicho se aplica a las cláusulas que establecen plazos de caducidad, las cuales,... Son
válidas, en virtud de lo dispuesto en los artículos 1133, 1159 y 6 del Código Civil, y en el artículo 66
de la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros...
 Del concepto aceptado de caducidad como ‘causa extintiva del derecho subjetivo o del derecho
potestativo, por no sobrevenir su hecho impeditivo, durante el plazo prefijado por la ley o por la
convención’; se desprende que ésta puede ser legal o convencional y que por lo tanto es válida la
estipulación en la cual se establezca un lapso para el ejercicio de un derecho, so pena de su
pérdida, si no es ejercida la acción dentro del plazo estipulado por las partes... Caducidad
Contractual... Este tipo de caducidades se implementan en las llamadas ‘Condiciones Generales de
Póliza’, las cuales tienen las características de Contrato tipo o de adhesión y son formuladas, al
decir de Donati,... Como normas adoptadas por las partes para regular la relación asegurador
 La Sala acoge los criterios doctrinales precedentemente citados y establece que sí es posible pactar
la caducidad mediante contrato, siempre y cuando lo determinado en él no sea contrario al orden
público y a las buenas costumbres, de conformidad con lo previsto en el artículo 6 del Código
Civil, que textualmente expresa
 La estipulación contractual relativa a la caducidad adquiere validez mediante la aprobación de la
póliza por parte de un organismo del Estado como lo es la Superintendencia de Seguros, conforme
a lo dispuesto en la hoy derogada Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros publicada en Gaceta
Oficial Nº 4.865 Extraordinario de fecha 8 de marzo de 1995

La Sala observa:
 
El formalizante plantea que el juez de alzada interpretó erróneamente el artículo 346 ordinal 10
del Código de Procedimiento Civil, porque declaró que la caducidad contractual no está prevista en la
ley, confundiendo la caducidad legal con la contractual.
 
Al respecto, nuestra más autorizada doctrina expresa:
 
 
“... Si la norma está constituida por un supuesto de hecho y una consecuencia jurídica, es fácil
entender que el error de interpretación en cuanto al contenido de la norma puede referirse tanto al
supuesto como a su consecuencia... omissis...
El error en la consecuencia jurídica conducirá a que si bien la norma aplicada es la destinada a
regir la cuestión resuelta, aquella ha sido mal interpretada; en tanto que el error en el supuesto de
hecho producirá como consecuencia que se aplique una norma inadecuada, o se deje de aplicar la
regla destinada a regir la cuestión debatida.
No se debe confundir la aplicación de una norma inadecuada como resultado de un error de
interpretación, con la falsa aplicación de una norma vigente. Esta distinción tiene gran importancia
para determinar los límites de la casación. Apreciar los hechos es darles un valor jurídico, el cual
resulta de la labor de comparación entre los hechos y el supuesto legal, y es aplicable la limitación del
artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, que impide a la Sala conocer de la apreciación de los
hechos, salvo que se denuncie infracción de una regla de valoración de la prueba, cualquiera que sea el
alcance que se le otorgue a esta norma, tanto al examen de la negativa de aplicación, por error en la
relación entre los hechos y la norma, como a su indebida aplicación, si ésta tiene como origen el
establecimiento de una falsa relación entre el hecho y el supuesto de hecho abstracto, tal como lo
establece la norma, en tanto que los errores de interpretación, aun en los conceptos no determinados
por la ley, siempre podrán ser resueltos por la Sala de Casación Civil...”. ABREU BURELLI, Alirio y
MEJÍA ARNAL, Luis Aquiles. “La Casación Civil”. Editorial Jurídica Alva, páginas. 361 y 362.
(Resaltado de la Sala).
 
 
La sentencia recurrida expresó lo siguiente:
 
“Caducidad:
La parte demandada en la oportunidad que contestó la demanda, opuso como punto previo ser
(sic) resuelto al fondo, la caducidad de la póliza de Previsión Familiar N° 042-0000019 de fecha 5 de
noviembre de 1993, prevista en el artículo Décimo Primero de ese documento, que determina que “todas
las acciones derivadas de esta póliza caducan al transcurrir seis meses contados a partir de la fecha de
rechazo de cualquier reclamación...”, y alega que ante un reclamo de reintegro de prima, la aseguradora
rechazo el pedimento en fecha 7 de septiembre de 1994 y a partir de esa oportunidad se contará el lapso
de caducidad para accionar, señalando que la demanda fue introducida el 16 de noviembre de 1995,
cuando había transcurrido mas del lapso de seis (6) meses fijado por la citada norma contractual.
Sobre este asunto nada dice la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros, y ha sido criterio
jurisprudencial que “solo a través de una ley formal se puede establecer el lapso de caducidad de
una acción judicial”. Así lo entendió el legislador al precisarlo en el ordinal 10 del artículo 346 del
Código de Procedimiento Civil, al establecer como cuestión previa “La caducidad de la acción
establecida en la Ley...”, concluyendo el sentenciador de la sala (sic) Político Administrativa de la
Corte Suprema de Justicia. En consecuencia, “no existe una base legal que sustente la inclusión
especial de (sic) una póliza de seguro de un lapso de caducidad especial y distinta al establecido en
el artículo 1.977 del Código Civil, para las acciones personales...”; esta opinión la asume y aplica
este Sentenciador, lo cual aunado a lo expresado anteriormente sobre el comentario del lapso de cinco
(5) años para solicitar la nulidad de una convención, determinada en el artículo 1.246 del Código Civil,
nos lleva a concluir sobre este asunto que la cláusula o artículo Décimo Primero escrita en la póliza
citada, no es aplicable en el presente caso, por lo que acudiendo a la legislación ordinaria, para este caso,
el Código Civil, artículo 1.977 que establece la prescripción de las acciones personales a los diez (10)
años, siendo improcedente la cuestión que con carácter previo al fondo interpusiera la parte querellada, y
así se declara”. (Resaltado de la Sala)
 
De la anterior transcripción se desprende que la recurrida, apoyándose en la jurisprudencia
citada en su texto, consideró que, de acuerdo con el artículo 346 ordinal 10 del Código de Procedimiento
Civil, sólo a través de una ley formal se puede establecer el lapso de caducidad de una acción judicial y
por esa razón no es posible establecer la caducidad contractual o convencional.
El artículo 346 ordinal 10 del Código de Procedimiento Civil establece lo siguiente:
 
“Dentro del lapso fijado para la contestación de la demanda, podrá el demandado en vez de
contestarla promover las siguientes cuestiones previas:
(...)
10. La caducidad de la acción establecida en la Ley”.
 
En relación con el citado artículo, Pedro Alid Zoppi expresa:
 
“... 5. Se precisa muy bien que ahora la caducidad, que puede hacer valer como cuestión
previa, es la prevista expresamente por la ley, pero no la llamada ‘caducidad contractual’, pues se
agregó la frase ‘establecida en la ley’, de modo que la contractual es ahora una defensa de fondo .
Nuestra jurisprudencia había admitido la posibilidad de una caducidad contractual, pero siempre alegable
como excepción y nunca posteriormente.
6. Ahora está claro que la caducidad –aun legal- tiene que hacerse exclusivamente como
cuestión previa o al contestar, de modo que no se admitirá lo que se invoque posteriormente (argumentos
de los artículos 347, 348 y 361)”. (Alid Zoppi, Pedro. Cuestiones Previas y Otros Temas de Derecho
Procesal. Valencia, Vadell Hermanos Editores, 3° Reimpresión, 1993, p. 19). (Resaltado de la Sala)
 
Roman J. Duque Corredor, por su parte, expresa el siguiente criterio en relación con el punto:
 
“En este punto cabe que nos preguntemos si puede oponerse la cuestión previa cuando la
caducidad es contractual y no legal. La caducidad contractual no puede ser objeto de cuestión
previa. En mi criterio, sólo cabe promover la caducidad contractual como una defensa perentoria,
de acuerdo a lo previsto en el artículo 361. En efecto, sería otra defensa más en contra del mérito
principal del asunto, que evitaría la discusión acerca de la procedencia o no de la cuestión previa”.
(Duque Corredor, Roman J. Apuntaciones sobre el Procedimiento Civil Ordinario. Caracas, Ediciones
Fundación Projusticia, Colección Manuales de Derecho, 2° Edición, 2000, p. 215). (Negritas de la Sala)
 
Asimismo, Manuel Acedo Mendoza y Carlos Eduardo Acedo Sucre, sostienen:
 
“... Cuando el numeral 10 del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil establece que una
de las cuestiones previas que se puede invocar es la caducidad de la acción establecida en la ley, ello
simplemente significa que la caducidad legal puede oponerse como cuestión previa, y que la
caducidad contractual no puede oponerse como cuestión previa, sino como defensa de fondo. Esta
limitación es lógica, pues el estudio de si operó o no la caducidad contractual, requiere un análisis
del contrato, que se puede confundir con las demás defensas de fondo; por lo que el legislador
consideró que debía oponerse junto con éstas”. (Acedo Mendoza, Manuel y Acedo Sucre, Carlos
Eduardo. Temas Sobre Derecho de Seguros. Caracas, Editorial Jurídica Venezolana, Colección Estudios
Jurídicos N° 68, 1998, pp. 206 y 207). (Negritas de la Sala)
 
Por último, el autor Pedro Rondón Haaz opina lo siguiente sobre el particular:
 
“... Para finalizar, unas brevísimas reflexiones de orden procesal sobre la caducidad. Tanto en el
Código de Procedimiento Civil derogado como en el vigente, el Código de Procedimiento Civil de 1987,
la caducidad aparece ubicada dentro de las ahora llamadas cuestiones previas. En el Código de
Procedimiento Civil vigente a partir de 1916 se le situó dentro de las llamadas, y recordadas,
excepciones de inadmisibilidad, tal como puede apreciarse en el artículo 257, ordinal cuarto, de dicho
Código. Ahora en el Código de Procedimiento Civil aprobado y vigente desde 1987, al desaparecer las
excepciones dilatorias y de inadmisibilidad, la caducidad tiene ubicación dentro de las cuestiones previas
establecidas en el artículo 346, ordinal 9 (sic), de la ley procesal última citada, pero con una diferencia,
extremadamente importante, respecto del Código derogado, pues, mientras éste se refería a la caducidad
de la acción, sin atender a la fuente de dicha caducidad, el Código de Procedimiento Civil que nos rige
incluye como cuestión previa, “la caducidad de la acción consagrada en la ley”; ello, a nuestro modo de
pensar y entender, significa no sólo que la caducidad afincada en fuente extralegal, como lo es el
contrato, no puede ser alegada como cuestión previa con perspectivas de éxito en estrados, sino,
igualmente, que la caducidad afincada en el contrato, tal como ocurre en Venezuela... es una
defensa de fondo, que sólo puede ser opuesta en la oportunidad de la contestación de la demanda,
entendido este acto del proceso de la novísima manera que ahora establece el vigente Código de
Procedimiento Civil, en sus artículos 346 y 358”. (Pedro Rondón Haaz. El Procedimiento de Reclamo
ante los Aseguradores. Derecho y Seguros. XIII Jornadas J.M Domínguez Escovar en homenaje al XXV
Aniversario de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado, Barquisimeto, 3 al 6 de enero.
Caracas, Segunda Edición, Instituto de Estudios Jurídicos del Estado Lara, 1988, p. 168). (Resaltado de
la Sala)
La Sala comparte los anteriores criterios doctrinales y al efecto considera que sólo la caducidad
legal puede hacerse valer como cuestión previa, conforme al artículo 346 ordinal 10 del Código de
Procedimiento Civil, lo cual significa que la caducidad contractual sólo es oponible como defensa de
fondo, es decir, en la oportunidad de dar contestación a la demanda. Así se establece.
Por otra parte, en resguardo de la unidad de la jurisprudencia, y como quiera que el contrato de
seguro participa de la naturaleza de los contratos de adhesión en los cuales el asegurado no tiene
oportunidad alguna de sugerir y menos de imponer estipulaciones a su favor y debe someterse a lo
establecido por el asegurador, la Sala considera fundamental, antes de emitir su criterio con relación a
este caso concreto, reiterar que, en materia de contratos de adhesión es necesario establecer una justa
medida, a fin de mantener el debido equilibrio entre las partes.
 
De allí que esta Sala considera pertinente reiterar el criterio sentado en fallo de fecha 11 de
abril de 1996, en el juicio seguido por Manufacturas H.B. S.R.L., contra Seguros la Seguridad C.A., en
el cual se expresó lo siguiente:
 
“... Ahora bien, en esas expresiones de la recurrida, no encuentra la Sala que se haya
tergiversado en modo alguno el contenido de la cláusula contractual en referencia, pues es correcta su
conclusión en cuanto a la interpretación restrictiva que debe privar al considerar la aplicación de las
sanciones de caducidad estipuladas en la póliza; y es también correcta su apreciación de no ser idénticos
los supuestos de caducidad semestral y anual contemplados en la cláusula, en relación con la mención de
la citación como momento en el cual deba entenderse iniciada la acción, ya que, de una parte, ésta
condición es en sí misma contradictoria, o al menos equívoca en sus términos; y de la otra, a los efectos
del supuesto de la caducidad semestral, sólo requiere el texto haber demandado, esto es, haber
introducido la demanda; expresión esta distinta a la de iniciar la acción, que se expone en el supuesto de
la caducidad anual, que es asimismo la utilizada al indicar la cláusula, en su parte final, que la acción se
entenderá iniciada al practicarse legalmente la citación.
Pero, además, a juicio de la Sala, esa condición deberá considerarse inaplicable en
cualquiera de los supuestos, porque no es compatible con el equilibrio contractual, acogerse una de
las partes a la figura de la caducidad, con las ventajas que ello le supone, y a la vez desnaturalizarla
equívocamente con atributos de la prescripción, a lo cual equivale exigir que se practique la citación para
sólo así entender iniciada la acción y descartada con ello la caducidad. Y existiendo esa
incompatibilidad, no debe interpretarse en el sentido que indica el formalizante, la contradicción o
equivocidad que se ha mencionado existe en la terminología de la cláusula, con mayor razón si se
recuerda que en la póliza de seguro, en la práctica, el asegurado se encuentra forzado a adherirse
a las cláusulas preestablecidas por la aseguradora.
Se aparta en esto la Sala de lo establecido en sus fallos del 24 de mayo de 1984 y 5 de diciembre
de 1987, citados por el formalizante, por considerar que la interpretación aquí acogida es la cónsona con
los postulados de buena fe y equidad que deben informar las relaciones contractuales...”. (Resaltado de la
Sala).
 
 
Ahora bien, por el principio de la autonomía de la voluntad consagrado en el artículo 1.133 del
Código Civil, las partes pueden constituir, reglar, transmitir, modificar o extinguir entre ellas un vínculo
jurídico, siempre y cuando no contravengan el orden público y las buenas costumbres, lo cual incluye la
posibilidad de que las partes fijen un lapso de caducidad para incoar judicialmente las acciones derivadas
del contrato celebrado por ellas.
 
Al respecto, los autores Manuel Acedo Mendoza y Carlos Eduardo Acedo Sucre señalan lo
siguiente:
 
“Es frecuente que los contratos de seguro establezcan límites, restricciones, plazos,
caducidad... Tales cláusulas tienen la aprobación de la autoridad competente en la materia, como
consecuencia del control previo ejercido por la Superintendencia de Seguros, de conformidad con
el artículo 66 de la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros... Estas cláusulas sobre límites,
restricciones, plazos, caducidades, etc., son válidas. Las mismas se fundamentan en el principio de
autonomía de la voluntad, según el cual las partes de un contrato pueden válidamente obligarse en
los términos, condiciones y modalidades que ellas mismas convengan, siempre que no
contravengan el orden público (artículo 6 del Código Civil). Su base legal está principalmente en el
artículo 1133 del Código Civil, según el cual un contrato puede “constituir, reglar transmitir,
modificar o extinguir... un vínculo jurídico”; y en el artículo 1159 del mismo código, que dice que
“los contratos tienen fuerza de ley entre las partes”.
Se puede decir, entonces, que una de las atribuciones de la Superintendencia de Seguros, al
momento de aprobar cada modelo de póliza, de conformidad con el artículo 66 de la Ley de Empresas de
Seguros y Reaseguros, es, justamente, velar porque no existan cláusulas violatorias del orden público y
las buenas costumbres.
Todo lo dicho se aplica a las cláusulas que establecen plazos de caducidad, las cuales,... son
válidas, en virtud de lo dispuesto en los artículos 1133, 1159 y 6 del Código Civil, y en el artículo 66
de la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros... Es más, esta última ley reconoce valor a este tipo
de cláusulas, cuando dice, en su artículo 115, literal c, que las fianzas otorgadas por empresas de
seguros establecerán “la caducidad de las acciones contra la empresa aseguradora al vencimiento
en (rectius: de) un plazo”. (Ob Cit, p. 205) (Negritas de la Sala)
 
Asimismo, otro sector de la doctrina sostiene lo siguiente:
 
“... Esta cláusula contiene un plazo de caducidad, entendida ésta, como el ejercicio de un
derecho o el incumplimiento de una conducta, que conduce a la extinción o pérdida del derecho o
potestad jurídica, en este caso, es la pérdida del ejercicio del derecho a la indemnización por no haber
introducido la demanda en el plazo estipulado por el contrato. Del concepto aceptado de caducidad como
‘causa extintiva del derecho subjetivo o del derecho potestativo, por no sobrevenir su hecho impeditivo,
durante el plazo prefijado por la ley o por la convención’; se desprende que ésta puede ser legal o
convencional y que por lo tanto es válida la estipulación en la cual se establezca un lapso para el
ejercicio de un derecho, so pena de su pérdida, si no es ejercida la acción dentro del plazo
estipulado por las partes... caducidad Contractual... Este tipo de caducidades se implementan en
las llamadas ‘Condiciones Generales de Póliza’, las cuales tienen las características de Contrato
tipo o de adhesión y son formuladas, al decir de Donati,... como normas adoptadas por las partes
para regular la relación aseguradora, pero por tener el carácter arriba atribuido, algunas de ellas
también sirven para prevenir o limitar a favor del empresario, el riesgo vinculado al negocio y a esta
finalidad conducen las cláusulas denominadas de ‘exoneración de responsabilidad’, pero también tienen
la misma finalidad y en perjuicio del cliente, las cláusulas de caducidad y los plazos de exclusión”
(González H., Horacio; Zorrilla F., Areliz; Mujica, Zoila; y Pérez de Corredor Thamara. La Póliza
(Cláusula de Ilicitud). Temas de Derecho Mercantil, Homenaje a la memoria del Dr. Hugo Mármol
Marquís. Barquisimeto, Instituto de Estudios Jurídicos del Estado Lara, Unidad Académica del Colegio
de Abogados del Estado Lara, Anales de Postgrado, Volumen I, 1989, pp. 133, 135 y 136). (Negritas de
la Sala)
 
La Sala acoge los criterios doctrinales precedentemente citados y establece que sí es posible
pactar la caducidad mediante contrato, siempre y cuando lo determinado en él no sea contrario al orden
público y a las buenas costumbres, de conformidad con lo previsto en el artículo 6 del Código Civil, que
textualmente expresa:
 
“No pueden renunciarse ni relajarse por convenios particulares las leyes en cuya observancia
están interesados el orden público o las buenas costumbres”
 
En el caso concreto de las pólizas de seguro, la estipulación contractual relativa a la caducidad
adquiere validez mediante la aprobación de la póliza por parte de un organismo del Estado como lo es la
Superintendencia de Seguros, conforme a lo dispuesto en la hoy derogada Ley de Empresas de Seguros y
Reaseguros publicada en Gaceta Oficial Nº 4.865 Extraordinario de fecha 8 de marzo de 1995, cuyo
artículo 66 dispone:
 
“... Las pólizas, anexos, recibos, solicitudes y demás documentos complementarios relacionados
con aquellos y las tarifas y arancel de comisiones que usen las empresas de seguros en sus operaciones,
deberán ser previamente aprobados por la Superintendencia de Seguros...” (Resaltado de la Sala)
 
Habida cuenta de lo expresado, y dado que la existencia de la “Póliza de Previsión Familiar
Colectiva Nº 042-0000019”, ni ha sido objetada por las partes, ni cuestionada su validez por
incumplimiento de la obligación de “... ser previamente aprobada por la Superintendencia de Seguros...”,
la Sala debe dar por aceptada la existencia de la aprobación de la Póliza por parte de la Superintendencia
de Seguros y, por vía de consecuencia, la validez de la cláusula contractual de caducidad. Así se
establece.
 
Por consiguiente, el Juez Superior infringió por errónea interpretación el artículo 346 ordinal 10
del Código de Procedimiento Civil, cuando estableció que por imperativo de dicha norma “... sólo a
través de una ley formal se puede establecer el lapso de caducidad de una acción judicial...”, pues
aplicó dicha norma a un supuesto de hecho no contemplado en dicho artículo. Así se decide.

Por las razones expresadas, se declara procedente la denuncia de infracción del artículo 346
ordinal 10 del Código de Procedimiento Civil
http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scc/Junio/RC-00512-010604-01300.htm

CADUCIDAD CONTRACTUAL.

 CONDICIÓN DE ENTENDER INICIADA LA ACCIÓN CON LA CITACIÓN. A


JUICIO DE LA SALA, ESA CONDICIÓN DEBERÁ CONSIDERARSE INAPLICABLE EN
CUALQUIERA DE LOS SUPUESTOS, PORQUE NO ES COMPATIBLE CON EL
EQUILIBRIO CONTRACTUAL, ACOGERSE UNA DE LAS PARTES A LA FIGURA DE LA
CADUCIDAD, CON LAS VENTAJAS QUE ELLO LE SUPONE, Y A LA VEZ
DESNATURALIZARLA, EQUÍVOCAMENTE CON ATRIBUTOS DE LA PRESCRIPCIÓN, A
LO CUAL EQUIVALE EXIGIR QUE SE PRACTIQUE LA CITACIÓN PARA SÓLO ASÍ
ENTENDER INICIADA LA ACCIÓN Y DESCARTADA CON ELLO LA CADUCIDAD.

 QUE HA SIDO ACEPTADA DESDE VIEJA DATA LA VALIDEZ, VIGENCIA Y


EFICIENCIA DE LAS CLÁUSULAS DE CADUCIDAD CONTENIDAS EN LOS CONTRATOS
DE SEGUROS, LAS CUALES DEBEN SER INTERPRETADAS RESTRICTIVAMENTE DADO
EL CARÁCTER SANCIONATORIO QUE LAS MISMAS CONLLEVAN.

 LA CLÁUSULA DE CADUCIDAD SEMESTRAL CONTENIDA EN LOS


CONTRATOS DE SEGUROS, LE HA SIDO RECONOCIDA SU VALIDEZ, VIGENCIA Y
EFICIENCIA, POR SER “...CÓNSONA CON LOS POSTULADOS DE BUENA FE Y EQUIDAD
QUE DEBEN INFORMAR LAS RELACIONES CONTRACTUALES...”, POR LO QUE LEJOS
DE RESTRINGIR LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL DE ACCESO A LA JURISDICCIÓN,
QUE ES DE ORDEN PÚBLICO, SÓLO LIMITA EL DERECHO SUBJETIVO QUE TIENE EL
ASEGURADO FRENTE AL ASEGURADOR, EL CUAL ES DE ÍNDOLE PRIVADO Y
PERFECTAMENTE DISPONIBLE POR VÍA CONTRACTUAL

 EL AD QUEM APLICÓ FALSAMENTE EL PRINCIPIO CONTENIDO EN EL


ARTÍCULO 6 EIUSDEM, EN EL CUAL SE BASÓ PARA DECLARAR DE OFICIO LA
NULIDAD DE LA CLÁUSULA 19 DE LAS CONDICIONES GENERALES DE LA PÓLIZA,
CONTENTIVA DE LA CADUCIDAD SEMESTRAL PACTADA EN EL CONTRATO DE
SEGUROS,
Para decidir, la Sala observa:
En la presente denuncia los formalizantes imputan a la recurrida la falsa aplicación
del artículo 6° del Código Civil, porque –según su dicho- fue el que le sirvió de
fundamento para declarar de oficio la nulidad de la cláusula de caducidad semestral
contenida en el contrato de seguro, por considerar el ad quem, que esa cláusula
limitaba, restringía o condicionaba el ejercicio de la acción.
En relación a la caducidad prevista en las cláusulas de los contratos de
seguros, la Sala de Casación Civil de la extinta Corte Suprema de Justicia, en sentencia
N° 68 del 11 de abril de 1986, juicio Manufacturas H.B. S.R.L. contra Seguros La Seguridad
C.A., expediente N° 94-072, dijo lo siguiente:
“...La interlocutoria recurrida, citada por el formalizante, establece, al tratar el punto
que éste debate, lo siguiente:
“...Esa cláusula dice: Si durante los seis (6) meses siguientes a la fecha de
rechazo de cualquier reclamación, el asegurado no hubiere demandado judicialmente a la
compañía o convenida con ésta el arbitraje previsto en la cláusula anterior caducarán
todos los derechos derivados de esta póliza . Los derechos que confiere esta póliza,
caducarán definitivamente, si dentro de los doce (12) meses siguientes a la ocurrencia de
un siniestro, el asegurado no hubiese iniciado la correspondiente acción judicial contra la
compañía o el arbitraje previsto en la cláusula anterior. Se entenderá iniciada la acción, una
vez que sea practicada legalmente la citación de la compañía para el acto de contestación de la
demanda. Esta alzada, se atiene, por el artículo 12 del Código de Procedimiento Civil, al propósito y
a la intención de las partes del contrato de seguro aludido, teniendo en mira las exigencias
de la Ley, de la verdad y de la buena fe; y concluye que, de acuerdo con el texto
entrecomillado, ese propósito e intención fue la de limitar lo de qué se entiende por ‘iniciada
la acción’, al supuesto de caducidad anual, única en que se trata lo de si el asegurado ‘no hubiere
iniciado la correspondiente acción judicial...’, ya que, la caducidad es una sanción que, como toda
otra, debe ser interpretada restrictivamente; y si las partes hubieran querido abrazar la caducidad
semestral con ese supuesto, el texto final de la citada condición general 9 de esa póliza,
sería otro. Por tanto, es forzosa la confirmatoria de la decisión apelada que desechó la cuestión
previa de la caducidad, porque la reclamación de la asegurada fue rechazada por la
aseguradora, el 31 de diciembre de 1986, y la demanda de aquella contra ésta fue presentada y
admitida por el a quo el 25 de junio de 1987, siendo obvio que no se cumplió el plazo de
6 meses para la caducidad alegada por la parte demandada”.
Ahora bien, en esas expresiones de la recurrida, no encuentra la Sala que se
haya tergiversado en modo alguno el contenido de la cláusula contractual en
referencia, pues es correcta su conclusión en cuanto a la interpretación restrictiva que debe
privar al considerar la aplicación de las sanciones de caducidad estipuladas en la póliza; y
es también correcta su apreciación de no ser idénticos los supuestos de caducidad
semestral y anual contemplados en la cláusula, en relación con la mención de la citación como
momento en el cual deba entenderse iniciada la acción, ya que, de una parte, esta
condición es en sí misma contradictoria, o al menos equívoca en sus términos; y de la otra, a
los efectos del supuesto de la caducidad semestral, sólo requiere el texto haber
demandado, esto es, haber introducido la demanda; expresión ésta distinta a la de
iniciar la acción, que se expone en el supuesto de la caducidad anual, que es asimismo la
utilizada para indicar la cláusula, en su parte final, que la acción se entenderá iniciada al
practicarse legalmente la citación.
Pero, además, a juicio de la Sala, esa condición deberá considerarse
inaplicable en cualquiera de los supuestos, porque no es compatible con el equilibrio
contractual, acogerse una de las partes a la figura de la caducidad, con las ventajas que ello
le supone, y a la vez desnaturalizarla, equívocamente con atributos de la prescripción, a lo
cual equivale exigir que se practique la citación para sólo así entender iniciada la
acción y descartada con ello la caducidad. Y existiendo esa incompatibilidad, no debe
interpretarse en el sentido que indica el formalizante, la contradicción o equivocidad
que se ha mencionado existe en la terminología de la cláusula, con mayor razón si se
recuerda que en la póliza de seguro, en la práctica, el asegurado se encuentra forzado
a adherirse a las cláusulas preestablecidas por la aseguradora.
Se aparta en esto la Sala de lo establecido en sus fallos del 24 de mayo de 1984
y 5 de diciembre de 1987, citados por el formalizante, por considerar que la interpretación
aquí acogida es la cónsona con los postulados de buena fe y equidad que deben
informar las relaciones contractuales ...”. (Negritas de la Sala).
 
De la doctrina precedentemente transcrita se desprende, que ha sido
aceptada desde vieja data la validez, vigencia y eficiencia de las cláusulas de caducidad
contenidas en los contratos de seguros, las cuales deben ser interpretadas restrictivamente
dado el carácter sancionatorio que las mismas conllevan.
En el caso bajo análisis, el ad quem, declaró la nulidad de la

cláusula de caducidad semestral contenida en el contrato de seguros, arguyendo

que no puede renunciarse ni limitarse por convenio entre las partes el ejercicio

de una acción, por lo que consideró que la misma era violatoria del orden

público, en aplicación del principio contenido en el artículo 6 del Código

Civil, que prevé que, “...No pueden renunciarse ni relajarse por convenios

particulares las leyes en cuya observancia están interesados el orden público

o las buenas costumbres” . Ahora bien, a la cláusula de caducidad semestral

contenida en los contratos de seguros, le ha sido reconocida su validez, vigencia y

eficiencia, por ser “...cónsona con los postulados de buena fe y equidad que

deben informar las relaciones contractuales...” , por lo que lejos de restringir la

garantía constitucional de acceso a la jurisdicción, que es de orden público, sólo limita

el derecho subjetivo que tiene el asegurado frente al asegurador, el cual es de

índole privado y perfectamente disponible por vía contractual, razón por la que,

ciertamente el ad quem aplicó falsamente el principio contenido en el artículo 6

eiusdem, en el cual se basó para declarar de oficio la nulidad de la cláusula 19

de las Condiciones Generales de la Póliza, contentiva de la caducidad semestral

pactada en el contrato de seguros, lo cual hace procedente la presente denuncia. En

consecuencia, deberá declararse con lugar el presente recurso, tal como se hará de

manera expresa, positiva y precisa en el dispositivo del presente fallo. Asi se decide

http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scc/diciembre/rc-00735-011203-02812.htm
)
CADUCIDAD CONTRACTUAL.

 CONDICIÓN DE ENTENDER INICIADA LA ACCIÓN CON LA CITACIÓN. A


JUICIO DE LA SALA, ESA CONDICIÓN DEBERÁ CONSIDERARSE INAPLICABLE EN
CUALQUIERA DE LOS SUPUESTOS, PORQUE NO ES COMPATIBLE CON EL
EQUILIBRIO CONTRACTUAL, ACOGERSE UNA DE LAS PARTES A LA FIGURA DE LA
CADUCIDAD, CON LAS VENTAJAS QUE ELLO LE SUPONE, Y A LA VEZ
DESNATURALIZARLA, EQUÍVOCAMENTE CON ATRIBUTOS DE LA PRESCRIPCIÓN, A
LO CUAL EQUIVALE EXIGIR QUE SE PRACTIQUE LA CITACIÓN PARA SÓLO ASÍ
ENTENDER INICIADA LA ACCIÓN Y DESCARTADA CON ELLO LA CADUCIDAD.

 QUE HA SIDO ACEPTADA DESDE VIEJA DATA LA VALIDEZ, VIGENCIA Y


EFICIENCIA DE LAS CLÁUSULAS DE CADUCIDAD CONTENIDAS EN LOS CONTRATOS
DE SEGUROS, LAS CUALES DEBEN SER INTERPRETADAS RESTRICTIVAMENTE DADO
EL CARÁCTER SANCIONATORIO QUE LAS MISMAS CONLLEVAN.

 LA CLÁUSULA DE CADUCIDAD SEMESTRAL CONTENIDA EN LOS


CONTRATOS DE SEGUROS, LE HA SIDO RECONOCIDA SU VALIDEZ, VIGENCIA Y
EFICIENCIA, POR SER “...CÓNSONA CON LOS POSTULADOS DE BUENA FE Y EQUIDAD
QUE DEBEN INFORMAR LAS RELACIONES CONTRACTUALES...”, POR LO QUE LEJOS
DE RESTRINGIR LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL DE ACCESO A LA JURISDICCIÓN,
QUE ES DE ORDEN PÚBLICO, SÓLO LIMITA EL DERECHO SUBJETIVO QUE TIENE EL
ASEGURADO FRENTE AL ASEGURADOR, EL CUAL ES DE ÍNDOLE PRIVADO Y
PERFECTAMENTE DISPONIBLE POR VÍA CONTRACTUAL

 EL AD QUEM APLICÓ FALSAMENTE EL PRINCIPIO CONTENIDO EN EL


ARTÍCULO 6 EIUSDEM, EN EL CUAL SE BASÓ PARA DECLARAR DE OFICIO LA
NULIDAD DE LA CLÁUSULA 19 DE LAS CONDICIONES GENERALES DE LA PÓLIZA,
CONTENTIVA DE LA CADUCIDAD SEMESTRAL PACTADA EN EL CONTRATO DE
SEGUROS,
Para decidir, la Sala observa:
En la presente denuncia los formalizantes imputan a la recurrida la falsa aplicación
del artículo 6° del Código Civil, porque –según su dicho- fue el que le sirvió de
fundamento para declarar de oficio la nulidad de la cláusula de caducidad semestral
contenida en el contrato de seguro, por considerar el ad quem, que esa cláusula
limitaba, restringía o condicionaba el ejercicio de la acción.
En relación a la caducidad prevista en las cláusulas de los contratos de
seguros, la Sala de Casación Civil de la extinta Corte Suprema de Justicia, en sentencia
N° 68 del 11 de abril de 1986, juicio Manufacturas H.B. S.R.L. contra Seguros La Seguridad
C.A., expediente N° 94-072, dijo lo siguiente:
“...La interlocutoria recurrida, citada por el formalizante, establece, al tratar el punto
que éste debate, lo siguiente:
“...Esa cláusula dice: Si durante los seis (6) meses siguientes a la fecha de
rechazo de cualquier reclamación, el asegurado no hubiere demandado judicialmente a la
compañía o convenida con ésta el arbitraje previsto en la cláusula anterior caducarán
todos los derechos derivados de esta póliza . Los derechos que confiere esta póliza,
caducarán definitivamente, si dentro de los doce (12) meses siguientes a la ocurrencia de
un siniestro, el asegurado no hubiese iniciado la correspondiente acción judicial contra la
compañía o el arbitraje previsto en la cláusula anterior. Se entenderá iniciada la acción, una
vez que sea practicada legalmente la citación de la compañía para el acto de contestación de la
demanda. Esta alzada, se atiene, por el artículo 12 del Código de Procedimiento Civil, al propósito y
a la intención de las partes del contrato de seguro aludido, teniendo en mira las exigencias
de la Ley, de la verdad y de la buena fe; y concluye que, de acuerdo con el texto
entrecomillado, ese propósito e intención fue la de limitar lo de qué se entiende por ‘iniciada
la acción’, al supuesto de caducidad anual, única en que se trata lo de si el asegurado ‘no hubiere
iniciado la correspondiente acción judicial...’, ya que, la caducidad es una sanción que, como toda
otra, debe ser interpretada restrictivamente; y si las partes hubieran querido abrazar la caducidad
semestral con ese supuesto, el texto final de la citada condición general 9 de esa póliza,
sería otro. Por tanto, es forzosa la confirmatoria de la decisión apelada que desechó la cuestión
previa de la caducidad, porque la reclamación de la asegurada fue rechazada por la
aseguradora, el 31 de diciembre de 1986, y la demanda de aquella contra ésta fue presentada y
admitida por el a quo el 25 de junio de 1987, siendo obvio que no se cumplió el plazo de
6 meses para la caducidad alegada por la parte demandada”.
Ahora bien, en esas expresiones de la recurrida, no encuentra la Sala que se
haya tergiversado en modo alguno el contenido de la cláusula contractual en
referencia, pues es correcta su conclusión en cuanto a la interpretación restrictiva que debe
privar al considerar la aplicación de las sanciones de caducidad estipuladas en la póliza; y
es también correcta su apreciación de no ser idénticos los supuestos de caducidad
semestral y anual contemplados en la cláusula, en relación con la mención de la citación como
momento en el cual deba entenderse iniciada la acción, ya que, de una parte, esta
condición es en sí misma contradictoria, o al menos equívoca en sus términos; y de la otra, a
los efectos del supuesto de la caducidad semestral, sólo requiere el texto haber
demandado, esto es, haber introducido la demanda; expresión ésta distinta a la de
iniciar la acción, que se expone en el supuesto de la caducidad anual, que es asimismo la
utilizada para indicar la cláusula, en su parte final, que la acción se entenderá iniciada al
practicarse legalmente la citación.
Pero, además, a juicio de la Sala, esa condición deberá considerarse
inaplicable en cualquiera de los supuestos, porque no es compatible con el equilibrio
contractual, acogerse una de las partes a la figura de la caducidad, con las ventajas que ello
le supone, y a la vez desnaturalizarla, equívocamente con atributos de la prescripción, a lo
cual equivale exigir que se practique la citación para sólo así entender iniciada la
acción y descartada con ello la caducidad. Y existiendo esa incompatibilidad, no debe
interpretarse en el sentido que indica el formalizante, la contradicción o equivocidad
que se ha mencionado existe en la terminología de la cláusula, con mayor razón si se
recuerda que en la póliza de seguro, en la práctica, el asegurado se encuentra forzado
a adherirse a las cláusulas preestablecidas por la aseguradora.
Se aparta en esto la Sala de lo establecido en sus fallos del 24 de mayo de 1984
y 5 de diciembre de 1987, citados por el formalizante, por considerar que la interpretación
aquí acogida es la cónsona con los postulados de buena fe y equidad que deben
informar las relaciones contractuales ...”. (Negritas de la Sala).
 
De la doctrina precedentemente transcrita se desprende, que ha sido
aceptada desde vieja data la validez, vigencia y eficiencia de las cláusulas de caducidad
contenidas en los contratos de seguros, las cuales deben ser interpretadas restrictivamente
dado el carácter sancionatorio que las mismas conllevan.
En el caso bajo análisis, el ad quem, declaró la nulidad de la cláusula de
caducidad semestral contenida en el contrato de seguros, arguyendo que no puede
renunciarse ni limitarse por convenio entre las partes el ejercicio de una acción, por lo
que consideró que la misma era violatoria del orden público, en aplicación del
principio contenido en el artículo 6 del Código Civil, que prevé que, “...No pueden
renunciarse ni relajarse por convenios particulares las leyes en cuya observancia
están interesados el orden público o las buenas costumbres” . Ahora bien, a la cláusula
de caducidad semestral contenida en los contratos de seguros, le ha sido reconocida su validez,
vigencia y eficiencia, por ser “...cónsona con los postulados de buena fe y equidad que
deben informar las relaciones contractuales...” , por lo que lejos de restringir la garantía
constitucional de acceso a la jurisdicción, que es de orden público, sólo limita el derecho
subjetivo que tiene el asegurado frente al asegurador, el cual es de índole privado y
perfectamente disponible por vía contractual, razón por la que, ciertamente el ad quem
aplicó falsamente el principio contenido en el artículo 6 eiusdem, en el cual se basó
para declarar de oficio la nulidad de la cláusula 19 de las Condiciones Generales de la
Póliza, contentiva de la caducidad semestral pactada en el contrato de seguros, lo cual
hace procedente la presente denuncia. En consecuencia, deberá declararse con lugar el
presente recurso, tal como se hará de manera expresa, positiva y precisa en el dispositivo del
presente fallo. Asi se decide http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scc/diciembre/rc-00735-
011203-02812.htm

LA CADUCIDAD CONTRACTUAL.

 Sólo la caducidad legal puede hacerse valer como cuestión previa, conforme al artículo 346 ordinal
10 del Código de Procedimiento Civil, lo cual significa que la caducidad contractual sólo es
oponible como defensa de fondo, es decir, en la oportunidad de dar contestación a la demanda
 Todo lo dicho se aplica a las cláusulas que establecen plazos de caducidad, las cuales,... Son
válidas, en virtud de lo dispuesto en los artículos 1133, 1159 y 6 del Código Civil, y en el artículo 66
de la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros...
 Del concepto aceptado de caducidad como ‘causa extintiva del derecho subjetivo o del derecho
potestativo, por no sobrevenir su hecho impeditivo, durante el plazo prefijado por la ley o por la
convención’; se desprende que ésta puede ser legal o convencional y que por lo tanto es válida la
estipulación en la cual se establezca un lapso para el ejercicio de un derecho, so pena de su
pérdida, si no es ejercida la acción dentro del plazo estipulado por las partes... Caducidad
Contractual... Este tipo de caducidades se implementan en las llamadas ‘Condiciones Generales de
Póliza’, las cuales tienen las características de Contrato tipo o de adhesión y son formuladas, al
decir de Donati,... Como normas adoptadas por las partes para regular la relación asegurador
 La Sala acoge los criterios doctrinales precedentemente citados y establece que sí es posible pactar
la caducidad mediante contrato, siempre y cuando lo determinado en él no sea contrario al orden
público y a las buenas costumbres, de conformidad con lo previsto en el artículo 6 del Código
Civil, que textualmente expresa
 La estipulación contractual relativa a la caducidad adquiere validez mediante la aprobación de la
póliza por parte de un organismo del Estado como lo es la Superintendencia de Seguros, conforme
a lo dispuesto en la hoy derogada Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros publicada en Gaceta
Oficial Nº 4.865 Extraordinario de fecha 8 de marzo de 1995

La Sala observa:
 
El formalizante plantea que el juez de alzada interpretó erróneamente el artículo 346 ordinal 10
del Código de Procedimiento Civil, porque declaró que la caducidad contractual no está prevista en la
ley, confundiendo la caducidad legal con la contractual.
 
Al respecto, nuestra más autorizada doctrina expresa:
 
 
“... Si la norma está constituida por un supuesto de hecho y una consecuencia jurídica, es fácil
entender que el error de interpretación en cuanto al contenido de la norma puede referirse tanto al
supuesto como a su consecuencia... omissis...
El error en la consecuencia jurídica conducirá a que si bien la norma aplicada es la destinada a
regir la cuestión resuelta, aquella ha sido mal interpretada; en tanto que el error en el supuesto de
hecho producirá como consecuencia que se aplique una norma inadecuada, o se deje de aplicar la
regla destinada a regir la cuestión debatida.
No se debe confundir la aplicación de una norma inadecuada como resultado de un error de
interpretación, con la falsa aplicación de una norma vigente. Esta distinción tiene gran importancia
para determinar los límites de la casación. Apreciar los hechos es darles un valor jurídico, el cual
resulta de la labor de comparación entre los hechos y el supuesto legal, y es aplicable la limitación del
artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, que impide a la Sala conocer de la apreciación de los
hechos, salvo que se denuncie infracción de una regla de valoración de la prueba, cualquiera que sea el
alcance que se le otorgue a esta norma, tanto al examen de la negativa de aplicación, por error en la
relación entre los hechos y la norma, como a su indebida aplicación, si ésta tiene como origen el
establecimiento de una falsa relación entre el hecho y el supuesto de hecho abstracto, tal como lo
establece la norma, en tanto que los errores de interpretación, aun en los conceptos no determinados
por la ley, siempre podrán ser resueltos por la Sala de Casación Civil...”. ABREU BURELLI, Alirio y
MEJÍA ARNAL, Luis Aquiles. “La Casación Civil”. Editorial Jurídica Alva, páginas. 361 y 362.
(Resaltado de la Sala).
 
 
La sentencia recurrida expresó lo siguiente:
 
“Caducidad:
La parte demandada en la oportunidad que contestó la demanda, opuso como punto previo ser
(sic) resuelto al fondo, la caducidad de la póliza de Previsión Familiar N° 042-0000019 de fecha 5 de
noviembre de 1993, prevista en el artículo Décimo Primero de ese documento, que determina que “todas
las acciones derivadas de esta póliza caducan al transcurrir seis meses contados a partir de la fecha de
rechazo de cualquier reclamación...”, y alega que ante un reclamo de reintegro de prima, la aseguradora
rechazo el pedimento en fecha 7 de septiembre de 1994 y a partir de esa oportunidad se contará el lapso
de caducidad para accionar, señalando que la demanda fue introducida el 16 de noviembre de 1995,
cuando había transcurrido mas del lapso de seis (6) meses fijado por la citada norma contractual.
Sobre este asunto nada dice la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros, y ha sido criterio
jurisprudencial que “solo a través de una ley formal se puede establecer el lapso de caducidad de
una acción judicial”. Así lo entendió el legislador al precisarlo en el ordinal 10 del artículo 346 del
Código de Procedimiento Civil, al establecer como cuestión previa “La caducidad de la acción
establecida en la Ley...”, concluyendo el sentenciador de la sala (sic) Político Administrativa de la
Corte Suprema de Justicia. En consecuencia, “no existe una base legal que sustente la inclusión
especial de (sic) una póliza de seguro de un lapso de caducidad especial y distinta al establecido en
el artículo 1.977 del Código Civil, para las acciones personales...”; esta opinión la asume y aplica
este Sentenciador, lo cual aunado a lo expresado anteriormente sobre el comentario del lapso de cinco
(5) años para solicitar la nulidad de una convención, determinada en el artículo 1.246 del Código Civil,
nos lleva a concluir sobre este asunto que la cláusula o artículo Décimo Primero escrita en la póliza
citada, no es aplicable en el presente caso, por lo que acudiendo a la legislación ordinaria, para este caso,
el Código Civil, artículo 1.977 que establece la prescripción de las acciones personales a los diez (10)
años, siendo improcedente la cuestión que con carácter previo al fondo interpusiera la parte querellada, y
así se declara”. (Resaltado de la Sala)
 
De la anterior transcripción se desprende que la recurrida, apoyándose en la jurisprudencia
citada en su texto, consideró que, de acuerdo con el artículo 346 ordinal 10 del Código de Procedimiento
Civil, sólo a través de una ley formal se puede establecer el lapso de caducidad de una acción judicial y
por esa razón no es posible establecer la caducidad contractual o convencional.
El artículo 346 ordinal 10 del Código de Procedimiento Civil establece lo siguiente:
 
“Dentro del lapso fijado para la contestación de la demanda, podrá el demandado en vez de
contestarla promover las siguientes cuestiones previas:
(...)
10. La caducidad de la acción establecida en la Ley”.
 
En relación con el citado artículo, Pedro Alid Zoppi expresa:
 
“... 5. Se precisa muy bien que ahora la caducidad, que puede hacer valer como cuestión
previa, es la prevista expresamente por la ley, pero no la llamada ‘caducidad contractual’, pues se
agregó la frase ‘establecida en la ley’, de modo que la contractual es ahora una defensa de fondo .
Nuestra jurisprudencia había admitido la posibilidad de una caducidad contractual, pero siempre alegable
como excepción y nunca posteriormente.
6. Ahora está claro que la caducidad –aun legal- tiene que hacerse exclusivamente como
cuestión previa o al contestar, de modo que no se admitirá lo que se invoque posteriormente (argumentos
de los artículos 347, 348 y 361)”. (Alid Zoppi, Pedro. Cuestiones Previas y Otros Temas de Derecho
Procesal. Valencia, Vadell Hermanos Editores, 3° Reimpresión, 1993, p. 19). (Resaltado de la Sala)
 
Roman J. Duque Corredor, por su parte, expresa el siguiente criterio en relación con el punto:
 
“En este punto cabe que nos preguntemos si puede oponerse la cuestión previa cuando la
caducidad es contractual y no legal. La caducidad contractual no puede ser objeto de cuestión
previa. En mi criterio, sólo cabe promover la caducidad contractual como una defensa perentoria,
de acuerdo a lo previsto en el artículo 361. En efecto, sería otra defensa más en contra del mérito
principal del asunto, que evitaría la discusión acerca de la procedencia o no de la cuestión previa”.
(Duque Corredor, Roman J. Apuntaciones sobre el Procedimiento Civil Ordinario. Caracas, Ediciones
Fundación Projusticia, Colección Manuales de Derecho, 2° Edición, 2000, p. 215). (Negritas de la Sala)
 
Asimismo, Manuel Acedo Mendoza y Carlos Eduardo Acedo Sucre, sostienen:
 
“... Cuando el numeral 10 del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil establece que una
de las cuestiones previas que se puede invocar es la caducidad de la acción establecida en la ley, ello
simplemente significa que la caducidad legal puede oponerse como cuestión previa, y que la
caducidad contractual no puede oponerse como cuestión previa, sino como defensa de fondo. Esta
limitación es lógica, pues el estudio de si operó o no la caducidad contractual, requiere un análisis
del contrato, que se puede confundir con las demás defensas de fondo; por lo que el legislador
consideró que debía oponerse junto con éstas”. (Acedo Mendoza, Manuel y Acedo Sucre, Carlos
Eduardo. Temas Sobre Derecho de Seguros. Caracas, Editorial Jurídica Venezolana, Colección Estudios
Jurídicos N° 68, 1998, pp. 206 y 207). (Negritas de la Sala)
 
Por último, el autor Pedro Rondón Haaz opina lo siguiente sobre el particular:
 
“... Para finalizar, unas brevísimas reflexiones de orden procesal sobre la caducidad. Tanto en el
Código de Procedimiento Civil derogado como en el vigente, el Código de Procedimiento Civil de 1987,
la caducidad aparece ubicada dentro de las ahora llamadas cuestiones previas. En el Código de
Procedimiento Civil vigente a partir de 1916 se le situó dentro de las llamadas, y recordadas,
excepciones de inadmisibilidad, tal como puede apreciarse en el artículo 257, ordinal cuarto, de dicho
Código. Ahora en el Código de Procedimiento Civil aprobado y vigente desde 1987, al desaparecer las
excepciones dilatorias y de inadmisibilidad, la caducidad tiene ubicación dentro de las cuestiones previas
establecidas en el artículo 346, ordinal 9 (sic), de la ley procesal última citada, pero con una diferencia,
extremadamente importante, respecto del Código derogado, pues, mientras éste se refería a la caducidad
de la acción, sin atender a la fuente de dicha caducidad, el Código de Procedimiento Civil que nos rige
incluye como cuestión previa, “la caducidad de la acción consagrada en la ley”; ello, a nuestro modo de
pensar y entender, significa no sólo que la caducidad afincada en fuente extralegal, como lo es el
contrato, no puede ser alegada como cuestión previa con perspectivas de éxito en estrados, sino,
igualmente, que la caducidad afincada en el contrato, tal como ocurre en Venezuela... es una
defensa de fondo, que sólo puede ser opuesta en la oportunidad de la contestación de la demanda,
entendido este acto del proceso de la novísima manera que ahora establece el vigente Código de
Procedimiento Civil, en sus artículos 346 y 358”. (Pedro Rondón Haaz. El Procedimiento de Reclamo
ante los Aseguradores. Derecho y Seguros. XIII Jornadas J.M Domínguez Escovar en homenaje al XXV
Aniversario de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado, Barquisimeto, 3 al 6 de enero.
Caracas, Segunda Edición, Instituto de Estudios Jurídicos del Estado Lara, 1988, p. 168). (Resaltado de
la Sala)
La Sala comparte los anteriores criterios doctrinales y al efecto considera que sólo la caducidad
legal puede hacerse valer como cuestión previa, conforme al artículo 346 ordinal 10 del Código de
Procedimiento Civil, lo cual significa que la caducidad contractual sólo es oponible como defensa de
fondo, es decir, en la oportunidad de dar contestación a la demanda. Así se establece.
Por otra parte, en resguardo de la unidad de la jurisprudencia, y como quiera que el contrato de
seguro participa de la naturaleza de los contratos de adhesión en los cuales el asegurado no tiene
oportunidad alguna de sugerir y menos de imponer estipulaciones a su favor y debe someterse a lo
establecido por el asegurador, la Sala considera fundamental, antes de emitir su criterio con relación a
este caso concreto, reiterar que, en materia de contratos de adhesión es necesario establecer una justa
medida, a fin de mantener el debido equilibrio entre las partes.
 
De allí que esta Sala considera pertinente reiterar el criterio sentado en fallo de fecha 11 de
abril de 1996, en el juicio seguido por Manufacturas H.B. S.R.L., contra Seguros la Seguridad C.A., en
el cual se expresó lo siguiente:
 
“... Ahora bien, en esas expresiones de la recurrida, no encuentra la Sala que se haya
tergiversado en modo alguno el contenido de la cláusula contractual en referencia, pues es correcta su
conclusión en cuanto a la interpretación restrictiva que debe privar al considerar la aplicación de las
sanciones de caducidad estipuladas en la póliza; y es también correcta su apreciación de no ser idénticos
los supuestos de caducidad semestral y anual contemplados en la cláusula, en relación con la mención de
la citación como momento en el cual deba entenderse iniciada la acción, ya que, de una parte, ésta
condición es en sí misma contradictoria, o al menos equívoca en sus términos; y de la otra, a los efectos
del supuesto de la caducidad semestral, sólo requiere el texto haber demandado, esto es, haber
introducido la demanda; expresión esta distinta a la de iniciar la acción, que se expone en el supuesto de
la caducidad anual, que es asimismo la utilizada al indicar la cláusula, en su parte final, que la acción se
entenderá iniciada al practicarse legalmente la citación.
Pero, además, a juicio de la Sala, esa condición deberá considerarse inaplicable en
cualquiera de los supuestos, porque no es compatible con el equilibrio contractual, acogerse una de
las partes a la figura de la caducidad, con las ventajas que ello le supone, y a la vez desnaturalizarla
equívocamente con atributos de la prescripción, a lo cual equivale exigir que se practique la citación para
sólo así entender iniciada la acción y descartada con ello la caducidad. Y existiendo esa
incompatibilidad, no debe interpretarse en el sentido que indica el formalizante, la contradicción o
equivocidad que se ha mencionado existe en la terminología de la cláusula, con mayor razón si se
recuerda que en la póliza de seguro, en la práctica, el asegurado se encuentra forzado a adherirse
a las cláusulas preestablecidas por la aseguradora.
Se aparta en esto la Sala de lo establecido en sus fallos del 24 de mayo de 1984 y 5 de diciembre
de 1987, citados por el formalizante, por considerar que la interpretación aquí acogida es la cónsona con
los postulados de buena fe y equidad que deben informar las relaciones contractuales...”. (Resaltado de la
Sala).
 
 
Ahora bien, por el principio de la autonomía de la voluntad consagrado en el artículo 1.133 del
Código Civil, las partes pueden constituir, reglar, transmitir, modificar o extinguir entre ellas un vínculo
jurídico, siempre y cuando no contravengan el orden público y las buenas costumbres, lo cual incluye la
posibilidad de que las partes fijen un lapso de caducidad para incoar judicialmente las acciones derivadas
del contrato celebrado por ellas.
 
Al respecto, los autores Manuel Acedo Mendoza y Carlos Eduardo Acedo Sucre señalan lo
siguiente:
 
“Es frecuente que los contratos de seguro establezcan límites, restricciones, plazos,
caducidad... Tales cláusulas tienen la aprobación de la autoridad competente en la materia, como
consecuencia del control previo ejercido por la Superintendencia de Seguros, de conformidad con
el artículo 66 de la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros... Estas cláusulas sobre límites,
restricciones, plazos, caducidades, etc., son válidas. Las mismas se fundamentan en el principio de
autonomía de la voluntad, según el cual las partes de un contrato pueden válidamente obligarse en
los términos, condiciones y modalidades que ellas mismas convengan, siempre que no
contravengan el orden público (artículo 6 del Código Civil). Su base legal está principalmente en el
artículo 1133 del Código Civil, según el cual un contrato puede “constituir, reglar transmitir,
modificar o extinguir... un vínculo jurídico”; y en el artículo 1159 del mismo código, que dice que
“los contratos tienen fuerza de ley entre las partes”.
Se puede decir, entonces, que una de las atribuciones de la Superintendencia de Seguros, al
momento de aprobar cada modelo de póliza, de conformidad con el artículo 66 de la Ley de Empresas de
Seguros y Reaseguros, es, justamente, velar porque no existan cláusulas violatorias del orden público y
las buenas costumbres.
Todo lo dicho se aplica a las cláusulas que establecen plazos de caducidad, las cuales,... son
válidas, en virtud de lo dispuesto en los artículos 1133, 1159 y 6 del Código Civil, y en el artículo 66
de la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros... Es más, esta última ley reconoce valor a este tipo
de cláusulas, cuando dice, en su artículo 115, literal c, que las fianzas otorgadas por empresas de
seguros establecerán “la caducidad de las acciones contra la empresa aseguradora al vencimiento
en (rectius: de) un plazo”. (Ob Cit, p. 205) (Negritas de la Sala)
 
Asimismo, otro sector de la doctrina sostiene lo siguiente:
 
“... Esta cláusula contiene un plazo de caducidad, entendida ésta, como el ejercicio de un
derecho o el incumplimiento de una conducta, que conduce a la extinción o pérdida del derecho o
potestad jurídica, en este caso, es la pérdida del ejercicio del derecho a la indemnización por no haber
introducido la demanda en el plazo estipulado por el contrato. Del concepto aceptado de caducidad como
‘causa extintiva del derecho subjetivo o del derecho potestativo, por no sobrevenir su hecho impeditivo,
durante el plazo prefijado por la ley o por la convención’; se desprende que ésta puede ser legal o
convencional y que por lo tanto es válida la estipulación en la cual se establezca un lapso para el
ejercicio de un derecho, so pena de su pérdida, si no es ejercida la acción dentro del plazo
estipulado por las partes... caducidad Contractual... Este tipo de caducidades se implementan en
las llamadas ‘Condiciones Generales de Póliza’, las cuales tienen las características de Contrato
tipo o de adhesión y son formuladas, al decir de Donati,... como normas adoptadas por las partes
para regular la relación aseguradora, pero por tener el carácter arriba atribuido, algunas de ellas
también sirven para prevenir o limitar a favor del empresario, el riesgo vinculado al negocio y a esta
finalidad conducen las cláusulas denominadas de ‘exoneración de responsabilidad’, pero también tienen
la misma finalidad y en perjuicio del cliente, las cláusulas de caducidad y los plazos de exclusión”
(González H., Horacio; Zorrilla F., Areliz; Mujica, Zoila; y Pérez de Corredor Thamara. La Póliza
(Cláusula de Ilicitud). Temas de Derecho Mercantil, Homenaje a la memoria del Dr. Hugo Mármol
Marquís. Barquisimeto, Instituto de Estudios Jurídicos del Estado Lara, Unidad Académica del Colegio
de Abogados del Estado Lara, Anales de Postgrado, Volumen I, 1989, pp. 133, 135 y 136). (Negritas de
la Sala)
 
La Sala acoge los criterios doctrinales precedentemente citados y establece que sí es posible
pactar la caducidad mediante contrato, siempre y cuando lo determinado en él no sea contrario al orden
público y a las buenas costumbres, de conformidad con lo previsto en el artículo 6 del Código Civil, que
textualmente expresa:
 
“No pueden renunciarse ni relajarse por convenios particulares las leyes en cuya observancia
están interesados el orden público o las buenas costumbres”
 
En el caso concreto de las pólizas de seguro, la estipulación contractual relativa a la caducidad
adquiere validez mediante la aprobación de la póliza por parte de un organismo del Estado como lo es la
Superintendencia de Seguros, conforme a lo dispuesto en la hoy derogada Ley de Empresas de Seguros y
Reaseguros publicada en Gaceta Oficial Nº 4.865 Extraordinario de fecha 8 de marzo de 1995, cuyo
artículo 66 dispone:
 
“... Las pólizas, anexos, recibos, solicitudes y demás documentos complementarios relacionados
con aquellos y las tarifas y arancel de comisiones que usen las empresas de seguros en sus operaciones,
deberán ser previamente aprobados por la Superintendencia de Seguros...” (Resaltado de la Sala)
 
Habida cuenta de lo expresado, y dado que la existencia de la “Póliza de Previsión Familiar
Colectiva Nº 042-0000019”, ni ha sido objetada por las partes, ni cuestionada su validez por
incumplimiento de la obligación de “... ser previamente aprobada por la Superintendencia de Seguros...”,
la Sala debe dar por aceptada la existencia de la aprobación de la Póliza por parte de la Superintendencia
de Seguros y, por vía de consecuencia, la validez de la cláusula contractual de caducidad. Así se
establece.
 
Por consiguiente, el Juez Superior infringió por errónea interpretación el artículo 346 ordinal 10
del Código de Procedimiento Civil, cuando estableció que por imperativo de dicha norma “... sólo a
través de una ley formal se puede establecer el lapso de caducidad de una acción judicial...”, pues
aplicó dicha norma a un supuesto de hecho no contemplado en dicho artículo. Así se decide.

Por las razones expresadas, se declara procedente la denuncia de infracción del artículo 346
ordinal 10 del Código de Procedimiento Civil
http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scc/Junio/RC-00512-010604-01300.htm
LA CADUCIDAD CONTRACTUAL.

 Sólo la caducidad legal puede hacerse valer como cuestión previa, conforme al artículo 346 ordinal
10 del Código de Procedimiento Civil, lo cual significa que la caducidad contractual sólo es
oponible como defensa de fondo, es decir, en la oportunidad de dar contestación a la demanda
 Todo lo dicho se aplica a las cláusulas que establecen plazos de caducidad, las cuales,... Son
válidas, en virtud de lo dispuesto en los artículos 1133, 1159 y 6 del Código Civil, y en el artículo 66
de la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros...
 Del concepto aceptado de caducidad como ‘causa extintiva del derecho subjetivo o del derecho
potestativo, por no sobrevenir su hecho impeditivo, durante el plazo prefijado por la ley o por la
convención’; se desprende que ésta puede ser legal o convencional y que por lo tanto es válida la
estipulación en la cual se establezca un lapso para el ejercicio de un derecho, so pena de su
pérdida, si no es ejercida la acción dentro del plazo estipulado por las partes... Caducidad
Contractual... Este tipo de caducidades se implementan en las llamadas ‘Condiciones Generales de
Póliza’, las cuales tienen las características de Contrato tipo o de adhesión y son formuladas, al
decir de Donati,... Como normas adoptadas por las partes para regular la relación asegurador
 La Sala acoge los criterios doctrinales precedentemente citados y establece que sí es posible pactar
la caducidad mediante contrato, siempre y cuando lo determinado en él no sea contrario al orden
público y a las buenas costumbres, de conformidad con lo previsto en el artículo 6 del Código
Civil, que textualmente expresa
 La estipulación contractual relativa a la caducidad adquiere validez mediante la aprobación de la
póliza por parte de un organismo del Estado como lo es la Superintendencia de Seguros, conforme
a lo dispuesto en la hoy derogada Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros publicada en Gaceta
Oficial Nº 4.865 Extraordinario de fecha 8 de marzo de 1995

La Sala observa:
 
El formalizante plantea que el juez de alzada interpretó erróneamente el artículo 346 ordinal 10
del Código de Procedimiento Civil, porque declaró que la caducidad contractual no está prevista en la
ley, confundiendo la caducidad legal con la contractual.
 
Al respecto, nuestra más autorizada doctrina expresa:
 
 
“... Si la norma está constituida por un supuesto de hecho y una consecuencia jurídica, es fácil
entender que el error de interpretación en cuanto al contenido de la norma puede referirse tanto al
supuesto como a su consecuencia... omissis...
El error en la consecuencia jurídica conducirá a que si bien la norma aplicada es la destinada a
regir la cuestión resuelta, aquella ha sido mal interpretada; en tanto que el error en el supuesto de
hecho producirá como consecuencia que se aplique una norma inadecuada, o se deje de aplicar la
regla destinada a regir la cuestión debatida.
No se debe confundir la aplicación de una norma inadecuada como resultado de un error de
interpretación, con la falsa aplicación de una norma vigente. Esta distinción tiene gran importancia
para determinar los límites de la casación. Apreciar los hechos es darles un valor jurídico, el cual
resulta de la labor de comparación entre los hechos y el supuesto legal, y es aplicable la limitación del
artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, que impide a la Sala conocer de la apreciación de los
hechos, salvo que se denuncie infracción de una regla de valoración de la prueba, cualquiera que sea el
alcance que se le otorgue a esta norma, tanto al examen de la negativa de aplicación, por error en la
relación entre los hechos y la norma, como a su indebida aplicación, si ésta tiene como origen el
establecimiento de una falsa relación entre el hecho y el supuesto de hecho abstracto, tal como lo
establece la norma, en tanto que los errores de interpretación, aun en los conceptos no determinados
por la ley, siempre podrán ser resueltos por la Sala de Casación Civil...”. ABREU BURELLI, Alirio y
MEJÍA ARNAL, Luis Aquiles. “La Casación Civil”. Editorial Jurídica Alva, páginas. 361 y 362.
(Resaltado de la Sala).
 
 
La sentencia recurrida expresó lo siguiente:
 
“Caducidad:
La parte demandada en la oportunidad que contestó la demanda, opuso como punto previo ser
(sic) resuelto al fondo, la caducidad de la póliza de Previsión Familiar N° 042-0000019 de fecha 5 de
noviembre de 1993, prevista en el artículo Décimo Primero de ese documento, que determina que “todas
las acciones derivadas de esta póliza caducan al transcurrir seis meses contados a partir de la fecha de
rechazo de cualquier reclamación...”, y alega que ante un reclamo de reintegro de prima, la aseguradora
rechazo el pedimento en fecha 7 de septiembre de 1994 y a partir de esa oportunidad se contará el lapso
de caducidad para accionar, señalando que la demanda fue introducida el 16 de noviembre de 1995,
cuando había transcurrido mas del lapso de seis (6) meses fijado por la citada norma contractual.
Sobre este asunto nada dice la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros, y ha sido criterio
jurisprudencial que “solo a través de una ley formal se puede establecer el lapso de caducidad de
una acción judicial”. Así lo entendió el legislador al precisarlo en el ordinal 10 del artículo 346 del
Código de Procedimiento Civil, al establecer como cuestión previa “La caducidad de la acción
establecida en la Ley...”, concluyendo el sentenciador de la sala (sic) Político Administrativa de la
Corte Suprema de Justicia. En consecuencia, “no existe una base legal que sustente la inclusión
especial de (sic) una póliza de seguro de un lapso de caducidad especial y distinta al establecido en
el artículo 1.977 del Código Civil, para las acciones personales...”; esta opinión la asume y aplica
este Sentenciador, lo cual aunado a lo expresado anteriormente sobre el comentario del lapso de cinco
(5) años para solicitar la nulidad de una convención, determinada en el artículo 1.246 del Código Civil,
nos lleva a concluir sobre este asunto que la cláusula o artículo Décimo Primero escrita en la póliza
citada, no es aplicable en el presente caso, por lo que acudiendo a la legislación ordinaria, para este caso,
el Código Civil, artículo 1.977 que establece la prescripción de las acciones personales a los diez (10)
años, siendo improcedente la cuestión que con carácter previo al fondo interpusiera la parte querellada, y
así se declara”. (Resaltado de la Sala)
 
De la anterior transcripción se desprende que la recurrida, apoyándose en la jurisprudencia
citada en su texto, consideró que, de acuerdo con el artículo 346 ordinal 10 del Código de Procedimiento
Civil, sólo a través de una ley formal se puede establecer el lapso de caducidad de una acción judicial y
por esa razón no es posible establecer la caducidad contractual o convencional.
El artículo 346 ordinal 10 del Código de Procedimiento Civil establece lo siguiente:
 
“Dentro del lapso fijado para la contestación de la demanda, podrá el demandado en vez de
contestarla promover las siguientes cuestiones previas:
(...)
10. La caducidad de la acción establecida en la Ley”.
 
En relación con el citado artículo, Pedro Alid Zoppi expresa:
 
“... 5. Se precisa muy bien que ahora la caducidad, que puede hacer valer como cuestión
previa, es la prevista expresamente por la ley, pero no la llamada ‘caducidad contractual’, pues se
agregó la frase ‘establecida en la ley’, de modo que la contractual es ahora una defensa de fondo .
Nuestra jurisprudencia había admitido la posibilidad de una caducidad contractual, pero siempre alegable
como excepción y nunca posteriormente.
6. Ahora está claro que la caducidad –aun legal- tiene que hacerse exclusivamente como
cuestión previa o al contestar, de modo que no se admitirá lo que se invoque posteriormente (argumentos
de los artículos 347, 348 y 361)”. (Alid Zoppi, Pedro. Cuestiones Previas y Otros Temas de Derecho
Procesal. Valencia, Vadell Hermanos Editores, 3° Reimpresión, 1993, p. 19). (Resaltado de la Sala)
 
Roman J. Duque Corredor, por su parte, expresa el siguiente criterio en relación con el punto:
 
“En este punto cabe que nos preguntemos si puede oponerse la cuestión previa cuando la
caducidad es contractual y no legal. La caducidad contractual no puede ser objeto de cuestión
previa. En mi criterio, sólo cabe promover la caducidad contractual como una defensa perentoria,
de acuerdo a lo previsto en el artículo 361. En efecto, sería otra defensa más en contra del mérito
principal del asunto, que evitaría la discusión acerca de la procedencia o no de la cuestión previa”.
(Duque Corredor, Roman J. Apuntaciones sobre el Procedimiento Civil Ordinario. Caracas, Ediciones
Fundación Projusticia, Colección Manuales de Derecho, 2° Edición, 2000, p. 215). (Negritas de la Sala)
 
Asimismo, Manuel Acedo Mendoza y Carlos Eduardo Acedo Sucre, sostienen:
 
“... Cuando el numeral 10 del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil establece que una
de las cuestiones previas que se puede invocar es la caducidad de la acción establecida en la ley, ello
simplemente significa que la caducidad legal puede oponerse como cuestión previa, y que la
caducidad contractual no puede oponerse como cuestión previa, sino como defensa de fondo. Esta
limitación es lógica, pues el estudio de si operó o no la caducidad contractual, requiere un análisis
del contrato, que se puede confundir con las demás defensas de fondo; por lo que el legislador
consideró que debía oponerse junto con éstas”. (Acedo Mendoza, Manuel y Acedo Sucre, Carlos
Eduardo. Temas Sobre Derecho de Seguros. Caracas, Editorial Jurídica Venezolana, Colección Estudios
Jurídicos N° 68, 1998, pp. 206 y 207). (Negritas de la Sala)
 
Por último, el autor Pedro Rondón Haaz opina lo siguiente sobre el particular:
 
“... Para finalizar, unas brevísimas reflexiones de orden procesal sobre la caducidad. Tanto en el
Código de Procedimiento Civil derogado como en el vigente, el Código de Procedimiento Civil de 1987,
la caducidad aparece ubicada dentro de las ahora llamadas cuestiones previas. En el Código de
Procedimiento Civil vigente a partir de 1916 se le situó dentro de las llamadas, y recordadas,
excepciones de inadmisibilidad, tal como puede apreciarse en el artículo 257, ordinal cuarto, de dicho
Código. Ahora en el Código de Procedimiento Civil aprobado y vigente desde 1987, al desaparecer las
excepciones dilatorias y de inadmisibilidad, la caducidad tiene ubicación dentro de las cuestiones previas
establecidas en el artículo 346, ordinal 9 (sic), de la ley procesal última citada, pero con una diferencia,
extremadamente importante, respecto del Código derogado, pues, mientras éste se refería a la caducidad
de la acción, sin atender a la fuente de dicha caducidad, el Código de Procedimiento Civil que nos rige
incluye como cuestión previa, “la caducidad de la acción consagrada en la ley”; ello, a nuestro modo de
pensar y entender, significa no sólo que la caducidad afincada en fuente extralegal, como lo es el
contrato, no puede ser alegada como cuestión previa con perspectivas de éxito en estrados, sino,
igualmente, que la caducidad afincada en el contrato, tal como ocurre en Venezuela... es una
defensa de fondo, que sólo puede ser opuesta en la oportunidad de la contestación de la demanda,
entendido este acto del proceso de la novísima manera que ahora establece el vigente Código de
Procedimiento Civil, en sus artículos 346 y 358”. (Pedro Rondón Haaz. El Procedimiento de Reclamo
ante los Aseguradores. Derecho y Seguros. XIII Jornadas J.M Domínguez Escovar en homenaje al XXV
Aniversario de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado, Barquisimeto, 3 al 6 de enero.
Caracas, Segunda Edición, Instituto de Estudios Jurídicos del Estado Lara, 1988, p. 168). (Resaltado de
la Sala)
La Sala comparte los anteriores criterios doctrinales y al efecto considera que sólo la caducidad
legal puede hacerse valer como cuestión previa, conforme al artículo 346 ordinal 10 del Código de
Procedimiento Civil, lo cual significa que la caducidad contractual sólo es oponible como defensa de
fondo, es decir, en la oportunidad de dar contestación a la demanda. Así se establece.
Por otra parte, en resguardo de la unidad de la jurisprudencia, y como quiera que el contrato de
seguro participa de la naturaleza de los contratos de adhesión en los cuales el asegurado no tiene
oportunidad alguna de sugerir y menos de imponer estipulaciones a su favor y debe someterse a lo
establecido por el asegurador, la Sala considera fundamental, antes de emitir su criterio con relación a
este caso concreto, reiterar que, en materia de contratos de adhesión es necesario establecer una justa
medida, a fin de mantener el debido equilibrio entre las partes.
 
De allí que esta Sala considera pertinente reiterar el criterio sentado en fallo de fecha 11 de
abril de 1996, en el juicio seguido por Manufacturas H.B. S.R.L., contra Seguros la Seguridad C.A., en
el cual se expresó lo siguiente:
 
“... Ahora bien, en esas expresiones de la recurrida, no encuentra la Sala que se haya
tergiversado en modo alguno el contenido de la cláusula contractual en referencia, pues es correcta su
conclusión en cuanto a la interpretación restrictiva que debe privar al considerar la aplicación de las
sanciones de caducidad estipuladas en la póliza; y es también correcta su apreciación de no ser idénticos
los supuestos de caducidad semestral y anual contemplados en la cláusula, en relación con la mención de
la citación como momento en el cual deba entenderse iniciada la acción, ya que, de una parte, ésta
condición es en sí misma contradictoria, o al menos equívoca en sus términos; y de la otra, a los efectos
del supuesto de la caducidad semestral, sólo requiere el texto haber demandado, esto es, haber
introducido la demanda; expresión esta distinta a la de iniciar la acción, que se expone en el supuesto de
la caducidad anual, que es asimismo la utilizada al indicar la cláusula, en su parte final, que la acción se
entenderá iniciada al practicarse legalmente la citación.
Pero, además, a juicio de la Sala, esa condición deberá considerarse inaplicable en
cualquiera de los supuestos, porque no es compatible con el equilibrio contractual, acogerse una de
las partes a la figura de la caducidad, con las ventajas que ello le supone, y a la vez desnaturalizarla
equívocamente con atributos de la prescripción, a lo cual equivale exigir que se practique la citación para
sólo así entender iniciada la acción y descartada con ello la caducidad. Y existiendo esa
incompatibilidad, no debe interpretarse en el sentido que indica el formalizante, la contradicción o
equivocidad que se ha mencionado existe en la terminología de la cláusula, con mayor razón si se
recuerda que en la póliza de seguro, en la práctica, el asegurado se encuentra forzado a adherirse
a las cláusulas preestablecidas por la aseguradora.
Se aparta en esto la Sala de lo establecido en sus fallos del 24 de mayo de 1984 y 5 de diciembre
de 1987, citados por el formalizante, por considerar que la interpretación aquí acogida es la cónsona con
los postulados de buena fe y equidad que deben informar las relaciones contractuales...”. (Resaltado de la
Sala).
 
 
Ahora bien, por el principio de la autonomía de la voluntad consagrado en el artículo 1.133 del
Código Civil, las partes pueden constituir, reglar, transmitir, modificar o extinguir entre ellas un vínculo
jurídico, siempre y cuando no contravengan el orden público y las buenas costumbres, lo cual incluye la
posibilidad de que las partes fijen un lapso de caducidad para incoar judicialmente las acciones derivadas
del contrato celebrado por ellas.
 
Al respecto, los autores Manuel Acedo Mendoza y Carlos Eduardo Acedo Sucre señalan lo
siguiente:
 
“Es frecuente que los contratos de seguro establezcan límites, restricciones, plazos,
caducidad... Tales cláusulas tienen la aprobación de la autoridad competente en la materia, como
consecuencia del control previo ejercido por la Superintendencia de Seguros, de conformidad con
el artículo 66 de la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros... Estas cláusulas sobre límites,
restricciones, plazos, caducidades, etc., son válidas. Las mismas se fundamentan en el principio de
autonomía de la voluntad, según el cual las partes de un contrato pueden válidamente obligarse en
los términos, condiciones y modalidades que ellas mismas convengan, siempre que no
contravengan el orden público (artículo 6 del Código Civil). Su base legal está principalmente en el
artículo 1133 del Código Civil, según el cual un contrato puede “constituir, reglar transmitir,
modificar o extinguir... un vínculo jurídico”; y en el artículo 1159 del mismo código, que dice que
“los contratos tienen fuerza de ley entre las partes”.
Se puede decir, entonces, que una de las atribuciones de la Superintendencia de Seguros, al
momento de aprobar cada modelo de póliza, de conformidad con el artículo 66 de la Ley de Empresas de
Seguros y Reaseguros, es, justamente, velar porque no existan cláusulas violatorias del orden público y
las buenas costumbres.
Todo lo dicho se aplica a las cláusulas que establecen plazos de caducidad, las cuales,... son
válidas, en virtud de lo dispuesto en los artículos 1133, 1159 y 6 del Código Civil, y en el artículo 66
de la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros... Es más, esta última ley reconoce valor a este tipo
de cláusulas, cuando dice, en su artículo 115, literal c, que las fianzas otorgadas por empresas de
seguros establecerán “la caducidad de las acciones contra la empresa aseguradora al vencimiento
en (rectius: de) un plazo”. (Ob Cit, p. 205) (Negritas de la Sala)
 
Asimismo, otro sector de la doctrina sostiene lo siguiente:
 
“... Esta cláusula contiene un plazo de caducidad, entendida ésta, como el ejercicio de un
derecho o el incumplimiento de una conducta, que conduce a la extinción o pérdida del derecho o
potestad jurídica, en este caso, es la pérdida del ejercicio del derecho a la indemnización por no haber
introducido la demanda en el plazo estipulado por el contrato. Del concepto aceptado de caducidad como
‘causa extintiva del derecho subjetivo o del derecho potestativo, por no sobrevenir su hecho impeditivo,
durante el plazo prefijado por la ley o por la convención’; se desprende que ésta puede ser legal o
convencional y que por lo tanto es válida la estipulación en la cual se establezca un lapso para el
ejercicio de un derecho, so pena de su pérdida, si no es ejercida la acción dentro del plazo
estipulado por las partes... caducidad Contractual... Este tipo de caducidades se implementan en
las llamadas ‘Condiciones Generales de Póliza’, las cuales tienen las características de Contrato
tipo o de adhesión y son formuladas, al decir de Donati,... como normas adoptadas por las partes
para regular la relación aseguradora, pero por tener el carácter arriba atribuido, algunas de ellas
también sirven para prevenir o limitar a favor del empresario, el riesgo vinculado al negocio y a esta
finalidad conducen las cláusulas denominadas de ‘exoneración de responsabilidad’, pero también tienen
la misma finalidad y en perjuicio del cliente, las cláusulas de caducidad y los plazos de exclusión”
(González H., Horacio; Zorrilla F., Areliz; Mujica, Zoila; y Pérez de Corredor Thamara. La Póliza
(Cláusula de Ilicitud). Temas de Derecho Mercantil, Homenaje a la memoria del Dr. Hugo Mármol
Marquís. Barquisimeto, Instituto de Estudios Jurídicos del Estado Lara, Unidad Académica del Colegio
de Abogados del Estado Lara, Anales de Postgrado, Volumen I, 1989, pp. 133, 135 y 136). (Negritas de
la Sala)
 
La Sala acoge los criterios doctrinales precedentemente citados y establece que sí es posible
pactar la caducidad mediante contrato, siempre y cuando lo determinado en él no sea contrario al orden
público y a las buenas costumbres, de conformidad con lo previsto en el artículo 6 del Código Civil, que
textualmente expresa:
 
“No pueden renunciarse ni relajarse por convenios particulares las leyes en cuya observancia
están interesados el orden público o las buenas costumbres”
 
En el caso concreto de las pólizas de seguro, la estipulación contractual relativa a la caducidad
adquiere validez mediante la aprobación de la póliza por parte de un organismo del Estado como lo es la
Superintendencia de Seguros, conforme a lo dispuesto en la hoy derogada Ley de Empresas de Seguros y
Reaseguros publicada en Gaceta Oficial Nº 4.865 Extraordinario de fecha 8 de marzo de 1995, cuyo
artículo 66 dispone:
 
“... Las pólizas, anexos, recibos, solicitudes y demás documentos complementarios relacionados
con aquellos y las tarifas y arancel de comisiones que usen las empresas de seguros en sus operaciones,
deberán ser previamente aprobados por la Superintendencia de Seguros...” (Resaltado de la Sala)
 
Habida cuenta de lo expresado, y dado que la existencia de la “Póliza de Previsión Familiar
Colectiva Nº 042-0000019”, ni ha sido objetada por las partes, ni cuestionada su validez por
incumplimiento de la obligación de “... ser previamente aprobada por la Superintendencia de Seguros...”,
la Sala debe dar por aceptada la existencia de la aprobación de la Póliza por parte de la Superintendencia
de Seguros y, por vía de consecuencia, la validez de la cláusula contractual de caducidad. Así se
establece.
 
Por consiguiente, el Juez Superior infringió por errónea interpretación el artículo 346 ordinal 10
del Código de Procedimiento Civil, cuando estableció que por imperativo de dicha norma “... sólo a
través de una ley formal se puede establecer el lapso de caducidad de una acción judicial...”, pues
aplicó dicha norma a un supuesto de hecho no contemplado en dicho artículo. Así se decide.

Por las razones expresadas, se declara procedente la denuncia de infracción del artículo 346
ordinal 10 del Código de Procedimiento Civil
http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scc/Junio/RC-00512-010604-01300.htm

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