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Licenciatura en Ciencia Política

Tema: Investigación Comparativa:


Evolución Constitucional Mexicana a través del siglo XIX.

Derecho Constitucional Mexicano.

Profesor: Dr. Víctor Alarcón Olguín.

Integrantes:

Aldama Escalera Fernando de Jesús.

Margarito Angulo Axel Antonio.

Nava Mejia Mari Fer

Sánchez Juárez Jair Tonatiuh

Venegas Ortega Arely Ismeraí

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ÍNDICE

OBJETIVO 3
CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ 4
CONSTITUCIÓN DE 1824 7
LAS SIETE LEYES CONSTITUCIONALES DE 1836 11
LAS BASES ORGÁNICAS DE 1843 15
CONSTITUCIÓN DE 1857 17
BIBLIOGRAFÍA. 20

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OBJETIVO

Lo qué se pretende en el siguiente escrito, es una exposición de las diversas


constituciones qué han sido -o buscado- ser implementadas tanto el proceso de la
independencia de México, así como en el México independiente. Nos buscaremos
basar en diversas fuentes bibliográficas de libros digitales para un análisis riguroso.
De este modo, lo qué pretendemos es una línea histórica-analítica en cuanto a las
diversas constituciones implementadas en México y las diversas modificaciones qué
han tenido. Así, con esto se pretende dar al lector una perspectiva de lo qué han
sido las constituciones en México, las modificaciones qué han tenido conforme
pasan los años, un análisis comparativo para una mayor exposición de los hechos y
el proceso histórico qué han conllevado hasta llegar a la Constitución de 1917 como
la conocemos hoy en día. parte de la investigación se encontrará con diversas
opiniones tras el término de cada bloque, esto con el fin de exponer los cambios
relevantes, pero también las deficiencias qué se presentan.

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CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ.
Venegas Ortega Arely Ismeraí.

La Constitución de Cádiz consta de 10 títulos con 384 artículos siendo promulgada


el 19 de marzo de 1812, el día de San José y por esta razón popularmente se le
nombró “La Pepa”. Fue aplicada en los virreinatos de Nueva España (actualmente
México y parte de América central), Nueva Granada (actualmente Colombia,
Panamá y el norte de Ecuador), Perú (actualmente Perú, el sur de Ecuador y
Bolivia) y Río de la Plata (actualmente Uruguay, Argentina y Paraguay), algunas
zonas de Guatemala, Caracas y Chile y algunas islas de Cuba, Puerto Rico,
Filipinas y Santo Domingo.

Iván Domínguez Mitre describe la situación de la ciudad de Cádiz para 1812 de esta
forma: una población rodeada por las tropas napoleónicas, bombardeos constantes,
llegada de inmigrantes procedentes de países invadidos por Napoleón, atravesaban
una epidemia de fiebre amarilla, tenían noticias sobre los movimientos
independentistas latinoamericanos y dificultad para abastecerse de alimentos,
armas y municiones. (Debate. Revista de la asamblea nacional de Panamá 2013, p.
51).

En la Constitución de Cádiz a diferencia de la Constitución de Apatzingán y


posteriores la soberanía reside en la nación. En el Título I, capítulo I, artículo 3: “La
soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo pertenece a esta
exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales”.

Se reconoce la división de poderes limitando el poder Ejecutivo (monarca), al igual


que se le asigna a las Cortes junto con el Rey la facultad legislativa, aunque el Rey
es el único que puede hacer ejecutar las leyes. Lo anterior lo podemos ver reflejado
en el Título II, capítulo I, artículo 15: “La potestad de hacer las leyes reside en las
Cortes con el Rey”, artículo 16: “La potestad de hacer ejecutar las leyes reside en el
Rey” y en el artículo 17: “La potestad de aplicar las leyes en las causas civiles y
criminales reside en los tribunales establecidos por la ley”.

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Se plantea en la Constitución de Cádiz la nacionalidad española para los
conquistados. Tenemos que, para finales del siglo XVIII, los indígenas eran 46% de
la población, los mestizos eran el 26% y los negros (con raíces africanas y por esto
no eran considerados acreedores a la nacionalidad española) el 8%, mientras que la
población blanca no alcanzaba ni el 20% de la población (Debate. Revista de la
asamblea nacional de Panamá 2013, p. 97). Esto se ve presente durante el Título I y
el Título II y los artículos más prominentes son el artículo 1: “La Nación española es
la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios”, el artículo 5: “Son
españoles. Primero: Todos los hombres libres nacidos y avecindados en los
dominios de las Españas, y los hijos de estos. Segundo: Los extranjeros que hayan
obtenido de las Cortes carta de naturaleza. Tercero: Los que sin ella lleven diez
años de vecindad, ganada según la ley en cualquier pueblo de la Monarquía.
Cuarto: Los libertos desde que adquieran la libertad en las Españas”, el artículo 20:
“Para que el extranjero pueda obtener de las Cortes esta carta, deberá estar casado
con española, y haber traído o fijado en las Españas alguna invención o industria
apreciable, o adquirido bienes raíces por lo que pague una contribución directa, o
estableciéndose en el comercio con un capital propio y considerable a juicio de las
mismas Cortes, o hecho servicios señalados en bien y defensa de la Nación” y en el
artículo 21: “Son asimismo ciudadanos los hijos legítimos de los extranjeros
domiciliados en las Españas, que habiendo nacido en los dominios españoles, no
hayan salido nunca fuera sin licencia del Gobierno, y teniendo veinte y un años
cumplidos, se hayan avecindado en un pueblo de los mismo dominios, ejerciendo en
él alguna profesión, oficio o industria útil”.

De igual manera, distingue las facultades de cada instancia de gobierno, esto se


refleja a lo largo del Título III: De las cortes, el Título IV: Del rey, el Título V: De los
tribunales y de la administración de justicia en lo civil y lo criminal y el Título VI: Del
gobierno interior de las provincias y de los pueblos.

En esta Constitución se empieza a considerar importante la instrucción religiosa y la


cívica, inculcando las primeras letras y la fundación de universidades o

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establecimientos donde se inculquen conocimientos de ciencias y bellas artes. El
título IX nos habla sobre la instrucción pública y el artículo más resaltante es el 366:
“En todos los pueblos de la Monarquía se establecerán escuelas de primeras letras
(…)”.

La Constitución de Cádiz fue considerada la más liberal del sistema político


español a pesar de que no se rompió completamente con el absolutismo
monárquico, puesto que aprobó principios constitucionales que eran
realmente novedosos para 1812, entre los más pertinentes tenemos el
concepto de soberanía que residía en el pueblo, cierta separación de
poderes, igualdad, derecho a la educación (por lo menos en primeras letras),
etc. Sin embargo, aún cuando fue una constitución innovadora, también tuvo
deficiencias al establecer un sistema censitario (es decir, que solo un grupo
de personas podrían participar en un censo, en este caso en específico nada
más podían votar los que tenían rentas), se negó la libertad a los esclavos
negros, excluyó a las mujeres quienes eran trabajadoras domésticas de
cualquier tipo de derechos poíticos.

Cabe recordar que si bien la Constitución de Cádiz entró en vigor en 1812;


para 1814 Fernando VII la abolió y restableció el régimen absolutista, hasta
que en 1820 Fernando VII tuvo que restablecer la validez de la Constitución
gaditana teniendo una gran influencia en la historia por el hecho de haber
sido proclamada en la Ciudad de México y empezar sembrar las condiciones
que llevaron a la independencia de México.

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CONSTITUCIÓN DE 1824.
Margarito Angulo Axel Antonio.

Después de la constitución de Cádiz y el decreto constitucional de Apatzingán en


1814, llegamos a la independencia de México con la entrada del ejército Trigarante
a la capital -27 de septiembre de 1821- (aunque es con los Tratados de Córdoba
cuando se reconoce jurídicamente-públicamente la independencia de México).

Dicho ejército Trigarante, estaba compuesto por la alianza por parte del ejército
realista, que lideraba Agustín de Iturbide y, los insurgentes con Vicente Guerrero al
frente, se da un pacto político, el cuál se encuentra plasmado en el Plan de Iguala o
conocido como el Plan de las tres Garantías -24 de febrero de 1821-, que, se
encuentra basado en 3 principios, a saber: la independencia de México, la religión
católica como la única y la unión de todas las clases sociales.

A lo que le prosiguió los Tratados de Córdoba. En el cuál estuvo Juan de O'Donojú,


siendo teniente general de los ejércitos de España y, Agustín de Iturbide, primer jefe
del Ejército Imperial Mexicano de las Tres Garantías. Consecuentemente, se
firmaron los Tratados de Córdoba -24 de agosto de 1821- y la ratificación del Plan
de Iguala con una modificación, a saber: si el rey Fernando VII o algún heredero de
la corona española no aceptaban la Corona de México, las Cortes mexicanas
podrían elegir libremente a su monarca.

Por consiguiente, los Tratados de Córdoba son los primeros manuscritos legales por
los cuales se pronunció públicamente la independencia de México. Constaban de 17
preceptos, los cuales fueron aprobados por parte de Agustín de Iturbide y entraron
en vigor después de firmarse. Sin embargo, los actos de O’Donojú no fueron
reconocidos por los reyes de España, por lo que no reconocieron la independencia
de México. No obstante, está negativa por parte de los reyes de España, no irrumpió
el proceso por el que atravesaba el imperio mexicano. Por lo que el 28 de
septiembre de 1821, un día después de la entrada del Ejército Trigarante en la
capital, se nombró una Junta provisional Gubernativa, compuesta por 34 miembros
y, se proclamó el Acta de Independencia del Imperio Mexicano. La misma Junta
nombró a una regencia y, quien quedó al mando, fue Agustín de Iturbide.

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Por lo que, ya con Agustín de Iturbide como emperador y el comienzo del primer
imperio mexicano, el Congreso Constituyente se encontraba ante un dilema, pues
pretendían la adopción de la Constitución de Cádiz como base y el Plan de Iguala
como complementaria, no obstante, esto presentaba diversas contradicciones y una
de ellas era que la Constitución de Cádiz excluía a determinadas castas. En suma,
la Constitución de Cádiz era el modelo ideal para los borbonistas constitucionalistas
porque era la facción favorecida y se adecuaban a los intereses de los iturbidistas.
Al final, las bases fundamentales de la constitución del imperio se encontraban
basadas en el Plan de Iguala y en los Tratados de Córdoba.

Entre tanto, en lo que se encontraba la resolución ante dicho paradigma, el


Congreso adopta como forma de gobierno la monarquía moderada constitucional
con la denominación de imperio mexicano y el comienzo de un proyecto reformador
en diversas materias.

Sin embargo, había diversos obstáculos, la economía del imperio se encontraba


estancada, aumento de gastos por el ejército y tensiones entre el Congreso y la
regencia por la crisis política-económica que atravesaba el país.

El clímax de esto llegó cuando mientras el Congreso se encontraba deliberando,


irrumpe Iturbide junto con el ejército y por medio de la intimidación y uso de la
coerción, logra que los diputados voten a su favor en el Congreso y, con ello, sea
declarado como presidente del Congreso.

En consecuencia, comienzan las persecuciones políticas, censura a la libre


expresión y Iturbide hace la disolución formal del Congreso para formar la Junta
Nacional Constituyente, compuesta principalmente por sus incondicionales y una
parte pequeña de oposición, que no representaba peligro alguno. Con esto, damos
pie a la formación de la tiranía de las mayorías y hacer lo que dicte la voluntad de
Iturbide.

Ante esto y el malestar insurgente, tenemos el antecedente del Plan de Veracruz,


donde solicitan lo siguiente: artículo 1. Defensa a la religión; artículo 2.
Independencia; artículo 3. Soberanía nacional representada por el Congreso;
artículo 4 y 5. Libertad para decidir la forma de gobierno (hemos señalado los que
consideramos más relevantes).

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Consecuentemente, se proclama el Acta de Casa Mata y con ello, la unión de tropas
imperialistas y rebeldes para lograr la restauración del Congreso y la abdicación de
Iturbide, dicho plan tiene éxito y empieza un nuevo proceso constitucionalista en
México.

Después de este contexto histórico que es menester para una mayor comprensión
de los antecedentes históricos que hay de por medio y con ello, dar pie al plan de la
constitución política nacional mexicana, es decir, la Constitución de 1824.

Así, una vez derrocado Iturbide, se implanta el Congreso Constituyente para la


redacción de la nueva constitución que dará pie y cabeza al Estado. Los
constituyentes sentían la necesidad de redactar un nuevo escrito con las ideas
influyentes -Locke, Rousseau, Montesquieu, pacto social, iusnaturalismo entre
otros- y estar a la altura de los Estados modernos de corte liberal.

Por lo que llegamos a 1823, ya no tenemos monarquía, si no federalistas y


centralistas deliberando qué forma de gobierno se encontraba a la realidad del país,
ganan los federalistas y se presenta el Acta Constitutiva de la Federación
compuesto por 36 artículos.

Después de la elaboración del Acta Constitutiva, se comienza la discusión en el


Congreso Constituyente y tras diversas modificaciones, en 1824 vemos el
nacimiento de La Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos compuesta
por 171 artículos.

Lo más destacable es: la división de poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial;


libertad, la abolición de la esclavitud se mantiene; intolerancia religiosa, ya que la
única religión oficial sería la católica; la forma de gobierno denominada como:
República Representativa Popular Federal; el poder legislativo se dividiría en dos
cámaras: baja y alta; se suprime la suspensión de las garantías individuales en caso
de que el Estado ingrese en estado de guerra; y lo más destacable -a mi
consideración- es buscar la consolidación nacional, a través de las instituciones
nacionales se pretendía erradicar-regular los problemas internos del país (guerra de
castas, división de clases, insurrecciones borbónicas, entre otros).

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Así, la Constitución de 1824 marca el inicio de la historia constitucional de México.
Pero no solo eso, sino que constituye el momento fundacional de nuestra identidad
política, porque es el primer ejercicio de proyección ideológica para la construcción
del futuro político de una nación que comienza a construirse.

Sin embargo, a pesar de lo innovadora y avanzada que pretendía ser la Constitución


de 1824, volvemos a toparnos con la realidad, oposición ante la amenaza de sus
privilegios, estancamiento económico del país, falta de infraestructura y vías de
comunicación destruidas, campo abandonado e inestabilidad política,
levantamientos militares, la religión católica como única y endeudamiento externo.

Lo que nos conlleva de nueva cuenta a que, por más que se tenga el ideal de una
nación avanzada, eso no será posible con una población analfabeta en su mayoría y
que desconozcan de los procesos democráticos para ser llevados a cabo.

En suma, un sector de la población que busca mantener el sistema colonial porque


favorece su patrimonio personal, esto nos conlleva a una población que en primera
no tiene unidad nacional, no se identifica con la nación y desconocen la constitución,
les es ajena y con ello, la decadencia del sistema y consecuentemente la violación
hacia las normas de la constitución sin temor a represalia alguna (como veremos a
futuro).

Me gustaría finalizar con la siguiente frase:

“La historia mexicana tiene páginas negras vergonzosas, que daríamos


mucho por borrar y tiene páginas heroicas, que quisiéramos ver impresas
en letra mayor.”

Daniel Cosío Villegas.

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LAS SIETE LEYES CONSTITUCIONALES DE 1836.
Sánchez Juárez Jair Tonatiuh.

Para entender el significado del dictamen constitucional de 1836 es importante


establecer un contexto político y social.

“De 1824 a 1835 hay un periodo de crisis, rebeliones y pronunciamientos y en


general había mucho movimiento en el poder ejecutivo. Iban y venían presidentes”.
Algunos políticos señalaron a la Constitución de 1824 como la causante de los
problemas y el descontento. Abogaban por una mejor organización para evitar
rebeliones. Es en 1830, cuando se pensó en reformar la Carta Magna, pero en el 32
se interrumpió el proceso debido a una revuelta que acabó con el gobierno de
Anastasio Bustamante, a favor de estos cambios” (Andrews, 2019).

Las Siete Leyes Constitucionales constituyen, como tendremos ocasión de advertir,


el modelo de organización política diseñado por el movimiento conservador
mexicano del siglo XIX. Se trata de un complejo marco institucional destinado a
garantizar la estabilidad y el equilibrio de los poderes públicos bajo la atenta mirada
del Supremo Poder Conservador. Dichas Leyes sólo duraría un quinquenio pues
para 1841 el país se encontraría nuevamente sumido en graves conflictos armados.

Antonio López de Santa Anna fue presidente en los años siguientes. Su gobierno
propuso que la Iglesia estuviera bajo control total del Estado, lo que condujo a un
nuevo levantamiento de armas y sumó un nuevo acto fallido de reformar la
Constitución de 1824.

En mayo de 1834, una revuelta amparada en el Plan de Cuernavaca desconoció al


congreso y se pronunció a favor de Antonio López de Santa Anna para encabezar
un nuevo gobierno. Un Congreso Constitucional se reunió el 4 de enero de 1835 y
desconoció al vicepresidente Valentín Gómez Farías como vicepresidente (entonces
había un presidente interino, el Gral. Miguel Barragán). Mientras tanto, el Congreso
se asumió como Constituyente y aprobó el 23 de octubre de 1835 el proyecto de
Bases Constitucionales que suspendió la vigencia de la Constitución de 1824.

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El Congreso, a partir de ese proyecto, trabajó en la redacción de una nueva
legislación que se publicó en diciembre de 1836 con el nombre de Leyes
Constitucionales de la República Mexicana (conocido también como “Las Siete
Leyes”) que establecieron un sistema de gobierno centralizado. La República
Central estuvo regulada por dos documentos: las Leyes Constitucionales de la
República Mexicana (Siete leyes de 1836) y Las Bases de la Organización Política
de la República Mexicana (1843).

Se produjeron nuevas rebeliones que demandaron el centralismo y decidieron hacer


caso a la voluntad popular. Es entonces cuando se transformó al Congreso
Constitucional a Congreso Constituyente y se comienza a redactar una Carta Magna
Centralista. Las Siete Leyes fueron proclamadas en 1836.

La Primera Ley se dedicó a los derechos y obligaciones de los mexicanos y los


habitantes de la República. La Segunda aborda la organización de un Supremo
Poder Conservador. La Tercera al Poder Legislativo, sus miembros y a la formación
de las leyes. La Cuarta a la organización del Supremo Poder Ejecutivo. La Quinta al
Poder Judicial de la República Mexicana. La Sexta sobre la división del territorio de
la República y Gobierno interior de sus pueblos. La Séptima abordaba las
variaciones de las Leyes Constitucionales y artículos transitorios.

El proyecto se discutió y se aprobó entre el 24 de octubre y el 15 de diciembre de


1835 y se publicó por bando el 19 del mismo mes.

En México tardamos un poco en incorporar esta técnica legislativa, ya que ni en el


Acta Constitucional ni en la Constitución Federal, ambas de 1824, contenían un
capítulo de derechos del hombre, aunque ello no significa que no contuviera tales
prerrogativas fundamentales del ser humano, mas no de manera orgánica en un
apartado propio de la ley fundamental; en eso parece que seguimos más a la
Constitución de Cádiz.

Las Siete Leyes Constitucionales o Constitución de Régimen Centralista de 1836 es


un conjunto de leyes de rango constitucional, promulgadas el 30 de diciembre de
1836 por el presidente interino de México, José Justo Corro. Las leyes le dieron

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forma a un régimen centralista, contrario al régimen federal establecido en la
Constitución de 1824.

Andrews (2019) nos indica que en el texto fue aprobado en tres etapas: diciembre
de 1835, abril de 1836, y, por último, diciembre de 1836, momento en que fueron
promulgadas.

● La primera ley establecía quiénes podían ser considerados ciudadanos y


tener derecho a voto. Se debía saber leer y escribir, y un ingreso mínimo.
Quedaban excluidos los empleados domésticos.
● La segunda ley facultaba al presidente para cerrar el Congreso y la Corte
Suprema, suprimiendo la división de poderes al privilegiar al Ejecutivo.
Además, creaba un Cuarto Poder, llamado Supremo Poder Conservador, en
el que cinco miembros tenían plenos poderes sobre los demás. El poder
conservador se atribuía capacidades superiores.
● La tercera ley establecía la conformación y las facultades del Congreso.
● La cuarta ley establecía el mecanismo de elección presidencial: indirecto a
través del Senado, la Corte y una junta de ministros.
● La quinta ley regulaba el modo de elección de los miembros de la Suprema
Corte de Justicia.
● La sexta ley, introducía el cambio más radical: alteraba la división territorial,
pasando México de ser una república federal, a ser una república de régimen
centralista. Los estados desaparecían y pasaban a ser departamentos
controlados desde el poder central, y con gobernadores designados por el
presidente de la República.
● La séptima ley era en esencia una prohibición de alterar o cuestionar el
articulado anterior por un lapso de seis años a partir de su promulgación.
● El nuevo texto constitucional provocó airadas protestas en diferentes
regiones del país, siendo las más notables las que provocaron la separación
temporal de Yucatán, y la de Texas, volviéndo esta última definitiva. La
declaración de independencia texana encendió la mecha de una carrera
separatista que se extendió por el norte de México, derivando en la anexión
de los territorios del norte por parte de los Estados Unidos. Yucatán, sin

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embargo, se reintegró a México como estado federado en el marco de la
Guerra de Castas.
● Las Siete Leyes terminaron siendo derogadas durante la época de la
Intervención Estadounidense, en 1847.

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LAS BASES ORGÁNICAS DE 1843
Nava Mejia Mari Fer

Las Bases Orgánicas se promulgaron el 12 de junio de 1843, y fueron presentadas


por el presidente en turno Antonio López de Santa Anna, fueron el resultado de la
crisis mexicana, pues pese a que en 1836 se implantaron las “Siete Leyes” las
inconformidades continuaban, ya que estás solo aportaron una estabilidad temporal,
pues los intentos de separación de Texas, los conflictos con Francia y Estados
Unidos, la constante riña entre conservadores y liberales, eran problemáticas
latentes.

Tras estos acontecimientos en 1842 Nicolás Bravo reunió a ochenta personas que
constituyeron la Junta Nacional Legislativa, con el propósito de que elaborarán las
bases constitucionales que darían forma a una nueva estructura del régimen,
además de que intentaría conciliar los intereses de todos los grupos que
conformaban a la sociedad mexicana de esa época, de hecho se esperaba que “la
sociedad tomara forma, se aseguraría la libertad, se afirmaría el orden y comenzaría
una nueva época en la que el pueblo se colocaría a la altura de la civilización y
reclamaría miradas y simpatías de las naciones cultas.” (Serrano, 2013, 217).

Las Bases Orgánicas estaban integradas por 202 artículos contenidos en 11 títulos,
de primera impresión se denota el seguimiento de su carácter centralista, pues la
división territorial seguía manteniéndose en departamentos, distritos, partidos y
municipalidades, sin embargo, existirían cambio importantes en comparación con su
antecesora, uno de ellos fue la desaparición del Supremo Poder Conservador,
provocando que se retomara la división de los tres poderes clásicos, solo que en
esta ocasión el poder Ejecutivo se vería fortalecido en contraste con poder
Legislativo, pues tomó mayor relevancia dentro del sistema institucional, otra
modificación sustancial es que el período presidencial quedaría establecido en cinco
años de mandato, demostrando así su consolidación, por cierto algunas de sus
facultades eran: “rechazar las listas de candidatos a gobernadores que le enviaban
los departamentos, obtener capacidades extraordinarias, cuidar que la
administración de justicia por los tribunales y jueces fuera pronta, hacer guardar la

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constitución y las leyes, para cualquier persona sin distinción alguna.” (Serrano,
2013, 222)

Dentro del campo legislativo esta constitución se caracterizó por conservar sus
bases en cuanto a los requerimientos censitarios, esto aplicabá para diputados y
senadores, lo cual provocó el descontento de algunos agentes, pues se aseguraba
que con esto se evidenciaba el carácter elitista, es decir, que sólo se busca
favorecer a un grupo selecto, del mismo modo que ponía en duda la condición
representativa del poder Legislativo.

Un apartado importante de analizar y que es considerado como una aportación


significativa en materia de derechos humanos, es la incorporación del artículo 9°, en
donde se estableció por primera vez dentro de una constitución mexicana, la
prohibición de la esclavitud, pues el Estado se encargaría de velar por la libertad de
cualquier ciudadano que residiera en la nación, mediante el uso de las leyes,
ademas de que se garantizara la libertad de expresión y se avalaría la seguridad
juridica.

Este documento también se preocupó por abordar temas relacionados con materia
electoral, plantear la participación del gobierno de los departamentos, la situación de
los extranjeros, al sector de la religión, etc. Otro aspecto distintivo de las Bases
Orgánicas es que en el Título XI,”establecía que en cualquier momento podrían
hacerse alteraciones o reformas a éstas y, en las leyes que se dieran sobre esta
materia, se observaría todo lo prevenido respecto de las leyes comunes, sin más
diferencia que para toda votación, sea la que fuere, no se habrían de requerir ni más
ni menos de dos tercios de votos en las dos cámaras ” (Serrano, 2013, 225), este
planteamiento abriría las puertas a una implantación de una dictadura, además de
que contribuiría a la pronta expiración de esta constitución.

Con la persistencia de los problemas internos y externos dentro del país, que
contribuía al desarrollo de inestabilidad, sumado la inconformidad de distintos
grupos sociales, las Bases Orgánicas se ven obligadas a ser sustituidas, teniendo
así una corta vida dentro de la historia constitucional mexicana, sin embargo su
promulgación abriría las puertas a una nuevos aspectos que posteriormente serán
integrados en los próximos documentos constitucionales.

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CONSTITUCIÓN DE 1857.
Aldama Escalera Fernando de Jesús.

En materia de garantías individuales -hoy en día entendidos como derechos


humanos desde 2011- el derecho constitucional mexicano avanzó a paso rápido,
dando oportunidad para que el liberalismo político -además del económico- se
introdujera dentro la vida diaria de los ciudadanos. Aunque, sería necesario más de
medio siglo después, con la constitución de 1917, para que dichas garantías fueran
de facto iguales para todos, principalmente entre los sectores obreros y campesinos
de la República.

La Reforma liberal de 1857, a comparación de la constitución de Cádiz, logró la


secularización del Estado, algo que hasta el momento no había podido ser
consolidado sino hasta la fecha en cuestión. A eso habría que agregar una división
de poderes mejor definida y unificación de la república en entidades federativas
-estados autónomos con su propia constitución- pero con una cooperación entre
estados y el gobierno capitalino de la metrópoli -actual Ciudad de México-.

La constitución de 1917 -reforma a la de 1857- título segundo: De la Soberanía


Nacional y de la Forma de Gobierno; capítulo I, en su artículo 40 establece:
“Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa,
democrática, federal, compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo
concerniente a su régimen interior; pero unidos en una federación establecida
según los principios de esta ley fundamental”. Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos que Reforma la de 5 de febrero de 1857. Pág. 4]

Por lo que en materia organizativa marcó un antes y un después en el


ordenamiento constitucional de la República, dejándolo más claro en el artículo
39, mismo título, capítulo 1:
“La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo
poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo
tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su
gobierno”. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que Reforma
la de 5 de febrero de 1857. Pág. 4]

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Derivado de esta división entre las obligaciones estatales y los asuntos
eclesiásticos, la educación también experimentó múltiples cambios, convirtiéndose
ahora en un sistema de enseñanza laica, al igual que la libertad para elegir en
dónde trabajar y para quién hacerlo, estipulado en el título primero, sección I: “De
los Derechos del Hombre”; en los artículos 3, 4 y 5 respectivamente. Constitución de
1857 (Con sus Adiciones y Reformas hasta el año de 1901) Pág. 162]

Aunque, por otro lado, esto no evitó que el desgaste de la guerra entre liberales y
conservadores dejara a su paso un clima desolador en el cual la economía local se
vio fuertemente afectada. La pérdida demográfica se estima fue de 200,000 tropas
por parte de ambos bandos, pero también un debilitamiento político y militar,
dejando a la nación vulnerable para asegurar su soberanía.

Derivado de esta problemática, y del corte liberal de la constitución de 1857, fue


posible que se sentaran las bases de lo que en 1917 sería el Derecho Económico, y
la posterior configuración del mercado externo e interno de la nación en los años
subsiguientes. El análisis del derecho económico es algo reciente, con poco más de
cien años de antigüedad en México, pero su importancia en la configuración
nacional ha sido de mucha importancia al crear políticas públicas apegadas a la ley
y con un análisis crítico de la realidad, en el que se mide el costo-beneficio de una
propuesta, determinando así si es beneficiosa para la ciudadanía -desde el marco
económico: consumidores-; y si es que el estado posee la capacidad para llevar a
cabo dicha tarea, o por el contrario: debería ser conferida al sector privado.
Entre los asuntos de análisis económico normativo, por lo general la mayoría
se han centrado en la organización-distribución de bienes -canasta básica, servicios
de agua potable, electricidad, radio, internet, etc.-, servicios y telecomunicaciones
[V, Lopez. Economic vision of the Mexican Political Constitution. Pp. 16-21]

La proclamación de esta constitución también supuso el fin de un largo periodo de


inestabilidad constitucional dentro del poder legislativo, ejecutivo y judicial, al definir
sus labores a la par que jurisdicción de manera clara. Desde la constitución de
Cádiz, proclamada en su momento por Morelos, hasta las Bases Orgánicas, la
República estuvo sumergida en un estado de inestabilidad legal, en donde las
disputas dentro del poder ejecutivo eran constantes y afectan al ordenamiento

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constitucional. Con esto, una constitución podía contradecirse a sí misma en
algunos artículos como fue el caso de Cádiz, al permitir la autonomía del Virreinato
de la Nueva España ante la corona española, más en materia estatal, seguía
permitiendo la injerencia de la iglesia en la política, incluso decretando que la
religión oficial del estado es la católica. [P, Galeana. México y sus Constituciones.
Pp. 33-63]

Con la Constitución de 1824, una vez consumada la independencia del Virreinato,


ésta adquirió un corte más liberal que la anterior ya mencionada, pero cuya duración
terminaría con la llegada de Santa Anna al Ejecutivo e imponer las Siete Leyes que
llevaron a un régimen político centralizado, solo para ser posteriormente derogadas
por la Bases Orgánicas que, irónicamente, pertenecían al mismo corte centralista.

La Constitución de 1857, además, definiría lo que sería el orden político de la


nación, en donde es posible entrar a profundidad en el título segundo, sección I: De
la soberanía nacional y de la forma de gobierno; artículos 39 al 41, en donde se
establece que la nación se erige como una República federativa, representativa y
democrática, en donde la soberanía nacional reside esencialmente en el poder
político del pueblo, haciéndolo valer a través de los poderes de la Unión.
Por si fuera poco, dicha constitución retomó la división de poderes clásica, en
donde los poderes de la República se dividen entre el Ejecutivo, Legislativo y
Judicial, impidiendo que estos tres poderes puedan ser centralizados por un solo
individuo. Todo esto estipulado en el Título tercero: De la división de poderes; art.
50, además de incluir en el mismo título la organización del Congreso de la Unión y
el Senado en los artículos 51 al 64. Constitución de 1857 (Con sus Adiciones y
Reformas hasta el año de 1901) Pp. 174-187]

Pese a que la mayoría de los artículos que componen la constitución de 1857 no


son los mismos a los de su reforma de 1917, y la actual constitución de los últimos
20 años, es posible afirmar que Las Leyes de Reforma marcaron un antes y un
después en la organización constitucional de la República, y que muchos de sus
postulados han sido retomados por las reformas posteriores, marcando así el
camino de un marco legislativo, y político, orientado en el presidencialismo liberal.

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