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“Sin embargo esta Sala ya ha señalado, que los privilegios y prerrogativas de las que goza la
Administración Pública en sus distintas manifestaciones (centralizada, descentralizada, nacional, estadal
o municipal, funcional, etc.), son taxativos y deben ser interpretadas de manera restrictiva ya que de
hacer una interpretación amplia o aplicar analogía de dichas normas, se atentaría contra el derecho a la
igualdad y justicia social que se consagra como principio fundamental en la Constitución, así como
tampoco son extensibles como lo sería el caso de las empresas de la Administración Pública (Vid.
sentencias N° 1331/17.12.2010 y N° 1453/10.08.2011). Por ello, de los únicos privilegios que gozan los
Institutos Autónomos son: 1) el antejuicio administrativo (artículos 56 al 62 de la Ley Orgánica de la
Procuraduría General de la República); 2) que no opera la confesión ficta (artículo 68 eiusdem); 3) no
pueden ser condenadas en costas (artículo 76 ibidem); 4) no se les puede exigir caución (artículo 71
eiusdem); 5) no están sujetas a medidas preventivas o ejecutivas (artículo 75 ibidem), recordando sobre
este punto lo ya dicho por esta Sala en sentencia N° 1104/23.05.2006; 6) que tienen consulta obligatoria
ante una sentencia definitiva desfavorable (artículo 72 eiusdem); 7) que se requiere autorización para
transar, convenir, desistir, comprometer en árbitros y conciliar (artículo 70 ibidem); 8) que poseen un
régimen especial de citaciones y notificaciones (artículos 66, 81, 82, 83, 85 y 86 eiusdem); 9) que las
autoridades y representantes de los entes públicos no están obligados a absolver posiciones juradas ni
prestar juramento decisorio (artículo 78 ibidem); 10) tienen un régimen especial de ejecución de
sentencias condenatorias (artículo 87 al 89 eiusdem)”.