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Egipto
Hacia el año 5500 a. de C. aparecen los primeros poblados a lo largo del Nilo y,
gradualmente, se van desarrollando dos culturas. Una de ellas se establece en las terrazas
altas del valle fluvial meridional del Alto Egipto; la otra, en la región climática más moderada
de las tierras llanas septentrionales del delta, el Bajo Egipto.
Egipto era una sociedad cerrada, separada del resto del mundo por desiertos y
debido a ello no fue influenciada por otras culturas. Los arquitectos y artistas no le atribuían
valor a la originalidad, por ello a pesar de las innovaciones Egipto tendió a retener los
elementos. Era parte de su religión pensar que la vida nunca sería mejor que en la época
dorada cuando los dioses habitaron la tierra, y por eso no se molestaban en hacer grandes
cambios en sus construcciones o pinturas. El objetivo del antiguo egipcio, fuese agricultor,
artesano, noble o sacerdote, era vivir en concordancia con el maat, el orden recto de las
cosas establecido con la creación del mundo. Por lo tanto, el abogar por un cambio radical,
fuera de orden material, social o religioso, suponía violar el maat.
Para los egipcios la arquitectura tenía una función simbólica, no práctica y por ello
no creían el expresar la naturaleza de los materiales. Al principio incorporaba elementos
derivados de los árboles, plantas y ladrillo de barro.
Durante 31 dinastías, más de 2.700 años, la arquitectura egipcia sólo experimentó
cambios realmente muy sutiles. Los fines de la cultura egipcia, y de la arquitectura que
alojaba sus instituciones, eran la continuidad y el orden. Este interminable esfuerzo por
contrarrestar el tiempo, la muerte y el deterioro puso al arquitecto al servicio de la tradición.
Ello fue suscitado, en parte, por la necesidad de ejercer un dominio adecuado sobre el Nilo,
lo cual requería de una cooperación social permanente y de una estricta disciplina. En la
antigua sociedad egipcia, el hombre y la naturaleza estaban vinculados por unos lazos fijos,
inmutables, y el faraón se convirtió en el símbolo divino de la relación permanente entre
hombre y naturaleza. En consecuencia, la egipcia fue una arquitectura de macizas formas
geométricas, nítidas y cristalinas. Los egipcios apreciaban la grandeza, la masa y la solidez
como símbolos de durabilidad, como garantía de seguridad ilimitada e indestructibilidad.
Templos
Antes de entrar hay una avenida bordeada de esfinges que conduce a la fachada principal.
A los lados de la puerta triunfal se encuentran dos grandes torres con mástiles u obeliscos.
Una vez atravesada la puerta nos encontramos en el patio abierto o sala hipetra donde se
realizaban ceremonias religiosas, aunque el lugar para el culto popular era la sala hipóstila,
una cámara cubierta y llena de columnas. Luego, el santuario o la sala del altar se rodeaba
por pasillos y dependencias, y alli se encontraba la imagen de la divinidad. Solo podian
ingresar el sacerdote y el faraon.
Sepulcros
El egipcio creia en la necesidad de conservar su cuerpo para obtener la inmortalidad y por
ello embalsamaba los cadáveres y le concedia una enorme importancia a su sepultura. El
pueblo bajo era enterrado bajo tierra, los grandes ciudadanos en mastabas y los faraones
en las piramides.
Las mastabas tienen forma de pirámides truncadas. La puerta de entrada conduce a la
capilla funeraria, cuyas paredes se hallan decoradas con relieves policromados y pinturas
que narran la vida del difunto.
Cuenta con una habitación para el rey fallecido, un lugar para el ritual, un trono y una
estatua del rey.
El recinto está cerrado por una pared de piedra caliza.
El uso de la piedra constituyó en un gran avance
tecnológico para la creación de pirámides.
Templos egipcios
El templo de Khonsu