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TRIBUNAL : 2° Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago

RIT : O – 1526 – 2014


CARATULA : “SALAS con BOETSCH S.A.”
ABOGADO : Gonzalo Alfonso Estay Rojas

EN LO PRINCIPAL: CONTESTA DEMANDA DE INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS POR

ACCIDENTE DEL TRABAJO; PRIMER OTROSÍ: ACREDITA PERSONERÍA, ACOMPAÑANDO

DOCUMENTO; SEGUNDO OTROSÍ: MEDIOS DE PRUEBA; TERCER OTROSÍ: SOLICITA FORMA

ESPECIAL DE NOTIFICACIÓN; CUARTO OTROSI: SOLICITA AUTORIZACIÓN PARA EFECTUAR

ACTUACIONES EN FORMA ELECTRONICA; QUINTO OTROSI: PATROCINIO Y PODER.

S. J. L. DEL 2º JUZGADO DE LETRAS DEL TRABAJO DE SANTIAGO

CRISTIAN BOETSCH FERNANDEZ, constructor civil, actuando en nombre

y representación, según se acreditara de BOETSCH S.A., sociedad del giro de su denominación,

ambos domiciliados en esta ciudad, calle Coyancura Nº 2283, piso 15, comuna de Providencia, en

Procedimiento Ordinario, sobre Indemnización de perjuicios por supuesto accidente del Trabajo,

caratulados “SALAS con BOETSCH S.A.”, causa RIT Nº O–1526–2014, a US., con respeto digo:

Que dentro del plazo establecido en el artículo 452 del Código del Trabajo,

vengo en contestar la demanda laboral sobre Indemnización de perjuicios por supuesto accidente

del Trabajo, deducida en contra de mi representada BOETSCH S.A., por don ANARCO ENRIQUE

SALAS PEREIRA, conforme los antecedentes de hecho y derecho que paso a exponer:

I.- LOS HECHOS.

I.1.- Contratación y Condiciones de Trabajo del demandante.

Con fecha 7 de mayo de 2012, se suscribió un contrato de trabajo entre mi representada,

Gespro Soluciones S.A., y el demandante, don Gonzalo Fernando Aqueveque Arancibia, en

virtud del cual la primera contrató al último para que prestara, bajo dependencia y subordinación, los

servicios de “Gásfiter”. Se dejó constancia de que el trabajador se incorporó a la empresa con esa

misma fecha.

De conformidad al contrato de trabajo, en lo que nos interesa, entre las partes se dieron los

siguientes pactos:

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a) Que las funciones las debía cumplir el demandante en la obra Matriz Hotel Ibis, obra Nueva

Estación, Puerto Valparaíso, ubicada en Avenida Errázuriz nº 629, de la comuna de Valparaíso,

conforme a lo pactado en la cláusula Décimo Cuarta del contrato;

b) Que la jornada de trabajo era de lunes a viernes, de 8 a 17:30 horas, con 90 minutos para

colación, que no forman parte de la jornada de trabajo; y los días sábado de 8 a 14 horas, con

60 minutos para colación. Se pactó que si la empresa mandante establece un horario de trabajo

distinto al anterior, respetando las 45 horas semanales, aquel prevalecerá, mientras dure la

faena correspondiente. En la práctica, el trabajador desempeñó una jornada de 45 horas

semanales, distribuidas de lunes a viernes, de 8 a 8 horas, con una hora de descanso para

colación;

c) Que la remuneración del trabajador sería la suma de $182.000.- por concepto de sueldo base;

más asignación de movilización de $33.600; y una asignación de colación de $21.000; y

gratificación conforme al artículo 50 del Código del Trabajo; y

d) Que el contrato se pactó por obra o faena, hasta el término de la obra individualizada en la letra

a) precedente.

Es del caso que con esa misma fecha, se otorgó al trabajador una instrucción preventiva de

riesgos laborales, y se dejó constancia de la entrega de un ejemplar del Reglamento Interno de

Orden, Higiene y Seguridad, bajo la firma del trabajador.

Asimismo, con esa misma fecha se dejó constancia de la entrega de los elementos de

protección personal destinados a prevenir accidentes del trabajador, entre los que se cuentan los

siguientes: casco de seguridad; pantalones; protectores visuales; protectores auditivos; zapatos de

seguridad; polera; y guantes de seguridad.

Por su parte, se le hizo saber al trabajador, en cumplimiento de la normativa vigente, los

riesgos a los que se encontraba expuesto con ocasión de la prestación de sus servicios, de lo que

declaró estar en conocimiento bajo su firma.

Por último, con esa misma fecha 7 de mayo de 2012, se pactó con el trabajador el

desempeño de horas extraordinarias.

Cabe señalar que durante el tiempo en que el trabajador prestó efectivamente los servicios

contratados, a éste se le impartió, junto a otros trabajadores de la empresa, charlas de capacitación

en prevención de riesgos, llamadas “Charlas de 5 Minutos”. Entre ellas, se cuenta una sobre

Traslado de Material, en la que participó el trabajador.

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Con todo, el demandante es un trabajador con vasta experiencia, y de un muy buen nivel

técnico, lo que nos permite concluir que tiene perfecto y cabal conocimiento de la forma como se

debe desempeñar su trabajo, y de los riesgos a los que se encuentra expuesto con ocasión de su

desempeño.

I.2.- Características del giro de la empresa.

Como S.S. ya habrá advertido, mi representada se dedica a la prestación de servicios de

gasfitería e instalaciones sanitarias, principalmente para empresas constructoras, para las cuales se

desempeña como contratista. Por ello, GESPRO Soluciones S.A. no cuenta con faenas propias, sino

sólo con una oficina administrativa, desarrollándose sus labores en las obras o faenas de las

empresas principales que la contratan.

La empresa cuenta con un Prevencionista de Riesgos, quien ha desarrollado procedimientos

destinados a prevenir los riesgos asociados a la prestación de los servicios a los que se dedica la

empresa, y se realiza una permanente labor de educación y capacitación de nuestro personal,

tendiente al mismo propósito.

Asimismo, y en cumplimiento de la normativa vigente, GESPRO Soluciones S.A. aplica los

sistemas de gestión, seguridad y salud ocupacional que implementan sus empresas principales, y

en el caso que nos ocupa, implementó el sistema de la dueña de obra o faena en la que se

prestaban los servicios, Boesch S.A.

Por último, durante las licencias médicas por accidente del trabajo de que hizo uso el actor,

concluyó la obra o faena para la que fue contratado, razón por cual al término de dichas licencias, el

actor fue despedido, por la causal contemplada en el artículo 159 nº 5 del Código del Trabajo, con

fecha 30 de noviembre de 2012. El respectivo finiquito del contrato de trabajo fue ratificado por el

trabajador, ante Notario, con fecha 13 de diciembre de 2012.

1.3.- Circunstancias del accidente.

Es del caso que con fecha 13 de junio de 2012, siendo aproximadamente las 10:30 horas,

el actor se encontraba descargando material (tuvos de PVC), para desempeñar las labores

contratadas, desde una camioneta tipo pick-up, cubierta.

Es del caso que en una actitud imprudente, y contraviniendo las instrucciones entregadas en

los días anteriores, en relación a la forma como deben ser trasladados los materiales, el actor

decidió por su propia iniciativa subir al techo del furgón marca Fiat Fiorino para descargar el

material, lo que era absolutamente innecesario, en atención a que era perfectamente posible realizar

esa tarea desde el costado del furgón (que no es especialmente alto). Debemos tener presente que

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el material que se descargaba eran tuvos de PVC, los que no son de un gran peso, y tienen cierta

flexibilidad, lo que permite su descarga sin necesidad de subir, en este caso, al techo de la

camioneta. Se trataba, en definitiva, de la descarga de un producto liviano, y perfectamente

manejable.

Del relato del actor, se desprende fehacientemente que mi representada había adoptado las

medidas de seguridad necesarias para prevenir accidentes como el que nos ocupa: en efecto, el

actor declarar que al momento del mismo se encontraba haciendo uso de su casco de seguridad.

Es más: la acción del trabajador fue abiertamente negligente, habida consideración de que

el día del accidente estaba lloviendo, aumentando las probabilidades de resbalar. Si tomamos en

consideración que el techo de los vehículos no está, por regla general, diseñado para que las

personas caminen sobre él, y que por ser metálico es altamente resbaloso cuando está húmedo,

sólo podemos concluir que la acción del actor no sólo fue imprudente, sino también temeraria.

Así se desprende de la declaración que el actor hizo al momento de realizarse la

investigación interna del accidente, que evacuó mi representada, al señalar: “El día 13 de junio del

2012 en la obra NEV VALPO: llegando de retirar material donde un Proveedor; al momento de estar

descargando y Producto de que tenía los zapatos resbalosos por que estaba lloviendo muy fuerte,

Cai hacia atrás de la camioneta y para no caer de espalda ya que me podía golpear en la cabeza,

giré el cuerpo cayendo con el brazo izquierdo y golpeandome la cabeza el mismo lado. Ahí mi

supervisor Denis Mezaano cuando se dio cuenta de mi accidente me traslado hasta la Mutual de

Seguridad.”

Según la investigación del accidente, el trabajador incurrió en errores, actos subestándares,

que motivaron en definitiva el accidente, como son: actuar a velocidad anormal; no advertir el

peligro, y no respetar los procedimientos. A ello se sumó condiciones ambientales anormales: lluvia

en el lugar del accidente.

Como S.S. habrá advertido, mi representad adoptó inmediatas medidas tendientes a darle

atención al actor: en efecto, se lo llevó inmediatamente a la Mutual de Seguridad para que fuera

atendido.

Con fecha 13 de junio de 2012, mi representada efectuó la Denuncia Individual de Accidente

del Trabajo (DIAT), en la que se describió el accidente de la siguiente forma: “Se encontraba

bajando material de la camioneta por la parte tracera de estar subido en ella. Al querer bajar resbaló

y cayó de costado al piso”.

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Inicialmente, el trabajador recibió Orden de Reposo por 17 días, esto es, hasta el 29 de junio

de 2012. Luego, recibió las siguientes licencias médicas:

1. Por otros 20 días, hasta el 19 de julio de 2012;

2. Luego, por otros 15 días, hasta el 3 de agosto de 2012;

3. Por 7 días, hasta el 10 de agosto de 2012;

4. Por 27 días, hasta el 6 de septiembre de 2012;

5. Luego, por 4 días, hasta el 10 de septiembre de 2012;

6. Por 20 días, hasta el 30 de septiembre de 2012;

7. Por 16 días, hasta el 16 de octubre de 2012;

8. Por 28 días, hasta el 13 de noviembre de 2012;

9. Por 17 días, hasta el 30 de noviembre de 2012.

No presentando el actor más licencias médicas, y habiendo sido dado de alta por la entidad

administradora de la Ley de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, y habiendo

concluido la obra o faena para la que fue contratado, se procedió a despedirlo, ratificando el finiquito

correspondiente con fecha 13 de diciembre de 2012.

.5.- Cumplimiento de las Medidas de Prevención de Accidentes del Trabajo.

Mi representada ha dado estricto cumplimiento a las obligaciones que rigen sobre la materia,

y cuyo marco general se encuentra establecido en los incisos 1° y 2° del artículo 184 del Código del

Trabajo, que dispone: “El empleador estará obligado a tomar todas las medidas necesarias para

proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores, informando de los posibles riesgos y

manteniendo las condiciones adecuadas de higiene y seguridad en las faenas, como también los

implementos necesarios para prevenir accidentes y enfermedades profesionales.

“Deberá asimismo prestar o garantizar los elementos necesarios para que los trabajadores

en caso de accidente o emergencia puedan acceder a una oportuna y adecuada atención médica,

hospitalaria y farmacéutica.”

Mi representada cuenta con un Reglamento Interno de Orden, Higiene y Seguridad, donde

se tratan los riesgos a los que se encuentran expuestos los trabajadores, y las medidas para

evitarlos; cuenta con procedimientos de trabajo seguro; entrega a sus trabajadores implementos de

seguridad; les da a conocer los riesgos a los que se encuentran expuestos, y los capacita en su

prevención, etc.

Para cumplir adecuadamente con estas obligaciones, especialmente en lo que dice relación

a la oportuna atención del trabajador accidentado, y la adecuada implementación de las medidas y

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acciones de seguridad, mi representada se encuentra afiliada a la Mutual de Seguridad de la

Cámara Chilena de la Construcción.

Lamentablemente, y a pesar de todas estas medidas activas de prevención, a mi

representada no le fue posible impedir el accidente sufrido por el actor, por cuanto éste obedece

exclusivamente a su imprudencia.

La jurisprudencia es conteste en exigir al empleador, en su labor de cuidado y protección de

sus trabajadores, aquel grado de esmerada diligencia y cuidado que un hombre juicioso emplea en

la administración de sus negocios importantes. A nuestro juicio, al tenor de lo señalado

anteriormente, y las probanzas que aportaré en la oportunidad procesal correspondiente, mi

representada ha empleado dicho grado de diligencia y cuidado en la protección de sus trabajadores,

razón por la cual no le es imputable el accidente sufrido por el actor. Con todo, en el evento

improbable que S.S. estime que a mi representada sí le cabe algún grado de responsabilidad,

corresponde que se tome en consideración sus acciones destinadas a prevenir los accidentes de

sus trabajadores, especialmente al momento de determinar las eventuales indemnizaciones de

perjuicio que puedan corresponder.

I.6.- Consecuencias del Accidente.

De la información proporcionada por la Mutual de Seguridad de la Cámara Chilena de la

Construcción, se desprende que el accidente tuvo como única consecuencia las lesiones reseñadas

precedentemente, y que en definitiva se determinó un grado de incapacidad del 22,5%, según de

desprende de Resolución nº 2013-0569, del 2 de mayo de 2013.

Sin embargo, las consecuencias que el actor le atribuye al accidente, aparecen como

absolutamente desproporcionadas en relación a la naturaleza de la lesión sufrida. Por ello, y

aplicando las normas generales sobre la materia, es a él a quien le corresponde acreditar dichas

consecuencias.

I.7.- Pronunciamiento sobre los hechos contenidos en la demanda, aceptándolos o

negándolos en forma concreta.

En atención a la exigencia impuesta por el inciso 2° del artículo 452 del Código del Trabajo,

paso a ocuparme de los hechos contenidos en la demanda, aceptándolos o negándolos en forma

concreta:

I. En relación al apartado “1.1 ANTECEDENTES FÁCTICOS.”:

a. Estamos de acuerdo en la fecha del contrato, las labores contratadas, y el lugar donde

se desempeñaban;

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b. No es efectiva la remuneración declarada por el actor, y tampoco la jornada de trabajo,

remitiéndonos a lo expresado en el punto I.1.- de esta contestación;

c. No es efectiva la fecha del despido: éste se verificó el 30 de noviembre de 2012, fecha

de término de las licencias médicas del actor, y el correspondiente finiquito se ratificó

por el actor con fecha 13 de diciembre de 2012;

II. En relación con el apartado “1.2.- EL ACCIDENTE”:

a. No es efectivo lo afirmado en relación a las condiciones de la parrilla instalada en la

camioneta en la que se produjo el accidente;

b. No es efectivo el diálogo que el actor dice haber sostenido con el jefe de obra de la

mandante;

c. No es efectivo que al actor se le haya ordenado subir al techo de la camioneta;

d. No es efectivo que el accidente se haya producido por una falta de planificación e

improvisación en los aspectos de seguridad, ni el resto de las afirmaciones contendias

en la página 6 de la demanda;

III. En relación con el apartado “1.3.- LESIONES SUFRIDAS (físicas y psíquicas)”:

a. No podemos pronunciarnos sobre este punto, por lo que será el actor quien deberá

acreditar sus afirmaciones.

II.- EL DERECHO.

II.1.- Petición Principal: Excepción de Finiquito.

Como el propio actor reconoce en su demanda, con fecha 13 de diciembre de 2012, ratificó

ante Notario el finiquito de la relación laboral habida con mi representada, durante la vigencia de la

cual se produjo el accidente que nos ocupa.

En ese orden de cosas, se dio cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 177 del Código del

Trabajo, especialmente en su inciso 2º.

Al decir de los profesores William Thayer y Patricio Novoa, el finiquito es “el instrumento

emanado y suscrito por las partes del contrato de trabajo, empleador y trabajador, con motivo de la

terminación de la relación de trabajo, en el que dejan constancia del cabal cumplimiento que cada

una de ellas ha dado a las obligaciones emanadas del contrato, sin perjuicio de las excepciones o

reservas con que alguna de las partes lo hubiere suscrito, con conocimiento de la otra.

“El finiquito en cuanto acto jurídico representa una convención y, frecuentemente, es de

carácter transaccional.” (Manual de Derecho del Trabajo – Tomo III. Editorial Jurídica de Chile.

Santiago de Chile, 1998. Pág. 120).

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En la especie, el actor no hizo reserva en el finiquito, respecto de la acción que ejerce en

este juicio.

A este respecto, se ha fallado: “Asimismo, como se indicó el finiquito legalmente celebrado

tiene la misma fuerza que una sentencia firme o ejecutoriada, es decir tiene mérito ejecutivo, según

lo prescribe el inciso final del artículo 177 del Código del Trabajo. Pues da cuenta del término de la

relación laboral en la forma que en él se consigna, es decir, se trata indudablemente de una

convención que genera o extingue derechos y obligaciones, que se origina en la voluntad de las

partes que lo suscriben, es vinculante para quienes concurrieron a otorgarlo al dar por terminada

una relación laboral, esto es, a aquellos que consintieron en finalizarla en determinadas condiciones

y expresaron su asentimiento libre de todo vicio.

“Que en los términos referidos precedentemente, también resulta aplicable la regla

contenida en el artículo 1545 del Código Civil, que dispone que todo contrato legalmente celebrado

es una ley para los contratantes y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por

causas legales.

“NOVENO: Que en el caso en estudio, si el trabajador concurrió a la suscripción del finiquito sin

objeción de las prestaciones que se consignaron en ese instrumento y sus montos, ni hace reserva

de su intención de reclamar de las acciones provenientes de una eventual enfermedad profesional,

de la cual ya tenía conocimiento pues la misma había sido diagnosticada con fecha 13 de

septiembre de 2007; y, en cambio, declara en la cláusula tercera del finiquito, que el empleador

nada le adeuda por ningún concepto de remuneraciones, con excepción de los conceptos

estipulados en la referida cláusula, ni por ningún otro concepto, sea de origen legal o contractual,

tras lo cual el trabajador le otorga al empleador, el más amplio y completo finiquito declarando no

tener cargo alguno que formular, no puede con posterioridad, accionar para obtener las prestaciones

que pretende mediante la acción ejercida en la presente causa, pues contrariamente a lo sostenido

por la demandante, las prestaciones que por esta vía se reclaman, se encuentran ya comprendidas

en el finiquito que se viene analizando, pues las indemnizaciones a que hace alusión el artículo 69

de la Ley 16.744, tienen su origen en el contrato de trabajo y como consecuencia del incumplimiento

del artículo 184 del Código del Trabajo, de manera que y por lo que contrario a lo que la parte

demandante señala en el traslado conferido respecto de la excepción de finiquito opuesta, el inciso

segundo de la estipulación quinta del referido instrumento, comprende las acciones que en esta

causa se intenta promover, toda vez que la disposición antes citada, 184 del Código del Trabajo, y

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todas las obligaciones y derechos que vinculan a las partes, tienen su origen en el contrato de

trabajo.” (Causa RIT O-3552-2012, del 1er Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago).

Por lo expuesto, a juicio de esta parte corresponde que S.S. en definitiva acoja la excepción

de finiquito, rechazando en consecuencia la demanda en todas sus partes.

II.2.- Petición Subsidiaria: Se rechace la demanda.

Para el evento improbable que S.S. rechace la excepción de finiquito, y en subsidio de ella,

vengo en solicitar se sirva tener a bien rechazar la demanda, en base a las siguientes

consideraciones:

El artículo 184 del Código del Trabajo, en su inciso 1º, dispone que: “El empleador estará

obligado a tomar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de los

trabajadores, informando de los posibles riesgos y manteniendo las condiciones adecuadas de

higiene y seguridad en las faenas, como también los implementos necesarios para prevenir

accidentes y enfermedades profesionales.”

De conformidad a la jurisprudencia mayoritaria de nuestros tribunales, y a la opinión de los

tratadistas, el empleador responde, respecto de esta materia, de la culpa levísima, esto es, “la falta

de aquella esmerada diligencia que un hombre juicioso emplea en la administración de sus negocios

importantes. Esta especie de culpa se opone a la suma diligencia o cuidado.” (Art. 44 inc.penúltimo

Código Civil).

Sin embargo, es posible que aún cuando el agente obligado a emplear dicho grado de

diligencia y cuidado dé cumplimiento a dicha obligación, se produzca un resultado indeseado: en

este caso, un accidente del trabajador.

Por ello, el legislador ha considerado esta posibilidad, al disponer en el artículo 69 de la Ley

16.744, que “Cuando, el accidente o enfermedad se deba a culpa o dolo de la entidad empleadora o

de un tercero, sin perjuicio de las acciones criminales que procedan, deberán observarse las

siguientes reglas:

“a) El organismo administrador tendrá derecho a repetir en contra del responsable del accidente, por

las prestaciones que haya otorgado o deba otorgar, y

“b) La víctima y las demás personas a quienes el accidente o enfermedad cause daño podrán

reclamar al empleador o terceros responsables del accidente, también las otras indemnizaciones a

que tengan derecho, con arreglo a las prescripciones del derecho común, incluso el daño moral.”

De lo expuesto, se desprende que cabe la posibilidad de que el accidente no se deba a

culpa o dolo del empleador, y que, en consecuencia, no le sea imputable a éste.

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En efecto, para la adecuada comprensión de estas materias, debemos tener en

consideración que de las disposiciones citadas precedentemente se puede establecer que la ley

dispone como presupuesto de la acción de indemnización de perjuicios por accidente de trabajo,

que el siniestro sufrido por el actor provenga del actuar negligente o dañoso del empleador,

entendiéndose por tal aquél que no cumple con la obligación indicada el artículo 184 del Código del

Trabajo.

De este modo, para que dicha responsabilidad tenga lugar deben concurrir copulativamente

los siguientes requisitos:

a) Que se haya producido un accidente del trabajo;

b) Que dicho accidente sea imputable a dolo o culpa del empleador, esto es, que se deba al

incumplimiento por parte del empleador de su obligación legal de seguridad y al deber de protección;

3) Que el accidente le haya ocasionado perjuicios al trabajador.

En la especie, nadie discute que estamos frente a un accidente del trabajo.

Sin embargo, a nuestro juicio falta el segundo de dichos requisitos, esto es, que el accidente

sea imputable a dolo o culpa del empleador. En efecto, consideramos que el accidente que nos

ocupa obedece única y exclusivamente a la negligencia o descuido del propio actor, quien realizó

una acción imprudente, al subir al techo de un vehículo motorizado, en un día de lluvia.

Aquí seguimos a don René Abeliuk, que al referirse a la culpa de la víctima, sostiene que si

“la culpa de la víctima ha sido la única causa del daño: en tal caso es evidente que no hay

responsabilidad para el autor del mismo, porque no hay culpa suya, como si un peatón cruza de

improviso la calzada a mitad de cuadra y es atropellado por un vehículo que transita respetando las

exigencias reglamentarias” (Abeliuk, René. Las Obligaciones Tomo I. 4ª Edición. Editorial Jurídica

de Chile. 2001. Pág. 220). Cita, para fundar su afirmación, lo siguiente: “RDJ, T.64, sec. 4ª, pág.

386. En sentencia publicada en F.M. Nª 460, sent. 3ª, pág. 11, se negó lugar a idemnización a un

trabajador que no acató las normas de seguridad del reglamento interno de la empresa. ” (Idem). En

la especie, el actor no desempeñaba una labor que lo colocara en una situación de peligro: su

trabajo, como gásfiter, no implica ni lo obliga a subirse al techo de un vehículo motorizado, y menos

aún un día de lluvia. Ese no es uno de los riesgos a los que un gásfiter se ve generalmente

expuesto, Lo que ocurrió fue que el actor se desplazó de manera descuidada, negligente y

temeraria, y por ello tropezó, y cayó.

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Por ello, sostenemos inicialmente que el accidente del que se trata en autos no obedece a

culpa o dolo de mi representada.

Es más: esta afirmación se encuentra reafirmada en la falta de fundamento legal de la

demanda. En efecto, el actor desarrolla el derecho aplicable a este caso concreto, sobre la base del

artículo 184 del Código del Trabajo, que establece un deber genérico de cuidado y protección del

empleador respecto de sus trabajadores. Sin embargo, ese deber genérico es aterrizado por el

legislador en una serie de obligaciones específicas y concretas, que le imponen al empleador

deberes en relación a estas materias, como por ejemplo, contar con un reglamento interno de orden,

higiene y seguridad; hacer saber al trabajador los riesgos a los que se encuentra expuesto; proveer

al trabajador elementos de protección personal, etc., los que se encuentran contenidos en diversos

cuerpos legales.

El actor, en su demanda, no imputa a mi representada ningún incumplimiento específico:

¿Por qué? Porque tiene cabal conciencia de que no se ha incurrido en ninguno de ellos, lo que

permite concluir que en definitiva el accidente ocurrió única y exclusivamente por una acción

descuidada, imprudente y temeraria del actor.

Por lo expuesto, a nuestro modesto entender, y en subsidio de la excepción de finiquito,

para el evento improbable que S.A. no la acoja, corresponde que se rechace la demanda, por no ser

imputable el accidente de autos a mi representada.

II.2.- Segunda Petición subsidiaria: Se rebaje prudencialmente la indemnización demandada.

Para el evento improbable que S.S. estime que a mi representada le es imputable culpa en

el accidente que nos ocupa, vengo en solicitar que los montos demandados por el actor, por

concepto de daño moral, sean rechazados en todas sus partes, o en su defecto que sean rebajados

prudencialmente, en base a las siguientes consideraciones de hecho y de derecho:

El actor pretende, por concepto de daño moral, la suma de $30.000.000.- (treinta millones

de pesos). Conforme a la doctrina moderna, lo sustenta en un perjuicio de sufrimiento y en un

perjuicio de agrado.

Lo sustenta en que a concecuencia del accidente que nos ocupa, “El perjuicio causado ha

sido enorme dado que mi única fuente de ingresos son mis manos, y tener una limitación severa de

movilidad en mi muñeca de por vida me tiene sumamente angustiado.

“Como se puede ver, tras el accidente sufrido, mi vida cambió de forma violenta y abrupta.

No sólo por la afectación física que suponen las gravísimas lesiones sufridas; sino por el trauma

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psíquico y por las consecuencias familiares que dicho accidente han traído, como efectos

colaterales del mismo, que dejaron secuelas”.

Lamentablemente, el actor sufrió un accidente en su lugar de trabajo, y es posible que esta

situación le haya causado algunas molestias y sinsabores. Pero no es más que eso. Lo que ocurre

es que, con la excusa del accidente sufrido, el actor pretende obtener un provecho económico, que

va mucho más allá de lo razonable y prudente, y que no guarda proporción alguna con las lesiones

sufridas. En efecto, no desarrolla en qué aspectos su vida “cambió de forma violenta y abrupta”. Más

adelante, al referirse al derecho, señala que ha “dejado de lado mis actividades familiares, sociales y

deportivas, propias de una persona de mi edad”. Sin embargo, no se refiere a ninguna situación

concreta que le haya significado un daño o perjuicio de dolor o sufrimiento, o de pérdida de los

placeres de la vida. Su demanda se basa en puras generalidades, que no permiten sustentar en

forma concreta el monto que demanda.

Parece olvidar que este tipo de daños también debe ser acreditado por los medios de

prueba legal. Seguimos en esto a don Pablo Rodríguez, que señala: “Desde ya, digamos que el

daño moral no es el precio del dolor (pretium doloris). Esta ha sido una de las tendencias más

generalizadas sobre su naturaleza y contenido. La ausencia de una concepción sólida y

generalizada sobre este tipo de daños ha difucultado, todavía más, la prueba y fijación de la

reparación subsecuente. Tan anárquica ha resultado esta materia que los Tribunales de Justicia se

han arrogado la facultad de determinar el daño moral discrecionalmente, invocando una atribución

que la ley no sólo no les concede, sino que les niega expresamente en numerosas disposiciones

(Artículo 1698 del Código Civil, 170 y 341 y ss. del Código de Procedimiento Civil, 451 y ss. del

Código de Procedimiento Penal, etc.). Pocos son los elementos que sirven para la fijación y prueba

del daño moral. Desde luego, el daño moral no puede identificarse en materia contractual y

extracontractual. A juicio nuestro, en el campo contractual sólo cabe hablar del daño moral en la

medida que el incumplimiento de una obligación de esta índole (lesión de un derecho patrimonial)

provoca un daño en el fuero interno de la persona (lesión de un derecho o interés extrapatrimonial),

en razón de la naturaleza de la obligación y la gravedad del atentado, el cual se revierte afectando la

capacidad laboral, administrativa e intelectual del individuo. […] Por consiguiente, la reparación del

daño moral en el campo contractual está delimitada a un solo efecto (el deterioro de la capacidad

laboral, administrativa e intelectual de la víctima) y proviene de una sola causa (el incumplimiento de

una obligación nacida del contrato).

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“La prueba del daño moral, desde esta perspectiva, comprende los siguientes elementos: a)

Naturaleza de la obligación contractual (el incumplimiento de las obligaciones contractuales no

siempre se proyecta hacia el fuero interno del individuo, ello solo sucede en ciertos casos, cuando lo

que se trata de dar, hacer o no hacer tiene un valor de afección para el acreedor); b) Gravedad del

incumplimiento (no puede juzgarse de la misma manera el incumplimiento culpable que el

incumplimiento doloso, ni darse a todas las motivaciones la misma importancia); c) Efectos

psicológicos, emocionales y somáticos que provoca en el acreedor el incumplimiento. Aparte de

estos tres elementos es posible probar el daño moral en la responsabilidad contractual.

Desestimamos de plano la pretensión de una valoración discrecional por parte del tribunal, ajena,

como más de alguien ha postulado, a todo medio probatorio reconocido en la ley, porque ello

constituye simplemente una arbitrariedad procesal. El juez debe apreciar en qué medida se ha

deteriorado la capacidad laboral, administrativa e intelectual de una persona y sobre esas bases

medir el perjuicio patrimonial que ello irrogará al acreedor. Otra solución escapa de la legalidad

vigente y vulnera todas las pautas a que se halla obligado un tribunal de derecho. Admitimos que en

el campo contractual no se indemniza propiamente el daño moral, sino los efectos que este daño

tiene en la capacidad de la víctima.” (Rodríguez Grez, Pablo. Responsabilidad Contractual. Editorial

Jurídica de Chile. 2003. Págs. 257 y 258).

De este modo, el daño moral debe probarse conforme a los medios de prueba legales. No

obsta lo anterior, el sistema de valoración de la prueba en materia laboral, lo cual nada tiene que ver

con los medios de acreditación de los hechos, ni con la carga de la prueba. En el mismo orden de

ideas, el daño moral tampoco se puede presumir, ya que ello violaría el nº 4 del artículo 459 del

Código del Tabajo, que obliga al juez a fallar conforme al mérito del proceso, efectuando “El análisis

de toda la prueba rendida, los hechos que estime probados y el razonamiento que conduce a esta

estimación”.

Los perjuicios son excepcionales, de carácter restrictivo, y por lo tanto, deben probarse. Y el

daño moral no escapa a ello.

En este caso concreto, sostenemos que el perjuicio sufrido por el actor deriva

exclusivamente de su actuar negligente en su propio cuidado, y en ese orden de cosas, nadie puede

pretender obtener un provecho en base a su propia culpa.

Por ello, estimamos que corresponde que en definitiva S.S. para el caso improbable que

estime que el actor ha sufrido un daño moral imputable a esta demandada, solicitamos moderar el

monto de la indemnización prudencialmente, exigiendo al actor acreditar el haber sufrido el daño

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moral que alega –su existencia-, como así también su extensión, y su valuación, y teniendo en

consideración lo establecido en el artículo 2330 del Código Civil, en cuanto establece que “La

apreciación del daño está sujeta a reducción, si el que lo ha sufrido se expuso a él

imprudentemente.”

En efecto, la causa basal del accidente que nos ocupa es exclusivamente el actuar

imprudente del actor: si éste no se hubiere subido al techo de un vehículo motorizado, un día de

lluvia, no habría sufrido el accidente que nos ocupa.

En consecuencia, y en subsidio de las peticiones anteriores, para el evento improbable que

S.S. estime que a mi representada le cabe alguna responsabilidad en el accidente que nos ocupa, y

que tiene el deber de indemnizar algún daño moral al actor, solicito reducir prudencialmente el

monto de la indemnización.

POR TANTO, en mérito de lo expuesto y conforme a lo dispuesto en los artículo 452 y

demás citados y pertinentes del Código del Trabajo, y demás disposiciones aplicables,

RUEGO A US., tener por contestada por escrito, dentro de plazo, la demanda interpuesta en

procedimiento de aplicación general por don Gonzalo Fernando Aqueveque Arancibia, ya

individualizado, en contra de mi representada, Gespro Soluciones S.A., en su calidad de

empleadora, y en contra de Boetsch S.A., en su calidad de empresa principal, ambas también ya

individualizadas, tener por contestada la demanda por parte de Gespro Soluciones S.A., y en

definitiva:

a) Acoger la excepción de finiquito, y en consecuencia rechazar la demanda por dicho motivo;

b) En subsidio, para el evento improbable que S.S. no acoja la petición anterior, declarar que el

accidente del trabajo sufrido por el actor, y que motiva este juicio, no es imputable a mi

representada, por cuanto ésta ha empleado el grado de diligencia y cuidado exigido por el

legislador, y no se le ha imputado incumplimiento concreto alguno, y en consecuencia rechazar

la demanda en todas sus partes;

c) En subsidio, para el evento improbable que S.S. estime que a mi representada le cabe alguna

responsabilidad en el accidente del trabajo que motiva este juicio, rechazar la demanda en lo

que dice relación con la indemnización por daño moral, o rebajar prudencialmente el monto de

ésta, teniendo en especial consideración la escaza entidad de las lesiones sufridas por el actor,

y de sus consecuencias, las acciones desarrolladas por mi representada tendientes a la

protección de a sus trabajadores, y la falta de fundamento fáctico de la demanda en relación a

los perjuicios que habría sufrido el actor, y su entidad; y

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d) En todo caso, condenar al actor al pago de las costas del juicio.

PRIMER OTROSI: Ruego a US., se sirva tener presente que mi personería para actuar en nombre y

representación de BOETSCH S.A. consta en escritura pública de fecha 17 de junio de 2008,

otorgada en la Notaria de Santiago de don Patricio Raby Benavente, cuya copia acompaño en este

acto.

SEGUNDO OTROSI: Ruego a US., se sirva tener presente que mi representada se valdrá de todos

los medios de prueba que le franquea la ley, especialmente y sin que la enumeración sea taxativa,

de la prueba documental, testimonial, confesional, pericial, etc.

TERCER OTROSI: Ruego a US., de conformidad a lo establecido en los artículos 433 y 442 del

Código del Trabajo, se sirva ordenar que las notificaciones de las actuaciones procesales se hagan

a mi parte a los siguientes correos electrónicos: gestay@boetsch.cl y jbarria@boetsch.cl, con

excepción a las actuaciones que correspondan a audiencias.

CUARTO OTROSI: Ruego a US., se sirva acceder a efectuar las actuaciones procesales en forma

electrónica de conformidad a lo señalado en el artículo 433 del Código del Trabajo.

QUINTO OTROSI: Ruego a US., se sirva tener presente que designo abogado patrocinante y

confiero poder, con la facultades establecidas en el artículo 7 incisos 1º y 2º del Código de

Procedimiento Civil, las de los artículos 501 y 434 inciso 2º del Código del Trabajo, en especial con

las facultades de desistirse de la acción en la instancia, allanarse, absolver posiciones,

comprometer, renunciar a recursos, términos legales, transigir, avenir y percibir, al abogado

habilitado para el ejercicio de la profesión don GONZALO ALFONSO ESTAY ROJAS, cedula de

identidad N° 15.332.232–5, domiciliado en esta ciudad, calle Coyancura Nº 2283, piso 15, comuna

de Providencia, quien firma junto a mí en señal de aceptación.

CRISTIAN BOETSCH FERNANDEZ

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C.I. N°:

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