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DESAFÍOS DE LA POLÍTICA ECONÓMICA

En las últimas décadas la economía mundial ha


enfrentado una dinámica marcada por los incrementos
de las transacciones mercantiles, el aumento de los
flujos de servicios y movimientos de capital, así como
por el uso de las tecnologías de información. Situación
que ha implicado la integración de grandes bloques
económicos y la subordinación de economías
nacionales acentuando un proceso de economía
globalizada.

Así la globalización es un proceso histórico de integración comercial y financiero de


diversas naciones lo que se ha traducido en una interdependencia internacional más
allá de los limites de mercados nacionales, es decir, de lo local a lo global.

A través del tiempo y de los diversos sistemas o estadios productivos, la sociedad ha


discutido la intervención del gobierno en la economía. Durante casi dos siglos se pensó
que el papel del gobierno era hacer cumplir los derechos de la propiedad. Fue hasta el
primer tercio del siglo XX que Keynes replanteó esta concepción clásica de que el
mercado regularía la actividad económica por sí solo y recomendó la intervención del
gobierno para mantener el nivel de empleo, lo cual debería realizarlo a través de la
política económica centrada principalmente en dos vertientes.

La política fiscal. La intervención del gobierno como la serie de acciones que


conducen a cambios en montos o destinos del gasto público, cambios en las
tasas y tipos de impuestos, acción que está bajo el control del gobierno federal
para incrementar el nivel de consumo. A través del ahorro y de las inversiones,
inducir un cambio que propicie el cambio tecnológico y suavice el ciclo
económico. Instrumentar una reducción de los impuestos o un aumento del gasto
público cuando la economía esté en recesión; o un aumento de impuestos y
contracción del gasto gubernamental cuando la economía enfrente un periodo de
expansión manteniendo una política de estabilidad del nivel precios.
Política monetaria. Consiste en una estrategia de cambios en la tasa de interés y
en la cantidad de dinero en la economía con el objetivo de mantener
relativamente estable el nivel de la inflación, impidiendo así que el dinero se
expanda rápidamente y se suavice el impacto del ciclo económico. Cuándo la
economía entra en una fase de recesión, el Banco de México reduce la tasa de
interés e inyecta dinero a la economía dotándola de liquidez y estimula la
capacidad crediticia para acelerar la producción y el consumo, caso contrario
cuando la economía está en expansión, el banco central aumenta la tasa de
interés y coloca instrumentos financieros en el mercado de capitales
restringiendo el crecimiento del PIB y limitando el aumento de la inflación.

Independientemente de estos dos ejes más comúnmente conocidos y utilizados por los
gobiernos, los desafíos ampliamente aceptados de la política macroeconómica son:

 Acelerar el crecimiento de la economía.


 Estabilizar el impacto de los ciclos económicos.
 Incrementar el nivel de empleo.
 Reducir la tasa de inflación.
 Reducir el déficit público y el déficit comercial.

La acción de los gobiernos para incidir en la economía y lograr los objetivos de


crecimiento económico -de incrementar el empleo, de mantener estable el nivel de los
precios- entre otras razones, enfrenta una serie de retos y desafíos como consecuencia
de esta apertura creciente de los mercados financieros.

El contexto internacional nos permite visualizar algunos elementos entre los que
encontramos una reestructuración productiva y un aumento del comercio mundial que
muestra el avance de las innovaciones tecnológicas y de la información, las
telecomunicaciones y los transportes lo que ha creado una tendencia a reducir
significativamente los costos de producción -en especial de la mano de obra- y en
consecuencia ha modificado las estrategias para la selección y ubicación de las
inversiones productivas en regiones con rentabilidad superior que ofrecen los países
internacionales. Este fenómeno de reorganización productiva acelera la producción
industrial con un alto contenido tecnológico y diversifican el valor de los procesos
productivos mostrándose un dinamismo en contraposición con bienes primarios que
redujeron su dinamismo.

El valor de las importaciones y exportaciones mundiales incrementó la proporción del


PIB de 2% en 1987 a 39% en 1997. En el caso de los países en desarrollo la tendencia
se ubicó en 19% en 1971 y para 1999 se ubicó en 29%. Es pues en el comercio
internacional donde la globalización marca la eliminación de las barreras arancelarias
incrementando sistemáticamente el nivel de la producción mundial, el nivel de la riqueza
y el acceso a una gran cantidad de bienes de consumo, nuevas tecnologías y el
desarrollo del conocimiento. De esta forma se da un impacto en la política económica
de las naciones, hay un número creciente de agentes económicos, una alta movilidad
productiva y en consecuencia un replanteamiento del nivel productivo y diversificando la
distribución y el consumo.
Esta fase o nivel de competencia de la globalización limita el poder y el alcance de las
políticas públicas en contraposición a los años posteriores a la Segunda Guerra
Mundial, ya que favorecieron la desregulación y la privatización del sector público. Entre
otras cosas implica un esfuerzo para el Estado para articular las acciones de la política
económica en un proceso complejo y dinámico.

La política industrial se ve acotada por las limitaciones de los Estados para enfrentar un
proceso dinámico que evalúa la eficiencia y la competitividad, en gran medida por la
calidad y el desarrollo de su infraestructura, geografía y cultura, de la disponibilidad de
mano de obra o capital humano, transportes, comunicaciones, servicios financieros,
educación, etc. Es importante considerar estos aspectos porque garantizan y
representan la posibilidad del funcionamiento de los mercados y la producción y el
aumento del nivel de empleo. El reto es cómo ésta coordinación y equilibrio de sectores
garantiza un desarrollo local, nacional o regional evitando una especialización rígida
que beneficie la movilidad laboral, su formación y desarrollo permanente.

La inversión extranjera directa y el mercado de capitales es una de las características


más sobresalientes de los últimos años en la interdependencia entre el comercio
mundial y el papel de la inversión extranjera directa, que de cierta manera se debe a la
desregulación y a la apertura de las economías de tal forma que el flujo de inversión no
conozca fronteras, estimulado por la velocidad del flujo de capital y el desarrollo de las
tecnologías de la información. Las empresas multinacionales han rebasado áreas
geográficas locales convirtiéndolas en áreas geográficas globales integrando sus
esferas productivas y de distribución para la compra de insumos o la colocación de sus
bienes. Las empresas diversifican masivamente sus ahorros por activos financieros
externos complementando sus demandas por instrumentos internos.

El volumen y la volatilidad de los flujos de capital se ha incrementado, así como los


riesgos derivados de la crisis del sistema financiero y de las divisas induciendo un reto
a la política monetaria y financiera de los países. La volatilidad financiera es un
problema antiguo, sin embargo, considerando que la creciente movilidad de capitales
complica la estabilidad financiera, restringe y limita la acción del gobierno para
implementar su estrategia de conservar los instrumentos financieros de corto plazo
como el de divisas, acciones y obligaciones generan reacciones que desencadenan
crisis financiera.

Los gobiernos necesitan mejorar los mecanismos de control de los mercados que
manejan nuevos instrumentos financieros, y dar viabilidad y transparencia a todas las
transacciones financieras. La eficiencia y la competitividad de las políticas públicas
dependen del grado de integración con la dinámica y el ritmo que marca la competencia
de los mercados, de las relaciones de las empresas globales con empresas locales y
del equilibrio de poder entre los gobiernos globales y gobiernos locales.
A fines de los 70 e inicios de los 80 del siglo pasado, la economía mexicana y el resto
de las economías latinoamericanas abandonaron el modelo de industrialización con
crecimiento en el interior de sus economías implementando reformas estructurales y se
integraron gradualmente al mercado mundial, proceso que modificó las líneas de la
política económica. Los gobiernos modificaron las estrategias de la política fiscal,
monetaria, industrial, comercial, de deuda pública u otras y evitaron los desequilibrios
del ciclo económico o indujeron un crecimiento acelerado y sostenido.

Un gobierno que interviene en la economía es el que propugna el desarrollo de la


globalización impulsando la justa y equitativa inserción en el proceso para mejorar el
capital humano y el desarrollo de la infraestructura física que le permita reducir la
vulnerabilidad económica, y para incrementar la inversión productiva, la competitividad
y mantener las prioridades ambientales, fomentando los programas de carácter social
como la educación, el empleo, y protección social.

En un escenario de competencia globalizada los gobiernos han centrado su esfuerzo en


manejar finanzas públicas sanas, puesto que es una condición, virtualmente un
requisito, simultáneamente dejar atrás los déficits y políticas financieras erróneas para
aminorar los desequilibrios, un estricto control de la estabilidad monetaria y el aumento
del nivel de los precios.

Las estrategias de competitividad están en función de la disponibilidad de la


infraestructura internacional y los gobiernos deben garantizar la eficiencia portuaria,
energía eléctrica, recursos o factores humanos, recursos acuíferos y en general la
existencia de insumos productivos en forma moderna y eficiente.

Si bien este proceso de integración y competencia que se manifiesta a nivel mundial


posibilita un mayor flujo de mercancías, servicios, capitales, comunicaciones y el
desarrollo de conocimientos entre las economías, nuestra economía es parte del
espacio de crecimiento y el nuevo modelo de acumulación en esta fase que conocemos
como globalización.

Para G. Vargas Sánchez1 las economías latinoamericanas enfrentan los siguientes


retos y desafíos:

1
Vargas Sánchez, Gustavo. Introducción a la teoría económica. México, Pearson, 2006. p. 163.
Incremento de las desigualdades y asimetrías entre países
desarrollados y subdesarrollados.

Mayor fragilidad y vulnerabilidad ante los flujos internacionales de


capital y, en general, ante los choques externos.

Creciente dualismo y heterogeneidad en la estructura productiva


de la región.

La debilidad estructural de la demanda agregada y de la inversión


interna.

Otros efectos y consecuencias de la globalización igualmente importantes son: límites a


los flujos migratorios, los efectos negativos sobre el medio ambiente, los rezagos
educativos, la precariedad laboral y la vulnerabilidad social.

Todos los gobiernos cuentan con ciertos instrumentos para influir en la actividad
económica. Un instrumento de la política es una variable económica controlada por el
gobierno que puede influir en uno o más objetivos macroeconómicos que posibilite su
inserción y competencia en la dinámica de la globalización.

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