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ENTORNO ECONÓMICO NACIONAL

Nombre del asesor de la materia: DR.


CARLOS LUIS ROBLES ROMÁN

Nombre del alumno: Ing. Evelyn Flores


Mozo

Número de actividad: 2

Nombre de la materia: Economía Gerencial


Estratégica.
Objetivo específico:

Analizar las principales características de la economía de la última década, con el


fin de conocer la relación entre la economía y la producción de las empresas.

Instrucciones:

Con base en los apuntes y mediante una investigación, desarrolla un análisis


económico de la última década sobre los desafíos y oportunidades del entorno
económico nacional en relación con la producción de las empresas. Los temas
sugeridos son: producto interno bruto (PIB), empleo, inflación y deuda externa. El
análisis deberá presentar la siguiente estructura:
Entre las afirmaciones que es posible encontrar en la literatura económico
financiera destaca aquella que asegura que la realidad actual está condicionada
por los efectos de una sociedad globalizada. Respecto a dicho fenómeno
globalizador vale la pena, por un lado, mencionar que la evidencia internacional
documenta una tendencia notoriamente creciente, fortaleciendo los vínculos y
relaciones entre economías, mercados y organizaciones, con el consecuente
impacto sobre el crecimiento económico y la libre movilidad de capitales.

Por otro lado, es importante señalar que entre los factores en que se sostiene la
citada globalización destacan el nivel de integración de los mercados financieros,
los acuerdos comerciales que favorecen la apertura comercial y factores
tecnológicos.

Ante la búsqueda de mejores niveles de estabilidad macroeconómica, México, al


igual que otras economías emergentes, ha venido adoptando una serie de
reformas estructurales en sectores clave de la economía, entre ellos el laboral y el
financiero. Para lograr lo anterior, se han implementado estrategias que incluyen
aspectos como la privatización de empresas estatales, la reducción de aspectos
regulatorios y la apertura comercial hacia el exterior.

El empleo es un aspecto que prometía grandes beneficios para la población


mexicana como consecuencia de la apertura comercial. Entre 1991 y 2000, el
empleo total en México observó un crecimiento promedio anual del orden del 4.25
(INEGI, 2000). Si bien es cierto que el incremento del comercio con el exterior
produjo ciertos avances en el empleo del sector agropecuario es preciso señalar
que, ante las grandes asimetrías entre los mercados participantes del TLCAN al
momento de su entrada en vigor, el nivel de empleo en México del citado sector,
sufrió entre 1991 y 2007, una caída del 19%, lo que se tradujo en la pérdida de
aproximadamente 2 millones de empleos. Sobre el mismo orden de ideas Scott
(2009) asegura que en las etapas iniciales de la llamada reforma comercial de
México destaca la eliminación de los aranceles (pero no los subsidios) de los
bienes agrícolas, lo cual terminó desplazando a los agricultores mexicanos en
relación a sus contrapartes de EUA y de Canadá.

A partir de 1982 en adelante, el crecimiento del empleo en el sector formal de la


economía ha estado muy por debajo de las necesidades de generación de fuentes
de trabajo estables y adecuadamente remuneradas que se le plantean a México.

Esta situación, que puede calificarse como de desequilibrio estructural del


mercado formal de fuerza de trabajo, no se corrigió durante los años 1988-1994,
en que la economía mexicana, después de haberse mantenido estancada, entró
una etapa de expansión económica moderada bajo una nueva estrategia de
crecimiento. Al contrario, ella se hizo más aguda.

Hay tres razones por las cuales el desequilibrio estructural arriba señalado se
agravó. En primer término, el crecimiento del producto resultó insuficiente; y en
realidad estuvo bastante por debajo del que alcanzó México en etapas anteriores
de su desarrollo. En segundo término, ocurrió una aceleración del ritmo de
crecimiento de la productividad del trabajo en el sector formal de la economía. Por
último, aumentó la tasa de participación de la población en edad de trabajar, como
resultado de la caída del poder de compra de la población, la que estimuló una
búsqueda de ocupación remunerada de un número adicional de miembros de la
familia.

A partir de 1982, como consecuencia de la denominada “crisis de la deuda”, el


Estado mexicano inició un proceso de transformación que dió lugar a un cambio
radical en su tamaño y funciones.

A finales de ese año, la capacidad de pagos del país era inferior a la requerida para
cubrir el servicio de una deuda externa que se había convertida en la fuente
principal del financiamiento de un modelo de desarrollo basado en la sustitución de
importaciones y había permitido mantener la dimensión y funciones del Estado más
allá de su propio límite.
El 10 de noviembre de 1982, el gobierno mexicano firmó una Carta de Intención con
el Fondo Monetario Internacional (FMI), en ella se comprometió a llevar a cabo un
programa de ajuste que le permitiera superar la crisis de pagos, por medio de la
disminución del déficit del sector público, el incremento en el ahorro interno público
y privado, un control de precios de los productos básicos y el control de cambios, a
la vez que se reducen los aranceles para eliminar gradualmente los niveles de
protección.

La adopción de un nuevo modelo de desarrollo y la correspondiente transformación


de las funciones del Estado requirieron de una renegociación satisfactoria de la
deuda externa. En julio de 1986, se entregó al FMI una nueva Carta de Intención;
allí se reconoce que el déficit fiscal era consecuencia del pago de la deuda y no del
exceso de gastos, así como la necesidad de retomar el crecimiento, sustentándolo
en la apertura comercial, la inversión extranjera y una menor participación estatal en
la economía.

Las nuevas funciones del estado se definieron así en los ámbitos de la


estabilización, sobre la base de la disciplina fiscal; la política crediticia que otorgara
rendimientos atractivos a los ahorradores; un tipo de cambio estable que no se aleje
de su valor real; y la creación de condiciones para elevar la competitividad de los
productores nacionales en los mercados internacionales.

Para lograr una disciplina fiscal se pusieron en práctica las políticas siguientes: a)
eliminación de subsidios injustificados; 2) privatización de empresas paraestatales;
3) reforma administrativa; 4) descentralización en la asignación del presupuesto; 5)
concesión de obras y servicios públicos; y 6) reestructuración del presupuesto de
egresos.

El aumento en los ingresos fiscales se logró a través de una política tributaria que
combinó la ampliación del número de contribuyentes con menores tasas
impositivas, mientras se ajustaban precios y tarifas del sector público, así como
cargas tributarias.

La política crediticia fue concebida como un paquete de medidas entre las cuales
las más importantes fueron: 1) liberalización de las taas de interés; 2)
fortalecimiento de los intermediarios financieros; 3) financiamiento del déficit
gubernamental; y 4) privatización de la banca comercial.

Un hecho relevante a partir de 1990 fue el crecimiento de la inversión extranjera


directa en portafolio. De un monto de apenas 400 millones de dólares en 1989 pasó
a más de 10,000 en 1993. A ello contribuyó el hecho de que la Bolsa Mexicana de
Valores se convirtió en uno de los principales mercados del tercer mundo (los
llamados mercados emergentes) donde se destinan montos importantes del ahorro
de los países desarrollados.

La ampliación del mercado de valores facilitó el desarrollo del mercado de títulos


públicos, lo que a su vez permitió reorientar el crédito, al liberarlo del financiamiento
de la deuda pública, para canalizarlo hacia la inversión privada. A los CETES se
agregaron instrumentos de tasa variable (Bondes), así como otros con rendimientos
reales fijos (Ajustabonos), e instrumentos a tasa fija denominados en dólares
(Tesobonos).

En general, la revisión del marco normativo de la actividad económica, permitió


desregular cerca de 50 áreas importantes, mediante 300 medidas concretas, las
cuales modificaron o incorporaron nuevas leyes y reglamentos, que se tradujeron en
menor incertidumbre para los inversionistas, menores costos de producción,
simplificación de trámites y procedimientos administrativos, además se crean
condiciones que favorecen la libertad de concurrencia y competencia en los
diferentes mercados.
Durante la mayor parte de los años ochenta, la economía mexicana arrojó saldos
positivos en la cuenta comercial y la cuenta corriente, lo cual estaba estrechamente
asociado con la depresión generalizada de la economía y con la exigencia de
generar excedentes para hacer frente a los compromisos derivados del
sobreendeudamiento de la economía. En cuanto se recuperó mínimamente el ritmo
de crecimiento, reaparecieron el déficit. En lo que va del presente año, la recesión
provocará de nuevo superávit comercial.

Los más relevante es, sin embargo, la modificación en la composición de las


exportaciones. Hacia 1980 el producto exportable más importante era el petróleo
con 67% del total exportado. En 1994, esa cifra era de apenas 11%. En cambio, las
exportaciones manufactureras han aumentado su participación del 20 al 77%.

Uno de los logros más importantes de la política económica hasta 1994, fue el
proceso de estabilización; en particular, la disminución de las tasas inflacionarias:
en 1994 el gobierno federal alcanzó la meta de obtener tasas de inflación de un
dígito (7%). El control de la inflación ha sido uno de los objetivos prioritarios de la
política económica en los últimos años. La devaluación de finales del año pasado
modificó drásticamente esta tendencia, con la reaparición de altas tasa de aumento
de precios.

Otra de las tendencias relevantes es la existencia de finanzas públicas equilibradas.


A partir de 1983 el estado experimentó superávit primario (ingresos menos egresos
públicos, sin considerar los intereses de la deuda pública interna o externa). Las
finanzas públicas equilibradas parecen una tendencia permanente de la economía
mexicana que proseguirá en los años venideros.

Aunque la gestión interna de una empresa es el elemento más importante para su


crecimiento y desarrollo no se puede pasar por alto la gran cantidad de factores
económicos externos que pueden afectar en mayor o menor medida a su
situación.
Los factores externos que más pueden perjudicar o beneficiar a una empresa son
sin duda los factores económicos, ya sea de forma permanente o temporal, o se
trate de factores a nivel nacional o internacional. Y es que sea cual sea el caso lo
cierto es que cualquier organización empresarial está supeditada a los factores
económicos externos para crecer, funcionar adecuadamente o iniciar un proceso
de expansión.

No hay duda de que, para continuar en la senda de crecimiento, México debe


preservar aquellos factores que han dado soporte a la actividad económica
durante las últimas décadas, como lo son la estabilidad macroeconómica, la
apertura comercial, y diversas reformas que han abierto distintos sectores de la
economía a una mayor competencia. No obstante, para que el país alcance tasas
de crecimiento más elevadas es necesario complementar dichos factores con
todas aquellas medidas adicionales que permitan obtener mayores niveles de
productividad.

En particular, sobresale la necesidad de revisar el diseño institucional en dos


dimensiones. Por un lado, este debe ser efectivo en promover una mejor
asignación de los recursos productivos de la economía y sentar los incentivos
adecuados de modo que se privilegie la creación de valor por encima de la
búsqueda de rentas. Por otro lado, las instituciones, además de que deben
establecer una regulación clara y apropiada, es necesario que la hagan cumplir
con imparcialidad. Para ello, deben contar con la fortaleza y autonomía que les
permita actuar conforme a sus respectivos mandatos como contrapeso a los
distintos intereses públicos y privados.

En suma, deben robustecerse los derechos de propiedad y la certeza jurídica, de


modo que existan incentivos para que los esfuerzos privados se traduzcan en
mayor bienestar social. Solamente así se logrará establecer un entorno propicio
para la inversión y el crecimiento de la productividad, los cuales son los elementos
esenciales para alcanzar un mayor crecimiento, de forma sostenible y duradera de
la economía mexicana.

Bibliografía

 (S/f). Recuperado el 6 de noviembre de 2023, de


http://file:///C:/Users/nedye/Downloads/4763Texto%20del%20art
%C3%ADculo-26557-1-10-20210930.pdf
 Balestrini, M. (2012). Cómo se elabora el proyecto de investigación.

Caracas, Consultores Asociados

 Software DELSOL. (2021, enero 20). Factores económicos en la empresa.


Sdelsol.com. https://www.sdelsol.com/blog/pymes/factores-economicos-en-
la-empresa/

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