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interpretación. Algunos de estos trabajos cida presenta tales signos posiblemente ines-
han tenido que incluirse a falta de otra in- pecíficos en la misma combinación. Sin
formación, pero siempre se ha hecho con embargo, la ausencia de bacilos demostrables
reservas. en muchas lesiones leprosas de ciertas formas
Tres grupos independientes de Norte- clfnicas y la oscuridad de la histopatología en
américa, de las Filipinas y de la Argentina las formas mínimas y de transición que
y el Brasil, con algunos otros investigadores pueden ser autolimitantes y terminar en una
del Africa Occidental, la India y otros curación espontánea, plantean muchos pro-
lugares, han señalado consecuentemente blemas de definición. Es evidente que distin-
durante muchos años la dirección del pensa- tos clínicos expertos que empleasen métodos
miento y han tratado de confirmar sus hi- uniformes, llegarían a conclusiones muy
pótesis mediante estudios, sobre el terreno similares sobre si un enfermo padece lepra
y en el laboratorio, de un nivel internacional- o no, en las formas lepromatosa, tuberculoide
mente aceptable. Algunos de sus resultados e indeterminada manitiestas y avanzadas, así
son contradictorios, pero en general con- como en alguna de sus subdivisiones. En
cuerdan. cambio, podrían estar en desacuerdo en la
La mayor parte del material utilizado se clasificación de la forma de lepra presente,
obtuvo de los trabajos publicados por esos aun cuando empleasen la prueba de la lepro-
grupos. Las referencias que figuran al final mina y las definiciones internacionales reco-
de este artículo no pretenden ser una biblio- mendadas, ya que las líneas divisorias no
grafía completa de las publicaciones mun- están claramente trazadas y los criterios son
diales pero son sumamente selectivas. En principalmente subjetivos. En las lesiones
cierto número de casos en los que no se ha mínimas, que con frecuencia no evolucionan,
podido leer el articulo original por falta de no sólo es muchas veces probable el desa-
tiempo, por no disponer de la revista en la cuerdo si el paciente se observa aisladamente
que se ha publicado, por desconocimiento de y sin claros antecedentes de contacto, sino
la lengua en la que está escrito 0 por otras que cabe dudar realmente de si muchas de
razones, se han utilizado revisiones de todo las lesiones son verdaderamente leprosas.
un aspecto del problema de la lepra, A este Debido en parte a esas dudas y en parte a
respecto son excelentes los editoriales del considerarse que lesiones de ese tipo no son
Znternational Journal of Leprosy que deben contagiosas ni requieren tratamiento, se
haber ejercido una enorme influencia sobre recomienda a veces en las publicaciones
el pensamiento de los investigadores de esta ocultar al paciente el posible diagnóstico en
enfermedad. esperade un nuevo examen a fin de ahorrarle
la angustia mental que puede derivarse del
Mé+odos de diagnóstico y definición temor y la incertidumbre.
En las personas expuestasy presuntamente
No existe ninguna prueba, signo u obser- infectadas pero sin signos clínicos de lepra,
vación de carácter finito o absoluto que no se conoce ningún método de identificación
permita distinguir a una persona infectada o de la infección leprosa de aceptación general.
enferma de lepra del resto de la población, Se han señalado algunas posibilidades basa-
En muchos pacientes, la exploración y la das en la demostración de bacilos acidorre-
historia clínicas (completadas, a ser posible, sistentes en la nariz 0 en la piel, pero no se
con el examen histopatológico) y, con fre- han confirmado todavía,
cuencia, la demostración del Mycobacterium Debido a estos problemas de definición,
Zeprae en las lesiones 0 en la mucosa nasal, no es de extrañar que diferentes observadores
permiten formular un diagnóstico diferencial con empleo de los mismos criterios, o sólo
indudable; ninguna otra enfermedad cono- de algunos de ellos, tanto en la práctica
Newell * LA LEPRA VISTA POR UN EPIDEMIÓLOGO 3
clííca normal como en las encuestas colec- al dolor, a la temperatura y al tacto en las
tivas, registren distintos números de leprosos lesiones cutáneas; la consistencia de los
y distintas proporciones de los varios tipos tejidos subyacentes; las alteraciones palpa-
de lepra, especialmente en sus formas margi- bles de los nervios, en especial los más
nales. En consecuencia, las comparaciones accesibles; los cambios específicos en el ojo
geográficas entre los estudios de diferentes y en los huesos distales, y otros fenómenos
grupos de investigadores, fuera de los casos perceptibles.
dehnidos y evidentes, son arriesgadas y pue- Esas alteraciones y otras diferencias ma-
den dar lugar a inexactitudes. Además, se croscópicas (unidas a la histopatología, a
ha señalado que algunos tipos de lepra son la demostración de bacilos acidorresistentes
más difíciles de diagnosticar con seguridad y a la reacción lepromínica) permiten dividir
en ciertos grupos raciales 0 regionales, por la vasta categoría de las lesiones leprosas
ejemplo, los africanos. Esta incertidumbre en tres grupos principales: lepromatosas,
aumenta las dificultades de la comparación. tuberculoides e indeterminadas. La lepra
En varias encuestase informes se aprecian lepromatosa es la que progresa con más
divergencias en la división y definición de los rapidez y la de pronóstico más desfavorable.
casos de lepra inactivos o curados. En al- En esta forma de la enfermedad hay una
gunas encuestas se incluyen todos los casos reacción tisular relativamente definida, como
conocidos; en otras se excluyen todas las lo demuestra el examen histológico, y la piel
personas bacteriológicamente negativas que y la hipodermis contienen gran número de
no han presentado signos clínicos de acti- bacilos acidorresistentes. Se cree que es
vidad durante períodos de tiempo variables. mucho más contagiosa que las otras dos
Algunos observadores afirman que un caso formas y la reacción de Mitsuda es invaria-
conocido necesita una vigilancia casi vitali- blemente negativa.
cia, mientras que otros aducen pruebas con- La lepra tuberculoide puede tener un curso
vincentes de que hasta el 75 % de las lesiones incierto con períodos de exacerbación y
infantiles mínimas se curan espontáneamente remisión, pero en cierta proporción de los
sin dejar estigmas y que no pueden recono- pacientes es autolimitante y puede desapa-
cerse ulteriormente sin una labor constante recer espontáneamente. El paciente presenta
y minuciosa de localización de casos. En las reacciones importantes y puede sufrir graves
publicaciones sobre lepra se indican sólo deformidades. Pueden no observarse bacilos
excepcionalmente los criterios aplicados para acidorresistentes o estar sólo presentes en
la inclusión o la exclusión de los sujetos. pequeño número en los nervios y otras
Esta circunstancia suscita dudas en muchos estructuras. Se cree que la lepra tubercu-
de los laboriosos y largos estudios colectivos loide no es tan contagiosa como la leproma-
que se han hecho, impide las comparaciones tosa. La reacción de Mitsuda puede ser
exactas y podría explicar en parte algunos negativa (aunque algunos autores lo niegan),
de los resultados contradictorios publicados dudosa o positiva. Esto último sucede con
por diferentes grupos. más frecuencia e intensidad que en los casos
de la misma edad pero sin‘signos clínicos
Tipos clinicos de lepra.
La forma indeterminada presenta algunas
Los métodos de diagnóstico clínico de las características, tales como la distribución de
lesiones leprosas se exponen detalladamente las lesiones cutáneas, comunes con ios tipos
en diversos manuales y no es necesario lepromatoso y tuberculoide. El estado del
repetirlos aquí. Entre los datos importantes paciente puede ser indeterminado durante
cabe citar el color, el sitio, los bordes, la corto tiempo o durante todo el curso de la
elevación sobre la superficie y la sensibilidad enfermedad. Sm embargo, en muchos casos,
4 BOLETíN DB LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA * Julio 1968
esta puede derivar hacia la forma leproma- por frotación o raspado de la mucosa nasal,
tosa o tuberculoide o curarse sin ningún o por ambos procedimientos, es el material
cambio de clasificación. corriente para el examen histológico. Las
Pueden distinguirse otras subdivisiones en muestras se tiñen y se examinan directamente
las que se incluyen ciertas formas locales 0 pudiendo hacerse recuentos bacterianos.
regionales que parecen ser específicasy faltar En las descripciones de estos métodos, se
en otros lugares. La significación de tales hace mucho hincapié en las precauciones que
formas no está clara. deben tomarse para evitar la contaminación
de la muestra con micobacterias saprofíticas
Histopatología del ambiente. Se han hecho objeciones a
algunos estudios (Cochrane, 1959 > porque
El aspectohistológico del material biópsico esas precauciones eran insuficientes 0 por
puede tener importancia diagnóstica. Aunque suscitar dudas las técnicas utilizadas. La
hay lesiones inespecíficas e histológicamente descripción de las celadas del reconocimiento
dudosas, los resultados de, las biopsias de y los comentarios de algunos leprólogos
muchas de ellas pueden ser tan claros que sobre los estudios de otros inducen a un
permiten excluir casi todas las otras posibili- observador exterior a preguntarse si el re-
dades. El informe histopatológico puede conocimiento del M. leprae, en parte por ex-
revelar la presencia de bacilos acidorresis- clusión y en parte por caracteres morfológi-
tentes en ciertos sitios, tanto dentro como cos, no será muy dudoso. Si las micobacterias
fuera de las células, el tipo peculiar de aglo- saprofíticas pueden ser tan semejantesy tan
meración de los bacilos que se encuentra perturbadoras jcómo se puede estar seguro
sólo en la lepra, la aparición de un granuloma de que sólo existen estas y no también el
y el tipo de respuesta tisular. Algunas le- M. leprae? También se ha señalado que
siones son menos específicas. A veces tiene algunas micobacterias no acidorresistentes
importancia el punto de origen de la biopsia que se encuentran en ciertas lesiones leprosas
cutánea; por ejemplo, el material procedente pueden ser variedades del M. leprae.
del centro de una lesión puede tener distinto Es poco probable que se resuelvan todas
aspecto que el extraído del borde. Las estas dudas mientras no se encuentren méto-
técnicas histológicas pueden contribuir útil- dos específicospara el cultivo del M. Zeprae,
mente al diagnóstico si se combinan con la su transmisión a los animales y su posible
observación clínica y con la investigación de reconocimiento antigénico. Aunque se tra-
bacilos acidorresistentes. baja en tales direcciones, esos nuevos méto-
dos no se han tenido en cuenta en este
Bacteriología articulo.
Hay diferencias de opinión sobre los órga-
Aunque el M. leprae no se ha logrado nos en los que puede encontrarse el M. leprae
cultivar nunca en medios artificiales y no se en las personas infectadas. Si bien hay
encuentra invariablemente en todas las acuerdo en que pueden observarse grandes
formas de lepra, e1 halazgo de bacilos aci- cantidades de M. Eepraeen el hígado, el bazo,
dorresistentes y alcoholresistentes que no los ganglios linfáticos y otros órganos inter-
pueden cultivarse y que presentan reacciones nos en la observación post mortem de
de tinción y una morfología general típicas muchos casos lepromatosos, se ignora
puede ser útil para el diagnóstico, la clasifi- cuándo se produce esta diseminación a sitios
cación del tipo clínico y el pronóstico pro- distintos de la piel. Cabe preguntarse si
bable. esto sucede antes de que aparezca la primera
En la práctica, una muestra tomada por lesión cutánea conocida, al mismo tiempo
incisión y raspado de una lesión cutánea, o después. Es poco probable que pueda
Newell . LA LEPRA VISTA POR UN EPIDEMIÓLOGO 5
responderse a esta pregunta mientras las de los leprosos. Otros investigadores no han
micobacterias no puedan cultivarse in vitre logrado confirmar esta observación en las
o en animales de laboratorio. El reconoci- mismas proporciones, aunque Chatterjee
miento directo de pequeños números de esos (1955) estima que a veces existen contactos
microorganismos en los tejidos puede ser tan familiares con bacilos cutáneos. No se ha
difícil como el del bacilo tifóidico o cualquier publicado ningún trabajo sobre la observa-
otra bacteria patógena. Sin embargo, la fre- ción continuada de tales casos ni tampoco
cuente demostración del M. Zeprae en la sobre la posible presencia de bacilos acido-
mucosa nasal, la indicación aislada y no rresistentes en la piel de sujetos normales de
comprobada (Nègre & Fontan, 1956) de que otras regiones 0 expuestos con menos intensi-
en algunas personas infectadas puede haber dad.
lesiones pulmonares radiológicarnente ob- Por no existir ningún método para identi-
servables y la omisión prácticamente total ficar positivamente el M. leprae o para culti-
en los trabajos publicados de indicaciones varlo en un medio artificial, no pueden cum-
sobre la investigación del M. Zeprae en otros plirse los postulados de Koch, y la creencia
órganos del cuerpo inducen a poner en duda de que este microorganismo es el agente
la inferencia (Cochrane, 1959) de que la etiológico de la lepra se basa en pruebas
lepra es primordialmente una enfermedad indirectas y en analogías con la tuberculosis.
de la piel y de los nervios periféricos. Es Sin embargo, esa opinión tiene todas las
posible que el M. leprae esté ampliamente probabilidades de ser cierta.
distribuido en los órganos de las personas Se sabepoco de las propiedades del micro-
infectadas pero que tenga ciertas zonas de organismo, y lo que se sospecha se basa con
concentración, tales como algunas regiones frecuencia en observaciones sobre el M.
subcutáneas. Aunque la respuesta a esta Eepraemurium que parece ser semejante al
pregunta puede tener importancia para M. leprae en muchos aspectos.
explicar el modo de transmisión de la enfer- Por ejemplo, el M. Zepraemurium, rápida-
medad y para el diagnóstico, esa posibilidad mente congelado, puede sobrevivir durante
se ha pasado por alto con mucha frecuencia largo tiempo (Cochrane, 1959) y lo mismo
o se ha examinado muy a la ligera. sucede con el M. leprae, según investiga-
Cochrane (1959) no cree que exista una ciones recientes. Se ignora el tiempo de
lesión nasal primaria y considera que en los supervivencia a la temperatura ambiente o
casos señalados de pacientes con lesiones fuera de los tejidos.
nasales precoces existía ya una lesión de la La transmisión experimental del M. leprae-
piel o de otro órgano o se han observado murium a la rata se ha conseguido por vías
saprofitos en vez del M. Zeprae. En contra- de inoculación muy diferentes, tales como la
posición, menciona la opinión de Stanley subcutánea, intraperitoneal, epidérmica, in-
Browne de que la mucosa nasal permanece tracardíaca, intraocular, intravenosa, intra-
bacteriológicamente positiva mientras lo sean cerebral, intradérmica e intratesticular (Co-
las lesiones cutáneas. Se han hecho pocas
chrane, 1959). Se cree que la transmisión
observaciones sobre el orden en que pueden
natural de la infección en la rata se produce
infectarse los distintos órganos, y los argu-
mentos a favor o en contra de una lesión a través de la piel como consecuencia de
nasal precoz 0 inicial parecen ser más filo- abrasiones, laceraciones, mordeduras y otras
sóficos que científicos. heridas. Las diferentes razas de ratas de
Desai (1955) tirma que, por un método laboratorio difieren en su susceptibilidad a
de concentración, puede demostrar la pre- la infección experimental y se ha observado
sencia de bacilos acidorresistentes en la piel que diferentes cepas de M. lepraemurium
normal del 80% de los contactos familiares muestran distinta virulencia.
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Puerta de entrada y medios de diseminación esos bacilos pueden haber perturbado sólo
levemente las funciones internas. Es diffcil
La opinión predominante es que el bacilo diagnosticar la lepra si no existe una lesión
suele penetrar en el organismo por las cutánea, pero no se puede suponer que todas
heridas cutáneas (Doull, 1961). Hay ejem- las personas infectadas presentan esa infec-
plos comprobados de lesiones leprosas en ción. Con frecuencia se sospechala existen-
el sitio de un traumatismo debido a un cia de una persona infectada asintomática,
pinchazo (Marchoux, 1934)) un tatuaje lo que constituye la explicación más lógica
(Porritt y Olsen, 1947) o una cortadura del eslabón que interviene en la propagación
(Hamilton, 1926). Rogers y Muir (1946) de la infección a ciertos casos esporádicos
indican que, en la India, las lesiones pri- inexplicables de otra manera. Es posible
marias se encuentran con más frecuencia en que alguno de esos sujetos que no presentan
los pies de los pacientes en los distritos síntomas tengan lesiones cutáneas que no se
montañosos y rocosos que en los de los han diagnosticado. También es posible que
distritos donde el suelo es aluvial. Khanolkar tales casos padezcan una forma de la enfer-
(1955) cree que el M. Zeprae puede atrave- medad que no sea primordialmente cutánea
sar la piel sana e intacta y abrirse paso bajo y que, por lo tanto, no pueda diagnosticarse
la epidermis por la red linfática superficial. con los métodos actuales.
Binford ( 1961) , refiriéndose a las obser- Es poco probable que la distribución si-
vaciones de Nolasco y Lara (1940) sobre métrica de las lesiones de la lepra leproma-
niños que habían pasado por lo menos el tosa macular se deba a posibilidades de
primer año de su vida con una madre infec- contacto simétrico. Sin embargo, aunque
tada, indica que la presencia de varias le- es probable que esas manifestaciones de la
siones cutáneas en algunos de los niños se infección se deban a diseminación por el
debe a diferentes focos primarios más que a torrente circulatorio, no puede excluirse la
la diseminación de uno solo. En el examen posibilidad de que el microorganismo haya
histopatológico de una lesión precoz de lepra penetrado inicialmente en el cuerpo a través
en un hijo de corta edad de padres leprosos, de la piel.
que falleció de neumonía, se encontraron ba- Son posibles algunas conclusiones. El
cilos exclusivamente en el ganglio linfático microorganismo se encuentra en grandes
inguinal hornolateral, aunque se hiio una cantidades en la piel, en las lesiones super-
investigación muy completa. ficiales y en la mucosa nasal de las personas
En una enfermedad contagiosa, con fre- infectadas y puede pasar a las no infectadas
cuencia es difícil determinar la puerta de directamente o por medio de fomites, de
entrada del germen. En muchos casos, las gotitas y de polvo suspendido en el aire,
pruebas tienen que ser indirectas. El sitio o de los insectos. Podría penetrar en el su-
de las lesiones no siempre está directamente jeto por la piel intacta o lesionada, por la
relacionado con el punto de entrada, espe- nariz o la faringe, o por inhalación o in-
cialmente en las infecciones en las que puede gestión.
demostrarse o se sospecha que ocurre o El cuadro epidemiológico de la enfer-
puede ocurrir una diseminación general. medad hace más probables algunas de esas
En la lepra, las lesiones superhciales y posibilidades y excluye prácticamente a
subcutáneasson las manifestacionesevidentes otras.
de la enfermedad. Tales lesiones ocurren en
personas infectadas que en la necropsia 1) No existen pruebas de que seaposible la
transmisión por los insectos. En todo caso,
presentan bacilos ampliamente diseminados pareceimprobable. Las variacionesgeográficas
por los órganos internos y la mayor parte en la incidencia de la enfermedadno coinciden
del cuerpo, aunque durante la enfermedad, con la distribución de ningún vector conocido.
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En una zona determinada, la segregación local enfermedad contagiosa cuando todo lo que
de los casos clínicos parece disminuir los debe demostrarse es el paso de un agente de
riesgosde infección de la colectividad, aunque un sujeto a otro. Es sabido que muchos
todos sus miembros sigan expuestos a los mis-
mos vectores. Al parecer, las paredes consti- microorganismos situados en la superficie de
tuyen una barrera contra el M. leprae. la piel o de la mucosa nasal pueden transmi-
2) La gran duración del período de incu- tirse fácilmente a otro individuo sin que
bación o de latencia podría enmascarar efi- haya contacto cutáneo. No hay ninguna
cazmente los brotes debidos a la ingestión de razón para suponer que esto no suceda tam-
alimentos infectados. Sin embargo, la distri-
bución de la enfermedaden las colectividades, bién en la lepra y que las gotitas, el polvo
aunque está con frecuencia concentrada en y los fomites no desempeñen un papel
grupos familiares que consumen los mismos importante.
alimentos, no se asemeja en nada a la de otras Algunas de las dudas sobre este punto
enfermedades gastrointestinales. Este medio de podrían resolverse si pudiese demostrarse
propagación es posible pero improbable. que existe una relación entre el sitio de la
3) El contacto directo de un sujeto con otro lesión del donador infectado y tanto los
ha sido durante largo tiempo la explicación más
aceptada, aunque las pruebas disponibles son riesgos como los sitios de infección del caso
endeblese incidentales. Esta hipótesis se basa, secundario expuesto; por ejemplo, una lesión
al parecer,en la observaciónde que la enferme- Eacial de una madre infectada podría tra-
dad se manifiesta en forma de lesiones cutáneas ducirse en más lesiones faciales en su familia
tanto en el donador como en el receptor, de que en otra en la que la madre padecieseuna
que el riesgo de contagio es mayor para los
que viven en familias infectadas y posiblemente lesión en un pie; o la familia de un padre
máximo para el hijo de un progenitor infectado, infectado con lesiones en las manos podría
y de que el sitio de la lesión inicial varía de tener una tasa de infección secundaria mayor
una zona a otra y puede interpretarse en que si la infección del padre estuviera lo-
función de distintas modalidades de contacto calizada únicamente en las nalgas. Si el
intercutáneo determinadaspor diferentes tipos
culturales. contacto cutáneo directo fuese la forma de
transmisión corriente habría que esperar que
Estas observaciones podrían explicarse de la distribución de las lesiones variase tam-
una manera no menos satisfactoria por la bién con la edad y con el sexo, así como en
transmisión de un sujeto a otro sin contacto las personas infectadas en el ámbito familiar
intercutáneo directo suponiendo que el en comparación con los pacientes que pare-
tiempo de supervivencia del microorganismo cen ser casos esporádicos y cuya fuente de
es corto o que hacen falta múltiples exposi- infección se desconoce. Un estudio de este
ciones o la inoculación de un gran número tipo exigiría la observación detenida de
de microorganismos para la infección. La poblaciones numerosas y apenas podría jus-
predominancia de las lesiones en los sitios tificarse más que como un suplemento inci-
periféricos y las diferencias en la distribución dental de un estudio planeado por otras
de los sitios de unas sociedades a otras razones.
podrían ser debidas a que los traumatismos La posibilidad de que el agente atraviese
actuasen como factores localizantes. la piel intacta o traumatizada es aún más
Parece poco probable que el contacto in- difícil de sostener o de refutar. Se conocen
tercutáneo directo sea indispensable para la pocos agentes bacterianos infecciosos, o tal
transmisión de un sujeto a otro. El orden vez ninguno, capaces de atravesar la piel
de frecuencia de los sitios de las lesiones no sana. Esto no significa que no existan ni
coincide con el de las partes del cuerpo más que el M. leprae no tenga esa propiedad.
expuestas al contacto en ninguna sociedad. Sm embargo, si se admite esto, debe indi-
También parece teóricamente improbable carse alguna cualidad especial del agente que
aue haza falta el contacto directo en una le confiera esa canacidad oue no voseen
Newell . LA LEPRA VISTA POR UN EPIDEMIÓLOGO 9
otras micobacterias. Son pocas las propie- las posibilidades teóricas si se combina con
dades específicas que se atribuyen al M. la hipótesis de que para producir una infec-
Zeprae aparte de su aparente resistencia en ción suele hacer falta un gran número de
los tejidos y su posible incapacidad para microorganismos 0 una exposición frecuente.
propagarse fuera del cuerpo humano, nin-
guna de las cuales está probablemente Epidemiología de la lepra
asociada con un aumento de la capacidad de
penetración. Si para facilitar la penetración Variaciones en el tiempo y en el espacio
fuera necesario un ligero traumatismo podría
esperarse que la distribución de las lesiones La lepra, como entonces se describía,
por edad, sexo y sitio fuese semejante a la parece que alcanzó su máxima frecuencia en
que se observa en otras enfermedades en Europa entre los años 1000 y 1400. Desde
las que un traumatismo 0 una lesión cutánea esa época, ha disminuido gradualmente
son inicialmente necesarios, como ocurre en aunque de un modo irregular. Se dice que el
el tétanos o en la difteria cutánea. Si esta último caso indígena en Gran Bretaña fue
analogía fuese válida, la lepra sería más un paciente que falleció en 1798. Noruega
común en los niños de 3 a 6 años que en presentó un aumento de la prevalencia en los
los que empiezan a andar y todavía más en siglos XVIII y XIX, pero en 1950 sólo se re-
los de 7 a ll años. El cociente sexual sería gistraron ll casos.La enfermedad persiste en
aproximadamente de 1 :l hasta la edad de España, Portugal, los países balcánicos, las
5 a 6 años y luego presentaría una marcada zonas europeas de la URSS, Turquía y los
preponderancia de niños. Los sitios pre- Alpes Marítimos en Francia (Cochrane,
dilectos serían las extremidades, especial- 1959).
mente los pies y los dedos de las manos, En Norteamérica se ha producido una
seguidos de estasy las muñecas. Las lesiones disminución, pero la lepra existe todavía
de las nalgas, los muslos y el tronco serían regularmente en Texas, Luisiana, la Florida
poco frecuentes y las de la cara aparecerían y California.
principalmente en la parte anterior, sobre Existen números apreciables de casos en
todo en los labios, la nariz y la frente más la Argentina, el Brasil, Colombia, el Para-
que en las orejas. Sin embargo, esta no es guay y México.
la distribución corriente de las lesiones La mayor parte de las zonas endémicas
leprosas. actuales se encuentran en las partes tropi-
Si la lepra se transmitiese por la vía respi- cales de Africa, Asia y el Pacífico. Es posi-
ratoria o faríngea, y el asiento de la infección ble que en algunas de estas zonas el número
fuese la mucosa nasofaríngea, ninguno de de casos permanezca estacionario o vaya
los fenómenos observados en la lepra sería en aumento.
imposible o inexplicable. Una lesión pri- Se han registrado brotes “epidémicos” en
maria unilateral podría deberse a la dise- algunas zonas claramente definidas, tales
minación por el torrente circulatorio, la como las Islas Hawaii en el siglo XIX (Coch-
semejanzade la distribución en ambos sexos rane, 1959) y la Isla de Nauru desde
sería compatible con las observaciones, y las 1912 (Wade y Ledowsky, 1952). Sin em-
diferencias en el sitio de las lesiones de una bargo, en muchos lugares, la prevalencia de
sociedad a otra sería análoga a las que se la enfermedad ha permanecido bastante
observan cuando intervienen factores se- estable durante largos períodos.
cundarios, como se ha señalado en la polio- Incluso descontando el largo período de
mielitis (Greenberg y Abramson, 1952). latencia, las remisiones y las exacerbaciones
Aunque hay pocas pruebas directas en su de muchos enfermos, la posibilidad de pe-
favor, esta opinión es la más probable de queñas lesiones inadvertidas en numerosas
10 BOLETÍN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA * Julio 1968
personas a las que se supone infectadas y tánicas ha habido una afluencia constante
la tasa de mortalidad relativamente baja de- de personas en las que se ha descubierto
bida exclusivamente a esta enfermedad, que- posteriormente la lepra, contraída probable-
dan en pie dos observaciones de interés. mente fuera del país, y la entrada de casos
La primera es que los cambios en la leves sin diagnosticar debe ser frecuente, hay
segregación o en las normas sociales o médi- pocas notificaciones de casos secundarios y
cas que han acompañado a la disminución ninguna de nuevos focos de infección. En
de la incidencia de la lepra han sido aparen- cambio, la entrada en la Isla de Nauru de
temente secundarios. Las medidas aplicadas un caso conocido de lepra (o tal vez de
en Europa a las personas infectadas han sido dos) se cree fue la causa de un brote en el
más de concentración que de segregación o que, en un momento dado, presentó síntomas
aislamiento. Es poco verosímil que los méto- probablemente el 30% de la población. De
dos de comprobación de la infección fueran estas experiencias divergentes puede dedu-
muy eficaces y, o bien los factores que in- cirse que la presencia del M. leprae, aunque
fluyen en la continuación de la enfermedad probablemente indispensable para la produc-
deben haber sido muy precarios, u otros ción de la lepra, debe ponerse en conjunción
factores más importantes deben haber inter- con otros factores que tal vez tengan una
venido en la disminución. Se ha sugerido influencia preponderante en la presentación
la posible influencia de una mejora general de la enfermedad en una población. Las
de la sanidad y de la alimentación, pero si variaciones en la patogenicidad del agente
se recuerda que se trataba del primer período pueden ser uno de esosfactores, y la suscep-
de la revolución industrial, en el que el atraso tibilidad o la resistencia otro, como se
de la urbanización, el hacinamiento y las expone en una sección ulterior. Por exclu-
malas condiciones de salubridad hicieron que sión, se infiere que el método de propaga-
otras enfermedadestransmisibles adquirieran ción y los factores del medio deben ser
rápidamente carácter epidémico, tal explica- predominantes.
ción es improbable. Doull ( 1961) supone Las concentraciones de casos observadas
que el M. leprae puede haber perdido pato- por Badger (Cochrane, 1959) en el sur de
genicidad o que se ha producido un ligero los Estados Unidos apoyan esta opinión.
aumento de resistencia en la población. Toda En la Florida, el 80% de los casos de lepra
pérdida de patogenicidad tiene que haber procedía de la ciudad de Cayo Hueso; el
sido exclusivamente local. 87% de los cuales residía en un barrio de la
El segundo punto de interés es la casi ciudad; el 60% de estas personas vivía en
completa ausencia de casos durante largos una zona formada por cinco manzanas de
períodos (muchas generaciones) en las zonas casas en cada lado. Cochrane (1959) men-
donde la lepra disminuía y desaparecía. 0 ciona una zona de la India en la que la
bien la forma de la enfermedad se volvía “incidencia” de la lepra en una aldea era
atipica e irreconocible o dejaba de existir. del 5%, mientras que en una aldea adya-
Lo más probable es que desapareciesey que cente, sólo 20 metros más lejos, no había
el M. leprae quedase erradicado en una zona ningún caso de la enfermedad. Se han
local. Si esto es cierto, apoyaría la conclu- señalado concentraciones de casos en fami-
sión de que el hombre tal vez sea el único lias de parentesco y conexiones históricas
huésped, al menos en las regiones templadas, conocidas pero muy separadasen el espacio
y de que el número de casos infectados y en el tiempo.
asintomáticos cuya existencia se sospecha Todo esto da la impresión general de que
deben ser poco numerosos o relativamente el M. leprae no está distribuido al azar en
poco contagiosos. Aunque en las Islas Bri- el mundo, de que sus medios de supervi-
Newell - LA LEPRA VISTA POR UN EPIDEMIÓLOGO ll
vencia son poco eficaces y de’que su trans- menos de 1 año era inferior al 0.5 % (un
misión puede ser difícil y estar asociada a caso entre 200). Puede considerarse que
una dosis infectante masiva, a un método este grupo de niños vivía en condiciones
fntimo de transferencia y a un factor ambien- excepcionales y que era observado con gran
tal del que no se tiene en la actualidad frecuencia. La tasa de lepra en los niños
suhciente información ni siquiera para con- de 3 a 6 años continuamente expuestos,
jeturar su naturaleza. observados durante distintos períodos de
tiempo, era del 36.2%. En las lesiones están
Edad incluidas las autolimitantes,que pueden desa-
parecer espontáneamente. En otra publica-
El estudio de las tasas de incidencia y ción, Lara y Nolasco (1956) señalan que
de prevalencia de la lepra por edades se el 77% de esos casos de la primera infancia
complica debido a las diferencias entre las habían perdido todas las lesiones leprosas
distintas formas clínicas de la enfermedad y antes de la edad adulta.
entre las diversas zonas, la falta de acuerdo
En las circunstancias que concurren en
sobre la terminología y el largo intervalo
que puede transcurrir entre los primeros las encuestas puede pasarse por alto una
síntomas y el diagnóstico. parte de ese tipo mínimo de lepra. En
algunos niños, la lesión puede haber ya
Se ha ahrmado con frecuencia que los
desaparecido, con lo que el sujeto no se
niños son más susceptibles a la lepra que incluirá en los que se consideran infectados.
los adultos (Cochrane, 1947; Cochrane, Según Doull (1961), la incidencia má-
19.59; Doull, 1957; Muir, 1948; Rogers y xima en la isla de Cebú (Filipinas), se
Muir, 1946). Algunos investigadores han
llegado a ahrmar que la gran mayoría de los registra a la edad de 10 a 14 años en los
pacientes se infecta en la primera infancia convivientes con leprosos, mientras que la
y que es raro que los adultos se infecten. edad a la que comienza la enfermedad en
Sin embargo, hay grandes variaciones regio- los que no están así expuestos es mayor
nales y debe hacerse una distinción entre las por término medio. Bechelli y Martínez
posibilidades de exposición y la susceptibili- Domínguez (1963) han observado en el
dad. Tanto en Hawaii como en Madrás Brasil que, en los nuevos inmigrantes, la
(Cochrane, 1959), la edad a la que co- enfermedad comienza por término medio a
mienza la enfermedad es por término medio una edad más alta que en los brasileños
menor que en tres estados de los Estados nativos.
Unidos con lepra endémica, en los que la Doull ( 1961) atribuye los hechos ob-
edad en el momento de la infección (supo- servados en las Filipinas a la edad a la que
niendo que el periodo de incubación dura 10 se produce la exposición. De aquí deduce
años) es superior a 20 años en el 53.9% que, en las zonas donde la enfermedad es
de los casos conocidos. frecuente, el factor limitante es Ia adquisi-
Lara (1961, op. cit.), aI comunicar los ción de resistencia debida a causas descono-
resultados obtenidos en la Colonia Culión cidas.
de las Filipinas, donde los niños permane- McCoy y Goodhue ( 19 13) señalan que la
cían con sus padres infectados, indica que, tasa de infección en los maridos y las mu-
de los 200 casos secundarios observados, el jeres de cónyuges infectados es del orden del
99% habían comenzado a la edad de 6 años 5 por ciento. Este valor es semejante al
o menos, el 95% a la de 3 años o menos y que se observa en los cónyuges de pacientes
el 66% a la de 2 años o menos. Los casos hospitalizados en Carvihe, La., E.U.A.,
más precoces se observaron en niños de 9 (Cochrane, 1959). A base de datos del
a 11 meses, pero la incidencia en los de grupo hospitalizado, Badger (Cochrane,
12 BOLETíN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA - Julio 1968
1959) indica que parece haber poca dife- con la tuberculoide, al aumentar la edad de
rencia entre la incidencia en los adultos y los pacientes, indica que existen diferentes
los niños en las familias en las que se ha cuadros epidemiológicos, a menos que pueda
introducido la enfermedad (las tasas varían suponerse que algunos casos tuberculoides
de4.4% a5.5%). se curan y se pierden para la encuesta,
En la estimación de esas tasas no se han mientras que muchos casos lepromatosos
tenido en cuenta los años de la exposición son permanentemente reconocibles.
ni definido las lesiones que deben atribuirse
0 no a la lepra y, por lo tanto, no son en Sexo
modo alguno comparables. En general,
parece que una gran proporción de los niños Badger, siguiendo a Doull (Cochrane,
expuestos adquieren lesiones mínimas antes 1959), indica que la lepra lepromatosa es
de cumplir 14 años, y una pequeña propor- mucho más frecuente en los varones que
ción de esaslesiones persisten y son percepti- en las hembras, con una proporción de 2: 1
bles después de la adolescencia. Es algo en la mayoría de los estudios. Se ignora la
dudoso que los adultos tengan la misma razón de esta diferencia, pero debido a que
propensión a contraer esas infecciones míni- se observan tasas más altas en los niños y
mas y que a igualdad de condiciones de en los adolescentes del sexo masculino, se
exposición presenten tasas anuales de inci- atribuye a una mayor susceptibilidad más
dencia semejantes. que a diferencias ambientales. No se ha
Varias encuestas, algunas de ellas sobre encontrado ninguna diferencia entre ambos
muestras estadísticas, practicadas en dis- sexos en el tipo tuberculoide de la lepra.
tintas zonas endémicas, demuestran que las La mayoría de los investigadores están
tasas de prevalencia por edad aumentan de acuerdo en parte con esa opinión. La
progresivamente en la lepra lepromatosa, lepra tuberculoide, o en general la no lepro-
pero que en la forma tuberculoide son matosa, presenta la misma frecuencia en
pequeñas en el grupo de 1 a 4 años, aumen- ambos sexos. Sin embargo, hay algunas
tan en el de 5 a 14 años y luego permanecen excepciones, como ciertas zonas de Nigeria
casi invariables en los grupos de 15 a 44 (Bechelli y Martínez Domínguez 1963) en
años y de 45 años en adelante. En las las que predomina uno u otro sexo. Esta
Filipinas (Doull, 1961)) la edad del co- situación es muy poco corriente y se debe
mienzo de la enfermedad es, por término probablemente a factores locales particu-
medio, inferior en la lepra no lepromatosa lares. La lepra lepromatosa presenta in-
que en la lepromatosa, y las tasas de ambas variablemente mayor frecuencia en los
formas disminuyen rápidamente después de varones a partir de los 14 años de edad
la adolescencia. La concentración relativa (Bechelli, Martínez y Patwary, 1963 ; Doull,
de casos tuberculoides en los niños se ha 1957; Doull et al., 1936; Guinto y Ro-
explicado en parte por el mayor intervalo dríguez, 1941; Innes, 1938; Lowe, 1938).
que debe transcurrir desde la infección y No sólo se ha observado siempre ese fenó-
la aparición de los síntomas hasta que se meno, sino que el cociente sexual sólo varía
establece de una manera bien definida la en un intervalo muy estrecho. En general,
lepra lepromatosa, lo que equivale a decir esta variación es de 1.6 a 2.0 varones por
que la mayor proporción de casos tuber- cada hembra. Por debajo de los 14 años,
culoides en la infancia puede atribuirse a donde la proporción de casos lepromatosos
una deficiencia o a un aplazamiento de los es pequeña, existen ciertas dudas. Las ob-
casos lepromatosos. Sin embargo, el incre- servaciones de Doull et al. ( 1936) y algunos
mento regular de las tasas de prevalencia de los estudios realizados en Culión (Fili-
de la forma lepromatosa en comparación pinas) no han revelado diferencias significa-
Newell * LA LEPRA VISTA POR UN EPIDEMIÓLOGO 13
tivas en las tasas totales de lepra o en las de bilidad del contacto, y que no se observa
sus formas clínicas entre los niños de ambos prácticamente ninguna diferencia cuando
sexos,aunque había considerablesdiferencias esta es igual en ambos sexos. Sin embargo,
en los adultos. En el Brasil y en las encuestas en las viviendas de los pacientes lepro-
sobre muestras de poblaciones practicadas matosos y en zonas como la de Nauru en
en Africa y en Tailandia (Bechelli y Martínez las que la lepra afecta casi a un tercio de
Domínguez, 1963) no han podido apreciarse la población, es probable que todos hayan
diferencias en los niños. Al analizar algunos estado expuestos. En esos grupos excep-
de los estudios en los que se afirma que no cionales, el cociente sexual es semejante al
existen diferencias sexuales en la lepra, tales registrado en la mayor parte de los otros
como los practicados en Nauru, y al exa- estudios. Por consiguiente, es razonable
minar de nuevo las cifras originales citadas suponer provisionalmente que existe una
(Wade y Ledowsky, 1952) puede verse diferencia real, independiente de la exposi-
que se trata de zonas o brotes donde la pro- ción, y que podría deberse a un factor del
porción de casos no lepromatosos en el huésped conectado con la susceptibilidad.
total de los leprosos era alta. Si los casos Este factor podría ser genético, consistir en
citados se desdoblan en grupos que contienen una diferencia fisiológica, o ser indirecto y
respectivamente una proporción alta o baja deberse a influencias del medio que actúan
de casos lepromatosos, aplicando como cri- selectivamente. Esta última posibilidad
terio la segregación o las designacionesclíni- parece la menos probable, debido a las
cas de nodular o maculoanestésico, puede grandes divergencias que existen entre los
apreciarse un considerable exceso de varones grupos en los que se han realizado esas
en los casossegregadoso más graves sin nin- observaciones.
guna diferencia real de los restantes en
función del sexo. Incidencia, prevalencia y proporciones de los
El exceso de varones adultos con lepra tipos de lepra
lepromatosa se ha observado tanto en los
contactos domésticos como en personas de La mayor parte de las estimaciones de
las que no se sabe que hayan estado ex- la frecuencia de la lepra en las colectividades
puestas en el interior de una familia (Doull, se basan en el número de casos registrados
1961) . Esto no parece deberse a diferencias en un período determinado o en encuestas
en la duración de la enfermedad, la mortali- transversales en las que se examina a toda
dad o las proporciones de la población, sino la población o a una muestra de ella. En
a una tasa más elevada de incidencia en los algunos de los resultados publicados se
varones. emplean indistintamente las palabras “inci-
dencia” y “prevalencia,” lo que ha sido causa
Mientras no se demuestre satisfactoria-
de muchas confusiones.
mente que la frecuencia de la forma lepro- Debido a la dificultad de dehnir el caso
matosa en la infancia es mayor en los mínimo de lepra o de reconocer todas las
varones, no puede suponerse que esa varia- lesiones tuberculoides o indeterminadas
ción sexual se deba forzosamente a una espontáneamente curadas, así como a la
diferencia de susceptibilidad. B adger insuficiencia de la mayoría de los sistemas
(Cochrane, 1959), sin presentar ninguna de notiticación de la lepra, es sumamente
prueba directa, indica que los datos rela- difícil hacer estimaciones exactas de inci-
tivos al territorio continental de los Estados dencia y de prevalencia. Se han reunido
Unidos y a Hawaii sugieren que el principal datos de pequeños grupos “cautivos” estre-
factor responsable de la distinta prevalencia chamente observados, tales como la colonia
en los varones y en las hembras es la posi- Culión en las Filipinas, pero incluso en tales
14 BOLETÍN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA - Julio 1968
casosmuchos de los datos se han presentado formadas por agregación de familias in-
en forma de prevalencia. En la práctica, fectadas), puede presentar tasas del 30%.
la incidencia de la lepra sólo puede medirse Una tasa algo inferior al 4 por mil parece
mediante encuestas sucesivas en la misma ser todavía suficientemente alta para que la
población a intervalos prefijados o mediante enfermedad se perpetúe en lo que se consi-
encuestas longitudinales, aplicando criterios dera una zona endémica, pero se ignora cuál
rigurosos para la inclusión de nuevos casos es la tasa mínima de prevalencia para la per-
o la exclusión de los casos estacionarios o sistencia de la enfermedad. En Nauru
curados. Los criterios aplicados actualmente (Wade y Ledowsky, 1952), el traslado de
contienen elementos muy subjetivos, por lo todos los casos lepromatosos y contagiosos
que se dispone de poca información salvo conocidos alrededor de 1945 no fue sufi-
para pequeños grupos especiales. ciente para eliminar la enfermedad, aunque
Se han realizado y presentado en forma en los años siguientes (añadiendo otras
sinóptica varias encuestas de prevalencia en medidas de lucha) disminuyó considerable-
las que se han aplicado métodos normales mente su prevalencia. Los programas de
de muestreo y de investigación de las per- lucha antileprosa basados en la segregación
sonas ausenteso desaparecidas. Aunque los o en el tratamiento de los casos contagiosos
criterios aplicados para la inclusión de casos han permitido reducir apreciablemente la
no siempre se han indicado o no son claros, prevalencia.
algunas de esasencuestashan sido ejecutadas Las tasas de prevalencia de los diferentes
por el mismo grupo en diferentes zonas y tipos de lepra (y, por lo tanto, la proporción
pueden considerarse aproximadamente com- de cada tipo) presentan una distribución
parables. muy específica y reconocible. Esta distribu-
En general, puede decirse que la preva- ción parece tener tanta importancia para la
lencia de la lepra (en todas sus formas) epidemiología y la posible explicación de la
varía considerablemente de una zona a otra, enfermedad, que es incomprensible la poca
e incluso en sectores muy pequeños. Una atención que se le ha prestado en las publi-
parte de una ciudad o un distrito puede caciones de la especialidad. Aunque se ha
presentar una tasa alta, y otra situada a señalado que “al contrario de lo que era
pocos kilómetros de distancia, una tasa de esperar, no se observa en el Camerún,
baja. En muchos estudios, estas diferencias Nigeria Septentrional y Tailandia ninguna
no guardan ninguna relación con el clima, correlación entre la tasa de la lepra leproma-
la ocupación 0 el grupo étnico, aunque tosa y la prevalencia (total)” (Bechelli y
pueden tener algunas conexiones socioeco- Martínez Domínguez, 1963 ), no se ha subra-
nómicas y depender de un posible factor yado la constancia de la tasa de prevalencia
selectivo. (Por ejemplo, en algunos lugares lepromatosa ni de su máximo. De las en-
difícilmente accesibles puede haber un cuestas publicadas, parece deducirse que la
número inusitadamente grande de leprosos distribución de los casos de lepra es seme-
que han emigrado para evitar la localización jante a la representada en la figura adjunta.
0 las restricciones.) La tasa de prevalencia de la lepra lepro-
Una tasa alta de prevalencia de la lepra matosa empieza por un valor bajo en las
puede ser del orden del 20 por mil de la zonas donde hay pocos casos y aumenta
población total. Un grupo excepcional, en rápidamente hasta un nivel del 5 al 10 por
los estudios que incluyen a menudo personas mil. Después permanece estacionaria, sin
con lesiones mínimas y una gran propor- otro aumento apreciable en la prevalencia
ción de nifíos y adolescentes (como el de total de la lepra. Esto se traduce en una
Nauru, la colonia Culión, o las poblaciones proporción variable entre los casos lepro-
Newell - LA LEPRA VISTA POR UN EPIDEMIÓLOGO 15
FIGURA I-Relación entre las tasas de prevalencia de y el éxito del tratamiento en las otras formas
la lepra lepromatosa y de todas las formas de lepra. de lepra. Sin embargo, nunca se ha regis-
trado una tasa de casos lepromatosos que
llegue al 2 por ciento.
Si es cierto que la lepra lepromatosa se
comporta de esta manera en todas las socie-
dades, alcanzando un máximo dado y
permaneciendo luego constante, y si esta
observación es compatible con todas las
matosos y los no lepromatosos, que dis- observaciones publicadas e inéditas, sólo
minuye conforme aumenta la tasa total. En cabe un número limitado de explicaciones.
los estudios examinados que no seguían esta Resulta inmediatamente improbable que
regla, el número de casos indeterminados la forma lepromatosa se deba a una cepa
era elevado y comprendía un notable exceso más patógena del M. Eeprae. También es
de varones. Este aumento de casos mascu- improbable que la lepra lepromatosa sea
linos indeterminados hace sospechar que simplemente una forma más grave que
pueden existir diferencias en la clasificación aparece en una proporción fija de las in-
con los consiguientes errores de interpre- fecciones de lepra. Debe considerarse muy
tación. Por ejemplo, en una comparación dudosa la posibilidad de que la lepra lepro-
de tres zonas empleando métodos uniformes matosa se deba en parte a una dosis masiva
(Bechelli y Martínez Domínguez, 1963) la inicial o repetida de M. leprae. Si la suposi-
de menor prevalencia total presentaba la ción de que hay una tasa máxima de preva-
mayor tasa de prevalencia lepromatosa y lencia se coniirma en diferentes sociedades
la menor proporción de casos indetermina- sometidas a condiciones ambientales nota-
dos. Si se ajustan estos valores en las tres blemente distintas, la hipótesis de que otras
zonas, suponiendo que el exceso de varones influencias 0 infecciones anteriores a la
en los casos indeterminados es debida a infección de lepra determinan la posibilidad
la inclusión de pacientes lepromatosos, las de adquirir la lepra lepromatosa en una
tasas de prevalencia lepromatosa son seme- exposición ulterior al M. Zeprae debe comple-
jantes en las tres zonas, con cierto exceso tarse con la suposición de que esasinfluencias
en el país que presenta las tasas más ele- son universales y afectan por igual a todas
vadas. las sociedades, lo cual es poco verosímil en
Si las cifras de Nauru (Wade y Ledowslcy, la mayor parte de las influencias propuestas.
1952), que es la zona en la que se ha Por último, se refuerza considerablemente
registrado la mayor epidemia, se distribuyen la hipótesis de que la susceptibilidad al M.
de nuevo en las dos grandes categorías de
posibles casos lepromatosos y no leproma-
tosos, se obtiene la tasa total y la tasa de CUADRO 1-Prevalencia estimada de la lepra por mil
personas en Naurwa
lepra lepromatosa indicadas en el cuadro 1.
Estas son las mayores tasas de lepra 1924 1927 1936 1951
lepromatosa que se han registrado en el
mundo, pero la clasificación es difícil e Población 1,300 1,300 1,600 1,600
Total de casos de lepra 189 132 61 11
insegura, y puede presentar errores consi- Casos lepromatosos
derables. Es indudable que la tasa de casos estimados 15 20 20 8
Tasa total de prevalencia
lepromatosos no disminuye proporcional- de la lepra por 1,000 145 101 38 7
mente a la tasa total de la lepra. Este Tasa de prevalencia
lepromatosa por 1,000 12 15 13 5
fenómeno podría explicarse por la duración
de la enfermedad en la forma lepromatosa =Datos de Wade y Ledowsky (1952).
16 BOLETÍN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA - Julio 1968
Zeprae, que favorece la aparición de la lepra Otras personasde la colectividad sin exposición
lepromatosa en las personas infectadas, es doméstica conocida: tasa de infección 0.8
una característica del huésped presente en por mil personas-año
una determinada proporción de la población Tomando la cifra de Lara como un
en todas partes. Los resultados observados máximo, es evidente que, a menudo, dos de
coinciden con los que pueden preverse si se cada tres personas expuestas no adquieren
admite esa influencia selectiva. una lepra reconocible. Aunque tal vez
muchas personas expuestas no resulten in-
Susceptibilidad y resistencia fectadas, es probable que la infección pueda
existir sin enfermedad reconocible. Una
La susceptibilidad y la resistencia pueden
gran parte de las diferencias en las tasas
apreciarse en la mayor parte de las enferme-
de infección observadas en el estudio de
dades por las diferencias en el número de
Doull ( 1961) pueden muy bien ser debidas
infecciones en las personas igualmente ex- a diferencias de exposición más que de
puestas al agente, en las proporciones de susceptibilidad o de resistencia. Se ignora,
personas infectadas que presentan síntomas, sin embargo, la importancia de cada uno de
en la gravedad de la enfermedad en los casos
esosfactores.
clínicos, así como por la frecuencia de las
curaciones espontáneas, la duración de la Se ha indicado ya que sólo una cierta
proporción de personas parecen susceptibles
dolencia, la mortalidad debida a la enferme-
dad o ciertas pruebas pertinentes. a la lepra lepromatosa, que es la forma más
grave de la enfermedad. Es poco probable
Dos de esos métodos de medida no pue-
que esto se deba a un límite en la propor-
den aplicarse en la lepra. Se ignora la tasa
ción de personas sometidas a cierto tipo
de infección pues actualmente es imposible
o grado de exposición al agente. Es más
identificar a las personas infectadas, y la
verosímil que esté relacionado con la exis-
tasa específica de mortalidad es tan baja
tencia en la población de un número limitado
que carece de utilidad. Sólo quedan, por
de personas susceptiblesque pueden expresar
lo tanto, las otras cuatro posibilidades.
su infección en la forma lepromatosa.
Es evidente que no todas las personas
La resistencia adquirida se deduce de que
íntimamente 0 continuamente expuestas a
la incidencia de la lepra en las distintas
la infección, como un niño conviviente con
edades presenta un máximo en la adoles-
un caso lepromatoso, adquieren la enferme-
cencia. En las zonas endémicas, el número
dad ni siquiera en forma leve. Las tasas
de casos nuevos disminuye con la edad a
máximas son las registradas por Lara ( 196 1,
partir de la pubertad y, en las zonas no
op. cit.) en la colonia Culión, donde la
endémicas, como en ciertas partes de Norte-
frecuencia tal vez fuese superior al 35%
américa, hay una predominancia de los
en los niños observados durante períodos
casos que se suponen infectados en la edad
variables. Doull (1961), en una encuesta
adulta. Esta interpretación sería plausible
comunal, observó una tasa de infección si pudiera demostrarse que la resistencia
secundaria mucho menor, que dependía del adquirida se debe especialmente a una in-
tipo de lepra del caso primario, como se fección de M. leprae y que las infecciones
indica a continuación: asintomáticas son frecuentes. Sin embargo,
Caso primario lepromatoso: tasa de infección las posibilidades de infección varían también
en los contactosdomésticos6.2 por mil per- con la edad, y la totalidad o una parte de
sonas-año esa variación puede ser debida a esta causa.
Caso primario tuberculoide: tasa de infección
en los contactosdomésticos1.6 por mil per- Es muy difícil separar por completo ambos
sonas-año factores, aunque es probable que la resisten-
Newell . LA LEPRA VISTA POR UN EPIDEMIÓLOGO 17
utilidad examinar Ia frecuencia de la positi- tividad.” Parece ser que esta afirmación y
vidad de la reacción de Mitsuda en la lepra otras semejantes se basan simplemente en
lepromatosa. el pronóstico de las personas infectadas y
En la forma indeterminada, la reacción que la L‘resistencia” debe entenderse así en
de Mitsuda puede variar en todo el inter- esta enfermedad.
valo pero es a menudo dudosa ( +- ) o sola-
mente f. La reacción de Mitsuda en las personas no
Hay distintas opiniones sobre la posibili- infec tudas
dad de que los sujetos Mitsuda-positivos Se creyó en un principio que una reac-
puedan volverse negativos. Los cambios de ción de Mitsuda positiva era siempre el
las reacciones de Mitsuda ~-r o + a nega- resultado de una infección de M. leprae
tivas ( - ) se han descrito siempre en los clínica, asintomática, abortiva o en la fase
niños no infectados, aunque constituyen un anterior a la aparición de los síntomas. Sin
fenómeno relativamente raro. También hay embargo, pronto se observó que también
algunas observaciones aisladas de cambios podían ser positivos los individuos que
de ++ a + o -. Es más dudoso que un habían vivido siempre en zonas donde no
paciente de lepra tuberculoide con reacción había existido ningún caso reconocido de
positiva pueda volverse alguna vez nega- lepra durante largos períodos o nunca, y
tivo; algunos autores consideran que esto que, por consiguiente, era improbable que
es imposible (Lowe y McNulty, 1953). Si hubiesen sido infectados. Se observó tam-
ocurren realmente esas “reversiones,” se bién que era probable que la reacción se
trata de acontecimientos raros que podrían volviese positiva después de la exposición
explicarse por diferencias antigénicas en los del sujeto a antígenos distintos del M. leprae.
reactivos empleados y que pueden por ahora Una explicación de esta falta de especifici-
desecharse. dad del agente es la posibilidad de reacciones
Se acepta que, de las varias formas de cruzadas con otras micobacterias, tales como
la enfermedad, la lepromatosa es la de el M. tuberculosis, el BCG y ciertas especies
pronóstico más desfavorable y la más con- atipicas, o de una sensibiliiación inespecífica
tagiosa, que Ia tuberculoide es más auto- naturalmente adquirida.
limitante y tiene una tendencia considerable Si una reacción de Mitsuda positiva indica
a la involución espontánea, que la inter- mayor resistencia adquirida o innata del
media puede derivar hacia la tuberculoide o sujeto a la infección de M. bprae, el estudio
la lepromatosa y que, por lo tanto, la prueba de la distribución de esta propiedad en las
de Mitsuda es un instrumento clínico útil. poblaciones es de primordial importancia
Se acepta también que la reacción positiva para explicar la etiología de la lepra. Sin
a la lepromina de Mitsuda puede ir acom- embargo, es posible que la reacción positiva
panada de un granuloma histológicamente a Ia lepromina de Mitsuda se debe a dos
definido muy semejante a una lesión tuber- factores independientes: la capacidad de
culoide. Ambos puntos se han relacionado reaccionar y una sensibilización previa. Por
y presentado en el informe del Sexto Con- consiguiente, empleando únicamente la
greso InternacionaI de Leprología (1953) prueba de la lepromina, no puede interpre-
en forma de una decIaración generaI, según tarse una reacción negativa en un individuo
la cual “desde el punto de vista práctico, no infectado.
cabe afirmar que una reacción de Mitsuda En distintos países y en diferentes grupos
positiva puede considerarse como la ex- de población se han hecho varias encuestas
presión de cierta resistencia al M. leprae sobre la respuesta a la lepromina. Debido
directamente proporcional al grado de posi- a la falta de una técnica uniforme, a los
22 BOLETÍN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA - Julio 1968
presentasen una distribución semejante de años que convivían con algún caso leproma-
las proporciones de casos Mitsuda-positivos toso.
en las distintas edades,con las tasasmáximas Puede alegarse que, si el grupo estudiado
en las familias de los enfermos lepromatosos. incluía principalmente adultos o adolescen-
Sin embargo, los indicios publicados sobre tes, las diferencias existentes podrían haberse
el particular son confusos y poco satisfac- cancelado por sensibilización espontánea.
torios. En 1938, De Souza Campos (citado Las proporciones de casos positivos en los
por Lara, 1940) afirmó que todos los niños grupos más jóvenes, especificadas (en vez
separados de sus padres leprosos después de ajustadas) por edades, constituirían la
del nacimiento reaccionaban negativamente única base segura de comparación. Por lo
a la lepromina, mientras que las reacciones tanto, subsisten dudas y el problema no
positivas más fuertes estaban en relación con está resuelto todavía de un modo general.
periodos más prolongados de convivencia En todo caso, es poco probable que la gran
con padres infectados. Esta observación no proporción de casos positivos en la edad
concuerda con otros estudios, pues es sabido adulta se deba a la exposición al A4. Zeprae.
que pueden encontrarse niños Mitsuda-nega- Cambios debidos a la tuberculosis y Tela-
tivos en familias lepromatosas y niños Mit- ción entre las pruebas Eepromínica y tuber-
suda-positivos en familias no infectadas. En culíflica. Las relaciones (expuestas en una
el estudio de De Souza Campos no se indica sección precedente) entre la tuberculosis y
la edad de los niños. la lepra se han estudiado también en lo que
En un estudio sobre 110 niños expuestos, se refiere a la reacción lepromínica. Aunque
Lara ( 1940) creyó encontrar indicaciones se han hecho muchos estudios con objeto
de que la exposición constante y prolongada de comprobar esa relación, algunos de los
a la lepra y la repetición de las pruebas resultados obtenidos son contradictorios.
actuaban como factores sensibilizantes. Sin En resumen, puede decirse que, si bien la
embargo, sus grupos de sujetos no parecen tuberculosis es con frecuencia concomitante
comparables y las cifras que menciona son de la lepra y, según algunos observadores,
de significación dudosa. la causa más frecuente de defunción en esa
Guinto, Doull y Mabalay (1955b) en- enfermedad (Cochrane, 1959), la propor-
contraron muy poca o ninguna diferencia ción de reacciones de Mitsuda positivas en
en la reactividad a la lepromina (en el grado los adultos infectados de tuberculosis no es
+ +). Los porcentajes totales compara- apreciablemente distinta de la que se observa
bles de casos Mitsuda-positivos, ajustados en la población general. En las personas
por edades, que obtuvieron esos investi- que padecen tuberculosis grave puede haber
gadores en la colectividad estudiada fueron una gran proporción de reacciones de Mit-
los siguientes: suda negativas, pero se cree que se trata de
un estado pasajero (Radna, citado por Azu-
Sujetos Porcentajes lay y Convit, 1947).
Contactos de casoslepromatosos 73.4 En muchos grupos de población diferentes
Contactosde casostuberculoides 68.3 que no han recibido el BCG, se ha obser-
Sin haber convivido nunca con vado una clara asociación entre las reac-
ningún caso de lepra de es-
tos dos tipos 6X.2 ciones positivas a la tuberculina y a la Iepro-
mina de Mitsuda. La asociación es más
En este estudio, que no arroja ninguna estrecha si se han administrado grandes
diferencia estadísticamente significativa, pa- dosis de los antígenos, si se eligen los grados
rece apreciarse un mayor número de casos de reacción más intensos o si se hacen las
Mitsuda-positivos en los niños de 10 a 14 comparaciones en los adolescentes y en los
26 BOLETíN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA - Julio 1968
niños de corta edad en vez de en los adultos. personas Mitsuda-negativas fue objeto de
Esta asociación no tiene carácter fijo. Las vivas controversias durante varios años
proporciones de personas que dan reacción (Wade, 1955). Esta cuestión es importante
positiva en ambas pruebas varían considera- porque afecta la validez de cierto número
blemente en diferentes zonas empleando los de estudios longitudinales.
mismos antígenos en los mismos grupos de Más tarde, ciertos estudios realizados con
edad y en distintos estudios realizados en testigos y un número adecuado de observa-
diversas regiones. Si los miembros de una ciones en el Brasil (Bechelli, 1959), las
colectividad que reaccionan positivamente Filipinas (Doull, Guinto y Mabalay, 1957)
a la prueba de la tuberculina con proteína y otros lugares, han confirmado esa posibili-
purificada derivativa (PPD) incluyen a todos dad pero mostrando que, en los niños, la
los sujetos sensibilizados al M. tuberculosis, frecuencia de esos cambios es pequeña (el
no puede decirse que esta infección pro- 7.2% en las Filipinas) y menor que la de
duzca o sea responsable de una gran pro- los debidos a “causas naturales” o al BCG.
porción de reacciones lepromínicas positivas. La proporción de conversiones varía en
En varios estudios, se ha encontrado la diferentes grupos de población y en distintos
misma proporción de adultos tuberculino- experimentos.
positivos en las fracciones Mitsuda-positiva Bechelli (1959) y otros autores pudieron
y Mitsuda-negativa de la colectividad. además demostrar que el tipo de la reacción
Es difícil apreciar claramente en las pu- de Mitsuda también variaba y que las reac-
blicaciones la proporción de personas que se ciones débilmente positivas eran menos fre-
han vuelto tuberculina-positivas antes o des- cuentes en el grupo repetidamente inocu-
pués de que su reacción de Mitsuda se haga lado.
positiva. Sin embargo, parece que la edad La inconsistencia y la imprevisibilidad
a la que se produce con más frecuencia la de las reacciones de las personas Mitsuda-
conversión de estas dos pruebas no es la negativas que se convierten en positivas de-
misma en la mayor parte de las sociedades; bido a la repetición de la prueba lepromínica
la reacción de Mitsuda cambia en la primera son semejantesa las observadasen la prueba
infancia y la reacción tuberculínica en la tuberculínica.
adolescencia. Wade (1955) ha examinado en un edi-
Se ignora si las personas Mitsuda-nega- torial las inconsistencias de los estudios pu-
tivas y lepromino-negativas que pueden ha- blicados y subrayado que algunos observa-
berse convertido simultáneamente en positi- dores niegan los cambios debidos a la
vas como resultado de una infección tuber- repetición de la prueba y que otros los
culosa, se hubieran vuelto espontáneamente consideran fenómenos poco corrientes.
Mitsuda-positivas en una fecha ulterior si no A pesar de esos desacuerdos sobre los
hubiera actuado esta causa. Se supone que hechos y las observaciones (que tanto
así hubiera ocurrido, pues la tasa de adultos abundan en las publicaciones sobre la lepra)
Mitsuda-positivos parece ser la misma en es probable que la repetición de la prueba
diferentes sociedades con distintos antece- produzca una pequeña proporción de cam-
dentes de tuberculosis. Sin embargo, las bios.
pruebas disponibles son muy incompletas. Cambios debidos a la vacunación con
Cambios debidos a la repetición de la KG. Las ideas y las polémicas sobre la
prueba lepromínica. La hipótesis de que la relación de la lepra con la tuberculosis indu-
repetición de la prueba lepromínica puede jeron a Fernández (1939) a hacer experi-
causar por sí misma un aumento en la pro- mentos con el BCG y a otros muchos in-
porción de reacciones positivas entre las vestigadores a ampliar los resultados obteni-
Newell . LA LEPRA VISTA POR UN EPIDEMIÓLUGO 27
este efecto parece ser temporal y es puesto y los grupos familiares sin enfermedad o
en duda por algunos observadores. infección conocidas, pero que han sido some-
Agammaglobulinemia y estados no reac- tidos por lo menos una vez a la prueba de
cionales. Puesto que dos de los criterios de la lepromina, están sujetos a una vigilancia
significación en la prueba lepromínica son: prolongada.
a) la ausencia de reacción en ciertos sectores Por todo ello era de esperar que se hu-
de la población, y b) la negatividad de los biese reunido una cantidad considerable de
casos lepromatosos, cabe preguntar si el datos sobre otras afecciones relacionadas
“estado anérgico” se limita a la lepra o si con la lepra y la reacción de Mitsuda, y que
el grupo negativo persistente es en general se hubiesen publicado tablas de mortalidad
pasivo. exactas y confirmadas así como tasas de
Hay pocas indicaciones sobre las que mortalidad y de morbilidad específicas por
basar una opinión. Los enfermos leproma- edad y sexo.
tosos y los adultos sin lepra conocida pero No conozco ninguno de esos estudios. En
con reacción de Mitsuda negativa parecen los exámenes necrópsicos se ha observado
presentar las mismas proporciones de reac- que la tuberculosis es la principal causa de
ciones tuberculínicas positivas que los enfer- defunción de los leprosos, al menos en al-
mos tuberculoides y las personas Mitsuda- gunas zonas, pero este resultado es el que
positivas no infectadas. En los niños de cabe esperar en cualquier grupo debilitado
ciertos grupos de edad hay un exceso, que y recluido y su significación es dudosa. No
varía en los diferentes estudios, de reacciones pueden sacarse conclusiones fundadas sobre
de Mitsuda positivas en el grupo tuberculino- la mortalidad por lepra ni sobre la morbili-
positivo. dad o la mortalidad por otras enfermedades
No parece haberse publicado ningún estu- en los leprosos.
dio que demuestre que los niños o los adultos Genética. En muchas publicaciones se
Mitsuda-negativos (iniciales o persistentes) indica que la negatividad lepromínica persis-
presenten tasas de morbilidad o de mortali- tente es un carácter hereditario. Si el grupo
dad más altas para otras enfermedades,reac- Mitsuda-negativo, que no reacciona, no es
ciones vacunales más frecuentes o mayor más que un extremo del espectro de los
prevalencia de agammaglobulinemia o hipo- sujetos reaccionantes de una población (una
gammaglobulinemia. Si existen tales rela- expresión positiva de variabilidad como la
ciones, es poco probable que sean observa- observada en los animales de laboratorio
das, pues la lepra lepromatosa prevalece en inoculados con M. tuberculosis u otros agen-
zonas de alta mortalidad donde los sujetos tes), es lógico suponer que la herencia puede
afectados por esasdeficiencias tendrían unas desempeñar un papel importante.
probabilidades de supervivencia sumamente Se sabe poco sobre el particular. Los
reducidas. niños de corta edad pueden ser Mitsuda-
Mortalidad y morbilidad. Muchos sujetos negativos: a) porque no han sido sensibili-
y grupos familiares leprosos viven (0 vivían zados; b) porque no han llegado todavía a
en otros tiempos) en colectividades espe- la edad en que pueden volverse positivos,
ciales con muchos contactos íntimos durante 0 c) porque son persistentemente negativos.
largos periodos y sometidos a observación No es posible clasificarlos en ninguna de esas
médica constante y regular. Otros viven en categorías hasta que no se observa su com-
sus colectividades normales pero sometidos portamiento ulterior. Si se prescinde de la
a un examen médico regular durante una reacción lepromínica, no es posible otra
gran parte de su vida. Además, en muchas clasificación de los adultos por su historia
campañas de lucha antileprosa, los contactos o el examen clínico que la selección de los
Newell - LA LEPRA VISTA POR UN EPIDEMIÓLOGO 29
pronóstico sobre la probabilidad de una periodo de vigilancia tendría que ser largo
enfermedad lepromatosa ulterior a base de y la población elegida presentar un gran
un recuento o una estimación del número riesgo de exposición. Se han publicado
probable de bacterias, aunque en esa fase la algunos estudios que reúnen en parte estas
reacción de Mitsuda puede ser dudosa o condiciones, pero todos ellos presentan
negativa. ciertos aspectos metodológicos que dificul-
Las grandes cantidades de bacterias pre- tan su interpretación, muestran faltas de
vistas podrían permanecer enmascaradas, objetividad que les restan crédito, u omiten
irreconocibles o inadvertidas, dada la im- datos indispensables de normalización o
perfección de los métodos bacteriológicos e descripción sin los cuales no es posible
histológicos de que se dispone actualmente. emitir un juicio. El más convincente es el
Sin embargo, los indicios existentes refutan de Dharmendra y Chatterjee (1956), en el
esaposibilidad. que 803 personas sanas se habían sometido
La mayoría de los enfermos lepromatosos 1.5a 20 años antes (sin indicar la edad) a la
(algunos leprólogos dicen que todos) perma- prueba de la lepromina con motivo de otras
necen Mitsuda-negativos después de pasada dos investigaciones. De ese número, 123
la fase aguda y cuando no se observa más habían fallecido o se ignoraba su paradero,
actividad. Se cree que esa negatividad per- con lo que pudieron volver a examinarse 680
siste durante el resto de su vida. En tales personas, en 39 de las cuales se encontró
circunstancias, la tolerancia persistente po- lepra.
dría ser debida a una infección continua de Los registros mostraron que las 680 per-
M. leprae vivos, ya que durante largos perio- sonas recuperadas podían dividirse en cuatro
dos después de la inoculación pueden re- grupos: 1) las sometidas una vez a la prueba
conocerse bacilos experimentalmente identi- de Mitsuda con resultado positivo (524) ; 2)
ficables. Sin embargo, en muchos pacientes las sometidas una vez a la prueba de Mitsuda
lepromatosos tratados o curados, empleando con resultado negativo (47) ; 3) las que
los métodos corrientes, no pueden demos- dieron una reacción de Mitsuda inicialmente
trarse bacilos en la piel, aunque pueden negativa pero se volvieron positivas después
verse incidentalmente en los huesos o en el de tres inoculaciones en un año (93) ; y 4)
bazo. las que dieron una reacción de Mitsuda
Una consecuencia esencial de la hipótesis inicialmente negativa y permanecieron así
de la tolerancia es que, antes de la enferme- después de tres inoculaciones en un año
dad o de la inducción de dicho estado, los (16).
sujetos potencialmente lepromatosos deben En el cuadro 2 figuran las tasas de lepra
presentar la misma proporción de reacciones de esoscuatro grupos.
de Mitsuda positivas que negativas; es decir, La variación de la tasa de lepra en los
si la respuesta negativa a la lepromina no es sujetos Mitsuda-positivos clasificados con
debida a una cualidad del huésped o a una arreglo al grado de la respuesta no pre-
inoculación anterior, no debe haber ninguna sentaba diferencias estadísticamente signifi-
razón para esperar una desviación selectiva cativas.
revelada por la reacción lepromínica. No se indica la proporción de sujetos con
Para observar ese efecto, sería necesaria reacción de Mitsuda negativa o positiva en
una vigilancia continua de una población en el grupo de paradero ignorado ni la distri-
la que se conocieran los sujetos positivos y bución por edades en ninguno de los grupos.
negativos, registrando la incidencia de la Estas omisiones pueden causar errores de
lepra por tipo clínico. La obtención de cifras interpretación, pues es muy posible que los
significativas sería laboriosa y lenta, pues el tres grupos de reacción lepromínica inicial-
Newell - LA LEPRA VISTA POR UN EPIDEMIÓLOGO 31
CUADRO 2-Distribución de la lepraen 680 personas que habían sido sometidas a la prueba de la lepromina
15 0 20 años antes.
524
2 47
93
4 16
Total 680 15 (2.2%) 24 (3.5%) 39 (5.7%)
mente negativa (2, 3 y 4) contuvieran una bien que un porcentaje constante de estos
mayor proporción de jóvenes. El grupo adquiere esta forma de la enfermedad, o
lepromino-positivo ( 1) podía contener más bien que las tasas de lepra lepromatosa de-
adultos con una tasa inferior de exposición penden, en parte, de la magnitud de la dosis
o de los que se hubieran excluido ya los casos infectante.
leprosos. Probablemente este argumento Ninguna de esasposibilidades se ha obser-
tiene menos validez en una comparación de vado en la práctica. La proporción de casos
los grupos 2, 3 y 4. Aquí se aprecian lepromatosos en el número total de los cono-
enormes diferencias en la incidencia de la cidos varía considerablemente en diferentes
lepra, sobre todo, aunque no únicamente, situaciones. Ya se ha dicho anteriormente
en la de la forma lepromatosa. La tasa más que casi todas las observaciones publicadas
alta corresponde a los sujetos negativos arrojan una tasa máxima de prevalencia de
“persistentes,” la siguiente al grupo que la lepra lepromatosa rara vez superior al
contiene probablemente cierta proporción de 1% , incluso en situaciones epidémicas. Este
sujetos negativos persistentes y la más baja es el resultado que cabría esperar si hubiese
a 10ssujetos que presentan conversión lepro- un número limitado y finito de huéspedes
mínica. susceptibles, pero no el que daría la hipótesis
Si se aceptan los resultados del estudio de de la tolerancia.
Dharmendra y Chatterjee (1956), hay que En los contactos familiares de los casos
desechartotalmente la hipótesis de la toleran- iniciales lepromatosos y tuberculoides, el
cia, a menos de suponer que la mitad de los riesgo de contraer la lepra presenta grandes
sujetos del grupo 4 estaban ya incubando la variaciones, que pueden explicarse supo-
enfermedad en el momento de la prueba ini- niendo que hay diferentes grados de exposi-
cial. Esto parece poco probable, aunque no ción a la infección mejor que de ninguna otra
se indica en ninguno de los grupos la edad manera. Sin embargo, en el corto número
del comienzo de la enfermedad ni el tiempo de estudios publicados no hay pruebas con-
transcurrido entre la prueba y la aparición vincentes de que la proporción de casos
de los síntomas. lepromatosos sea diferente en los dos grupos.
Con arreglo a la hipótesis de la tolerancia, Si todos estos argumentos, ninguno de los
era lógico esperar un resultado que no parece cuales es completamente convincente por
observarse en la práctica. Si la lepra lepro- separado, se examinan juntos, puede decirse
matosa se debiese a una infección masiva que constituyen una prueba contra la validez
de M. leprae en cierta proporción de los de esa hipótesis. Sin embargo, es poco
sujetos infectados, sería lógico suponer, o probable que esta pueda desecharse por
32 BOLETfN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA - Julio 1968
completo sin un estudio longitudinal objetivo sin convivencia conocida con familiares in-
y comprobado con un grupo testigo. fectados puede explicarse suponiendo que
2) La hipótesis de la resistencia. Esta los niños de corta edad no están tan expues-
hipótesis ha sido vigorosamente sostenida por tos al M. Zeprue en las familias en las que no
numerosos leprólogos. hay un caso inicial; es decir, que se trata de
Según ella, una reacción de Mitsuda-posi- un reflejo de la exposición más que de la
tiva constituye una medida de la resistencia resistencia o la susceptibilidad.
inducida al M. leprae. Aun aceptando que La tasa de prevalencia “máxima” que,
la conversión lepromínica puede ser provo- al parecer, presenta la lepra lepromatosa en
cada por exposición al M. leprae, al M. tu- todas las colectividades del mundo es más
berculosis, al reactivo de Mitsuda y a causas difícil de explicar. Tal vez la exposición de
naturales o desconocidas, se considera que cualquier sujeto a los agentes que provocan
todos los agentes inductores conocidos pre- la reacción de Mitsuda es tan probable, para
sentan una superposición antigénica y con- un riesgo dado, que hay un porcentaje
fieren mayor capacidad de resistencia a la máximo de sujetos Mitsuda-negativos sin re-
infección de M. leprae, con lo que disminuye sistencia, que adquieren la lepra lepromatosa
la probabilidad de adquirir la forma lepro- cuando se infectan.
matosa de la enfermedad. Se considera En las colectividades susceptibles cerra-
probable que algunas personas no se vuelvan das, en las que se cree que la infección ha
nunca Mitsuda-positivas y que, por lo tanto, sido introducida y seguida de una epidemia,
estén expuestas a un gran riesgo, pero que no como en la isla de Nauru (Wade y Ledowsky,
hay ninguna distinción ni diferencia reales, 1952), se ha recogido poca información y
en lo que al riesgo de lepra lepromatosa se las clasificaciones son oscuras. Sin embargo,
refiere, entre las personas Mitsuda-negativas no hay motivos para suponer que la reacción
“persistentes” y los sujetos (niños de corta de Mitsuda no presentase aproximadamente
edad, en su mayor parte) que no han reci- las mismas proporciones de resultados posi-
bido todavía la influencia que puede provo- tivos y negativos por edades que en otras
car su conversión lepromínica. Con arreglo partes del mundo. Si esto fuese cierto y esta
a esta hipótesis, la importancia de la re- hipótesis correcta, la epidemia de Nauru
acción de Mitsuda reside en que mide la hubiera mostrado la misma proporción de
influencia inductora y, por lo tanto, la re- jóvenes con lepra lepromatosa que en otras
sistencia inducida más que una cualidad o partes del mundo, en vez de la dispersión
resistencia inherente que pueda poseer el de los casos en todos los grupos de edad,
individuo. inicialmente en los adultos, que se ha des-
Es difícil refutar o confirmar esta hipótesis. crito.
El estudio de Dharmendra y Chatterjee Prosiguiendo el mismo razonamiento, si
(1956), antes examinado, es casi tan com- no se tuviesen en cuenta las medidas de
patible con esta hipótesis como con la del lucha y otros factores, la tasa de lepra
estado anérgico (factor N), que se examina lepromatosa variaría de acuerdo con la pro-
más adelante. porción de personas Mitsuda-negativas exis-
Puede alegarse que la elevada tasa de tentes en la colectividad. Sin embargo,
infección en los niños no se debe a una parece suceder lo contrario. Si el exceso de
. .,
mayor exposicion sino a una mayor suscep- reacciones de Mitsuda positivas en las colec-
tibilidad, porque la resistencia, medida por la tividades endémicas se debiera a una exposi-
reacción de Mitsuda, es menor en ellos. ción al M. leprae y a otros antígenos en
La edad más avanzada de aparición de la dosis mínimas, la aparición de los casos
enfermedad en los pacientes lepromatosos lepromatosos estaría distribuida en edades
Newell - LA LEPRA VISTA POR UN EPIDEMIÓLOGO 33
más avanzadas. Las cifras disponibles para viraje de la reacción de Mitsuda a negativa.
esta comparación geográfica son tan hetero- Esto significaría que la resistencia o la falta
géneasy dudosas que es imposible utilizarlas de ella serían absolutas, o bien inalterables
para responder a esta pregunta. Sin em- a partir de un cierto punto. Son pocos los
bargo, se tiene la impresión de que no hay ejemplos de este fenómeno en otras enferme-
ninguna correlación entre la tasa de la lepra dades y es difícil aceptarlo en la lepra.
lepromatosa y la proporción de personas Hay hechos y argumentos en favor y en
Mitsuda-negativas. contra de esta hipótesis y no se dispone de
Se cree que hay una asociación entre las datos suficientes sobre muchos aspectos. La
infecciones tuberculosas y la conversión le- mayor parte de las pruebas la contradicen y,
promínica. Si así fuera y las infecciones en estemomento, la hipótesis de la resistencia
tuberculosas ocurrieran a una edad suficien- puede considerarse poco probable.
temente precoz, habría una correlación in- 3) La hipótesis de la anergiu (o del factor
versa entre los valores de los índices de N) . Rotberg ( 1957) es uno de los princi-
lepra lepromatosa y de tuberculosis. Bechelli pales defensores de esta hipótesis, según la
(1957) intentó examinar algunos aspectos cual existe un factor constitucional que con-
de esta cuestión, con ayuda de las cifras, fiere al individuo la capacidad de reaccionar
notoriamente dudosas, de mortalidad y mor- específicamente al M. Zeprue (factor N, de
bilidad tuberculosas en cierto número de natural). El “margen de anergia” presenta
países,pero no pudo demostrar una relación interés epidemiológico y profiláctico, pues
con las tasas de prevalencia de la lepra (en los casos lepromatosos proceden de la mi-
todas sus formas). Tampoco pudo demostrar noría que carece del factor N. Hacen falta
ninguna relación, en diferentes partes de Sáo
otros factores secundarios o accesorios (tales
Paulo, Brasil, entre las tasas de reacciones
como las condiciones debilitantes u otras de
tuberculínicas positivas, las de prevalencia de
naturaleza desconocida) para convertir a un
la lepra y la proporción de los diferentes
tipos de esta. sujeto anérgico e infectado de lepra en un
caso activo de la forma lepromatosa. Las
No sehan publicado estudios comparativos
sobre las proporciones de los tipos de lepra personas que carecen del factor N son Mit-
o las tasas de infección secundaria de la lepra suda-negativas, lo mismo que las que poseen
lepromatosa en familias tuberculosas y no el factor N pero no han estado expuestas a
tuberculosas en las que existía un caso ini- un agente inductor. Los sujetos negativos
cial de lepra. “persistentes” son los que carecen de ese
El estudio de Chaussinard (1948), en el factor.
que se relaciona la disminución de la lepra en Hay varias observaciones que corroboran
los países occidentales con el aumento de la esta opinión.
tuberculosis, presenta discordancias de tiem- a) Si se aceptan los resultados de Dhar-
po y carece de pruebas que lo apoyen. mendra y Chatterjee (1956), se encontrará
Es notable la observación de que ningún que su grupo 4 (personassometidastres veces
caso lepromatoso, ni siquiera despuésde una a la prueba de Mitsuda con resultado negativo)
curación o detención espontánea o terapéu- incluye la mayor parte de las personas que
carecendel factor N, y que el grupo 2 (perso-
tica, haya adquirido resistencia revelada por nas sometidasuna vez a la prueba de Mitsuda
una reacción de Mitsuda positiva. No es con resultado negativo) contiene algunas de
menos notable que ningún paciente tuber- ellas. Estos grupospresentanlas tasasmáximas
culoide, incluso después de una enfermedad de lepra lepromatosa (cuadro 2). Teniendo en
cuenta su conversión de Mitsuda-negativos en
grave o una serie de reacciones, haya perdido positivos, los sujetos del grupo 3 poseían el
nunca su resistencia, como lo indicaría el factor N y, por lo tanto, tenían tasas de lepra
34 BOLETíN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA * Julio 1968
semejantes a las de los demás sujetos Mitsuda- en los que son congénitamente menos capaces
positivos. de resultar inmunizados.
b) La hipótesis presupone que la presencia La hipótesis del factor N parece ser la que
o la ausencia inherentes del factor N son ca-
racterísticas de toda la población y que, en mejor concuerda con los hechos conocidos.
consecuencia, la propensión de esta a la lepra Sin embargo, las pruebas son muy fragmen-
lepromatosa será máxima en las zonas endémi- tarias y dejan cierto margen de duda. No es
cas con grandes riesgos de exposición al M. probable que esta hipótesis pueda confir-
leprae. Esto concuerda con las observaciones marse hasta que se idee un método para
realizadas.
c) Puede existir un gradiente en el que
identificar a las personas deficientes en factor
algunos sujetos Mitsuda-negativos, después de N, que tal vez sea específico para esta
infectados con M. leprae, adquieren una en- enfermedad.
fermedad subclínica o leve pero sin que haya
sujetos Mitsuda-positivos con enfermedad El BCG y la lepra
lepromatosa.
d) Si se acepta que las únicas personas que El lugar que ocupa el BCG en la preven-
no poseen con certeza el factor N son las ción de la lepra es actualmente uno de los
Mitsuda-negativas con enfermedad leproma-
tosa, no hay que esperar que ninguna de ellas puntos más debatidos en las publicaciones y
se convierta en Mitsuda-positiva cualquiera que en los congresos sobre esta enfermedad. La
sea el agente inductor o la infección subsi- posibilidad de encontrar algún método de
guientes. Esto coincide con los resultados ob- prevenir la enfermedad en los sujetos expues-
servados. tos o de atenuar la forma que adopta sería
e) La hipótesis presupone que a igualdad de tan útil en las zonas endémicas que se ha
probabilidades de infección, teniendo en cuenta
tanto la disminución en el número de personas prestado mucha atención al empleo del BCG
susceptibles de edad avanzada debida a de- con esa finalidad. Aunque abundan las pu-
funciones u otras causas como el largo periodo blicaciones sobre este aspecto de la lepra, no
de incubación, la distribución de los casos se ha descrito ningún ensayo comprobado
lepromatosos por edad debe abarcar a toda la con testigos y realizado por un método
población. Esto concuerda con las observa-
ciones conocidas. normal, claro y aceptable. En una enferme-
f) Si los agentes que inducen la reacción dad que presenta una tasa de infección rela-
tales como el BCG y el M. tuberculosis, tienen tivamente pequeña, una distribución confi-
una superposición antigénica con el M. leprae, nada principalmente a las zonas tropicales,
no cabe esperar una correlación completa entre un largo periodo de incubación y definiciones
la prueba tuberculínica y la de Mitsuda, sino clínicas poco satisfactorias, ese ensayo sería
que debe haber algunas personas expuestas que
no se convierten en Mitsuda-positivas cuales- costoso, lento y difícil de emprender. Sólo
quiera que sean la dosis o la frecuencia de la sería razonable proponer un ensayo de ese
exposición al M. tubercdosis. Conforme dis- tipo si hubiera motivos fundados, desde los
minuye la proporción de los sujetos Mitsuda- puntos de vista teórico y empírico, para
negativos en la población, disminuirá también pensar que el BCG es probablemente eficaz.
la proporción de los sujetos Mitsuda-negativos En esta sección se exponen sucesivamente
y tuberculina-negativos capaces de convertirse
en Mitsuda-positivos. Se ha demostrado con las razones por las que se ha propuesto el
toda claridad que así sucede. BCG, algunos de los estudios realizados
sobre la conversión lepromínica y la preven-
Doull (1961) ha aducido ejemplos de ción de la lepra, los argumentos teóricos en
experimentos de laboratorio en apoyo de la pro y en contra de un posible éxito y ciertas
hipótesis de la anergia. En general, es cierto observaciones sobre la forma en que debería
que la enfermedad infecciosa reconocida hacerse ese ensayo si llegase el caso. En esta
tiende a aparecer únicamente en una pequeña exposición no olvidamos que algunos lepró-
proporción de los sujetos expuestos, es decir, logos están ya tan convencidos que no con-
Newell * LA LEPRA VISTA POR UN EPIDEMIÓLOGO 35
sideran justificable dejar de administrar el más positiva en algunos jóvenes, y que existe
BCG a los niños expuestos a la lepra. Aun- una relación perceptible entre las reacciones
que la vacunación innecesaria con BCG tuberculínica y lepromínica en los niños.
puede considerarse no sólo inofensiva sino El segundo grupo de defensores de la
conveniente para prevenir la tuberculosis en vacunación con BCG afirman que puede ha-
esos sujetos, se corre el riesgo de que esa ber una relación entre el grado de positividad
tendencia se acelere y que la vacunación con de la reacción de Mitsuda en el momento de
BCG se convierta en una práctica corriente la infección leprosa y el tipo de lepra con-
aunque su utilidad en la lepra no se haya traída, Por lo tanto, el sector de la pobla-
demostrado o evaluado. ción que requiere más protección sería el
formado por las personas Mitsuda-negativas.
Defensores de la vacunación con BCG Este grupo no ha tenido ocasión de ser sen-
sibilizado y, por lo tanto, es el que corre más
Los que creen que la vacunación con BCG
riesgo de infección. Si la sensibilización puede
surte probablemente efecto en la infección
hacerse precozmente y antes de la infección
leprosa pueden dividirse en tres grupos.
con M. leprae, disminuirán los riesgos de una
El primer grupo afirma que el M. tuber-
enfermedad lepromatosa, aunque la inciden-
culosis u otras micobacterias pueden ser
cia de la lepra tuberculoide permanezca in-
antigénicamente afines al M. leprae y que la
variable. Este cambio en el tipo de lepra
inmunidad adquirida es posible en la lepra.
tendría gran importancia, no sólo para los
Aunque no se ha observado ninguna relación
individuos afectados, sino también para la
clara entre las infecciones tuberculosas pre-
colectividad. Disminuiría el número de las
vias y el número o tipo de las enfermedades
personas más contagiosas y, como segunda
leprosas en las personas ulteriormente ex-
consecuencia, el riesgo de infecciones se-
puestas,la hipótesis de que existe esarelación
cundarias y la incidencia total de la lepra (en
es muy antigua y se basa en que el agente
todas susformas). Se cree que el BCG puede
pertenece al mismo grupo taxonómico más
convertir en positivas a muchas personas
que en una observación objetiva. Por otra
Mitsuda-negativas, especialmente lactantes y
parte, aunque tampoco se ha demostrado
niños pequeños, que son los grupos de edad
claramente la inmunidad en la lepra, parece
más importantes. Aunque la vacunación con
razonable aceptar esta posibilidad. Las ob-
BCG puede reforzar la reacción de Mitsuda
servacionesserológicas permiten suponer que
el M. tuberculosis y el M. leprae tienen en las personas ya positivas, este efecto ten-
dría una importancia secundaria, ya que el
algunos antígenos comunes. Si es sólida esta
empleo del BCG sólo puede justificarse a
hipótesis del antagonismo o la semejanza,
base de sus efectos en las personas no sensi-
la sensibilización previa al M. tuberculosis
bilizadas.
podría influir en la tasa total de incidencia
de la lepra, en la presentación de cada una Esta hipótesis es la que sostienen la mayor
de sus formas, en la duración y en el pronós- parte de los defensores de la vacunación con
tico de la enfermedad. BCG y está conectada con la “hipótesis de
Si se admite que el M. tuberculosis produce la resistencia” formulada para interpretar la
ese efecto, cabe esperar que el BCG, anti- reacción de Mitsuda. Este grupo no acepta
génicamente afín, actúe de un modo seme- la teoría de la anergia o del factor N y con-
jante. Los defensores de esta hipótesis sos- sidera que el resultado de la reacción de
tienen que la resistencia o la susceptibilidad Mitsuda es importante por la resistencia que
a la lepra pueden medirse por la reacción indica más que como medio de seleccionar
de Mitsuda, que el BCG puede convertir la las personas susceptiblesque no pueden reac-
reacción de negativa en positiva o hacerla cionar de esa manera.
36 BOLETíN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA * Julio 1968
El grupo que se opone a la vacunación ninguna diferencia con los resultados obteni-
con BCG está formado por partidarios de la dos por administración intradérmica.
hipótesis de la anergia o del factor N. Este Como se ha indicado anteriormente, no se
grupo considera que ni el BCG ni el M. tu- encuentran en las publicaciones cifras reales
berculosis pueden modificar la reacción de explícitas para la distribución por edades de
Mitsuda en las personas que carecen de re- la tasa de conversión debida al BCG aunque,
actividad lepromínica o factor N, que estas a los efectos prácticos, la cifra del 30 al 50%
son las personas susceptiblesa la lepra lepro- de conversiones en los niños Mitsuda-nega-
matosa y que, por lo tanto, la inmunización tivos de menos de 3 años parece una con-
previa con BCG no puede modificar la apari- jetura razonable. Esta proporción de con-
ción de esta forma de la enfermedad en una versiones puede variar en diferentes grupos
proporción apreciable. y zonas y ser menor en los niños de las
Los hechos observados aportan pocas familias leprosas que han estado expuestos
pruebas en pro o en contra de esospuntos de desde el nacimiento a la infección de M.
vista y la mayor parte de los argumentos leprae.
aducidos se basan en la hipótesis aceptada La vacunación de los jóvenes con BCG
para explicar la reacción de Mitsuda. provoca o acelera un cambio que ocurrirá de
todos modos más adelante. El intervalo
Experiencia de la vacunación con BCG entre la reactividad lepromínica inducida y
espontánea varía con la edad. En la mayor
Es probable que el BCG administrado por parte de los niños puede ser únicamente de
vía intradérmica u oral pueda convertir a dos a tres años o menos. En el estudio de
algunos sujetos Mitsuda-negativos en positi- Filipinas (Doull, Guinto y Mabalay, 1957)
vos. La reacción positiva es con frecuencia tal vez fuese menor de un año para muchos
de significación incierta y sólo de los grados niños, algunos de los cuales tenían más de
dudoso ( i: ) o ( + ). Se ignora cuanto dura tres años.
esta positividad inducida, pero se han obser- Hay pocas observaciones sobre la diferen-
vado algunas reversiones a la negatividad. La cia en la aparición ulterior de la lepra entre
posibilidad del cambio de negativo a positivo los sujetos con reacción de Mitsuda positiva
depende claramente de la edad. En estudios inducida y espontánea. Chatterjee ( 1956)
realizados exclusivamente sobre sujetos Mit- menciona un grupo de personas que pre-
suda-negativos, se han registrado a veces sentaban una reactividad inducida probable-
tasas de conversión del 90% o más en los mente en parte por la repetición de la prueba
lactantes despuésde la vacunación con BCG lepromínica. Ya se ha indicado anterior-
en comparación con la tasa de conversión del mente este efecto. El grupo “inducido” pre-
30 al 40% que ocurre espontáneamente en sentaba una tasa de lepra semejante a la del
el primer año de la vida. En otros grupos grupo “espontáneo”.
de niiíos mayores (de edad escolar) se han Los “ensayos” del BCG son escasos,sub-
observado tasas de conversión del 80% jetivos e incompletos o difieren tanto en su
(Rath de Souza et al., 1956), pero esta fre- planteamiento y en sus conclusiones que son
cuencia es semejante a la de las conversiones difíciles de evaluar. Los de Convit (1956)
que se observan en los testigos y que se pro- y Yanagisawa (1958) no son ensayos bien
ducen espontáneamente o por efecto de la comprobados y no deben tomarse en consi-
propia prueba lepromínica. deración. Fernández (1955) ha comparado
La dosis de BCG administrada por vía oral la aparición ulterior de la lepra en los con-
no tiene ninguna influencia clara sobre la tactos de familias infectadas tratados con
tasa de conversión y no se ha observado BCG y en otras personas tuberculino-positi-
Newell . LA LEPRA VISTA POR UN EPJDEMIÓLOGO 37
vas o negativas. Los sujetos examinados eran son limitadas. Para los que propugnan la
poco numerosos y no es seguro que los dos conversión de las personas expuestas en
grupos fueran comparables. No se apreció Mitsuda-positivas con objeto de reducir la
ninguna diferencia significativa entre los gru-tasa de lepra lepromatosa, el BCG debe
pos, a juzgar por la tasa de infección secun- administrarse a 10s sujetos muy jóvenes, es
daria de lepra, aunque tal vez hubiese menos decir, desde el nacimiento hasta la edad de
lepra lepromatosa e indeterminada en el 3 a 5 años. Es de esperar que la eficacia de
grupo tratado con BCG. Dharmendra y este tratamiento varíe ConsiderabIementein-
Chatterjee (1956) observaron grandes dife- cluso dentro de ese grupo de edad.
rencias entre sus grupos, pero es poco pro- Para los que admiten que hay un antago-
bable que estos fuesen comparables. Dichos nismo con la tuberculosis y el BCG, el
investigadores encontraron, en un período de empleo de este no debe limitarse exclusiva-
cinco años, una tasa de infección secundaria mente a las personas Mitsuda-negativas, sino
del 52.4% en los contactos domésticos no es igualmente recomendable en todos los
vacunados. Esta cifra es mucho mayor que sujetos antes de la exposición al M. leprae,
las registradas en otras partes, incluso en losy más particularmente en los individuos tu-
niños expuestos. berculino-negativos. Este concepto global de
Otros ensayos con grupos menos nume- protección parece incompatible con la seme-
rosos han dado resultados inciertos. Unas janza observada en las proporciones de casos
veces se asegura que no ha habido ningún tuberculmo-positivos en diferentes grupos in-
cambio aparente, otras que ha disminuido la fectados de lepra y en sus colectividades.
proporción de casoslepromatosos y otras que Si se rechazan todas esasposibilidades, las
se ha producido un descensoespectacular de basesteóricas restantes excluyen que el BCG
todas las formas de lepra. No se aprecia nin- pueda surtir ningún efecto o que pueda afec-
guna tendencia definida. Se llega a la con- tar únicamente a la distribución de las formas
clusión de que no existe ninguna observación de lepra. Sería posible investigar y contirmar
decisiva ni en un sentido ni en otro. o rechazar esta última alegación, pero resul-
taría costoso y lento. Un estudio prospectivo
Bases teóricas de la vacunación con BCG de la tasa de infección secundaria en los suje-
tos Mitsuda-positivos y negativos expuestos
Desde el punto de vista epidemiológico, la o una comparación exacta de la proporción
hipótesis de la anergia o del factor N parece
de casoslepromatosos y no lepromatosos en
la más aceptable para explicar las reacciones sujetos con una exposición conocida al M.
lepromínicas y la lepra lepromatosa. Si esta
leprae a diferentes edadespodría dar resuha-
hipótesis es válida, es poco probable que el
dos semejantesy no menos útiles.
BCG influya en la pequeña fracción Mitsuda-
Las razones teóricas que justtiquen un
negativa “persistente” de Ia colectividad y
ensayo comprobado con un grupo testigo
tendría poco interés convertir artiiicialmente
parecen ser por ahora endebles e insufi-
en Mitsuda-negativo al grupo potencial posi-
cientes.
tivo. Un defensor consecuente de esta hipó-
tesis rechazaría teóricamente el BCG por ser
poco probable que constituya un método útil Requisitos para un ensayo comprobado de
para reducir la tasa de la lepra lepromatosa, vacunación con BCG
aunque pueda influir en la de la lepra tnber- Si se hiciese eseensayo habría que cumplir
culoide. las siete condiciones siguientes:
Para los que creen que Ia resistencia se
a) El ensayono sólo debeser rigurosamente
mide por el grado de positividad de la reac- comprobadosino que debe hacerse“a ciegas”.
ción de Mitsuda, las posibilidades del BCG La unificación del grupo tratado y del grupo
38 BOLETíN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA - Julio 1968
testigo tiene que incluir una rigurosa compara- aparición de los primeros síntomas. La pre-
bilidad por edades, sexo, duración probable y sentación de los resultados finales deberá con-
tipo de la exposición, así como por localidades, sistir en una comparación de las tasas de inci-
tratamiento, métodos de comprobación y cri- dencia totales y específicas, así como de las
terios de diagnóstico clínico y clasificación. diferentes proporciones de los diversos tipos de
b) La vacunación con BCG deberá admi- lepra clínica.
nistrarse de manera que se tengan cuatro gru- f) Puesto que la lepra y, en particular, su
pos semejantes de sujetos: 1) Mitsuda-positivo forma lepromatosa aparece principalmente en
con BCG, 2) Mitsuda-positivo sin BCG, 3) la adolescencia, salvo en las colectividades re-
Mitsuda-negativo con BCG y 4) Mitsuda-nega- cluidas sumamente expuestas, caben dos posi-
tivo sin BCG. Además, las personas con reac- bilidades que dependen de los propósitos y
ción de Mitsuda dudosa (a) o de primer objetivos del ensayo y de consideraciones
grado ( + ) tendrán que distribuirse a partes administrativas y económicas. Si la población
iguales 0 al azar, 0 incluirse en grupos separa- estudiada se compone de niños de menos de
dos. 3 años de edad y de ascendencia lepromatosa
c) La prueba de la lepromina deberá repe- o tuberculoide conocida, el número necesario
tirse después de la administración del BCG por de sujetos podrá ser menor pues es de esperar
lo menos una vez en todos los grupos y tal vez una tasa de infección secundaria elevada y una
sucesivamente a intervalos fijos. Esto significa edad de aparición más precoz. Sin embargo,
que todos los grupos recibirían la misma acción es poco probable que la tasa de infección se-
inductora de la lepromina de Mitsuda. Sin cundaria de lepra lepromatosa ascienda a 1-5%
pruebas sucesivas no sería posible distinguir y muchos de los casos lepromatosos tal vez
las diferencias en la suerte ulterior de las perso- no aparezcan durante 10 a 1.5 años; es decir, el
nas cuya reacción de Mitsuda se vuelve posi- periodo de observación tendrá que ser largo
tiva después de la vacunación con BCG en y las pérdidas debidas a otras causas durante el
comparación con las que no presentan esta mismo serán considerables.
conversión. Si se elige una población menos expuesta en
d) Si se estudiasen cuatro grupos (como se una zona endémica (tal como los escolares de
indica en el párrafo b anterior), la edad prefe- 7 a 10 años) la proporción de los niños que
rida para la vacunación con BCG debería ser experimentan la conversión lepromínica por
desde el nacimiento hasta los tres años. Dentro administración del BCG será menor y la tasa
de este intervalo de edad podrían elegirse sub- de infección leprosa mucho más pequeña (tal
grupos aproximadamente iguales. Un ensayo vez un octavo de la tasa de contactos domésti-
limitado a los primeros años tropezaría con cos). Por lo tanto, el número de sujetos exami-
dificultades para el reconocimiento de los niños nados tendrá que ser mucho mayor, pero la
Mitsuda-positivos. En un estudio de niños duración del estudio será mucho más breve (5
mayores (por ejemplo, escolares), el número años envezde 10 ó 15).
de conversiones lepromínicas que podría atri- g) No sería legítimo elegir el tamaño de la
buirse al BCG sería mucho menor y los riesgos muestra a base de la tasa total de lepra prevista
de una infección leprosa precedente en los ni- (en todas sus formas). Uno de los propósitos
ños expuestos sería mayor. Esto requeriría de un ensayo del BCG en la lepra es observar
estudiar un número mayor de niños y plantearía un cambio en la tasa de lepra lepromatosa. In-
problemas de interpretación. cluso en un período de 5 años entre los con-
e) El éxito o el fracaso tendría que apre- tactos domésticos es sumamente improbable
ciarse determinando las diferencias de inci- que esa tasa ascienda al 1%. Por lo tanto,
dencia de todos los casos de lepra en los niños habrá que examinar a un gran número de
estudiados, clasificados por tipo clínico (lepro- sujetos.
matoso, tuberculoide e indeterminado) y, a ser
posible, también por grado bacteriológico e
En conclusión, puede decirse que un en-
histopatológico. Dado que ninguna de estas sayo con BCG sería prácticamente posible
divisiones se basa en criterios objetivos, cada si la tasa total de lepra (en todas sus formas)
una de ellas deberá evaluarse a ciegas. Puesto constituyese el criterio de apreciación. En
que algunos casos pueden cambiar de catego- cambio, si el resultado fuese a medirse por
ría, debido en parte al paso del tiempo y en un cambio en la tasa de lepra lepromatosa,
parte a la frecuencia del reconocimiento, ha-
brá que incluir en la clasificación el tiempo serían necesarios un gran número de sujetos
transcurrido desde la exposición o desde la y muchos años de observación. Este cambio
Newell - LA LEPRA VISTA POR UN EPIDEMIÓLOGO 39
en la tasa de lepra lepromatosa es el que todas las edades que presenta ese carácter
pronostican con más frecuencia muchos de sea superior al 2% y rara vez ha sido mayor
los defensores teóricos del BCG. Es difícil de 0.5-l%. El cociente entre varones y
calcular el número de sujetos necesariospara hembras en la lepra lepromatosa varía de
cada uno de esos tipos de ensayo debido a 1.6 : 1 a 2 : 1, mientras que en la no leproma-
que las tasas de infección presentan grandes tosa el cociente sexual es de 1: 1.
variaciones. Sin embargo, si paralelamente No hay en la actualidad ningún procedi-
al ensayo hubiese que aplicar un programa miento que permita identificar a los indivi-
de lucha, el número de sujetos observados duos infectados que no presentan síntomas,
tendría que ser muy grande, incluso entre los aunque el periodo de latencia o de incubación
contactos familiares expuestos. de la lepra puede durar varios años. Las
lesiones no lepromatosas varían entre las
Resumeny conclusiones formas graves y la forma leve y de curación
La lepra parece ser una enfermedad con- espontánea que se observa a menudo en los
tagiosa del hombre debida a una infección de niños. Es probable que ocurran con frecuen-
M. leprae. Aunque no es muy contagiosa en cia infecciones asintomáticas. Los casosleves
el sentido que se entiende para la viruela, la parecen ser los menos contagiosos.
tasa de infección secundaria puede ser con- Se supone que la inmunidad varía debido
siderable en los convivientes con casoslepro- a diferencias inherentes de susceptibilidad,
matosos. Si bien el modo de transmisión y posibles infecciones previas asintomáticas o
la puerta de entrada del microorganismo se autolimitantes de M. Zeprae u otros micro-
desconocen, este es probablemente transpor- organismos y, tal vez, la edad. La reacción
tado por el aire y puede penetrar en una lepromínica se vuelve en ocasiones positiva
persona susceptible a través de la piel o de debido a infecciones micobacterianas o a
la cavidad nasofaríngea. Ciertos factores causasdesconocidas.
domésticos especiales parecen provocar una No se ha demostrado convincentemente
tasa elevada de infección secundaria. Tales que ninguna otra enfermedad o terapéutica
factores son la probable presencia de niños conocidas (con inclusión de la tuberculosis
susceptibles y la infección por un gran nú- y la vacunación con BCG) estén relacionadas
mero de microorganismos simultáneamente con la infección de M. leprae o modifiquen el
o por números menores durante largos curso de una enfermedad leprosa que sobre-
períodos. venga ulteriormente. La reacción tuberculí-
En cierta proporción de las personas in- nica presenta una correlación más estrecha
fectadas, la enfermedad presenta una forma con la reacción lepromínica en los adoles-
clínica (lepra lepromatosa) de pronóstico centes y en los adultos jóvenes que en los
desfavorable, mayor contagiosidad y distinta niños de corta edad o en los ancianos.
sintomatología. El número de pacientes de La lepra ha estado difundida por casi todo
este tipo en la colectividad puede ser un el mundo, aunque hoy día está en gran parte
factor importante para la persistencia y la limitada a las regiones tropicales y subtropi-
prevalencia de la enfermedad en una zona cales. Dentro de las zonas endémicas, su
determinada. Por ahora, los casos leproma- distribución es irregular. Su ascenso, su
tosos potenciales no pueden indentificarse descenso y su distribución actual no se han
antes de la aparición de la enfermedad, si explicado todavía. Aunque se han señalado
bien es probable que pertenezcan a la parte a ese efecto diversos factores ambientales y
de la población normal caracterizada por su socioantropoIógicos, así como las variaciones
reacción de Mitsuda negativa. Nunca se ha en las cepas y la patogenicidad del agente,
observado que la parte de la población de ninguna de estas influencias se ha precisado
40 BOLETÍN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA - Julio 1968
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Newell + LA LEPRA VISTA POR UN EPIDEMIÓLOGO 41
greater than 2% and has rarely been greater in both its nature and its interpretation. Reac-
than 0.5%-l%. The male-to-female ratio in tivity has been demonstrated in many uninfected
lepromatous leprosy ranges from 1.6/1 to 211, population groups in endemic and non-endemic
but in nonlepromatous leprosy the sex ratio is areas, but few major variations have been
l/l. shown. Few convincing epidemiological stud-
The infected individual without symptoms ies have been directed towards its distribu-
cannot be identified at present, although the tion, other than by area and in relation to
latent or incubation period of leprosy may be leprosy cases. Three theories are held to ex-
severa1 years. Nonlepromatous lesions show a plain its findings. The anergic or factor N
gradient from severe to the mild and spontane- hypothesis corresponds most closely to the field
ously healing form often seen in children. It is observations.
probable that symptomless infections frequently Leprosy is an interesting disease. A stranger’s
occur. Minor cases appear to be the least first impression is of its similarities to other
infectious. diseases. Later, the differences appear more
Immunity is said to vary because of inherent significant. A disease that is so unusual, that
differences in susceptibility, possible previous apparently has such difficulty in survival, and
symptomless or self-limiting M. Zeprae or other that cannot be identified outside the human
infections, or, possibly, age. The lepromin re- body must surely be controllable. The prob-
action may sometimes become positive because lems connected with its prevention appear solva-
of mycobacterial infections or unknown causes. ble if reasonable effort and objectivity and
No known other disease or treatment (in- existing scientific methods of approach are
cluding tuberculosis and BCG vaccination) has directed towards it.
been adequately demonstrated either to be re- If the whole subject of BCG is excluded, cer-
lated to infection with M. leprae or to alter the tain major avenues of approach seem justified.
course of a leprous illness occurring subse- Further work upon the growth of the agent and
quently. The tuberculin test shows a greater the further development of chemotherapeutic
association with the lepromin test in adolescents substances must come first. They have not been
and young adults than in young children or in dealt with in this review. In addition, effort
older people. must be directed towards a further elucidation
Leprosy has had an almost world-wide dis- of the lepromin reaction in a standard form. At
tribution, although it is now largely restricted present, this test, which has many possibilities,
to the tropics and subtropics. Within endemic is under a disadvantage, because of some of the
areas, its distribution is uneven. Its rise and fa11 unacceptable studies, while making the test
and its present distribution are unexplained. more widely known, now bring it into disrepute.
Environmental and socio-anthropological fac- The doubts should be clarified and, if the con-
tors, as well as variations in agent strains and clusions and interpretations at present held can
pathogenicity, have been put forward as ex- be based upon sounder evidente, genetic, epide-
planations, but none of them have been defined miological and immunological studies should be
or demonstrated. No non-human reservoir of encouraged to increase its usefulness. The pos-
M. leprae is known or postulated. sibility that it could become a method of identi-
The lepromin test (Mitsuda reaction) is the fication of susceptible individuals indicates its
first objective test related to prognosis that has most obvious practica1 application outside of
been devised. At present, it ís unstandardized its present prognostic value in clinical practice.
A lepra parece ser urna doenca contagiosa fatôres domésticos especiais parecem provocar
do homem causada por urna infec&o de M. urna taxa elevada de infeccáo secundária. Tais
leprae. Embora náo seja muito contagiosa, tal fatôres sáo a provável presenta de criancas
como se considera a varíola, a taxa de infeccáo susceptíveis e a infec@ío simultânea por um
secundária pode ser considerável entre as pes- grande número de microrganismos ou mesmo
I
soas que convivem com os casos lenromatosos. por numeros menores, mas durante longos
Náo se conhece o modo de transmissáo nem a períodos.
porta de entrada, mas supõe-se que o micror- Em certa propor$to das pessoas infetadas,
ganismo seja transportado pela ar e possa a doenca apresenta urna forma clínica (lepra
penetrar numa pessoa susceptível através da lepromatosa) de prognóstico desfavorável, mais
pele OLI da cavidade nasofaríngea. Certos contagiosa e de sintomatologia diferente. 0
Newell . LA LEPRA VISTA POR UN EPIDEMIÓLOGO 43
número de pacientes dêsse tipo na coletividade demonstrada. Náo se conhece nem se crê que
pode ser fator importante da persistência e exista um reservatório animal do M. leprae.
prevalência da doenca em determinada zona. A prova da lepromina (reacáo de Mitsuda)
Por enquanto, os casos lepromatosos potenciais é a primeira prova objetiva de utilidade para
náo podem ser identificados antes do apareci- o prognóstico até agora descoberta, mas falta
mento da doenca, embora seja provável que ainda estabelecer normas sôbre sua técnica e
pertencam à parte da populacáo normal carac- sua interpretacáo. A sensibilidade à lepromina
terizada por sua reacáo de Mitsuda negativa. tem sido observada em muitos grupos de popu-
Nunca foi observado que a parte da popula$ío la@ío náo infetados, dentro e fora das zonas
de todas as idades que apresenta essa carac- endêmicas, mas poucas variacóes importantes
terística seja superior a 2 por cento e rara vez foram até agora notadas. Igualmente poucos
tem sido maior de 0.5-l por cerito. 0 quociente sáo os estudos epidemiológicos fidedignos até
entre homens e mulheres na lepra lepromatosa agora feitos sobre sua distribuicáo, exceto por
varia de 1.6: 1 a 2: 1, enquanto na lepra náo zonas e em relacáo com os casos de lepra.
lepromatosa êssequociente é de 1: 1. Existem três teorias para explicar os resultados
Náo há atualmente nenhum procedimento obtidos. A hipóíese da anergia ou do fator N
que permita identificar os indivíduos infetados é a que melhor explica as observacóes feitas no
que não apresentam sintomas, embora o campo.
período de latência ou de incuba@0 da lepra A lepra desperta grande interêsse científico.
possa durar varios anos. As lesóes náo lepro- A primeira impressáo que a pessoa náo espe-
matosas variam entre as formas graves e a cializada tem é de sua semelhanca com outras
forma benigna e de cura espontânea que se doencas, mas depois as diferenGas tornam-se
observa amiúde nas criancas. É provável que mais evidentes. Deve ser sem dúvida possível
ocorram com freqiiência infeccóes assinto- prevenir urna doenca táo pouco comum, que
máticas. Os casos leves parecem ser os menos tem, aparentemente, tanta dificuldade de sobre-
infecciosos. viver e que náo pode ser identificada fora do
Supóe-se que a imunidade varie em virtude carpo humano. Mediante esfôrco adequado e
de diferenGas inerentes de susceptibilidade, a aplica@ío objetiva dos métodos científicos de
possíveis infeccóes anteriores assintomáticas ou estudo existentes, será decerto possível resolver
autolimitantes de M. Zeprae ou outros micror- os problemas da sua prevem$ío.
ganismos e talvez por motivo da idade. A Além do vasto problema do BCG, parece
rea+0 lepromínica torna-se às vêzes positiva conveniente empreender o estudo de certas
em conseqüência de infec~óes micobacterianas questóes importantes. Cumpre, antes de tudo,
ou por causas desconhecidas. continuar estudando a cultura do micror-
Náo está convincentemente demonstrado que ganismo e a prepara@0 de novas substâncias
qualquer outra doenca ou terapêutica conhecida quimioterápicas. Esses dois aspectos náo foram
(inclusive a tuberculose e a vacinacáo BCG) examinados neste artigo. Além disso, cumpre
esteja relacionada com a infeccáo de M. leprae investigar mais a fundo a reacáo lepromínica
ou modifique o curso da lepra adquirida mais
mediante sua prática uniforme. Atualmente,
tarde. A reacáo tuberculínica apresenta urna
correla+o mais estreita com a reacáo lepro- essa prova, que tem muitas possibilidades, caiu
mínica nos adolescentes e nos adultos jovens em descrédito por ter sido utilizada em estudos
que nas criancas mais novas ou nos anciáos. mal feitos, embora tais estudos servissem para
A lepra, embora difundida em quase tôdas difundir sua aplica@ío. Cumpre dissipar certas
as regióes do mundo, está hoje em dia em dúvidas e, se as conclusóes e as interpretacóes
grande parte limitada às zonas tropicais e atuais puderem fundamentar-se em indicios
subtropicais. Nas áreas endêmicas, sua dis- mais sólidos, será necessário promover estudos
tribuicáo é irregular. A oscilacáo de sua pre- genéticos, epidemiológicos e imunológicos para
valência e sua distribuicáo atual náo se acham aumentar a utilidade da prova. A possibilidade
ainda claramente explicadas. Foram apontados de que essa prova venha a constituir método
diversos fatôres ambientais e sócio-antropoló- de identificar os individuos susceptíveis repre-
gicos, assim como as variacóes das racas e senta a indica@0 de sua utilidade prática mais
da patogenicidade do agente, porem nenhuma óbvia, além de seu valor atual na determi-
dessas influências está claramente explicada ou nacáo do prognóstico.
44 BOLETÍN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA * Julio 1968
suffisant et si l’on appliquait objectivement les inacceptables, tout en faisant mieux connaître
méthodes d’approche scientifiques existantes. l’épreuve, ont jeté le discrédit sur ces dernières.
Indépendamment du vaste problème du Il s’agit de dissiper les doutes et, si les con-
BCG, il serait désirable d’entreprendre l’étude clusions et les interprétations actuelles pou-
de certaines questions importantes. 11 faut vaient être basées sur des indices plus solides,
avant tout poursuivre les travaux sur la cul- il conviendrait d’encourager les études géné-
ture du micro-organisme et la mise au point tiques, épidémiologiques et immunologiques en
de substances chimiothérapeutiques. Ces deux vue d’augmenter l’utilité de l’épreuve. La pos-
aspects n’ont pas été traités dans la présente
étude. En outre, il faut étudier plus à fond sibilité qu’elle pourrait devenir une méthode
la réaction léprominique sous une forme nor- d’identification des individus susceptibles con-
malisée. A l’heure actuelle, cette épreuve qui stitue son application pratique la plus évidente,
offre de nombreuses possibilités, présente un indépendamment de sa valeur actuelle dans le
inconvénient du fait que certaines des études prognostic clinique.
For the second time, the Pan Ameritan Sanitary Bureau has issued a one-
volume edition of the Boletin. It contains a selection of the articles and reports
published in the regular monthly journal during 1967. These include articles
on health care for rural populations, teaching of public health, sanitary engi-
neering education, training of nutritionists-dietitians, vaccinia necrosum, leprosy
control, Child mortality, medical records, typhoid fever carriers, and isolation of
tuberculosis mycobacteria. Also featured are reports on environmental health
and urban planning, vaccines against vira1 and rickettsial diseases, foot-and-
mouth disease control, medical care services, malaria eradication, and border
health services.
A similar English edition will be published once each year, with selections
from the previous year’s Boletín.
(Requests for copies of the English edition may be addressed directly to the
Pan Ameritan Sanitary Bureau, 525 Twenty-third Street, N. W., Washington,
D.C. 20037.)