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Catedrático
Estudiante
Asignatura
Español
Carrera
Ingeniería en sistemas
Trabajo
Lugar y Fecha
Número de Cuenta
121070005
Introducción
La primera Responsabilidad del comunicador es aprender a ser un buen oyente, y más aún, ser
“escucha activo”, lograr el entendimiento de ideas y tal vez también la empatía, saber escuchar
activamente es una práctica de comunicación que exige responsabilidad en cualquier
situación, ya que puede ayudar a generar intercambio de información precisa, estableciendo
una gran fidelidad en la transmisión y recepción de las ideas que contienen los
mensajes; la empatía nos permite aprender a reconocer los probables efectos en nuestro
encuentro comunicativo.
Uno de los principios más importantes y difíciles de todo el proceso comunicativo es el saber
escuchar, La falta de comunicación que se sufre hoy día se debe en gran parte a que no se sabe
escuchar a los demás. Se está más tiempo pendiente de las propias emisiones, y en esta
necesidad propia de comunicar se pierde la esencia de la comunicación, es decir, poner en común,
compartir con los demás.
Resumen
Escucha Activa
La escucha activa es una habilidad del ser humano centrada en escuchar con atención a la persona
con la que se mantiene una conversación. No se trata de estar pendiente de dar una respuesta y
tan solo oír lo que dice. Esta habilidad comunicativa tiene como objetivo escuchar con atención y
de forma activa a cualquier individuo o algo que se está comunicando.
La escucha activa es una habilidad muy valorada en las personas. Muchas empresas tienen en
cuenta esta virtud entre los candidatos que se presentan para ocupar un puesto de trabajo.
Cuando se pone en práctica la escucha activa, no solo se trata de oír el mensaje o la información,
sino de atender plenamente y de forma activa lo que se está poniendo de manifiesto.
La escucha activa es una forma de oír en la que el oyente se mantiene comprometido con su
interlocutor de una forma dinámica. Se trata de un proceso en el que hay que escuchar atentamente
mientras la otra persona habla, parafraseando y reflejando lo que se dice, y reteniendo juicios y
consejos.
Cuando se practica la escucha activa, se consigue que la otra persona se sienta escuchada y
valorada. Es una base sólida para el éxito de cualquier conversación en todos los entornos, ya sea
en el trabajo, en casa o en situaciones sociales.
Estas son algunas técnicas recomendables para poner en práctica la escucha activa:
Interés: Esto es un indicio destacado para mantener una conversación donde un individuo está
dispuesto a hablar y el otro a escuchar, intercambiándose también los papeles y manteniendo esta
mecánica durante la comunicación. Ambos muestran interés por la información que se está
poniendo en común.
Empatía: Ponerse en el lugar del otro para entender lo que dice es una muestra de que se pretende
escuchar de forma activa. No se trata de estar de acuerdo con la opinión que manifieste, sino de
ponerse en su situación para entender a esa persona.
Refuerzo: Hay muestras y expresiones a través del lenguaje verbal y no verbal, que refuerzan la
comunicación. Por ejemplo, bien o fenomenal. Se trata de reforzar con estas palabras lo que está
poniendo de manifiesto en materia de comunicación. También significa una implicación activa por
parte de los intervinientes en el proceso comunicativo.
Parafrasear: Una de las cosas que hacen que una persona se sienta escuchada es que la otra
repita con sus propias expresiones lo que está diciendo. Esto significa que le está escuchando de
manera activa y verifica que está entendiendo el mensaje recibido.
Atención: La persona que pone en práctica la escucha activa debe prestar atención a los puntos
clave. Debe estar atento. Debe evitar cualquier tipo de distracción.
Fuera los prejuicios: Para realizar una escucha activa deben evitarse los juicios de valor
prematuros sobre el mensaje del orador, centrándonos en el contenido del mensaje del orador y no
en su personalidad y apariencia.
Escuchar los hechos, pero también las emociones: Se deben observar atentamente los gestos,
la expresión facial y el lenguaje corporal del orador. Un buen oyente debe tratar de entender los
puntos de vista del orador y ponerse en el lugar de sus sentimientos y emociones.
Retención. El oyente trata de recordar los puntos clave del mensaje del orador utilizando su
memoria o tomando notas.
La confianza mutua: La escucha genera respeto y confianza entre el hablante y el oyente. Los
empleados de forma natural responderán mejor a los gerentes que piensan que están escuchando
con atención a sus necesidades.
Productividad: Los problemas se resuelven más rápido si la gente se anima a explicar los
problemas y tienen la libertad de aportar soluciones en voz alta, antes de que se les diga qué hacer.
Favorece la calma: El escuchar atento ayuda a ambas partes a mantener la calma cuando se trata
de una crisis o discutir un tema sensible.
Aumenta la confianza: Los grandes oyentes tienden a tener más autoestima y una mejor imagen
de sí mismos ya que la escucha trabaja hacia el establecimiento de relaciones positivas.
Limita los errores: Escuchar bien conduce a una mayor precisión en la retención de la información,
lo que minimiza el riesgo de falta de comunicación y cometer errores.
Aspectos Negativos de Escucha Activa
Centrar la atención sobre ti: Cuando escuchas la atención debe estar puesta en la otra persona
y en su mensaje, por ello debes evitar actitudes o comportamientos.
Interrumpir para responder: Al actuar de este modo estás obviando información que podría ser
pertinente para tener una visión global de la situación y es otra forma de centrar la atención sobre
ti. Lo que estarías transmitiendo es que no te interesa conocer lo que siente la otra persona sino,
tan solo, transmitir tu «sabiduría».
Juzgar las emociones de la otra persona: El proceso de escucha, para ser activo, debe ser
empático por lo que no importa lo que sientas u opines sobre la situación que te estén contando,
debes ponerte en su lugar.
Elaborar tus respuestas mientras la otra persona está hablando: No somos multitarea, al
menos no si ambas tareas requieren hacer uso de nuestras facultades de razonamiento, por ello
elaborar nuestras respuestas mientras nos están hablando hace que dejemos de prestar atención
a lo que nos están diciendo.
Prejuzgar: Nuestro cerebro está preparado para ver lo que espera ver, por ello si estás prejuiciado
sobre la persona o el tema sobre el que te están hablando es muy probable que dejes de prestar
atención o, lo que es peor, que entiendas lo que quieras entender, así podrás establecer un puente
que te permita entender y ayudar a la otra persona.
El Simulador: no está atento a su interlocutor, su mente está en otra parte a pesar de dar señales
de estar atento (asentir con la cabeza, contacto visual, “ajá”).
El Interruptor: no permite que la persona que está hablando termine de hacerlo, demasiado
ansioso por hablar, poco interés por la otra persona.
El Interpretador: interpreta de manera precipitada lo que la otra persona dice y por qué lo dice (“tú
lo que sientes es…”).
El Aprovechado: utiliza las palabras de su interlocutor como medio para transmitir su mensaje
(“bueno, eso no es nada en comparación a lo que me pasó a mí…”).
El Discutidor: sólo escucha el tiempo necesario para refutar lo dicho, intenta a toda costa expresar
su punto de vista
El Consejero: intenta a toda costa dar consejos, que aunque puede ser positivo, puede interferir y
no permitir que el interlocutor exprese completamente sus sentimientos.
Conclusiones
▪ El entendimiento oír debería ser fundamental en nuestras propias vidas ya que es un punto
clave para las interrelaciones interpersonales en cualquier ámbito que nos encontremos, así
como para el logro de nuestras propias metas debido a que al tener una escucha positiva se
puede laborar en grupo respetándose mutuamente una vez que los individuos permanecen
▪ La escucha positiva ayuda a bastantes personas que a ser exitosos en la vida debido a que
escuchado para aprender de otros por medio de las vivencias o su forma de dialogar para
▪ La escucha activa implica prestar atención y entender correctamente el mensaje que nos
▪ Saber oír ayuda a entender y a integrar novedosas ideas; ayuda a conocer al otro y su ámbito.