Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Un trastorno mucho más grave es el asma alérgica, el cual padecen 130 millones de personas en el mundo y en el que las
reacciones alérgicas causan dificultad crónica para respirar, como disnea y sibilancia. El asma es desencadenada por
alergenos que activan mastocitos submucosos en las vías respiratorias bajas. A los pocos segundos de la degranulación de
los mastocitos aumenta la secreción de moco en las vías respiratorias, y ocurre constricción bronquial porque se contrae el
músculo liso que rodea las vías respiratorias. La inflamación crónica de estas últimas es una característica del asma, que
incluye infiltración persistente de leucocitos, incluidos Linfocitos T h2, eosinófilos y neutrófilos. El efecto global del
ataque asmático es atrapar aire en los pulmones, lo cual dificulta la respiración. Los pacientes con asma alérgica a menudo
requieren tratamiento, y los ataques asmáticos pueden resultar letales.
Aunque al principio el asma alérgica es impulsada por una respuesta a un alergeno específico, al parecer la inflamación
crónica que se desarrolla después se perpetúa en ausencia de exposición adicional al alergeno. En el asma crónica las vías
respiratorias pueden ser ocluidas casi completamente por tapones de moco.
También se produce una hiperreactividad generalizada de las vías respiratorias, y factores ambientales distintos de la
reexposición a alergeno específico pueden desencadenar ataques de asma. Las vías respiratorias de los asmáticos crónicos
suelen ser hiperreactivas a irritantes químicos habituales en el aire, como humo de cigarrillo y dióxido de azufre. La
enfermedad puede ser exacerbada por respuestas inmunitarias a infecciones bacterianas o virales de las vías respiratorias,
en especial cuando son dominadas por linfocitos T h2. Por esta razón, el asma crónica se clasifica como una reacción de
hipersensibilidad tipo IV causada por linfocitos T.
Fármacos