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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL ALTIPLANO - PUNO

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACION


ESCUELA PROFESIONAL DE EDUCACION
SECUNDARIA AREA DE CIENCIAS TECNOLOGIA Y
AMBIENTE

TRABAJO N”1

EXPERIENCIA DE VIDA DE UN EMPRENDEDOR DE LA


REGION PUNO
CURSO: TALLER DE INNOVACION Y
EMPRENDIMIENTO
DOCENTE: LIC. ADM. FREDY QUISPE GOMEZ

REALIZADO EN: TRABAJO ENCARGADO A DOMICILIO

PRESENTADO POR: ALEX LINCH, GONZALES CALCINA

CODIGO: 229479
PUNO – PERÚ
2022
“EL REY DEL TUNKI” WILSON SUCATICONA

pensar que Wilson Sucaticona, un modesto cafetalero de 40 años, cuenta apenas con tres
hectáreas de cultivo en el valle de Sandia, en la región de Puno, al sudeste de Perú. Desde
esa alejada zona, el premiado grano tuvo que recorrer un largo camino para llegar a
alcanzar la fama y el reconocimiento. Fue cargado en hombros desde la chacra hasta la
carretera, luego hizo un largo recorrido en camión por las intrincadas pistas del altiplano
andino para llegar a Juliaca, la ciudad más cercana. Desde ahí fue enviado a Lima por
avión; finalmente, volvió a elevarse por los aires, cruzó las fronteras y llegó a California,
Estados Unidos, donde mayo 2010 se realizó la XXI Feria Internacional de Cafés
Especiales SCAA, uno de los certámenes más importantes de su área

Esa alquimia secreta para producir el mejor café del mundo no se la enseñaron a Wilson
en ninguna escuela (es más, ni siquiera acabó el colegio). Es un legado familiar adquirido
de generación en generación. “Todo lo que sé, lo aprendí viendo trabajar a mi papá desde
chiquito en la chacra, y él, de mi abuelo. Tengo cinco hermanas y todos nos dedicamos
al café”

Nada fue producto de la improvisación. La producción de Wilson ya había ganado el


Concurso Nacional de Café Peruano en 2007 y 2009. Y, tras el reciente mérito
internacional, el precio de su quintal (aproximadamente 46 kilos), ha pasado de unos 350
dólares a mil dólares.

Wilson explica que su éxito se basa en el manejo selectivo del grano:

“el café no se hace al momento, el proceso puede tardar hasta cinco años. Iniciamos
haciendo viveros para los almácigos, luego de unos tres meses los plantamos en el bosque.
Ahí debemos tener un buen abono y preocuparnos por el deshierbo, el crecimiento tarda
hasta cuatro años. En la cosecha, seleccionamos solamente los maduros. Después lo
despulpamos, hacemos el fermento, lavamos bien y volvemos a escoger antes de pasar al
secado en tarimas. Finalmente, lo almacenamos en carpas y lo guardamos en yute para
que se mantenga”.

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