Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
En 1998, cuando Dwight tenía 14 años, un alud arrasó el distrito de Santa Teresa,
ubicado a espaldas de Machu Picchu. Su familia se tuvo que mudar a la finca donde
sembraban café. Allí, pese a las adversidades que supone vivir en el campo, nació su
amor por el café y por la agricultura orgánica. Veinte años después de ese desastre, que
aún mantiene a Santa Teresa con vías en pésimo estado, Dwight ha ganado Taza de
Excelencia, una competencia internacional que premia a los mejores cafés de cada país.
1
roya amarilla. También está el sapo, que es un controlador biológico increíble que
puede llegar a capturar 200 bichos al día, en especial moscas. Hace 30 años, en La
Convención existían muchos sapos, pero ahora no hay nada y por esto ha aumentado la
mosca de la fruta. Todos los animales cumplen un rol importante, pero nosotros no lo
comprendemos y los exterminamos con pesticidas y abonamos la tierra con fertilizantes
sintéticos. Al final dejamos tierras estériles. Necesitamos volver a una agricultura
orgánica.
— ¿La agricultura orgánica es la que ha hecho que su café sea el mejor del Perú?
En mi finca convivo con insectos y animales pequeños porque atraen aves y otros
animales que aportan el abono orgánico que necesito para formar minerales y mejorar la
conductividad eléctrica de los suelos. Esto ha hecho que mis plantas estén bien nutridas
y así pueden vencer a la roya. Todo esto lo he aprendido leyendo mucho, asistiendo a
cursos de capacitación, participando en ferias de productores y haciendo amistad con
personas que me han ayudado a mejorar mi café. Los chicos de Three Monkeys Coffee
Company [un emprendimiento de tres baristas cusqueños] me ayudaron en todas las
locuras que hice durante el cultivo, cosecha y poscosecha para obtener los cafés
especiales que produzco. El apoyo de mi esposa y mis padres es mi principal soporte.
— ¿El café que ha sido reconocido como el mejor del país es resultado de estos
cuidados?
Se trata de dos variedades: 90% geisha y 10% borbon, una combinación que tiene
consistencia y dulzor. Es un café producido a 1.800 metros sobre el nivel del mar,
secado bajo sombra, en un promedio de 25 días. Es el producto de todas estas locuras,
en donde controlábamos hasta la calidad del agua y el oxígeno de mi finca. También he
aplicado conocimientos de Wilson Sucaticona, Raúl Mamani y Vicentina Phocco, que
han obtenido importantes premios internacionales para el café peruano.