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Es importante destacar que los indicadores son aspectos concretos. Especifican los
criterios de evaluación de tu currículum. Por ejemplo, un criterio sería: «escribir un
texto de forma coherente», mientras que un indicador de evaluación tendría un
enunciado más específico como “desarrolla todas las partes del texto”.
Estas características los convierten en una guía de referencia muy fiable y práctica
para el docente. A través de la escucha, la observación y los instrumentos de evaluación,
el profesor o profesora puede corroborar si su estudiante está cumpliendo los objetivos
marcados. Además, le ayudan a identificar cuáles son los pasos que debe dar cada
integrante de la clase para mejorar en su aprendizaje.
Para ser más eficaces, los indicadores de evaluación deben ser conocidos. Es decir,
deberíamos comunicarlos tanto a otros docentes como al alumnado, de esta manera será
más fácil comprobar si el estudiante está progresando debidamente o no. Asimismo, a
ellos les será muy útil para autoevaluarse y llevar un control de lo que han aprendido y
cuáles son los escalones que les falta por subir.
Los indicadores de evaluación nos ayudan a ver en qué nivel están nuestros alumnos y
alumnas.
Una vez definidos los indicadores de evaluación que deberían cumplirse en el proyecto,
unidad didáctica o actividad, para que su valoración sea práctica, lo recomendable es
que el docente los tenga a mano. Puedes apoyarte, por ejemplo, en una tabla Excel y
hacer anotaciones sobre cada integrante de la clase.
Los indicadores, una vez analizados, nos van a ofrecer pistas muy fiables sobre los
conocimientos, habilidades y competencias adquiridas por cada estudiante. Así,
comprobaremos si el nivel alcanzado se corresponde con los objetivos esperados. A los
profesores y profesoras nos ayudan a identificar qué pasos deberíamos dar junto a ellos
para mejorar en el aprendizaje concreto de alguna cuestión que no acaban de dominar
adecuadamente.