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La aprobación del PEF es una tarea exclusiva de la Cámara de Diputados que, de acuerdo
con el artículo 74 constitucional, tiene la facultad de «aprobar el Presupuesto de Egresos de
la Federación, previo examen, discusión y, en su caso, modificación del Proyecto enviado
por el Ejecutivo Federal». A diferencia de procesos como las reformas constitucionales, la
aprobación del PEF no requiere de mayoría calificada, sino que sólo de la mayoría simple
del Pleno, es decir, la mitad más uno de los diputados presentes.
Dentro de las Secretarías de Estado, la dependencia con el mayor incremento relativo será
la Secretaría de Turismo, que tendrá 25,824 millones de pesos más que este año, un
incremento de 64.8%, que se destinará prácticamente en su totalidad a la construcción del
Tren Maya. Le siguen las entidades no sectorizadas, en donde se encuentra el presupuesto
del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que incrementará su presupuesto 21
veces con respecto a 2021. El tercer ramo con mayores incrementos será la Secretaría de
Bienestar, en donde el aumento en los montos de las Pensiones para el Bienestar de las
Personas Adultas Mayores explica el incremento de 48.6% o 97,107 millones de pesos en
esta dependencia. La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana será la cuarta
dependencia con mayor incremento, pues tendrá 37% más recursos, 25,211 millones de
pesos, que en 2021, recursos que se destinarán en su mayoría a otra de las apuestas claras
del presidente: la Guardia Nacional. Finalmente, la Secretaría de Salud será la quinta
dependencia del gobierno con mayores incrementos, pues con 40,823 millones de pesos
más que en 2021, tendrá un incremento de 26.9% en su presupuesto, cuyo destino principal
será el programa de vacunación.
Fuera de las secretarías de Estado, las principales áreas del gobierno que tendrán
incrementos en su gasto serán el INEGI, el programa de apoyo a ahorradores y deudores de
la banca (FOBAPROA), Pemex y el IMSS.
En contraste, existen algunas dependencias cuyos presupuestos sufrirán recortes, entre las
que destacan los órganos constitucionales autónomos como la CNDH, la COFECE, el INE
y el IFT (aunque hay que señalar que estas instituciones, en principio, definen de manera
autónoma su presupuesto y Hacienda lo reporta de manera íntegra). Igualmente, otras
dependencias han sufrido importantes recortes que muestran la irrelevancia que tienen
dentro de las prioridades del presidente, como lo es la Comisión Reguladora de Energía
(CRE), que tendrá 81.1% menos recursos que en 2021, y la Comisión Nacional de
Hidrocarburos, que tendrá un recorte de 69.7%. Otras dependencias con disminuciones
significativas en su presupuesto serán la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y
Urbano (SEDATU) y la Secretaría de Economía, que tendrán recortes de más de 30%.
Una manera diferente de identificar las prioridades del gasto público es, en lugar de
analizar las dependencias que recibirán los recursos, identificar la clasificación del gasto
por la función en que pretende utilizarse. Por ejemplo, si se consideran los recursos
destinados a la función de Salud, es notable el incremento con respecto a 2021, pues la cifra
planificada es 115,660 millones de pesos superior, un incremento de 17%, lo cual coincide
con los señalamientos de la autoridad de que esta será una de las prioridades de gasto. Otro
rubro con ampliaciones significativas es el de la seguridad interior, el transporte, la
protección ambiental y hasta la ciencia y tecnología. Sin embargo, es necesario observar las
tendencias históricas del presupuesto de cada función para dimensionar los aumentos o
recortes en comparación con otros años, pues en estos casos, el aumento no alcanza a
compensar las reducciones que se hicieron al principio del sexenio.
Por ejemplo, en el caso de la función de salud, es claro que el incremento coloca al tema en
una posición privilegiada en comparación con años anteriores.
Lo mismo sucede en el caso de la función de asuntos de orden público y seguridad interior
que, como ya se había visto en el incremento presupuestal para la Guardia Nacional, es una
de las prioridades presidenciales, pues alcanzará su pico histórico en 2022 después de un
aumento de dimensiones nunca antes vistas.
En contraste, el gasto para educación tendrá un incremento en 2022, pero este aumento será
insuficiente para siquiera igualar el gasto que se hizo en 2020, por lo que, aún cuando el
país enfrentará el desafío de continuar el regreso presencial a clases, se tendrá el segundo
presupuesto más bajo de la década, sólo por arriba de lo gastado en 2021.
La protección del medio ambiente tampoco es una de las prioridades del gasto público de
esta administración, pues a pesar del incremento marginal propuesto, los niveles en que se
mantiene siguen por debajo de lo que se destinó en el sexenio anterior. Esto, combinado
con la desaparición del Fondo de Desastres Naturales, coloca al país en una situación
particularmente vulnerable frente a los crecientes desastres naturales provocados por el
cambio climático.
Los programas sociales presidenciales
Aún entre los programas sociales prioritarios según los decretos presidenciales, su
importancia en el presupuesto de 2022 varía notablemente. Por un lado, los programas de
transferencias directas a adultos mayores, a los comités escolares y las entregas de
fertilizantes incrementan su relevancia. Por el contrario, los programas para el apoyo de
microempresas y de apoyos para la mejora de infraestructura social tuvieron las mayores
reducciones.