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El joven que

tocaba el piano
(y descuartizó a su novia)
POR A L E J A N D R O S Á N C H E Z GONZÁLEZ

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EL JO VE N QUE T O C A B A EL PIANO

Cuando Javier Méndez subió al podio para recibir


su medalla de bronce en la Olimpiada InternacionalEEM
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de Física se abría un episodio luminosoEEQ
que no tardaría demasiado en cerrarse. AcabaríaQUU
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poco más de un año después en un pequeño|| S
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departamento del viejo edificio Juárez de Tlatelolco. D
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De cómo un joven de años, deportista, amable, E
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educado, talentoso, se transformó en alguien que T
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no era él y terminó por encajar un cuchillo en un B
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cuerpo sin vida, de eso trata esta historia. D
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–¿Qué pasa con el muchacho? –preguntó, con temor,
don Samuel, dueñodelafarmacia contiguaa lacafetería.
Carloshabíaentradoenlafarmacia sindarse cuenta
de que otros cinco hombres se habían colocado en las
inmediaciones, con pistola en mano.Obedecía la indi-
cación del gerente José Bocanegra yse disponía a guar-
dar la motorepartidora.
Pasaban escasamente las de la noche del lunes
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seepjuro
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dudceíaunpeyqeuneeñloncúamoes.ro de la avenida Juárez
–¡Camina! –le ordenó a Carlos uno de los hombres
que lo levantó de un tirón con la mano metida en el cin-
turón.
Losubieronentoncesaunautoblancoysemarcharon
casi instantáneamente, dejando un rechinido de llantas
comosuhuella enuna delasprincipales callesdelcen-
trode San Juan del Río, en Querétaro.
A don Samuel, ya muy alarmado, pues temía que al
muchacho lo hubiesen secuestrado, se acercó entonces
una mujer de jeans. Se había levantado de una de las
mesas de la cafetería en la que durante horas mordis-
queóyjugueteócon unpastel dechocolate.
Algo le dijo yle mostróunasimágenes quellevabaen
El viejo elevador se detiene en el piso número del unfolder.Don Samuel quedó paralizado.
edificio Juárez, en Tlatelolco, y ambosjóvenes ingresan En esos momentos, como si un escalofrío invadiera
conprisa al departamento. Apenashace unas horas de todo su cuerpo, la cajera de la cafetería Finca Santa
este de junio de se hanconocido personalmen-te, pero Veracruz, una jovende piel blanca ycabellolacio, tomó
eldeseolosha sometidoya. Empiezanabesar- el teléfono y a trompicones marcó los números para
se y a acariciarse. Javier toma a Sandra de la mano y la comunicarse con Emilio Gonzaga, otro mesero del
conduce delicadamente a su habitación. Las ropas que- turno de la mañana, que había recomendado a suami-
danesparcidasenelpisoysesumenenlaintimidadsin go, el mismo que ahora estaba siendo llevado quién
mayor preámbulo. sabe dónde.
Ella loabraza conla determinación dequien se suje- –¡Emilio,cuéntame todoloque sabes de Carlos! –pre-
ta a un salvavidas en el mar. Él, de años, piensa que guntó,alterada.
ese es un momento romántico ylindo. Se siente ilusio- Emiliose disponía a meterse a la cama para desper-
nado y a gusto. Qué importa que apenas la haya cono- tarse antes de las de la mañana yprepararse para lle-
cidounas dossemanas antes enlasredes sociales. garal primer turno de la cafetería.
Media hora después de que se desnudaron, el tono –¿Por qué? –respondió con el mismo tono con que le
rojizode la tardeempiezaa anunciarse. Se visten ypa- habíahabladosu compañera.
sanal sillón de la sala, donde siguenplaticando. –¡Se lollevaron!
Ni cómopodríansaberquela vida de ambosse retor- –¿Quién?
cerá porcompleto en algunosminutos. –¡Hombres, unos hombres! ¡Cuéntame todo lo que
sabes!
***
arlos Medina Martínez, un joven aflautado, de
–¿Qué te digo?
–¿Quiénes Carlos?
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EmilioGonzaga enmudeció.
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C u n o s kilos de peso, cayó al piso como un
tronco cercenado en el momento en que dos
hombres corpulentos le cayeronencima. Tenía el pan- ***
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talón negro levantado hasta las pantorrillas cuando iJavier niSandrafumanregularmente, asíque
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uno de ellos metió la rodilla entre sus piernas y el mu-
chacho apenas pudo girar el cuello para no tragar el
N ambos se saltan el epílogo que se acostumbra
entre algunas parejas después de hacer el
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polvo ni la hojarasca. amor. En cambio, como corresponde a quienes esca-
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Inmovilizadoen el suelo, le doblaron los antebrazos samente saben mucho unodel otro, comienzana pla-
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Q sobre la tierra. Ni siquiera pudo pedirauxilio a sus com- Javier Méndez Ovalle tiene una idea un poco más
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E pañeros de la cafetería, apenas a unos cuantos pasos, clara sobre lo que desea hacer en los próximos años.
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E enlaquetrabajaba comomesero. Ya ha sido un excelente deportista, un quarterback
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EL JO VE N QUE T O C A B A EL PIANO

nato de las Águilas Blancas y los Búhos


del Instituto Politécnico Nacional, un ágil
nadador, un buen pianista. Por si fuera
poco, ha demostrado un desempeño aca-
démicosuperior.
El siguiente paso de este joven, hijo de
una familia que lo ha educado en el deber
yen el esfuerzo,egresado de una vocacio-
n
fuaelrpaodlietéM
cnéixcaic,oe.s estudiaruna licenciatura
Sandra Camacho, en contraste, no atina
a definirqué hacer. Ha buscadoingresara
la Universidad Autónoma Metropolitana,
pero no pasó el examen de admisión. De
origen humilde, su familia no puede cos-
tear el lujo de una universidad privada, así
que debe intentarlo de nuevo. Mientras
tendrá que haceralgo. Y ella fantasea con
la idea de trabajarde edecán.
–Me quieroiral extranjero a estudiar –le MEDALLISTA
conJavier a Sandra, una jovencita de años delga- dita, –¡Cállate! Javier recibe

de hombros finos ycabellonegro ylargo. –¿Tú? ¿Te vas a ir? ¡Ja, ja, ja! –continúa y da un paso uno de los
varios premios
–¿Cómo crees? –contestay empieza a reír. más. Seacerca hacia Javier. Loreta. obtenidos en
Se burlaabiertamente de él. –Aléjate –lepide Javier.
–Enserio, entres meses me voy –insisteJavier, serio y el extranjero.

con undejo de desesperación.


Sandra lo percibe ysigue provocándolo: ***
ocosdíasdespués dellegar a SanJuandel Río, el
–¿Túquiéneres paraalgoasí?
Javierenumeraentonces algunosdesuslogrosacadé-
micos: lecuenta queha ganado lasolimpiadas dequími- P dinero que llevaba Carlos empezó a escasear y
el hambre apareció de tanto en tanto. Una de
esas mañanas se sentó en unas jardineras del centro
ca, y matemáticas en México y otros torneos en
universidades. para protegerse del sol debajo de un conjunto de árboles
Javiersemeteapresuradamente alcuartoydescuelga de buen follaje. Su mirada detectó entonces un pequeño
de la pared una medalla de oro de la Olimpiada Na- anuncio en las vidrieras del restaurante chino Wing
cional de Física, saca algunostrofeos. Si tuviera a la mano Wah: “Se solicita mesero”.
la Gaceta delIPN del de enero de , enla que apa- receen –Vengo por lo del anuncio– dijo.
primera plana a la hora de subir al podio a recibir el Pero no había nadie que hablara español. Estaba
reconocimiento, también se la mostraría para que no le una mujer asiática que sólo arrugó la nariz y le mostró
quepa duda. la carta como para que él pusiera el dedo sobre algu-
Le dice que meses más tarde, en septiembre de ese na de las sugerencias del menú.
mismoaño,viajóaEstoniayque ganólamedalladebron- Se dirigió entonces hacía el anuncio y lo señaló.
ce paraMéxico en la Olimpiada Internacional de Física. –¡Oh! ¡Tlabajo, tlabajo! –sonrió la mujer.
Sandra sigue burlándose. Javier, su joven amante, al –¡Trabajo, sí!
que ha conocido apenas, sufre notoriamente. La encargada le enseñó un billete de pesos y
–Ya me aceptaron en la JacobsUniversiti en Bremen, comopudodarse a entender, le ofreció comida yagua
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Alemania. Ahí voya estudiar la licenciatura en Física en al día. Así empezó a trabajar de mesero. M
septiembre –agregaJaviery eleva eltonode voz. No duró mucho. Los chinos eran racistas y le daban E
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Sandra no tiene idea de que la Jacobs es una univer- un maltrato, así que buscó y encontró acomodo de U
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sidad privada altamente selectiva que ofrece becas a los inmediato en El Tapatío, un restaurante de antojitos |
mejores estudiantes del mundo, ni tampoco que Javier mexicanos, cuyo dueño, Roberto Buendía, lo aceptó 2
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habla alemán ni que a los años viajó a ese país con un de buena gana. D
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tío que lo llevó al Mundial de Futbol y que des- de No ganaba mucho. Apenas pesos a la semana con S
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entonces quedó maravillado y deseó fervientemen- te todo y propinas. Pero recibió algo que no se com- pra: P
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irallá. buenasmaneras. Buendíaloempezó atratarcomo E
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La joven nacidasegúnlopercibeél,enplanmalaonda,
sedetiene.Sigue, en Ixtapaluca, Estado de México, no adurante
un sobrino.Eso le consta
mes y medio trabajóaallí
Emilio
antesGonzaga, quien
de pasarse a la E
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de plano ojete. cafetería Finca Santa Veracruz. E
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–¡Ja, ja, ja, ja! –las risas forzadas taladran de nuevo la Gonzaga, casi de metros, delgado y más o me- nos 0
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cabeza de Javier. de sumisma edad, había tenido que dejar lacarre-
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ra de sicología por problemas económicos. Aunque al A Eric, colega de Jonathan, tampoco le pasarondes-
principio Carlos era muy reservado, poco a poco fue apercibidos los inusuales conciertos. También habla
mostrándole confianza. Le contó que no tenía herma- en presente. “Ese compa sí sabe hacerlo bien. Soy fa-
nos y que un disgusto fuerte con sus padres lo llevó a nático del rock y además toca Guns and Roses y Pink
tomar su propio camino. Floyd, sólo por decir algunas bandas”, cuenta Eric,
–Mipadre se dedica a abrir establecimientos comer- delgadito, con un fino vello en donde iría el bigote.
ciales, principalmentefranquicias de diversos giros –le “Pero ahorita no ha venido”, agrega el empleado.

** *
dijo Carlos–, pero ya eshora devalermepormí mismo.
Y si para eso había que atender mesas, adelante.
Carlos vivía en un cuarto alquilado cerca de El Ta-
patío. Al principio sus pertenencias eran mínimas: un escolocado, Javier siente cómo crece en su in-
colchón ycobijas. Después se hizo de la cama comple-
ta, de un radio y de un televisor. No alcanzaba para
D terior una molestia a medida que Sandra se
burla desuspretensiones, lohostigayhace que
más. Se acostumbraba a la austeridad. él, inexplicablemente, intente convencerla de que es
En su nueva faceta, la de mesero, extrañaba todo lo verdad lo que le dice.
que dejó atrás: casa, comodidades, sus padres, amigos, Es la primera vez que le ocurre algo así. Con ningu-
pero no pudo dejar una de sus más entrañables pasio- na de sus anteriores novias de colegio, como Noemí,
nes: la música. Lizzeth o Brenda, le había pasado esto. La ansiedad

Javier trata de defenderse como puede Es lo único que quiere No le


quiere pegar sólo defenderse pero la golpea en la cara Ha sido un
accidente Pero ella grita más y más fuerte Javier le dice que se calle
sus gritos son insoportables Las uñas de Sandra rasgan levemente
la piel del joven Que se calle por favor Que se calle

Casi sin pensarlo, halló la manera de revivirla.Cada crece. Le da coraje que una jovencita se burle de un
quetenía ratos libres, tomaba el microy llegaba al cen- modo tan cruel de algo especial, de los años de traba-
tro comercial Galerías San Juan. Se dirigía al local nú- jo, deestudio, de losviajes, delos sacrificios que Javier
mero el correspondientea Liverpool, yuna vez ha hecho, de los desvelos, el poco descanso, de las
que ingresaba al departamento de música, localizaba privaciones.
“su” piano, un Yamaha de mil pesos, jalaba el ban- Sandra no para, sigue riendo, como una niña chiqui-
quito, echaba el pie derecho adelante y el izquierdo ta que no tuviera corazón; se burla y se le acerca.
ligeramente hacia atrás. Javier reacciona. Se aleja de ella, quiere acabar con
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Los encargados del departamento lo saludaban con eso, pero no sabe cómo. Sandra lo jode, se le acerca
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2 agrado: “Ya vienes a deleitarnos”. Una vez sentado otra vez, lo jode, lo molesta mucho. La desesperación
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frente al teclado, Carlos cerraba los ojos, apretaba la se apodera de Javier. Está tan cerca. La quiere alejar,
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boca y dejaba escapar el aire por la nariz para perder- la empuja, ella tropieza y cae.
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se en el mundo envolvente de la música que interpre- Al levantarse Sandra tiene un chichón en la cabeza,
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taba. Javier lo nota y se asusta. Ella se da cuenta ycomienza
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La admiración de los vendedores no era gratuita. A a gritar desaforadamente; él ni siquiera es capaz de
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diferencia de jovencitos y señores ya maduros, Carlos distinguir lo que ella, fuera de control, le reclama. San-
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2 tocaba en serio. Añosyañosde estudiohacíanque sus dra se abalanzasobre él, logolpeay loaraña enlacara.
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Q tipo es un bárbaro”, dice Jonathan, un joven de años quiere. No le quiere pegar, sólo defenderse, pero la
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E que cuando habla de Carlos lo hace en tiempo presen- golpea en la cara. Ha sido un accidente. Pero ella grita
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E te como si lo estuviera viendo. más y más fuerte. Javier le dice que se calle, sus gritos
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TLATELOLCO
soninsoportables. Las uñasde Sandrarasganlevemen- vistó, se quedó con una buena impresión y lo puso a Sandra y Javier
pasan una
te la piel del joven. Que se calle, por favor. Que se calle trabajar sin saber más de él. increíble tarde
ya. A medida que la relación de amistad entre ambos en el piso 10
de este
Javiernoresiste más.Latomadelcuelloycaenalpiso. muchachos se aianzaba, Emilio se sorprendía de la edificio.
inteligencia de su amigo. Las conversaciones alcan-
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sa noche del de julio de la cajera le
zaron una profundidad que no es habitualentre jóve-
nes de esa edad.
Carlos, por ejemplo, hacía cuestionamientos muy
E insistió a Emilio.
–¡Dime quién es Carlos!
precisos sobre la carrera que había empezado a estu-
diar Emilio: sicología.
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–¿Cómo quién es Carlos? –¿Toda histeria es el resultado de una experiencia E
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–¡Sí! ¿Quién es? traumática? U
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–Es de Guanajuato. Se vino porque se enojó consus –Es parte de la teoría de la personalidad, según S
padres. Es un chavo listo, culto y acaba de aprender Freud –respondió. |
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a hacer trabajos de carpintería y ebanistería. –¿Cómo es que se expresan las emociones asocia- 2
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Dos meses antes había abogado por él cuando se das al trauma? E
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enteró que El Tapatío estaba en quiebra. Emiliohabía –A veces el paciente puede llegar a comprender el E
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dejado antes el trabajo en el restaurante por otras ra- origen de sus síntomas mediante la hipnosis, enton- T
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mlociaoln–ecsonretepsrtióm. idas. Es como E
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do en la cafetería se abrió una vacante de mesero en Con el tiempo, Karla, la novia de Emilio, también E
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el turno vespertino, Emilio habló con su jefe para que se hizo amiga de Carlos. Salían a veces. Una de esas 0
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Carlos la ocupara. El gerente José Bocanegra lo entre- ocasiones, Carlos les presentó a su novia Jezz. Venía
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de Guanajuato a pasar el in de semana con él. Hubo hacerlo sin que lo vean. Piensa y piensa. Y se aferra
buena química, así que de ahí en adelante las dos pa- a la idea de sacarla a como dé lugar. Intenta cargarla
rejas convivieron en varias oportunidades. como a las novias cuando se casan, pero no puede
Carlos se integraba cada vez más a su vida en San levantarla ni del suelo.
Juan del Río. Con don Roberto Buendía, el dueño del A su cabeza llega, entonces, pura basura.
Tapatío, se creó una relación de afecto e inclusoéste
le empezó a enseñarlos fundamentos de la carpinte-
ría y ebanistería. ***
Digamos que la vida, apacible y con ciertas limita- unque casi no habla de sus pasadas relaciones
ciones económicas, corría bien para Carlos. afectivas,Carloshamostradouna facetainusual
Había cumplido casi unaño de haber llegado a San
Juan y por le quedaba tiempo para leer también.
A enuntipotan reservado comoél. “Conecta”fá-
cilmente con jóvenes de suedad yaún mayoresqueél.
De hecho, en abril de , había devorado Cien Años de Se mensajea constantemente y en los textos emplea
Soledad , más o menos en las mismas fechas en que el frases con cierto tono empalagoso: “mi princesa”, “mi
autor Gabriel García Márquez había muerto. nena preciosa”o “bebé”.
Eso es, hechos más, hechos menos, lo que Emilio Tiene poco tiempo en San Juan del Río, pero pron-
sabía de su amigo Carlos. Picado por la insistencia de to entabla una relación con una mujer años mayor
la cajera de la cafetería, tomó el teléfono y llamóa su que él: Elvia, una muchacha de años que conoció
cuñado, un policía judicial de Querétaro, para que le cuando ella acudió a la cafetería Finca Santa Vera-
ayudara a investigar si lo habían secuestrado o por cruz.
qué se lo habían llevado. Se hacen entonces frecuentes los encuentros conella,

LOS TRIUNFOS
Javier destacó
en las ciencias
duras. A la
derecha, como
parte del equipo
mexicano que
viajó a Estonia.

***
omo si no fueran suyas, las manos de Javier se
varios de los cuales unos seis o siete continúan en su
habitación yterminan enla madrugada.
La relación no es tan duradera, pero eso no importa
C aferran al cuello de Sandra. Aprietan, más y
más. Javier no lo ve en ese instante, pero se
tanto porque pronto conoce a una joven con la que le
agrada estar.
comporta como si otra persona tomara posesión de –Bebé, mañana que vengas márcame hasta que te
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él. Aprieta las manos. No afloja. Aprieta más tiempo. conteste. Estaré dormido, pero quiero verte, mi nena
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Pasan los segundos. Una eternidad contenida en una preciosa–leescribe Carlos en su celular.
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fracción de tiempo. Oprime el cuello hasta que per- –Ok –respondeNancyantes de quetengan suprimer
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cibe que ella ya no hace fuerza. encuentro, luego del cual acuerdan en encontrarse al
B Javier se asusta, se levanta yregresa a su cuarto.Está día siguiente.
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congelado. No sabe qué con ella. Piensa que quizá sólo –Te espero en la entrada de mi casa. Quiero pasarla
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se ha desmayado. Regresa a verla. La oscuridad se ha bien contigo comohoy.Estoy abiertoa verquépasa con
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apoderado del lugary prende las luces. Se da cuenta de nosotros. El tiempo lo dirá todo. ¿Tú qué dices, bebé?
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quenosemueve. Laintenta despertar, buscaquevuelva –coquetea Carlos ytrata de dejar abierta una puerta.
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gira, nosabe qué está haciendoniqué está pensando. No acostumbra visitarlo en la cafetería ycon quien disfru-
E sabe ni cómo. ta iral cine.
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E Lo invade la idea de quetiene quesacarla, pero cómo Nada. Intentos fallidos, pero ninguna se queja de él.
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EL JO VE N QUE T O C A B A EL PIANO

***
avier tiembla, su cuerpose sacude. Se encuentra
No sabe qué ocurre. La fiscal Claudia Cañizo, una
mujer con años de trayectoria a cargo de la inves-
tigación, ha logrado que un juez le conceda una orden
J asustado porlo queha pasado. La desesperación
loinunda. No puede cargarel cuerpo sinvida de
de cateo para entrar al departamento después de que
la policía cibernética quebró la contraseña del Face-
Sandra. Ese estilizado cuerpo pesa como una losa. Así bookde Sandra y descubrióque suúltima conversación
quepiensa y piensa quéhacer. fue con Javier.
Se dice a sí mismo quesino puede cargarla,debese- –¿Qué está pasando? –pregunta doña Virginia.
pararla. Y se preguntaentonces dóndeestá suinteligen- La Cañizo responde la pregunta y le cuenta
cia, esa que lo hace sentir tan orgulloso. Corre a la co- por qué del allanamiento: la entera del homicidio y
cina, toma un cuchillo de unos centímetros, lo de lo que Javier hizo con el cuerpo de Sandra.
encaja hasta al fondode la axila yempieza a cortar. Unas horas después suena el teléfono de la casa de
Eso se convierte en un sacrificio. Cercena luego una Tecámac.
pierna y después la otra. La sangre lo invade todo. El –¿Bueno? –contesta Javier.
pisosellena de sangre. Seforma uncharcoenorme. Le Es su padre. No transmite el tono bonachón de
da ascoy quiere vomitar. Nosabe loque está haciendo. siempre.
Pierde la proporción de las cosas. El cuerpo de Sandra –¿Qué hiciste que la policía tiene detenida a tu ma-
sehaquedadoya sinextremidades. Andadenuevoala dre y es por culpa tuya?
cocina, toma unas bolsas negras de plástico para la ba- En realidad, la madre de Javier no está detenida.
sura, guardaunbrazoen una, otra parte en otra… La Cañizo sólo le está tomando su declaración.
Sale sigilosamente del departamento con una Javier balbucea, dice generalidades y acaba la lla-
de las bolsas. No hay gente en la calle. La madrugada mada. Toma de la mano a su hermanito Tadeo y sale
lo oculta. Va y deja una de las bolsas en un bote de a toda prisa hacia la casa de una vecina.
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avain
erit.o? Más tarde
unidad Tlatelolco. Completa la operación en lugares –Claro, mijo.
cercanos a su ediicio. No lo duda. Huye sin más.
La ropa se ha salpicado toda. Sus dos playeras, la
de manga larga y la de manga corta, muestran las
salpicaduras color rojo oscuro. Él está todo sucio. La
de manga larga no tiene remedio y opta por echarla
***
andra Camacho vivía al fondo de un callejón
a la basura. Intenta lavar la otra.
Se siente sucio, mal.
S empedrado y con baches, en una zona de ries-
go: en Ixtapaluca, Estado de México, territorio
en donde ocurre un sistemático homicidio de mujeres
***
a mañana del de junio, la pareja formada
desde cuando Enrique Peña Nieto ejercía el poder,
que en la actualidad crece con desenfreno. “Hay co-
sas graves que atender”, ha dicho el gobernador Eru-
L por Virgina Ovalle y Javier Méndez se levanta
temprano y decide viajar de Tecámac, estado
viel Ávila en referencia a las más de menores de
años que han desaparecido en lo que va de su
de México, al DF. Sirve que aprovecharán para almor- mandato.
zar con su hijo Javier, que se ha quedado a dormir en Aunquees una amenaza cotidiana en el oriente del
el apartamento que la familia tiene en el edi Juá- rez Valle de México, las jovencitas salen todos los días.
de Tlatelolco. Sandra no era la excepción.
Al llegar, tocan el timbre, pero Javier les pide que lo –Sus padres eran estrictos con la niña. No la deja-
disculpen, pues está cansado ydebe completarlos trá- ban salir de –dice una vecina y asegura que su hija E
mites pendientes para obtener la beca que le permitirá y la joven eran amigas. M
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ir en unos meses a estudiar a Alemania. Les propone A espaldas de casa de Sandra, se encuentra la calle E
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quepasen a la mañana siguiente porél. Camino Real, la misma que dos veces al año es toma- U
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Así lo hacen. Javier gana unos días de calma. Los da por la mayordomía del pueblo para instalar duran- |
pasa en su casa en Tecámac. Nada altera en apariencia te sus patronales un improvisado y pequeño 2
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la rutina. El calendario se detiene cuando luego de hipódromo. D
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varios días su madre decide ir al departamento de Tla- La última vez que la vecina vio a Sandra fue preci- S
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telolco. samente la mañana del de junio de . P
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Virginia Ovalle desciende del elevador cuando se –La niña pasó por aquí enfrente. Caminaba apre- E
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Van y vienen de un lado a otro. Toman fotos, enfocan Luego cruzó aquel lote baldío para irse a tomar el co- E
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los rincones, los muebles. Otros peritos esparcen pol- lectivo, pero ya no regresó viva –relata la señora y se 1
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vos amarillos en la superficie. pone la mano en la boca antes de arrugar la frente.
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Los restos de Sandra Camacho yacen en el panteón pertaba profunda admiración y sabía que el futuro le
municipal, donde, ante la saturaciónde cadáveres, tuvo deparaba sólo cosas buenas.
que sersepultada enposición transversal al restode las La fiscalClaudia Cañizomantuvodurante meses,
criptas, pordonde transitanlosdeudospara visitara sus sin soltarlos un momento, los hilos de la investigación.
difuntos, entre elpie deuna yla cabecera de otra. Hizo todo lo que debía hacer, lo que los años de expe-
“Sandra Camacho Aguilar El que te riencia acumulada le han enseñado para resolver un
hayas ido no signi que nosotros te olvidemos por- caso que en la jerga policiaca es considerado de “alto
que parte de ti se queda con nosotros. Siempre te impacto” por lo inusual y el perfil de la víctima: una
recordaremos con el mismo amor. Recuerdo de tus niña de años
en botes cuyoycuerpo
de basura aparece descuartizado
jardineras.
padres, hermanos, familiares y amigos”.
Eso se lee en el retablo de su cruz blanca, debajo Prioritario sobre otros asuntos a sucargo, el de San-
de la cual han colocado un arreglo floral, con giraso- dra debía ser resuelto obligadamente y no engrosar
les y globos plateados en forma de estrella. los expedientes sin culpables.
Un rehilete azul se mueve con el viento. Cuando Claudia Cañizo, una abogada egresada de
la Universidad del Valle de México, comenzó a
unir los fragmentos, algo la inquietó: el per del

“Sandra Camacho Aguilar El que te


hayas ido no significa que nosotros
tceon
oln
viodseom
trospSoierqmuperp
e aterteredceortdiasereqmuoesda
con
el mismo amor Recuerdo de tus padres
hermanos familiares y amig os”

***
n año yunmes después del homicidiode San-
autor del asesinato no correspondía al que cabía es-
perar de un feminicida.
Cañizo entrevistó a amigos del campeónde ísica, a
U dra, la Cañizo se levanta temprano yse
despide con prisa de su esposo, un reconoci-
sus compañeros de escuela, a miembros del equipo de
futbol americano. No encontró, para su sorpresa, los
do chef; sale corriendo porque la noche previa ha rasgospropiosde loscriminales más crueles ysádicos.
recibido una llamada a su celular. Y, sin embargo, Javiersembró a su alrededorfragmen-
Apenas se aprecian los primeros rayos de sol cuan- tos del cuerpo de Sandra.
do cruza la puerta de su o en la descon- centrada en Lo que ha escuchado de Javier es casi homogéneo:
la Delegación Cuauhtémoc en DF. es un joven esforzado, estudioso, amable y educado,
Y hace lo de siempre: revisa que las veladoras que respetuoso, con una conducta individual que evita ex-
acompañan permanentemente unaltarcito dedicado cesos de cualquier tipo. Ese es el Javier que los policías
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a la virgen de Guadalupe estén encendidas. que lo detuvieron encontraron. Ni un tuteo. Ninguna
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Sobre su escritorio, a la mano, una Biblia entrea- mirada retadora, altanera, muchos menos insultos ni
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bierta. Se acomoda el saco y se dirige al cuarto de desprecio a la autoridad como suele ocurrir con los
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interrogatorios. asesinos.
B Javier la espera sentado. Ahora usa el cabello más Yace ahora, sentado, temeroso. Parece un conde-
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corto, pero eso es lo menos importante. En un año se nado a muerte. Y la iscal, a sus años, experimen- ta
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desvaneció la pose de orgulloso campeón con meda- una extraña empatía hacia el joven que tiene en-
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llas colgándole del pecho. frente. No es que dude de que haya acabado con
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Es otro. Es el mismo Javier, pero es otro. Tiene los Sandra, sóloque no entiende por qué y cómo un mu-
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res la m.oél, consustalentos y características, hizo
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las últimas horas. Abatido, su mirada carece de brillo Cañizo se halla desconcertada. La vida del muchacho
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alguno. Las líneas de su rostro están descompuestas, casi se jodió, sin duda. No hay manera alguna de que
E no guardan nada del rostro de aquel joven que des- evite una larga condena, de hasta años en prisión.
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–¿Tuhermanito es tan inteligente comotú? –pre-
gunta y trata de crear un clima de confianza.
–¡No,espero queTadeo no sea comoyo! –respon-
de y se le escapan lágrimas. Su hermano, de siete
años, lo veía como un segundo padre.
Javier no ha negado en ningún momento los he-
chos, pero ha insistido en que no sabe qué le ocu-
rrió, por qué lo hizo. Ha llorado, ha pedido que le
crean, que no es una mala persona, que no entien-
de, que no tenía mala intención,que perdió el con-
trol.
–¿Sabes? A mí me gustaría tener un hijo comotú.
Un campeón como tú. Así de inteligente –dice Ca-
ñizo con un aire maternal y protector, a pesar de
que aún no ha experimentado la maternidad–. Tú
sabes lo que es el reclusorio. Ya no eres un niño,
Javier. Allí te encontrarás con gente de todo tipo,
pero hay muchas actividades que puedes hacer.
Estudia y enseña también. Comparte tus conoci-
mientos.
–¿De veras puedo hacerlo? –pregunta Javier con
actitud casi infantil.
–Porsupuesto que puedes hacerlo.

ga–nVeonyeal cru
em
clupsliorrcio.nYto dvaosyla scu
remgp
lalsirq
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yae n
moevpoyna-
dar problemas –dice y pasea su mirada sobre peri-
tos, sicólogos y agentes del ministerio.
Javier parece en este momento el joven más frá-
gil y solitario del mundo.
Claudia Cañizo y el agente que la acompaña se
ven a los ojos y voltean hacia el techo del cuarto de
interrogatoriosparaevitarqueselesescapenalgunas
lágrimas.

***
on las nueve de la noche del de julio de
S y el perito sicólogo se encuentra con
Javier en la Fiscalía. Una vez queha firmado
el formato mediante el cual acepta que se le prac-
tique una evaluación de personalidad, el joven sor-
prende a su entrevistador.
–Estoy dispuesto a colaborar, a cooperar, tengo
incertidumbre de lo que viene en el futuro. Yo no sé
porqué hice eso, es que me desconozco en ese mo-
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mento. Escomosi nohubiera sidoyo–dice un Javier
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un poco desaliñado, vestido con la misma camiseta
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guinda que usaba en la cafetería Finca Santa Vera-
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cruz.
B Parece tenso, pero no es así. Su cuerpo adquiere
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una postura distinta porque un defecto congénito
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le impide escucharen un oído y debe colocarse de
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una manera particu-lar. De repente presenta cier-
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ta diicultad para hablar, pero es producto de lo
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IS miEsmstáo.acostumbradodesde pequeñoa que la gen-
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te le note sudefecto–cuandoera chicole realizaron
E tresoperaciones, una de ellas para separarla oreja
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E y otra para hacerle un injerto, pero después ya no
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¿QUÉ HACER
CON EL CUERPO?
Salió del departamento
con las bolsas que contenían
el cuerpo de Sandra. La s va
dejando en botes de basura
y en las jardineras.

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quiso, pues estaba harto de los hospitales y él se acep- Les proporciona detalles y, lacónicamente, dice:
tó como es y ya, “con mi orejita mocha”–, pero no pa- “Ahí es cuando comenzó el inierno”.
rece afectarle particularmente ahora.
Antes sí ocurrió. A los ocho años padeció los peores
momentos de bullyng. Los niños a esa edad son crue-
les. Las burlasloheríany lodejaban lastimado. Porsi
***
milio Gonzaga sigue trabajando en la cafetería
fuera poco, su profesora de tercer año de primaria
poco podía hacer para evitarlo. Aprendió a lidiar con E
F i n c a Santa Veracruz. No pudo decir nada
cuando su cuñado le reveló que su amigo Car-
ello. los, al que se había encariñado en poco tiempo, en
Está cansado, perodispuesto a seguirconel estudio, realidad se llamaba Javier Méndez Ovalle y era bus-
cosa que los peritos pre hacer el día siguiente. cado por el asesinato y descuartizamiento de una
Y antes de que lo manden a dormir,Javier se dirigeal joven de años. Don José Bocanegra, el gerente del
sicólogoy le dice: lugar, se ha quedadoafligido. Aúnno lopuede creer.
–Yo quiero saber por qué lo hice. Los empleados de Liverpool se enteraron apenas
de la verdadera identidad del muchacho que hacía
Son las ocho de la mañana del día siguiente y Javier y más llevaderas las ventas de instrumentos musicales.
el sicólogo tienen por delante una larga jornada que Cuando losupieron,se les descompuso el semblante.
incluirá la aplicación de nueve test de personalidad y Javier se encuentra en el Reclusorio Norte, en es-
una entrevista sicológica forense. pera de que el juez que lleva su proceso dicte senten-

Por qué tiene que escribirlo así de fuerte si yo ya dije lo qué pasó
Que lo pongan así me hace sentir que es algo cruel esas palabras
que dejan ver que lo que hice fue algo malo de una persona que
no soy yo que me desconozco en lo que hice No ponga así las
cosas

–¿Por qué estás aquí? –dispara, a quemarropa, el cia. Aunque uno nunca sabe, no hay manera de que
perito. este brillantejoven conozcalo que Wystan Hugh Au-
–Estoy aquí por asesinar a Sandra Camacho –res- den, el poeta británico, decía: “El asesinato es lo úni-
ponde, llana ydirectamente. En ese momento, se de- co que elimina a la persona que hiere, de modo que
tiene. Observa que el sicólogo escribe textualmente la sociedaddebe ocuparel lugar de la víctima yexigir
surespuesta. en su nombre la expiracióno conceder el perdón”.
Ahoraél pregunta: Javier no podrá ver a su hermano Tadeo en muchos
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–Por qué tiene que escribirlo así de fuerte si yo ya años. Tampoco es que quiera que lo vea en prisión.
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2 dije lo qué pasó. Que lo pongan así me hace sentir que Aunque quizá, como ya lo ha hecho en varias oca-
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es algo cruel, esas palabras que dejan ver que lo que siones conotras personas,le gustaría que lo escucha-
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hice fue algo malo, de una persona que no soy yo, que ra, le gustaría decirle al oído una de las frases de la
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me desconozcoen lo que hice. No ponga así las cosas. canción Brain Damage, de Pink Floyd:
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–Si se ponen así es porque tú las mencionaste así y, “Hay alguien en mi cabeza, pero no soy yo”.
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además, se debe saber tu versión de los hechos –repli-
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ca el sicólogo y Javier prosigue.
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Javier cuenta losdetalles de cómoconocióa Sandra.
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eneds,edl epalaseforpmoar Este reportaje es un texto periodístico de no icción. T-
-odos los hechos descritos están basados en entrevistas y
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en que la sedujo, de la forma en qué se abrazaron, del relatos de los protagonistas, expedientes judiciales, la
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tiempo que estuvieron juntos y de cuando volvieron evaluación sicológica, correos electrónicos y mensajes de
E vestidosa la sala de sudepartamento. Lescuenta más. celular.
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