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1 Abuelos
JORGE miraba fascinado las manos que plegaban la hoja de papel amarillo.
Le parecía imposible que los dedos gruesos y chatos de Jaime, el abuelo de
su amigo lfonso, pudieran mo!erse con tanta agilidad.
"Es muy f$cil "dijo Jaime, dejando la figura ligera y graciosa sobre la
mesa.
)ero ni su nieto había aprendido. *ampoco las hermanas +hiuchí, !ecinas y
compa%eras de colegio.
Los chicos las llamaban así porque tenían la !o# aguda y alegre de los
gorriones. En realidad, se llamaban lanca y lba. -os nombres que no les
pegaban mucho porque eran morenas, de ojos y pelo negrísimos.
El abuelo se ech' atr$s en la silla y se pas' un pa%uelo por la sudorosa
papada. En el mes de julio, ya se sabe...
sabe.. .
"sta no se mue!e/ "pregunt' lba, recordando una rana ra na que Jaime había
hech
hechoo en otra
otra oc
ocas
asi'
i'nn y qu
quee salt
saltab
abaa al apreta
apretarr el cruce
cruce de dos dodobl
blec
eces
es..
"0í, tambi1n.
El abuelo imprimi' un mo!imiento de !ai!1n a la cola, larga y puntiaguda, e
inmediatamente las alas empe#aron a subir y bajar, como si la pajarita se
dispusiera a emprender el !uelo.
lanca, que era s'lo un a%o mayor que su hermana, chill'2
"6u1 graciosa3
")or qu1 para ti/
" mí tambi1n me gusta, Jaime los hi#o callar diciendo2
"l que le toque.
Empe#' a entonar una cantinela y, siguiendo su ritmo, los se%alaba por turno.
JORGE miraba fascinado las manos que plegaban la hoja de papel amarillo.
Le parecía imposible que los dedos gruesos y chatos de Jaime, el abuelo de
su amigo lfonso, pudieran mo!erse con tanta agilidad.
"Es muy f$cil "dijo Jaime, dejando la figura ligera y graciosa sobre la
mesa.
)ero ni su nieto había aprendido. *ampoco las hermanas +hiuchí, !ecinas y
compa%eras de colegio.
Los chicos las llamaban así porque tenían la !o# aguda y alegre de los
gorriones. En realidad, se llamaban lanca y lba. -os nombres que no les
pegaban mucho porque eran morenas, de ojos y pelo negrísimos.
El abuelo se ech' atr$s en la silla y se pas' un pa%uelo por la sudorosa
papada. En el mes de julio, ya se sabe...
sabe.. .
"sta no se mue!e/ "pregunt' lba, recordando una rana ra na que Jaime había
hech
hechoo en otra
otra oc
ocas
asi'
i'nn y qu
quee salt
saltab
abaa al apreta
apretarr el cruce
cruce de dos dodobl
blec
eces
es..
"0í, tambi1n.
El abuelo imprimi' un mo!imiento de !ai!1n a la cola, larga y puntiaguda, e
inmediatamente las alas empe#aron a subir y bajar, como si la pajarita se
dispusiera a emprender el !uelo.
lanca, que era s'lo un a%o mayor que su hermana, chill'2
"6u1 graciosa3
")or qu1 para ti/
" mí tambi1n me gusta, Jaime los hi#o callar diciendo2
"l que le toque.
Empe#' a entonar una cantinela y, siguiendo su ritmo, los se%alaba por turno.
*enía una pla#a con jardinillos y un puesto de helados: un parque con c1sped
para tumbarse, una familia de pa!os reales, una #ona de tierr$ apisonada para
mont
montar
ar en bici
bicicl
clet
etaa y un esta
estanq
nque
ue do
dond
ndee na
nada
daba
ba un
unaa do
doce
cena
na de pa
pato
toss
)arece ser que a los encargados de hacer las casas se les había ol!idado poner
tend
tended
edereros
os de
dent
ntro
ro:: pe
pero
ro los
los co
colo
lori
rine
ness de camis
camisas
as,, mant
mantel
eles
es y !e
!est
stid
idos
os,,
flameando al !iento, resultaban casi tan alegres como las cadenetas y los
farolillos de las !erbenas.
Los chicos tu!ieron que apartarse deprisa cuando una se%ora tir' un cubo de
agua en la acera.
El agua se escap' por las hendiduras de las baldosas y corría a lo largo del
bordillo.
;na !e# asegur' que era capa# de quedarse die# minutos sin respirar
apret$ndose la nari# con una pin#a de la ropa. ( aunque lanca, que era algo
morbosa,
morbosa, lo anim' a hacerlo, los otros dos se lo impidiero
impidieron,
n, no fuera a fallar
fallar
el e&perimento.
Jorge caminaba con la pajarita posada en las palmas de sus manos juntas,
como si hiciera una ofrenda a una diosa desconocida.
El siguiente en llegar a su casa fue lfonso. *enía una #apatilla blanca y seca,
y otra negra y chorreando.
La sacudi' en el aire, para que no dejara huellas en la escalera, y dijo
mirando las manos de Jorge2
"*en cuidado, no se te !uele.
Jorge sonri' sin picarse. lfonso era un buen amigo, aunque a !eces le diera
por pasarse de listo.
2 Fotografías
JORGE coloc' la pajarita sobre la c'moda, frente al espejo. sí parecía que
en !e# de una fueran dos. Las dos amarillas, iguales, perfectas.
@0on mec$nicas. )ueden mo!er las alas como si fueran a !olar. ( a lo mejor,
cualquier día !uelanA.
0abía que no era !erdad: pero muchas !eces se ponía a pensar en cosas que le
gustaban aunque supiera que nunca serían !erdad. )or ejemplo, que 1l tenía
un abuelo "con uno solo se conformaba" capa# de hacer algo que
asombrara a sus amigos.
>aturalmente, debía ser algo muy especial para poder compararse con Jaime,
Ramiro o lejandro2 fabricar una m$quina para !iajar al pasado o al futuro: o
una fuente donde manaran, simult$neamente, batidos de chocolate, !ainilla y
fresa.
Lo que había comprobado es que los abuelos tienen muchas !entajas. 0uelen
ser m$s pacientes que los padres para contestar preguntas y sueltan m$s
f$cilmente una moneda cuando se presenta la necesidad.
0í, los abuelos est$n muy bien in!entados. ( no tener ninguno, como le
pasaba a 1l, era el colmo de la mala pata.
0in embargo, no estaba seguro de no tenerlo. 4$s bien creía que sí. ;no al
menos.
>unca le hablaban de 1l. 0olamente en cierta ocasi'n, tiempo atr$s, cuando
miraba las fotografías que 4argarita, su madre, guardaba en una caja de
#apatos.
Ella siempre decía2
)ero ese día nunca llegaba. Estaba muy ocupada con sus traducciones, la casa
y todo lo dem$s.
"9Esta qui1n es/ "había preguntado Jorge sosteniendo una foto tama%o
postal.
4argarita, que estaba doblando la ropa que acababa de recoger de la cuerda,
ech' un !ista#o.
"*ía Emilia.
">o3
"+'mo que no/
"quí est$ flaquita "dijo Jorge" ( ahora parece un globo.
La madre dej' una funda sobre la mesa y se ech' a reír, recordando los
esfuer#os in7tiles de su cu%ada por adelga#ar y su reno!ada fe en cada nue!o
tratamiento que le aconsejaban.
"5+omo te oiga...3
La foto !ol!i' a la caja de #apatos y otra ocup' su lugar en las manos del
chico.
"+ompa%eras de colegio, un día que fuimos de e&cursi'n a la sierra "dijo
4argarita.
"( t7 cu$l eres/
Ella fingi' enfurru%arse.
"-e !erdad no me conoces/
"Es que eras muy peque%a...
;n dedo largo y fino, terminado en una u%a brillante, se%al'2
"quí. La que lle!a un ramo de tomillo.
Jorge la obser!' atentamente, para concluir despu1s2
"hora eres m$s guapa.
)asaron primos, !ecinos, amigos. Julio, el padre de Jorge, con uniforme de
soldado y cara de mal humor. *ambi1n los padres de Julio, que habían muerto
en un accidente cuando 1l era un muchacho, y la madre de 4argarita, una
mujer p$lida y hermosa.
"0e la hicieron cuando ya estaba enferma
"dijo ella en !o# muy baja.
En otra fotografía aparecía un hombre alto, fuerte, de pelo abundante.
*ambi1n sus cejas lo eran, hasta el punto de que casi ocultaban sus ojos
rasgados y profundos. *enía los p'mulos altos, muy marcados, y una sonrisa
que limitaban dos surcos en forma de par1ntesis.
Estaba frente a una pared cubierta de hiedra y lle!aba la chaqueta
descuidadamente echada sobre un hombro.
4argarita dej' la 7ltima s$bana doblada sobre las dem$s, formando una pila,
y rode' con el bra#o los hombros de su hijo.
Le dio rabia pensar que ese hombre podría no ser su abuelo. 6ue se lo
hubieran dicho porque sí, como tantas cosas que se les contestan a los chicos
cuando se ponen pesados con sus preguntas.
0e alej' con intenci'n de de!ol!er la foto a la caja, pero enseguida se le
ocurri' una idea.
-e nue!o frente al espejo, con la cara del hombre junto a la suya, sonri'.
0onri' con ganas, pensando que acababa de tocarle una bici en una rifa o que
lo habían in!itado a dar la !uelta al mundo.
Lo hi#o de nue!o, esta !e# no para comprobar nada. 0onreía al hombre que lo
miraba desde el rect$ngulo amarillento estropeado en los bordes, como para
comunicarle2 @*e he reconocido y me caes muy bienA.
Esa noche se acost' con una idea fija2 conseguir las se%as del abuelo y
escribirle pidiendo que !iniera. lo mejor sabía hacer pajaritas iguales a esa
presumida que no dejaba de mirarse al espejo.
3Patos
+uando Jorge lleg' junto al estanque de los patos, el lugar del parque
donde siempre se encontraban, lfonso ya estaba allí.
8nclinado sobre la barandilla, intentaba que los animales aceptaran el pan
que les ofrecía.
>i caso. )asaban nadando, indiferentes, o se reunían en el islote central,
construido de cemento y con una caseta encima.
" lo mejor es que no tienen hambre
"a!entur' Jorge.
lfonso, como si acabara de escribir una enciclopedia en siete tomos sobre
!ida y costumbres de esos animales, sentenci'2
Jorge ya le había hincado el diente a una. +on los dos carrillos hinchados
como un h$mster, coment'2
")ues yo no lo encuentro.
lba !acilaba.
"ueno... La re!ista donde !enía la receta decía eso, pero...
lfonso saboreaba su segunda empanadilla. ?abía hecho un r$pido c$lculo
comprobando que, si no se daba prisa, a dos no tocaban todos. 4enos mal que las
+hiuchí no eran de mucho comer.
")ero 9qu1/
"0e me ha ol!idado poner, el at7n.
0u hermana ri'.
"54ira que eres despistada3
"Es igual "dijo Jorge". -entro tienen algo que est$ buenísimo.
";n refrito de cebolla y tomate "e&plic' lba, satisfecha de que el ol!ido no fuera tan
gra!e.
Luego dieron cuenta de las galletas de coco y del tro#o de queso que les correspondi' y
las chicas, a pesar de las esperan#as de lfonso, no renunciaron a su parte de pl$tano. (
eso que 1l, despu1s de pelarlo, había dicho2
" lo mejor no ten1is m$s hambre... nte el @sííí. .» que sali' de boca de sus amigas,
.
lo coloc' sobre la bolsa de pl$stico ya !acía, sac' del bolsillo un cortaplumas y cort' el
pl$tano en cuatro partes calculadas a ojo.
">o !ale "chifi' Jorge". -os son m$s peque%as.
lfonso se disculp'2
">o lo he hecho a prop'sito.
")ues para !osotros "dijo lanca, y cada una de las hermanas cogi' un
tro#o de los grandes.
")ero esos bandidos se murieron todos, uno detr$s de otro, por la maldici'n
que les echaron los faraones.
"+'mo les iban a echar maldiciones si los faraones estaban muertos/ "
pregunt' lba.
+uando el pa!o real se dio media !uelta para alejarse, lba confes'2
Era una gran !erdad: pero como el tema ya no daba m$s de sí, tiraron a una
papelera los restos de la merienda y se pusieron junto al estanque, en fila, a
!er qui1n llegaba primero al quiosco de las bicicletas.
Ella seguía mirando la bolita con mucha atenci'n, como si pudiera ofrecerle
la imagen de lo que iba a suceder en el futuro.
"?ace tanto tiempo que escribi' por 7ltima !e# "dijo con !o# ine&presi!a
", que qui#$ ya no !i!a en el mismo sitio.
Jorge trag' antes de contar cuarenta. *enía demasiada prisa por preguntar2
"( t7 no le contestaste entonces/
La miga de pan ya iba tomando un tono gris$ceo.
">o.
")or qu1/
"Estaba... estaba disgustada con 1l.
Jorge no podía comprenderlo.
")ero 9por qu1/
-el chorro caliente salía abundante !apor. Los cristales de la !entana que
estaba sobre la pila se empa%aron. 4argarita los limpi' con un adem$n
circular, casi !iolento.
">o s1... "miraba las ramas de un $lamo que llegaban hasta allí". 4e
acordaba de mi madre... 4e dolía pensar que 1l acabaría por marcharse. 0u
mujer era argentina y siempre hablaba de que quería !ol!er all$.
4argarita sonri'.
")uede ser.
El chico coloc' en el armario el a#ucarero y el tarro de la mermelada.
JORGE se ech' al bolsillo media barra de pan duro y sali' enseguida, aun
sospechando que lfonso tardaría m$s en llegar. Era difícil que se resignara a
perderse el final de la emocionante película.
4ientras esperaba, ech' el pan al agua. *odos los patos, menos el del cuello
!erde, se #ambulleron para perseguir el mendrugo, que flotaba hinch$ndose
por momentos.
-e una bolsa que traía llena de pan seco, escogi' un trocito de aspecto
antedilu!iano. +err' un ojo para afinar la puntería y lo dispar' con fuer#a.
">o seas bruto "dijo Jorge". Est$ tan duro que puedes hacerle da%o.
>o tenía por qu1 preocuparse. El pato, con r$pido reflejo, se #ambull' y se
alej' nadando.
"Era un chiste.
lfonso hi#o un gesto desde%oso. >o le !eía la gracia. +ontinu' leyendo2
#laro que tú sabes de sobra $mo se llama tu !ija. %o que seguramente no
sabes es que est& triste porque no tiene notiias tuyas y piensa que a lo mejor
te !as muerto. 'i no te !as muerto, esribe. No !ae (alta que uentes
mu!as osas. )asta que digas si puedes *enir. Todos mis amigos tienen
abuelos, menos yo. 'i *inieras, sería !upi.
'eor Jorge -amos Trías. otosí /01. "adrid. 2spaa. %lego / de agosto
'T3 4beria *uelo 5/1 'T3 6ntonio.
lfonso e&plic'2
—'top: punto, en el lenguaje de los telegramas.
"h3 (a decía yo que con tanta agua de por medio...
lanca tambi1n tenía algo que preguntar2
">o hubiera sido m$s normal que se lo mandara a tu madre y no a ti/
Jorge doblaba de nue!o el papel.
"Le escribí yo, no mi madre.
")ero ella se pondría contenta con la noticia, 9no/
"+reo que sí "dijo Jorge metiendo el telegrama en el bolsillo".
unque lo primero que hi#o fue llorar. (a sabes. ;no puede reírse o llorar
cuando est$ contento.
"( cuando est$ triste "dijo lba.
">o "corrigi' su hermana". +uando uno est$ triste, llora solamente. >o
se ríe.
La cifra del precio, al lado, hi#o comprender a los chicos que no podían ni
so%ar con comprarse uno. Estaban a !iernes y la paga semanal se había
agotado.
)ensando que era in7til seguir fabricando jugos g$stricos a la !ista de tales
delicias, se alejaron. En la esquina, junto al sem$foro, a lfonso se le desat'
de nue!o la #apatilla.
"En uenos ires, ahora, hace un frío que pela "dijo ella, recordando el
asunto de los hemisferios.
"Es !erdad. Estoy leyendo un libro sobre rgentina, para enterarme y poder
hablar con 1l.
*enía una cama cubierta con una funda, para que pareciera un sof$: un
armario de luna con una puerta que cerraba mal: una mesa camilla: una
mecedora.
4argarita solía trabajar allí, aunque tambi1n la usaban, como en esta ocasi'n,
si !enía alg7n hu1sped.
"Est$s seguros de que !a a !i!ir aquí/ 0us padres cambiaron una mirada.
*odo lo que sabían sobre el !iaje de ntonio era lo que decía el telegrama. (
era bien poco.
*otal, para nada. )arecía que alg7n duende burl'n hubiera cla!ado las agujas
en la esfera.
Jorge le hubiera gustado pegarse una carrera por aquel suelo tan liso, tan
brillante, y dejarse desli#ar despu1s, como en monopatín: pero tu!o la
impresi'n "acertada" de que a su madre no le iba a gustar.
)or fin, una se%orita de !o# melosa anunci' por los alta!oces la llegada del
!uelo FH, procedente de uenos ires.
-e pronto, 4argarita se puso las gafas. Eran de sol, no para !er mejor. 0e las
ponía en un adem$n de defensa, como si no quisiera ser reconocida de
inmediato.
4uchos libros. Ropa, poca2 toda de colores claros, que no suelen lle!ar las
personas mayores. ( de boleadoras, nada.
0obreponi1ndose a la decepci'n y mientras el abuelo colocaba sus cosas en el
armario, intent' entablar un di$logo.
+omo ntonio !ol!ía al mutismo, que parecía ser una de sus características
principales, insisti'2
ntonio lo mir', e&tra%ado. 0us ojos penetrantes, bajo aquella sel!a de cejas
eri#adas, causaban bastante impresi'n.
">o.
Jorge enroll' la corbata de nue!o. Esta !e#, apretando m$s. *anto esperar que
su abuelo !iniera para no ser menos que sus amigos, y tener que decirles
ahora2 @0'lo sabe leer y escribirA. 6u1 fracaso.
ntonio colgaba una camisa color rosa. +on su aire distante, como si
!erdaderamente no le interesara la respuesta, dijo2
>ue!a negati!a. Jorge se sentía como si le hubiera caído encima una cornisa.
Jorge dio las gracias con escaso entusiasmo y dej' la corbata en el respaldo
de la mecedora. -espu1s del tratamiento a que la habían sometido sus
ner!ios, permanecía encogida sobre sí misma, como un muelle !iejo.
>ecesitaría muchas pasadas de plancha para recuperar su forma original.
9 Corneta
ndu!o !arios días esqui!ando a sus amigos. >o fue al parque ni a la pla#a y,
cuando lfonso llam', le dijo precipitadamente2
"hora no puedo hablar. 4i padre necesita el tel1fono.
( colg'.
"0í.
"8gual de grande, 9eh/
"8gual.
lba se lo pens' mejor.
">o, m$s grande.
"8gual "repiti' Ramiro pacientemente.
"ueno, pero yo la quiero a#ul fuerte.
"-e acuerdo.
lfonso insisti'2
"-i, Jorge, 9qu1 te ha traído tu abuelo/
";n libro en !erso "contest', deseando que nadie lo entendiera.
"4artín Iierro.
"Es de miedo/ "se ilusion' lanca.
">o, Es de un gaucho que se mete en muchos líos.
"( que estima la libertad por encima de todo "dijo". ;na gran obra. La
leí cuando era jo!en.
lanca escogi' una #ona sin $rboles que pudieran impedir la operaci'n. +on
h$biles mo!imientos de mu%eca y sujetando o reteniendo el hilo, seg7n
indicaciones de Ramiro, consigui' que despegara del suelo poco a poco hasta
que su nombre pintado en negro dej' de distinguirse.
<iajar. ?abía dicho !iajar. La palabra son' como m7sica celestial en los
oídos de Jorge. 6ui#$ no estu!iera todo perdido a7n.
"9 ?as !iajado mucho/
"4ucho.
"+u1ntanos, anda.
Los chicos adelantaron las cabe#as sobre la mesa, sin parpadear, para no
perder palabra.
">o se habría in!entado toda esa historia para hacerse el interesante/ "
desconfi' lfonso, tan aficionado como era, precisamente, a hacerse el
interesante.
Los otros lo mandaron callar con un siseo m$s autoritario a7n que el anterior.
*oda!ía les faltaba por conocer la parte m$s sensacional de la narraci'n.
"6u1 pas' con la semilla que te dio el profesor/
ntonio hi#o una pausa m$s larga que todas las conocidas hasta el momento.
Le!ant' la cabe#a y mir' el tro#o de cielo que los $rboles de la pla#a dejaban
al descubierto.
"l conocer la noticia de la desaparici'n de Rosoff, me sentí obligado a
cumplir sus deseos. 0umergí la semilla en el líquido marr'n, y al cabo de
unos días empe#aron a brotar...
La encendi' para entrar en la habitaci'n del abuelo. ;n ha# de lu# d1bil, pero
suficiente, ilumin' la cama, la mecedora, la !entana.
-e nue!o se sobresalt', esta !e# con mayor moti!o. -el armario, apenas a
unos centímetros de distancia, sali' un alarido como de alguien que se
lamenta o se prepara para lan#arse sobre el enemigo.
*ard' en comprender que era la suya propia. hí estaba, con sus pantalones
de pana, la camiseta con el nombre de su grupo fa!orito escrito en letras
amarillas, su e&presi'n recelosa y, en la mano, la linterna.
Recurriendo a todo el !alor que tenía m$s el que hubiera querido tener, estir'
el bra#o i#quierdo y palp' esperando encontrar la siniestra masa gelatinosa.
Lo 7nico que encontr' de color rosa fue la camisa que ntonio, con sus
gustos ju!eniles, se ponía a menudo.
"*enía que haberlo imaginado. asta que a los chicos se les diga que no
hagan una cosa para que les entren m$s ganas de hacerla.
"6ueríamos... !er al monstruo.
"( lo hab1is !isto/
"Ellos, sí.
ntonio suspir'.
"Ojal$3 (o tenía miedo de que tu madre me hubiera ol!idado..., de no ser lo
que t7 esperabas. ( no lo soy, 9!erdad/
" mí lo que m$s me importaba era conocerte.
La mecedora iba y !enía sua!emente.
"0í..., pero tambi1n que supiera hacer algo bonito, como los abuelos de tus
amigos. ( el miedo, ese monstruito, !ol!i' a confundirme. En !e# de contarte
mi !ida, que fue m$s bien sosa y aburrida, me in!ent1 la historia del hombre
sal!aje, la del rubí de +eil$n y la del profesor Rosoff.
Jorge indic' el manojo de p$ginas que tenía en las manos.
"sta/
El abuelo !ol!i' la cara para mirarlo y Jorge crey' notar que estaba tan
colorado como se ponía 1l cuando algo le daba !ergen#a.
"0í2 La no!ela que empec1 hace tanto tiempo y que no fui capa# de
terminar. hora la he escrito casi toda en unas cuantas ma%anas, gracias a tus
amigos y a ti, que queríais escucharla "hi#o una pausa y a%adi' en !o# baja
"2 >o te dejaba entrar aquí para que no descubrieras que mis a!enturas
estaban s'lo en mi imaginaci'n.
Jorge dej' las p$ginas sobre la mesa.
"ueno "dijo disculp$ndolo". ntes de que se escribieran libros, la gente
ya se contaba historias, 9no/ Lo malo es que ahora nos !amos a quedar sin
saber c'mo acaba la del profesor Rosoff.
"Os mandar1 un ejemplar completo desde uenos ires "contest' ntonio
firmemente". 5Esta !e# la termino3
En la puerta de la habitaci'n son' un golpe. ( antes de que Jorge llegara a
abrir, otro mucho m$s fuerte.
En el pasillo, alarmados, estaban las chicas y lfonso.
"*eníamos que haberlo entretenido mientras te a!is$bamos "e&plic'
lanca", pero ya sabes c'mo es tu abuelo.
"?a dicho2 @?ola, pibesA "continu' lfonso", y ha seguido de largo.
" mí se me ha ocurrido hacerme la desmayada para pararlo "dijo lba",
pero era demasiado tarde.
Enseguida, se empin' para mirar el interior del cuarto por encima del hombro
de Jorge.
En la semioscuridad, la silueta de ntonio se unía a la del $lamo formando un
conjunto fantasmag'rico.
"5El monstruo est$ sentado en la mecedora3 "e&clam' la chica". 5( se
balancea3
+on un tono arrogante que sus amigos admiraron sin reser!as, Jorge dijo2
">o os preocup1is.
"-e !eras/
"0í. *ranquilos.
"9>o te !a a hacer nada malo/
">o. )od1is marcharos.
unque estaban estupefactos, los chicos comprendieron que, al menos en ese
momento, no debían pedir e&plicaciones.
"-e acuerdo "dijo lfonso", pero estaremos abajo un rato m$s, por si nos
necesitas.
Jorge cerr' la puerta. ntonio se le!ant', encendi' la lu# y empe#' a hacer su
equipaje.
)ara ayudar, el chico le alcan#' los libros.
"<ol!er$s/ "pregunt'.
"0í, seguro.
"9)ara quedarte/
"Lo estoy deseando. ( te traer1 la segunda parte de 4artín Iierro. 96u1 te
parece/
hora, Jorge procuraba doblar lo mejor posible la camisa rosa.
"ien..., pero si adem$s pudieras traerme unas boleadoras...
"+'mo no3
"Gracias, ntonio.
El hombre le dirigi' una mirada profunda.
"Ll$mame abuelo.