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El joven que
tocaba el piano
(y descuartizó a su novia)
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ GONZÁLEZ
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–¿Qué pasa con el muchacho? –preguntó, con temor,
don Samuel, dueño de la farmacia contigua a la cafetería.
Carlos había entrado en la farmacia sin darse cuenta
de que otros cinco hombres se habían colocado en las
inmediaciones, con pistola en mano. Obedecía la indi-
cación del gerente José Bocanegra y se disponía a guar-
dar la moto repartidora.
Pasaban escasamente las de la noche del lunes
de producía
se julio de y en el número
un pequeño caos. de la avenida Juárez
–¡Camina! –le ordenó a Carlos uno de los hombres
que lo levantó de un tirón con la mano metida en el cin-
turón.
Lo subieron entonces a un auto blanco y se marcharon
casi instantáneamente, dejando un rechinido de llantas
como su huella en una de las principales calles del cen-
tro de San Juan del Río, en Querétaro.
A don Samuel, ya muy alarmado, pues temía que al
muchacho lo hubiesen secuestrado, se acercó entonces
una mujer de jeans. Se había levantado de una de las
mesas de la cafetería en la que durante horas mordis-
queó y jugueteó con un pastel de chocolate.
Algo le dijo y le mostró unas imágenes que llevaba en
El viejo elevador se detiene en el piso número del un folder. Don Samuel quedó paralizado.
edificio Juárez, en Tlatelolco, y ambos jóvenes ingresan En esos momentos, como si un escalofrío invadiera
con prisa al departamento. Apenas hace unas horas de todo su cuerpo, la cajera de la cafetería Finca Santa
este de junio de se han conocido personalmen- Veracruz,
Ver acruz, una joven de piel blanca y cabello lacio, tomó
te, pero el deseo los ha sometido ya. Empiezan a besar- el teléfono y a trompicones marcó los números para
se y a acariciarse. Javier toma a Sandra de la mano y la comunicarse con Emilio Gonzaga, otro mesero del
conduce delicadamente a su habitación. Las ropas que- turno de la mañana, que había recomendado a su ami-
dan esparcidas en el piso y se sumen en la intimidad sin go, el mismo que ahora estaba siendo llevado quién
mayor preámbulo. sabe dónde.
Ella lo abraza con la determinación de quien se suje- –¡Emilio, cuéntame todo lo que
qu e sabes de Carlos! –pre-
ta a un salvavidas en el mar. Él, de años, piensa que guntó, alterada.
ese es un momento romántico y lindo. Se siente ilusio- Emilio se disponía a meterse a la cama para desper-
nado y a gusto. Qué importa que apenas la haya cono- tarse antes de las de la mañana y prepararse para lle-
cido unas dos semanas
s emanas antes en las redes sociales. gar al primer turno de la cafetería.
Media hora después de que se desnudaron, el tono –¿Por qué? –respondió con el mismo tono con que le
rojizo de la tarde empieza a anunciarse. Se visten y pa- había hablado su compañera.
san al sillón de la sala, donde siguen platicando. –¡Se lo llevaron!
Ni cómo podrían saber que la vida de ambos se retor- –¿Quién?
cerá por completo en algunos minutos. –¡Hombres, unos hombres! ¡Cuéntame todo lo que
sabes!
***
arlos Medina Martínez, un joven aflautado, de
–¿Qué te digo?
–¿Quién es Carlos?
Emilio Gonzaga enmudeció.
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unos kilos de peso, cayó al piso como un
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tronco cercenado en el momento en que dos
hombres corpulentos le cayeron encima. Tenía el pan-
talón negro levantado hasta las pantorrillas cuando
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i Javier ni Sandra fuman regularmente, así que
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I uno de ellos metió la rodilla entre sus piernas y el mu- ambos se saltan el epílogo que se acostumbra
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chacho apenas pudo girar el cuello para no tragar el entre algunas parejas después de hacer el
S polvo ni la hojarasca. amor. En cambio, como corresponde a quienes esca-
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Inmovilizado en el suelo, le doblaron los antebrazos samente saben mucho uno del otro, comienzan a pla-
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| sobre
en las la espalda Carlos
muñecas. y le colocaron con urgencia
era, entonces, el máslas esposas
indefenso ticar
que sesobre lo muy
antoja que hacen
amplioyysus
porplanes para un futuro
deinirse.
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Q sobre la tierra. Ni siquiera pudo pedir auxilio a sus com- Javier Méndez Ovalle tiene una idea un poco más
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E pañeros de la cafetería, apenas a unos cuantos pasos, clara sobre lo que desea hacer en los próximos años.
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E en la que
qu e trabajaba como mesero. Ya ha sido un excelente deportista, un quarterback
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Casi sin pensarlo, halló la manera de revivirla. Cada crece. Le da coraje que una jovencita se burle de un
que tenía ratos libres, tomaba el micro y llegaba al cen- modo tan cruel de algo especial, de los años de traba-
tro comercial Galerías San Juan. Se dirigía al local nú- jo, de estudio, de los viajes, de los sacrificios que Javier
Javier
Liverpool, y una vez ha hecho, de los desvelos, el poco descanso, de las
mero , el correspondiente a Liverpool,
que ingresaba al departamento de música, localizaba privaciones.
“su” piano, un Yamaha de mil pesos, jalaba el ban- Sandra no para, sigue riendo, como una niña chiqui-
quito, echaba el pie derecho adelante y el izquierdo ta que no tuviera corazón; se burla y se le acerca.
ligeramente hacia atrás. Javier reacciona. Se aleja de ella, quiere acabar con
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Los encargados del departamento lo saludaban con eso, pero no sabe cómo. Sandra lo jode, se le acerca
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agrado: “Ya vienes a deleitarnos”. Una vez sentado otra vez, lo jode, lo molesta mucho. La desesperación
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frente al teclado, Carlos cerraba los ojos, apretaba la se apodera de Javier. Está tan cerca. La quiere alejar,
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boca y dejaba escapar el aire por la nariz para perder- la empuja, ella tropieza y cae.
B se en el mundo envolvente de la música que interpre- Al levantarse Sandra tiene un chichón en la cabeza,
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I taba. Javier lo nota y se asusta. Ella se da cuenta y comienza
comi enza
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La admiración de los vendedores no era gratuita. A a gritar desaforadamente; él ni siquiera es capaz de
S diferencia de jovencitos y señores ya maduros, Carlos distinguir lo que ella, fuera de control, le reclama. San-
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tocaba en serio. Años y años de estudio hacían que sus dra se abalanza sobre él, lo golpea y lo araña en la cara.
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| interpretaciones de Beethoven,
ran un deleite. “Hasta dos horas Mozart
se le y Vivaldi
l e puede fue-
ver así. El El El
mundo, sudefenderse
trata de pequeño mundo, se retuerce.
como puede. Es lo único que
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Q tipo es un bárbaro”,
bárbaro”, dice Jonathan, un joven de años quiere. No le quiere pegar, sólo defenderse, pero la
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E que cuando habla de Carlos lo hace en tiempo
tiemp o presen- golpea en la cara. Ha sido un accidente.
acc idente. Pero ella grita
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E te como si lo estuviera viendo. más y más fuerte. Javier le dice que se calle, sus gritos
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TLATELOLCO
Sandra y Javier
son insoportables. Las uñas de Sandra rasgan levemen-
levemen- vistó, se quedó con una buena impresión y lo puso a
pasan una
te la piel del joven. Que se calle, por favor. Que se calle trabajar sin saber más de él. increíble tarde
ya. A medida que la relación de amistad entre ambos en el piso 10
Javier no resiste más. La toma del cuello y caen al piso. muchachos se aianzaba, Emilio se sorprendía de la de este
inteligencia de su amigo. Las conversaciones alcan- edificio.
***
sa noche del de julio de la cajera le
zaron una profundidad que no es habitual entre jóve-
nes de esa edad.
Carlos, por ejemplo, hacía cuestionamientos muy
E insistió a Emilio.
–¡Dime quién es Carlos!
–¿Cómo quién es Carlos?
precisos sobre la carrera que había empezado a estu-
diar Emilio: sicología.
–¿Toda histeria es el resultado de una experiencia
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–¡Sí! ¿Quién es? traumática? U
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–Es de Guanajuato. Se vino porque se enojó con sus –Es parte de la teoría de la personalidad, según |
padres. Es un chavo listo, culto y acaba de aprender Freud –respondió. 2
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a hacer trabajos de carpintería y ebanistería. –¿Cómo es que se expresan las emociones asocia- D
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Dos meses antes había abogado por él cuando se das al trauma? S
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enteró que El Tapatío estaba en quiebra. Emilio había –A veces el paciente puede llegar a comprender el P
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dejado antes el trabajo en el restaurante por otras ra- origen de sus síntomas mediante la hipnosis, enton- E
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zones. Como la Finca
podía encontrarse SantaenVeracruz
de tanto está
tanto con muy Cuan-
Carlos. cerca, ces se liberan
drenar las emociones
una infección reprimidas. Es como
local –contestó. E
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do en la cafetería se abrió una vacante de mesero en Con el tiempo, Karla, la novia de Emilio, también E
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el turno vespertino, Emilio habló con su jefe para que se hizo amiga de Carlos. Salían a veces. Una de esas 0
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Carlos la ocupara. El gerente José Bocanegra lo entre- ocasiones, Carlos les presentó a su novia Jezz. Venía
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de Guanajuato a pasar el in de semana con él. Hubo hacerlo sin que lo vean. Piensa y piensa. Y se aferra
buena química, así que de ahí en adelante las dos pa- a la idea de sacarla a como dé lugar. Intenta cargarla
rejas convivieron en varias oportunidades. como a las novias cuando se casan, pero no puede
Carlos se integraba cada vez más a su vida en San levantarla ni del suelo.
Juan del Río. Con don Roberto Buendía, el dueño del A su cabeza llega, entonces, pura basura.
Tapatío,
Tapa tío, se creó una relación de afecto e incluso
inclus o éste
le empezó a enseñar los fundamentos de la carpinte-
ría y ebanistería. ***
Digamos que la vida, apacible y con ciertas limita- unque casi no habla de sus pasadas relaciones
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ciones económicas, corría bien para Carlos. afectivas, Carlos ha mostrado una faceta inusual
Había cumplido casi un año de haber llegado a San en un tipo tan reservado como él. “Conecta” fá-
fá-
Juan y por in le quedaba tiempo para leer también. cilmente con jóvenes de su edad y aún mayores que él.
De hecho, en abril de , había devorado Cien Años Se mensajea constantemente y en los textos emplea
de Soledad, más o menos en las mismas fechas en que frases con cierto tono empalagoso:
empalagoso: “mi princesa”,
princesa”, “mi
el autor Gabriel García Márquez había muerto. nena preciosa” o “bebé”.
“bebé”.
Eso es, hechos más, hechos menos, lo que Emilio Tiene poco tiempo en San Juan del Río, pero pron-
sabía de su amigo Carlos. Picado por la insistencia de to entabla una relación con una mujer años mayor
la cajera de la cafetería, tomó el teléfono y llamó a su que él: Elvia, una muchacha de años que qu e conoció
cuñado, un policía judicial
jud icial de Querétaro, para que le cuando ella acudió a la cafetería Finca Santa Vera-
ayudara a investigar si lo habían secuestrado o por cruz.
qué se lo habían llevado.
ll evado. Se hacen entonces frecuentes los encuentros con ella,
LOS TRIUNFOS
Javier destacó
en las ciencias
duras. A la
derecha, como
parte del equipo
mexicano que
viajó a Estonia.
***
avier tiembla, su cuerpo se sacude. Se encuentra
No sabe qué ocurre. La fiscal Claudia Cañizo, una
mujer con años de trayectoria a cargo de la inves-
tigación, ha logrado que un juez le conceda una orden
basura.
más Regresa
lejos, en losyalrededores
saca una bolsa
demás. La tira un de
una jardinera poco
la –¿Le puedo
vendrán encargar
mis padres por aélmi hermanito?
–pide Javier. Más tarde
unidad Tlatelolco. Completa la operación en lugares –Claro, mijo.
cercanos a su ediicio. No lo duda. Huye sin más.
La ropa se ha salpicado toda. Sus dos playeras, la
de manga larga y la de manga corta, muestran las
salpicaduras color rojo oscuro. Él está todo sucio. La
de manga larga no tiene remedio y opta por echarla
***
andra Camacho vivía al fondo de un callejón
a la basura. Intenta lavar la otra.
Se siente sucio, mal. S empedrado y con baches, en una zona de ries-
go: en Ixtapaluca, Estado de México, territorio
en donde ocurre un sistemático homicidio de mujeres
***
a mañana del de junio, la pareja formada
desde cuando Enrique Peña Nieto ejercía el poder,
que en la actualidad crece con desenfreno. “Hay co-
sas graves que atender”, ha dicho el gobernador Eru-
Los restos de Sandra Camacho yacen en el panteón pertaba profunda admiración y sabía qu e el futuro le
municipal, donde,
dond e, ante la saturación de cadáveres, tuvo deparaba sólo cosas buenas.
que ser sepultada en posición transversal
transversal al resto de las La fiscal Claudia Cañizo mantuvo durante meses,
criptas, por donde transitan los deudos
deu dos para visitar a sus sin soltarlos un momento, los hilos de la investigación.
difuntos, entre el pie de una y la cabecera de otra. Hizo todo lo que debía hacer, lo que los años de expe-
“Sandra Camacho Aguilar -. El que te riencia acumulada le han enseñado para resolver un
hayas ido no signiica que nosotros te olvidemos por- caso que en la jerga policiaca es considerado de “alto
que parte de ti se queda con nosotros. Siempre te impacto” por lo inusual y el perfil de la víctima: una
recordaremos con el mismo amor. Recuerdo de tus niña de años cuyo cuerpo aparece descuartizado
padres, hermanos, familiares y amigos”
amigos”.. en botes de basura y jardineras.
Eso se lee en el retablo de su cruz blanca, debajo Prioritario sobre
s obre otros asuntos a su cargo, el de San-
de la cual han colocado un
u n arreglo floral, con giraso- dra debía ser resuelto obligadamente y no engrosar
les y globos plateados en forma de estrella. los expedientes sin culpables.
Un rehilete azul se mueve con el viento.
vi ento. Cuando Claudia Cañizo,
Cañiz o, una abogada egresada de
la Universidad del Valle de México, comenzó a
unir los fragmentos, algo la inquietó: el peril del
***
n año y un mes después del homicidio
homici dio de San-
autor del asesinato no correspondía al que cabía es-
perar de un feminicida.
Cañizo entrevistó a amigos del campeón de ísica,
ísica , a
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gan–Voy a cumplir
en el conYo
reclusorio. todas
voy las reglas que
a cumplir, mevoy
ya no pon-a
dar problemas –dice y pasea su mirada sobre peri-
tos, sicólogos y agentes del ministerio.
Javier parece en este momento el joven más frá-
gil y solitario del mundo.
Claudia Cañizo y el agente que la acompaña se
ven a los ojos y voltean hacia el techo del cuarto de
interrogatorios para evitar que se les escapen algunas
lágrimas.
***
on las nueve de la noche del de julio de
¿QUÉ HACER
CON EL CUERPO?
Salió del departamento
con las bolsas que contenían
el cuerpo de Sandra. Las va
dejando en botes de basura
y en las jardineras.
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quiso, pues estaba harto de los hospitales y él se acep- Les proporciona detalles y, lacónicamente, dice:
tó como es y ya, “con mi orejita mocha”–, pero no pa- “Ahí es cuando comenzó el inierno”.
rece afectarle particularmente ahora.
Antes sí ocurrió. A los ocho años padeció los peores
momentos de bullyng . Los niños a esa edad son crue-
les. Las burlas lo herían y lo dejaban lastimado. Por si
***
milio Gonzaga sigue trabajando en la cafetería
fuera poco, su profesora de tercer año de primaria
poco podía hacer para evitarlo. Aprendió a lidiar con E Finca Santa Veracruz. No pudo decir nada
cuando su cuñado le reveló que su amigo Car-
ello. los, al que se había encariñado en poco tiempo, en
Está cansado, pero dispuesto a seguir con el estudio, realidad se llamaba Javier Méndez Ovalle y era bus-
cosa que los peritos preieren hacer el día siguiente. cado por el asesinato y descuartizamiento de una
Y antes de que lo manden a dormir, Javier se dirige al joven de años.
añ os. Don José Bocanegra,
Bocanegra, el gerente del
sicólogo y le dice: lugar, se ha quedado afligido. Aún no lo puede creer.
–Yo quiero saber por qué lo hice. Los empleados de Liverpool se enteraron apenas
de la verdadera identidad del muchacho que hacía
Son las ocho de la mañana del día siguiente y Javier y más llevaderas las ventas de instrumentos musicales.
el sicólogo tienen por delante una larga jornada que Cuando lo supieron, se les descompuso el semblante.
incluirá la aplicación de nueve test de personalidad y Javier se encuentra en el Reclusorio Norte, en es-
una entrevista sicológica forense. pera de que el juez que lleva
l leva su proceso dicte senten-
Por qué tiene que escribirlo así de fuerte si yo ya dije lo qué pasó
Que lo pongan así me hace sentir que es algo cruel esas palabras
que dejan ver que lo que hice fue algo malo de una persona que
no soy yo que me desconozco en lo que hice No ponga así las
cosas
–¿Por qué estás aquí? –dispara, a quemarropa, el cia. Aunque uno nunca sabe, no hay manera de que
perito. este brillante joven conozca lo que Wystan Hugh Au-
–Estoy aquí por asesinar
asesinar a Sandra Camacho –res- den, el poeta británico, decía: “El asesinato es lo úni-
ponde, llana y directamente. En ese momento, se de- co que elimina a la persona que hiere, de modo que
tiene. Observa que el sicólogo escribe textualmente la sociedad debe ocupar el lugar de la víctima y exigir
su respuesta. en su nombre la expiración o conceder
con ceder el perdón”.
Ahora él pregunta: Javier no podrá ver a su hermano Tadeo en muchos
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–Por qué tiene que escribirlo así de fuerte si yo ya años. Tampoco es que quiera que lo vea en prisión.
prisión .
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dije lo qué pasó. Que lo pongan así me hace sentir que Aunque quizá, como ya lo ha hecho en varias oca-
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es algo cruel, esas palabras que dejan ver que lo que siones con otras personas, le gustaría que lo escucha-
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hice fue algo malo, de una persona que no soy yo, que ra, le gustaría decirle al oído una de las frases de la
B me desconozco en lo que hice. No ponga así las cosas. canción Brain Damage
Damag e, de Pink Floyd:
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I –Si se ponen así es porque tú las mencionaste así y, “Hay alguien en mi cabeza, pero no n o soy yo”.
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además, se debe saber tu versión de los hechos –repli-
S ca el sicólogo y Javier prosigue.
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Javier cuenta los detalles de cómo conoció
conoci ó a Sandra.
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| De su cita
parque, deenloselbesos,
metro,dede
laslainsinuaciones,
ida al cine, deldepaseo por Este
la forma reportaje
reportaj e eess un texto periodístic
periodí sticoo de no icc
-odos los hechos descritos es tán basados en entr
icción.
ión. T-
entrevistas
evistas y
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Q en que la sedujo,
s edujo, de la forma en qué se abrazaron, del relatos de los protagonistas, expedientes judiciales, la
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E tiempo que estuvieron juntos y de cuando volvieron evaluación sicológica, correos c orreos electrón
electrónicos
icos y mensajes de
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E vestidos a la sala de su departamento. Les cuenta más. celular.
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