Está en la página 1de 18

POR QUÉ MI NIÑO

NO COME
Y QUÉ
PUEDO HACER
SOBRE MI

COMUNIDAD
TANIA CLEMENTE
PRIVADA
¡Hola! Mi nombre es Tania Clemente y ayudo a familias a
PUEDES ACCEDER DE FORMA
COMPLETAMENTE GRATUITA A MI encontrar un estilo de alimentación que se adapte a
COMUNIDAD PRIVADA POR EMAIL ellos y que les permita disfrutar de la comida sana de
DONDE, A DIARIO, ENVÍO INFORMACIÓN una forma sencilla y divertida.
SOBRE SALUD, VÍDEOS, RECURSOS Y
MENÚS.
Dietista familiar, especializada en alimentación infantil,
TAMBIÉN INTENTO QUE NOS RIAMOS UN alimentación complementaria y en el cambio de hábitos
RATO PORQUE, HONESTAMENTE, LA
COMIDA SANA NO PUEDE SER UN desde el autoconocimiento y el respeto hacia nuestro
AMARGUE. cuerpo.

ENTRA Y DESCUBRE MÁS EN:


Mi pasión es la salud y mi objetivo la prevención desde
WWW.TANIACLEMENTE.COM la primera infancia.

Puedes obtener más información en mi web y redes


sociales
¿POR QUÉ NO LO CONSIGO?

Te voy a explicar porque la mayoría de las personas no consiguen que sus hijos
coman bien, y de verdad, espero que no te lo tomes a pecho ni te siente mal...

Allá voy...

Vivimos en un mundo simplista. Tal cual.

Hemos llegado a tal capacidad de desarrollo, tenemos tantas cosas entre manos
siempre, y tan poco tiempo para hacerlas...

Queremos hacer más y más y más.

Más trabajo, más hobbies, más vida social, más deporte, más tiempo en redes....

.....Que no tenemos tiempo para todo.

Y sin embargo, tenemos problemas y queremos solucionarlos.

Pero como no tenemos tiempo, queremos recursos fáciles, rápidos.

.
No podemos
buscar
soluciones
rápidas para
problemas
complejos

Tengo un problema y lo quiero solucionar ya.

Además, no puedo calentarme mucho la cabeza porque el mundo me exige


demasiado, así que se nos insta a simplificar los problemas.

Simplificar nos lleva a buscar soluciones rápidas, con mensajes simples y en


ocasiones binarios.

Imagina un cerebro, lleno de conexiones neuronales. Este cerebro está dividido en


muchas áreas y regiones.

Cada una de esas áreas recoge información del medio interno (nuestro propio
cuerpo) o del medio externo (todo el ambiente con el que interaccionamos).

Hay partes del cerebro que son mas antiguas, primitivas, primarias...Más instintivas.

Hay otras partes que se han desarrollado hace menos tiempo y son más ejecutivas,
lógicas, de toma de decisiones.

El cerebro, en general, es el encargado de ejecutar conductas a través de toda esta


complejísima red.
Toooodo este trabajo que realiza el cerebro está afectado por el perfil nutricional, a
través de numerosos mecanismos: mecanismos neurotróficos, factores que modulan
la inflamación, modulando las hormonas, produciendo cambios epigenéticos, estrés
oxidativo....

Tu cerebro también está afectado por el medio externo: Tipo de educación, ambiente
en el que vivo, muestras de cariño que recibo, dificultades que paso en la vida,
opiniones de los demás....

Todo lo mencionado va creando una serie de aprendizajes que nuestro cerebro


memoriza y perfecciona creando lo que conocemos como hábitos.
SIMPLIFICANDO

Entonces, simplificando un poco, para no extendernos:

1. Todo lo que tu hijo come afecta a la regulación de su cerebro.


2. Las decisiones que tomamos en la vida no son simples ni conscientes, sino que es
una respuesta de nuestro cerebro a toda una complejísima recogida de
información externa e interna.
3. Las decisiones que tomamos sobre alimentación están influenciadas por toda
esta red neuronal.

¿Entiendes por qué los mensajes simplistas del tipo: azúcar bueno vs azúcar malo, no
son suficientes para que las personas tomemos decisiones adecuadas sobre
alimentación saludable?

Bien, ahora que hemos tomado nota de la complejidad y


sabemos que los mensajes binarios no nos ayudan, vamos a
ver algunos de las circunstancias que pueden estar afectando a
la alimentación de tus hijos:

.
1. SU CAPACIDAD DE
AUTORREGULACIÓN
ENERGÉTICA HA
SIDO DAÑADA.

Todos los seres humanos nacemos con esta capacidad intrínseca de autorregulación
energética.

Es decir,

Todos tenemos la capacidad de saber cuando necesitamos ingerir energía (comer)


para satisfacer nuestras necesidades (caminar, correr, hablar, pensar, moverse en
general...).

Se trata de un mecanismo primario de supervivencia:

- Cuando necesitas energía (necesitas comer) sientes hambre.

- Cuando no necesitas más energía sientes saciedad (ya no tienes hambre o no te


apetece comer).

Es un mecanismo simple, pero perfecto.

No necesitamos más para sentirnos bien alimentados (bueno, necesitamos la


comida, claro :).
Este mecanismo se puede perder de diferentes maneras y en general, todos los
adultos, por el tipo de sociedad en el que vivimos, lo hemos perdido.

Se puede perder cuando te lo saltas continuamente: No haces caso a tus señales de


saciedad y comes por encima de tus necesidades.

Esto es muy común hoy en día debido a la cultura en la que vivimos (todo se
celebra con comida y todos nuestros actos sociales son alrededor de comida) y por
el tipo de alimentos que consumimos (alimentos procesados o ultra procesados,
deliciosos, que nos invitan a comer más aunque no tengamos hambre).

Otro circunstancia que puede dañarlo es que nos alienten u obliguen a comer más:
Cuando incentivamos a nuestros pequeños con premios o con nuestro cariño y
entusiasmo porque están comiendo, los motivamos a comer por encima de sus
necesidades.

También sucede cuando no prestamos atención plena a la comida e ingerimos


alimentos de forma distraída: Mientras juegan en el parque, mientras ven la tele o el
móvil, mientras vamos andando...
2. TUS
EXPECTATIVAS
SON
DEMASIADO
ALTAS

Como te he comentado anteriormente nuestro cerebro es complejo y las decisiones


que tomamos están influenciadas por todas nuestras vivencias.

Y una cosa que nuestra generación (la tuya y la mía, la de las mamás actuales) ha
vivido, es la de la industria alimentaria en pleno auge, los intereses económicos, la
mala ciencia y el sensacionalismo.

Estudios mal diseñados publicados de una forma sensacionalista a través de la


prensa con el único interés de ganar dinero y no de servir a las personas.

Intereses económicos y mucha campaña publicitaria para hacernos pensar que "no
podemos vivir sin tal alimento", "que nuestros hijos van a tener problemas óseos si
no consumen el suficiente calcio", "que necesitamos hacer 5 comidas al día con x
cantidad de cereales", "que los niños necesitan tantos gramos de comida al día para
poder rendir"......

Vamos, que nos han dicho todo lo que les interesa, hasta que han conseguido
grabarnos a fuego que hay unas reglas estrictas que rigen la alimentación infantil.

Y mira por donde, no es así.


Nuestros hijos no son robots, son seres humanos.

Entonces, es posible, que lleves tanto tiempo escuchando este tipo de cosas que te
he comentado arriba, que pienses que "tú sabes lo que tu hijo necesita".

Pero la realidad es, que sólo tu hijo sabe qué cantidad de comida necesita en cada
momento.

No hay estudio que te pueda decir eso.

Y desde luego, no hay empresa ni industria que te pueda decir eso.

Te invito a que confíes en las capacidades de tus peques y no tengas


expectativas.
3. SU PERCEPCIÓN
DEL SABOR ESTÁ
TOTALMENTE
ALTERADA

Seamos claros, la industria alimentaria invierte millones en estudiar estímulos que


nos hagan comer más productos.
En los alimentos que comercializan hay una mayor presencia de aditivos que
aumentan los estímulos sensoriales, visuales, gustativos y olfativos, como
edulcorantes, colorantes, aromatizantes, potenciadores del sabor, etc...

Puede que sean "seguros", en el sentido de que no van a provocar toxicidad, pero no
son recomendables para mantener nuestra salud.

Imagina una fresa, por poner un ejemplo.

El sabor de una fresa.

Ahora piensa en el sabor de un yogur con trocitos de fresa o compota de fresa


casera.

Ahora piensa en un yogur de fresa.

Ahora piensa en un yogur de fresa edulcorado o azucarado.

Ahora piensa en un pettit suisse.


¿Me sigues?

Cada vez es un sabor más trabajado, y a la vez, más alejado del natural.

Siempre puedes potenciar el sabor de cualquier alimento más y más y más.

Y una vez que tu paladar está acostumbrado a sabores más potentes, deja de sentir
afinidad por sabores más naturales.

Es posible que tu peque deje de percibir una fresa como dulce, porque está
acostumbrado al sabor del petit suisse, por poner un ejemplo.

.
4. LAS SEÑALES

AMBIENTALES SON

DEMASIADO ALTAS

La cantidad de estímulos a los que nuestros hijos están expuestos en su día a día es
inmensa.

El neuromarketing consiste en aplicar técnicas de neurociencias en el ámbito de las


ventas y el mercado de consumo.

Y nuestro cerebro no es, para nada, inmune a ellas.

Encontramos publicidad explícita en la televisión, pero es que además encontramos


publicidad encubierta de muchas maneras que ni llegamos a imaginar.

Personajes y personas a las que nuestros hijos admiran publicitando determinados


productos, publicidad por emplazamiento, campañas dirigidas a las emociones
(miedo, deseo, estatus, libertad.....)

Envases cada vez de mayor tamaño, colores estratégicamente pensados...

Tiendas de comestibles en cada esquina, pasillos estratégicamente pensados en los


supermercados, productos colocados a la altura adecuada..

Como te decía, nuestras decisiones, están influenciadas por numerosos inputs


externos.
5. NO SE SIENTE

MOTIVADO HACIA

LA COMIDA SANA

La alimentación es un instinto primario y como tal, es imprescindible para nuestra


supervivencia.

Nuestro cerebro, por tanto, nos incentiva a alimentarnos.

Nos incentiva con placer. Al comer, sentimos placer y así se fomenta un aprendizaje.

De esta forma, el cerebro se asegura de que siempre vamos a tener interés por
buscar comida (como decía, un mecanismo de supervivencia).

El problema es, que el mundo en el que vivimos ha evolucionado en unos cuantos


siglos a un ritmo infinitamente más rápido que nuestro cerebro.

Es decir, nuestro cerebro básicamente piensa que sigue viviendo en el paleolítico,


donde teníamos escasez de alimentos.

Por lo tanto, nos sigue incentivando a buscar comida continuamente, y cuanto más
calórica mejor.
Sin embargo, a día de hoy, no sólo no tenemos escasez de alimentos, sino que
tenemos exceso de alimentos.

Estamos rodeados de comida y de estímulos que nos incentivan a comer.

Vivimos en una trampa constante.

Si tu hijo tiene acceso a todo tipo de alimentos y productos continuamente,


lógicamente, no va a sentirse motivado a comer una hoja de lechuga.

Porque siempre tiene la opción de comer algo que le genera más placer, y el ser
humano, intenta no hacer nada que no le reporte placer.

Tenemos estudios en los que se demuestra claramente que la comida nos


proporciona más placer cuando tenemos un estado de necesidad, es decir, cuando
comemos con hambre.

Pero nuestros hijos nunca tienen hambre, porque están sobrealimentados. Comen un
mínimo de 5 veces al día, a veces más, y cuando llega la hora de la comida, se
pueden permitir el lujo de no comer algo que no les proporciona placer, porque
saben que van a tener comida un rato después.
¿Y QUÉ PODEMOS HACER?

¡La gran pregunta!

Hay muchas cosas que podemos hacer para mejorar la alimentación de nuestros
hijos, y por supuesto, algunas conllevan más complejidad que otras, pero sin
duda.....

Todas conllevan esfuerzos importantes de nuestra parte.

Repasemos algunas cosas en las que podemos trabajar:

1 - No tener expectativas sobre cuanta comida necesita tu hijo.

Tú no lo sabes, yo no lo se, sólo tu hijo puede saberlo. Respeta sus decisiones.

2 - Intentar no alterar su capacidad de autorregulación energética

.
Es decir, no obligarle ni incentivarle a comer por encima de sus necesidades, no
ofrecerle productos procesados, no entretenerle mientras come.

3 - Ofrecerle alimentos en su formato más natural posible para evitar alterar su


percepción del sabor.

4 - Evitar la publicidad y marketing en la medida de lo posible.

Está claro que hay muchas cosas que no están en nuestra mano, pero también
podemos hacer mucho más de lo que pensamos.

5 - Dejarle sentir hambre.

El hambre no es mala. No morimos de hambre en las sociedades desarrolladas.

No pasa nada si tu hijo llega a la hora de la cena sin haber tomado nada para
merendar (llegará con hambre y el plato de verduras que le pongas le provocará
más placer).

Tampoco pasa nada si tu hijo se quiere levantar de la mesa sin comer el plato, no
es necesario que le ofrezcas otras cosas, no va a morir de hambre.

Permítele sentir hambre para que su motivación sea aplacarla con alimentos
saludables.

.
Y POR FAVOR....

DISFRUTA.

La alimentación no es sólo nutrirnos. Es placer. Es compartir. Es


disfrutar. Es enseñar.

Puedes vivir momentos maravillosos con tus hijos alrededor de


la mesa.
No dejes que las comidas se conviertan en una guerra.

Gracias por llegar hasta aquí y espero que me sigas


acompañando en la comunidad a través del correo electrónico,
donde cada día intento compartir una pequeña reflexión que os
ayude a mejorar la alimentación en casa.

Un abrazo fuerte.

Tania

También podría gustarte