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5 NUTRIMITOS

ORRAJIUG AERDNA - ELBADULAS BULC

A DESMENTIR

Texto proporcionado por Carlota,


nutricionista del Club Saludable
En la newsletter de este mes toca hablar de un tema clásico, pero que parece
todavía asaltar muchas dudas entre aquellas personas interesadas en temas
relacionados con la nutrición y la alimentación: los mitos.

¿Y por qué utilizamos este término? Simple: porque no son verdades


evidenciadas por la ciencia, sino creencias populares que se han extendido por
diferentes motivos.    Recordemos siempre los intereses que puede haber detrás
de cada afirmación, ya sea para ganar más dinero, conseguir más likes,
aprovecharse de la desesperación de las personas, fingir saber más de lo que se
sabe en realidad...Son muchas las razones por las cuales un pseudocientífico o
cualquier persona sin la formación adecuada podría empezar a soltar sus
verdades absolutas y engañar a los demás. Cuidado. Aprendamos a ser críticos y
a filtrar y verificar la información que nos llega.   

La nutrición es un tema complejo, amplio y en constante evolución. Cada día


que pasa salen nuevos estudios desmintiendo otros más antiguos, lo cual nos
genera a la vez muchísima confusión. Por suerte, hay ya algunos temas que han
sido estudiados en profundidad y que a día de hoy podemos decir que estamos
seguros de su veracidad. 

Te presento a continuación algunas frases que seguramente hayas escuchado


alguna vez para, por fin, aclarar qué hay detrás de cada idea:
1. Después de comidas copiosas o de épocas de

sobrealimentación, es conveniente hacer un

DETOX.
Hay pocos conceptos que, como nutricionista, me enfaden más que la palabra
“DETOX”. No existen alimentos que te ayuden a eliminar toxinas. Ningún
alimento per sé tiene cualidades “detoxificantes”. Los únicos elementos capaces
de desintoxicar tu cuerpo son los órganos encargados de ello: el hígado y los
riñones. Y con “desintoxicar” no hablamos de eliminar toxinas, sino de
metabolizar los nutrientes, que consiste en realidad en transformarlos para que
el cuerpo utilice las partes que necesita y deseche las que no.  

Además de que es una idea errónea que no funciona para tal fin, hacer una
semana “detox” siguiendo las indicaciones de según qué gurús alimentarios, es
considerablemente peligroso, por no hablar de hacerlo durante mayores
periodos de tiempo.

A menudo hacer dietas detox se asocia al consumo exclusivo de ciertos


alimentos, normalmente licuados de frutas y verduras. Esto no solo trae una
enorme cantidad de carencias nutricionales (ya que no estaríamos consumiendo
proteínas, ni grasas saludables ni una gran variedad de vitaminas y minerales
que necesitamos), sino que, paradójicamente, sobrecargamos precisamente
aquellos órganos que de verdad sí que nos ayudan a desintoxicar el cuerpo.

Con estas dietas a base de zumos detox, consumimos un exceso de líquidos y


electrolitos que el cuerpo no está acostumbrado a metabolizar. Aparece la
sobrecarga hepática y renal que, sostenida en el tiempo, podría resultar en un
daño irreversible.
A corto plazo se generan síncopes (desmayos), hipoglucemias, taquicardias,
depresión y, por supuesto, una relación con la comida cada vez más tormentosa
por el concepto que vamos adquiriendo de ella y por empezar a clasificar los
alimentos como “prohibidos e insanos” y “permitidos o saludables”.  

Conclusión: cuida tu hígado y tus riñones comiendo equilibrado y variado, sin


excluir ningún nutriente esencial.

2. La fruta siempre después de la comida porque si

no, fermenta en el estómago

Esta es fácil: NO. Come fruta, cuando quieras, pero come fruta. De verdad que no
sé de dónde ha salido la preocupación de si es mejor comerse la fruta antes o
después de comer. Ni fermenta, ni tiene importancia. Su contenido en nutrientes
es muy similar al de las verduras frescas, y no veo a la gente empeñada en saber
si la ensalada es mejor dejarla para el postre...
3. La soja es perjudicial.
La soja ni es la panacea ni es peligrosa. Se estuvo hablando mucho de que la soja
tiene efecto estrogénico (afecta a las hormonas) por su contenido en isoflavonas,
que son fitoestrógenos de origen vegetal.

Lo cierto es que todo este revuelo surgió de un estudio (del siglo pasado, todo
sea dicho) que se hizo en el cual se propició unas altas dosis de isoflavonas
concentradas a un grupo de ratones de laboratorio, que acabaron por desarrollar
cáncer de mama.  Este es uno de los temas controvertidos que se discutirán
hasta el fin de los tiempos. Las dosis de isoflavonas que se ofrecieron a los
ratones eran tan elevadas que jamás alguien que consuma soja de forma
habitual y proveniente de fuentes naturales (es decir, soja en formato tofu,
tempeh, soja texturizada, bebida de soja, etc., y NO en suplementos de
isoflavonas de soja concentrada) podría alcanzar a consumirlas.   

Encima, sí que hay bastantes estudios que confirman los beneficios de consumir
soja para paliar los síntomas de la menopausia, también otros que corroboran
que la soja es una excelente fuente de proteínas completas, colina, ácidos grasos
esenciales y fibra, así como otros que incluso llegan a afirmar que la soja puede
ayudar a prevenir la aparición de diferentes tipos de cáncer, no solo por las
propias cualidades de la misma, sino porque su consumo podría desplazar la
ingesta de otros alimentos pro-cancerígenos (como, por ejemplo, las carnes
procesadas).  

Sí que es cierto que en algunos casos particulares hay que ser cautos. Con
problemas de tiroides hay que controlar su consumo en el caso de los niños y
moderarlo en adultos correctamente tratados. Hay que vigilar también que no
haya intolerancia a la soja. De resto, podríamos consumir soja a diario sin ningún
tipo de problema.

Y no, la soja que consumes NO está genéticamente modificada (y el tema de los


GMO lo dejamos para otra newsletter!)
4. El limón con agua tibia en ayunas es quema grasas

y los productos light adelgazan.

Junto dos mitos en uno porque hacen referencia a una misma idea: que lo
importante es adelgazar, “quemar grasas” y no importa de qué forma lo
logremos. Pues ni es verdad (hay salud en todas las tallas), y encima la forma
que tengamos de mejorar la composición corporal (que NO “adelgazar”) SÍ
importa.   

El limón con agua tibia en ayunas por las mañanas puede sentarte bien, puede
que te guste el sabor, puede que sea una forma estratégica de beber más
agua...pero no quema las grasas. Y, de hecho, si te pasas y consumes agua con
limón de forma sistemática y concentrada todos los días, podrías dañar el
esmalte dental debido a la acidez (como ocurriría también al fumar o al beber
cocacola).  

Los productos “light” por otra parte, no son más que la versión acalórica, sin
azúcar, sin grasa o sin lo que sea que normalmente encontramos en productos
altamente procesados y totalmente innecesarios para el organismo. Véase:
queso light, refrescos light, yogur sin azúcar (pero con mucho edulcorante),
yogur sin grasa (pero con mucho azúcar), aguacates light (en serio???)...

Al final todo es una estrategia de marketing. Recuerda que para que un


producto sea light le retiran ciertos elementos (azúcar o grasas por lo general),
lo cual hace que el alimento pierda sabor y palatabilidad. Esto significa que,
para que ese producto pueda venderse, deben sustituir las sustancias que han
retirado por otras que simulen el sabor deseado.

Normalmente estas sustancias son edulcorantes artificiales y aditivos


alimentarios para lograr texturas y consistencias. Y lo que se ha demostrado al
final es que las personas que compran productos light pretendiendo adelgazar
al final acaban consumiendo más cantidad de la que deberían y finalmente
acaban engordando más por la creencia de que como es light, “todo vale”.  

Come comida real, materia prima e integral de calidad (lácteos enteros si los
consumes, cereales integrales, frutos secos con su grasa original...), productos
que no necesiten ser transformados en “light”.
5. El desayuno es la comida más importante del día.

Acabamos con uno de mis mitos favoritos: el de las cinco comidas. No está
demostrado que comer cinco veces al día sea más saludable, sirva para mejorar
la composición corporal o nos mantenga más saciados a lo largo del día. Mucho
menos que dicha afirmación sea aplicable a todas las personas.  

Sí, es cierto que en algunos casos dividir las ingestas en menor cantidad y mayor
frecuencia ayuda, especialmente en aquellas personas con tendencia a picar
entre horas. Sin embargo, también ocurre que existen personas que se obligan a
desayunar cuando no tienen por qué.

Podría ser beneficioso realizar un ayuno intermitente siguiendo las sensaciones


de hambre y saciedad. Hace tiempo que el ser humano está bastante
desconectado de estas sensaciones, y ahora es buen momento, en el cual
comenzamos a tomar verdadera consciencia de lo que significa alimentarse y
nutrirse, para volver a sentir lo que es el hambre real y la saciedad.   

De nuevo sucede que hay intereses de la industria alimentaria tras el fomento


del desayuno como comida obligatoria y la imposición de que, encima, un
desayuno ideal tiene dos posibles fórmulas invariables (al menos en España):  
Café con leche, tostadas y zumo.
 Leche con cereales de desayuno.

No, los lácteos no son necesarios. No, un zumo de fruta comercial (con o sin todo
su azúcar añadido) nunca será comparable a una fruta entera. No, los cereales de
desayuno no cuentan como ración de cereales (tienen muchísimo azúcar y no
proporcionan los micronutrientes y la fibra presente en los integrales).

¿Y si te dijera que desayunar lentejas, porridge de avena, tostadas de aguacate,


huevos, sopa de miso (como hacen en japón), pescado o nada, es igual de válido?
Entrena tus sensaciones, escucha a tu cuerpo y dale lo TÚ crees que necesita, no
lo que desde fuera te dicen que necesita.

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