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Voces: DERECHO COMERCIAL PARTE GENERAL-DERECHO COMPARADO

Título: El Código de Comercio Francés (I)

Autor: Anaya, Jaime Luis

Fecha: 1-feb-2001

Cita: MJ-DOC-1650-AR | MJD1650

Producto: MJ

Sumario:

I. LAS VICISITUDES DEL CÓDIGO DE 1807. - II. LA DESCODIFICACIÓN. - III. LA


RECONSTRUCCIÓN. A) LA PRIMERA TENTATIVA. B) LOS OBSTÁCULOS. C) LAS
ETAPAS DE LA NUEVA CODIFICACIÓN. - IV. EL MÉTODO. A) LOS ANTECEDENTES. B)
LA APLICACIÓN DEL DERECHO CONSTANTE EN FRANCIA. C) OTRAS APLICACIONES
DEL MÉTODO.

Las vicisitudes del Código de l807

La codificación del derecho privado conoció tres grandes modelos integrados por las
realizaciones francesa[1], alemana[2] y suiza[3]. Pero a partir de la segunda postguerra
mundial, Francia introdujo un nuevo modelo de codificación en derecho constante, que es
abarcativo tanto del derecho privado como del público y que culminó en el 2000, año en el que
fue sancionado el nuevo Código de Comercio francés.

El modelo francés de 1807 tuvo una gran difusión, impulsado por las bayonetas de Napoleón y
los influjos ideológicos de la revolución burguesa. Pero la consistencia de sus obras fue dispar.
El Código Civil gozó del bien ganado prestigio de su impecable estilo y tradujo adecuadamente
la realización de un ordenamiento racional para organizar el derecho según la concepción
legislativa del iluminismo que privilegiaba la abstracción, el razonamiento lógico-deductivo y el
método matemático. En línea con la escuela del derecho natural y de gentes (en la vertiente
racionalista germano-holandesa) y con ciertos toques de la moral jansenista[4], respondía a la
convicción de un derecho construido con rigor científico, ajustado a la moral natural y dotado
de validez universal e inmutable[5].

La diferencia que distanció de estas características al ordenamiento mercantil de 1807 fue


profunda. Se lo censuró por haber quedado en el pasado, por ser una legislación para el tráfico
de los tenderos, carente de una visión actualizada de la economía, lacunosa, restrictiva,
dependiente del derecho civil[6]. Se ha conjeturado su origen como un recurso de los
comerciantes empeñados en salvar la jurisdicción de sus tribunales. Y una crítica más
sustantiva pone en tela de juicio la posibilidad de realizar una codificación en el sentido que le
atribuyó el pensamiento de las Lumieres, en razón de su movilidad y de sus fuentes.Por este
motivo no ha faltado quien conjeture que este código debe su existencia al espíritu cartesiano
de simetría que, frente al ordenamiento del derecho civil codificado, entendió que correspondía
codificar también el derecho mercantil.

II

La descodificación

Al margen de los aciertos que puedan atribuirse a las críticas levantadas contra esta
codificación, debe tenerse presente que el marco de su legislación quedó delimitado por dos
reglas del Código Civil que son relevantes para su interpretación y su integración. La primera
se encuentra en el art. 1107 y establece que las reglas particulares a las transacciones
comerciales son establecidas por las leyes relativas al comercio. Esta es la base normativa en
la que se sustenta la prioridad de la legislación especial en materia de contratos y obligaciones
convencionales, a despecho de las escasas reglas que el Código Mercantil contiene a tal
respecto. La segunda corresponde al texto original del art. 1873 que integra el Título Del
contrato de sociedad, en el que se establece que las disposiciones del presente título no se
aplican a las sociedades de comercio sino en los puntos que no contradicen a las leyes y los
usos del comercio. Sobre este fundamento se sostiene que la costumbre comercial puede
derogar la ley civil, aun a la imperativa; en cambio no puede desplazar a la ley comercial[7].

Presidido por el descripto orden de prelación se fue generando el crecimiento del derecho
comercial, con protagonismo de regímenes contractuales de fuente consuetudinaria o legal,
complementaria o modificatoria del Código. Una multitud de leyes fueron cubriendo nuevos
campos del derecho comercial al margen del Código; otras lo erosionaron directamente
derogando sus disposiciones. Fue así que la disciplina de las sociedades quedó desplazada del
Libro I y pasó a ser el objeto de legislaciones específicas ya desde el siglo XIX. El Libro II
relativo al comercio marítimo fue abrogado y sustituido por diversos textos no codificados, con
excepción del art. 433 relativo a las prescripciones.El Libro III que legislaba las falencias y
bancarrotas fue abrogado y reemplazado por sucesivos ordenamientos sobre procedimientos
colectivos, los últimos de l984 y l985. Y el IV y último de los libros del Código de 1807,
dedicado a la jurisdicción comercial sólo conservó un puñado de reglas sobre la competencia
de los tribunales de comercio, entre los cuales se encuentran los que enuncian los actos de
comercio que fueron origen de las sistematizaciones del derecho comercial sobre la base de
los actos objetivos y sentaron su señorío en el siglo XIX.

Como resultado de este proceso sólo subsistieron 159 de los 648 artículos que integraron el
texto de 1807, de los cuales 33 conservaron su redacción original. Se suma a este deterioro el
crecimiento del derecho comercial a través de la abundante legislación que cubrió o reelaboró
la materia al margen del Código, por lo que la pérdida de su centralidad fue un dato notorio de
la realidad que algunos tuvieron por irreversible. A ello contribuyó la tarea del legislador que sin
ceñirse a ningún método ni plan fue incursionando sin orden ni concierto en la disciplina de las
más diversas actividades, tarea que muchas veces efectuó por aproximaciones sucesivas a la
misma cuestión, incurriendo en superposición de textos y destruyendo el cuadro formal del
Código[8].

III

La reconstrucción

a) La primera tentativa

En la segunda postguerra Francia realizó una importante tarea destinada a la revisión


legislativa. Para el derecho civil se designó una comisión presidida por Julliot de la Morandière.
Para el comercial fue creada el 24 de junio de 1947 la Comisión de reforma del Código de
Comercio y del derecho de sociedades que presidió Jean Escarra y a su fallecimiento André
Amiaud. Ninguno de los dos objetos fijados llegó a cumplirse. En lo que se refiere a la
codificación el informe que se elaboró fue evasivo y, antes que respuestas, planteó
interrogantes o reservas.Argumentaba con el carácter demasiado evolutivo y móvil de la
materia como óbice sustantivo para la codificación mercantil, a lo que sumaba la incertidumbre
sobre la estructura misma que debía seguirse en la tarea de codificar, en el supuesto que se
decidiese emprenderla. A este respecto planteaba diversas posibilidades como la abierta por la
opción entre unificar el derecho privado o mantener la autonomía legislativa del derecho
comercial; o la que se configura entre la codificación unitaria de la totalidad del derecho
comercial y la codificación fragmentaria de distintos sectores de la actividad económica que
componen la materia[9] y aun la relativa a una codificación ceñida escuetamente a los grandes
principios o una codificación reglamentarista[10].
Pese a que la Comisión de l947 no alcanzó a cumplir sus cometidos, realizó una importante
tarea preparatoria de algunas reformas como las relativas al Registro de Comercio[11] y a la
legislación societaria, tarea esta última que desde 1959 quedó a cargo de la comisión presidida
por el diputado Pleven y condujo en 1962 a la presentación de un proyecto de Código de
Sociedades autónomo[12]. Fue éste, a su vez, la base de un proyecto de ley de sociedades
preparado por una comisión constituida en la Cancillería, presidida por el Guardasellos Foyer,
que eliminó todas las normas del anterior proyecto que consideró de carácter reglamentario.
Presentado el nuevo texto a la Asamblea Nacional en 1964 fue promulgado el 24 de julio de
1966[13].

b) Los obstáculos

De las dificultades expuestas por la Comisión de l947, no tuvo demasiada gravitación la relativa
a la unificación del derecho privado.Como autorizadamente se ha enseñado, a pesar de los
esfuerzos de algunos juristas partidarios de la fusión del derecho civil y del derecho comercial,
la dualidad tradicional se mantuvo en la legislación y en los hábitos de los comerciantes,
aduciéndose que carece de utilidad y que incluso puede ser perjudicial extender a los
particulares reglas nacidas para responder a situaciones propias del ámbito mercantil[14]. Es
probable que en esta convicción haya gravitado la inexistencia de regímenes legales duplicados
en lo concerniente a las obligaciones y contratos. Lo cierto es que la unificación no ganó
espacios significativos en el derecho francés[15].

Con relación a las incógnitas que la Comisión adujo en lo concerniente a la sistematización, el


derecho francés las ha removido incorporando soluciones intermedias. Por una parte, la
implementación de un régimen legislativo en derecho constante permite realizar una
recopilación y reordenamiento de materias dispersas mediante procedimientos ágiles. Por otra,
se han mantenido los códigos troncales de la tradición napoleónica, pero se los acompaña con
una buena cantidad de códigos menores por sectores de materias que habían sido ajenas a
este tipo de ordenamientos. Finalmente, con arreglo a disposiciones constitucionales los
códigos se componen con una parte legislativa cuya sanción compete al Parlamento y otra
parte reglamentaria que incumbe al Gobierno, lo cual da una respuesta acerca de la
consistencia que se reserva a las respectivas disciplinas.

Los lineamientos expuestos acerca de esta codificación de nuevo cuño parecen asumir las
advertencias que la doctrina ha venido efectuando acerca del agotamiento de los modelos
filiados en la concepción iluminista. Baste recordar la convicción que difundiera KARL
LARENZ acerca de que la época de las grandes codificaciones ha quedado atrás, afirmación
que parece válida especialmente para el derecho comercial.A este respecto decía el ilustrado
BARRERA GRAF que si bien aún se habla de Código (se estaba refiriendo a un proyecto
mexicano) el contenido no corresponde al concepto tradicional de esta figura, a lo menos en
nuestro siste ma continental europeo. Frente a la vastedad y movilidad de la materia, agregaba,
cualquier Código, por una parte resultaría estrecho e insuficiente, y por otra, estaría sujeto a
constantes modificaciones que irían en contra del concepto de permanencia, de plenitud[16].
Es entonces posible que haya en la sistematización francesa una respuesta a la
descodificación que BARRERA GRAF tuvo por inevitable, como asimismo la han tenido IRTI y
SACCO, aproximándose a la salida postulada por SIMON FRÉDÉRICQ cuando se pronunció a
favor de una fragmentación de los códigos[17].

Presenta también un gran interés el orden puesto en el derecho francés para deslindar las
competencias en las iniciativas de la legislación, dado que es otro de los factores cuya
indefinición, a veces anárquica, concurre a la inseguridad jurídica que suele acompañar a la
descodificación. La falta de unidad y de continuidad en la elaboración de las reglas de derecho,
la pluralidad de injerencias en las tareas, las iniciativas oriundas de circunstanciales
ocurrencias, las inspiraciones ocasionales, se encuentran muchas veces en la génesis de una
ley. En Francia se ha denunciado enérgicamente el desorden ocasionado en el derecho
privado por las iniciativas legislativas que se formulan desde ámbitos ajenos al Ministerio de
Justicia. Con palabras que muy bien resultan aplicables a lo que sucede en nuestro medio, se
censuró que, con demasiada frecuencia, textos importantes surgían al margen de su órbita,
especialmente en materias de derecho comercial.So color de protección al ahorro o de su
orientación, de mejoras en técnicas de financiamiento, de control de la concentración
económica y de defensa de la concurrencia, de protección del consumidor, de mejoras en los
circuitos de distribución, de ayuda al comercio y al artesanado, de soluciones para empresas
en dificultades, de disponibilidad del crédito, de estímulos a la exportación o de toda otra
justificación con finalidad económica o socio-profesional, diversos ministerios se reservan
elaborar proyectos de ley, textos reglamentarios, circulares que modifican, a veces
profundamente, nociones de derecho privado. Y de una manera particularizada se denuncia
que la propensión del Ministerio de Finanzas de arrogarse el señorío del derecho de
sociedades y del derecho de los procedimientos colectivos parece cada vez más fuerte [18]. A
esta descripción tan acorde con lo que acontece en nuestro medio, podría agregarse la
deformación que han padecido las normas mercantiles en la Argentina, por obra de la
legislación tributaria, laboral y previsional y en ocasiones por distorsivas interpretaciones
judiciales.

A través de un largo proceso el derecho francés reordenó su legislación y puso en marcha un


nuevo modelo de codificación que, en buena medida, con alcances más limitados pero con
mayor realismo, permite remover los obstáculos que plantea su realización en materia
mercantil.

c) Las etapas de la nueva codificación

A poco de constituida la Comisión Escarra, el Gobierno fue autorizado en 1948 a realizar la


codificación por decreto aplicando el método de derecho constante, creándose una Comisión
Superior para ejecutarla.El propósito perseguido fue realizar una consolidación sistematizando
el derecho vigente en cuerpos orgánicos, sin introducir otras modificaciones que las
meramente formales, aunque ceñida a los principios de una codificación completa, formal y
permanente[19]. En cumplimiento de este cometido se efectuó una fecunda tarea que dio
origen a una cuarentena de códigos en los dominios más variados[20], que por ser obra
cumplida en el marco de la administración se la conoció como la codificación
administrativa[21].

Esta técnica legislativa encontró continuidad en la Constitución de l958 ya que su art. 38


faculta al Gobierno para que, previa autorización del Parlamento por un tiempo limitado,
ejecute mediante ordenanzas (equivalentes a los decretos leyes del derecho anterior) medidas
correspondientes a la competencia legislativa de éste. El texto constitucional deslindó en el art.
34 las leyes reservadas a la Asamblea, entre las cuales incluía las relativas a los principios
fundamentales del régimen de la propiedad, de los derechos reales y de las obligaciones civiles
y comerciales, mientras que declaró propias del Gobierno sus reglamentaciones, con los
alcances que dispusieron los arts. 37 y 41[22].

La creación en 1965 de un Consejo Consultivo de la legislación comercial en el seno del


Ministerio de Justicia, al que se encomendó el estudio de las cuestiones jurídicas que se le
sometiesen, abrió nuevo cauce a las reformas sectoriales dejando de lado el objetivo de la
codificación, tal como había acontecido anteriormente con la Comisión de 1947.

Un importante cambio en la actitud de los poderes públicos se produjo con la constitución de la


Comisión Superior de la Codificación, el 12 de setiembre de l989, que fue encargada de
realizar la simplificación y la clarificación del derecho, teniéndose a la codificación como
esencial para alcanzar con coherencia esas finalidades.La Presidencia de esta Comisión
quedó confiada al Primer Ministro; la Vicepresidencia -que de hecho tendría a su cargo la
dirección inmediata de los trabajos- fue puesta a cargo de un Presidente de Sección (honorario
o activo) del Consejo de Estado. Los demás integrantes deben ser altos funcionarios y
parlamentarios, estando también representada la Corte de Casación y el Tribunal de Cuentas;
el Consejo de Estado participa además con un miembro de la Sección competente según la
materia del Código de que se trate.

Con tal organización y bajo las directivas expuestas, la Comisión elaboró un programa que
abarcaba una quincena de códigos y elaboró algunos como los de la propiedad intelectual, del
consumo, del medio ambiente y de la educación. En materia comercial se preparó un código
monetario y financiero para agrupar disposiciones relativas a la moneda, la banca y la bolsa. Y
en 1993 se presentó a la Asamblea un Código de Comercio[23] compuesto por ocho libros,
que aprobado en primera lectura por el Senado, fue rechazado por la Comisión de legislación
de la Asamblea Nacional[24] y suscitó controversias porque su extensión contrariaba el
propósito de evitar maxicódigos y por su carácter meramente compilatorio que estaba implicado
por la aplicación del método de derecho constante.

Un nuevo impulso recibió la obra de la codificación cuando después de la realización de un


Seminario sobre la reforma del Estado que se efectuó el 14 de setiembre de 1995, el Gobierno
decidió completar la codificación del conjunto de leyes y reglamentos en un plazo de cinco
años. Fue así que la Circular del 30 de mayo de l996 fijó las reglas de procedimiento y de
competencia para ejecutar un programa a tal efecto, estableciendo los métodos y fijando los
principios y las reglas fundamentales que tienen como eje el mantenimiento del derecho
constante.Resulta de sumo interés la minuciosa exposición que efectúa esta Circular sobre el
sentido que se atribuye a la metodología, acerca de lo cual se dirá más adelante. En un Anexo
se enuncian los códigos contemplados por el programa que, entre los totalmente nuevos, los
meramente reformulados en derecho constante y los sujetos sólo a complementaciones,
alcanzan a 42. Al lado del Código de Comercio y del ya mencionado Monetario y Financiero,
están especialmente vinculados al derecho comercial los códigos de transportes, del
artesanado, de seguros y de los mercados públicos y otros contratos de interés general. En
suma, después de una reducción de los códigos para ese entonces ya existentes lograda a
través de un reagrupamiento de los considerados excesivamente pequeños para evitar que una
inflación de códigos sucediera a la inflación de leyes, el cuadro total del derecho francés
codificado debería rondar los sesenta[25].

El último tramo del proceso de codificación comercial se cumplió con la ley 99-1071, del 16 de
diciembre de 1999, que habilitó al Gobierno para sancionar por ordenanza la parte legislativa
de algunos códigos que reagrupe y organice las disposiciones legislativas relativas a la materia
correspondiente (art. 1º).

De esta manera se llegó al nuevo Código de Comercio sancionado por la ordenanza 2000-912
del l8 de setiembre de 2000. La base de su texto fue el Proyecto de 1993, con dos importantes
modificaciones. Se eliminó lo que restaba del Libro IV del Código de 1807, relativo a la
jurisdicción comercial, ya que esta materia fue absorbida por el Código de Organización
Judicial. Los actos de competencia de esa jurisdicción pasaron a ser los actos de comercio del
nuevo artículo 1º, cumpliendo en el derecho que fue el de su origen el tránsito que ya la
doctrina decimonónica había efectuado y que también había sido tempranamente seguido por
las legislaciones que adoptaron la codificación bajo el sistema de los actos objetivos de
comercio.IV

El método

a) Los antecedentes
El derecho comercial francés, como el argentino, sufrieron extensamente el influjo perverso de
la descodificación, la dispersión de las fuentes y la inestabilidad de las reglas, con efectos que
contrarían las necesidades del jurista y del usuario del derecho[26].

Entre la aceptación resignada de la descodificación como un hecho consumado y las


dificultades de una recodificación particularmente escabrosa en una materia con la movilidad
que acompaña al derecho comercial, se abre la posibilidad de abordar una vía media, por la
que optó el legislador francés, a partir de un método de reordenamiento leg islativo que tiene el
venerable antecedente de las consolidaciones que conocieron una considerable difusión a la
que no fue ajena el derecho argentino.

La compilación legislativa en derecho constante ha tenido diversas aplicaciones que van desde
los simples textos ordenados, los textos únicos que permiten reordenar disposiciones
legislativas correspondientes a determinado sector de una materia[27], hasta vastas
compilaciones que están en las vecindades de los códigos[28]. Se ha dicho, sin embargo, que
la consolidación fue un método legislativo que concluyó con la Revolución Francesa, dando
paso a la codificación que se abrió camino a partir de la segunda mitad del siglo XVIII[29].
Aunque contrariamente se ha sostenido que consolidación y codificación son dos modos de
ordenar la legislación que responden a la necesidad de estabilidad, deteniendo el desorden y la
precariedad con la introducción de un vértice de madurez y plenitud que la dotan de
permanencia e inmovilidad. La distinción, por ende, no se vincula con una división de
momentos históricos[30]. Pero tampoco parece que la inmovilidad, la fijación de un derecho
universal y perpetuo que se predicara como inherente a los códigos en las utopías filosóficas
de las luces, pueda predicarse de las consolidaciones.A este respecto y aludiendo a los textos
únicos se ha dicho que constituyen una técnica de gobierno del movimiento antes que una
garantía de inmovilidad y estabilidad perenne[31]. En suma, la diferencia parece marcada por
el propósito que guía al legislador. Si lo que persigue es elaborar el derecho ideal dictado por la
sola razón, se tiene como meta una codificación; si lo que se encara es una recopilación u
ordenamiento del derecho vigente por ley, costumbre o jurisprudencia, la meta es una
consolidación. Es la diferencia que se ha descripto, siguiendo la terminología de JEREMY
BENTHAM, entre the law as it ought to be y the law as it is[32]. Despojados de las fantasías
fundacionales, los códigos subsisten, se reforman, se reformulan o se erosionan con la
descodificación, mientras se ensayan nuevas formulaciones en derecho constante para
ordenar normas, esclarecer vigencia de textos[33] y sistematizar la legislación a través de lo
que ha sido denominado como un precipitado histórico de la legislación[34].

b) La aplicación del derecho constante en Francia

En la búsqueda del reordenamiento legislativo el derecho francés ha hecho una vasta


aplicación del método de derecho constante. Para la descripción del sentido y alcance
propuestos para esta experiencia, es adecuado recurrir a la exposición efectuada por el propio
legislador francés en la Circular del 30 de mayo de 1996. Se advierte en ella que estos códigos
son elaborados manteniendo en la presentación de los textos su redacción vigente, sin intentar
por este medio intentar una reforma de fondo. Esta es la portada que corresponde a una
codificación en derecho constante. Esto permite que la tarea culmine sin que se demore o se
pierda en los exámenes o debates que implica toda reforma de fondo. Así, sobre la base de
proyectos con textos claros, ordenados y en vigor, esta codificación prepara la reforma y la
simplificación ulterior de los textos.

Pero el principio de derecho constante merece ser precisado.En su realización el legislador


debe introducir una serie de modificaciones de forma, persiguiendo la comprensión y la
coherencia de los textos. Tanto el derecho vigente como el lenguaje actual conducen a eliminar
expresiones y conceptos desuetudos o superados. Pero además, para que el código respete la
jerarquía de las normas, el codificador debe cuidar: i) la validez de las normas, excluyendo las
abrogadas o caducas; ii) la conformidad con la Constitución y los tratados internacionales (esta
advertencia es de particular importancia en el derecho argentino cuyos cultores probablemente
no hemos metabolizado todavía las implicancias que los tratados tienen en el derecho interno
después de la jerarquía que les reconoció el art. 75, inc. 22, Constitución reformada en 1994).

El método del derecho constante no excluye, por otra parte, que la Comisión a cargo de la
tarea proponga simplificaciones, mejoras y armonizaciones del derecho y aun,
excepcionalmente, las incorpore directamente al texto. Lo cual dota a sus atribuciones de una
extensión considerable. De la propia exposición que efectúa la Circular se sigue que la
codificación según este método no es una mera compilación material, mecánicamente
realizada, sino que se trata de incorporar a los textos un derecho constante inteligente,
ajustado a introducir las modificaciones que se han tornado necesarias por la evolución
general del derecho[35]. Agréguese todavía que, según suele ocurrir, intencionalmente o no,
las modificaciones de forma admitidas por este método pueden interferir en el fondo, a veces a
través de la sola incidencia de los cambios en la sistematización de las normas o en los títulos
de los artículos o por el lugar o el orden seguido en la ubicación de las reglas[36]. Ello sin
perjuicio de tener en cuenta que toda obra de coordinación formal implica, por sí misma,
realizar una tarea de interpretación asumida por el que la ejecuta.

A partir de estas bases, la nueva codificación francesa es significativa por las siguientes
razones:i) Ha elevado la técnica de los textos ordenados o de los textos únicos al nivel de los
códigos, lo que permite una elaboración expeditiva de estos ordenamientos que tienen de suyo
el no escaso mérito de poner coto a la descodificación, sistematizando normas dispersas e
introduciendo las correcciones y los cambios con el alcance que se ha descripto.

ii) Con arreglo a las normas constitucionales francesas se distingue en los códigos una parte
legislativa, de la que se sustrae el material meramente reglamentario, con lo que
previsiblemente se dota a la primera de una mayor perdurabilidad.
iii) La numeración de los artículos de los códigos se compone de tres cifras, según lo dispone
la Circular de 1996. La primera es indicativa del Libro del código, la segunda lo es de su Título
y la tercera corresponde al Capítulo. A continuación sigue un guión y la numeración secuencial
del artículo[37]. La parte reglamentaria debe guardar la correlación numérica con la que se le
dio a la legislativa. Esta técnica facilita las actualizaciones, las adiciones y las
complementaciones, sin suscitar las dificultades provocadas por la clásica numeración corrida
de los códigos[38].

iv) La posibilidad de que el Parlamento delegue en el Gobierno sus facultades habilitándolo


para sancionar por ordenanza determinadas materias de un programa previamente aprobado y
dentro de un determinado plazo, tal como lo hizo la ley 99-1071 para la codificación
contemplada en el plan de la Comisión Superior. Ello hizo posible la implementación de un
procedimiento expeditivo que permitió disponer en un breve término de un reordenamiento y
actualización de las leyes vigentes.

c) Otras aplicaciones del método

El modelo de la codificación en derecho constante no ha quedado circunscripto a la experiencia


francesa.Su ductilidad para ordenar normas de fuentes diversas en una codificación formal,
coherente, completa y maleable de las dispersas reglas del derecho positivo, responde a una
necesidad cada vez más premiosa, presente también en el derecho anglosajón a través de
restatements of the law y aun de la codificación que se hizo presente con el Uniform
Commercial Code. No es por ende sorprendente que, al margen y sin perjuicio de los clásicos
textos ordenados, se hayan producido con mayor amplitud significativas aplicaciones del
método de derecho constante en diversas legislaciones, como la que se dispusiera en Italia por
ley del 3 de mayo de 1982 autorizando la elaboración de un texto que reuniera todas las
regulaciones en vigor en materia de contratos agrarios, incluyendo las del Código Civil,
proveyendo a la coordinación de sus normas y aportando, cuando fuese necesario, las
modificaciones pertinentes para tal fin y sustrayendo así un entero grupo de artículos del
Código[39]. A su vez, la Unión Europea decidió seguir este método y tras una resolución del
Parlamento Europeo del 26 de mayo de l989 y otra del Consejo Europeo del 12 de diciembre
de 1992, las tres instituciones que participan del proceso legislativo (Parlamento, Consejo y
Comisión) acordaron el 20 de diciembre de 1994 realizar una codificación sin cambios de
fondo[40]. Otra aplicación reciente de este método es la cumplida con el Código de Sociedades
belga que fue sancionado por ley del 7 de mayo de l999[41].

Es oportuno recordar finalmente que este método legislativo se encuentra vigente en el


derecho argentino desde que lo adoptó la ley 20.004 [ED, 47-1114] del 5 de diciembre de
1972. Con ella se facultó al Poder Ejecutivo para ordenar las leyes, sin introducir en su texto
ninguna modificación, salvo las gramaticales indispensables. Y en los fundamentos, que firmó
como Ministro de Justicia el ilustrado jurista que fue GERVASIO R.COLOMBRES, se afirma
que para reformar y actualizar la legislación se requiere la previa ordenación de las leyes que
han de ser reformadas, actualizadas, codificadas, obra que además contribuye al mejor
conocimiento del derecho. Una cierta continuidad con este criterio se produjo con la
promulgación de la ley 24.967 [EDLA, 1998-A-151], el 18 de junio de 1998, que estableció el
propósito de fijar los principios y el procedimiento para contar con un régimen de consolidación
de las leyes nacionales generales vigentes y su reglamentación, a través de la elaboración y
aprobación del Digesto Jurídico Argentino (art. 2º). La consolidación debe practicarse, según lo
dispone el art. 7º, agrupándose la legislación en 26 categorías correspondientes a otras tantas
ramas del derecho, entre las cuales la civil (a la que se asigna la letra E para individualizarla) y
la comercial (que se distingue con la letra F). Al así disponer el ordenamiento del derecho
positivo, el legislador no ha distinguido, entre las categorías que establece, aquellas materias
que por disposición constitucional deben ser codificadas. Tampoco parece haber tenido
presente que, al tiempo de promulgarse esta ley, una Comisión creada por el decreto 685/95
[EDLA, 1995-B-330] redactaba un proyecto de código unificado civil y comercial, mientras el
Digesto debía consolidar separadamente cada una de estas materias. Y todavía el art. 14 de la
ley 24.967 determina que en el Digesto las leyes se identificarán por letras y números, dando a
la letra la función de individualizar la categoría jurídica científica a la que corresponde. Con lo
que se sigue que a la categoría F, derecho comercial, se le reconoce legalmente una entidad
jurídica científica diversa de la atribuida al derecho civil y una categoría legislativa autónoma,
que no guarda correspondencia con la codificación unificada.

En suma, por dos carriles distintos se intenta poner fin a la descodificación comercial en el
derecho argentino.Sería deseable que la consolidación a realizar bajo la categoría F del
Digesto culmine con más éxito para el derecho comercial que el deparado a la materia por el
Proyecto de Código de 1998, iniciativa esta que se limita a introducir ciertas reformas en leyes
comerciales incluidas en el conglomerado heterogéneo de un anexo, dando por incorporadas al
Código unificado las leyes que tienen dispuesta su incorporación al Código de Comercio,
mientras deja boyando en la indefinición a las leyes que carecen de una tal disposición. Se
desdeña de esta suerte la crítica al método -más bien a la falta de método- que con su bien
ganada autoridad efectuara el profesor HÉCTOR CÁMARA respecto de un precedente que
seguía análogos cauces[42]; y se deja descabezada la materia, porque de prosperar el
Proyecto el derecho argentino quedará despojado de la caracterización jurídica del comerciante
o del empresario. Pero ésta es otra historia.

[*] El presente trabajo está basado en una exposición que su autor realizó en el Instituto de
Derecho Empresarial de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos
Aires el 17 de mayo de 2001. La segunda parte, basada en la exposición que en esa misma
oportunidad realizó la profesora ALICIA J. STRATTA se publica en este mismo tomo, pág. 888.

[1] Código Civil de 1804 y Código de Comercio de 1807.


[2] Código Civil de 1896 y Código de Comercio de 1897.

[3] Código Federal de las Obligaciones de 1881.

[4] CARBONNIER, JEAN, Flexible droit, 5ª ed., L.G.D.J. 1983, pág. 278.

[5] HORSMANS, GUY y DE CORDT, YVES, La portée et l´influence de la codification, en Le


nouveau Code des Sociétés, Centre d´etudes Jean Renauld, Bruxelles 1999, págs. 98/100.

[6] OPPETIT, BRUNO, Essai sur la codification, PUF, 1996, pág. 28.

[7] HAMEL, J., LAGARDE G. y JAUFFRET, A., Droit Commercial, Dalloz, 2ª ed. t. I, vol. 1,
pág. 89.[8] OPPETIT, Essai cit., págs. 20 y 30. La misma observación respecto de la
legislación societaria belga, en HORSMANS y CORDT, ob. cit., pág. 102.

[9] Técnica sobre la cual años después publicó un sólido estudio NICOLINO IRTI: L´etá della
decodificazione, Giuffrè, 1979.

[10] ESCARRA, JEAN, A propos de la révision du Code de Commerce, Revue trimestrielle de


Droit Commercial, 1948, pág. 3; OPPETIT, Essai, cit., pág. 31.

[11] Decreto del 27 de diciembre de 1958, actualmente sustituido por el régimen del decreto
del 30 de mayo de 1984.

[12] La codificación para el derecho de sociedades fue adoptada por Portugal en l986 y por
Bélgica en 1999.

[13] HÉMARD, JEAN, La réforme des sociétés par actions en France y Maurice Polti, Histoire
de la loi sur les sociétés, ambos en La riforma delle societ. di capitale in Italia, Milán l968, t. I,
pág. 147 y t.III, pág. 1251, respectivamente.
[14] HAMEL, LAGARDE y JAUFFRET, ob. cit. I, 1, Nº 5.

[15] Es de sumo interés el estudio de DANIEL COHEN sobre Codificación y descodificación en


el derecho comercial francés, incluido en Segundas jornadas internacionales de Derecho
Mercantil, Caracas 1983, pág.33.

[16] BARRERA GRAF, JORGE, Orientación de la doctrina mexicana en torno a la codificación


del derecho mercantil. Los proyectos de reforma, en Segundas jornadas., cit., pág. 191.

[17] L´unification du droit civil et du droit commercial. Essai de solution pragmatique, en Rev.
Trim. D. Commercial, 1962, 203.

[18] OPPETIT, ESSAI, cit., pág. 47.

[19] OPPETIT, BRUNO, De la codification, en La codification, dirigida por Bernard Beigner,


Dalloz, 1996, pág. 12.

[20] Considerandos de la Circular del 30 de mayo de 1996 relativa al programa de codificación.

[21] MALAURIE, PHILIPPE, Rapport de synthèse, en La codification, cit., pág. 198.

[22] HÉMARD, La réforme des sociétés, cit., pág. 151.

[23] BRAIBANT, GUY, La Commision Supérieure de Codification, en La codification, cit., pág.


104.[24] Informe al Presidente de la República, del 18 de setiembre de 2000, en Code de
Commerce Dalloz, 2001, pág. 2427.
[25] BRAIBANT, GUY, loc. cit.

[26] OPPETIT, Essai., cit., especialmente Sección 2 sobre los inconvenientes de la


descodificacación. Sobre la descodificación en Francia resulta de interés el ya citado estudio
de D. COHEN, Codification et descodification.

[27] IRTI, NATALINO, Movimento e istituzioni (i testi unici nel diritto privato), Rivista delle
societ., 1986, pág. 1217.

[28] Tal fue, por ejemplo, el caso de la Consolidaçao das leis do trabalho, sancionada por el
gobierno de Getúlio Vargas el 1º de mayo de 1943.

[29] VIORA, M., Consolidazioni e codificazioni. Contributo alla storia della codificazione, 3ª ed.,
Torino, 1967.

[30] IRTI, Movimento, cit., pág.1221.

[31] Id. pág. 1226.

[32] MALAURIE, Rapport, cit., págs. 201 y 202.

[33] Con frecuencia se producen derogaciones de textos por mera implicancia, a través de la
fórmula mediante la que se declaran abrogadas todas las normas que contradigan a la que se
está sancionando.

[34] VIORA, ob. cit.

[35] BRAIBANT, La Commission., cit. pág. 99.


[36] MALAURIE, Rapport., cit., pág. 198. Son muy provechosas las observaciones acerca de la
incidencia que en la legislación tienen las formas sobre el fondo, expuesta por PIERRE-YVES
GAUTIER en De l´art d´être furtif , en La codification, cit., pág. 107.

[37] Así, la numeración 3l5-6, significa que la norma corresponde al Libro III, Título I, Capítulo
V, dentro del cual es el artículo 6.

[38] BRAIBANT, La Commission., cit., pág. 101.

[39] IRTI, Movimento., cit., pág. 1219.

[40] PERUZZETTO, SYLVAINE, La codification du droit communautaire, en La codification.,


cit, pág. 145; OPPETIT, De la codification, cit., pág. 13.

[41] HORSMANS y CORDT, ob. cit., pág. 94.

[42] CÁMARA, HÉCTOR, El método en la reforma de la legislación civil y comercial, RDCO, N°


119/120, 2987, pág. 739.

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