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OBJETIVOS:
español.
CONTENIDOS TEMÁTICOS.
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El código de comercio del Perú entró en VIGOS en julio de 1902 y estaba basado
fundamentalmente en el código de comercio de España de 1885.
Nuestro código de comercio usa una formula extensiva en su art. 2. No solo hace
referencia a los actos contenidos en él, sino que expresamente alude a aquellos
que “estén o no especificadas” en el código recurriendo en la parte final de dicho
art. 2 a la naturaleza análoga del acto’’.Como puede apreciarse, el dispositivo citado
no hace una enumeración directa de los actos de comercio, como ocurre en otros
Códigos, el argentino, por ejemplo, sino que hace alusión a los actos comprendidos
en el propio Código. Serán, pues, actos de comercio todos aquellos de los que trata
el Código en sus diversas disposiciones (enumeración indirecta) y los de naturaleza
análoga. La Corte Suprema ha resuelto, en Ejecutoria de 6 de octubre de 1932
(Rev. Del Foro, 1933.p. 355) que las operaciones de carga y descarga de
mercaderías y su transporte a las líneas ferroviarias efectuadas por una empresa,
están comprendida en los actos a que se contrae el art. 2 del Código de Comercio.
En el Código peruano se advierte la distinción entre actos de comercio y contratos
de comercio. Así mientras que respecto de los códigos primeros las normas que los
rigen son las disposiciones del Código, enseguida los usos del comercio observados
generalmente en cada plaza a falta de ambas reglas, las del derecho común (art.2).
los contratos de comercio en todo lo relativo a sus requisitos, modificaciones,
excepciones, interpretación y extinción a la capacidad de los contratantes, se
regirán, en todo lo que no se halle establecido en el Código o en leyes especiales,
por las reglas generales del derecho común ( art.50) esta temática ha quedado
superada en virtud de la aplicación del artículo 1353 del Código Civil, de donde se
deduce que, el Código Civil se aplica a la materia del derecho mercantil contractual,
salvo de dichas normas resulten incompatibles con las reglas particulares de cada
contrato. En cuanto a los hechos que derivan consecuencias jurídicas típicamente
mercantiles, pueden mencionarse principalmente los que se producen en el derecho
marítimo, como el naufragio, el abordaje, las averías.
Para nuestros Código, como para los que se basan en el principio de la objetividad,
el acto de comercio constituye la base y fundamento de la legislación mercantil. Es
lo que permitió a la disciplina jurídica mercantil su expansión y progreso. Sin ese
concepto el derecho mercantil habría continuado como un derecho de excepción
limitado a determinada clase de personas, los comerciantes y a la actividad de
éstos como tales. La nueva tendencia unificadora de las normas reguladoras de
derecho civil y del derecho mercantil, mal llamada unificación de obligaciones, nos
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lleva a la tendencia de regular en un mismo cuerpo de leyes la materia civil y
mercantil, pero ello dentro del contexto de diferenciar siempre el origen y
naturaleza de la obligación, pues en el caso de encontrarnos ante un acto de
naturaleza mercantil , debemos aplicar las normas mercantiles y los principios que
rigen este derecho, así por ejemplo, el artículo 1818 del Código Civil, que regula la
gratuidad o la onerosidad en el contrato de depósito parte del análisis del acto,
para determinar si este debe presumirse remunerado o gratuito, y recurre a la
teoría subjetiva de los actos de comercio, para determinar que, por la actividad
del depositario y otras circunstancias, se deduce que es remunerado.
Indudablemente la naturaleza de la obligación determinara la aplicación de la
norma unificada
Comercio justo
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al marco jurídico correspondiente, con condiciones laborales dignas, y bajo un
esquema de políticas medioambientales y de desarrollo sustentable.
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El 16 de marzo de 1929 se expidió la Ley Nº 6606, que acordó autorizar al
Presidente de la República para designar a los miembros de una Comisión
Reformadora del C. de C., la que debía estar integrada por un Vocal de la Cámara
de Diputados, uno de la Cámara de senadores, uno de la Universidad de San Marcos,
y un representante de la Cámara de Comercio de Lima. No habiéndose asignado los
fondos sin cumplirse por varios años.
Entre tanto en los círculos interesados del país se seguía insistiendo en la urgencia
de llevar adelante esos trabajos.
El Decano del Colegio de Abogados de Lima en 1933, doctor Lino Cornejo, por oficio
de 23 de noviembre de 1933, dirigido al Ministro de Justicia, calificó la reforma
como urgente e inaplazable. Continuas peticiones en igual sentido determinaron que
el Gobierno expidiera el Decreto de 20 de octubre de 1936, nombrando una
Comisión ad honorem para efectuarla. La Comisión inició sus trabajos, pero no llegó
a presentar ningún Proyecto.
Los trabajos de la Comisión quedaron paralizados por muchos años hasta 1961, año
en que, durante la gestión ministerial del doctor José Merino Reyna, se instaló la
Comisión con nuevo personal.
Al asumir el Ministerio de Justicia y Culto el doctor Geraldo
Arosemena Garland, se dotó a la Comisión de los elementos indispensables para
proseguir su labor.
Se aprobó con carácter provisional el esquema presentado por uno de sus
miembros, y se acordó abordar la reforma de modo parcial, iniciándola por aquellas
instituciones que requerían con más
Urgencia su revisión.
Fue así como se elaboró, en primer término, la Ley de Sociedades Mercantiles y
luego la Ley de Títulos Valores.
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Mediante Ley Nº 26595, de 20 de abril de 1996, se creó la Comisión Especial,
encargada de elaborar el Proyecto de Código de Comercio, presidida por el
Dr.Jorge Muñiz Ziches e integrada por representantes de diversas instituciones,
como La Cámara de Comercio de Lima, Facultades de Derecho, Apemipe, Indecopi,
Ministerio de Justicia, entre otras.
Algunos opinaban que éste debía reestructurarse según su texto original, es decir,
recopilando todas las normas relativas al ámbito empresarial, similar al Código de
Comercio de Colombia; otros, como el Delegado de nuestra Cámara, por el
contrario, sostenían que debía elaborarse más bien una Ley General de la Empresa,
que establezca principios de carácter general, permitiendo que las instituciones
jurídicas como las sociedades, títulos valores, comercio marítimo, seguros,
reestructuración patrimonial, etc., se sigan regulando por leyes especiales.
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simultáneamente, tal como lo había proyectado la Comisión de Reforma de Códigos,
cuya labor lamentablemente se descontinuó.
En el período legislativo 2001, la Congresista señora Rosa Florián Cedrón, hizo suyo
el Anteproyecto de Ley Marco del Empresariado preparado por la Comisión
Especial. Manteniendo su mismo texto inicial, fue presentado al Congreso como
Proyecto Nº 220-2001-CR y derivado a la Comisión de Justicia, presidida por el
doctor Daniel Estrada Pérez, quien lo hizo suyo, propiciando actualizar su
contenido.
Los primeros días de enero 2002, la Cámara de Comercio de Lima constituyó una
Comisión de Trabajo para revisar y actualizar el Proyecto Nº 220-2001-CR, por
encargo del doctor Daniel Estrada Pérez, Presidente de la Comisión de Justicia del
Congreso.
Esta Comisión copresidida por los doctores Pedro Flores Polo, Jorge Muñiz Ziches
y Ricardo Beaumont Callirgos e integrada por reconocidos especialistas vinculados
al derecho empresarial, manteniendo la esencia del Anteproyecto original, ha
reformulado su estructura y modificado su contenido, atendiendo el actual
desarrollo de la actividad empresarial en todos sus niveles, propiciada por la
modernización económica y tecnológica que caracteriza hoy a nuestra sociedad.
La importancia es que dicho código rige la vida de las empresas, regula su situación
mercantil y contiene normas y procedimientos que dan soporte legal a las acciones
realizadas por una entidad mercantil. Es importante conocerlo por lo mismo
descrito anteriormente ya que sin ello estaríamos caminando a ciegas.
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