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DIVERTIMENTO POBLANO

Marko Castillo y Víctor Puebla

Nota: Los poemas citados son de los prestigiados poetas poblanos Ernesto Moreno En la
nada, Gregorio de Gante A la China poblana y Puebla, ciudad de maravilla. El
espectáculo fue concebido para ser representado por dos actores y un ballet, de
preferencia en lugar abierto, pero deberá contar con un espacio en donde el ballet pueda
interpretar su danza.
En la puesta en escena original se escuchaba al inicio del espectáculo el primer
movimiento de la Sinfonía Num.9 en Mi menor, Op. 95 Desde el nuevo mundo de A.Dvorak.
ACTOR I: Si alguna vez, el hado perdurable me dijera en el gozo de la nada ¿Dónde
quieres que brote tu mirada, la espiga de tu cuerpo miserable? Si dijera una voz,
inescrutable, ¿dónde quieres que surja constelada el alma que he de darte por morada para
que siempre aspire lo inefable?

ACTOR II: Mi corazón, incógnita criatura, rosa herida de místicos mensajes contestara con
límpida ternura: Quiero nacer en un país sin niebla, en México, ánfora de paisajes, y en un
rincón azul llamado Puebla.

ACTOR I: Puebla, de ciudades flor, tierra heroica del valor y las mujeres divinas quien
fuera el charro mejor de la mejor de tus chinas.

ACTOR II: Ángelus suis Deus mandavit de te ut custodian te in obnibus viis tuis. “Y Dios
mando a sus ángeles para que te custodien en todos tus caminos”.

ACTOR I: Ciudad de Maravilla, ante el conjuro de tu nombre sonoro se estrechan el pasado


y el futuro en las horas presentes por saludarte a coro, se abre un surco de oro en nuestra
patria historia, sobre tus cúpulas iridiscentes se estrella un sol de gloria.

ACTOR II: La estrofa viste galas y se remota hasta empapar las alas, en los puros añiles de
tu cielo hay eclosión de flores y perfumes en el rico jardín de tu leyenda y los ángeles
bajan a tu escudo por custodiar tu senda.

(Termina la obertura musical y dice el actor II, en tono coloquial)

ACTOR II: Muy buenas (noches, tardes, días) señoras, y señores, mi compañero (dice el
nombre del actor I) y un servidor (dice su nombre), les damos las gracias por
acompañarnos hoy aquí; hoy que hablaremos de nuestro lugar de origen: Puebla.

ACTOR I: Pues ya que hablamos de Puebla, tenemos que decirle que nuestro estado se
encuentra ubicado hacia el centro de la república, cuenta con 33, 950 kilómetros cuadrados
de extensión, limitando al norte y al este con el estado de Veracruz, al sur con los estado de
Guerrero y Oaxaca, al oeste con los estados de Tlaxcala, Morelos y México, y al noroeste
con el estado de Hidalgo.

ACTOR II: En su geografía, extensa y variada, podemos encontrar una árida región como
Tecali y Tecamachalco, o verdes e intricados lugares como la húmeda Cuetzalan o el
pintoresco Zacatlán.

ACTOR I: Sitios arqueológicos llenos de misterio y de historia como lo sería la misma


Cuetzalan y Cholula, o bulliciosos y alegres lugares cosmopolitas como lo es la ciudad
capital, que, sin embargo, aún conserva ese peculiar tinte que distingue a la provincia de las
grandes urbes.

(Desaparecen los actores y entra el cuerpo de baile interpretando alguna danza de origen
indígena, como quetzales, negritos, arcos, tejedores, etc. Cuando termina el ballet salen los
bailarines y entran los actores, cada quien por su lado.)

ACTOR II: Pero hablemos ahora de la capital del estado, puebla de los ángeles o Puebla de
Zaragoza, en honor del general que combatiera en la heroica batalla del 5 de Mayo de 1862.

ACTOR I: Con más de tres millones de habitantes, aunque el INEGI nos quiere hacer
menos, esta ciudad se ha convertido en un ejemplo viviente de la lucha constante que
sostiene el empuje de las nuevas generaciones con sus modas enajenantes y la tradición de
aquellos que defienden un pasado reflejado en las costumbres familiares.

ACTOR II: (Cambiando de tono.) Pero del poblano no se habla muy bien…

ACTOR I: No. (Explica) Poblano, chicharronero, camotero, corta bolsas y embustero.

ACTOR II: Mono, perico y poblano, no lo toques con la mano, tócalo con palito porque es
animal maldito.

ACTOR I: Y el ultimo adjetivo, cuya traducción no queremos explicar, ya que además de


ser sumamente conocido su significado, representaría para los que actúan un motivo de
aprensión…

AMBOS: (Indignados) Pi-po-pes…

ACTOR II: Aunque hay actores que en su literatura confirman que todo aquello que se dice
del poblano no es cierto, y que esta actitud, al parecer hipócrita, es solo producto de una
excelente educación.

ACTOR I: Y que todas estas características que lo conforman no son sino solo fama y
leyenda.

ACTOR II: Pues Puebla es una ciudad prolífica en leyendas.


ACTOR I: Como la leyenda de la China Poblana.

ACTOR II: La monja del mole poblano.

ACTOR I: (Señala a Actor II.) El día de todas las mulas.

ACTOR II: (En desquite, señala a Actor I.) O fiestas de los panzones.

ACTOR I: La Calle de la Soledad.

ACTOR II: Nuestra Señora del Veneno.

ACTOR I: Las campanas de catedral.

ACTOR II: Y la de la fundación, que nos cuenta de cómo el Señor ordeno a Fray Julián
Garcés, obispo de Tlaxcala, que hallara un sitio donde fundara una ciudad y que, en aquella
época, se llamaba Cuetlaxcoapan.

(El actor II se retira al fondo en donde se pone alguna cosa que lo caracterice como
arcángel, en tanto el otro actor se viste como Dios.)

ACTOR I: (Con voz tonante.) ¡Que venga el arcángel San Gabriel!

ACTOR II: (Entra volando.) A sus órdenes, jefe.

ACTOR I: Mira Gabriel, te me agarras a dos o tres ángeles, te me bajas a Cutex…Cotex…


Cuetlaxcoapan. (Harto.) Ahí, a un ladito de Cholula, y al primer pendejo que veas, le dices
que ordeno yo, que me funde una ciudad.

ACTOR II: (Arrebata los elementos que lo caracterizan como Dios.) Híjole mano, yo no
creo que Dios haya dicho eso.

ACTOR I: No, pero la historia nos proporciona los datos correctos y nos da la fecha de la
fundación, hecho que acaeció un 16 de abril de 1531. Pero la leyenda cuenta de como Fray
Julián Garcés, obispo de Tlaxcala, tuvo un sueño la víspera del arcángel San Miguel, en
donde veía una frondosa campiña atravezada por cristalino río que aumentaba su caudal
con los manantiales que brotaban de fértil tierra y que cuando contemplaba esta maravilla
de la naturaleza descendieron del cielo unos ángeles, los que con unos cordeles hicieron el
trazo de una ciudad sobre un lugar que en ese entonces se llamaba Cuetlaxcoapan y que en
español quiere decir lugar donde las víboras cambian de piel.

(Los actores hacen mutis y aparecen inmediatamente después caracterizados de “ángeles”,


haciendo el trazo de una ciudad con unos cordeles de oro.)

ACTOR I: Ponte abusado carnal, que no se enchueque la línea, es mandato celestial, pa’
que se aparte del mal, esta ciudad y su raza, que quede recta la traza.
ACTOR II: Es algo que no comprendo, ¡por que el Augusto señor que ahorita me está
mirando, mando rayar la campiña que casi está floreciendo para hacer una ciudad!

ACTOR I: Es que la gente de allá de España que está viniendo, se ha dado a la facultad
(hace seña de “uñas”) como ave de rapiña. Pa’que se calme y agote y se incline a la
bondad, es mandato del señor, que ahorita me está escuchando, se les trace una ciudad,
pa’que ya no estén chin…

ACTOR II: …Ando como trastornado de tanto rato de sol; y es mi suposición que si no
acabamos presto, será este día muy funesto si nos da una insolación.

ACTOR I: Ay, hermano San Gabriel que puras quejas te haces, pa’ que tan mal no la pases,
y para calmar tu sed, toma un pulquito de los de Apan que hemos de trazar bien este lugar:
Cuetlaxcoapan.

ACTOR II: ¿Cuetlaxcoapan? Y eso que es. Porque en el cristiano hablar, jamás hemos de
nombrar el nombre de una ciudad con la lengua de estas gentes.

ACTOR I: Lugar donde las serpientes a cambiar la piel se van. Acuérdate bien, Julián,
porque como estas soñando al ratito despertando se te vaya a olvidar.

ACTOR II: ¿Pos ´qué estamos en un sueño?

ACTOR I: ¿No te lo dijo tu dueño, el Señor que arriba está?

ACTOR II: Que no me quiere ni hablar porque me escape del cielo y estando en pleno
refuego pos’que me manda llamar y llegando que me dice: “Te me bajas con Miguel a
fundar una ciudad.”

ACTOR I: Pos’ a mí me dijo así: “Te me agarras a Gabriel, lo agarras de las orejas, le
dices ‘ora te dejas y a Tlaxcala van a caer. Ahí se pepenan a un ser de preferencia viejito,
tonto, tarado y chonchito, porque así les va a creer, y casi llegando acá quien llenaba el
requisito fue el obispo Juliancito que soñándonos está.

ACTOR II: Abre el oído, Julián, escucha y está bien atento porque dentro de un momento a
todos les contaras que aunque tú ya estas senil el día 16 de abril una ciudad fundaras.

ACTOR I: Aquí ira la catedral.

ACTOR II: Hartas iglesias, ni modo que queden codo con codo porque la fama de mochos
de tontos y teporochos sus habitantes tendrán.

ACTOR I: Aquí cerca el hotel Mar con chinches y cucarachas lugar donde las pu…chachas
la pupila alegran. Aquí una cantina bar. (El otro Ángel se asusta, el primero se justifica.)
Como llegan visitantes y luego llegan chocantes pues si no beben, se van.
ACTOR II: ¿Y qué nombre llevara tan re-precioso lugar?

ACTOR I: Pues ya lo he estado pensando y repensando he hallado este nombre: San


Miguel.

ACTOR II: Óyeme no, compadrito, ese nombre no es bonito, se llamara: San Gabriel.

ACTOR I: Se llamará San Miguel.

ACTOR II: Se llamará San Gabriel.

ACTOR I: Pinta tu raya angelito que aquí probaras mi espada.

ACTOR II: Me relleva la…tostada ahorita mi espada calas pa’ que sepas Miguelito, que
aunque yo estoy más chiquito, tengo bien puestas las alas.

ACTOR I: Alto ahí, a’i muere ya, ya no alegues, no Gabrieles ni Migueles, se llamara: Los
“Angéles”

(Se rehacen los dos y vuelven al tono coloquial del principio.)

ACTOR II: En efecto, la ciudad de Puebla recibió en un principio el nombre de Los


Ángeles; pero a lo largo de la historia ha recibido diversos títulos más.

ACTOR I: El título de Noble y Leal…

ACTOR II: El de muy Noble y muy Leal…

ACTOR I: El de Ciudad de Los Ángeles.

ACTOR II: O Puebla de Los Ángeles.

ACTOR I: O el de…

ACTOR II: (Interrumpiendo.) Oye, yo creo que aquí cabria hacer una aclaración, porque
comúnmente la gente conoce a Puebla como Puebla de Zaragoza, sin embargo, en los
documentos eclesiásticos se firma todavía como Puebla de Los Ángeles.

ACTOR I: Para ello tendríamos que remitirnos hacia el año 1532 en la ciudad de medina
del campo, en donde la reina regente, expidió una cedula que a la sazón describe…

(Ambos salen un momento para caracterizarse de reina y lacayo, luego vuelven a entrar.)

ACTOR II: (En papel de reina.) ¡Lacayoooo…!

ACTOR I: (En Lacayo.) Ordenadme, majestad.

ACTOR II: Escribid.


ACTOR I: Siiií.

ACTIOR II: Yo, la reina, a nombre de la Cancillería real de la Nueva España, he sido
enterada de que han poblado de cristianos españoles una ciudad que se dice llamar Los
Ángeles; pues para que esta ciudad crezca, aumente y ennoblezca su Puebla, hemos
decidido mi señor, el rey, y yo, que todos los que en ella vayan no paguen alcabalas ni
pecho, y que este decreto empiece a correr desde la fecha que yo firme este decreto. Yo, la
reina, a nombre de la Cancillería real y Juan de Sánamo.

ACTOR I: (En papel.) Yo… la… (Risita contenida.) Reina… he sido enterada que han
poblado de ángeles una cristiana ciudad que se hace llamar Puebla. (La reina se
desconcierta. Descubre que el lacayo esta borracho.) Y para que los habitantes
ennoblezcan su aumento y no vayan a correr, hemos decidido mi Señor y yo, la… (nueva
risita.) reina, que a partir de este decreto no pague nada por tus pechos. Yo, la… (risita.)
reina, a nombre de la Samanillería Real y San de Juánamo. (Extiende el documento a la
reina.) Firmad, majestad.

(Risita, la reina firma. Actor I, fuera del personaje quitándose los elementos que lo
caracterizan como lacayo.)

ACTOR I: Bueno. Pero ¿y lo de Puebla de Zaragoza?

ACTOR II: (En él) Bueno, eso fue un decreto del presidente Benito Juárez, en honor del
general que combatiera en la heroica batalla del 5 de mayo.

ACTOR I: Pero la ciudad de Puebla ha recibido muchísimos nombres más.

ACTOR II: ¡El relicario de América!

ACTOR I: La ciudad de las cien torres.

ACTOR II: La ciudad angélica.

ACTOR I: Angelópolis.

ACTOR II: La levítica puebla.

ACTOR I: La imperial ciudad de los Ángeles.

ACTOR II. Augusta, imperial ciudad de los Ángeles.

ACTOR I: Puebla de los ángeles y de las campanas.

ACTOR II. Para piernas y campanas, la poblanas.

ACTOR I: Puebla de los pericos y los camotes.


ACTOR II: Monumento Nacional.

ACTOR I: Patrimonio cultural de la humanidad.

ACTOR II: Por lo cual podemos deducir que esta sencilla ciudad termina por llamarse:

ACTOR I: La muy noble muy leal, augusta, levítica, cesárea, imperial ciudad de los
ángeles, y de Zaragoza, de los azulejos, de las campanas, de los pericos, de los camotes,
heroico monumento nacional, patrimonio cultural de la humanidad.

ACTOR II: Bueno, cuando usted envíe una carta únicamente pónganle: Puebla, Pue. Pero
ya que hablamos de Puebla, no podríamos dejar de mencionar su gastronomía local.

ACTOR I: Deleite de paladares exigentes.

ACTOR II: Orgullo de la cocina mexicana.

ACTOR I: Guisos sofisticados y llamativos a la vista que despiertan el apetito.

ACTOR II: Riquísimos chilmoles, chilaquiles.

ACTOR I: Enchiladas, fritangas.

ACTOR II: Sábanas de cerdo braseadas.

ACTOR I: Costillas de cerdo encebolladas.

ACTOR II: Lechón a la poblana.

ACTOR I: Sangre de cerdo.

ACTOR II: Cuatro cosas come el poblano: cerdo, cochino, puerco y marrano.

ACTOR I: Buñuelos de harina, manteca, huevo y anís.

ACTOR II: Calabazates y guayabates.

ACTOR I: Turrones, yemitas de huevo.

ACTOR II: Cajetas, camotes poblanos.

ACTOR I: Rajas con leche, rajas con crema, rajas con arroz, rajas con huevo, rajas a…

ACTOR II: Pipianes y chiles en nogada.

ACTOR I: Y uno de los guisos más sofisticados que se han inventado en nuestro país.
Platillo típico de la ciudad de Puebla, salsa barroca por excelencia y que es degustado
internacionalmente por los grandes gourmets y que comúnmente llamamos…
AMBOS: ¡Mole!

ACTOR II: Pero ¿quién invento el mole?

ACTOR I: Fueron las monjas, del convento de Santa Rosa, con motivo de una visita de
obispo en la ciudad.

ACTOR II: ¿Y cómo lo inventaron?

ACTOR I: Pues cuenta la leyenda que…

(Ambos salen de escena para caracterizarse de monjas. Entra el actor I, y comienza a


mover la cuchara en una supuesta olla.)

ACTOR I: (Canta.) Ave Mariiiiía, gratia plena, Mariiiía, gratia plenaaaa… (Cambia de
ritmo.) Vacilón que rico vacilón… cha, cha , chá, que rico cha, cha ,chá.

(Entra actor II, como madre superiora con el rostro alarmado.)

ACTOR II: ¡Hermana Engracia!, ¡hermana Engracia!

ACTOR I: Dígame, madre.

ACTOR II: Madre. ¿Qué hacéis, hermana?

ACTOR I: Aquí, haciendo ron poblano madre.

ACTOR II. Haaaa, ron pipope (Ambas corrigen) Rompope.

ACTOR I: Probad el rompope madre.

ACTOR II: (Lo hace, gesto de disgusto.) No hermana, a este rompope le hacen falta
huevos. (El actor I, bate furiosamente.) ¿Qué hacéis, hermana?

ACTOR I: (Sofocado.) El ingrediente, madre.

ACTOR II: Hermana: una prueba de Dios ha caído sobre este convento, tenemos la visita
del señor obispo y la hermana cocinera ha caído enferma, toda la congregación ha decidido
que vos seáis la sustituta.

ACTOR I: (Alarmado.) ¿La queeeé?

ACTOR II: (Remarcando.) Sus-ti-tu-ta.

ACTOR I: (Respirando con alivio.) Ah, bueno. Pero no madre, yo no puedo hacer eso.

ACTOR II: ¿Cómo de que no? (Ambos improvisan.) Hermana, preparad un pollo
almendrado.
ACTOR I: No, madre.

ACTOR II: ¿Por qué no?

ACTOR I: Porque no, madre.

ACTOR II: Al obispo le gustan mucho los chiles; preparad unos chiles en nogada.

ACTOR I: Esos se van a inventar después, madre. No sea…

ACTOR II: Bueno algo tenemos que hacer porque el obispo no puede irse sin comer, tenéis
mi aprobación para inventar un algún guiso. (Sale.)

ACTOR I: Pero madre es que… (Angustiada, dirigiéndose al público.) ¡Es que no se


guisar! Y ahora qué hago, con lo gordo que me cae ese obispo. (Se le ocurre una idea.) Con
que al obispo le gustan mucho los chiles, Mmmh (ríe maliciosa.) Pues, chile ancho, chile
mulato, chile pasilla, un chipotle pa´l picor, jitomate, cebolla, diente de ajo, plátano frito,
cacahuate, almendras, pasitas, piñones, nueces, ajonjolí, especies varias, secreto de la casa,
tortilla frita, galletas de panela frita y chocolate para la bebida, al obispo le gusta mucho el
chocolate, vamos a darle su chocolate. (Ríe maliciosa.) ¿Y si se lo echo? Ay no, a que va a
saber chocolate con chile, ¿y si se lo echo?, pues estoy inventando, total, se lo echo. (Muele
a ritmo de jarabe, el actor II, entra.)

ACTOR II: Hermana Engracia, hermana Engracia. (Extrañada.) ¿Qué hacéis, hermana?

ACTOR I: Aquí madre, estoy mole y mole. (Ambas admiradas.)

AMBAS: ¡El mole! (Se escucha una diana.)

ACTOR II: (Quitándose los aditamentos de monja.) Dios mío, ¿Qué diría la reina Juana?
Ella que puso tanto empeño en la elaboración de nuestro escudo. (Declama) ANGELIS
SUIS DEUS MANDA VIT DE TE UT CUSTODIAM TE IN OMNIBUS VIIS TUIS.

ACTOR I: Ay, que bonita recitación.

ACTOR II: Taruga, es la leyenda que acompaña al escudo de la ciudad. ¿Qué, nunca la has
leído?

ACTOR I: Pues… sí, pero como esta en inglés, no entiendo nada.

ACTOR II: Soquete, ¡es latín! Y para que lo sepas el escudo de la ciudad de puebla fue el
más elaborado y simbólico de cuantos se produjeron en la época. Se hizo en forma
acorazonada, con cinco esbeltas torres de oro sobre un fondo verde-gualda, rompiendo las
torres; de la de en medio brota un caudaloso rio de aguas azules, a los lados, dos ángeles
vestido de blanco y purpura, sostienen una corona imperial de oro y dos letras en las manos
K V, que significan Karlos V, y una orla cintada en el cual está escrito el versículo II del
salmo 90 de David que dice: ANGELIS SUIS DEUS MANDA VIT DE TE UT
CCUSTODIAM TE IN OMNIBUS VIIS TUIS. “Y dios mando a sus ángeles para que te
custodien en todos tus caminos”. Ciudad de maravilla. Ante el conjuro de tu nombre sonoro
se estrecha el pasado y el futuro en las horas presentes por saludarte a coro. Se abre un
surco de oro en nuestra Patria historia, sobre tus cúpulas iridiscentes se estrella u sol de
gloria. La estofa viste galas y se remota hasta empapar las alas en los puros añiles de tu
cielo. Hay eclosión de flores y perfumes en el rico jardín de tu leyenda y los ángeles bajan a
tu escudo por custodiar tu senda.

ACTOR I: Muy bonito pero te volviste a salir de texto. Ahorita lo que tocaba era el
Madrigal de Gutierre de Cetina, poeta que fue herido a las puertas de Santo Domingo, aquí
en la ciudad de Puebla.

ACTOR II: Es cierto.

ACTOR I: “Ojos claros, serenos, si de un dulce mirar sois alabados, porque si me miráis
miráis airados y cuanto más piadosos más bellos parecéis a aquel que os mira. No me
miréis con ira porque no parezcáis menos hermosos. ¡Hay, tormentos rabiosos! Ojos claros,
serenos, ya que así me miráis, miradme al menos.”

ACTOR II: Si para mujeres guapas solamente las de México.

ACTOR I: Y las de Jalisco.

ACTOR II: Y las de Tlaxcala.

ACTOR I: Y las de Oaxaca.

ACTOR II: Y las de Sinaloa, las de Tabasco, las de Veracruz, las de…

ACTOR I: ¡Bueno ya! Si de mujeres vamos a hablar creo que lo más acertado seria
mencionar a nuestra divina y única China Poblana. Que importa cual haya sido su origen,
se diserta mucho acerca de ello, la única realidad es que existe y que: Mundanal y divina
en cuya veste criolla y pinturera lucen los tres colores de nuestra sacra, nacional bandera.
Es a nuestros ojos soñadores hecha mujer de luz y patria entera.

ACTOR II: Puebla de ciudades flor, tierra heroica del valor y las mujeres divinas, quien
fuera el charro mejor de la mejor de tus chinas.

ACTOR I: Pero para hablar de ella tendríamos que engalanar el recinto como para una
fiesta. Tendríamos que colgar papelitos de colores (Bajan guirnaldas de papelitos de
colores).

ACTOR II: ¡Como esos! (Señala)


ACTOR I: Exacto. Repartir banderitas de papel. (Lo hacen)

ACTOR II: Licor de pasita.

ACTOR I: Rompope para las damas.

ACTOR II: ¡Ponche de Puebla!

ACTOR I: Echar a vuelo las campanadas de catedral.

ACTOR II: Cantar “Que chula es Puebla”.

ACTOR I: Contagiar a la gente de este goce de haber nacido en el relicario de América.

ACTOR II: De este goce de fiesta grande, de barrio recién lavado y ser un peregrino de luz
en la cascada de estrellas.

ACTOR I: Arde, como un incendio la verbena popular en la clásica barriada, la nutrida


colmena de romeros simula marejada sin par. Sus voceríos, acrecen con las vívidas
corrientes de las sonoras calles hechas humanos ríos. Hay rumor de oleaje de la fiesta
nocturna en el miraje. A mareantes ríos que ofrecen frutas, viandas golosinas, se trenza el
guiricay de la rondalla que gotean rientes mandolinas. Sobre el tumulto estalla el hondo
sollozar de una vihuela, una voz varonil se alza, revuela, ya un balcón florecido de rosas y
con galas adornado, se prende el dulce y triste cantinela. Es algún pobre amor infortunado
que se queja de olvido.

ACTOR II: Allá por el jardín, hay un compacto grupo, que se apretuja en incesante
expectación febril como un impacto de ilusiones sangrantes el ujujuy y el ayayay, comentan
el delirio del coro, elevan cual cohete y revientan ebrios de azul en carcajadas de oro, es
que sobre el sonoro alto tablado del quiosco, cabe la caricia que da el ramaje fresco, dibujan
charro y china el pintoresco canevá de un jarabe.

(En un lugar especial para los bailarines empiezan a ejecutar un típico jarabe poblano.
Cuando ha terminado de bailar el ballet entra el actor II)

ACTOR II: …Con la cara morena que alumbra la obsidiana de los ojos, con la obscura
melena que acaricia los brazos y la espalda, la china es una noche danzarina con un fiel
estrellado como falda que hace soñara al ululante coro. Y en el cielo, la noche es otra china
de falda azul, con lentejuelas de oro. (Pausa. Ballet) ¿Pero qué pasa con nuestra Puebla
moderna?

(Actor II sale. Entra el actor I vestido de “vecina”: bata, tubos en la cabeza, pantuflas,
cara encremada con una enorme bolsa de plástico negra que con sigilosos pasos la
abandona a la mitad del foro. En ese momento aparece el actor II vestido como futbolista
de la franja y alas que sobrepasan la cabeza. Reclama:)
ACTOR II: ¡Señora, señora, señora! Le recuerdo que dejar la basura en la vía pública es un
delito federal, un hecho anticiudadano y una acción cometida por una persona que puede
ser considerada por esto como una perfecta cochina.

ACTOR I: Mal nacido, desgraciado, imbécil. Como se atreve no ve que soy diabética,
hipertensa y cardiaca, y que pudo haberme matado de un susto. Y además, quién es usted
para dirigirme la palabra. Que no sabe que pertenezco a una familia de rancio abolengo
poblano, y que no pienso dirigirle una solo palabra por muy pequeña que esta sea.

ACTOR II: Pero señora, si ayer nos saludamos.

ACTOR I: Le conteste, no lo saludé.

ACTOR II: Pues lo siento señora, pero el hecho de habernos saludado es una prueba
irrefutable de usted y yo, ya teníamos tratos, o sea, de que nos conocemos. Pero además eso
es lo que menos importa. Lo que verdaderamente nos interesa es que ésta es la segunda
ocasión en que estoy a punto de cacharla en el momento de dejar esa bolsa de no sé qué en
la puerta de la casa de su vecina. Dígame usted, ¿qué contiene?

ACTOR I: ¿Quién, yooooo?

ACTOR II: La bolsa, qué contiene la bolsa.

ACTOR I: (Digna, pero asustada.) Nada, esa bolsa no contiene nada.

ACTOR II: Pero como no va a contener nada, señora, ¿y entonces el bulto qué hace?, ¿qué
significa?

ACTOR I: Significa algo que a usted no le importa.

ACTOR II: Cómo no me va a importar señora. No me mienta. Esa bolsa está llena de…
(música melodramática.)

(Actor I como madre culpable ante los reproches de un hijo)

ACTOR I: Deee…

ACTOR II: ¿Deeee..,?

ACTOR I: Deee…

ACTOR II: (En el colmo.) Basura.

ACTOR I: (Trágica.) ¡Nooo!

ACTOR II: Siii.


ACTOR I: ¿Siii?

ACTOR II: ¿Nooo?

ACTOR I: (Cínica.) Bueno si, pero eso no quiere decir nada.

ACTOR II: ¿Cómo no va a querer decir nada señora? ¿Qué no se da usted cuenta que
dejando la basura en las calles se producen enfermedades?, da un pésimo aspecto a la
ciudad y se producen miles moscas.

ACTOR I: ¿Y qué quiere que haga? Que se llene de moscas mi cocina. Porque yo tengo
una cocina integral carísima que me costó muchísimo dinero, y no voy a permitir que me la
ensucien con su cacotas las moscas.

ACTOR II: Pero señora…

ACTOR I: Además los carros de la basura no pasan nunca.

ACTOR II: Eso es una mentira señora. Hoy por la mañana escuché en un conocido
programa noticioso que nuestras autoridades hicieron lo posible para prestar un servicio
inmejorable.

ACTOR I: En Holanda habrán querido decir, porque aquí en puebla no se encuentra un


carro de basura ni de milagro. Y eso que Puebla es una ciudad acostumbrada a los milagros.

ACTOR II: Mire, señora, comprendo que por haber sido cachada infraganti en el momento
de su delito la hace decir incoherencias.

(Indignadísima. Levanta la mano y al fin la planta sobre la mejilla del otro hombre.)

ACTOR I: Incoherente su abuela. ¡Estudiante!

ACTOR II: Señora, no le permito que me insulte de esa manera, que cosa tiene usted contra
los estudiantes para que los insulte de ese modo.

ACTOR I: Lo que pasa es que debería ocuparse de sus estudios y no andar molestando a la
gente pura y decente como yo. Estudiante.

ACTOR II: No soy estudiante, no soy estudiante, pero eso no le da derecho a insultarme de
esa manera.

ACTOR I: ¡Comunista! De seguro a de estudiar usted en la UAP. Pintaparedes, lépero,


libertino, escandaloso, drogadicto, grillero y pandillero.

ACTOR II: Mire señora, no soy comunista, digo, estudiante. Y esa idea que usted tiene de
los estudiantes es producto de su mentalidad caduca y reaccionaria. Si los pobrecitos
estudiantes no tuvieran oportunidad de asistir a la UAP, ¿de dónde iba a sacar dinero para
pagarse sus estudios en esas instituciones retecaras y costosas como la UDLA y la Ibero? Y
además los jóvenes se reúnen es esos grupos que le dicen pandillas para protestar por todas
las cosas que les obligamos a hacer los adultos.

ACTOR I: Estu… comu… (Harta.) Hijo de Satán Juséin. Pues si quieren protestar por lo
que les hacemos los adultos, que se preparen, que estudien, que lean, que escuchen música,
que vayan al teatro. No que el otro día nos bajaron del camión a mí y a mis cinco inocentes
criaturas a punta de leperadas.

ACTOR II: Pues sí, señora, pero hay que entender que esas son manifestaciones propias de
la juventud y que son producto de una sociedad enferma, de una familia llena de vicios.

ACTOR I: (Lo bofetea, no muy fuerte.) Viciosa su abuela, yo uso esas cosas para las
reumas, y además fíjese, yo tengo una casita muy chiquita y muy blanca y todos los días
tengo que pintarla, porque a diario amanece pintarrajeada de léperos letreros que pintan los
estudiantes. Y que letreros. Fíjese: “Govierno vendido”, con b chica. “Ernesto te amo:
Alejandro”. “La 28 s’ta contigo”. Y “chingue su madre Montero Ponce”. La próxima vez
que vea pintada mi barda quien va a mandar a saludar a su madre soy yo.

ACTOR II: Yo sé que tiene razón, señora.

ACTOR I: Claro que la tengo.

ACTOR II: ¿Pero sabe que es lo que debemos hacer?

ACTOR I: ¿Qué?

ACTOR II: Lavar el prestigio de la gente de Puebla.

ACTOR I: Y con que agua, agua solamente en La Paz.

ACTOR II: Tampoco diga mentiras, señora. En la colonia La Paz tampoco hay agua.

ACTOR I: En La Paz, Baja California, porque aquí ni de milagro, y eso que Puebla es una
ciudad acostumbrada a los milagros. Y ya deje de hablar tonterías que se va a despertar mi
vecina y se va a dar cuenta que yo soy la que le deja la basura todos los dí...

ACTOR II: Ahhhhhhh, lo admite usted, señora. Admite que es usted la que deja la basura
todos los días en la puerta de su vecina, dígame entonces, porque lo negaba.

ACTOR I: Porque hay que negar cualquier culpa por muy pequeña que ésta sea. No dicen
que los poblanos somos hipócritas, mentirosos, y chicharroneros, pues sí, sí ¿y qué?

ACTOR II: ¡Como que y qué señora! Esa es una actitud bastante conchuda y descarada.

ACTOR I: (Le pega no muy fuerte) Descarada su abuela. ¡Estudiante!


ACTOR II: Mire señora, es última vez que le permito que me levante la mano.

ACTOR I: (Le vuelve a pegar) Se la puse encima, no se la levanté.

ACTOR II: Señora, usted no sabe quién soy yo.

ACTOR I: ¿Yo? Poblana, rubia, guapa, sexy, rica, aeróbica y toda la cosa ¿y tú quién eres?

ACTOR II: Yo señora, soy un ángel.

ACTOR I: (Le pega no muy fuerte) Loca su abuela.

ACTOR II: Si, señora; soy un ángel, y para que lo sepa soy el ángel de su guarda.

ACTOR I: Yo no tengo ángeles tan feos, ni prietos, ni nacos, ni desnutridos, los ángeles de
Puebla son gorditos, barrocos, cachondos, sensuales. No porquerías como…

ACTOR II: Pues sí, señora; soy un ángel, y soy el ángel de su guarda, cosa que no hago con
mucho gusto porque es usted una vieja argüendera, gorda y bigotona. Pero antes estuve
comisionado a hacer tareas más loables. Yo soy de los ángeles que antaño trazaron con
cordeles de oro el plano de esta ciudad. Pero ahora me voy a convertir en el ángel
exterminador para acabar con esta bola de poblanos que han hecho del relicario, la Atenas
de América, un basurero.

ACTOR I: Pues diga le a su jefe, que no le tenemos miedo, fíjese, y que en lugar de andar
pensando en exterminar a sus pobres bellas e inocentes criaturitas, mejor que piense en
exterminar al culpable de que yo no sepa en donde dejar esto… Pendejo (Le avienta la
bolsa de basura y se va muy oronda.)

ACTOR II: (Con la bolsa de basura entre las manos.) ¡Señora, señora, su bolsa! (Se fue. El
actor II busca donde dejarla, no encuentra lugar. Finalmente y de puntitas, se dirige con la
basura entre las manos hacia la puerta de la vecina. Transición.) Y es que ya no ha
tertulias en puebla. Murieron los combates floridos de la fiesta.

ACTOR I: El ir y devenir de la alegría se ha quedado perdida en esa pose de propiedad que


acaso salva la tradición.

ACTOR II: Las modernas alcantarillas sucias se han comido los afanes de ésta felicidad
momentánea y total.

ACTOR I: Los contextos chiquillos antiguos son ancianos de espaldas que hacen muecas al
presente y no desean el futuro.

ACTOR II: Mi ciudad es el centro de un Tajín desgastante y gris de tristeza opaca.


ACTOR I: Para hablar de la ciudad de Puebla, también tenemos que hablar de sus
inconvenientes; de ésa renuncia ciega e insistente en las tardes de tradición religiosa; de las
ratas de la soledad que chillan a su paso por los pozos de nuestra hipocresía, de esa
negación al amor que embarramos en la pared del abandono, de los combates floridos que
ya no hay. Quisiera sacudirme este olvido, abandonar este dolor antiguo, ya ni siquiera
puedo aspirar el aroma de un despertar de palomas porque llevo el perfume más agrio
encima, el de la nostalgia. De no saber cómo fue mi ciudad cuando era del todo bella, y nos
basta salir a la calle para recibir su amargura de diamante opaco, su noble amargura de niña
antigua.

ACTOR II: Pero mi ciudad está llena de templos coloniales y rincones bohemios, llena de
tradiciones antiguas y ancianas mañaneras, de calles con olor a vainilla y aire de antojo de
tamal. Es que, señor, ni levantando con tus propias fuerzas de todo lo que ahora es ni
nueva, la Puebla de Los Ángeles, sería tan amada como lo es hoy. Aquí guardamos lo
recuerdos de joyas, aquí están los muertos que nos atan a la tierra, aquí vive el amor, el
llanto de talavera de las madres. Este momento que está aquí y que hace de mi única
ciudad, la ciudad única. Es que, señor, si tu fueras de Puebla sabrías del goce de decir:
Salve ciudad materna en cuyos lazos se estrechan el pasado y el futuro en las horas
presentes por saludarte a coro, se abre un surco de oro en nuestra Patria Historia, la estrofa
viste galas y se remonta hasta empapar las alas en los puros añiles de tu cielo. Hay eclosión
de flores y perfumes en el rico jardín de tu leyenda y los ángeles bajan a tu escudo por
custodiar tu senda…

(El ballet interpreta “Que chula es Puebla” para rematar la obra.)

TELÓN

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