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1. El concepto de texto.
La palabra texto suele entenderse como sinónimo de fragmento escrito, sobre todo en
la tradición escolar, donde el concepto de texto se suele entender como un corpus escrito
de cierta extensión compuesto por un número variable de oraciones y sobre el que se
proponen tareas. Así queda patente en expresiones del tipo “libro de texto”, “comentario
de texto” o “comprensión del texto”, en las que subyace una idea de éste como un
producto hecho fuera de la escuela para su consumo dentro de ella, un consumo que
consiste en incorporar a los conocimientos del alumno mediante el análisis del contenido.
Con todo esto, podemos entender que del texto se visualizan tres dimensiones:
dimensión comunicativa (el texto producto de la actividad social y de la interacción entre
sujetos), dimensión pragmática (el texto se encuentra vinculado a una situación
comunicativa construida) y la dimensión estructural (el texto posee una organización
interna y a una coherencia que garantizan su significado).
Tipos de textos
Texto narrativo
Describir algo es decir cómo es. Se pueden describir objetos, personas, lugares,
procesos, sentimientos, etc. La principal diferencia entre la narración y la descripción es
que en ésta el tiempo queda detenido. El texto descriptivo tiene como función informar
sobre el estado de las cosas por lo que su estructura es espacial. Está formado por
enunciados de estado. Utiliza preferentemente oraciones atributivas, adjetivos,
complementos del nombre y adverbios de lugar. Suele aparecer dentro de la estructura de
otros tipos de texto.
Tipos: descripción física, psicológica, de objetos y de paisajes y ambientes, instructivos,
manuales de uso, etc.
Descripciones científicas, cuyo dominio es necesario como texto académico que es. Se
caracteriza por buscar la objetividad, la precisión y la claridad.
Descripciones literarias. Aparecen en obras literarias, guías turísticas, catálogos
comerciales, folletos publicitarios.
Estructura: orden que se sigue para realizarla que depende de lo que se esté
describiendo: del fondo al primer plano, de lado a lado, de arriba abajo, de lo físico a lo
psíquico, etcétera.
Texto argumentativo
La argumentación es un tipo de exposición que utiliza razones (argumentos) para
probar una determinada idea o tesis, al tiempo que se rebaten las contrarias.
Evidentemente, sólo se podrá argumentar sobre temas que admitan puntos de vista
diferentes. Los rasgos más destacados de los textos argumentativos son su carácter
subjetivo y su carácter abstracto. Pretende exponer y rebatir opiniones e ideas, convencer,
persuadir y hacer creer algo a alguien. Rasgos: carácter subjetivo, carácter abstracto,
frases largas, abundancia de coordinación y subordinación (sobre todo causales y
consecutivas), los argumentos no pueden ser contradictorios ni incompatibles, se deben ir
sucediendo según una gradación de importancia y según un orden causa-efecto.
Estructura: semejante al texto explicativo, pero con mayor presencia de argumentos.
Géneros: ensayo, sermón, oratoria política y judicial, artículos de opinión y editoriales de
prensa, debates, mesas redondas.
1. ______________________________
Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar,
entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa
con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción
general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos
últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena
enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta
imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato
cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra
nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la
palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de
preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.
Instrucciones para llorar. Julio Cortázar
2. ____________________________________________
1. Relee el texto, y escríbelo como si fueran unas instrucciones en serio, siguiendo la
estructura que hemos visto.
2. Redacta un texto parecido sobre cómo montar en bicicleta, tomar un autobús,
hacer un examen, pelar una naranja, o alguna otra acción de la vida diaria que se
te ocurra.
3. ______________________________________
“(…) Hacía mucho que había constatado que las relaciones sociales no eran su fuerte, y
ya se había acostumbrado a ello en su solitaria vida. Se encontraba perfectamente
resignada a ello, a condición de que la gente la dejara en paz y no se metiera en sus
asuntos. Desgraciadamente, su entorno no se mostraba ni inteligente ni comprensivo;
tenía que defenderse de los servicios sociales, los servicios de atención a menores, las
comisiones de tutelaje, hacienda, los policías, los educadores, los psicólogos, los
psiquiatras, los profesores y los porteros que —exceptuando los de Kvarnen, que ya la
conocían— nunca quería dejarla entrar en los bares a pesar de haber cumplido ya
veinticinco años. Había todo un ejército de gente que parecía no tener nada mejor que
hacer que pretender gobernar su vida y, si les diese la oportunidad, corregir la manera que
había elegido de vivirla. (…)”
Los hombres que no amaban a las mujeres. Stieg Larsson. P. 45
4. _____________________________________
“(…) Henrik Vanger empezó a subir las escaleras y Mikael lo siguió. Entraron en un
despacho alargado, de unos cuarenta metros aproximadamente, situado en una de las
partes laterales de la casa. Una de las paredes longitudinales estaba presidida, de arriba a
abajo, por una librería de unos diez metros de largo, con una magnifica mezcla de
literatura de ficción, biografías, libros de historia, de comercio e industria, y numerosas
carpetas de tamaño DINA4. Los libros estaban colocados in ningún tipo de orden
aparente. Daba la impresión de ser una librería que se utilizaba, y Mikael sacó la
conclusión de que Henrik Vanger era un gran lector. En la pared de enfrente había una
mesa de roble de color oscuro, dispuesta de modo que el que se sentara allí podría
contemplar toda la habitación. La pared detrás de la mesa albergaba una numerosa
colección de cuadros con flores prensadas dispuestos en meticulosas filas. (…)
Los hombres que no amaban a las mujeres. Stieg Larsson. P.
100.
5. _________________________________________
No es como si fueran buenos abogados. Antes de la patrasiada con la app de Bogotá,
Claudia López se pasó un día diciendo que, aunque decía “deberán estar acreditadas” y
que la policía podía imponer las “sanciones correspondientes en caso de que no haya
hecho el respectivo registro”, eso significaba que la inscripción para ir, entre otras, a hacer
mercado era
“opcional”. En Santa Marta el copy paste del derecho terminó en un decreto según el
cual “los adultos mayores de 70 años, que por voluntad de sus padres van a realizar
actividades físicas al aire libre, lo harán bajo su absoluta responsabilidad”. Absurdo, más
allá del error obvio.
Lo multaron por gordo. Por: Daniel Pacheco. El espectador. 9 de junio de
2020
6. ______________________________________
“ (…) Cuando Mikael concluyó su relato, el viejo se quedó en silencio. Por mucho que
los médicos le hubiesen asegurado que Henrik Vanger estaba recuperado de su infarto.
Mikael había temido ese momento; tenía miedo de que la historia fuese demasiado para
el anciano. Pero, al margen de que su voz tal vez sonara algo pastosa, Henrik no dio
muestra alguna de emoción cuando rompió su silencio.
—Pobre Harriet. Ojalá hubiera acudido a mí.
Mikael miró su reloj. Eran las cuatro menos cinco.
—¿Quieres verla? Ahora que sabes lo que ha hecho, ella teme que la rechaces.
(…)” Los hombres que no amaban a las mujeres. Stieg Larsson. P. 627.
7. _______________________________________
“(…) Le echaba unos treinta y cinco años, pero su aspecto podía estar en cualquier
edad comprendida entre los veinticinco y los cincuenta. Tenía una media melena castaña,
un rostro alargado y un cuerpo maduro, como sacado de un catálogo de venta de correo
de ropa interior femenina. Calzaba chanclas y lucía un bikini negro y unas gafas de sol de
cristales violetas.
Era norteamericana y hablaba con acento del sur. Llevaba un sombrero de playa
amarillo que dejó caer al suelo, junto a la hamaca, justo antes de hacerle una señal al
camarero. (…) La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina. Stieg Larsson.
p.15
8. _________________________________________
“(…) Es un hombre de complexión normal. Mide aproximadamente un metro y
ochenta centímetros. Tiene el pelo castaño, ni corto ni largo, y está afeitado. Pero resulta
imposible apreciar sus rasgos faciales y, mucho menos, estimar su edad. Podría tratarse
tanto de un adolescente como de un señor de mediana edad. (…)”.
Los hombres que no amaban a las mujeres. Stieg Larsson. P.
450.
9. _____________________________________
“(…) La próxima parada era Camille’s House of Fashion, a ciento cincuenta metros más
bajo de la misma calle. Salió al cabo de una hora llevando botas y medias negras, una falda
de color arena con una blusa a juego, una chaqueta corta y una boina. Todo de marca. Se
lo había dejado elegir al vendedor. También se llevó un exclusivo maletín de cuero y una
pequeña maleta Samsonite. Para coronar la obra, unos discretos pendientes y una sencilla
cadena alrededor del cuello. Le hicieron un cargo de cuarenta y cuatro mil coronas en la
tarjeta de crédito. Además, por primera vez en su vida, Lisbeth Salander lucía un pecho
que, al contemplarse en el espejo de la puerta, la dejó sin aliento. Aquel pecho era falso
igual que la identidad de Mónica Scholes. Estaba hecho de látex…”
Los hombres que no amaban a las mujeres. Stieg Larsson. P. 634.
10. ________________________________________
“(…) Lisbeth aterrizó en Zurich a las siete y media de la tarde y cogió un taxi hasta el
turístico hotel Matterhorn. Había reservado una habitación a nombre de Irene Nesser, con
el cual se identificó gracias a un pasaporte noruego. Irene Nasser tenía el pelo rubio y
largo. Había comprado la peluca en Estocolmo y utilizó diez mil coronas del préstamo de
Mikael Bomkvist para adquirir dos pasaportes a través de los oscuros contactos de la red
internacional de Plague. (…)”
Los hombres que no amaban a las mujeres. Stieg Larsson. P.
633.
11. _________________________________________
“(…) Milton Security tenía trescientos ochenta empleados en plantilla, además de unos
trescientos colaboradores freelance de confianza a los que se recurría cuando era
necesario. Se trataba por lo tanto de una empresa pequeña en comparación con Falck o
Svensk Bevakningsjanst. (…) Al comenzar la década de los noventa, Milton Security ya
estaba preparada para ofrecer un tipo de seguridad completamente nuevo a una selecta y
reducida cartera de clientes, fundamentalmente alto, y gente adinerada: estrellas de rock
recién enriquecidas, corredores de bolsa y ejecutivos de empresas puntocom. Gran parte
de la actividad se centraba en ofrecer protección de guardaespaldas y diferentes sistemas
de seguridad para empresas suecas en el extranjero, sobre todo en Oriente Medio. (…)”
Los hombres que no amaban a las mujeres. Stieg Larsson. P.
45.
12. ______________________________________
“(…) Hedeby estaba constituido por un núcleo de viejas construcciones de madera, al
estilo de los antiguos poblados industriales del golfo de Botnia. En las inmediaciones,
había chalés más modernos y grandes. El viejo pueblo empezaba en el continente y
continuaba, una vez pasado un puente, en una isla de accidentado relieve. En la parte
continental, al lado del puente, se alzaba una pequeña iglesia de piedra; justo enfrente de
un rótulo luminoso de los de antes, rezaba "Café de Susane. Panadería y pastelería". (…)”
Los hombres que no amaban a las mujeres. Stieg Larsson. P. 98.
13.
El racismo en la presunta tierra de las libertades y la democracia ha sido histórico y con
profundas raíces sociales y culturales que perviven en los Estados Unidos. Y la
discriminación, que ha sido protuberante contra los negros, sigue causando muertes a
granel. En un tiempo, era una suerte de macabro deporte linchar a los negros. Entre 1830
y 1950 se lincharon a 4.000 negros en los Estados Unidos. La persecución se erigía como
espectáculo público, con centenares de testigos que presenciaban el bárbaro acto.
Algunas obras literarias dan cuenta de esa perversión.
Sangriento racismo USA. Reinaldo Spitaletta. 9 de junio de 2020. El
espectador.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bernárdez, E (1982): Introducción a la lingüística del texto, Madrid, Espasa-Calpe.