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ALEJO TAPULLIMA, ASTRIL FUSTINA (ORCID.

ORG/0000-0001-7723-038)

EL PRINCIPIO DE EQUIVALENCIA O DEL COSTO DE SERVICIO


APLICABLE A LAS TASAS.

Cuando nos referimos a los Principios del Derecho Tributario debemos


considerar que nos referimos a un concepto fundamental en el estudio y
aplicación de esta rama, puesto que, si bien estos no se encuentran regulados
en la norma III del título preliminar del código tributario titulada “Fuentes Del
Derecho Tributario”, estos se podrán aplicar de manera supletoria ante
situaciones no previstas, de igual manera lo serán los Principios del Derecho
Administrativo y los principios Generales del Derecho según lo indica la norma
IX del título preliminar del mismo código.

Dicho esto, surge la siguiente interrogante, ¿a qué nos referimos cuando


hablamos de los Principios del Derecho Tributario? La palabra principios
propiamente dicha tiene sentido cuando la analizamos desde la ciencia de la
ética y moral. Teniendo ello en cuenta, nos referimos a principios como reglas o
normas que orientan la acción de un ser humano cambiando las facultades
espirituales racionales. persigue

Se trata de normas de carácter general y universal, como, por ejemplo: no


dañar, no mentir, respetar la vida de los semejantes, entre otros. En base a
ellos podemos encontrar cual es la finalidad de tener principios en el
ordenamiento jurídico, dado que al igual que los principios de índole moral
buscan orientar la vida jurídica en base a determinadas acepciones.

Tomando esto en consideración los Principios del Derecho Tributario al igual


que los principios de las demás ramas del derecho parten y se guían de los
Principios Generales del Derecho. Por citar algunos ejemplos básicos de estos
tenemos la igualdad ante la ley, la justicia, el principio de legalidad, entre otros.

Debemos entender que los Principios que rigen el Derecho Tributario no deben
contravenir a los previamente mencionados en consecuencia, no podría existir
un principio que proponga la injusticia en dicha rama. Asimismo, es necesario
entender que parte importante del rol de los principios en el derecho es guiar a
las normas de su determinada rama, por lo tanto, los principios son la fuente
que inspira y dirige la creación de normas, razón por la cual las normas no
deben contravenir con los principios. Siendo así que podemos explicar la razón
de ser de la norma IX y el motivo por el cual, ante la ausencia de normativa el
Derecho Tributario recurre de forma supletoria a los Principios.

En efecto, desde hace ya décadas, el poder público con la imposición de


tributos no solo allegarse los recursos financieros necesarios para el
cumplimiento de sus atribuciones, sino que también trata de desincentivar
ciertos usos y conductas que se consideran perjudiciales. Ese es el sentido que
informa, por ejemplo, los tributos que gravan actividades contaminantes o los
que se imponen por el consumo de sustancias nocivas para la salud (alcoholes
y tabacos, principalmente).

En cuanto a estos últimos, junto con justificaciones de índole paternalista,


recientemente se ha extendido la idea de que es justo imponer mayores
gravámenes sobre estas sustancias lesivas para la salud personal, en tanto
que van a causar enfermedades que, presumiblemente, supondrán un mayor
coste para los servicios públicos de salud. Esta idea, al fin y al cabo, no es
sino una vuelta de tuerca más al principio de equivalencia, de forma que
se instituye una equivalencia preventiva, esto es, un pago por unos costes que
hipotéticamente puedan causarse en un futuro.

Las posibilidades de aplicación del principio de equivalencia son muy variadas


y, de hecho, la crisis económica sirve como acicate para la aparición de nuevas
modalidades. El principio de equivalencia, también se ha aducido que es el que
mejor expresa el principio democrático, puesto que permite a los contribuyentes
decidir cómo y en qué aportan su contribución a los gastos públicos. Por
nuestra parte, no podemos compartir dicha interpretación ya que, aparte de que
podamos estar ante una impugnación subrepticia de los mecanismos de
representación democrática, se incurriría en una notoria desigualdad, en tanto
que los sujetos con mayores recursos económicos se colocarían en una
situación de evidente superioridad.

La aplicación del principio de equivalencia requiere tres condiciones que


necesariamente han de cumplirse. Por un lado, ha de existir una voluntariedad
en la recepción del bien o servicio público de que se trate. De lo contrario, no
tiene sentido afirmar que el principio de equivalencia permite un mejor
conocimiento de las preferencias de los ciudadanos, ni que supone un mejor
cumplimiento del principio democrático. Por otro lado, a fin de establecer una
relación directa entre el ingreso y el gasto público, es necesario que la
contraprestación recibida por el contribuyente se encuentre suficientemente
definida, esto es, ha de tratarse de un bien o servicio público divisible. Si no
fuera así, la equivalencia sería imposible o arbitraria. Por último, no ha de
perseguirse con la adopción del principio de equivalencia una finalidad de
redistribución de la riqueza, ya que dicho principio no es apto per se para
realizar tal tarea.

En Perú el principio de equivalencia o de costo del servicio inspiran a las


especies tributarias contribuciones y tasas, respectivamente. En el caso de las
contribuciones, el aspecto material de la hipótesis de incidencia, debe ser
diseñado teniendo en consideración el vínculo entre determinada actividad
estatal y un beneficio potencial o efectivo que se generen en el patrimonio del
contribuyente. Si producto de esa actividad estatal no se genera un beneficio,
sino un desmedro en la esfera patrimonial del individuo, la contribución sería
ilegal. En el caso de tratarse de una tasa, la base imponible de ésta debe
encontrarse relacionada con el costo del servicio individualizado en el
contribuyente, servicio que en el caso peruano debe ser efectivo y/o potencial.

Es así que la tasa desde el punto de vista restrictivo, se configuraría el hecho


imponible cuando la prestación del servicio por parte del Estado se individualiza
en el sujeto pasivo; en cambio la tasa vista desde una perspectiva amplia, el
hecho imponible se configuraría con la prestación del servicio por parte del
Estado, independientemente de que el sujeto pasivo se beneficie más que otro.
El Código Tributario Peruano define a la tasa en su Norma ll, estableciendo que
la tasa es el tributo cuya obligación tiene como hecho generador la prestación
efectiva por el Estado de un servicio público individualizado en el contribuyente.

Para determinar el quantum de la tasa debe existir una razonable equivalencia


entre la cuantía de la tasa y el costo de la prestación del servicio efectuado
Conclusión:

En el marco de la búsqueda de una tributación equitativa, el principio de


equivalencia se presenta como una manifestación de la justicia conmutativa, al
poner en relación la actividad pública prestada y el tributo que se satisface en
consideración a la misma. Como ocurre en situaciones análogas, las
condiciones para que el intercambio sea legítimo son las siguientes: un justo
reparto previo; información suficiente acerca de lo que se intercambia y, por
último, ausencia de coacción a la hora de llevar a cabo el intercambio. Tanto la
primera como la tercera condición no parecen ajustarse adecuadamente a la
realidad tributaria. Finalmente, Dentro del género principio de equivalencia,
pueden distinguirse dos especies: principio de equivalencia de coste y principio
de equivalencia de beneficio. El primero relaciona el tributo con los costes en
que ha incurrido la Administración para la provisión de un bien o servicio
público. El segundo vincula el tributo con el beneficio obtenido por el
contribuyente al usar bienes de dominio público.

BIBLIOGRAFÍA

https://www.marcialpons.es/media/pdf/9788415948766.pdf

https://www.mef.gob.pe/es/tributos-sp-30710/24-conceptos-basicos/63--
los-proyectos-de-inversion-permiten-que-el-peru-avance

file:///C:/Users/Alexander/Downloads/BOE-
066_Tasas_y_Precios_Publicos.pdf

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