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NÚCLEO – GUAYANA.
PROFESOR: INTEGRANTES:
EFICACIA Y CUMPLIMIENTO
Como primera instancia, podemos destacar el amplio nivel de desenvolvimiento ante los
presentes casos, llevando a cabo cierta relevancia en su propia identificación única y
pretenciosa en el ámbito de opciones para la alegación abstracta de dichos procedimiento,
por consiguiente, cabe reconocer que en el caso Granier y otros (Radio Caracas
Televisión), la Comisión concluyó que el Estado venezolano incumplió con las obligaciones
sustantivas y procesales que tenía en materia de asignación y renovación de concesiones, y
por consiguiente, la controversia relativa a la no renovación de la concesión ocurrió en un
contexto de inseguridad jurídica, por lo tanto, no habría claridad sobre el marco legal
aplicable a la concesión. No obstante, se manifestó que la decisión del Estado habría sido
“con base en la línea editorial del canal, constituyendo un claro acto de desviación de poder
y una restricción indirecta incompatible con los artículos 13.1 y 13.3 de la Convención”.
Además, indicó que el Estado incurrió en una violación del derecho a la igualdad y no
discriminación. Finalmente, alegó presuntas violaciones al debido proceso y a la protección
judicial en el marco de los procesos administrativos y judiciales que se llevaron a cabo antes
y después del cierre del canal.
1.
En este orden de ideas, de acuerdo a la identificación adecuada del tribunal en este
primer caso, se resulta resaltante que este Tribunal recibió diversos documentos
presentados como prueba por la Comisión Interamericana, los representantes y el Estado,
adjuntos a sus escritos principales; en tal sentido, al momento de la admisión de las
pruebas documentales, El Tribunal admite los documentos presentados en la debida
oportunidad procesal por las partes y la Comisión, y cuya admisibilidad no fue controvertida
ni objetada, pues, en cuanto a las notas de prensa presentadas por las partes y la Comisión
junto con sus distintos escritos, este Tribunal ha considerado que podrán ser apreciadas
cuando recojan hechos públicos y notorios o declaraciones de funcionarios del Estado, o
cuando corroboren aspectos relacionados con el caso., es consecuencia, la Corte decide
admitir aquellos documentos que se encuentren completos o que, por lo menos, permitan
constatar su fuente y fecha de publicación.
Por otra parte, respecto de la declaración de la señora Ana María Hernández, los
representantes alegaron que “no se expresó objetivamente y no podía ser admitida como
experta”. Sobre esta declaración, la Corte recuerda que en la Resolución del Presidente de
la Corte de 14 de abril de 2014 se decidió que la señora Hernández rendiría su declaración
a título informativo y no como perita, como lo había propuesto el Estado, por cuanto se
consideró que “se podría estar ante una relación de subordinación con la entidad estatal
que tendría interés directo en el caso siendo aplicable lo establecido en el artículo 48.1.f del
Reglamento de la Corte por lo que no es pertinente convocarla como perita”.
El Tribunal recuerda que el marco fáctico del proceso ante la Corte se encuentra
constituido por los hechos contenidos en el Informe de Fondo sometidos a consideración de
la Corte. En consecuencia, no es admisible que las partes aleguen nuevos hechos distintos
de los contenidos en dicho informe, sin perjuicio de exponer aquellos que permitan explicar,
aclarar o desestimar los que hayan sido mencionados en el mismo y hayan sido sometidos
a consideración de la Corte. La excepción a este principio son los hechos que se califican
como supervinientes, siempre que se encuentren ligados a los hechos del proceso.
RCTV ha sido señalada por altos funcionarios a nivel interno como una de las emisoras
privadas de televisión que fueron partícipes políticos activos en los hechos del golpe de
Estado de abril de 2002. En consecuencia, se reconoce que de acuerdo al
desenvolvimiento y el interés lucrativo que dio es presente caso, se ha acusado a RCTV de
apoyar abiertamente el paro de actividades que tuvo lugar entre finales del año 2001 y
comienzos del 2002 al presentar propaganda a favor de la renuncia del presidente Chávez
durante sus espacios de publicidad pagada. Asimismo, se acusa a RCTV y a los otros
canales de televisión del país de haberle dado una gran cobertura a las marchas de la
oposición y a la posesión del señor Pedro Carmona durante los días 11 y 12 de abril de
2002, y no haber transmitido las marchas o protestas a favor del presidente, ni la
reinstauración en la Presidencia de Hugo Chávez ocurridas el 13 y 14 de abril de 2002.
En este orden de ideas, cabe ubicar que ante la identificación del tribunal se adjunta que
este resalta la gravedad de los hechos ocurridos entre la fecha antes mencionada que
desencadenaron este golpe de estado en Venezuela. Del mismo modo, la Corte resalta que
los hechos relacionados con el golpe de Estado y el comportamiento que los medios de
comunicación habrían tenido durante estos días conllevó una radicalización de funcionarios
del gobierno en las declaraciones en contra de los medios. El Tribunal concluye que cuenta
con elementos suficientes para determinar que los hechos del presente caso se enmarcaron
en una situación de tensión con posterioridad al golpe de Estado, durante la cual se dio una
polarización política que se manifestó mediante una notoria tendencia a la radicalización de
las posturas de los sectores involucrados. En este sentido, el Tribunal considera que se
encuentran probados en el presente caso “el ‘ambiente de intimidación’ generado por las
declaraciones de altas autoridades estatales en contra de medios de comunicación
independientes” y “un discurso proveniente de sectores oficialistas de descrédito profesional
contra los periodistas”.
Ahora bien, en identificación del tribunal ante el presente caso se adjunta que en
particular, se constató que a partir de 1988 se presentaron una serie de denuncias ante la
Policía Federal y el Consejo de Defensa de los Derechos de la Persona Humana (CDDPH),
por la práctica de trabajo esclavo en dicha Hacienda, y por la desaparición de dos jóvenes,
por consiguiente, en 2007 el Superior Tribunal de Justicia decidió que la jurisdicción
competente para el delito de trabajo esclavo era la federal. Ante las circunstancias del caso,
el Tribunal consideró que para constituir una violación del artículo 6.2 de la Convención
sería necesario que la presunta violación sea atribuible a agentes del Estado, ya sea por
medio de la participación directa de éstos o por su aquiescencia en los hechos. En relación
con el vínculo con agentes del Estado, la Corte considera que dicho criterio se restringe a la
obligación de respetar la prohibición del trabajo forzoso, sin embargo, ese criterio no puede
ser sostenido cuando la violación alegada se refiere a las obligaciones de prevención y
garantía de un derecho humano establecido en la Convención Americana, por lo que no
resulta necesaria la atribución a agentes del Estado para configurar trabajo forzoso. Sin
perjuicio de lo anterior, el Tribunal considera que las características específicas a que
fueron sometidos los 85 trabajadores rescatados el 15 de marzo de 2000 sobrepasaban los
extremos de servidumbre por deuda y trabajo forzoso para llegar a cumplir con los
elementos más estrictos de la definición de esclavitud establecida por la Corte, en particular
el ejercicio de control como manifestación del derecho de propiedad.
El Tribunal constata que, en el período entre la denuncia y la inspección, en marzo de
2000, el Estado no logró coordinar la participación de la Policía Federal activamente, más
allá de la función de protección del equipo del Ministerio del Trabajo. Asimismo, el Estado
no actuó con la debida diligencia para prevenir la forma contemporánea de esclavitud y no
actuó de acuerdo a las circunstancias del caso para poner fin a ese tipo de violación. En
razón de lo expuesto, el presente Tribunal concluye que el Estado violó el derecho a no ser
sometido a esclavitud y trata de personas, en violación del artículo 6.1 de la Convención
Americana, con relación a los artículos 1.1, 3, 5, 7, 11 y 22 del mismo instrumento, en
perjuicio de los 85 trabajadores rescatados en el 2000 en la Hacienda Brasil Verde.
Integrado por los jueces presidente, Humberto Antonio Sierra Porto, Roberto F.
Caldas, vicepresidente, Manuel E. Ventura Robles, Juez; Diego García-Sayán, Juez;
Alberto Pérez, Juez; Eduardo Vio Grossi, Juez, y Eduardo Ferrer Mac Gregor
Poisot.