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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

PODER JUDICIAL
Circuito Judicial del Estado Bolívar sede Puerto Ordaz

ASUNTO PRINCIPAL : FP11-V-2022-00435


ASUNTO : FP11-V-2022-000435

SOLICITANTE: SAMUEL GIUSSEPPE CANCINO MORALES


DEMANDADO (a): KATHERINA ZAHLOUT ALVAREZ

MOTIVO: Divorcio por los causales de LOS EXCESOS, SEVICIA E INJURIAS


QUE HAGAN IMPOSIBLE LA VIDA EN COMÚN

FECHA DE ENTRADA: 26 de Abril de 2022

MATERIA: CIVIL.

SENTENCIA: DEFINITIVA.

TERMINADO: 24 de Julio de 2022


Ciudadana

JUEZA DEL CIRCUITO JUDICIAL DE PROTECCION DE NIÑOS, NIÑAS Y

ADOLESCENTES DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO

BOLÍVAR, CON SEDE EN PUERTO ORDAZ

Su Despacho.-

Yo, SAMUEL GUISSEPPE CANCINO MORALES, venezolano, mayor de

edad, titular de la Cédula de Identidad Nro.: V- 14.001.711 y domiciliado en Puerto

Ordaz, Municipio Autónomo Caroní del Estado Bolívar, debidamente asistido en

este acto por la Abogada en ejercicio: YENIFER ALEJANDRA MONRROY

PEROZO, inscrita en el Instituto de Previsión Social del Abogado (I.P.S.A) bajo el

Nro.: 92.966, domiciliada en Puerto Ordaz, Municipio Autónomo Caroní del

Estado Bolívar; ante su competente autoridad, con el debido respeto y en la mejor

forma de proceder en derecho, ocurro a objeto de exponer la presente Solicitud de

DIVORCIO CONTENCIOSO por los excesos, sevicia e injurias que hacen

imposible la vida en común, según invoco el  ordinal tercero del

artículo 185 del Código Civil.

CAPITULO I

DE LOS HECHOS

Es el caso Ciudadano Juez, que contraje Matrimonio Civil con la Ciudadana:,

KATHERINA ZAHLOUT ALVAREZ, venezolana, mayor de edad, titular de la

Cédula de Identidad Nro.: 17.906.531, por ante el Registro Civil del Municipio

Autónomo Caroní del Estado Bolívar, en fecha veintidós (22) de mayo de 2003,

según consta en copia certificada de Acta de Matrimonio que acompaño marcada

letra “A”, asentada bajo el Nº 532 Tomo 1, Folio 145 al 146 de los Libros de Actas

de Matrimonios Civiles llevados por este registro durante año 2003, instrumento

fundamental en solicitudes de divorcio. Fijamos nuestro último domicilio conyugal, 

en la dirección siguiente: Urbanización Yara Yara II, Manzana Nº 30, Casa Nº 8,

Puerto Ordaz, Municipio Autónomo Caroní del Estado Bolívar. Durante la unión
matrimonial procreamos tres (3) hijos (a), nuestra primera hija que lleva por

nombre KARELIS ANDREINA CANCINO ZAHLOUT, nacida el día dieciséis (16)

de noviembre de 2007, tal como consta en copia certificada de Acta de Nacimiento

Nro, la cual anexo en este escrito marcada con la letra “B”, nuestra segunda

hija de nombre VALERIA SHATRIN CANCINO ZAHLOUT, nacida el treinta (30)

de mayo de 2009, tal como consta en Acta de Nacimiento asentada bajo el Nº 356

del libro Nº 1H, del año 2009, la cual anexo en este escrito marcada con la

letra “C”, y finalmente nuestro último hijo que lleva por nombre KRISTHOPER

LENDER CANCINO ZAHLOUT, nacido el diecinueve (19) de diciembre de 2016,

la cual anexo en este escrito marcada con la letra “D”.

Nuestra relación desde el principio y por aproximadamente nueve años, fue

armoniosa y estuvo basada en el respeto, la tolerancia, el afecto mutuo y la

comprensión; cumpliendo cada uno con nuestras obligaciones conyugales. Pero

es el caso ciudadana jueza que en nuestra relación surgieron desavenencias que

nos fueron distanciando como pareja haciendo imposible nuestra vida en común a

tal punto que a principios del año dos mil dieciséis surgieron circunstancias

desafortunadas con la llegada de nuestro último hijo, puesto que mi aun esposa se

vio afectada por un estado de depresión post partum, debido a ello, rechazaba

rotundamente brindarle los cuidados y atención optimas a nuestro hijo de ahora 8

años, a raíz de esto, la situación en el hogar se tornó en un ambiente de

agresiones físicas contra mi persona persistentes, situación que era observada en

efecto por nuestros tres hijos, causándoles un estado de miedo e inseguridad,

razones por las cuales, decidimos, por el bien de nuestra familia, ser tratados por

una psicóloga, está diagnóstico, que por los motivos recurrentes en nuestro

ambiente familiar, este ya no podría ser compartido por la madre, sin que ella

fuese tratada por un especialista, ya que presentaba cuadros de depresión,

trastorno explosivo intermitente y demás estados verdaderamente alarmantes.

Como consecuencia de los hechos narrados ciudadana Jueza

respetuosamente solicito decrete el divorcio por los excesos, sevicia e injurias que

hacen imposible la vida en común, solicitud que hago ante usted de acuerdo a su


competencia como jueza que ampara los derechos de los Niños, Niñas y

Adolescentes.

CAPITULO II

DE LAS INTITUCIONES FAMILIARES

Ahora bien a los afines de garantizar el interés superior de nuestros hijos, como

prioridad máxima, establezco las instituciones familiares de la siguiente manera:

en primer lugar solicito se ejerza la patria potestad como ya estaba convenido,

entre la madre y mi persona, su padre; En lo relativo a la Responsabilidad de

Crianza de mis hijos (a) la misma será ejercida por mi persona con lo cual solicito

ejercer de manera unilateral el atributo de Custodia, Quedando establecida la

obligación de manutención en los siguientes términos: la ciudadana Katherina

Zahlout titular de la cédula de identidad N° V- 17.906.531, deberá depositar en la

cuenta de ahorros que estime este tribunal, los cinco (5) primeros días de cada

mes la cantidad de OCHO MIL SETECIENTOS NOVENTA Y OCHO BOLIVARES

CON UN CENTIMO (Bs. 8.798,01) la otra en el mes de Diciembre por la suma de

OCHO MIL SETECIENTOS NOVENTA Y OCHO BOLIVARES CON UN CENTIMO

(Bs.8.798,01). Por ultimo en cuestión referente al régimen de convivencia

considero que dicha estimación sea decidida por su honorable competencia,

salvaguardando el interés superior de mis hijos (a) ya demostrado en audiencia a

quien le atribuye la pertinente institución familiar.

CAPITULO III

DEL DERECHO

El Artículo 137 del Código Civil consagra un conjunto de deberes y derechos de

los cónyuges que en forma igualitaria y solidaria deben asumir. La mencionada

norma enuncia como tales el deber de convivir juntos, guardarse fidelidad y

socorrerse mutuamente, y cuya interpretación debe realizarse en forma amplia y

con base a la propia dinámica familiar que determinen los cónyuges, pero lo que si

deben tener claro es que el matrimonio debe significar una relación estrecha en la
que medie el entendimiento, respeto, la asistencia mutua, el soporte moral y

económico para las situaciones que se presenten en la vida conyugal y familiar.

Para el tratadista Portales, el matrimonio es la “Unión del hombre y la mujer para

perpetuar la especie, para socorrerse y asistirse mutuamente; para sobrellevar el

peso de la vida y compartir su destino común”.

Según E.C.B., “… El matrimonio es una institución fundada en un principio moral,

con f.m., sustentada por el buen deseo de sus integrantes, mediante una

comunión pacífica y armoniosa de sus vidas, con recíprocos derechos y

obligaciones, importa reconocer, al propio tiempo, que el divorcio ha sido

instituido, precisamente para sancionar la infracción de tales obligaciones;

siguiéndose de aquí que cuando uno de los cónyuges incumple alguna de

aquéllas obligaciones, contemporáneamente y sin más nace para el otro el

correlativo derecho de ejercitar su querella, sin que sea requisito previo para ello

probar que la vida en común de los esposos se ha suspendido…” (Código Civil

Venezolano comentado y concordado, Pág. 110).

Con relación a la causal 3° del Artículo 185 del Código Civil, los excesos, sevicia e

injurias graves como causal de divorcio, vienen a constituir una conducta general

violatoria de los deberes del matrimonio, y no configuran por sí, ninguna de las

otras causales de divorcio, como por ejemplo, el adulterio y el abandono.

Se entiende por excesos, conforme a la jurisprudencia nacional, los actos de

violencia física de un cónyuge contra el otro que ponen en peligro la integridad

física, la salud o la vida de la víctima, los cuales pueden ser golpes, heridas,

maltratos, el constreñimiento de practicar relaciones sexuales diferentes de las

ordenadas por la naturaleza; esta serie de hechos repetidos hacen imposible la

vida conyugal porque desnaturalizan su finalidad, la cual consiste en vivir

armoniosamente, cada uno ejerciendo sus derechos y cumpliendo sus deberes

como natural y jurídicamente les corresponde, no siendo necesario que estos

actos sean numerosos y frecuentes, ya que basta uno solo que pueda calificarse

como grave, para dar derecho al cónyuge que lo sufre para demandar el divorcio.
Por su parte, la sevicia implica una intención dañosa dirigida a procurar una lesión

física o moral en el otro cónyuge y que presupone la repetición sistemática de

hechos tendientes a la obtención del fin propuesto, está constituida por actos de

crueldad excesiva, violencias físicas o morales que si no ponen en peligro la vida

del cónyuge, le ocasionan diario tormento. Debe ser grave como para imposibilitar

la vida en común los malos tratos del marido para la mujer, cuando son

continuados constituyen sevicia, pues el término tiene un sentido de constancia y

habitualidad. La crueldad suficiente que configura la causal, no resulta

propiamente del hecho en sí, sino que es producto del propósito deliberado de

causarla, con la constante repetición de los actos crueles.

En cuanto a la injuria, es todo agravio o ultraje hecho de palabra o de obra, el cual

puede ser más o menos grave según el caso y la condición de las personas;

siendo también injurias los actos de un esposo que, sin haber de su parte ninguna

palabra o calificativo injurioso, tienen, sin embargo, el carácter de ofensa ultrajante

para el otro esposo, porque constituyen una violación de los deberes que nacen

del matrimonio o demuestran la indignidad de su autor y hacen por lo tanto la vida

común insoportable. La injuria grave podemos considerarla como la causal de

divorcio que de margen a un mayor número de aplicaciones, pues encierra en sí

toda violación a los deberes conyugales, originados con ocasión del matrimonio,

todo atentado a la dignidad del cónyuge.

Tanto en la doctrina como en jurisprudencia se admite generalmente la necesidad

de que los excesos, sevicia e injuria grave llenen ciertas condiciones para que

puedan ser invocados con éxito como causas de divorcio, estas condiciones son:

1. Emanar de uno cualquiera de los cónyuges, sin que puedan ser apreciados

cuando provengan de la persona extraña al matrimonio.

2. Provenir de una persona consciente y responsable de sus actos.

3. Ser inferidos a la persona misma de uno de los cónyuges.

4. Ser producidos después del matrimonio, o cuando menos en el momento de la

celebración del mismo.


5. Carecer de causa que lo justifique.

6. Deben hacer imposible la vida en común de los cónyuges.

Ahora bien, ha establecido la doctrina patria, criterio que acoge este Juzgador

como propio, respecto a la prueba fundamental para demostrar la configuración de

los excesos, sevicia e injurias graves, que los mismos sean demostrados

mediante la prueba testimonial, dejando abierta la posibilidad de que sean

probadas las injurias por medio de documentos privados, tales como misivas o

notas infamantes, ofensivas de un cónyuge contra el otro.

Considera este Juzgador importante destacar que la doctrina ha señalado que

debido al hecho de que los excesos y la sevicia no suelen realizarse sino en

privado, no se debe ser demasiado exigente por lo que respecta a la precisión

expositiva de los testigos, guardando margen, entonces, para las presunciones.

Establecidos como han sido los criterios a aplicar por este sentenciador para

decidir el presente juicio, procede a verificar la existencia de los requisitos up

supra, con los elementos probatorios en autos, lo que hace de seguidas.

Los Artículos 1354 del Código Civil y 506 del Código de Procedimiento Civil,

consagran el principio procesal de la carga de la prueba, según el cual las partes

tienen que demostrar sus respectivas afirmaciones de hecho, correspondiéndole a

la actora comprobar los hechos constitutivos en que fundamenta su pretensión, es

decir, aquellos que crean o generan un derecho a su favor, y traslada la carga de

la prueba al demandado respecto a los hechos extintivos, impeditivos o

modificativos.

Cabe destacar que en los juicios de divorcio y separación de cuerpos contenciosa,

a tenor de lo dispuesto en el Artículo 758 del Código de Procedimiento Civil, la

falta de comparecencia de la parte demandada al acto de contestación de la

demanda se estimará como contradicción de la demanda en todas sus partes.

En consecuencia, la Doctrina citada, concatenada y concordada con repetida

Jurisprudencia ha dejado establecido que no se debe ser tan exigente en cuanto a


la apreciación los testigos, en cuanto a excesos, sevicia e injurias se trate, criterio

el cual acoge este Sentenciador.

Se estará abordando mediante un proceso ordinario ante el TRIBUNAL DEL

CIRCUITO JUDICIAL DE PROTECCIÓN DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES;

por lo cual, sus procedimiento estarán bajo la regulación de la ley especial

LOPNNA, según con lo establecido en la referida ley especial, este proceso consta

de dos audiencias, la primera, la audiencia preliminar que a su vez está dividida

en dos fases, la fase de mediación art. 469 LOPNNA; y la fase de sustanciación

art. 473 LOPNNA, y por último la audiencia de juicio art. 483 de la LOPNNA.

Narrados los hechos, invocado el derecho y aportadas las pruebas documentales

pertinentes solicito y lo cual es el objeto de pretensión que su competente

autoridad decrete el divorcio por excesos, sevicia e injurias que hacen imposible la

vida en común, ordinal 3º del art. 185 del código de civil. así mismo solicito

convenga en lo propuesto en beneficio de los menores de edad en relación a las

Instituciones Familiares o en su defecto sean fijadas conforme a su sano criterio

tomando como base la propuesta establecido en el libelo de la demanda que hago

en beneficio de los niños

CAPITULO IV

DE LOS BIENES

 
En cuanto a bienes que partir y liquidar manifiesto que durante la vigencia de

nuestro matrimonio construimos un inmueble con dinero de nuestro propio peculio,

específicamente en: ----el cual consta de tres (3) habitaciones, dos (2) baños, una

(1) cocina, una (1) sala y un (1) porche, siendo su estructura de bloque, pisos de

cerámica, techo de machihembrado y platabanda, contando con los servicios de

luz eléctrica y agua; inmueble que está dotado de mobiliarios y enseres, todo lo

cual nos pertenece EN 50% a cada uno por igual y será liquidado a partir de la

sentencia definitiva del presente divorcio y liquidado conforme a derecho.

CAPITULO V
 
DE LAS NOTIFICACIONES

 
Indico que la ciudadana KATHERINA ZAHLOUT ALVAREZ ,  plenamente

identificada, está residenciada en la siguiente dirección: Urbanización Yara Yara

II, Manzana Nº 30, Casa Nº 8, Puerto Ordaz, Municipio Autónomo Caroní del

Estado Bolívar, a fin de que juzgue lo conveniente para materializar su

notificación personal e informarla sobre este procedimiento; todo conforme al

artículo  458 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y

Adolescentes vigente, en concordancia con el artículo 218 del Código de

Procedimiento Civil vigente, que prevé la entrega de citaciones personales en el

lugar donde se le encuentre a la persona, siempre y cuando sea dentro de los

límites territoriales de la jurisdicción del Tribunal.

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