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INTRODUCCIÓN
La adquisición del lenguaje es fundamental para el desarrollo integral del niño, así como para
su incorporación a la escuela. Suscitar conversaciones con niños menores de 3 años, para
muchos adultos puede ser difícil. A veces, la falta de predisposición para entender las
necesidades comunicativas de los niños y solo atender sus necesidades básicas como son
mantenerlo limpio, alimentado, abrigado y seguro; impiden un desarrollo integral del infante.
En tal sentido, el rol de la familia es fundamental en la adquisición del lenguaje del niño, a
través de la cotidianidad en que se desenvuelve.
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La familia es el primer lugar de socialización de los niños, es decir, el espacio en donde los
niños experimentan durante la primera infancia una serie de aprendizajes fundamentales para
su desarrollo cognitivo, afectivo, motriz, lingüístico. Por ello, es necesario que los padres o
cuidadores primarios del núcleo familiar realicen prácticas adecuadas de crianza y cuidado.
El rol de los padres consiste en estimular, desde edades tempranas de los niños, el desarrollo
de competencias lingüísticas a través de prácticas de crianza cotidianas. Estas prácticas de
crianza son acciones concretas que los padres o cuidadores primarios ejecutan con el fin de
estimular en el niño su desarrollo cognitivo, su capacidad de socialización y de supervivencia.
La lectura de cuentos
El juego
El canto
Las conversaciones cotidianas
Las explicaciones simples
Las salidas de exploración y recreación
La alimentación y el cuidado de la salud
También es importante mencionar el rol clave que juegan en la estimulación de estos hábitos,
los materiales y los espacios que los adultos ofrecen al niño para que pueda explorar,
aprender y jugar. “Hay que señalar que estas prácticas están arraigadas en las creencias y
costumbres familiares que son validadas culturalmente, convirtiéndolas en un objeto de
estudio complejo y dinámico” (Gallego, 2012).
desarrollo integral de los menores, como el de los roles de género, el contexto cultural, social,
económico y familiar, todos elementos que aportan información crítica para posteriores
investigaciones.
“Escuchar la voz de la madre cantando arrullos y canciones, así como declamando poemas,
destinados para consolar y calmar al niño, o provocar sonrisas, estimular su apetito y
movimiento, así como propiciar el reconocimiento de elementos de su ambiente y los rostros
de personas cercanas, constituyen un mundo cargado de significados para el niño” (Ramírez,
2005). Este mundo lingüístico y sensorial es interpretado y apropiado por los niños, quienes
se incorporan en el lenguaje social, cargado de significaciones verbales y no verbales.
CONSLUSIONES
Bibliografía
Gallego Ortega, J. L. (2012). Bases teóticas de la Educación Especial. España: Pirámide.