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Con la llegada de Porfirio Díaz al poder se llevó a cabo un proceso de fortalecimiento y centralización
del poder en manos del Gobierno Federal. En ese periodo se recaudaron impuestos por 30 millones
de pesos, pero se gastaron 44 millones de pesos generando la deuda externa.
En 1917 y 1935 se implantan diversos impuestos, como los servicios por el uso del ferrocarril,
especiales sobre exportación de petróleo y derivados, por consumo de luz, teléfono, timbres, botellas
cerradas, avisos y anuncios. Simultáneamente se incrementa el impuesto sobre la renta y el de
consumo de gasolina.
Durante las décadas de 1940 y 1950 se vieron claros indicios de que el sistema tributario mexicano
presentaba problemas, fundamentalmente porque los ingresos tributarios eran muy bajos, de hecho,
se encontraban muy por debajo del nivel de otros países de similar desarrollo y estructura
económica.
Durante el periodo 1955-72, se pretendió adaptar el sistema impositivo de acuerdo a las necesidades
de industrialización del país. Para tal efecto, se sustituyeron gran cantidad de impuestos sobre la
producción y ventas por un impuesto sobre ingresos mercantiles, así como modificar el ISR,
estableciendo cierto gravamen de acuerdo al ingreso total, sin importar su fuente, además se
establecieron regímenes especiales sobre ciertos sectores.
En el sexenio del presidente López Portillo se realizó una segunda ronda de reformas tributarias,
cuyo principal objetivo fue combatir los efectos distributivos adversos de la inflación, además de
reducir las distorsiones implicadas por el efecto cascada del impuesto sobre ingresos mercantiles.
De acuerdo con Tello (1990), las principales reformas de esta época fueron:
Impuesto Sobre La Renta:
Revisión del esquema impositivo para corregir en el impuesto sobre la renta de personas
fiscales los efectos de la inflación y algunos de sus sesgos regresivos pertenecientes a la
reforma anterior.
Revisión de los impuestos sobre ganancias de capital, reconociendo su carácter no
recuperable y gravando sólo su impacto sobre el ingreso permanente. De igual forma, se
ajustaron el valor y las reinversiones en activos para tener en consideración los aumentos
generales en precios.
Impuesto Sobre Ventas:
Introducción del Impuesto al Valor Agregado y eliminación del Impuesto sobre Ventas.
Han transcurrido muchos años para que el gobierno tenga hoy leyes fiscales que le permitan
disponer de recursos con los que se construyan obras públicas y presten servicios a la sociedad.
La reforma fiscal 2022 incluye importantes cambios, como la obligación de obtener el RFC a los 18
años, multas para facturas incorrectas o la creación del Régimen Simplificado de Confianza.
La reforma fiscal en México, vigente a partir del 1 de enero del 2022, aunque no tiene aparejada la
creación nuevos impuestos o un incremento de los existentes, sí implica distintos cambios que es
importante analizar, ya que atañen a la mayoría de la población. Los principales son:
Los impuestos constituyen el sustento básico del presupuesto gubernamental, así que el ingreso que
obtiene el Estado por la recaudación de impuestos, es sólo, y necesariamente del Estado. Con esto
podemos decir, que un Estado existe si tiene la capacidad de recaudar. El gobierno tiene como
objetivo primordial crear un ambiente de paz, justicia y seguridad, bajo el cual cada miembro de la
sociedad logre las aspiraciones y fines tanto materiales como espirituales que se han propuesto.
Conocer de donde provienen los recursos y para que se utilizan refleja las relaciones de poder en la
sociedad. En una democracia, cobrar impuestos en un nivel congruente con las exigencias del gasto
por parte de la ciudadanía, no es fácil. El ciudadano no percibe directamente los beneficios del gasto,
pero sí percibe el costo directo de pagar impuestos.
En consecuencia, nuestro problema de baja recaudación fiscal es un conflicto de tipo cultural, ya que
no somos conscientes del impacto que se origina con el desinterés por contribuir con México. Con
esto se observa que, más que ser un problema económico e institucional, se trata de una cuestión
cultural e ideológica; elementos que, al estar arraigados en las sociedades, son difíciles de cambiar.
Bibliografía