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Canto de Entrada:

"BENDITO SEA DIOS"

Julio Cesar: Septiembre es el mes de la Patria y todos sabemos que nuestra patria necesita de la oración de todos.
En estos momentos estaremos frente a Jesús Eucaristía, haremos oración y buscaremos reparar los pecados
cometidos contra nuestra nación. Queremos dedicar unos momentos a Jesús Sacramentado, para que cese y
desaparezca todo germen de violencia en México. Haremos oración para que el Señor conceda a los gobernantes de
nuestra nación, salientes y entrantes, su Espíritu Santo, que les inspire designios de justicia, misericordia y paz. Y
oraremos junto a Nuestra Madre, la Santísima Virgen de Guadalupe, para que ella, la Madre del Amor Hermoso, nos
ayude a ser fieles a Jesús amando y respetando a nuestra Patria. Nos ponemos de pie para recibir a Jesús
Sacramentado.

Julio Cesar: El Señor está ahora entre nosotros, vamos a alabarlo:

Julio Cesar: Creemos, Señor, que tú nos invitas a tener un corazón capaz de amar, sensible al dolor de nuestros
compatriotas. Este corazón que nos entregaste nos impulsa a renovarnos en la esperanza de construir una nación
nueva. Creemos, Jesús Eucaristía, que iluminas nuestros pensamientos, sentimientos y palabras para hablar un
lenguaje de paz, con gestos de paz que reconstruyan nuestro México.

Estelita: El Señor está ahora entre nosotros, vamos a adorarlo:

Estelita: Creemos, Jesús Eucaristía, en tu Palabra que nos llama a la conversión, para que en ella encontremos la paz
interior y así podamos dar frutos de justicia en todo nuestro país. Creemos Jesucristo que tú eres la vid y nosotros
los sarmientos y que debemos estar plenamente unidos a ti para poder dar frutos a nuestro alrededor, para que
nuestro compromiso ciudadano, como creyentes, no sea estéril.

Jose: El Señor está ahora entre nosotros, vamos a glorificarlo:

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Jose: Creemos en ti Señor y en tu presencia eucarística. Fuerza renovadora de la faz de la tierra. No nos dejes, quédate
con nosotros para que junto a Ti seamos promotores de paz y de justicia en estas tierras mexicanas. Que amemos lo
que es noble, justo y recto para llevar a nuestra nación a metas altas de desarrollo moral y espiritual. Enséñanos el
camino de la verdad.

Canto para meditar:

"HAZME UN INSTRUMENTO DE TU PAZ"

Momentos de silencio

Norma: La vida del cristiano en la tierra es una peregrinación hacia la casa del Padre. En esta peregrinación, el Señor
nos llama a la continua conversión, y este mes de la Patria nos ofrece, como mexicanos, la oportunidad de reflexionar
sobre el corazón de la vida cristiana en nuestra nación: «la vivencia de la caridad».

Norma: La Iglesia nos ofrece un espacio para la oración y para que crezcamos en el compartir. Eso queremos hacer
en esta Hora Santa, orar juntos para que el Señor aumente en todos los mexicanos la caridad en el «darse». Queremos
permanecer ante Ti, Señor de la Eucaristía y te pedimos que vivamos en armonía como mexicanos ejerciendo la
caridad en dar y recibir.

Armando: En estos momentos de oración fijamos la mirada en el otro, ante todo en Jesús que está en la Custodia
irradiando amor, pero, también desde aquí, y sin dejar de mirarlo a Él, vamos a mirar a todos los mexicanos con sus
necesidades, con sus anhelos, con todo lo que sabemos que nos pide ejercer la caridad hacia los demás.
Armando: Señor, reconocemos nuestra pobreza, como ciudadanos y como nación, ponemos ante Ti nuestra
condición de pecadores deseosos de estrenar un corazón nuevo que haga grande nuestra Patria en la esperanza y en
la caridad. Movidos por el deseo de cambio, nos adentramos en las palabras del salmista que nos invita a la
conversión:

Oración con el salmo 50:

Oscar: Misericordia, Dios mío, por tu bondad; por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Oscar: pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti solo pequé, cometí la
maldad que aborreces.

Oscar: en la sentencia tendrás razón, en el juicio brillará tu rectitud. Mira, que en la culpa nací, pecador me concibió
mi madre. Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con el hisopo: quedare limpio;
lávame: quedare más blanco que la nieve.

Oscar: hazme oír el gozo de la alegría, que se alegren los huesos quebrantados. Aparta de mis pecados tu vista, borra
en mi toda culpa.

Oscar: ¡Oh Dios! Crea en mi un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu
rostro no me quites tu santo espíritu.

Edith: devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Edith: Líbrame de la sangre, ¡Oh Dios, Dios, salvador mío!, y cantará mi lengua tu justicia, Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Edith: los sacrificios no te satisfacen; si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu


quebrantado: un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.

Edith: Señor, por tu bondad, favorece a Sion, Reconstruye las murallas de Jerusalén: entonces aceptarás los sacrificios
rituales, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se inmolarán novillos.

Edith: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Edith: En un espacio de silencio ante Jesús Eucaristía, pidamos que tenga clemencia de las penas que afligen a nuestra
nación.

Momentos de silencio

Canto para meditar:

"RENUEVAME"

Julio Cesar: Señor Jesús, herido en nuestra nación por tantos pecados cometidos, te pedimos que la luz de tu
presencia sacramental ilumine los corazones de cuantos somos habitantes de este país, que nos ayude a distinguir
todo lo que sutilmente nos aparta de tu amor y nos hace alterar la paz y armonía en nuestras relaciones con las
personas que convivimos día con día, con nuestras familias y en nuestra relación contigo.
Julio Cesar: Ayúdanos a estar alertas a la voz seductora del maligno, que nos confunde para que prescindamos de ti
y nos deshumanicemos. Ven en auxilio de estos tus hermanos mexicanos, con quienes quiso quedarse tu Santa Madre
vestida de Guadalupana. Te lo pedimos a Ti Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Julio Cesar: Cristo Rey, tú eres nuestra paz. Mira nuestra Patria dañada por la violencia y dispersa por el miedo y la
inseguridad. Consuela el dolor de quienes sufren. Da acierto a las decisiones de quienes gobiernan y mantén viva la
esperanza en los corazones de todos los mexicanos. Tú eres nuestro Rey y Señor, queremos consagrar nuestra patria
nuevamente a Tu custodia. Después de cada invocación diremos:

Rufino: ¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera por su amor!

Todos: ¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera por su amor!

Rufino: Salve, Tú eres nuestro único libertador!, ¡oh Cristo Jesús!

Todos: ¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera por su amor!

Rufino: ¡Salve, Tú eres el ungido del Padre!, ¡oh Cristo-Jesús!

Todos: ¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera por su amor!

Rufino: ¡Salve, Tú recibiste en herencia la tierra!, ¡oh Cristo-Jesús!

Todos: ¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera por su amor!

Rufino: ¡Salve, tu trono son los cielos!, ¡oh Cristo-Jesús!

Todos: ¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera por su amor!

Rufino: ¡Salve, tu corona son las almas!, ¡oh Cristo-Jesús!

Todos: ¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera por su amor!

Rufino: ¡Salve, tu cetro es la misericordia!, ¡oh Cristo-Jesús!

Todos: ¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera por su amor!

Rufino: ¡Salve, tu púrpura es tu sangre!, ¡oh Cristo-Jesús!

Todos: ¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera por su amor!

Mary: ¡Salve, Tú reinarás por siglos infinitos!, ¡oh Cristo-Rey!

Todos: ¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera por su amor!

Mary: ¡Sí, por Ti, oh Cristo-Rey, reinan los reyes y los gobernantes administran justicia!

Todos: ¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera por su amor!

Mary: ¡Por Ti, oh Cristo Rey, la autoridad legítima tiene fuerza de mando y dicta las leyes!

Todos: ¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera por su amor!

Mary: ¡Por Ti, oh Cristo-Rey, y sólo por Ti es noble y es santo el obedecer en obsequio a Ti, Rey de amor!
Todos: ¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera por su amor!

Julio Cesar: Unidos con todos los santos y beatos mexicanos, te aclamamos con el Pontífice de Roma, ¡oh Rey de
Reyes!, te bendecimos, te adoramos, te amamos, rogándote, Jesús, que desde hoy, nos hagas sentir en las almas, en
las familias y en la sociedad de nuestra Patria que Tú eres el Monarca absoluto, que Tú eres nuestro Dueño y Señor,
Rey inmortal de los siglos.

Todos en voz alta, tres veces dicen:

¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera por su amor!

Canto para meditar:

"ENTRE TUS MANOS"

Momentos de silencio

Armando: Los Obispos mexicanos nos han dicho que lo primero que hay que hacer para superar la crisis de
inseguridad y violencia en nuestra nación es la renovación de cada uno de los habitantes de nuestra patria. México
será nuevo sólo si nosotros mismos nos renovamos. Nuestros pastores nos dicen que la novedad de nuestra vida en
Cristo dará origen a formas nuevas de relacionarnos con las personas con las que convivimos día con día, nos
permitirá construir comunidades sanas y justas, nos capacitará para solucionar de manera pacífica los conflictos y
para ser misericordiosos con los que sufren (Que en Cristo nuestra paz México tenga vida digna, 189). Oremos juntos
a Cristo Eucaristía buscando esta renovación integral, ya que tenemos la certeza de que Dios siempre escucha
nuestras plegarias, que vuelve su rostro hacia nuestras miserias, ve nuestras opresiones y esclavitudes. En esta Hora
Santa acudamos a él para que con mano poderosa y brazo fuerte, nos de su sabiduría y fuerza para que vivamos una
auténtica conversión; en este momento en que nuestra patria sufre la violencia que se ejerce sobre la dignidad de
las personas y que clama al cielo el don de la justicia y de la paz. Después de cada petición respondemos cantando:

Perdón, oh Dios mío. Perdón e indulgencia. Perdón y clemencia. Perdón y piedad.

Armando: Porque hemos permitido que la violencia se incrementara en nuestra patria.

Armando: Por el miedo y la inseguridad en que vivimos muchas comunidades de México.

Armando: Por la violencia que se vive dentro de muchas familias, por nuestras omisiones y por acostumbrarnos a
vivir en un mundo violento y alejado de Ti.

Armando: Por nuestra indiferencia al dolor de tantas víctimas de los secuestros, de los robos, de los fraudes y del
abuso contra los Derechos Humanos.

Armando: Por la sangre de los niños que han sido abortados y por la sangre de las personas que han sido asesinadas.

Norma: Por los que han sido ejecutados con crueldad y frialdad inhumana en los diferentes estados del país.

Norma: Por la pérdida de la vida social, de la convivencia armónica y pacífica y por la pérdida de la vida de fe solidaria.

Norma: Por todos los signos de violencia, que van acabando poco a poco con la vida comunitaria.

Norma: María Reina de la Paz

Todos: Ruega por nosotros.


Edith: Señor Jesús, Tú eres nuestra paz, mira nuestra nación ultrajada por la violencia y dispersa por el miedo y la
inseguridad. Consuela el dolor de quienes sufren. Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan. Toca el
corazón de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento y muerte por doquier. Dales el don de la
conversión. Protege a las familias, a nuestros niños, adolescentes y jóvenes; a nuestros pueblos y comunidades. Que
como discípulos misioneros tuyos, ciudadanos responsables, sepamos ser promotores de justicia y de paz, para que
en Ti, nuestro pueblo tenga vida digna. Amén.

Momentos de silencio

(Si está presente un sacerdote o diácono se acerca al Santísimo para dar la bendición)

Canto antes de la bendición:

"CANTEMOS AL AMOR DE LOS AMORES"

Oración Conclusiva:

Sacerdote: Nos diste Señor, el pan del cielo.

Todos: Que en sí contiene todas las delicias.

Sacerdote: Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos
concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Todos: Amén.

Bendición con el Santísimo Sacramento

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