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Unidad 2

Estructura atómica

1. Teoría atómica
En el siglo V a.C., el filósofo griego Demócrito expresó la idea de que toda la materia estaba
formada por muchas partículas pequeñas e indivisibles que llamó átomos (que significa
indestructible o indivisible). A pesar de que la idea de Demócrito no fue aceptada por muchos de sus
contemporáneos (entre ellos Platón y Aristóteles), ésta se mantuvo. Las evidencias experimentales
de algunas investigaciones científicas apoyaron el concepto del “atomismo”, lo que condujo, de
manera gradual, a las definiciones modernas de elementos y compuestos. En 1808, John Dalton
formuló una definición precisa de las unidades indivisibles con las que está formada la materia y que
llamamos átomos. El trabajo de Dalton marcó el principio de la era de la química moderna. Las
hipótesis sobre la naturaleza de la materia, en las que se basa la teoría atómica de Dalton, pueden
resumirse como sigue:

1. Los elementos están formados por partículas extremadamente pequeñas indivisibles e


indestructibles llamadas átomos.
2. Todos los átomos de un mismo elemento son idénticos, tienen igual tamaño, masa y propiedades
químicas. Los átomos de un elemento son diferentes a los átomos de todos los demás elementos.
3. Los compuestos están formados por átomos de más de un elemento. En cualquier compuesto, la
relación del número de átomos entre dos de los elementos presentes siempre es un número entero
o una fracción sencilla.
4. Una reacción química implica sólo la separación, combinación o reordenamiento de los átomos;
nunca supone la creación o destrucción de los mismos.

Átomos del elemento A Átomos del elemento B Compuestos formados por los
elementos A y B

En la figura se muestra una representación esquemática de las hipótesis. La segunda hipótesis


establece que los átomos de un elemento son diferentes de los átomos de todos los demás
elementos. Dalton no intentó describir la estructura o composición de los átomos. Tampoco tenía
idea de cómo era un átomo, pero se dio cuenta de que la diferencia en las propiedades mostradas
por elementos como el hidrógeno y el oxígeno sólo se puede explicar a partir de la idea de que los
átomos de hidrógeno son distintos de los átomos de oxígeno.
La tercera hipótesis sugiere que para formar determinado compuesto no sólo se necesitan los
átomos de los elementos correctos, sino que es indispensable un número específico de dichos
átomos. Esta idea es una extensión de una ley publicada en 1799 por el químico francés Joseph
Proust. La ley de las proporciones definidas de Proust establece que muestras diferentes de un
mismo compuesto siempre contienen los mismos elementos y en la misma proporción de masa. Así,
si se analizan muestras de dióxido de carbono gaseoso obtenidas de diferentes fuentes, en todas las
muestras se encontrará la misma proporción de masa de carbono y oxígeno. Entonces, si la
proporción de las masas de los diferentes elementos de un compuesto es una cantidad fija, la
proporción de los átomos de los elementos en dicho compuesto también debe ser constante.
La tercera hipótesis de Dalton confirma otra importante ley, la ley de las proporciones múltiples.
Según esta ley, si dos elementos pueden combinarse para formar más de un compuesto, la masa de
uno de los elementos que se combina con una masa fija del otro mantiene una relación de números
enteros pequeños. La teoría de Dalton explica la ley de las proporciones múltiples de manera muy
sencilla: diferentes compuestos formados por los mismos elementos difieren en el número de
átomos de cada clase. Por ejemplo, el carbono forma dos compuestos estables con el oxígeno,
llamados monóxido de carbono (CO) y dióxido de carbono (CO2).
Las técnicas modernas de medición indican que un átomo de carbono se combina con un átomo de
oxígeno en el monóxido de carbono, y con dos átomos de oxígeno en el dióxido de carbono. De esta
manera, la proporción de oxígeno en el monóxido de carbono y en el dióxido de carbono es 1:2. Este
resultado concuerda con la ley de las proporciones múltiples.
La cuarta hipótesis de Dalton es una forma de enunciar la ley de la conservación de la masa, la cual
establece que la materia no se crea ni se destruye. Debido a que la materia está formada por
átomos, que no cambian en una reacción química, se concluye que la masa también se debe
conservar.

2. Estructura del átomo


Con base en la teoría atómica de Dalton, un átomo se define como la unidad básica de un elemento
que puede intervenir en una combinación química. Dalton describió un átomo como una partícula
extremadamente pequeña e indivisible. Sin embargo, una serie de investigaciones iniciadas
alrededor de 1850, y que continuaron hasta el siglo XX, demostraron claramente que los átomos
tienen una estructura interna, es decir, que están formados por partículas aún más pequeñas,
llamadas partículas subatómicas. Estas investigaciones condujeron al descubrimiento de tres
partículas fundamentales: electrones, protones y neutrones.

2.1. El electrón

En la década de 1890, muchos científicos estaban interesados en el estudio de la radiación, la


emisión y transmisión de la energía a través del espacio en forma de ondas. Uno de ellos fue Joseph
Thomson (1856–1940). La información obtenida por estas investigaciones contribuyó al
conocimiento de la estructura atómica. Para investigar estos fenómenos se utilizó un tubo de rayos
catódicos, precursor de los tubos utilizados en los primeros televisores. Consta de un tubo de vidrio
del cual se ha evacuado casi todo el aire y contiene un gas a muy baja presión (casi vacío). Si se
colocan dos placas metálicas (electrodos) y se conectan a una fuente de alta tensión, la placa con
carga negativa, llamada cátodo, emite un rayo invisible. Este rayo catódico se dirige hacia la placa
con carga positiva, llamada ánodo, pasa por una perforación y continúa su trayectoria hasta el otro
extremo del tubo. Cuando dicho rayo alcanza la superficie, recubierta con un material especial,
produce un punto de fluorescencia o luz brillante.

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En algunos experimentos se colocaron, por fuera del tubo de rayos catódicos, dos placas cargadas
eléctricamente y también un electroimán. Cuando se conecta el campo magnético y el campo
eléctrico permanece desconectado, los rayos catódicos alcanzan el punto A del tubo. Cuando está
conectado solamente el campo eléctrico, los rayos llegan al punto C. Cuando tanto el campo
magnético como el eléctrico están desconectados, o bien cuando ambos están conectados pero se
balancean de forma que se cancelan mutuamente, los rayos alcanzan el punto B.
Estudiando el comportamiento de los rayos catódicos se ha comprobado que:

– Se propagan en línea recta.


– Están constituidos por partículas.
– Pueden ser desviados por un campo eléctrico o magnético.

Es decir, se llegó a la conclusión que el rayo estaba formado por partículas con carga eléctrica
emitidas desde el cátodo a gran velocidad. De acuerdo con la teoría electromagnética, un cuerpo
cargado y en movimiento puede interactuar con los campos magnéticos y eléctricos que atraviesa.
Debido a que los rayos catódicos son atraídos por la placa con carga positiva y repelidos por la
placa con carga negativa, deben consistir en partículas con carga negativa. A estas partículas con
carga negativa se las llamó electrones.

2.2. Experiencia de Rutherford

En 1910, el físico neozelandés Ernest Rutherford, utilizó partículas α (partículas cargadas


positivamente que había descubierto recientemente durante sus estudios sobre la naturaleza de la
radiactividad) para demostrar la estructura de los átomos. Rutherford efectuó una serie de
experimentos utilizando láminas muy delgadas de oro y de otros metales, como blanco de partículas
α provenientes de una fuente radiactiva. Observó que la mayoría de las partículas atravesaba la
lámina sin desviarse, o bien con una ligera desviación. De cuando en cuando, algunas partículas α
eran dispersadas (o desviadas) de su trayectoria con un gran ángulo. En algunos casos, las
partículas α rebotaban y regresaban por la misma trayectoria hacia la fuente radiactiva.

Tiempo después, Rutherford pudo explicar los resultados del experimento de la dispersión de
partículas α utilizando un nuevo modelo de átomo. La mayor parte de los átomos debe ser espacio
vacío. Esto explica por qué la mayoría de las partículas α atravesaron la lámina de oro sufriendo
poca o ninguna desviación. Rutherford propuso que las cargas positivas de los átomos estaban
concentradas en un denso conglomerado central dentro del átomo, que llamó núcleo. Cuando una
partícula α pasaba cerca del núcleo en el experimento, actuaba sobre ella una gran fuerza de
repulsión, lo que originaba una gran desviación. Además, cuando una partícula α incidía
directamente sobre el núcleo, experimentaba una repulsión tan grande que su trayectoria se invertía
por completo.

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2.3. El protón

Todas las sustancias que se encuentran en la naturaleza son eléctricamente neutras. Desde
principios de 1900 ya se conocían dos características de los átomos: que contienen electrones y que
son eléctricamente neutros. Entonces, para que un átomo sea neutro, debe contener el mismo
número de cargas positivas y negativas.
Es decir, si en los gases utilizados por Thomson dentro del tubo de descarga (hidrógeno, dióxido de
carbono, etc.) se habían encontrado partículas negativas, debían existir también partículas positivas.
Experimentalmente, se detectaron rayos positivos en los tubos de descarga, denominados rayos
canales, con una trayectoria inversa a la de los rayos catódicos (desde el ánodo hacia el cátodo) y
compuestos por particular de carga positiva.
Pero no fue hasta 1919 que Rutherford descubrió al protón, las partículas subatómicas de carga
positiva.

2.4. El neutrón

El modelo de Rutherford de la estructura atómica dejaba un importante problema sin resolver. Se


sabía que el hidrógeno, el átomo más sencillo, contenía sólo un protón, y que el átomo de helio
contenía dos protones. Por tanto, la relación entre la masa de un átomo de helio y un átomo de
hidrógeno debería ser 2:1 (debido a que los electrones son muchísimo más pequeños que los
protones, se puede ignorar su contribución a la masa atómica). Sin embargo, en realidad la relación
es 4:1. Rutherford y otros investigadores habían propuesto que debería existir otro tipo de partícula
subatómica en el núcleo, hecho que el físico inglés James Chadwick probó en 1932. Cuando
Chadwick bombardeó una delgada lámina de berilio con partículas α, el metal emitió una radiación
de muy alta energía, similar a los rayos γ. Experimentos posteriores demostraron que esos rayos en
realidad constan de un tercer tipo de partículas subatómicas, que Chadwick llamó neutrones, debido
a que se demostró que eran partículas eléctricamente neutras con una masa apenas mayor que la
masa de los protones. El misterio de la relación de las masas ahora se podía explicar. En el núcleo
de helio (He) existen dos protones y dos neutrones, en tanto que en el núcleo de hidrógeno (H) hay
sólo un protón y no hay neutrones; por tanto, la relación es 4:1. Existen otras partículas subatómicas,
pero el electrón, el protón y el neutrón son los tres componentes fundamentales del átomo que son
importantes para la química.

En síntesis, los protones y los neutrones residen juntos en el núcleo del átomo que, como propuso
Rutherford, es extremadamente pequeño. Mientras que radios atómicos varían entre los 30 y 300
pm según el elemento, los radios nucleares de 1,5 × 10 –3 a 1,5 × 10 –2 pm. Recordemos que un
picómetro (pm) es igual a 10 –12 m.
Se puede apreciar la diferencia relativa entre el tamaño de un átomo y su núcleo imaginando que si
un átomo tuviera el tamaño de un estadio olímpico, el volumen de su núcleo sería comparable con el
de una pequeña bolita, ubicada en el centro de la cancha.

Las masas de los átomos también son muy pequeñas. Por ejemplo, la masa del átomo más pesado
que se conoce es del orden de 4 × 10–22 g. Dado que sería complicado tener que expresar
continuamente masas tan pequeñas en gramos, se prefiere utilizar una unidad llamada unidad de
masa atómica, o uma. Actualmente se simboliza con la letra “u”. Una uma (u) es igual a 1.66 × 10 –24
g. Como se mencionó, las masas del protón y del neutrón son casi iguales, y ambas son mucho
mayores que la del electrón. Un protón tiene una masa de 1,0073 u, un neutrón, de 1,0087 u, y un
electrón, de 5,486 × 10 –4 u. Necesitaríamos 1836 electrones para igualar la masa de un protón, así
que el núcleo contiene casi toda la masa del átomo.

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.

0,0015 - 0,0150 pm

30 – 300
pm

En la tabla siguiente se muestran los valores de carga y de masa de estas tres partículas
elementales.

MASA Y CARGA DE LAS PARTÍCULAS SUBATÓMICAS ELEMENTALES


MASA CARGA
PARTÍCULA Unidades de
Kilogramos (kg) Coulomb (C) Unidad de carga
masa atómica (u)
Protón 1,6726 × 10–27 1,0073 + 1,6022 × 10–19 +1

Neutrón 1,6749 × 10–27 1,0087 0 0

Electrón 9,1094 × 10–31 5,486 × 10–4 – 1,6022 × 10–19 –1

3. Número atómico, número de masa e isótopos

¿Qué hace que un átomo de un elemento sea diferente del átomo de otro elemento? Los átomos de
cada elemento tienen un número característico de protones. De hecho, el número de protones en el
núcleo de un átomo de cualquier elemento se conoce como el número atómico (Z) de éste. Ya que
los átomos son eléctricamente neutros (no tienen carga eléctrica neta), el número de electrones que
contienen debe ser igual al número de protones. Por ejemplo, todos los átomos de carbono tienen
seis protones y seis electrones, mientras que todos los átomos de oxígeno tienen ocho protones y
ocho electrones. Por lo tanto, el número atómico del carbono es 6 , mientras que el número atómico
del oxígeno es 8. La identidad química de un átomo queda determinada por su número atómico.

El número de masa (A) es un número entero que indica el número total de neutrones y protones
presentes en el núcleo de un átomo de un elemento. Con excepción de la forma más común del
hidrógeno, que tiene un solo protón y no tiene neutrones, todos los núcleos atómicos contienen una
cierta cantidad de protones y neutrones. En general, el número de masa está dado por:

Número de masa (A) = número de protones (p+) + número de neutrones (n0), es decir: A = Z + n0

El número de neutrones en un átomo es igual a la diferencia entre el número de masa y el número


atómico:

n0 = A – Z

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Por ejemplo, si el número de masa de un átomo específico de boro (B) es 12 y su número atómico
es 5 (que indica 5 protones en el núcleo), entonces el número de neutrones es: 12 – 5 = 7. Observe
que las tres cantidades (número atómico, número de neutrones y número de masa) deben ser
números enteros positivos.
El número de masa (A) no figura en la tabla periódica1.

La forma aceptada para denotar el número atómico y el número de masa de un elemento (X) es
como sigue:
Símbolo del elemento
Número de masa
(protones + neutrones)
A
Z X
Número atómico
(Número de protones)

23
11 Na
Ejemplo: el sodio (Na) está formado por 11 protones, 12 neutrones y 11 electrones.

Los átomos de un elemento dado pueden diferir en el número de neutrones que contienen y, como
consecuencia, en su masa. Los átomos con números atómicos idénticos, pero con números de
masa diferentes (es decir, igual número de protones pero diferente número de neutrones) se
conocen como isótopos. La mayoría de los elementos tiene dos o más isótopos. Por ejemplo,
existen tres isótopos de hidrógeno. El más abundante tiene un protón y no tiene neutrones. Los otros
isótopos del hidrógeno llamados deuterio y tritio, contiene uno y dos neutrones respectivamente. De
acuerdo con esta notación, para los isótopos del hidrógeno, podemos escribir:

1 2 3
1H 1H 1H

Un esquema de cada uno de ellos se observa en la figura siguiente.

En un elemento natural, la abundancia relativa de sus isótopos en la naturaleza recibe el nombre de


abundancia isotópica natural. Por ejemplo, de todos los átomos de Ne de la Tierra, el 90,51% son
20
Ne mientras que los isótopos 21Ne y 22Ne son el 0,27 y 9,22%, respectivamente. Estos porcentajes:
90,51%, 0,27%, 9,22%, son los porcentajes de abundancia isotópica natural del neón.

1
El valor que aparece en la tabla periódica es la masa atómica, que no es un número entero y se explicará en
los párrafos siguientes.

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Es importante resaltar que las propiedades químicas de un elemento están determinadas,
principalmente, por los protones y electrones de sus átomos; los neutrones no participan en los
cambios químicos en condiciones normales. En consecuencia, los isótopos del mismo elemento
tienen un comportamiento químico semejante, forman el mismo tipo de compuestos y presentan
reactividades semejantes.

4. Átomos, moléculas, iones


De todos los elementos, sólo los seis gases nobles del grupo VIIIA de la tabla periódica (He, Ne, Ar,
Kr, Xe y Rn) existen en la naturaleza como átomos aislados. Por esta razón se dice que son gases
monoatómicos (lo que significa un solo átomo). La mayor parte de la materia está compuesta por
moléculas o iones formados por los átomos.

Una molécula es un conjunto de dos o más átomos que se mantienen unidos a través de fuerzas
químicas (también llamadas enlaces químicos). Una molécula puede contener átomos del mismo
elemento o átomos de dos o más elementos, siempre en una proporción fija, de acuerdo con la ley
de las proporciones definidas. Así, una molécula no siempre es un compuesto, el cual, por definición,
está formado por dos o más elementos. El hidrógeno gaseoso (H2), por ejemplo, es una sustancia
simple, y consta de moléculas formadas por dos átomos de H cada una. Por otra parte, el agua (H2O)
es un compuesto molecular que contiene hidrógeno y oxígeno en una relación de dos átomos de H y
un átomo de O. Al igual que los átomos, las moléculas son eléctricamente neutras.
Se dice que la molécula de hidrógeno, representada por H2 , es una molécula diatómica porque
contiene sólo dos átomos. Otros elementos que existen normalmente como moléculas diatómicas
son nitrógeno (N2) y oxígeno (O2), así como los elementos del grupo VIIA: flúor (F2), cloro (Cl2),
bromo (Br2) y yodo (I2). Por supuesto, una molécula diatómica puede contener átomos de diferentes
elementos. Como ejemplos se pueden citar el cloruro de hidrógeno (HCl) y el monóxido de carbono
(CO). La gran mayoría de las moléculas contiene más de dos átomos. Pueden ser átomos de un
mismo elemento, como el ozono (O3) que está formado por tres átomos de oxígeno, o bien pueden
ser combinaciones de dos o más elementos diferentes. Las moléculas que contienen más de dos
átomos reciben el nombre de moléculas poliatómicas. El ozono (O3), el agua (H2O) y el amoníaco
(NH3), por ejemplo, son moléculas poliatómicas.

Elementos que existen como moléculas diatómicas a temperatura ambiente.

Un proceso químico no produce cambios en el núcleo de un átomo, pero algunos átomos pueden
adquirir (ganar) o ceder (perder) electrones con facilidad. Si a un átomo neutro se le eliminan o se le
añaden electrones, se forma una partícula cargada conocida como ion.
La pérdida de uno o más electrones a partir de un átomo da lugar a la formación de un catión, un ion
con carga neta positiva. Por ejemplo, un átomo de sodio (Na) fácilmente puede perder un electrón
para formar el catión sodio, que se representa como Na + y posee 11 protones y 10 electrones.

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Formación del catión sodio (Na+)
Puede expresarse como: Na → Na+ + 1e –

Por otra parte, un anión es un ion de carga neta negativa que se forma cuando un átomo gana uno o
más electrones. Por ejemplo, un átomo de cloro (Cl) puede ganar un electrón para formar el anión
cloruro Cl −, que posee 17 protones y 18 electrones. Asimismo, un átomo de flúor (F) puede ganar
un electrón para formar el anión fluoruro F –, que posee 9 protones y 10 electrones.

Formación del anión fluoruro (F –)


Puede expresarse como: F + 1e – → F –

Se dice que el cloruro de sodio (NaCl), la sal común de mesa, es un compuesto iónico porque está
formado por cationes y aniones. Un átomo puede perder o ganar más de un electrón. Como
ejemplos de iones formados por la pérdida o ganancia de más de un electrón están: Mg 2+, Fe 3+, S
2–
y N 3–. Con algunas excepciones, los metales tienden a formar cationes y los no metales, aniones.
Además, es posible combinar dos o más átomos y formar un ion que tenga una carga neta positiva o
negativa. Los iones que contienen más de un átomo, como es el caso de OH – (ion oxhidrilo), CN –
(ion cianuro) y NH4 + (ion amonio) se denominan iones poliatómicos.
Además de los iones sencillos, como el Na+ y el Cl- , existen iones poliatómicos, como el NH4+ (ion
amonio) y el SO42- (ion sulfato). Estos últimos iones consisten en átomos unidos como en una
molécula, pero tienen una carga neta positiva o negativa.

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5. Modelo atómico de Bohr
El modelo planetario de Rutherford consideraba al átomo como una unidad donde los electrones
giraban alrededor del núcleo en órbitas circulares a gran velocidad. Este modelo resultaba atractivo
porque semejaba el movimiento de los planetas alrededor del Sol. Se suponía que en el átomo de
hidrógeno, la atracción electrostática entre el protón positivo “solar” y el electrón negativo
“planetario” empujaba el electrón hacia el interior, y que esta fuerza se contrarrestaba por la
aceleración externa debida al movimiento circular del electrón. Sin embargo, de acuerdo con las
leyes de la física clásica, un electrón que se mueve en la órbita del átomo de hidrógeno
experimentaría una aceleración hacia el núcleo al emitir energía en forma de ondas
electromagnéticas. Por lo tanto, tal electrón rápidamente se movería en espiral hacia el núcleo y se
destruiría junto con el protón.
En 1913, Niels Bohr resolvió este dilema utilizando la hipótesis cuántica de Planck. El modelo
atómico de Bohr se basa en los siguientes postulados:

 El electrón se puede mover sólo en órbitas determinadas, caracterizadas por su radio.


 Cuando el electrón se encuentra en dichas órbitas, no absorbe ni emite energía (órbitas
estacionarias).
 Un electrón puede pasar solamente de una órbita permitida a otra. En estas transiciones están
implicadas cantidades discretas y fijas de energía (cuantos) absorbida o emitida.

Mientras el electrón se mueve en cualquiera de las órbitas estacionarias no irradia ni absorbe


energía, sólo lo hace cuando cambia de órbita. Si pasa de una órbita externa (de mayor energía) a
otra más interna (de menor energía) emite energía, y la absorbe cuando pasa de una órbita interna a
otra más externa. En resumen, podemos decir que los electrones se disponen en diversas órbitas
circulares que determinan diferentes niveles de energía. Los niveles de energía se denotan con
números enteros (n=1, n=2, n=3…) siendo n=1 el nivel de energía más bajo o más cercano al núcleo
atómico.
El electrón puede acceder a un nivel de energía superior, pero para ello necesita “absorber” energía.
Cuando vuelve a su nivel de energía original, el electrón necesita emitir la energía absorbida o
excedente, en forma de radiación.
Normalmente, el electrón en un átomo de hidrógeno se encuentra en la órbita más próxima al núcleo
(n=1). Esta es la energía permitida más baja, o el estado fundamental. Cuando el electrón adquiere
un cuanto de energía, pasa a un nivel más alto (n=2,3,...) se dice entonces que el átomo se
encuentra en un estado excitado. En este estado excitado el átomo no es estable y cuando el
electrón regresa a un estado más bajo de energía emite una cantidad determinada de energía, que
es la diferencia de energía entre los dos niveles.

Proceso de emisión en un átomo de hidrógeno excitado, según la teoría de Bohr.

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Pese a su espectacular éxito inicial para explicar el comportamiento del átomo de hidrógeno, pronto
se hicieron evidentes las limitaciones de la teoría de Bohr. El modelo no podía explicar el
comportamiento experimental de los átomos multielectrónicos.

6. Imagen actual del átomo


El modelo atómico actual fue desarrollado en la década de 1920 por Schrödinger y Heisenberg2. En
este modelo, las órbitas de los electrones del modelo de Bohr son sustituidas por los orbitales o
nubes electrónicas: regiones del espacio donde hay mayor probabilidad de encontrar un electrón en
un instante dado.
Las partículas, en mecánica cuántica, no siguen trayectorias definidas. No es posible conocer
exactamente el valor de todas las magnitudes físicas que describen el estado de movimiento de la
partícula en ningún momento, sino sólo una distribución estadística (probabilidad). Por lo tanto no es
posible asignar una trayectoria a una partícula. Sí se puede decir que hay una determinada
probabilidad de que la partícula se encuentre en una determinada región del espacio en un momento
determinado.
Los orbitales atómicos tienen distintos tamaños, formas geométricas y orientaciones en el espacio.

n=1 n=2 n=2 n=2

2s

n=3
n=2

Forma de los orbitales s


Por su forma, hay una sola orientación Forma y orientación de los orbitales p
posible. El orbital 2s, por ejemplo, es Su forma permite 3 orientaciones
más grande y envuelve por fuera al 1s. posibles. (n = 2 se toma como
ejemplo)

2
El Principio de Incertidumbre de Heisenberg establece, en palabras simples, que no se puede conocer
simultáneamente la posición y la velocidad de un electrón. Es decir, cuanta mayor certeza se busca en
determinar su posición, menos se conoce su velocidad, y viceversa.

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n=3 n=3 n=3

n=3
n=3

Forma y orientación de los orbitales d


Los orbitales d presentan varios lóbulos, lo que les permite
adoptar 5 orientaciones posibles. (n = 3 se toma como ejemplo)

Si bien se abandonaron las órbitas de Bohr, se mantuvo el concepto de niveles de energía. En el


modelo cuántico un nivel de energía puede estar integrado por mas de un orbital, que a su vez se
agrupan en subniveles, y no todos los niveles tienen todos los tipos de orbitales. Por ejemplo, el
nivel 1 sólo posee un orbital s. Pero el nivel 2 posee un orbital s y tres orbitales p. Además, cada
orbital admite como máximo 2 electrones.

Nivel energético Número de subniveles Subniveles Número de Cantidad máxima de electrones


(capa) (o subcapas) (subcapas) orbitales Subnivel Nivel

1 1 1s 1 2 2
2s 1 2
2 2 8
2p 3 6
3s 1 2
3 3 3p 3 6 18
3d 5 10
4s 1 2
4p 3 6
4 4 32
4d 5 10
4f 7 14

Los niveles superiores al 4 teóricamente poseen subniveles adicionales (g, h, i), pero los mismos no
son utilizados por las formas estables de ninguno de los átomos conocidos (no tienen suficiente
cantidad de electrones como para ocupar esos subniveles).

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