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EJERCITO DE SALVACION

COLEGIO TECNICO NACIONES UNIDAS


PUERTO MONTT
Unidad Técnico Pedagógica 2018

TEORIZACION N°5: RELIGIÓN VEDICA , INDIA

EDUARDO G. BOLADOS H.

De pronto el cielo quedó oscurecido por un águila. Sus plumas negras, brillantes, casi violetas, formaban un
telón movedizo entre las nubes y la tierra. Colgados de sus garras, un elefante y una tortuga, enormes
también y entumecidos de terror, rozaban las cimas. Parecia como si el pajaro se propusiera utilizar el filo de
las rocas para destripar a sus presas. Solo de tanto en tanto relampagueaba el ojo fijo del águila, tras la
tupida fronda de algo que llevaba cogido en el pico: una rama muy larga. Ni cien tiras de vaca hubiesen
bastado para envolverla.
Garuda volaba y recordaba. Hacía apenas unos dias no habia salido aun del huevo y ahora ya habían
sucedido tantas cosas. Volar era la mejor manera de pensar, de repasar los hechos. ¿a quien había visto
primero? A su madre, Vinata. Muy bella en su pequeñez, sentada sobre una piedra, asistia con ostentosa
pasividad al espectaculo del huevo que se abria. Fue el primer ojo que Garuda miró con fijeza. Y supo
enseguida que se trataba de su propio ojo. Reconoció en el una brasa rozada por el viento. La misma brasa
que sentía arder bajo sus plumas.
Garuda, entonces, había apartado la mirada. Frente a Vinata, sentada también sobre una piedra, vio a otra
mujer, idéntica a su madre, salvo por una venda negra que le cubría un ojo. También esta mujer parecía
absorta en una escena. Frente a ella, Garuda vio una maraña que ondeaba lentamente. Su ojo perfecto se
fijó, para comprender. Eran serpientes. Serpientes negras, trenzadas, separadas, enrolladas, estiradas. Poco
después, Garuda reconoció mil ojos de serpiente que lo observaban con frialdad. A su espalda oyó una voz:
“Son tus primos. Y aquella mujer es mi hermana Kadru. Somos sus esclavos.”
Eran las primeras palabras que le dirigiría su madre.
Vinata alzó la mirada sobre la enorme extensión de Garuda y dijo: “hijo mío, es hora de que sepas quien eres.
Has nacido de una madre esclava. Pero yo no he nacido esclava. Mi hermana Kadru y yo eramos las esposas
de Kasyapa, el gran Risi, el vidente. Aplomado, fuerte, taciturno, lo comprendia todo. Nos amaba, pero no nos
prestaba más atención de la estrictamente necesaria. Permanecía inmóvil durante horas, durante días
enteros, nosotras no sabiamos por que. Sostenía el mundo sobre su cabeza. Mi hermana y yo ardiamos en
deseos de que se fijara en nosotras. Una furiosa energía nos consumía por dentro. Al principio rivalizabamos
por los favores de Kasyapa. Pero poco después nos dimos cuenta de que nos miraba como se mira a las
nubes: era igual de benévolo e indiferente con ambas. Un dia nos mando a llamar; nos dijo que había llegado
el momento de retirarse a vivir en el bosque. Pero no quería despedirse de nosotras sin concedernos una
gracia. De pronto nos imaginamos las dos solas en medio de estos pantanos, estas selvas, estos zarzales,
estas dunas. Kadru no lo dudo: pidio mil hijos, todos idénticos de idéntico esplendor. Kasyapa asintio. Yo
tampoco dude: pedi solo dos hijos, pero mas bellos y poderosos que los de Kadru. Kasyapa levantó su
pesado párpado: “tendras uno y medio”, dijo. Después se alejó con su bastón. Nunca volvimos a verlo.”
Vinata prosiguió: “hijo mio, he cuidado tu huevo durante quinientos años. No queria que te sucediese lo que a
tu hermano Aruna. Me deje vencer por la impaciencia y abri su huevo antes de tiempo. Solo entonces
comprendi aquello que un dia dira un Risi de tierras lejanas, un vidente pálido y anguloso: que la impaciencia
es el único pecado. La parte inferior del cuerpo de Aruna quedo informe. Y por ello mi primer vastago me
maldijo apenas me vio: sería esclava de mi hermana durante quinientos años. Y al cabo sería salvada por mi
otro hijo, por ti. Aruna dijo esto y ascendio hacia el sol. Ahora lo veo recorrer el cielo dia a dia. Es el auriga del
carro de Surya. Pero el nunca volvera a reparar en mi”.
Vinata prosiguio: “Kadru y yo eramos los unicos seres humanos, rodeadas de mil serpientes negras, todas
iguales. Y tu huevo que maduraba imperceptiblemente dentro de una vasija de arcilla humeante. Ya entonces
nos odiabamos, mi hermana y yo. Pero ninguna de las dos podía prescindir de la otra. Una noche estábamos
acostadas en la orilla del océano. Sabes que tambien me llamo Suparni, Aguileña, y quizás por eso soy tu
madre. Mi ojo lo percibe todo. Kadru es tuerta, ha perdido un ojo en el sacrificio de Daksa, pero, ah, esa es
una historia que no debes saber… y sin embargo también ella tiene una vision aguda. Mirábamos, aquella
noche, en la misma dirección, aburridas y enfrentadas como siempre; recorríamos con la vista las aguas del
océano, vislumbrando dentro las criaturas abisales y las perlas. Nos guiaba un difuso resplandor en lo
profundo. No sabiamos de donde provenía. Después volvimos a fijar la vista en el límite del océano, allí
donde el agua se une con el cielo. Dos luces distintas. Una línea nítida las separa, la única línea nítida en un
mundo que era solo una vana frondosidad. De pronto vimos dibujarse una figura sobre la luz: un caballo
blanco. Levantaba los cascos sobre el agua y sobre el cielo, indeciso. Entonces supimos que es el estupor.
Junto al caballo brillante se entreveía otra cosa, algo más oscuro: ¿una mordaza? ¿la cola? Todo lo demas
estaba bien delineado. Esos eran los elementos del mundo para nosotras: la extensión de las aguas, la
extensión del cielo, aquel caballo blanco.
Garuda la interrumpio: “¿quién era el caballo?” “todavía no lo sabíamos”, dijo Vinata, “ahora solo se que esta
pregunta me acompañará siempre, hasta la disolución de los tiempos. Y ese fin será anunciado por un
caballo blanco. Del caballo solo puedo decirte como se llama y como nacio. El caballo se llama Uccaihsravas.
Nació durante el gran torbellino del océano.” Garuda escuchaba a su madre como un discípulo que oye
hablar por primera vez de aquello que más tarde guiara su vida. Dijo: “madre, no te preguntare nada más
sobre el caballo, solo quiero saber como surgio, que fue el gran torbellino del océano.” Vinata dijo: “esto si lo
debes saber, pronto entenderas por que. Eres mi hijo, has nacido para rescatarme. Los hijos nacen para
rescatara los padres. Y solo hay una forma de rescatarme: entregar el soma a las serpientes. El soma es una
planta y un liquido blanco. Esta en el cielo, vigilado por Indra, por todos los dioses y por otros seres
poderosos. Tu deberas conquistar el soma. El soma es mi rescate.”

Religion Shinto, Japon.

A continuación Haya Susa no Wo no mikoto hablo con Amaterasu Ohomikami: “Como mis intenciones eran
claras y puras, recibí como hijas engendradas por mi a unas delicadas niñas. De ello se deduce que he
vencido”. Por tanto, rompió los diques de los arrozales cultivados por Amaterasu Ohomikami y tapó las
zanjas, luego evacuo excremento y los esparció por la sala en que ella pretendía celebrar la gran degustación
del arroz nuevo. A pesar de estos actos, Amaterasu Ohomikami no lo reprendió, sino que dijo: “lo que parece
excremento, es sin duda el vomito que esparció mi hermano en estado de embriaguez, y cuando rompió los
diques y tapo las zanjas, era porque le daba lastima el suelo”. Asi excuso ella sus actividades, pero él no
cesó, sino que hizo cosas aun peores. Cuando Amaterasu Ohomikami se encontraba en la Sagrada Sala del
Tejido y se hacía tejer una vestimenta divina, él abrió un agujero en las cumbrera de la sala, desolló un
caballo pio arrancandole el pellejo en dirección contraria y lo arrojo al interior. La tejedora celestial se asusto
al verlo, se clavo la lanzadera en el sexo y murió.
Amaterasu Ohomikami, aterrorizada por el espectáculo, abrió la puerta de la Celestial Casa de las Rocas y se
encerró en su interior. Entonces, la Alta Planicie Celestial se sumio en total oscuridad, y el país central de la
Planicie de Juncos quedo completamente a oscuras.
Se reunieron entonces las ochocientas miríadas de dioses en el cauce del celestial rio Yasu para una sesion
divina e hicieron reflexionar a Omohikane no kami, hijo de Takamimusubi no kami. Juntaron los gallos del
País de la Vida Eterna que cantan mucho tiempo y los hicieron cantar, cogieron las celestiales rocas duras
del curso superior del celestial rio Yasu, cogieron hierro de la celestial montaña de minerales, llamaron al
herrero Amatsumara, pidieron a Ishikoridome no mikoto que fabricará espejos, pidieron a Tamanoya no
mikoto que fabricará las joyas de la cinta con las quinientas joyas yasaka de forma curva, llamaron a Ame no
Koyane no mikoto y a Futodama no mikoto y les mandaron que extrajeran en una pieza el omoplato de un
ciervo celestial monte Kagu, cogieran celestial madera de hahaka del celestial monte Kagu y ejecutan la
adivinación. Arrancaron de cuajo el verdadero árbol sakaki con sus quinientas ramas, colgaron de las ramas
superiores las joyas de la cinta de quinientas joyas yasaka de forma curva, colgaron de las ramas centrales el
espejo yata, y de las ramas inferiores, las ofrendas blancas y blandas y las ofrendas verdes y blandas.
Futodama no mikoto cogió estas diferentes cosas y las sostuvo como gran ofrenda sublime, mientras Ame no
Koyane no mikoto pronunciaba las grandes palabras rituales; Tachikarawo no kami se ocultó al lado de la
puerta, Ame no Uzume no mikoto se arremango y ato las mangas con celestiales sarmientos hikage del
celestial monte Kagu, se coronó con celestiales sarmientos masaki, ató hojas de bambú del celestial monte
Kagu para hacer un ramo, colocó un cubo vuelto hacia abajo junto a la puerta de la celestial casa de las rocas
y salto encima para que retumbara. Ejecuto un acto de posesión divina, mostró los senos y se bajo la falda
hasta mostrar el sexo. Entonces retumbo la alta planicie celestial por la risa conjunta de las ochocientas
miríadas de dioses.
Se extraño Amaterasu Ohomikami y abrió un poco la puerta de la celestial casa de las rocas y dijo desde
dentro: “crei que, si me ocultaba, la planicie celestial y el país central de la planicie de juncos estarían
sumidos en la oscuridad. ¿cómo es que Ame no Uzume hace un jueguecito y las ochocientas miríadas de
dioses se ríen todas juntas?”. Le respondió Ame no Uzume: “¡nos alegramos, nos reimos y nos divertimos
porque hay una divinidad más venerable que tú!”. Mientras pronunciaba estas palabras, Ame no Kayane y
Futudama alzaron el espejo y lo mostraron a Amaterasu Ohomikami; ella se extraño cada vez mas, salio por
la puerta y se acerco, a lo cual Tachikarawo, que había permanecido oculto, la cogio de la mano y la saco. Al
mismo tiempo, Futodama no mikoto tendió una cuerda de shiri-kume detrás de ella y dijo: “¡De aquí ya no
volveras mas al interior!!”. Cuando salió Amaterasu Ohomikami, resplandecieron por sí solos la alta planicie
celestial y el país central de la planicies de juncos en toda su claridad.

Mito Bwadela, Melanesia.


Hace mucho, mucho tiempo atrás, la gente no moría, cuando llegaba a vieja, se apartaba de la comunidad,
mudaba de piel, y volvía al pueblo nuevamente siendo jóvenes.
Un día una anciana salió con su nieta, ya estaba vieja, era momento para cambiar de piel. Así, salió con la
niña, apartándose de la aldea. La niña iba feliz tomada de la mano de su abuela, sin saber a donde se
dirigían. Abuela y nieta fueron a bañarse en una calita que la marea había llenado. La niña se quedó en la
orilla mientras que la anciana se alejó a cierta distancia y desapareció de su vista. Mudó allí la piel que,
arrastrada por la corriente de la marea, fue flotando por el agua hasta que se quedó enredada en un arbusto.
Transformada en una jovencita, la anciana volvió junto a su nieta. La niña pequeña al ver a la joven se
asusto, pues no reconoció a su abuela, llorando le pidió que se alejara. La anciana muy apenada se alejó de
su nieta, y volvió al lugar en el que se había bañado, buscó su antigua piel, se la puso de nuevo y regresó
junto a la nieta, que la reconoció esta vez y la saludó de esta suerte: «Ha venido una muchacha; me asusté y
le ordené que se marchase». La abuela replicó: «No, es que no quisiste reconocerme. Está bien, tú te
volverás vieja y yo me moriré». Volvieron a la casa en donde la hija estaba preparando la comida. Dijo la
anciana a ésta: «Me fui a bañar, la marea arrancó mi piel, tu hija no me reconoció y me ordenó que me
marchase. Yo no mudaré mi piel. Todos envejeceremos, todos moriremos».

CUESTIONARIO N°5

1. Sabemos que los mitos o enseñanzas religiosas son alegóricos, y contienen conocimientos que se
sustraen según el nivel de conocimiento, inteligencia o iniciación que posea la persona. Entonces,
entendiendo el sentido alegórico que subyace en los mitos ¿Qué representa el caballo en los mitos de
la TEORIZACION?
2. ¿Qué simboliza la diosa Amaterasu y su salida de la cueva?
3. En el mito melanesio ¿Qué sentido o significado tenia el mudado de piel?
4. Tanto en el mito melanesio como en el japonés hay una similitud en lo que toca a la piel, tanto de la
anciana que muda de piel como del caballo despellejado ¿qué simboliza esa piel?
5. Las serpientes hijas de Kadru, Haya Susa no Wo y el mar del mito melanesio, representan formas
similares, son en este caso “antagonistas”, ¿qué representan?

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