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Resumen

Discapacidad intelectual
A lo largo de la historia, los distintos enfoques y maneras de entender y abordar el
fenómeno del RM han variado de manera sorprendente. Por lo que, en el presente, a
diferencia de hace tan sólo unas décadas, entre los profesionales de la salud y la educación,
domina el optimismo respecto a las expectativas de desarrollo intelectual, emocional y
social de sujetos afectados por esta condición. Durante el largo siglo que ha costado este
cambio de actitudes y expectativas, los niños han sido etiquetados de múltiples maneras:
«idiota», «imbécil», «morón», «oligofrénico», «subnormal educable severo», «subnormal
educable ligero», «débil mental», «disminuido», «retardado en el desarrollo», «deficiente
mental», «inmaduro evolutivo», «retrasado mental», «retrasado madurativo», «con
dificultades de aprendizaje permanentes», entre otros. Estas acepciones se han ido
acuñando en correspondencia con el enfoque psicológico dominante de la época en la que
nos situemos. Por ejemplo, durante el primer tercio del siglo XX, apoyada por la medicina.
siguiendo a Egea y Luna (1998), se observan similitudes entre las clasificaciones
mencionadas en primer lugar respecto a los principios de la definición sobre RM y también
en la distinción palpable entre la consecuencia del retraso, sui repercusión en el individuo y
la restricción de las actividades sociales de éste. No obstante, las diferencias entre
clasificaciones recaen por ejemplo sobre la terminología utilizada. «El retraso mental hace
referencia a limitaciones substanciales en el desenvolvimiento corriente. Se caracteriza por un
funcionamiento intelectual significativamente inferior a la media, junto con limitaciones
aso ciadas en dos o más de las siguientes áreas de habilidades adaptativas: comunicación,
cuidado personal, vida en el hogar, habilidades sociales, utilización de la comunidad,
autogobierno, salud y seguridad, habilidades académicas funcionales, ocio y trabajo»
(AAMR, 1992).
El número de factores potencialmente responsables de una condición de RM es
considerable. La diversidad de estos, en función de su génesis o naturaleza, es también
bastante significativa. síndromes mejor conocidos asociados a anormalidades
cromosómicas son el síndrome de Downy el síndrome X-frágil/Ambos síndromes incluyen
normalmente características físicas típicas y retraso mental. Siguiendo a Cunningham
(1990), las características físicas que con mayor frecuencia podemos detectar en los recién
nacidos afectados con síndrome de Down son: inclinación hacia arriba y hacia fuera de los
ojos; pliegue cutáneo en la parte inferior del ojo; la hendidura palpebral es a menudo
estrecha y corta. Los factores o condiciones de tipo biogenético son los que nos permiten
predecir con mayor certeza el riesgo de que un sujeto experimente RM. El síndrome fetal
por alcohol y la adicción de la madre a otras drogas son las causas principales de retraso
mental. La evaluación del RM, al igual que la de cualquier otro problema de aprendizaje o
de desarrollo, persigue la recogida de información diagnóstica que nos permita, por un lado,
determinar la presencia o no de posibles alteraciones o desajustes en el comportamiento del
sujeto, la medida de parámetros como la topografía, la magnitud, la frecuencia y/o la
intensidad de dichos comportamientos, y, por otro lado, el papel o el impacto que tales
comportamientos están teniendo para el sujeto, sus familiares y su entorno.
De acuerdo con la propuesta de la aamr (Ahora aaidd, Asociación Americana sobre
Discapacidades Intelectuales y del Desarrollo), la discapacidad intelectual ha de evaluarse a
partir de cinco dimensiones:
1. Capacidades intelectuales
2. Conducta adaptativa
3. Participación
4. Interacciones y roles sociales
5. Salud y contexto
La participación, interacciones y roles sociales se evalúan por medio de la observación
directa de las relaciones del niño o niña con el mundo. Es necesario estar atento a que la
falta de recursos y servicios comunitarios (escuela, médico, mercado, tienda, etcétera.) así
como a la existencia de barreras físicas (falta de rampas si se le dificulta desplazarse) y
sociales (discriminación, exclusión, manipulación, violencia) pueden limitar
significativamente la participación y la interacción con las personas. Lo anterior conlleva a
generar inequidad en las oportunidades, hecho que puede ser causa de la dificultad para que
la verdadera actuación del sujeto pueda ser valorada en el medio social.

Flores Reynaga Melissa Kristal


09/09/2022

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