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§ 2.1. Epistemología. Noción. Delimitación de la disciplina.

Hemos expuesto que existen


algunas imprecisiones en el uso de los términos gnoseología, teoría del conocimiento,
epistemología, filosofía de la ciencia, etc. Sin embargo, ya hemos aclarado que con la expresión
“teoría del conocimiento” o “gnoseología” se alude, en sentido estricto, a los problemas del
conocimiento en general, en sus diferentes ámbitos o contextos del conocimiento ordinario,
científico o filosófico119 . En relación a la palabra “epistemología”, en sentido restringido, se
refiere exclusivamente al conocimiento científico y a sus aspectos históricos, psicológicos,
sociológicos, etc., que llevan a su obtención, y los criterios con los cuales se lo justifica o
invalida. La epistemología sería, entonces, el “estudio de las condiciones de producción y de
validación del conocimiento científico”120, tendría como finalidad determinar el valor objetivo
de los métodos, principios y resultados de la ciencia. Klimowsky nos dice que el epistemólogo
se formula una pregunta crucial para comprender y analizar la significación cultural de la
ciencia en la actualidad: por qué debemos creer en aquello que afirman los científicos121. No
acepta sin crítica el conocimiento científico sino que lo examina del modo más objetivo
posible: para él es igualmente de interés una teoría nueva, contemporánea, que las teorías 119
Cfr. Álvarez Gardiol, Epistemología jurídica, op. cit., p. 35 y ss. 120 Klimovsky, Gregorio, Las
desventuras del conocimiento científico. Una introducción a la epistemología, ed. A-Z, Buenos
Aires, 2001 (1994), pp. 27/28. 121 Cáceres Nieto, Enrique, “Epistemología jurídica aplicada”,
en Enciclopedia de Filosofía y Teoría del Derecho, v. 3, p. 2197. Este autor nos aclara que del
hecho de que una creencia (expresable en una proposición descriptiva) sea verdadera debería
seguirse que está justificada, pero no es así. Puede haber proposiciones verdaderas que no
estén justificadas. La justificación epistémica se obtiene como resultado de procesos confiables
para la determinación de la verdad. En el caso de la ciencia esos procesos corresponden al
método científico, o, mejor dicho, “los métodos científicos” que varían de disciplina a
disciplina. 88 tradicionales que en su momento tuvieron gran prestancia (como la mecánica
newtoniana). Al igual que un filósofo, frente a cualquier teoría y con independencia de que
esté apoyada por la tradición o sea muy reciente, se preguntará por su aparición como
fenómeno histórico, social o psicológico, por qué hay que considerarla como buena o mala, o
cuáles son los criterios para decidir si una teoría es mejor o peor que otra. La epistemología es
por ello una actividad crítica que se dirige hacia todo el campo de la ciencia122 . Una disciplina
vinculada con la epistemología es la “filosofía de la ciencia”, que algunos autores la identifican
con aquélla. Empero, se considera que esa identificación no es acertada, dado que la filosofía
de la ciencia es una parte de la filosofía en general, por lo que comprende muchos problemas
que no son estrictamente epistemológicos. Por ejemplo, un problema filosófico sería tratar de
decidir si la realidad objetiva existe o es una ilusión de los sentidos; en este ámbito, el filósofo
de la ciencia puede interesarse por la cuestión de si la física, por ejemplo presupone una
metafísica peculiar que afirme la existencia de una realidad externa a la subjetiva. Pero éste no
es un problema central para la epistemología. Se puede sostener que los criterios de validación
de una teoría no son necesariamente dependientes de criterios metafísicos. Es asunto de
controversia. Hay quienes admiten que los cánones del método hipotético deductivo son
totalmente independientes de las opiniones que se sustenten acerca de la realidad objetiva o
de las sustancias primarias que constituyen el universo. Para otros no es así; los presupuestos
filosóficos que existen en la ciencia influirían de un modo especial en la adopción de éste o
aquel criterio epistemológico. De manera que el término “filosofía de la ciencia” es más amplio
que el término “epistemología”, y ésta sería tal vez una disciplina independiente de aquélla, si
bien las conexiones entre ambas y las presuposiciones epistemológicas constituyen de por sí
asunto del mayor 122 Klimovsky, Las desventuras del conocimiento científico, op. cit., p. 28. 89
interés filosófico123 . Por su parte, Mario Bunge llama, indistintamente, a esta área del saber
“epistemología” o “filosofía de la ciencia”, considerando que es la rama de la filosofía que
estudia la investigación científica y su producto, el conocimiento científico. En su opinión se
trata de un capítulo de la “teoría del conocimiento” o “gnoseología” que se ocupa del
conocimiento y sus problemas semánticos, ontológicos, axiológicos, éticos y de otro tipo que
se presentan tanto en el curso de la investigación como en el de la reflexión metacientífica. En
un principio (durante el llamado “período clásico”), se ocupaba sólo de problemas tales como
el de la naturaleza y alcance del conocimiento científico por oposición al vulgar u ordinario, el
de la clasificación de las ciencias, y el de la posibilidad de edificar la ciencia inductivamente a
partir de las observaciones (Herschel, Comte, Ampère, Bolzano, Whewell, von Humboldt,
Bernard, Mach, Peirce, Engels, Lalande, etc.)124 . El epistemólogo argentino (Bunge),
considera que la filosofía de la ciencia sólo merece el apoyo de la sociedad si constituye un
enriquecimiento de la filosofía y si es útil a la ciencia. Para la cual debe satisfacer las siguientes
condiciones: 1) debe ser un saber concerniente a la ciencia propiamente dicha; 2) debe
ocuparse de problemas filosóficos que se presentan de hecho en el curso de la investigación
científica o en la reflexión acerca de los problemas, métodos y teorías de la ciencia; 3)
proponer soluciones claras a tales problemas, en particular soluciones consistentes en teorías
rigurosas e 123 Klimovsky, Las desventuras del conocimiento científico, op. cit., p. 28. 124
Bunge, Mario, Epistemología, 4ª ed., Siglo Veintiuno, Barcelona, 2004 (1980), pp. 21/22 y
29/30. Javier Muguerza también emplea la expresión “filosofía de la ciencia” en su conocido
ensayo “Nuevas perspectivas en la filosofía contemporánea de la ciencia”, en Teorema, Revista
Internacional de Filosofía, v. 1, n. 3, pp. 25/61 (p. 28), al igual que Alan F. Chalmers en su libro,
¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Una valoración de la naturaleza y el estatuto de la ciencia y
sus métodos, traducción de Eulalia Pérez Sedeño, 2ª ed., Siglo Veintiuno, Madrid, 1984, p. VII –
Prefacio a la primera edición- y p. 5 y ss.). 90 inteligibles, así como adecuadas a la realidad de
la investigación científica; 4) ser capaz de distinguir la ciencia auténtica de la seudociencia, y 5)
ser capaz de criticar programas y aun resultados erróneos, así como sugerir nuevos enfoques
promisorios

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