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• Analizar las reacciones del niño y el adolescente ante la

enfermedad, la hospitalización y la muerte.


• Conocer cuál debe ser la actuación del técnico ante estas

circunstancias.
• El punto de vista de los niños en relación con la enfermedad y la
salud es tremendamente variable y depende de la etapa vital que
estén atravesando.
La hospitalización supone una experiencia traumática a cualquier edad, y en
el niño puede llegar incluso a alterar su crecimiento y desarrollo.

• Los niños, cuando no enferman no son capaces de comprender, sobre


todo como hemos visto anteriormente, si son pequeños, por qué están
enfermos.
• Toman la enfermedad como un castigo.

• Les cuesta admitir ciertas restricciones que derivan de su enfermedad,


llegándole a producir ansiedad, como por ejemplo, que su alimentación
debe varias, que no pueden salir a jugar, que tienen que tomar medicación o
visitar al médico. Por ello es frecuente que reaccionen con ira en forma de
rabietas, lloros, etc.
• Su actividad escolar se interrumpe, y si la enfermedad es de larga duración,
afectará a su sociabilidad al sentirse aislado, solo y diferente a los
demás niños.
• Por tanto, para que el niño acepte su enfermedad y colabore con el personal
sanitario y con la familia, es muy importante saber explicarle con claridad,
y con un lenguaje adaptado a su edad, en qué consiste la enfermedad y
qué recupercusiones tendrá.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), define la adolescencia como la
etapa que transcurre entre los 10 y 19 años. Normalmente la dividen en dos
fases; adolescencia temprana de 12 a 14 años y adolescencia tardía de 15 a
19 años.

• Se caracteriza por importantes cambios físicos, psíquicos y sociales.


• Se va formando la identidad personal y se produce una rebelión contra
las normas.
• Aparecen los deseos de autonomía.
• Se consolida su identidad sexual.
Los adolescente poseen un particular
sentimiento de invulnerabilidad que
les hace creer que son diferentes del
resto de las personas y que no les
tocará sufrir las situaciones negativas por
las que pasan los demás. Tienen una
percepción irreal de su singularidad.

Por esta razón, constituyen un


grupo de riesgo para los
accidentes, consumo de
tóxicos o las conductas
sexuales imprudentes.
La enfermedad en el adolescente cursa con una pérdida de independencia, lo
que le ocasiona un fuerte impacto psicológico, puesto que le obliga a
depender de los demás (los adultos), lo que considera un paso hacia atrás en
su desarrollo. También supone un ataque a su imagen corporal y a su
autoestima.

• La enfermedad es comprendida por el adolescente, que deja de verla como


un castigo para entender por qué se produce y cuáles son las
repercusiones que tiene.

• Aparece el miedo a las consecuencias de la enfermedad y a la muerte.


• Dado que su capacidad de razonamiento es similar a la del adulto, necesitan
continuamente ser informados de los cambios que se producen en el
proceso patológico.
• Colaboran activamente en su tratamiento y sienten especial
preocupación por cualquier intervención que pueda dejar secuelas o que
afecte a su imagen corporal.

• El adolescente es, por naturaleza, inseguro. Por eso a veces parece dudar
ante las situaciones que requieren una reacción inmediata.

• El comportamiento del adolescente se caracteriza por la ambivalencia: ante


una determinada circunstancia, puede reaccionar con gran madurez, como si
fuera un adulto, o hacerlo como un niño.

• Es habitual que sufra cambios frecuentes de humor y de estado de ánimo.

• En esta etapa, es importantísimo el grupo de amigos y las relaciones sociales,


por lo que es fácil comprender cómo la enfermedad, al privarlo de la
posibilidad de relacionarse con sus compañeros y amigos, resulta un
elemento frustrante.
• Pierde su independencia por lo que el niño puede manifestar rabietas,
protestas, frustración, etc.
• El principal problema que se presenta ante la hospitalización es el temor
del niño a ser abandonado. Se le debe explicar que sus padres van a
volver.
• Además, ante esta separación de los padres, estos tienden a caer en el
sobreproteccionismo por el sufrimiento que les causa ver a su hijo en
esta situación.
• En el hospital se deben explicar las normas de funcionamiento y
su finalidad, siempre teniendo en cuenta la capacidad de
compresión del niño, para que no presente ideas erróneas.
• También es importante explicarle los procedimientos que se le van
a aplicar, dejando claro si van a resultar dolorosos o no. Es muy
importante la SINCERIDAD para poder establecer relaciones de
confianza y cooperación con el niño en sus cuidados posteriores.
• Al igual que en el caso de la enfermedad, el significado de la
enfermedad variará en función de la etapa vital que esté atravesando
el niño:
ETAPA HOSPITALIZACIÓN
Primeros meses • Los lactantes identifican a su madre y protestarán si se
les separa de ella.
• Cambio en la rutina diaria.

Uno a tres años • Presenta ansiedad ante personas y entornos desconocidos


(personal sanitario y hospital).
* Los bebés no diferencian
• Se siente inseguro y teme el abandono. sensaciones y emociones, ni saben
• Sus reacciones dependerán de las experiencias previas qué es la enfermedad. No tienen
(si no ha tenido, su imaginación sustituirá al conocimiento).
• El desarrollo motor del pequeño puede verse afectado temor a ella. A partir de los 6 años
(disminuye su autonomía y capacidad para explorar el comienzan a diferenciarla y hasta
mundo que le rodea).
los 12 no forman una idea más
Preescolar • Esperará un tiempo para satisfacer sus deseos. Tolera
mejor la separación de los padres (según madurez).
precisa.
• Puede referir el dolor y su localización, pero no identifica
su intensidad.
• Miedo a las intervenciones que supongan un cambio en la
imagen física.
Escolar • Es capaz de diferenciar entre salud y enfermedad.
• Acepta las consecuencias de la hospitalización.
• La soledad se hace más llevadera con visitas, juegos y
llamadas telefónicas.
• Tolera bien los procedimientos si se le explican
previamente.
• En ocasiones puede llorar ante procedimientos dolorosos;
debe procurarse, a continuación, respetar su privacidad.
• La vuelta al colegio será difícil si la enfermedad ha
provocado alguna modificación física o si el retraso
escolar es considerable.
- Conductas regresivas, es decir más infantiles (se encuentra mal y
necesitan más cariño…).
- Inhibición o pasividad, llegando en ocasiones hasta la depresión.
- Labilidad emocional (cambios de humor, llanto fácil, etc) e
irritabilidad.
- Rebeldía (negarse a los tratamientos, etc).
- Pesadillas y enuresis (micción involuntaria)
ACTIVIDAD 1:
Analiza las reacciones psicológicas ante la enfermedad y la hospitalización en los
niños y adolescentes y relaciónalas en tu cuaderno con sus manifestaciones más
comunes en las siguientes columnas:

• Regresión
o Llora ante la ausencia de su madre
• Resistencia o Llamadas continuas de atención
o Pasividad total
• Protesta
o Participa de su cuidado
• Emoción extrema o Se chupa el dedo
o Irritabilidad
• Oposición
o Aprieta los dientes
• Colabora en cuidados o Se acaricia el pelo
o No acepta una intervención
• Aumenta demandas
• En esta etapa de la vida en la que comienza la independencia, la
hospitalización, al igual que ocurre con la enfermedad, supone un
paso hacia atrás: representa dependencia de los padres y adultos.

La separación de su grupo de amigos aumenta la sensación de aislamiento y,


aunque pueda tolerarlo bien, implica gran aburrimiento.

• Las normas hospitalarias le La conducta del adolescente hospitalizado


resultan irritantes por la falta puede oscilar entre una hostilidad
manifiesta, como signo de rebeldía, y una
de libertad y de intimidad que
absoluta pasividad, que pueden indicar
suponen. Los horarios de negación y represión. Por otro lado, a veces
visitas son restringidos y a tratan de llamar la atención, mediante
veces se les obliga a estar en quejas continuas o escasa comunicación, por
reposo. la necesidad que tiene de reafirmarse.
ACTIVIDAD 2:
Busca en Internet la Carta Europea sobre los Derechos de los Niños Hospitalizados
(Resolución del Parlamento Europeo Doc. A 2-25/86, DOCE, 13 de mayo de 1986).
Una vez localizada en la red, y tras su lectura, escribe en tu cuaderno los cincos
derechos que te parezcan más importantes y explica por qué.
• La enfermedad del niño suele alterar la dinámica familiar. Los cuidados
especiales o más minuciosos que puedan requerir suponen cambios en la
organización, sobre todo si necesita la presencia continua de alguien que lo
cuide y los padres trabajan.
• Las relaciones con los hermanos también se ven afectadas. Si son mayores,
participarán en su cuidados, con los cambios de horarios que esto ocasione.
Si son de corta edad, van a quedar desplazados, porque el hermano enfermo
será ahora el centro de atención.
• La hospitalización agrava aún más el problema, porque la falta de tiempo debido
a los viajes y estancias en el hospital dificulta mucho las tareas en casa.
• Las reacciones de los padres, que vemos a continuación repercutirán en la
capacidad del niño para afrontar el problema:

Sobreprotección Tiene lugar cuando los padres no dejan a sus hijos hacer nada por sí solos y creen ver riesgos y
peligros por todas partes.
Tolerancia excesiva Los padres satisfacen todos los caprichos de los hijos, sean cuales sean.

Escasa o incorrecta Es cuando los padres no quieren hablar de enfermedades ni de enfermos en casa, para que el niño
educación sobre la «no sufra», o la información que le dan a este es incorrecta, normalmente a modo de amenaza («si
enfermedad no te comes todo, te voy a tener que llevar al médico y te pondrán un tubo para darte de comer»).
Estas ideas no permiten que el niño se enfrente adecuadamente a la enfermedad y no favorecen la
evolución de esta.

Ansiedad En ocasiones, los padres manifiestan un gran nerviosismo ante la enfermedad de sus hijos y estos
se dan cuenta de la situación y también se ponen nerviosos y se atemorizan.

Respuesta ajustada a Los padres reaccionan con entereza y razonando las consecuencias de la enfermedad, ayudan al
la situación niño a reaccionar adecuadamente, y escuchan y resuelven sus dudas con información ajustada,
facilitando el proceso de adaptación.
• Para mitigar el miedo, se debe informar con antelación, intentando que el niño
o el adolescente controlen, al menos en parte, la situación y cooperen.

• También se pueden utilizar técnicas de distracción, que permitan el juego, o


de relajación, para que estén más tranquilos.

• Los principales miedos que presentan los niños y adolescentes ante la


enfermedad son:
Miedo Medidas para superarlo
Daño físico • Niños pequeños: calmarles, meciéndolos o acariciándolos.
• De uno a tres años: les alerta el número de personas que intentan sujetarlos; explicarles la prueba
con anterioridad y consolarles después.
• Preescolares: entienden explicaciones adaptadas; practicar actividades de distracción.
• Escolares: entienden términos científicos; pueden comprender el procedimiento si se les muestran
gráficos o fotografías.
• Adolescentes: comprenden el razonamiento con justificación; se sienten amenazados si se afecta la
esfera sexual; agradecen la discreción en su terapéutica.
Dolor • Menores de 3 años: observar sus conductas (llanto, apetito, sueño) y las respuestas fisiológicas
asociadas (sudor, etc.).
• A partir de los 3 años: son capaces de comunicar, siempre en función de su edad, la localización y
la intensidad del dolor. Se les explicará con antelación si el procedimiento va a ser doloroso, para
establecer un clima de confianza. No se debe engañar al niño con ideas falsas.
Separación de la • Hasta los 4 años: sufren ante la separación de los padres, piensan que les han abandonado. En la
familia fase de protesta activa, los sanitarios les comentarán que van a volver y se deberá permanecer a su
lado.
• Escolares y adolescentes: necesitan la presencia de alguien de su edad para superar la
separación; se deberán flexibilizar las visitas y permitir objetos personales para que se sientan más
cómodos y relajados (ambiente conocido y seguro).
Miedo Medidas para superarlo
Lo extraño y • El ambiente desconocido (hospital) y la gente extraña (profesionales) provocan miedo en el niño,
desconocido además de la angustia de la separación.
• Se presentará al niño o al adolescente al personal sanitario que le va a atender y se le permitirá
tener objetos personales (ambiente más favorable).
• En los adolescentes, el ambiente extraño produce recelo, no miedo.
Pérdida de control • Al realizar un procedimiento sin la colaboración del paciente, aparecerá la falta de control. Se le
explicará lo que va a suceder y las consecuencias, se investigarán sus temores y se corregirán ideas
erróneas.
• Si se explica el proceso, la ansiedad disminuye. Las situaciones más críticas suelen ser el ingreso
hospitalario o los momentos previos a una prueba dolorosa o a una intervención quirúrgica.
Ingreso hospitalario • Ante un ingreso programado: como se conoce el entorno y los profesionales no aparecerá miedo,
sino inquietud. Se le explicará qué profesionales le atenderán y se favorecerán las visitas. Se
permitirán los objetos personales para crear un ambiente más seguro. Las explicaciones se
adaptarán a la edad, motivo de ingreso y estado general.
• Ante un ingreso no programado o de urgencia: aparece mayor nerviosismo y los padres estarán
angustiados, pero deben mantener la calma.
ACTIVIDAD 3:
Uno de los miedos más comunes en los niños ante la enfermedad es al daño o
dolor físico y a las heridas corporales. Inventa un ejemplo de un niño que sufre
este temor, delimita su edad y propón una manera de solucionar o paliar la
angustia que provoca el procedimiento.
ACTIVIDAD 4:
• Algunas de las enfermedades más frecuentes en los niños y adolescentes,
que pueden necesitar un ingreso hospitalario y que suponen un importante
impacto psicológico, son:

1. Gastroenteritis por rotavirus 5. Varicela


2. Meningitis 6. Sarampión
3. Bronquiolitis 7. Parotiditis
4. Otitis media aguda 8. Rubéola
El embarazo en adolescentes es un importante problema debido a la
morbimortalidad asociada a los embarazos a esas edades (inmadurez
orgánica de la madre) y por los factores psicosociales que inciden en el
control adecuado del mismo, ya que suelen ocultarlo a los adultos.

• Ante una sospecha de embarazo, se realizará una entrevista con la paciente


en privado, asegurándole el secreto profesional y tratando directamente la
cuestión.
• Confirmado el diagnóstico, se informará a la paciente de su estado,
ayudándole a aceptar y comprender las consecuencias de su situación.
• Un profesional deberá informar, aunque sin animar a la paciente, acerca de
los riesgos y los beneficios de un aborte terapéutico, de la manutención y
crianza del niño.
• Se debe intentar compartir las decisiones con un adulto de confianza.
Un TCA es una alteración de la alimentación manifestada por una dificultad
persistente para comer adecuadamente, sin que sea debida a otra enfermedad
médica asociada. Podemos distinguir: anorexia nerviosa, bulimia nerviosa,
trastorno por atracón y trastornos de la conducta alimentaria no
especificados.

• Los TCA están provocados por la ansiedad que genera el peso corporal y
el aspecto físico del individuo. Estos se convierten en una auténtica
obsesión para los paciente que padecen TCA, siendo el eje central de sus
vidas.
• El culto al cuerpo, la insatisfacción personal y la baja autoestima,
desencadenan este tipo de desórdenes alimentarios.
• El TCA más destacado, sobre todo en adolescentes de sexo femenino, es
la anorexia nerviosa.
• Comienzan a aparecer en edades comprendidas entre los 12 y
los 25 años.
• A pesar de la pérdida de peso progresiva, las personas
afectadas se siguen sintiendo gordas: distorsión de la imagen
corporal.

• No suelen tener conciencia de la enfermedad ni del riesgo


que pueden llegar a correr.
• La elevada desnutrición puede provocar graves alteraciones
del metabolismo (ausencia de periodos menstruales), afectar
la función renal y algunos órganos importantes como, el
corazón (alteración de los ritmos cardíacos e incluso la muerte
súbita).
ANOREXIA NERVIOSA BULIMIA

La anorexia nerviosa se
caracteriza por un deseo La bulimia nerviosa se
irrefrenable de estar delgado caracteriza por episodios de
(miedo intenso a aumentar de atracones (ingesta voraz e
peso). Comen muy poco, incontrolada), seguidos de
realizando dietas restrictivas vómitos autoinducidos y/o
estrictas, llevando a cabo otras maniobras de purge
conductas purgativas (abuso de (abuso de laxantes, uso de
laxantes, uso de diuréticos, etc.) y diuréticos, etc.) e
realizando ejercicio físico en hiperactividad física.
exceso.
ACTIVIDAD 5:
5.1 ¿Viven de igual modo la enfermedad un adolescente y un niño? ¿Cuál es la
diferencia?
5.2 ¿Crees que la hospitalización influye en la vida del niño? ¿En qué sentido?
Busca información sobre el “Síndrome de hospitalismo infantil”?
5.3 Juan es un chico de 17 años que ha sufrido un traumatismo jugando al baloncesto y
tiene una enorme contusión en la cara. Acude con su madre al servicio de urgencias del
hospital de su zona. ¿Cuál crees que será la mayor preocupación de Juan ante su
problema médico?
5.4 Nicolás es un joven de 15 años que acude a su médico de cabecera acompañado de
su madre. Lleva dos días sintiendo dolor en la ingle, pero no recuerda haber hecho
ningún esfuerzo especial. Refiere que el dolor aparece y desaparece, sin que parezca
estar asociado con las comidas o con movimientos bruscos. Tras una exploración
completa, se le prescribe una radiografía. Al analizar los resultados, su médico detecta
que tiene una hernia inguinal. Su tamaño es relativamente importante y el médico
aconseja que lo vea un especialista para que evalúe si es necesaria la intervención
quirúrgica. La madre se pone muy nerviosa al mencionar esta posibilidad. A raíz del
comportamiento de la madre, ¿cómo crees que reaccionaría Nicolás?
CASO PRÁCTICO 1:
Simula lo que le dirías a un paciente si…

Esteban es un niño de 7 años que está ingresado en la planta de pediatría de un


hospital. Presenta un cuadro diarreico severo provocado por una gastroenteritis
por Salmonella enteritidis. Tiene fiebre y vómitos profusos. Lleva dos días y va
remitiendo el cuadro, pero se le está perfundiendo con suero por vía intravenosa para
evitar la deshidratación.
Su madre está acompañándole desde el ingreso y el niño apenas se ha quedado solo.
Ella está tranquila y pregunta a los profesionales por la evolución de su hijo, pero
siempre en el pasillo, sin que él la escuche.
Sin embargo, el niño está asustado por lo que le pasa. Como es natural, se siente un
poco avergonzado, porque en ocasiones ha manchado la cama con los vómitos o las
heces y han tenido que ayudarle en su higiene, lo que le ha generado incomodidad.
Además, fantasea con el suero, diciendo que es una «pócima mágica».

¿Qué apoyo psicológico pueden prestarle los profesionales?

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