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Para obtener el máximo grado de nivel de control de gestión se deben ir sumando los componentes del
primer al tercer nivel.
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Relación entre el control de gestión y el sistema de control de gestión
El sistema de control de gestión debe permitir conocer cómo, cuándo y dónde se han empleado todos los
recursos de la empresa (humanos, técnicos, productivos, comerciales, etcétera) puestos a disposición de
los responsables para obtener resultados concretos en función de los objetivos previstos.
Internos Externos
Si figura como staff de la dirección general, nos encontramos en el máximo grado de desarrollo
(instrumentos de control y sistemas de información muy desarrollados, con amplios niveles de
descentralización y delegación).
Si coincide la función con la de dirección administrativo-financiera, nos encontramos en un grado
de desarrollo medio (es difícil realizar las dos tareas, se desvirtúa el control de gestión. Es un
director más, por ende pierde capacidad de independencia, decisión y coordinación).
Si depende de la dirección financiera, nos encontramos en un grado de desarrollo bajo (Se
desvirtúa totalmente la función perdiendo toda capacidad de independencia, decisión y
coordinación).
Tareas generales:
Analizar si el trabajo que hizo el área está bien (supuestos, cálculos y datos).
Realizar un seguimiento y actualizarlo en caso de ser necesario.
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Planificación presupuestaria a corto plazo
Informe o reporting
Definir la inversión.
Analizar riesgos, recupero y rentabilidad de las inversiones.
Control de existencias (rotación de los stocks, obsolescencias, diferencias y bajas de inventarios) para una
correcta contabilización
Supervisión y control de los diferentes sistemas que posee la empresa para obtener, procesar y
distribuir
la información a los diferentes responsables de los departamentos.
Marcar y comprobar los requisitos de la información: su frecuencia, su presentación, su fiabilidad,
su cobertura y su objetividad.
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La dirección estratégica se puede definir como el proceso que llevan a cabo los directivos y, por extensión, los
órganos con poder de decisión en la empresa, para formular, implantar y controlar la estrategia empresarial.
Secuencia de fases y actividades que se interrelacionan y que se realizan a lo largo del tiempo en un orden concreto.
Las distintas etapas o fases del proceso de dirección estratégica se pueden clasificar en tres grandes líneas de
acción:
Análisis: En esta etapa, lo más importante es establecer los objetivos estratégicos de la empresa, su visión y
misión, de forma que quede clara la dirección hacia la que la empresa ha de guiarse. Durante el análisis
también se debe determinar el diagnóstico de la situación que atraviesa la empresa y que viene influida tanto
por sus características, recursos y capacidades internos, como por el entorno competitivo del que forma
parte.
Planificación: Una vez planteada la situación de partida, en esta etapa, se diseñarán las opciones
estratégicas en los distintos niveles de la organización.
Implantación: Valoración de las distintas opciones estratégicas a efectos de elegir cuáles son las más
adecuadas, y descartar aquellas que se estimen menos oportunas. Esta acción de evaluación y selección de
la estrategia forma parte de la etapa de implantación. Para ello, se toman como punto de partida los
objetivos, que se hacen operativos a través de distintos indicadores, y se consideran los distintos cursos de
acción planteados. Lo que se pretende es valorar hasta qué punto la empresa se acerca a sus metas
aplicando las distintas estrategias posibles.
Por “visión” se entiende el deseo de destino futuro que tiene la empresa en términos generales, y que debe inspirar
el funcionamiento de la organización en el largo plazo. En cuanto a la misión, ésta representa la identidad y
personalidad de la empresa desde un punto de vista genérico. Los “valores” son las creencias y la filosofía que guían
a la organización.
FODA (Análisis Interno): El análisis interno apunta a descubrir principalmente dos aspectos críticos: las debilidades
y las fortalezas.
FODA (Análisis Externo o del Entorno): El análisis del entorno o externo apunta a descubrir esencialmente dos
aspectos críticos: las oportunidades y las amenazas.
Implantación estratégica:
Conjunto limitado de factores determinantes donde si se obtiene resultados satisfactorios se asegura un desempeño
exitoso para una organización.
Perspectivas: Forma de clasificar y agrupar objetivos. Permiten organizar la estrategia de una empresa.
Indicadores: Forma de verificar el cumplimiento de los objetivos. Muchas veces un objetivo necesitará de más de un
indicador.
Metas e Iniciativas: Para poder alcanzar las metas debemos poner en marchas distintas iniciativas que me lleven
paso a paso al cumplimiento de dichas metas.
La determinación de la estrategia, es decir, de los objetivos empresariales y de las políticas y acciones que habría
que aplicar para alcanzarlos es la esencia del proceso de planificación estratégica que llevan a cabo los directivos de
una organización. Para integrar dicha planificación en la gestión propia de la empresa, hay que desarrollar la
estrategia a distintos niveles organizativos. Habitualmente se suelen considerar tres niveles a la hora de definir las
estrategias empresariales, cada una de las cuales se corresponde con un nivel jerárquico distinto en la organización.
Estos niveles se pueden diferenciar con mayor precisión en las empresas diversificadas, que son las que desarrollan
distintos productos u operan en distintos mercados, y en las que es posible diferenciar la actuación global de la
empresa, de su comportamiento específico en cada una de las actividades a las que se dedica.
La estrategia corporativa o empresarial es responsabilidad de la alta dirección. Se refiere a las grandes líneas
estratégicas que afectan al conjunto de la organización, considerada como una unidad. Desde esta perspectiva, se
tiene en cuenta la empresa como un todo, en relación con su entorno. La estrategia competitiva o de negocio es
responsabilidad de los directivos de las distintas unidades estratégicas de negocio, o divisiones de la empresa. Hace
referencia al plan de actuación de la empresa en cada una de ellas, cómo competir y cómo desarrollar lo mejor
posible las actividades relativas a cada negocio. Las estrategias operativas o funcionales son responsabilidad de
los directivos de cada área funcional o departamento. Se refieren a cómo utilizar y aplicar los recursos y capacidades
dentro de cada área funcional para cada negocio de la empresa. Las decisiones que se adoptan a este nivel
pretenden apoyar el logro de los objetivos a otros niveles estratégicos. Todas las estrategias, aunque estén
vinculadas con diferentes estratos de responsabilidad, hacen referencia y deben contribuir a un propósito común:
mejorar el valor de la empresa para los accionistas y el resto de stakeholders. Las estrategias a un nivel superior van
condicionando y determinando los objetivos que alcanzar a niveles inferiores de la organización, lo que obliga a que
exista un fuerte grado de integración, coherencia e interacción entre los distintos niveles de la empresa.
Definición:
El plan de negocio es una herramienta de trabajo que permite evaluar la viabilidad de una idea, obliga a pensar en
alternativas y acciones. Es una hoja de ruta que nos permite determinar con anticipación cuál es el mejor camino a
tomar para conseguir el objetivo final. Sirve para definir cómo alcanzar los resultados propuestos, identificar los
pasos, procesos y recursos que se necesitan, en definitiva, nos ayuda a minimizar o evitar fracasos.
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El plan de negocio no es solamente un fin, sino también un medio para que ustedes conozcan los avances sobre
todos los aspectos importantes de su negocio y los cuestionen de una forma constructiva y proactiva. Sus principales
usos son:
A. Resumen ejecutivo: tiene como objetivo el sintetizar de forma breve todos aquellos aspectos claves del plan
de negocio. Debemos explicar en qué va a consistir el negocio de una forma clara y concisa, evitando
generalidades y un lenguaje excesivamente especializado en un campo concreto. No debe exceder de dos
páginas, lo que requerirá un importante ejercicio de síntesis y de estructuración mental por parte de los
participantes.
B. Análisis FODA
C. Naturaleza del proyecto: se deberá incluir misión, visión, descripción del producto o servicio, equipo
directivo y breve historia del proyecto.
D. Análisis del mercado: se deberá determinar el tamaño del mercado definiéndose los siguientes aspectos
a. Análisis de la competencia
b. Estrategia del producto
c. Estrategia de precios
d. Promoción y publicidad
e. Distribución
E. Producto o servicio: incluye especificaciones técnicas del producto o servicio, área de producción, equipos
e infraestructura necesaria.
F. Organización y plan de trabajo de desarrollo del proyecto: aspectos generales de la organización, marco
legal de la organización y plan de trabajo para el desarrollo del proyecto.
G. Análisis de riesgos: definición del riesgo y planteo de escenarios.
H. Aspectos económico-financieros: previsión de la cuenta de resultados, balance de la situación, ratios de
rentabilidad (VAN, TIR, EVA).
FORMULACIÓN DE PRESUPUESTOS
Un presupuesto es una cuantificación en unidades monetarias de la evolución económica prevista de una empresa
para el próximo periodo. El presupuesto está, o debería estar, vinculado a la planificación estratégica de la empresa.
En este sentido, se distinguen varios tipos de planificación:
Planificación estratégica: Enmarcada en el largo plazo, generalmente entre tres y cinco años. Su finalidad
es establecer los objetivos a largo plazo de la empresa, determinar los medios necesarios para su obtención
y los resultados (a un nivel no excesivamente detallado) esperados de dichas actuaciones futuras.
Planificación presupuestaria: Orientada al corto plazo, entendiendo como tal un ejercicio anual. Su objetivo
fundamental es trasladar las proyecciones globales del primer ejercicio incluido en las proyecciones
estratégicas, a cuantificaciones detalladas para cada una de las áreas de la empresa. De esta forma, es
posible tener información con un nivel de detalle suficiente para que permita su seguimiento periódico y el
análisis de desviaciones que se producirán durante el próximo ejercicio.
Planificación operativa: Está más enfocada a la planificación de la actividad diaria/semanal de la
producción y las ventas.
Dentro del proceso de planificación de la empresa, el presupuesto ocupa secuencialmente su lugar justo después de
aprobarse el plan estratégico a largo plazo y antes de la planificación operativa. El proceso presupuestario suele ser
un gran consumidor de recursos, sobre todo de horas del departamento de Control de Gestión. Existen una serie de
factores que tener en cuenta:
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A. Influencia de la estructura organizativa: El presupuesto ha de confeccionarse con el nivel de detalle
suficiente para que permita su seguimiento en el futuro. Pero más allá del puro cálculo de desviaciones, el
objetivo es analizar las mismas para poder tomar las adecuadas acciones correctoras.
B. Motivación del equipo gestor: hay que combinar la participación con un liderazgo sólido que garantice el
cumplimiento de los objetivos de la empresa.
C. Vinculación con el sistema retributivo: En la medida en que exista una correlación entre el grado de
cumplimiento presupuestario y la retribución variable del equipo gestor, debería producirse una mayor
identificación entre los objetivos empresariales y el equipo gestor.
Proceso presupuestario
En todo caso es aconsejable considerar diversos escenarios posibles, a la hora de confeccionar el presupuesto
anual, con previsiones optimistas, normales o pesimistas. Dicho proceso podría incluir las siguientes etapas:
A. Creación del marco presupuestario. Dicho marco ha de incluir desde los principales objetivos que hay que
lograr en el presupuesto (derivados del plan estratégico en el que se engloba), hasta el marco
macroeconómico o de mercado en que se encuadra.
B. Puesta en marcha del proceso presupuestario. La Dirección y el Controller deberían realizar una reunión
de lanzamiento del proceso presupuestario en donde los diferentes gestores de la empresa tuvieran de
primera mano conocimiento de los objetivos de la empresa, el calendario presupuestario, el proceso de
aprobación que piensa seguirse, etc.
C. Elaboración del presupuesto por los responsables de cada departamento. Cada departamento,
basándose en la información recibida, elabora sus correspondientes presupuestos, que remite al área de
control de gestión una vez los ha finalizado.
D. Estudio por parte del controller de los presupuestos recibidos. Éste analiza los presupuestos recibidos,
verificando su coherencia con los objetivos previstos, la propia coherencia interna en el departamento, el
grado de probabilidad existente en su consecución, los niveles de mejora de eficiencia que se han incluido,
etc.
E. Reuniones de discusión y aprobación de los presupuestos departamentales. En dicho proceso el
máximo ejecutivo de la empresa, con la ayuda del controller, procede a revisar individualmente el
presupuesto de cada departamento, efectuando los análisis y comentarios necesarios para proceder, en su
caso, a realizar cambios y ajustes para su aprobación.
F. Consolidación del presupuesto de la empresa. Partiendo de los presupuestos aprobados para cada
departamento, se procede a la consolidación del presupuesto general de la empresa.
G. Aprobación final del presupuesto. Una vez finalizado el proceso de confección, debe aprobarse el
presupuesto consolidado por el máximo ejecutivo de la empresa, siendo incluso recomendable que se
escalase esta aprobación hasta el nivel del Consejo de Administración.
H. Comunicación formal de los objetivos presupuestarios. Cada departamento, al nivel de detalle que la
cultura organizativa de la empresa considere adecuado, debe conocer los objetivos incluidos en el
presupuesto, tanto los propios del departamento como los generales de la empresa.
I. Seguimiento presupuestario. A partir de este momento, la comparación entre los resultados previstos y los
obtenidos se convierte en el objetivo prioritario del controller, debiendo facilitar a cada gestor la información
necesaria y oportuna, así como las herramientas necesarias que le faciliten el análisis de las desviaciones
producidas.
Técnicas de presupuesto
A. Presupuesto rígido: Consiste en formular un presupuesto para un determinado nivel de actividad, sin
contemplar escenarios diferentes en función de distintos niveles de actividad. Esta metodología de cálculo es
adecuada para aquellas empresas que trabajan con niveles de actividad previsibles con un margen de error
reducido.
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B. Presupuesto flexible: permite que el departamento de administración considere varios escenarios cuando
analizan un período de tiempo futuro. Cuando el nivel futuro de actividad no puede ser estimado
razonablemente, la administración puede usar el presupuesto flexible para varios niveles de actividad. Esto
permite crear un escenario de un mejor y un peor caso para planear los recursos de la compañía. La
administración espera razonablemente que los números actuales caigan entre los dos escenarios.
C. Presupuesto base cero: Para implementar un presupuesto en base cero es necesario identificar las
unidades de decisión para realizar los presupuestos, construir los paquetes de decisión y priorizarlos para
asignar de forma eficiente los recursos disponibles. Antes de iniciar el proceso es necesario determinar si
todas las unidades son necesarias para la empresa y si sus actividades y operaciones son coherentes con
los objetivos de la empresa. El presupuesto en base cero se construirá teniendo en cuenta únicamente las
unidades necesarias. Cada unidad (área, departamento o centro de costo) tiene que tener un responsable
con la capacidad suficiente para establecer prioridades. Así pues, el presupuesto en base cero requiere que
cada directivo justifique por qué se debe gastar dinero en cada partida del presupuesto y debe analizar el
área a su cargo en términos de costo y beneficio.
Tipos de presupuesto
• Política de fijación de precios. Se trata de valorar la evolución del mercado para determinar el tipo de clientes
y la elasticidad del precio en el producto, así como si hay productos que pueden solaparse entre sí, en
materia de precios.
• Política de producto. Se trata de analizar qué tipo de producto/servicio conviene continuar ofreciendo, si
resulta más eficiente la supresión o incorporación de nuevos, calcular la previsión de gastos para un
lanzamiento o nueva promoción, el margen que ha de dejar cada uno y si es rentable respecto a la inversión
que requiere, etc.
• Política de mercado. Se trata de decidir si la organización quiere introducirse en un nuevo país. En función de
los mercados en los que opere podrá aplicar la misma política de precios o de productos o bien variarla para
adaptarla a las particularidades del mercado o del país.
Presupuesto de gastos comerciales: Para conseguir una cifra de ventas por lo general es necesario disponer de
determinados medios comerciales. Este presupuesto es el que valora dichos gastos en función de las unidades
calculadas en el presupuesto de ventas. Las principales partidas de este presupuesto son los gastos: operativos,
comerciales, promoción y MKT, logística y posventa.
Presupuesto de gastos de estructura: Se refiere al cálculo de los gastos generales necesarios para apoyar la
actividad de la organización y que, normalmente son fijos. En esta partida se incluyen gastos de personal de
administración (entendido desde el personal de Dirección, hasta el de contabilidad, recursos humanos, controller,
etc.), los gastos generales (alquileres, suministros, material oficina, impuestos, asesores, mantenimiento, material de
informática), etc.
Presupuesto de inversiones: Según se planifique una producción u otra, quizá será necesario acometer nuevas
inversiones para llevar a cabo la previsión del presupuesto de ventas. En ocasiones dicho presupuesto responde a la
necesidad de adaptarse tecnológicamente a las nuevas necesidades del mercado.
Presupuesto de tesorería: se reflejan los pagos y los cobros que ha de realizar la organización durante el período
en curso. Una vez realizada la previsión de tesorería, se calcula el balance de situación final previsional, en el que se
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reflejan los saldos pendientes de cobrar y pagar y los recursos generados, tras la confección de los presupuestos (ver
apartado siguiente). Posteriormente se puede realizar una previsión del estado de flujos de efectivo de la
organización, para saber de qué manera se han invertido los recursos generados, si en operaciones de explotación o
en inversiones. Al realizar dicho ejercicio se puede valorar cómo finalizaría la situación financiera de la organización y
si ésta es más sólida que al inicio del ejercicio. El presupuesto de tesorería permite estimar los déficits o superávits
de tesorería que va a tener la empresa. Recoge todos los movimientos de efectivo de ésta, en su doble vertiente de
cobros y pagos.
El análisis más simple de desviaciones que se puede hacer es el llamado análisis global, es decir, comparar
directamente presupuesto con realidad en unidades monetarias. Este tipo de análisis plantea claras deficiencias en el
sentido de que no permite detectar de una forma clara la causa de la desviación y sólo es aceptable en caso de
empresas cuyo volumen de actividad está claramente definido a principios de ejercicio y, por tanto, cuya desviación
será íntegramente causada por desvíos en el precio previsto o bien para analizar desviaciones en costos fijos.
Debemos tener en cuanta el signo de la desviación ya que no siempre una desviación positiva puede ser beneficiosa
(mayor gasto que el presupuestado) y viceversa.
El análisis global de desviaciones presenta en algunos casos deficiencias notables, sobre todo en lo referente al
análisis de desviaciones en ingresos y costos variables.
Desviaciones en costos variables: deberíamos darnos cuenta de que el costo total presupuestado para una
determinada magnitud variable resulta siempre del producto de multiplicar una cantidad/volumen prevista a
principio de año (q’) por un precio previsto (p’) también a inicios de ejercicio. Lo mismo sucede con el costo real,
el cual también es el resultado de multiplicar la cantidad real comprada (q) por el precio real obtenido (p). En
definitiva, las magnitudes económicas variables de una empresa siempre pueden desglosarse en precio y
cantidad. Una vez claro que las desviaciones son diferencias entre previsión y realidad y que tanto presupuesto
como contabilidad son desglosables en precio y cantidad, podemos representar gráficamente una desviación
presupuestaria tal y como muestra la figura.
Desviaciones en ingresos o ventas: se puede desglosar una desviación global en ingresos por precio, cantidad
o desviación mixta, aunque debe tenerse en cuenta que las fórmulas de cálculo de las desviaciones en ingresos
varían ligeramente con respecto a las de costo variable. El motivo, es bien sencillo, no debemos olvidar que las
desviaciones en ingreso se calculan restando a la realidad el presupuesto (al revés de lo que se hace con los
costos).
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Desviaciones en costos fijos: puede darse el caso de que una magnitud económica no pueda ser desglosada
en estos términos al ser su valor económico independiente del nivel de actividad. Es el caso de los costos fijos.
Para este tipo de magnitudes, no es posible el desglose en precio y cantidad, por lo que el análisis debe
centrarse en la desviación global.
Desviaciones en ingresos o ventas: para realizar un análisis de estos se deben tener en cuenta los siguientes
aspectos.
o Comparar el volumen total de ventas registradas en el período de análisis, con las previstas y las
realizadas el año anterior.
o Segmentar las ventas por productos, familia de producto, área geográfica o tipo de cliente. Dicha
segmentación permite detectar si la desviación se debe únicamente a un producto que no ha funcionado
o se trata de una desviación generalizada en todos los productos.
o Analizar quiénes son los principales clientes y cuál es el peso de cada uno de ellos en el total de la
facturación.
o Analizar, del total de la facturación, los porcentajes que supone las ventas de cada producto, a fin de
valorar si los que más ventas generan son los que más rentabilidad aportan o no.
o Analizar bajas y de altas clientes y el producto con el que se les ha captado, pues es posible que sea un
mercado sensible al precio, o bien a la innovación tecnológica. Deben conocerse los motivos por los que
el cliente ha optado por los productos de la organización.
Gastos de producción: analizar si los gastos son adecuados al volumen del producto producido, pues también
podría detectarse una desviación debida a un uso ineficaz de los recursos. Se debe realizar:
o Comparativa de la fabricación real producida respecto a la presupuestada y a la fabricada el ejercicio
anterior.
o Revisión de los costos realmente incurridos para alcanzar dicha producción y comparativa con los
presupuestados para dicha partida.
o Análisis de los precios de la materia prima y si han variado respecto a los previstos.
o Estudio de los costos de productos defectuosos.
o Determinar los costos que se han producido por encima de lo previsto, quizá por modificaciones en la
producción o por la desaparición del proveedor habitual, o por nuevas especificaciones técnicas.
Gastos comerciales: dependiendo del tipo de actividad, este concepto puede suponer una partida significativa y
conviene realizar un estudio pormenorizado, tanto de los costos correspondientes a la entrega del bien o servicio
como de los incurridos por la presentación de ofertas a posibles clientes o por el servicio posventa ofrecido. En
este sentido cabría:
o Analizar si las ventas generadas compensan el esfuerzo comercial realizado, tanto en costos de
lanzamiento como de presentación de ofertas, descuentos y promociones que se hayan realizado.
o Estudiar los costos de transporte de los pedidos, en función de las unidades vendidas.
o Verificar que se ha comercializado el producto tal y como se preveía. En caso negativo, se volverán a
producir costos de lanzamiento.
o Determinar si los costos son razonables con respecto a las ventas realizadas.
o Considerar el grado de maduración del producto. Es posible que los costos comerciales sean
imprescindibles para mantener el posicionamiento de la marca en el mercado o para crear barreras de
acceso difíciles de superar por posibles competidores.
Gastos de estructura: todos aquellos costos que no son directos de la producción del bien o del servicio, pero
sin embargo son necesarios. Se deben tener en cuenta los siguientes aspectos:
o Comparativa con los datos del ejercicio anterior y con lo presupuestado para el presente.
o Analizar las partidas que lo componen. Posible variación debido a un cambio de localización, incremento
de los costos por encima de la inflación, imprevistos ocasionales, etc.
o Considerar la necesidad de cada partida. En ocasiones, a la hora de realizar el presupuesto, se parte de
un importe total de cada concepto que se actualiza con la inflación, sin valorar la aportación de cada una.
Por ejemplo, dejarse presupuestada la partida de seguros, cuando el elemento asegurado ya no está en
la empresa.
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o Controlar las amortizaciones. Es usual presupuestar el gasto de amortización del ejercicio anterior sin
tener en cuenta la realidad de la organización.
Gastos de personal: dependiendo del tipo de actividad, esta partida puede llegar a suponer un porcentaje muy
elevado de los costos totales de la empresa, por lo que resulta de vital importancia un detallado análisis para
analizar si se ha producido alguna desviación. En este sentido cabe analizar aspectos como los siguientes:
o Si los costos imputados son correctos o se han desviado a consecuencia de un aumento de las bajas, de
la elevada rotación, de vacaciones pendientes y no reflejadas en la planificación presupuestaria, de un
exceso de horas extras, etc. Dicho análisis debe realizarse tanto para los costos de personal directos de
la producción o de la prestación del servicio como para los costos de personal indirecto.
o Si en los objetivos estaba previsto una ampliación de la plantilla y no se ha producido, la razón por la que
no se ha materializado: menor cifra de ventas que la prevista, imposibilidad de encontrar al perfil
adecuado.
o Si las horas de mano de obra consumidas por la producción es adecuada o mayor de la prevista, tanto en
el nivel de productividad de fabricación como en el tiempo dedicado para la realización de un proyecto de
construcción, diseño, etc.
o Si el costo unitario por hora y trabajador se ha desviado.
o Si el número de horas previstas se ajusta a la realidad.
Otras desviaciones: existen también los presupuestos de inversión y financiación. El análisis de desviaciones a
aplicar en este tipo de presupuestos es el análisis global, es decir, comparar directamente presupuesto con
realidad.
Divisiones o segmentos de la empresa al frente de los cuales hay un responsable y a los cuales se asignan objetivos
concretos, cuyo cumplimiento tratará de obtenerse con un uso adecuado del sistema de control. Para una correcta
implantación de un sistema de centros de responsabilidad, ésta debe basarse en dos criterios básicos y al mismo
tiempo imprescindibles:
Los objetivos deben ser considerados correctos a/por los responsables. Este sentido bidireccional de los
objetivos es fundamental. Los objetivos deben ser considerados alcanzables por los responsables de los
centros de responsabilidad, pues en caso contrario carecerían de su carácter estimulador para dicho
responsable y ante la dificultad/imposibilidad de su consecución no supondría mejora en la gestión.
Éstos han de ser premiados por su aportación a la globalidad.
La utilización y definición de centros de responsabilidad en la empresa puede definir las oportunidades que se listan a
continuación:
1. Proporciona una mayor rapidez en el proceso de toma de decisión, facilitando, por tanto, una respuesta más
rápida a los cambios de entorno y una mejor adaptación (y ventaja) competitiva.
2. Mejora la calidad de las decisiones operativas al estar el decisor más próximo al producto y/o mercado, con
lo cual recaba mayor y mejor información previa a la decisión.
3. Libera a la Dirección General de parte de la gestión, permitiendo a la misma concentrarse en aspectos
menos rutinarios y centrarse en aspectos más estratégicos y de negocio.
4. Refuerza la relevancia del beneficio, costo, o indicador de referencia, pues el responsable del centro de
responsabilidad encuentra en este indicador un evaluador “objetivo” de su gestión.
5. Estimulan la motivación y la iniciativa, pues el responsable del centro ve reflejado (debería ver reflejado) el
resultado de su gestión. Permite al mismo una mayor identificación causa-efecto; entre las decisiones
tomadas y los resultados obtenidos.
Para intercambios entre Centros de Responsabilidad usamos Precios de Transferencia que Se pueden definir los
precios de transferencia como aquellos precios a los cuales una empresa transfiere bienes físicos, intangibles o
proporciona servicios a sus empresas asociadas. También debemos incidir que los precios de transferencia o de
facturación interna responden a una valoración de prestación de servicios entre centros, no correspondiendo, por
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tanto, a una mera imputación o reparto de costos, como sería el caso de repartir costos desde centros auxiliares a
centros principales para obtener un costo completo o full costing. Los principales objetivos que se pretenden
conseguir con la implantación de un sistema de facturación interna o precios de transferencia son los siguientes:
“Repartir” el beneficio del producto acabado o servicio prestado entre las diferentes divisiones que intervienen
en su elaboración.
Mejorar la congruencia de objetivos de los diferentes centros de responsabilidad.
Incrementar la autonomía de gestión de los responsables, en la medida que pueden decidir los servicios a
prestar (o recibir) y el precio a facturar (o a satisfacer).
Mejorar la independencia de resultados entre centros de responsabilidad, en la medida que existe libertad
para adquirir o no un producto/servicio.
Favorecer la equidad entre centros, siempre y cuando los criterios fijados para valorar los servicios
respondan a dicho principio de equidad.
Criterio de equidad: El precio de transferencia debe ser percibido como justo por ambos centros de
responsabilidad, de forma que el margen obtenido refleje de la forma más razonable la contribución de cada
uno de ellos.
Criterio de congruencia: El precio de transferencia debe evitar ser un elemento de conflicto entre centros,
de forma que los intereses de la empresa estén siempre por encima de los intereses (contradictorios) de los
centros.
Precio de mercado: la aplicación del criterio del precio de mercado supone la mejor aplicación del principio
de equidad. Asimismo, si el mercado es transparente, aporta una facilidad en su aplicación, al mismo tiempo
que evalúa a los gestores de forma objetiva.
Precio de costo variable: La aplicación de un precio de transferencia valorada a costo variable se
recomienda cuando la división vendedora está por debajo de su capacidad de producción normal. El precio
de transferencia cubre su costo variable, y se está generando un cierto margen de contribución para cubrir
sus costos fijos, al ser su ingreso de oportunidad igual a cero.
Precio de costo completo: El considerar el precio de costo completo como base de precio de transferencia
se plantea como la opción más razonable a largo plazo, pues se identifica costo completo como costo
variable a largo plazo. También se puede imputar un margen adicional para que la división vendedora
obtenga un beneficio en la transacción, tal como se sugería en el caso del precio a costo variable.
Precio negociado o estándar: fijan unos precios estándares o negociados, que normalmente se basan en
precios observados en el mercado. Para poder aplicar los precios negociados o estándares, la empresa debe
contar con un equipo competente y actuando como tal, como equipo, dado que requiere de buenos
conocimientos técnicos, visión global de empresa, de una adecuada empatía y, cómo no, de un cierto
equilibrio de poder entre las partes negociadoras. Adicionalmente debería disponerse, para poder ofrecer la
mayor equidad posible, de información suficiente sobre costos y precios de mercado de referencia.
Actividad: conjunto de tareas o acciones que se realizan para satisfacer una determinada necesidad o
demanda en la empresa.
Proceso: es una serie de actividades interrelacionadas, destinadas a un objetivo común.
Objeto de costos: producto o servicio para el cual deseamos medir, acumular y asignar los costos.
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Inductores de Costos (Cost Drivers): estos establecerán las relaciones causa-efecto entre los objetos de
costos y las actividades y entre estás y los Centros de Responsabilidad.
Las primeras etapas descriptas son de un alto grado son de trabajo de relevamiento y de análisis del mismo.
Requerirán la utilización de herramientas idóneas para este tipo de trabajo como ser: Cuestionarios, Entrevistas
Personales, Visitas a los Centros Productivos, etc. Podemos definir a éstas como etapas de exploración.
Las últimas, en cambio, son de creación e imaginación. Requieren un conocimiento cabal de las necesidades de
información de las compañías, actuales y futuras, que están íntimamente ligadas a los objetivos estratégicos de las
mismas. Es por ello que deben ser realizadas por un grupo interdisciplinario, con una muy alta participación de los
niveles gerenciales de la Empresa y de los niveles ejecutores de las actividades, que son los que en definitiva más
conocen de las mismas.
Un conocimiento sofisticado de la estructura de costos de una empresa puede ser de gran ayuda en la búsqueda de
ventajas competitivas sostenibles. Esta práctica, que la hemos analizado sólo para Costeo de Productos, aunque ya
se han hecho algunas referencias al management, permite además un adecuado control del cumplimiento de los
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Objetivos Generales, y la toma de conductas correctivas mejor fundadas. Tanto el ABC como el ABM (Activity Based
Management) se nutren de la información que se obtiene de las actividades para cumplimentar dos objetivos
distintos:
I. Mientras el ABC es una metodología que tiende a optimizar la distribución de los Costos entre los Objetos de
Costos, o sea la mejor determinación del costo de éstas, mediante la utilización de relaciones causales
(causa-efecto).
II. El ABM tiene como propósito la reducción de las mismas, por ser un método sistemático para planificar,
controlar, y mejorar la utilización de los recursos humanos y generales de las compañías.
Esta diferencia implica que mientras el ABC permite solucionar el problema de subvenciones entre productos en los
casos de empresas multi producto, en cambio el ABM permite mejorar la rentabilidad total de las mismas. Cuando se
hace referencia al ABM, se puede hablar incluso de dos niveles de aplicación el nivel operativo y el nivel estratégico.
El método ABC-ABM puede ser un importante sostén para la realización de un cuadro de mando integral dado que
aporta muchos índices y ratios.
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