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Trabajo final

Técnicas corporales

Instituto: CGSI

Docente: Gustavo Baro

Alumno: Casaletti Agustin Alfredo


Comencé la cursada tardíamente, es decir, comencé en la clase número dos ya que
tenía dudas acerca de cursar el segundo año en modo presencial por la distancia que
había desde mi casa hasta el centro.

Me encontré con Gustavo, de voz delicada, suave, con un tinte tranquilo y


apaciguado, me transmitía una muy buena energía. Y lo que me sucedió es que
automáticamente empezaron a rumiar mis pensamientos en relación al título de la
materia, técnicas corporales, ya que desde hace muchos años es algo que me genera
mucha vergüenza, el mostrarme, el moverme, frente a los otros, generando
represiones en mi, en rigidez corporal, algo que ya venía experimentando en la
materia anterior expresión corporal, me costaba y me cuesta horrores desplazarme,
moverme y hacer cosas con el cuerpo frente a un otro, muchas veces las asocio con
algo que apareció la ante ultima clase, y se trata de cómo me ven las mujeres, una
vergüenza a que las mujeres me vean “de esa forma”, algo que muchas veces no lo
relaciono con lo masculino y mas ligado a lo femenino, como el llorar, prejuicios,
conceptos y creencias que he ido absorbiendo y construyendo a lo largo de mi vida.
Lo primero que hicimos esa clase fue desplazarnos en el espacio, caminando a
diferentes velocidades, y es en ese momento donde se presentó mi dificultad en
caminar descalzo por una lesión en mi pie izquierdo, específicamente en la inserción
de la segunda falange con el metatarso, una vez finalizada mi practica habitual de
tenis, donde me saco la zapatilla y escucho el crack acompañado de un dolor
inexplicable. Estuve meses con rehabilitación, calor, electrodos, radiofrecuencia,
ultrasonido, ejercicios varios, y nunca desapareció. Es por ello que descalzo no puedo
pisar bien con el pie izquierdo y voy compensando mi marcha con el lado derecho.
A continuación Gustavo nos dio unas palos de madera que tuvimos que posicionar en
el piso para pararnos arriba, mi dolor en el pie izquierdo fue horroroso, no podía
pararme , pero me mentalicé en que quería hacer el ejercicio y le pedí ayuda a mi
compañero para que me sostenga un poco hasta terminar de apoyar, a veces grandes
dolores son mas soportables cuando pedimos a alguien que nos acompañe en el
proceso. Luego volvimos a caminar y Gustavo fue dándonos una devolución uno a
uno. Es ahí donde descubro que lo de mi pie puede ser algo en relación a otro órgano
de mi cuerpo, jamas lo había pensado o escuchado hasta el momento, por el
contrario venia apostando a soluciones mas médicas y bien específicas de la zona.
Pero también mis compresiones venían de la mano de la formación en
constelaciones familiares donde el lado izquierdo es la madre y el lado derecho el
padre o la pareja, lo cual me llevaba siempre a la pregunta de: Esa lesión puede tener
algo que ver con mi madre? Qué es lo que tengo que observar, ver o resolver con
ella? Y Gustavo me abrió la puerta a otras compresiones, por ejemplo que mi lesión
en el cuarto dedo esta relacionada con mi vesícula biliar. Leyendo el increíble libro de
Wataru Ohashi, cómo leer el cuerpo, investigué sobre la vesícula biliar. Ohashi
comenta que un exceso de la energía de la vesícula biliar, ojitsu, se manifiesta por
ejemplo en las siguientes situaciones: hay mucho pensar y planear, pueden tener
poco apetito, consumen demasiados dulces, y en el aspecto psicológico suelen tener
muchas responsabilidades en el trabajo, trabajan demasiado y tienen atención a los
detalles, impacientes y siempre tienen prisa. Me ha hecho pensar mucho estas
descripciones en relación a qué sucedió con la lesión, porque todo me ha hecho
sentir muy identificado, y mas aún en ese preciso momento de mi vida cuando
ocurrió la lesión.
En la clase siguiente estuvimos trabajando sobre una temática muy particular e
interesante que es el cuerpo y los límites. Gustavo nos propuso un ejercicio con
almohadones, donde teníamos que recrear una situación con aquello que en ese
momento de nuestra vida nos este generando un malestar, el malestar o conflicto era
el almohadón. Nuestro compañero o compañera debía sostener el almohadón e ir
lentamente acercándose, luego se generaba esa danza entre nosotros y el
almohadón. Fue un ejercicio que me permitió visualizar cuanta presión o cuanta
incomodidad me generaba particularmente uno de mis trabajos, y qué hacía yo para
evitarlo o afrontarlo, le oponía resistencia solamente con mi cuerpo, trabando mis
piernas y haciendo movimientos cuando mi compañera se acercaba de modo
disuasivo al estilo aikido, es decir, solo lo evitaba, quería esquivarlo, pero luego
comprendí que no lo enfrentaba, solamente dejaba que no me perturbe tanto.
La clase siguiente comenzamos observándonos, para luego decir qué fue lo que mas
nos llamó la atención de nuestros compañeros. Fue un gran ejercicio para observar
qué se ponía en juego de nuestro plano imaginario y qué podíamos discernir como
algo real concreto, me hizo acordar al pish sobre el cual tanto venimos trabajando en
las materias de gestalt. Lo que observo del otro es algo real concreto? O es producto
de lo que yo imagino del otro? Observo que mi compañera tiene una postura
derecha lo cual me lleva automáticamente a pensar que ella en ese momento está
mas centrada o viene trabajando sobre su postura. Reflexión: qué bueno sería
siempre comentarle al otro “percibo esto de vos, es así? Qué me podrías decir al
respecto? Estuvimos trabajando bastante sobre como percibimos al otro en relación
a su cuerpo, finalizando el encuentro con un ejercicio donde nos teníamos que
posicionar como terapeutas frente a un consultante, y luego intercambiar. El objetivo
era siendo terapeuta observar al otro, cómo es su conducta corporal, cómo está
frente a nosotros. Siendo consultante comentarle algo al terapeuta de nuestra vida
actual. Cuando fui el consultante se movilizaron varias cuestiones de mi vida
personal, nuevamente elegí el tema de mi trabajo, y apareció un aspecto de mi muy
marcado que suelo evitar que es el llorar. Estar frente a mi compañera y sentir el
deseo de llorar me generó vergüenza, qué va a decir ella de mi? Va a pensar que soy
poco hombre porque lloro, que soy sensible, bloqueaba con fuerzas el deseo de
llorar, finalmente cuando le comparto esto a ella salieron las lágrimas y pude
compartirle al grupo mi dificultad para llorar frente a un otro porque pienso que
pierdo mi masculinidad y el otro me ve como alguien débil. El gran apoyo y
asentimiento que sentí por parte de Gustavo y mis compañeros fue una experiencia
nueva, reconfortante, sentir ese alivio de que en ese espacio puedo llorar y no ser
juzgado. La historia también viene de la mano de una experiencia antigua donde
atravesé periodos de gran incertidumbre laboral y de estudio, que llevaron a
situaciones mas frecuentes donde lloraba y al poco tiempo mi pareja de varios años
decide terminar la relación porque se estaba viendo con otra persona. Esa marca que
queda donde si estás mal, débil, inseguro o indeciso, el otro, la otra, puede que se
vaya...

Al estar posicionado como terapeuta estuve muy incómodo sentado en el piso con
las piernas cruzadas, me generaba dolor en las caderas. Practiqué la escucha atenta,
estaba centrado, en armonía, conectamos con la consultante.

El espacio de técnicas corporales ha sido totalmente novedoso, solamente en pocas


circunstancias había estado en contacto con mi cuerpo y trabajando sobre él,
fundamentalmente en la formación en constelaciones familiares. He ido perdiendo la
vergüenza en los ejercicios a medida que iban avanzando las clases, sintiéndome mas
cómodo, ahora espero con ansias la clase de los domingos, me generan ganas mover
el cuerpo, pero sobre todo conocerlo, y conocerme. Gracias Gustavo.

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