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Preparación para la DMT

Catarina Coelho Guerreiro

La experiencia en el grupo de preparación para la DMT fue una experiencia más clarificante de lo
que me esperaba al inicio. La primera cosa que descubrí fue mi dificultad en hacer parte de un grupo
grande (aunque este sea el grupo pequeño). Cada vez que llegó el dia del fin de semana, fuera cual
fuera el sentimiento que me acompañaba ese se hacía más grande, por ejemplo si estaba triste, me
sentia subitamente más triste. Me costó mucho sentir que el grupo pudiera ser un apoyo y llegué a
la conclusión que me cuesta confiar. Hablé poco en las primeras sesiones porque no me sentia
conectada con nadie, ni con los ejercicios. Mis movimientos no eran amplios y bastante tímidos. La
mayor parte de los pasajes de mi diario al principio hablan de desconexión y de movimientos de
expansión que se sentían incomodos y forzados, por ejemplo, escribí en Noviembre: “Sentí que
seguia las instrucciones pero rapidamente mi cuerpo se sentió duro y cansado…” Esta desconexión
(me di cuenta más tarde) estaba expresada también en mi vida, principalmente en lo que toca a las
creencias que desarrollé durante la infancia, a la dualidad yo y mi familia, a la dualidad mi arte y mi
trabajo y llegué también a entender que algo parecido me había pasado en mi adolescencia: la
sensación de no pertenecer a un grupo. También pensaba constantemente en si me estaba gustando
el postgrado y si era realmente este tipo de metodología el que me esperaba y eso me traía mucha
ansiedad.

Cuando llegué a estas conclusiones me di cuenta que el grupo era el reflejo de la vida de uno y
aunque aun no sintiera el “calor” del grupo me sentí más cómoda por verlos como iguales. En un
momento, en los primeros meses escribí lo siguiente en el diario: “…cuando tenia los ojos cerrados,
sentí que había un circulo de personas al mi alrededor, escuchaba sus respiraciones y las sentía las
personas muy cerca, cuando abrí los ojos vi que eso era fruto de mi imaginación, cada uno estaba en
su lugar, solos como yo”. Este hecho me hizo pensar en el deseo escondido que tenia de sentirme
más cerca de todos y me hizo ver que, como yo, los demás también están solos haciendo sus cosas
y viviendo su vida. Fue un momento que me acercó más al grupo.

Aún así, no de todo. Mis movimientos se mostraban tímidos en los primeros meses y cuando me
movía con un poco más de flexibilidad y expansión lo hacia para dentro, no me abría al mundo. Me
preguntaba: “Porque no puedo moverme?” Rápidamente me di cuenta de este problema y intenté
combatirlo con movimientos más libres en algunos momentos de clase, pero estes siempre me
parecían forzados, cortos, pequeños y ensimismados. En clase no podía ni mirar al grupo y muchas
veces tenia los ojos cerrados y si me acercaba a alguien lo hacia espalda con espalda o dejaba que
vinieron hacia mi. Otra vez esto revelaba el miedo a entablar relaciones con la gente.

Hubo un día en Enero que al empezar el movimiento después del check in se propuso moverse
“desde afuera”. Esta consigna me hizo vibrar el estomago. La primera sensación que tuve fue de
rechazo, mi cuerpo se puso más rígido que antes y esta consigna me provocó rabia. No quería
moverme expansivamente. Por un lado quería intentarlo porque esa era la tarea pero por otro lado
cada vez que lo intentaba más rabia y incomodidad sentía. Al intentarlo, hacia movimientos bruscos
y súbitos que me molestaban. Sentía que que iba en contra de mi misma. De repente paré y me
entraron ganas de llorar. Pienso haber tenido un insight este dia. De repente me vi como niña, con
más o menos unos 10 o 11 años de edad. Llegué después a la conclusión que me sentía muy
observada por el grupo durante las clases. Creo que empecé a proyectar mis padres en mis
compañeros y a consecuencia me sentía cohibida cuando me expresaba. En la infancia y
adolescencia y casi que hasta al dia de hoy mis padres siempre fueron muy castradores con el tema
artístico. Si yo bailaba o dibujaba casi que me miraban con miedo y se aseguraban que yo no tomara
Preparación para la DMT
Catarina Coelho Guerreiro

muy en serio mis dibujos o mi baile. En mi diario escribí la imagen que me vino a la cabeza ese dia en
Enero: “Me acordé súbitamente de esconder un dibujo de mi madre, para que ella no comentara o
me hablara sobre la inutilidad del arte”.

Fue muy sorprendente esta descubierta porque nunca había entendido que su postura hacia mi
significaba tanto. Más una vez entendí que podía a través de este grupo, entablar conexiones en
movimiento que me podían llevar a conocer más a mi misma y de como me relaciono a nivel
emocional. Después de este dia, mis contactos con el grupo són descritos de una manera más suave.
Me voy dando cuenta que mis movimientos són más libres y sostenidos. Recojo más el espacio y me
dejo llevar un poco más por lo que sucede en el grupo. Aunque siempre atenta, en uno de los fines
de semana jugué con la tela elástica, tuve contacto físico con personas que aún estaba conociendo,
me reí y jugué con ellas. Estiraba mis brazos y mis piernas con ayuda de la tela y eses movimientos
de tirar y empujar muy rítmicos y constantes me hicieron sentir como si entablara una conversación
con alguien. Fue interesante darme cuenta que un tercero objecto y la repetición de movimientos
podría ayudar a establecer una “conversación “ y a identificar mi deseo escondido de sentirme cerca
del otro. Como menciona Schmais, “Repetition of a rhythmic phrase(with in a group situation)
gradual reduces physical inhibitions and permits covert feelings to come into awareness”

En Marzo hice este dibujo para describir lo que pasó en clase (Fig.1). Una de las compañeras me
animó a “interrumpir el grupo”. La palabra escogida para jugar fue “Interrupción “ y a través de ella
“interrumpimos” varias veces los movimientos que producíamos para empezar uno nuevo. Más
tarde, mi compañera me invitó a saltar entre los espacios de los cuerpos de nuestros compañeros. Al
hacer esto me di cuenta que nadie se enfadaria conmigo si yo fuera yo misma pero igualmente lo
pensé como posibilidad.

Fue muy interesante porque el grupo reaccionó de diferentes maneras (talvez como harían mis
padres) pero yo segui tranquila, siempre con la sensación de que no pasa nada si hay alguien que no
esta de acuerdo o que no aprueba, desde que yo me mantenga una persona respetuosa y verdadera
conmigo misma. Este fue otro insight muy importante para mi. Citando Schmais “When moved by
themes of rage, anger and despair, they find a commonality of experience. They discover that their
shameful secrets are universal; turmoil and rage are shared and expanded; and they find that other
are equally vindictive, fearful and despondent…Barriers are dissolved, and people feel they can once
again enter the social world.” (C.Schmais in “Healing processes in Group Dance Therapy”). Siento
que con de esto juego enfrenté mi vergüenza de dar mis opiniones y mi miedo a “molestar” el otro,
la experiencia compartida de “molestar” me trajo liberación y las “barreras”, que cita Shmais fueron
realmente disueltas.

En conclusión, la experiencia vivida hasta ahora me permitió ver como trabajar con el cuerpo puede
ser una posibilidad terapéutica. Aunque no estoy segura de querer ser terapeuta, veo la importancia
de tener la experiencia de estar del lado del “usuario” para poder entender su perspectiva en
terapia. Creo también haber sido importante enfocarme en mi experiencia individual en las clases
porque eso me llevó a hacer un trabajo más profundo a nivel personal.
Preparación para la DMT
Catarina Coelho Guerreiro

Fig.1 - Dia 13 de Marzo “La interrupción”

Fig.2 -Dia 12 de Marzo - Dibujo del mar después el ejercicio del plástico

Fig.3 - Dia 2 de Abril. Dibujo hecho después del ejercicio de la casa


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Catarina Coelho Guerreiro

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