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1º MOMENTO
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Vemos que ese lugar desde el que interpretamos y comprendemos una
realidad nos posiciona como sujetos epistémicos, capaces de tornar inteligible
una realidad, que de otro modo se presentaría de forma caótica ante nuestros
ojos. Desde este punto de vista, la mirada se convierte en herramienta en tanto
perspectiva teórica o de análisis que permite hacer comprensible lo que se
presenta ante nuestros ojos. Empero, esa mirada que construimos no es
resultado sólo de nuestro posicionamiento en tantos sujetos epistémicos, es
producto también del lugar en el que nos encontramos en tanto sujetos
sociales, políticos, en tanto sujetos portadores de una historia, de una identidad
profesional.
En las líneas que siguen daré continuidad a estas reflexiones desde dos ejes
de análisis: por un lado, desde la idea de que esta mirada no es el algo que
viene dado en los sujetos -al menos la mirada crítica y cuestionadora-, sino que
es el resultado de un proceso de aprendizaje por parte del sujeto que conoce.
Por otro lado, aunque estrechamente vinculado a esta necesidad de aprender a
mirar, expondré algunas reflexiones en torno a la disposición a aprender, esto
es, aquello que me moviliza a aprender, al deseo de conocer. A modo de
cierre, y como corolario de las ideas desarrolladas, explicitaré algunas
reflexiones acerca del por qué decidí hacer la carrera de Psicopedagogía
Institucional.
Aprendiendo a mirar
Cada uno de nosotros tiene la capacidad de observar, de ver y entender una
realidad desde un determinado lugar. Vemos, observamos, entendemos desde
nuestro lugar y desde allí emitimos juicios, valoraciones y orientamos nuestras
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acciones hacia un determinado sentido. Podemos afirmar, con cierta seguridad,
que todos podemos ver, pero estas certezas se disipan cuando nos
preguntarnos sobre la capacidad de poder “mirar”. El poder mirar o la
construcción de la mirada no es algo que viene dado en el sujeto, implica un
aprendizaje, una disposición a aprender por parte del sujeto que conoce y de
aquellos que forma parte de la situación de conocimiento.
Por último, aprender a mirar implica también reconocer a los otros sujetos
como partícipes activos en la construcción social de la realidad. Reconocer sus
puntos de vista, los sentidos y significados que orientan sus acciones e
interacciones. Se trata en otras palabras de reconocer al/los sujeto/s que
intentamos conocer, no con el instrumental epistemológico y metodológico del
sujeto que conoce, sino desde otra perspectiva: la de la “Epistemología del
Sujeto Conocido”:
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poseedor del saber, sino como un sujeto que “no sabe”, que necesita del otro
para aprender. Como señala Schejter:
(…) Uno no tiene que creer que es un experto, no tiene que creer que
sabe, en todo caso tiene que creer que de esa institución no sabe,
pero es en serio que no sabe, no es una cuestión de “pose”, en serio
no sabe por lo cual en serio uno va a poder intervenir, porque, como no
sabe, pregunta auténticamente. Cuando cree que sabe, corre el riesgo
de intentar hacer que crean lo que uno cree –y obturar la posibilidad de
descubrimiento de lo cual no se sabe- o disputar con los actores
institucionales acerca de la verdadera definición de lo que allí ocurre.
(Schejter, s/f, p. 1)
BIBLIOGRAFÍA:
• Ameigeiras, A. R. (2003) El abordaje etnográfico en la investigación
social. En: Vasilachis de Gialdino, I. Estrategias de Investigación
Cualitativa. Gedisa. Barcelona.